EL SERMON DOMINGO. PARA LA COMUNIDAD MISIONERA Y COMUNIDAD

La iglesia nos invita cada domingo a escuchar el evangelio, este año, sobre todo, durante este curso litúrgico que conocemos por ciclo B especialmente hemos escuchado al evangelista Marcos. De hecho, si lo hemos ido siguiendo atentamente, nos ha propuesto realizar un itinerario para ir profundizando nuestra realidad espiritual, por ocho semanas hemos leído. La escucha del evangelio nos ha llevado a hacernos interrogantes, a intentar dar unas respuestas, a aprender a configurarnos con Jesús. Un trabajo, que seguro debemos seguir haciendo. Ahora ya estamos muy cerca del fin de toda esta enseñanza. Y yo mismo he de preguntarme qué he hecho de mi vida.

El evangelio de hoy, aparentemente no tiene mucho que subrayar: un ciego ha recobrado la vista. Pero si empezamos a fijarnos en un grupo de detalles nos damos cuenta de que esto ocurre a la salida de Jericó y en dirección a Jerusalén. Cabe decir que entre Jericó y Jerusalén hay un desnivel de 1200 my unos 30 Km de distancia. La costumbre era que si se iba a Jerusalén para vivir unos momentos especialmente importantes desde la perspectiva espiritual, se descansaba en Jericó (el día de descanso para los judíos era en sábado), y al día siguiente se retomaba el trayecto hasta Jerusalén. Sabemos que ésta era la decisión de Jesús: subir a Jerusalén, ésta sería la última y definitiva vez.

Hace un momento decía que el itinerario que hemos ido escuchando a lo largo de este ciclo litúrgico es para ir profundizando, siguiendo el mensaje de Jesús. ¿Qué he hecho de mi vida y qué sentido tiene? Y aquí el ciego Bartimeo hace que resuenen en mí mismo algunas cosas. Por mi parte no puedo decir que soy ciego, pero quizás en algunos aspectos de mi vida no acabo de ver en profundidad la realidad de quien soy. No soy un ciego desde el punto de vista físico, pero he sido llamado por el evangelio a abrir los ojos de la fe para ver qué me pide Jesús. Creo que no soy ciego, pero como Bartimeo estoy en la salida de Jericó para emprender el camino hacia Jerusalén, pero estoy al borde del camino, parado. De alguna manera me identifico con Bartimeo. Jesús emprende el camino a Jerusalén, el ciego Bartimeo se da cuenta, y de su alma sólo le sale un grito: «Hijo de David, Jesús, compadedense de mí» Y me pregunto a mí mismo, yo que estoy parado , ¿soy capaz de llamar lo mismo que el ciego? Porque llamándole reconozco que al ser Hijo de David, le reconozco como Mesías, lo reconozco como aquel que da sentido a mi vida, lo que me hace ver por qué estoy aquí. Quizás lo que sería más prudente sería callar y no hacer un revuelo que puede molestar. Los que acompañaban a Jesús querían que se callara. No sabemos quiénes son éstos, pero quizá había aquellos que escucharon el pasado domingo, que quien quiere ir con Jesús debe aprender a servir y no a mandar. A pesar de todo ahora todavía le mandan que se calle. Y no digo que quienes ahora me acompañáis me pidan que no haga revuelo, ¡pero es tan sencillo seguir tal y como estamos!

Con Bartimeo es Jesús quien me llama; yo sólo pido compasión, limosna para ir tirando; en cambio Él me llama para ser discípulo, para desinstalarme espiritualmente, por eso debo dejar aquellas cosas que me parecían protegerme: el manto y el bastón. Por un ciego es como ir desnudo, para mí es desprenderme de mis comodidades. Y entonces, ante él, Jesús me hace la pregunta decisiva para mí: ¿qué quiero de Él?, y con Bartimeo ya no pido la compasión por ir tirando, ¡sino que vea! ¿Pero qué significa ver? La respuesta que le ha dado Jesús a Bartimeo es doble. Sin embargo es necesario que la fe sea clave en mi comportamiento, porque creer es fiarme radicalmente de Él, y por tanto ser capaz de lanzar lejos de mí las seguridades que sólo me agobian y me condicionan (el manto y el bastón) para tomar las decisiones que orienten mi vida hacia una nueva manera de vivir y sentir y que llamaremos el Reino de Dios; y porque es esto, la fe, lo que salva: «¡tu fe te ha salvado!» ¡Ahora mi vida puede tener sentido!

