Oración al Espíritu Santo Inspirada por el himno en Latín “Veni Sancte Spiritus”

Espíritu SantoVen, Espíritu Santo, derrama desde las profundidades de la Trinidad un rayo de tu Luz, esa Luz que ilumina nuestras mentes y, al mismo tiempo, fortalece nuestra voluntad para que sigamos esa Luz.

Ven, Padre de los pobres, de los pobres de espíritu, a quienes te deleitas en llenar con la plenitud de Dios.

Eres más que un dispensador de dones, has donado tu propio ser, el Don Supremo – el Don del Padre y del Hijo.

¡Eres el mejor consolador! ¡Qué huésped más encantador eres! Tu conversación, aunque en completo silencio, es en si misma toda dulzura. ¡Qué refrescantes son tus consuelos! Como una caricia, calman en un instante, disipan toda duda y tristeza.

En la ardua labor de combatir las tentaciones, allí estás Tú prometiéndonos la victoria. Tu presencia es nuestra victoria. Nuestros tímidos corazones son inducidos por tu inmensa suavidad a confiar en Ti.

En la más grande de todas nuestras labores, la lucha por la entrega total de nuestro ser, Tú eres nuestro reposo, nuestra paz, en la profundidad de nuestras almas.

En lo más caldeado de la batalla. Tu aliento nos refresca y calma nuestras pasiones rebel-des, aquietando nuestros temores cuando nos sentimos derrotados. Tú enjugas lágrimas cuando caemos. Eres Tú el que concede la gracia de la compunción y la esperanza sin reservas en el perdón.  

¡Oh delirio de Luz bienaventurada! Llena lo más recóndito de los corazones de Tus hijos que Te son fieles.  Sin Ti, no existe en nosotros vida divina, o virtud alguna. Si nos privas de tu aliento, nuestro espíritu perecerá; no podrá volver a tener vida hasta que tus labios se posen sobre nuestras bocas y soplen en ellas el soplo de vida

Tu mano se posa sobre nosotros como rocío, sin embargo actúas con mano fuerte. Tan suave como la más suave de las brisas, también Te encuentras en el remolino. Como llamarada de una inmensa hoguera, consumes todas nuestras facultades –pero sólo para derretir la dureza de nuestros corazones.

Nos arrojas delante de Ti como hojas secas bajo el fuerte viento del invierno, pero sólo para que nuestros pies encuentren el sendero angosto.

Ahora derrama sobre nosotros torrentes de agua, como si fuese un viento de mucha fuerza, para que sean lavados nuestros pecados. Empapa con tu gracia nuestros corazones diseca- dos. Alivia las heridas que has cauterizado.

Otorga Tus siete sagrados dones a todos los que confían en Ti con esa confianza que sólo Tú puedes dar.

¡Concédenos la recompensa de la virtud, es decir, Tu propio Ser! ¡Concédenos perseverar hasta el fin! ¡Y luego, gozo eterno!  Amén.

Jenaro de Benevento, Santo

Memoria Litúrgica, 19 de septiembre

Obispo y Mártir

Jenaro de BeneventoMartirologio Romano: San Jenaro, obispo de Benevento, mártir por Cristo en Puzzuoli, cerca de la ciudad de Nápoles, en la Campania, en tiempo de persecución contra la fe cristiana (siglo IV).

Breve Biografía

Los santos Jenaro, Festo, Desiderio, Sosso, Eutiques y Acucio, de los que tenemos Passiones muy posteriores, parece que derramaron su sangre por Cristo al comienzo del siglo IV.-
En una breve nota hagiográfica de la Liturgia de las Horas se lee, efectivamente, que Jenaro «fue obispo de Benevento; durante la persecución de Diocleciano sufrió el martirio, juntamente con otros cristianos, en la ciudad de Nápoles, en donde se le tiene una especial veneración».-

Los obispos de Benevento con este nombre son por lo menos dos: San Jenaro, mártir en el 305, y San Jenaro 11, que en el 342 participó en el concilio de Sardes. Este último, perseguido ,por los arrianos por su adhesión a la fe de Nicea, se lo habría venerado como mártir. Pero la mayoría de los historiadores se inclinan a identificar al patrono de Nápoles con el primero, o mejor con un mártir napolitano de Pozzuoli.-

Condenado «ad bestias» en el anfiteatro de Pozzuoli, junto con los compañeros de fe, a causa del atraso de un juez, fue decapitado en vez de ser echado en pasto a las fieras para la gratuita y macabra diversión de los paganos.-

Más de un siglo después, en el 432, con ocasión del traslado de las reliquias de Pozzuoli a Nápoles, una mujer le habría entregado al obispo Juan dos ampollas pequeñas con la sangre coagulada de San Jenaro. Casi como garantía de la afirmación de la mujer la sangre se volvió líquida ante los ojos del obispo y de una gran muchedumbre de fieles.-

Ese acontecimiento extraordinario se repite constantemente todos los años en determinados días, es decir, el sábado anterior al primer domingo de mayo y en los ocho días siguientes; el 16 de diciembre y el 19 de septiembre y durante toda la octava de las celebraciones en su honor.-

