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• John 15:18-21

Bishop Robert Barron

Amigos, el Evangelio de hoy habla sobre nuestra alegría pascual, pero advirtiendo sobre el peligro de una sociedad opuesta a Dios: “Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que Yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia”.

Es del todo apropiado que, durante el tiempo de Pascua, nos regocijemos. El Señor ha resucitado; verdaderamente ha resucitado. Jesucristo es Señor, Dios es Rey y el pecado y la muerte han sido derrotados. Todo eso es cierto y sigue siendo de vital importancia. 

Al mismo tiempo, no debemos sucumbir a una interpretación del cristianismo como “gracia barata”, según la cual Cristo ha resucitado y todo está bien. Como dijo Julián de Norwich, “Todo irá bien, todo tipo de cosas irán bien”. Noten el uso del tiempo futuro. La batalla definitiva ha sido ganada, pero la guerra continúa. La lucha permanece.

 

 

Felipe y Santiago el Menor, Santos

Fiesta Litúrgica, 4 de mayo
Por: n/a | Fuente: ACI Prensa
Apóstoles

 

 

Martirologio Romano: Fiesta de san Felipe y Santiago, apóstoles. Felipe, que, al igual que Pedro y Andrés, había nacido en Betsaida, era discípulo de Juan Bautista y fue llamado por el Señor para que le siguiera. Por su parte, Santiago, de sobrenombre “Justo”, hijo de Alfeo y considerado en Occidente como el pariente del Señor, fue el primero que rigió la Iglesia de Jerusalén. Al suscitarse la controversia sobre la circuncisión, se adhirió al criterio de Pedro, a fin de que no se impusiese a los discípulos venidos de la gentilidad aquel antiguo yugo. Muy pronto coronó su apostolado con el martirio.

Breve Semblanza

 

San Felipe era originario de Betsaida de Galilea. San Juan habla de él varias veces en el Evangelio. Narra que el Señor Jesús llamó a Felipe al día siguiente de las vocaciones de San Pedro y San Andrés. De los Evangelios se deduce que el Santo respondió al llamado del Señor .Escritores de la Iglesia primitiva y Eusebio, historiador de la Iglesia, afirman que San Felipe predicó el Evangelio en Frigia y murió en Hierápolis. Papías, obispo de este lugar, supo por las hijas del apóstol, que a Felipe se le atribuía el milagro de la resurrección de un muerto.



A Santiago se le llama “el Menor” para diferenciarlo del otro apóstol, Santiago el Mayor (que fue martirizado poco después de la muerte de Cristo).


El evangelio dice que era de Caná de Galilea, que su padre se llamaba Alfeo y que era familiar de Nuestro Señor.

Es llamado “el hermano de Jesús”, no porque fuera hijo de la Virgen María, la cual no tuvo sino un solo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, sino porque en la Biblia se le llaman “hermanos” a los que provienen de un mismo abuelo: a los primos, tíos y sobrinos (y probablemente Santiago era “primo” de Jesús, hijo de alguna hermana de la Sma. Virgen). En la S. Biblia se lee que Abraham llamaba “hermano” a Lot, pero Lot era sobrino de Abraham. Y se le lee también que Jacob llamaba “hermano” a Laban, pero Laban era tío de Jacob. Así que el decir que alguno era “hermano” de Jesús no significa que María tuvo más hijos, sino que estos llamados “hermanos”, eran simplemente familiares: primos, etc.

San Pablo afirma que una de las apariciones de Jesús Resucitado fue a Santiago. Y el libro de Los Hechos de los Apóstoles narra cómo en la Iglesia de Jerusalén era sumamente estimado este apóstol. (Lo llamaban “el obispo de Jerusalén”).

San Pablo cuenta que él, la primera vez que subió a Jerusalén después de su conversión, fue a visitar a San Pedro y no vio a ninguno de los otros apóstoles, sino solamente a Santiago. Cuando San Pedro fue liberado por un ángel de la prisión, corrió hacia la casa donde se hospedaban los discípulos y les dejó el encargo de “comunicar a Santiago y a los demás”, que había sido liberado y que se iba a otra ciudad (Hech. 12,17). Y el Libro Santo refiere que la última vez que San Pablo fue a Jerusalén, se dirigió antes que todo “a visitar a Santiago, y allí en casa de él se reunieron todos los jefes de la Iglesia de Jerusalén” (Hech. 21,15). San Pablo en la carta que escribió a los Gálatas afirma: “Santiago es, junto con Juan y Pedro, una de las columnas principales de la Iglesia”. (Por todo esto se deduce que era muy venerado entre los cristianos).