Pero el evangelio de este domingo no ha terminado aquí. Nos ha dicho: «Al instante vio, y le seguía camino allá» Efectivamente hablamos de lucidez, por eso podemos hablar de ver pero con una connotación que explica la interioridad del hombre en una comprensión nueva, quizá desquiciada , renovada. Ahora bien, recordemos que era la última etapa para subir a Jerusalén, seguir camino allá significa que con Bartimeo yo también soy invitado a andar y participar intensamente de lo que significa Jerusalén: la pasión, la muerte y la resurrección. ¡La Pascua! La lucidez de ver es penetrar en el misterio de Jesús y seguirle hasta el fin. A veces me pregunto si Bartimeo y yo tendremos el coraje de seguir a Jesús hasta la cruz. Yo pienso, lo confieso, que será la fortaleza de uno y otro, de la comunidad de discípulos, la que nos hará fieles, y así la experiencia de la resurrección se convierta en la fuerza que nos dé a todos la energía y el coraje de decir: Dios nos ama tanto que nos ha dado la vida para siempre en todo el mundo desde PAX, con todas las Misioneras de PAX VOBIS unidos en Comunidad de JESUS, un abrazo para todos los que nos siguen y aman para sentir vivo a JESUS.

 

 

Cedda (Cedd), Santo

Obispo, 26 de octubre

Martirologio Romano: En Lastingham, en Northumbria, san Ceda, hermano de san Ceada, ordenado obispo de los sajones orientales por san Finano, distinguido por asentar los cimientos de esta nueva Iglesia († 664).

Breve Biografía

Obispo del Saxons Oriental, hermano de San Ceadda; murió el 26 de Octubre de 664. Tenía otros dos hermanos también sacerdotes, Cynibill y Caelin, todos nacidos de una familia Anglo establecida en Northumbria.

Con su joven hermano Ceadda, él se mudó a Lindisfarne bajo el San Aidan.

En 653 fue uno de cuatro sacerdotes enviados por Oswiu, Rey de Northumbria, a evangelizar parte de su reino por solicitud de su consejero.

Poco tiempo después, sin embargo, fue llamado a realizar la misma labor misionera en Essex colaborando con Sigeberht, el Rey de Saxons Oriental, a convertir a sus subditos al cristianismo.

Aquí fue consagrado obispo y era muy activo fundando iglesias, y estableció monasterios en Tilbury y Ithancester.

 

De vez en cuando volvía a visitar su Northumbria natal, y allí, por solicitud de Aethelwald, fundó el monasterio de Laestingaeu, ahora Lastingham, en Yorkshire.

 

De esta casa él fue el primer abad, no obstante sus responsabilidades episcopales.

 

En el Sínodo de Whitby, aunque Celta en su educación, adoptó la liturgia romana.

 

Inmediatamente después del sínodo realizó una visita a Laestingaeu, donde ayudó a víctimas de una plaga.

 

Florence de Worcester y William de Malmesbury en tiempos posteriores lo mencionan como el segundo Obispo de Londres, pero San Bede, casi un contemporáneo, nunca le da ese título.

 

 

 

El poder de lo pequeño…

Santo Evangelio según san Lucas 13, 18-21. Martes XXX del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, te doy las gracias por todos los beneficios que me has regalado a lo largo de toda mi vida, en especial, por este momento que me das para estar en intimidad contigo. Aumenta mi fe. Dame una fe operante y luminosa capaz de testimoniar el gran amor que me tienes. Dame una confianza capaz de abandonar toda mi vida en tus manos de modo que puedas actuar en mí y a través de mí con total libertad. Aumenta mi amor. Haz que mi corazón se inflame de tal manera con el fuego de tu amor, que no sepa ser sino instrumento por el cual todos los hombres que me miren, vean en mí un reflejo tuyo, una chispa de tu hoguera eterna. Amén.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 13, 18-21

En aquel tiempo, Jesús dijo: “¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a la semilla de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció y se convirtió en un arbusto grande y los pájaros anidaron en sus ramas”.

