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• Mark 16:15-20

Bishop Robert Barron

 

Amigos, el Evangelio de hoy nos trae un relato muy lacónico de Marcos sobre la Ascensión:

“Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y está sentado a la derecha de Dios”. Deberíamos pensar que Jesús va a su lugar celestial para reinar sobre la tierra.

No hay que tomar esto literalmente, ya que no hay sillas en el cielo, pero si tomarlo muy en serio.

Lo que Marcos sugiere es que Jesús ahora está reinando; Él está como un rey en su trono. Esto significa que Él está dirigiendo las cosas de la tierra desde su lugar en el cielo.

Nuevamente, no pienses en esto espacialmente, como si el cielo estuviera muy lejos. Piensa en el cielo como una dimensión que se superpone con la tierra, y que tiene un impacto sobre la tierra.

Y esta es la razón por la cual la Ascensión nos obliga a enfrentar una pregunta clave: ¿A quién finalmente obedecemos? ¿A quién servimos en definitiva? ¿Quién es el rey de nuestras vidas? Legítimamente obedecemos a todo tipo de figuras, políticas, culturales, artísticas, etc., pero siempre hay un rey supremo, alguien (o algo) cuyas definitivas órdenes para la marcha nosotros seguimos.

 

 

Marcos, Santo

Memoria Litúrgica, 25 de abril
Fuente: Corazones.org
Evangelista

Martirologio Romano: Fiesta de san Marcos, evangelista, que primero acompañó en Jerusalén a san Pablo en su apostolado, y después siguió los pasos de san Pedro, quien lo llamó su hijo. Es tradición que en Roma recogió en su Evangelio la catequesis de Pedro a los romanos y que fue él quien instituyó la Iglesia de Alejandría, en el actual Egipto. († c.68)

Etimológicamente: Marco = Aquel que es recio como un martillo, o nombre relativo al dios Marte, es de origen latino.

Breve Biografía


Patrón de los abogados, notarios, artistas de vitrales, cautivos, de Egipto, Venecia, contra la impenitencia y las picadas de insectos.



San Marcos es judío de Jerusalén, acompañó a San Pablo y a Bernabé, su primo, a Antioquia en el primer viaje misionero de estos (Hechos 12, 25); también acompañó a Pablo a Roma. Se separó de ellos en Perga y regresó a su casa. (Hechos 13,13). No sabemos las razones de esa separación pero si sabemos que causó una separación posterior entre San Pablo y Bernabé, cuando San Pablo rehusó aceptar a San Marcos. Bernabé se enojó tanto que rompió su asociación misionera con San Pablo y se fue a Chipre con Marcos (Hechos 15,36-39). Años mas tarde San Pablo y San Marcos volvieron a unirse en un viaje misionero.

Fue discípulo de San Pedro e intérprete del mismo en su Evangelio, el segundo Evangelio canónico (el primero en escribirse). San Marcos escribió en griego con palabras sencillas y fuertes. Por su terminología se entiende que su audiencia era cristiana. Su Evangelio contiene historia y teología. Se debate la fecha en que lo escribió, quizás fue en la década 60-70 AD.


 

Juntos con Pedro fue a Roma. San Pedro por su parte se refería a San Marcos como “mi hijo” (1P 5,13).

A veces el Nuevo Testamento lo llama Juan Marcos (Hechos 12,12).

Evangelizó y estableció a la Iglesia en Alejandría, fundando allí su famosa escuela cristiana.

Murió mártir aprox. el 25 de abril del 68 AD en Alejandría y sus reliquias están en la famosa catedral de Venecia.

Su símbolo es el león alado. Tanto este símbolo como el de los otros tres evangelistas (Apoc. 4, 7-8), son muy antiguos. De ellos hablan San Jerónimo y San Agustín, explicando que San Marcos, en su primer capítulo, habla de Juan el Bautista en el desierto y el león es el rey del desierto (Mc. 1,3).

En Venecia se veneran, en la preciosa catedral de su mismo nombre, los restos mortales del evangelista, cuyo traslado de Alejandría se remonta al siglo IX.

 

 

Una luz en las tinieblas

Santo Evangelio según San Marcos 16, 15-20.

San Marcos Evangelista.

Por: Jorge Alberto Leaños García, LC | Fuente: somosrc.mx

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!



Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)



Señor, vengo a encontrarme contigo en este rato de oración. Ayúdame a acallar mis preocupaciones y pendientes, a desechar ruidos, planes, sueños, que no me dejan escucharte. Quiero quedarme un rato contigo y prestar mucha atención a lo que me quieres decir hoy.



Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-20



En aquel tiempo, se apareció Jesús a los Once y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda criatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será condenado. Estos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrogarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos”. El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios. Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y confirmaba su predicación con los milagros que hacían.



Palabra del Señor.



Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

 



”Si Dios está con nosotros, ¿quién está contra nosotros?” (Romanos 8, 31) Si hablamos en nombre de Él, ¿quién nos podrá callar? Todo aquel que ha conocido a Dios tiene el deber personal de transmitir el tesoro que ha encontrado.

Puede ser que, en algún momento, nos invada el temor y el sentimiento de incapacidad. Cuando Dios pide que vayamos a todo el mundo predicando su nombre, tendremos que ir por lugares difíciles de recorrer. Se nos impondrá la necesidad de caminar y, a veces, de correr en medio de la obscuridad.

Puede ser que, en algún momento, no veamos claro el camino que se pierde y se oculta entre las tinieblas, mientras nuestros ojos, con cansancio, buscan un poco de claridad.



