La Epifanía del Señor nos invita a reconocer a Jesús como el Mesías

Epifanía: la fiesta de la manifestación de Dios hecho hombre

Tiempo precioso en el que Dios mismo viene a despertar en nosotros la Esperanza

 

Conmemoracion: 06 de Enero

 

6 de Enero

 

¿Quién eres Tú, Rey de la humildad,
Rey sin palacio, ni ejército?
Hemos venido a adorarte desde los confines del mundo…
No sabemos bien de qué manera una señal vista en Oriente
ha conducido nuestros pasos hacia el nacimiento de Tu Luz…
¿Qué harás del oro, de las joyas,del incienso que te traemos?
Mira en estas riquezas, a aquellos que no saben que Tú los amas…
María podrá contarte que con nosotros, después de los pastores.
Todo el universo se ha reunido bajo Tu Estrella…
Pequeño Rey del cielo, Nuestro gran Rey, el Emmanuel,
hemos atravesado Tu Israel.
Y de ese modo allí, volver a nacer…

Con los recuerdos de las tiernas celebraciones de la Navidad y las acortadas noches del inicio de año, colocamos a los Tres Reyes Magos llevando sus regalos en el Pesebre de nuestro hogar… Y son los niños quienes de manera especial nos recuerdan que celebraremos ya sea en familia, en comunidad o entre amigos la Fiesta de la Epifanía del Señor.

Y es que la Epifanía del Señor nos reúne, y nos invita particularmente a reconocer a Jesús como el Mesías, la Luz para todos los hombres. Si la Navidad marca la irrupción de Dios en el mundo, la fiesta de la Epifanía marca el paso de la Buena Nueva para uno mismo a la Buena Nueva para Todos…De ese modo, las dos fiestas: Navidad y Epifanía están íntimamente ligadas.

 

6 de Enero¿Quién no ha celebrado al menos una vez en su vida el día de la Epifanía: la fiesta de la manifestación de Dios hecho hombre, o la Fiesta de los Reyes como se le conoce? Además son pocos los que no conocen el pasaje bíblico del Evangelio de Mateo que nos recuerda que “…unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén…”

Y sí, la fiesta trata de estos magos que vienen de Oriente a Jerusalén, llegan a la ciudad Santa de los judíos, casi como en una peregrinación. Y estos magos no pertenecen a la descendencia de Abraham, no son herederos de la promesa, no conocen al Dios vivo y verdadero, ni son guiados en su viaje por la Palabra de Dios. Sin embargo, su búsqueda de Dios, su pensar, su meditar, su escrutar la naturaleza, se da desde su posibilidad de una lectura visionaria que los lleva a seguir la señal que se vislumbra en la luz de una Estrella.

Si, una Estrella también puede indicar un camino…Y ellos obedientes a ese entendimiento originado en su búsqueda, vienen a Jerusalén, listos para preguntar a los de Jerusalén, listos para conocer la verdad revelada, para ver colmada su espera. Los sumos sacerdotes y los escribas, depositarios de la capacidad y de la misión de interpretar las profecías, responden infaliblemente, aunque ellos mismos permanezcan en la oscuridad, ciegos frente al cumplimiento del evento mesiánico, y permanezcan turbados y ciegos como Herodes.

Las Escrituras testimonian que el Rey de los Judíos debe nacer en Belén y los Magos siempre obedientes, ahora ya no sólo a su búsqueda humana, sino también a las Escrituras de Israel, llegan a la casa donde, una vez que entran, “vieron al niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra…”

También ellos, como los pastores, contemplan una realidad totalmente humana y pobre. Sin embargo, esta realidad es revelación, es manifestación, es Epifanía que provoca adoración y ofrecimiento.

Esta Epifanía que por medio de los Magos reúne al mundo pagano, confirma y no anula la primogenitura de Israel, sino que pone en evidencia que aquel Niño nacido en Belén está destinado como bendición a todas las gentes, a toda la humanidad…

 

6 de Enero

 

Las culturas y tradiciones de todos los pueblos llevan diseminadas en si las señales, las pistas de la Palabra de Dios: son las “semillas” de la Palabra. En ellos está presente el aliento del Espíritu Santo que ha guiado a los hombres en los caminos de su lucha contra la idolatría. A decir verdad, el hombre está connotado de una identidad sustancial en todo lugar, tiempo y cultura y siempre lleva en si, la imagen de Dios que jamás podrá negarse ni anularse.

Al celebrar la Fiesta de la Epifanía demos gracias a nuestro Señor si hemos logrado ser expertos en la custodia e interpretación de las Sagradas Escrituras y somos celosos de nuestras certezas de fe y pidámosle que aumente en nosotros ese poder reconocerlo en nuestro día a día sin distinción de raza, sexo, nacionalidad o nivel socioeconómico.

“Adviento, Navidad, Epifanía…
Tiempo precioso en el que Dios mismo viene a despertar en nosotros la Esperanza,
y nos ofrece a Su Hijo como nuestro hermano.
Tiempo precioso en el que los cristianos reanimados
por la Presencia de Cristo que nace en nosotros,
reencontramos “la perseverancia”
de vivir como hombres y mujeres dignos de ese nombre,
reencontramos “la obstinación”
de transformar la Tierra en una Humanidad digna de este nombre…”

Jesús te ama