Y dijo de nuevo: “¿Con qué podré comparar al Reino de Dios? Con la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina y que hace fermentar toda la masa”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Jesús, hoy me dices que tu Reino es como un grano de mostaza o un poco de levadura. Me haces ver que algo tan pequeño puede llegar a tener efectos tan grandes. Así es tu Reino. Comienza por algo que a mis ojos parece tan minúsculo, pero que tiene la fuerza para cambiar el entorno. Me invitas a valorar, una vez más, el poder de lo pequeño.

Una sonrisa, un gesto de caridad y cariño, una palabra de aliento pueden ser el comienzo de la conversión de un alma. ¡Y al contrario! Un mal trato de parte de los que nos llamamos cristianos puede alejar a una persona de tu amor. Mi ayuda o mi resistencia a tu Reino no son indiferentes.

¡Qué confianza has tenido, Jesús, en mí al confiarme algo tan importante para ti!Muchas veces puedo pensar que son inútiles todos mis esfuerzos por extender tu Reinado, pues no veo grandes frutos de manera inmediata. Se me olvida que, aunque es el hombre quien siembra, eres Tú quien hace crecer y dar fruto.

Ayúdame, Jesús. Tú me has llamado a colaborar en la extensión de tu Reino. Quiero corresponder con generosidad a tu invitación. Perdóname si con mi mal ejemplo he hecho que alguien se aleje de ti. Dame la gracia de valorar los pequeños detalles. Gracias por todo, Jesús.

«Jesús habla de dos cosas de la vida cotidiana: la levadura no se mantiene levadura, porque al final se estropea; se mezcla con la harina, está en camino y hace el pan; y de la misma manera la semilla no permanece semilla: muere y da vida al árbol. Entonces: la levadura y la semilla están en camino para “hacer” algo. Y también el reino es así. Levadura y semilla mueren. La levadura ya no es levadura: se mezcla con la harina y se convierte en pan para todos, comida para todos. La semilla ya no será semilla: será árbol y se convierte en casa para todos, para los pájaros…». (Homilía de S.S. Francisco, 25 de octubre de 2016, en santa Marta).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy buscaré dar una palabra de aliento y una sonrisa a quien lo necesite.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 

Parábola del grano de mostaza

Las parábolas de Jesús

La historia humana está contenida en ella. El tiempo de la Iglesia será de desarrollo –y crecimiento- de lo sembrado por Jesús. Sólo al final de los tiempos lucirá todo su esplendor. No es el reino algo pasivo, sino que requiere un progreso en el bien.

«El Reino de los Cielos es semejante al grano de mostaza que tomó un hombre y lo sembró en su campo; es ciertamente la más pequeña de todas las semillas, pero cuando ha crecido es la mayor de las hortalizas, y llega a ser como un árbol, hasta el punto de que los pájaros del cielo acuden a anidar en sus ramas»(Mt).

Sólo al final de los tiempos se desplegarán todas la virtualidades del reino de Dios. Por esto, la esperanza debe mover a quienes viven en cada momento histórico concreto. Es bien conocida la fuerza de la esperanza en los hombres. En este caso, se dice que la meta no es una utopía, sino que el reino de paz, amor, justicia y libertad es realizable por especial querer de Dios. Al final se alcanzará un progreso sorprendente.

 

 

Escuchen la melodía de Dios en sus vidas

Papa Francisco a la peregrinación ecuménica alemana.

Un canto coral abrió la audiencia del Papa con los participantes en la peregrinación ecuménica de la Iglesia alemana, guiados por el obispo de la Iglesia Evangélica alemana de la región central, Friedrich Kramer, bajo el lema “Mejor todos juntos”. Precisamente la canción comunitaria inspiró el discurso de Francisco que no solo reconoció el poder del canto en la unión entre las personas sino también como camino para la unidad de los cristianos y vía para alcanzar a Dios.

“En el coro, nadie está solo: es importante escuchar a los demás”, afirmó el Pontífice, al manifestar que su mayor deseo es que la Iglesia pueda tener esa “disponibilidad para la escucha”, en particular, en el proceso sinodal que se acaba de emprender en todo el mundo.