Correr en la obscuridad es lo que Dios nos pide para transmitir la luz que llevamos dentro, porque de nosotros depende llevar la luz que nos ha guiado. Al final, sólo somos portadores, de forma que si caminamos entre tinieblas es porque llevamos la luz que ha iluminado nuestras vidas y que puede iluminar la de los demás.



«Y todo esto significa humildad. El temor del Señor es humildad. Solamente los pequeños son capaces de entender plenamente el sentido de la humildad, el sentido del temor del Señor, porque caminan ante el Señor, siempre: ellos se sienten observados por el Señor, custodiados por el Señor; sienten que el Señor está con ellos, que les da la fuerza para seguir adelante. Los pequeños entienden que son un pequeño retoño de un tronco muy grande, un retoño sobre el cual viene el Espíritu Santo».
(Homilía de S.S. Francisco, 29 de noviembre de 2016, en santa Marta).



Diálogo con Cristo



Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.



Propósito



Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.



Hoy intentaré hablar con alguien sobre la presencia del Espíritu Santo en nuestra misión de evangelizar.



Despedida



Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.


¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 

San Marcos, el evangelista que escribía en griego

 

 

No fue apóstol pero escribió uno de los cuatro evangelios escuchando la predicación de san Pedro

El evangelista Marcos nació en una familia hebrea acomodada. De él sabemos solo lo que narran los Hechos de los Apóstoles y algunas cartas de san Pedro y de san Pablo.

No fue discípulo de Jesús, aunque algún investigador cree que fue el joven, hijo de la viuda María, que siguió a Jesús después de ser arrestado en el huerto de Getsemaní.

San Marcos conoció a san Pablo en Jerusalén. Viajó con él a Chipre y, más tarde, a Roma.

En el año 66, san Pablo escribe a Timoteo desde una cárcel romana: “Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio” (2 Tm 4,11).

 

Una vez en Roma, se puso al servicio de san Pedro, quizá porque ya había sido ejecutado san Pablo. El primer papa lo cita en sus cartas y habla de él afectuosamente:

“La iglesia en Babilonia, que ha sido elegida como ustedes, los saluda, lo mismo que mi hijo Marcos”.
1Pt 5,13

Gracias a la proximidad con san Pedro pudo transcribir su predicación y de ahí surge su evangelio.

Por esta razón se le llama “el taquígrafo de san Pedro”.

Escribió en griego, la lengua que más se hablaba en aquellos tiempos, para difundir el cristianismo con mayor rapidez.

Aparece también en los Hechos de los Apóstoles (12,12), después de que Pedro saliera milagrosamente de la prisión:

“Al advertir lo que le había sucedido, se dirigió a la casa de María, la madre de Juan, llamado Marcos, donde un grupo numeroso se hallaba reunido en oración”.

El evangelista Marcos murió probablemente entre los años 68 y 72, en Alejandría de Egipto.

En los Actos de Marco (del siglo IV) está escrito que un 24 de abril los paganos lo arrastraron por las calles de Alejandría, atado con cuerdas al cuello, y luego lo encarcelaron.

Allí fue confortado por un ángel. Al día siguiente sufrió él mismo martirio y murió. Su cuerpo fue rescatado por cristianos y sepultado en una gruta.

San Marcos está ahora sepultado en Venecia, en la basílica dedicada a él, porque dos mercaderes venecianos trasladaron allí el cadáver desde Egipto.

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En Roma, por su parte, existe una basílica justo en el lugar donde se cree que estuvo su casa.

Algunas reliquias de este evangelista también se encuentran en la catedral de san Marcos, en El Cairo. Es la sede del patriarca copto ortodoxo.

Iconografía

A san Marcos se le representa como un león en la iconografía cristiana porque se le identifica con la figura de este animal que aparece en el Apocalipsis de san Juan, al describir a los cuatro evangelistas.

Santo patrón

San Marcos es también patrón de los notarios, los vidrieros y los ópticos. También es patrón de la ciudad de Venecia.

Oración

Oh santo justo y protector,
bendito San Marcos de León,
Tú que evitaste la desgracia del dragón,
tú que a pesar de tus propias flaquezas
y confiado en la gracia y fortaleza del Señor,
con humildad y firmeza sometiste fieras y enemigos,
te ruego confiadamente: amansa los corazones,
los malos sentimientos y los malos pensamientos
de todo aquel que contra mí esté,
de todo aquel que mi mal y ruina quiera, piense o desee.
Paz, paz, Cristo, Cristo, Dominum.
Paz, paz, Cristo, Cristo, Dominum Nostrum.
Con tu fuerza y poder
y con la ayuda de San Juan y del Espíritu Santo,
si ojos tienen, no me miren
si manos tienen, no me toquen
si lenguas tienen, no me hablen,
que con los hierros que tengan, a mí no me hieran,
Ayúdame con tu mediación a: (hágase la petición)
Paz, paz, Cristo, Cristo, Dominum.
Paz, paz, Cristo, Cristo, Dominum Nostrum.
San Marcos de León,
así como calmaste la sed del León
y a tus pies dominado se quedó,
calma mis adversarios y a todo el que busque mi mal,
véncelos para que no puedan dañarme,
amánsalos, que no se acerquen a mí,
domínalos, para que no lleguen hasta mí.
Paz, paz, Cristo, Cristo Dominum Nostrum
Mis enemigos son bravos como el León,
pero amansados, rendidos y dominados serán
por San Juan y el poder de San Marcos de León.
Paz, paz, Cristo, Cristo, Cristo, Dominum Nostrum
Así sea.
(Rezar tres Credos, Padrenuestro y Gloria).