Cuando los apóstoles se reunieron en Jerusalén para el primer Concilio o reunión de todos los jefes de la Iglesia, fue este apóstol Santiago el que redactó la carta que dirigieron a todos los cristianos (Hechos 15).

Hegesipo, historiador del siglo II dice: “Santiago era llamado ‘El Santo’. La gente estaba segura de que nunca había cometido un pecado grave. Jamás comía carne, ni tomaba licores. Pasaba tanto tiempo arrodillado rezando en el templo, que al fin se le hicieron callos en las rodillas. Rezaba muchas horas adorando a Dios y pidiendo perdón al Señor por los pecados del pueblo. La gente lo llamaba: ‘El que intercede por el pueblo’”. Muchísimos judíos creyeron en Jesús, movidos por las palabras y el buen ejemplo de Santiago. Por eso el Sumo Sacerdote Anás II y los jefes de los judíos, un día de gran fiesta y de mucha concurrencia le dijeron: “Te rogamos que ya que el pueblo siente por ti grande admiración, te presentes ante la multitud y les digas que Jesús no es el Mesías o Redentor”. Y Santiago se presentó ante el gentío y les dijo: “Jesús es el enviado de Dios para salvación de los que quieran salvarse. Y lo veremos un día sobre las nubes, sentado a la derecha de Dios”. Al oír esto, los jefes de los sacerdotes se llenaron de ira y decían: “Si este hombre sigue hablando, todos los judíos se van a hacer seguidores de Jesús”. Y lo llevaron a la parte más alta del templo y desde allá lo echaron hacia el precipicio. Santiago no murió de golpe sino que rezaba de rodillas diciendo: “Padre Dios, te ruego que los perdones porque no saben lo que hacen”.

 

El historiador judío, Flavio Josefo, dice que a Jerusalén le llegaron grandes castigos de Dios, por haber asesinado a Santiago que era considerado el hombre más santo de su tiempo.

Este apóstol redactó uno de los escritos más agradables y provechosos de la S. Biblia. La que se llama “Carta de Santiago”. Es un mensaje hermoso y sumamente práctico. Ojalá ninguno de nosotros deje de leerla. Se encuentra al final de la Biblia. Allí dice frases tan importantes como estas: “Si alguien se imagina ser persona religiosa y no domina su lengua, se equivoca y su religión es vana”. “Oh ricos: si no comparten con el pobre sus riquezas, prepárense a grandes castigos del cielo”.

 

“Si alguno está triste, que rece. Si alguno se enferma, que llamen a los presbíteros y lo unjan con aceite santo, y esa oración le aprovechará mucho al enfermo” (de aquí sacó la Iglesia la costumbre de hacer la Unción de los enfermos). La frase más famosa de la Carta de Santiago es esta: “La fe sin obras, está muerta”.

 

 

El don del amor

Santo Evangelio según San Juan 15, 18-21.

 

 

Sábado V de Pascua.
Por: Michael Vargas, LC
Fuente: somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!



Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)



Señor Jesús, ayúdame por favor a sentir tu amor en mi vida.



Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 15, 18-21



 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si el mundo los odia, sepan que me han odiado a mí antes que a ustedes. Si fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya; pero el mundo los odia porque no son del mundo, pues al elegirlos, yo los he separado del mundo. Acuérdense de lo que les dije: ‘El siervo no es superior a su señor’. Si a mí me han perseguido, también a ustedes los perseguirán, y el caso que han hecho de mis palabras lo harán de las de ustedes. Todo esto se lo van a hacer por mi causa, pues no conocen a aquel que me envió”.

Palabra del Señor.



Medita lo que Dios te dice en el Evangelio



¿¡Yo os he escogido! Hermosas palabras que no podemos olvidar, y que deben de hacer eco poco a poco en nuestro corazón. Quizá nos surja la pregunta: ¿Por qué? Sí, parece una simple frase y lo es, pero, lo que hace la diferencia no es una simple frase, son palabras que ocultan una elección libre, personal y amorosa de Jesucristo a cada uno de sus hijos.



Es así de simple, Jesús nos ha escogido personalmente y debemos sentir alegría de ello, pues hoy más que nunca Él nos ha escogido libremente porque nos ama; y no nos ama como lo hace el mundo, basándose muchas veces en situaciones, condiciones sociales, o cargos y responsabilidades que podamos tener, no, al contrario, Jesús nos ama tal y como somos, pero hay que recordar también que el amor debe de ser correspondido con amor.