El sonido del amor en Jesucristo

“Escuchen también la melodía de Dios en sus vidas; la melodía que el Señor ha compuesto dentro de sus vidas. Abran no sólo sus oídos, sino también sus corazones”, exclamó el Papa.

Francisco añadió que quien canta con el corazón abierto, incluso sin darse cuenta, toca el misterio de Dios. “Este misterio -dijo – es el amor, el amor que en Jesucristo encuentra su sonido espléndido, pleno y único”.

Voces del ecumenismo

Al concluir, el Papa reiteró que, si cada quien escucha siempre la melodía de Dios en sus vidas, al unirse con otras voces, pueden formar una canción. “También así ocurre en el ecumenismo – aseguró -, tanto en Alemania como en el resto del mundo”.

La última visita de los peregrinos alemanes al Obispo de Roma- como recordó el mismo Papa Francisco, tuvo lugar hace cinco años, bajo el lema “Con Lutero junto al Papa”, en ocasión de los 500 años de la Reforma protestante. Esta nueva edición de la peregrinación ecuménica fue organizada por la Oficina de la Pastoral juvenil de la Iglesia evangélica de Alemania central y la Iglesia evangélica en Anhalt.

 

 

Cine y fascinación

La capacidad sugestiva de las películas y la legitimación de conductas que, directamente, afectan a la familia

La representación audiovisual (cine y televisión) posee una capacidad muy superior a la de otros medios de comunicación: prensa, revistas, radio, grabaciones musicales… Una capacidad superior para fascinarnos, para evadirnos de la realidad y transportarnos a otro mundo de valores. La representación en los filmes es siempre una experiencia viva y fuerte, emocionalmente dramática, y con frecuencia se acaba asimilando como una experiencia vivida. Puede alcanzar esa conmoción interior que los clásicos denominaban «catársis».

Así, por ejemplo, una chica joven podría pensar: “¿Cómo me van a decir mis padres que la relación sexual se orienta a la vida y sólo tiene sentido en el matrimonio? ¡Si yo sé cómo es (autoridad epistemológica) y cómo debe ser (autoridad deontológica) el sentido de la relación sexual! ¡Si sé que tiene sentido cuando hay “amor”, cuando es expresión de un sentimiento! ¡Si lo he visto con mis propios ojos, si lo he vivido!”.

En realidad, lo ha visto y lo ha “vivido” en el cine, pero lo ha asimilado como algo vivido en primera persona.

Esas imágenes audiovisuales le han permitido asumir la instancia de testigo presencial: considera verdaderamente que ha experimentado esos hechos, y por tanto le parecen más verdaderos y reales que los discursos de sus padres y educadores. El tratamiento del tema, la historia “vivida” o “experimentada” en la película o la teleserie, adquiere así el estatus de algo incontestable, asentado en virtud de una supuesta experiencia propia.

Esta faceta de “manipulación de la experiencia” resulta mucho más importante en los jóvenes, pues son más vulnerables al poder fascinador de la imagen. Cuando en la escuela se habla de valores o actitudes morales, o cuando sus padres les proponen hablar “de algo serio”, inmediatamente ponen un filtro ante lo que oyen, porque lo interpretan como “imposición”, como “sermón” o, en el peor de los casos, como flagrante “manipulación”. Pero no piensan nada de eso cuando ven una película que les habla también de valores y de actitudes morales.

Las historias (asumidas como “experiencias” personales) parecen fluir con espontaneidad, pero son fruto de una determinada concepción de la vida: detrás de ellas hay un filtro intelectual que muestra unos modelos de felicidad y unos personajes que pueden hacernos parecer ridícula una virtud o aceptable y digna una conducta viciosa. Penetran en su mundo interior sin obstáculos, a remolque de las emociones vividas en su imaginación.

La función de legitimación que las ficciones audiovisuales ejercen en nuestra sociedad. En su libro «Theories of film», Andrew Tudor define así este efecto sobre el público: “Es el efecto, más potente que los habitualmente descritos, por el que las películas justifican o legitiman creencias, actos e ideas”.

