Este 15 de Septiembre al día siguiente de la Exaltación de la Cruz, celebramos la fiesta de Nuestra Señora de los Dolores.
Recordamos los sufrimientos por los que pasó María a lo largo de su vida, por haber aceptado ser la Madre del Salvador.
El sufrimiento humano, después de Jesús y de María, ya no será una consecuencia del pecado o de la condición limitada de la existencia humana, el sufrimiento experimentado por Jesús y por María será una consecuencia de su amor. El dolor ya no es un ataque contra nosotros que no debiera existir, que reclama ser anulado. Por el contrario, el dolor es una expresión de lo más hondo de nosotros, del amor, que pide ser acogido.
Ya desde el anuncio de la espada por el anciano Simeón, hasta su presencia al pie de la cruz donde repite el Fiat que un día pronunció, María es una experta en dolor. Su dolor es austero, contenido, profundo, como si cargara no sólo sus siete dolores como estrellas sobre su cabeza, sino todo el dolor del mundo ante la Cruz de su Hijo.
Y así encontramos en Ella una compañía y una fuerza para dar sentido a los propios sufrimientos en especial al meditar los sietes dolores de mayor devoción, fuente de gracias sin número porque llega a lo profundo del Corazón de Cristo. Recordamos La profecía de Simeón, la Dolorosa sufre la muerte de tantos hijos que vendrían después con los siglos a corroborar las palabras de Simeón: “¡Y a ti misma una espada te atravesará el alma!”… La huida a Egipto, muchos niños recorren con sus padres el camino de la emigración, del destierro, buscando un sitio donde crecer sin temor…Jesús perdido en el Templo, sus padres le buscaban angustiados. Y cada día cuántos niños hay perdidos, secuestrados, robados, maltratados… María encuentra a Jesús camino al Calvario, cuántas madres en el mundo van al encuentro de un hijo perseguido, preso, maltratado, humillado…La crucifixión y muerte de Jesús, ¿cuántos calvarios más en las guerras? … Jesús es bajado de la Cruz y colocado en los brazos de María, ¿Cuántos hijos serán bajados de un tanque de guerra o apartados del camino, sus cuerpos destrozados? El entierro de Jesús ¿Cuántas manos de madres lavarán y vestirán al hijo para su último viaje?
La Dolorosa nos recuerda pues que la confrontación con la palabra de la verdad y su manifestación pasa ciertamente por la experiencia de la espada, que traspasa el alma, pero que abre también a una nueva conciencia y a una misión renovada, que va más allá de la carne y de la sangre y de la voluntad del hombre, puesto que brota de Dios.
Hoy pidamos a María Santísima la fortaleza y serenidad que tuvo al pie de la Cruz. Que aceptemos que el verdadero amor que nos hace felices, depende del sufrimiento que están dispuestos a asumir los que aman.
Jesús te ama