 

Es seguro que Él se alegra cuando el amor le es correspondido, no solo con grandes gestos, sino con pequeños detalles en nuestra vida cotidiana, pequeños detalles que hacen la diferencia, pues ante el amor es necesario tener pequeños detalles con aquél o aquellas personas a las cuales amamos.

Ésa es la diferencia y lo importante es sentirnos amados y poder amar sin medida, no como lo hace el mundo, sino como la hacen aquellos que han podido experimentar el amor de Dios en su vida.



«Jesús nos enseña un modo diverso de mirar el campo del mundo, de observar la realidad. Estamos llamados a aprender los tiempos de Dios -que no son nuestros tiempos- y también la “mirada” de Dios: gracias al influjo benéfico de una trepidante espera, lo que era cizaña o parecía cizaña, puede convertirse en un producto bueno. Es la realidad de la conversión. ¡Es la perspectiva de la esperanza!La Virgen María nos ayude a percibir en la realidad que nos rodea no solo la suciedad y el mal, sino también el bien y lo bonito; a desenmascarar la obra de Satanás, pero sobre todo a confiar en la acción de Dios que fecunda la historia».
(Homilía de S.S. Francisco, 23 de julio de 2017).



Diálogo con Cristo



Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.



Propósito



Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.



Hoy daré testimonio de amor, de alegría y de paz en cada acto que realice en mi vida.



 

 

Despedida



Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!


Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 

Felipe y Santiago, los apóstoles que celebramos juntos

 

 

Los apóstoles Felipe y Santiago el menor son recordados y mencionados juntos en los Evangelios, pero su martirio es una historia que solo conocemos por la tradición

El cuatro de mayo celebramos a dos apóstoles: Santiago y Felipe.

Santiago era de Caná de Galilea. Su padre se llamaba Alfeo y era familiar de Jesús. En el Evangelio se le llama “hermano de Jesús” porque era la descripción hebrea de los nacidos del mismo abuelo.

Tanto en dicho Evangelio como en los Hechos de los Apóstoles, se le nombra como “Santiago, hijo de Alfeo” y así se le distingue del otro apóstol Santiago, el hijo de Zebedeo. También se les llama “el Menor” y “el Mayor”, respectivamente.

El más santo de su época

 

Santiago muy querido entre los primeros cristianos y se le denomina “obispo de Jerusalén”; incluso, el historiador judío Flavio Josefo sostiene que era considerado el hombre más santo de su época.

Esto podemos verlo en la Carta a los Gálatas, en la que Pablo escribió: “Santiago es, junto con Juan y Pedro, una de las columnas principales de la Iglesia”

Antes de morir mártir -en una gran fiesta de los judíos, que no toleraban el gran número de conversos gracias a su predicación- escribió la carta que redactaron los apóstoles a todo el pueblo cristiano después del primer Concilio de Jerusalén y la Carta de Santiago, que pertenece a los textos canónicos de la Biblia.

San Felipe

 

San Felipe era de Betsaida. Jesucristo mismo lo eligió como apóstol. Y aparece citado específicamente en varios momentos del relato evangélico: la invitación a Natanael para que conozca al Señor, la multiplicación de los panes y los peces, la última cena…

No sabemos con certeza dónde murió san Felipe. La tradición considera que fue martirizado en una cruz en forma de X, cabeza abajo, y enterrado en Escitia (actual Turquía).

Las reliquias de san Felipe y Santiago fueron depositadas y se veneran juntas en la basílica de los Santos Apóstoles XII en Roma. Por esta razón la Iglesia de Occidente decidió celebrar su fiesta en el mismo día.

 

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La humildad frente a la ambición

 

En el cuarto capítulo de la carta de Santiago encontramos esta instrucción:

Sométanse a Dios; resistan al demonio, y él se alejará de ustedes.
Acérquense a Dios y él se acercará a ustedes. Que los pecadores purifiquen sus manos; que se santifiquen los que tienen el corazón dividido.
Reconozcan su miseria con dolor y con lágrimas. Que la alegría de ustedes se transforme en llanto, y el gozo, en tristeza.
Humíllense delante del Señor, y él los exaltará.
Hermanos, no hablen mal los unos de los otros. El que habla en contra de un hermano o lo condena, habla en contra de la Ley y la condena. Ahora bien, si tú condenas la Ley, no eres cumplidor de la Ley, sino juez de la misma.
Y no hay más que un solo legislador y juez, aquel que tiene el poder de salvar o de condenar. ¿Quién eres tú para condenar al prójimo?

Sant 4, 7-12