Hoy en día, el cine ha legitimado conductas y percepciones de la realidad que hace sólo unos años provocaban el rechazo o la discrepancia moral de buena parte de la sociedad. Hoy, después de haberlos visto una y otra vez en filmes y teleseries, han pasado a ser “normales”, legítimos. El cine les ha dado carta de naturaleza, ha establecido socialmente que son mucho más corrientes de lo que se piensa, que son plenamente válidos y, en todo caso, que deben verse como inevitables. Por eso invita al público a aceptarlos como “políticamente correctos”.

Entre otros comportamientos que afectan directamente a la familia y que el cine ha contribuido a legitimar, podrían señalarse:

— La convivencia durante el noviazgo: en todas las teleseries juveniles, desde “Compañeros” y “Al salir de clase”, hasta “El internado”, “90-60-90” (fotograma de arriba) o la polémica TV movie “El pacto” (en la que siete adolescentes de 4º de ESO deciden quedarse embarazadas por solidaridad con otra alumna embarazada: así, engañando de paso a sus parejas –coniven con sus novios con la más plena naturalidad– llegan no sólo a banalizar el sexo, sino a justificar la maternidad por mero capricho, al margen de todo compromiso

— La justificación y exaltación de la homosexualidad, en cintas como “Brokeback Mountain”, “Philadelphia” o “La boda de mi mejor amigo”; y en teleseries como “Aquí no hay quien viva” o “Los hombres de Paco”.

— La ruptura familiar como forma de liberación, y la infidelidad como realización personal. Entre otros filmes que idealizan y legitiman el adulterio, cabe destacar “Los puentes de Madison”; y entre las teleseries… casi todas.

— La promoción del aborto, como alivio para la madre (¿?) y como modo de ejercer la medicina (¿?): como en “Las normas de la casa de la sidra”.

— La legitimación de la eutanasia, con películas ideológicamente orientadas como “Million Dollar Baby” o “Mar adentro”; y, por supuesto, queda plenamente justificado en muchos diálogos de las teleseries actuales.

Ciertamente, el cine ha sido siempre una “fábrica de sueños”. En esos sueños (más o menos mediatizados por la narrativa audiovisual o cienmatográfica) nos proyectamos habitualmente y con ellos tratamos de configurar nuestras identidades. Por eso, porque es punto de referencia para nosotros mismos, el mundo audiovisual ha sido también comparado a un gran espejo. Pero hoy en día parece ser “un espejo distorsionado”, porque al mirarnos en él y buscar nuestro verdadero rostro, lo que vemos resulta ser bastante alejado de nuestra vida, de nuestros valores, de nuestra familia. Lo que esas imágenes autorizan a pensar y a actuar es asumido por los espectadores como algo legítimo, validado y plenamente aceptable en nuestras vidas.

 

 

El santo rosario

Con esta bella oración, dedicamos una alabanza a María. Cada vez que rezamos el rosario, es como juntar una rosa fresca y fragante hasta formar un hermoso ramo que ofrecemos a María para decirle que le amamos y que la queremos mucho.

Esta oración tan poderosa tiene un origen muy sencillo. Hasta el siglo XI se usaban piedrecillas o cordones con nudos para repetir alabanzas a la Santísima Virgen. Hasta este siglo sólo se conocía la primera parte del Avemaría, a la que se le añade el nombre de ´Jesús´ para indicar el sentido cristológico de la oración. Se comenzaban a intercalar los padrenuestro entre el rezo de cincuenta, cien o ciento cincuenta avemarías. El primer nombre que tuvo esta práctica de piedad fue el de ´Salterio de la Bienaventurada Virgen María´. Fue el monje cartujo Domingo Hilarión de Prusia (†1461) quien le dio el nombre de ´Rosario´ al ya conocido rezo de las decenas de avemarías y padrenuestros intercalados. El nombre de Rosario lo tomó por la advocación mariana de ´Rosa Mística´. Este mismo monje cartujo comenzó a introducir la meditación de los misterios de la vida de Cristo y los dolores de María. El dominico Jacobo Sprenger (1436 – 1495), catedrático, distribuyó los misterios del rosario entre gozosos, dolorosos y gloriosos. Fue el Papa dominico Pio V quien, -dos años antes de la batalla de Lepanto- fijó su forma en los 15 misterios hoy tradicionales. Pio V atribuye la victoria, en Lepanto, de las fuerzas navales cristianas contra superiores fuerzas invasores musulmanes al rezo del Rosario en toda cristiandad, e instituye la fiesta ´Virgen María de la Victoria´ (luego N. Sra. del Rosario) para conmemorarla. El Papa Clemente XI, en 1716 extiende esta fiesta a toda la Iglesia, y Pío X fija la fiesta para el día 7 de octubre.