El fenómeno se realiza también en fechas variables, y de ahí deducen los devotos del santo acontecimientos faustos o infaustos. Los testimonios de este fenómeno comienzan desde 1329 y son tan numerosos y concordantes que no se pueden tener dudas.-

El prodigio, porque así lo considera hasta la ciencia, merece la afectuosa admiración con que lo sigue el pueblo. La sincera devoción de los napolitanos por este mártir, históricamente poco identificable, ha hecho que la memoria de San Jenaro, celebrada litúrgicamente desde 1586, se haya conservado en el nuevo calendario.-

Puesto que el fenómeno no tiene ninguna explicación natural, pues no depende ni de la temperatura ni del ambiente, podemos atribuirle el significado simbólico de vivo testimonio de la sangre de todos los mártires en la vida de la Iglesia, que nació de la sangre de la primera víctima, Cristo crucificado.-
Entre los elementos positivamente ciertos en relación con esta reliquia, figuran los siguientes:

Jenaro de Benevento1 -La substancia oscura que se dice ser la sangre de San Genaro (la que, desde hace más de 300 años permanece herméticamente encerrada dentro del recipiente de cristal que está sujeta y sellada por el armazón metálico del relicario) no ocupa siempre el mismo volumen dentro del recipiente que la contiene. Algunas veces, la masa dura y negra ha llenado casi por completo el recipiente y, en otras ocasiones, ha dejado vacío un espacio equivalente a más de una tercera parte de su tamaño.-

2 -Al mismo tiempo que se produce esta variación en el volumen, se registra una variante en el peso que, en los últimos años, ha sido verificada en una balanza rigurosamente precisa. Entre el peso máximo y el mínimo se ha llegado a registrar una diferencia de hasta 27 gramos.-

3 -El tiempo más o menos rápido en que se produce la licuefacción, no parece estar vinculado con la temperatura ambiente. Hubo ocasiones en que la atmósfera tenía una temperatura media de más de 30º centígrados y transcurrieron dos horas antes de que se observaran signos de licuefacción. Por otra parte, en temperaturas de 5º a 8º centígrados más bajas, la completa licuefacción se produjo en un lapso de 10 a 15 minutos.-

4 -No siempre tiene lugar la licuefacción de la misma manera. Se han registrado casos en que el contenido líquido burbujea, se agita y adquiere un color carmesí muy vivo, en otras oportunidades, su color es opaco y su consistencia pastosa.-

Aunque no se ha podido descubrir razón natural para el fenómeno, la Iglesia no descarta que pueda haberlo. La Iglesia no se opone a la investigación porque ella busca la verdad. La fe católica enseña que Dios es todopoderoso y que todo cuanto existe es fruto de su creación. Pero la Iglesia es cuidadosa en determinar si un particular fenómeno es, en efecto, de origen sobrenatural .-

La Iglesia pide prudencia para no asentir ni rechazar prematuramente los fenómenos. Reconoce la competencia de la ciencia para hacer investigación en la búsqueda de la verdad, cuenta con el conocimiento de los expertos.-

Una vez que la investigación establece la certeza de un milagro fuera de toda duda posible, da motivo para animar nuestra fe e invitarnos a la alabanza. En el caso de los santos, el milagro también tienen por fin exaltar la gloria de Dios que nos da pruebas de su elección y las maravillas que El hace en los humildes.-

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San Jenaro
ORACIÓN

Señor,
tú que nos has congregado hoy
para venerar la memoria del mártir San Jenaro,
concédenos que podamos ir a gozar en tu reino,
juntamente con él, de la alegría que no tiene fin.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.-
Amén

No tengan miedo a las sorpresas, dejen abiertas puertas y ventanas

Papa Francisco a los fieles de su diócesis reunidos en el Aula Pablo VI.

Fuente: Vatican News

Al dirigirse esta mañana a unos cuatro miel fieles de la diócesis de Roma, de la que el Papa es su Obispo, reunidos en el Aula Pablo VI de la Ciudad del Vaticano, Francisco se refirió al próximo Sínodo, cuyo tema es: «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión». Al respecto, el Santo Padre dijo que es  como un camino en el que está comprometida toda la Iglesia.

De octubre de 2021 hasta octubre de 2023

Francisco  también señaló que el Sínodo tendrá lugar entre octubre de 2021 y octubre de 2023, y que el itinerario ha sido concebido como «un dinamismo de escucha recíproca, realizado a todos los niveles de la Iglesia, que implica a todo el pueblo de Dios.×

Primera etapa

La primera etapa del proceso (de octubre de 2021 hasta abril de 2022) es la que concierne a cada una de las Iglesias diocesanas. El Santo Padre dijo textualmente”…

“Por eso estoy aquí, como su Obispo, para compartir, porque es muy importante que la diócesis de Roma se comprometa con convicción en este camino”

Caminar juntos

Además, Francisco explicó que «la sinodalidad expresa la naturaleza de la Iglesia, su forma, su estilo, su misión». La palabra «sínodo», de hecho, contiene todo lo que necesitamos entender: «caminar juntos».

