Texto del Libro – El diario de Santa Faustina

Escribe, hija Mía, que para un alma arrepentida soy la misericordia misma.  La más grande miseria de un alma no enciende Mi ira, sino que Mi Corazón siente una gran misericordia por ella.

Reflexión: Arrepentimiento

Escribe, hija mía, que para un alma arrepentida soy la misericordia misma. La más grande miseria de un alma no enciende mi ira, sino que mi corazón siente una gran misericordia por ella. “Mis miradas, dice el Señor, se pasan sobre los humildes y sobre los de corazón contrito”. Una mujer pecadora a los pies de Jesús se desborda en muestras de arrepentimiento y constricción. Llevó un vaso de alabastro con perfume, se puso detrás de sus pies, llorando, y comenzó a bañarlos con sus lágrimas, los enjuagaba con sus cabellos, los besaba y los ungía con el perfume.

“Porque amó mucho, se le perdonó mucho. Esa es la razón de tanto perdón”. Jesús le dice, tu fe te ha salvado, vete en paz. Recomienza tu vida con una nueva esperanza. La paz ha sido siempre el resultado de un arrepentimiento profundo. La fe y la humildad salvaron a aquella mujer con la contrición, comenzó una vida nueva.

El arrepentimiento hace que nos olvidemos de nosotros mismos y nos acerquemos de nuevo a Dios, mediante un acto de amor más profundo. Jesús nos busca como buscó a los discípulos de Emaús, saliendo a nuestro encuentro. El maestro siempre está esperando que volvamos a él, precisamente porque conoce nuestra debilidad.

Es necesario un buen examen de conciencia, hecho en la presencia de Dios y un sincero arrepentimiento y la acusación sincera y concreta de nuestro pecado en la confesión sacramental. Dice San Juan Crisóstomo: “imita y ofende a Dios, que los pecadores no sientan dolor alguno de sus pecados”. Y no puede haber dolor si no tenemos un sincero arrepentimiento. La humanidad nos permite ver la gran deuda que tenemos contraída con nuestro Señor. Dice San Ambrosio: “El Señor amó, no el ungüento, sino el cariño, agradeció la fe, alabó la humildad. Pidamos a la Santísima Virgen que nos obtenga de su hijo un sincero dolor y arrepentimiento de nuestros pecados.

Desearte un lindo día. El Señor de la misericordia te conceda el arrepentimiento, a ti y tu familia.

Dios te bendiga y te proteja.

Santa Faustina, ruega por nosotros.

Amén.

Dr. Victor Arce