Algunos papas se han caracterizado por su piedad mariana y su devoción al rezo del santo Rosario. El Papa Pio XII lo llamó ´Compendio de todo el Evangelio´. Juan XXIII lo describió como ´Evangelio de los pobres´. Pablo VI ´Síntesis del Evangelio´. Nuestro beato Juan Pablo II dijo que era su ´oración preferida´.

Esta bella oración se ha convertido en un medio eficaz para alcanzar todo tipo de gracias por intercesión de nuestra Madre Santísima. Pero no sólo ha sido una ayuda para nosotros, sino también un modo de conocer a Cristo por medio de María. Con esta bella oración, dedicamos una alabanza a María. Cada vez que rezamos el rosario, es como juntar una rosa fresca y fragante hasta formar un hermoso ramo que ofrecemos a María para decirle que le amamos y que la queremos mucho. En las letanías le decimos los piropos y halagos con los que un hijo más puede enternecer a una madre. El rosario entero es como un incienso que sube de nuestros labios para honrar a nuestra querida Madre.

Pero Ella no se deja ganar en generosidad, y también nos llena con sus ternuras y caricias maternales, cubriéndonos con su manto y alejando de nosotros los ataques del maligno. Ella es nuestra fiel protectora, y cuando la invocamos en el rosario, viene al instante en nuestra ayuda. Por cada avemaría recibimos sus caricias, sus bendiciones, su protección y una fuente inagotable de consuelo. La fuerza que Dios ha querido dar a esta oración, es incalculable, casi omnipotente, pues Cristo nunca niega nada a su Madre Santísima cuando intercede por nosotros. De ahí la necesidad de rezar con fervor el santo rosario, de pedir por los demás, de convertirnos también nosotros en intercesores de gracias para los demás a través del rezo de esta poderosa arma que es el Santo Rosario.

Cuanto más lo rezamos, más descubrimos su hermosura y el contenido tan variado que tiene. El rosario es un instrumento para ayudar Cristo y a María para evangelizar el mundo. Es una meditación de los pasajes bíblicos y evangélicos que nos hablan de la historia de la salvación por medio de los misterios de nuestro Señor Jesucristo y lo conocemos cada vez más a Él. También saludamos y felicitamos a María nuestra Madre. Aprendemos a meditar, a contemplar los grandes misterios de nuestra fe y al mismo tiempo nos educa en la fe. Nos prepara para vivir en plenitud y con serenidad todas las etapas de nuestra vida, pues contiene los misterios de gozo, de luz, de dolor, de gloria y alegría. Nos ayuda a ser constantes y organizados para poder rezar como se debe. Es una oración que nos une tanto física como espiritualmente con nuestros seres queridos, con las personas que nos rodean y con quienes nos acompañan en el rezo del rosario en comunidad o individualmente. El rosario es, en definitiva, la continuación de la liturgia, en especial de la Eucarística, pues como María hacía, nos invita a guardar todo en nuestro corazón y a prepararlo para recibir a Jesús sacramentado.

Es tanto lo que podríamos decir de este maravilloso medio que Dios nos ha dado para honrar a María y beneficiarnos de su intercesión y de las gracias y dones que esta oración nos alcanza. Es una magnífica arma de defensa, arma de paz y signo de amor y de cariño filial. Quien lo ha rezado con devoción y fe, ha quedado prendado de su belleza, de su sencillez y de su profundidad. Y todos hemos quedado maravillados al contemplar los prodigios y milagros con que Dios nos bendice. Con el rezo del rosario, se han ganado batallas, como en Lepanto, pero son más las que se han ganado en el corazón de cada ser humano por ser más de Dios, por vencer las tentaciones del maligno y por llegar a la vida eterna.

Es importante saber y creer que somos escuchados por la más tierna y dulce Madre, por la más poderosa intercesora delante de Dios y por nuestra más solícita protectora. Que el rosario sea nuestra oración por la que nos acerquemos más al Corazón de Jesús, por medio del Inmaculado Corazón de María. Que este mes sepamos difundir esta bella alabanza y la recemos con más asiduidad y con más fervor. Que el santo rosario sea nuestra bandera de salvación con la que entremos un día al cielo para vivir eternamente gozando de Dios en el regazo maternal de nuestra Santísima y amorosísima Madre María.

 

 

San Witta (Albino) de Bürberg: un anglosajón que evangelizó Alemania

Era un monje de origen inglés. San Bonifacio, «el apóstol de Alemania», le pidió que le ayudara en la evangelización de las tierras germánicas y se latinizó el nombre, que significa «blanco»

San Witta era un monje anglosajón nacido en Inglaterra en el siglo VIII. Fue el primer obispo de Bürberg (en la actual Alemania). Recibió el encargo de san Bonifacio (nacido en Devonshire) de evangelizar la región de Hesse. Se trata de uno de los primeros evangelizadores de Centroeuropa.

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El nombre de Witta (de la misma raíz que white, “blanco” en inglés) corresponde a la lengua del lugar de nacimiento del santo. Sin embargo, al trasladarse a la Germania para cristianizar aquella tierra se hizo llamar Albinus, Albino en latín, que era su traducción. En el año 741 fue ordenado primer obispo de Bürberg. San Witta murió en la abadía de Hersfeld, en Germania, y allí está enterrado. La colegiata de Hersfeld es, en la actualidad, la mayor iglesia románica en ruinas de Europa.

Oración

Dios todopoderoso y eterno,
que pusiste al obispo san Witta
al frente de tu pueblo,
te rogamos que por la eficacia de sus méritos
concedas a tu pueblo tu amor y tu perdón.
Por nuestro Señor Jesucristo. Amén

«Europa está llamada, ante todo, a reencontrar su verdadera identidad. En efecto, aunque se haya formado como una realidad muy diversificada, ha de construir un modelo nuevo de unidad en la diversidad, comunidad de naciones reconciliada, abierta a los otros continentes e implicada en el proceso actual de globalización.

Para dar nuevo impulso a la propia historia, tiene que « reconocer y recuperar con fidelidad creativa los valores fundamentales que el cristianismo ha contribuido de manera determinante a adquirir y que pueden sintetizarse en la afirmación de la dignidad trascendente de la persona humana, del valor de la razón, de la libertad, de la democracia, del Estado de Derecho y de la distinción entre política y religión».

San Juan Pablo II, Ecclesia in Europa, n. 109

 

 

Oración por la paz

Concédenos sabiduría y humildad a fin de dar a conocer esa paz en el mundo

La paz es un objetivo por el que trabajar, un sueño por el que desvelarse, un premio tras el sacrificio pero sobre todo un regalo de Dios. Pídeselo con esta sencilla oración:

Oh Dios bondadoso, tu hijo Jesús vino a este mundo para hacer tu voluntad y para dejarnos su paz. Por la intercesión de nuestra Bendita Madre María, Reina de la Paz, concédenos sabiduría y humildad a fin de dar a conocer esa paz en el mundo. Inspira nuestros pensamientos, palabras y acciones para ser testigos de Tu presencia en nuestros corazones. Que el Espíritu Santo nos colme con todas sus gracias y bendiciones, de modo que podamos seguir en el camino que conduce a lograr la paz para toda la humanidad. Amén.

Oración publicada en la web de la UMOFC

La UMOFC, Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas, se dedica a promover la presencia, participación y corresponsabilidad de las mujeres católicas en la sociedad y en la Iglesia para que puedan cumplir con su misión evangelizadora y trabajar por el desarrollo humano. Además de la oración, puedes elevar también el himno a María que la UMOFC propone para pedirle también su ayuda para poder construir la paz:

Hermosa María, Reina de la Paz,

abrázanos con tu amor.
Que nuestro deseo sinceramente sea
Alabar a nuestro Dios sobre todas las cosas.
Implora para nosotros las gracias del Espíritu
a seguir en tu camino.
Que la sabiduría y la humildad
guíen todo lo que hacemos y decimos.
En confianza testificamos a Cristo,
cuya verdad nos ha liberado.
Que podamos buscar lo que conduce a la paz
para toda la humanidad.