El libro de los Hechos de los Apóstoles

Refiriéndose al libro de los Hechos de los Apóstoles como «el primer y más importante ‘manual’ de eclesiología», el Papa señaló que narra la historia de un camino que comienza en Jerusalén y que, tras un largo recorrido, termina en Roma.

Todos son protagonistas

Este camino, dijo, cuenta la historia en la que caminan juntos la Palabra de Dios y el pueblo que dirige su atención y su fe a esa Palabra. «Todos son protagonistas – dijo el Papa – nadie puede ser considerado un mero extra. A veces puede ser necesario salir, cambiar de dirección, superar convicciones que nos frenan y nos impiden avanzar y caminar juntos».

Atención a las necesidades de los pobres

El Papa observó que hay problemas que surgen en la organización del creciente número de cristianos, y «especialmente en la atención a las necesidades de los pobres». El camino para encontrar una solución – dijo Francisco citando el Libro de los Hechos de los Apóstoles – «es reunir a la asamblea de discípulos y tomar la decisión de nombrar a esos siete hombres que se comprometan a tiempo completo con la diaconía, el servicio de las misas».

Fase diocesana

Volviendo al proceso sinodal, el Papa dijo que la fase diocesana es muy importante porque implica escuchar a la totalidad de los bautizados. De ahí que Francisco subrayara que:

“Hay mucha resistencia a superar la imagen de una Iglesia rígidamente dividida entre dirigentes y subordinados, entre los que enseñan y los que tienen que aprender, olvidando que a Dios le gusta volcar las posiciones. Caminar juntos descubre la horizontalidad y no la verticalidad como línea”

El sensus fidei

El sensus fidei (es decir «el sentido de la fe») capacita a todos en la dignidad de la función profética de Jesucristo», dijo también el Obispo de Roma, para poder “discernir cuáles son los caminos del Evangelio en el presente».

Más adelante el Santo Padre explicó que «el ejercicio del sensus fidei no puede reducirse a la comunicación y a la comparación de las opiniones que podamos tener sobre tal o cual tema, tal aspecto de la doctrina, o tal regla de disciplina». Y añadió:

“Tampoco puede prevalecer la idea de distinguir mayorías y minorías”

Para todos

«Es necesario sentirse parte de un único gran pueblo destinatario de las promesas divinas», continuó explicando el Papa Francisco:

“Abierto a un futuro que espera a todos para participar en el banquete preparado por Dios para todos los pueblos”

No es un privilegio

Además, el Papa dijo:

“Quisiera señalar que también sobre el concepto de ‘pueblo de Dios’ puede haber hermenéuticas rígidas y antagónicas, quedando atrapados en la idea de una exclusividad, de un privilegio, como sucedió con la interpretación del concepto de ‘elección’, que los profetas corrigieron, indicando cómo debe entenderse correctamente”

De hecho, el Santo Padre subrayó que “no es un privilegio, «sino un don que alguien recibe para todos, que hemos recibido para los demás, una responsabilidad».

La escucha

En el camino sinodal, de hecho, Francisco puso de manifiesto que la escucha debe tener en cuenta el sensus fidei, pero no debe pasar por alto todas esas «corazonadas» que se encarnan donde no las esperamos: puede haber una «corazonada sin ciudadanía», pero no por ello menos eficaz. Hacia la conclusión de su discurso el Papa dijo:

“He venido aquí para animarlos a tomar en serio este proceso sinodal y para decirles que el Espíritu Santo los necesita”

No dejar a nadie afuera o atrás

Y los animó a escuchar al Espíritu Santo escuchándose ellos mismos. A la vez que les pidió que no dejen a nadie afuera o atrás. Algo que – dijo Francisco –  “vale no sólo para los presentes, sino para toda la Iglesia, que no se fortalece sólo reformando estructuras, dando instrucciones, ofreciendo retiros y conferencias, o a fuerza de directivas y programas, sino si redescubre que es un pueblo que desea caminar junto, entre sí y con la humanidad. Un pueblo, el de Roma, que contiene la variedad de todos los pueblos y todas las condiciones: ¡qué extraordinaria riqueza, en su complejidad!».

Valor del sufrimiento

El dolor y el sufrimiento son un misterio en la vida. ¿Por qué los manda Dios?¿Por qué los permite Dios? Por: P. Jorge Loring |

Vamos a dedicar este rato a hablar del sufrimiento. El dolor y el sufrimiento son un misterio en la vida.¿Por qué los manda Dios?¿Por qué los permite Dios?

Hay sufrimientos que Dios no los quiere. Porque son consecuencia de pecados de los hombres. Por ejemplo, las víctimas del terrorismo. Pero otros sufrimientos entran en los planes de Dios. Por ejemplo, las víctimas de un terremoto. Son sufrimientos consecuencia de las leyes de la naturaleza que Dios ha hecho.

Evidentemente que Dios podía haber hecho la naturaleza con otras leyes físicas. Pero toda naturaleza posible sería imperfecta, pues el único ser Omniperfecto es Dios. Fuera de Dios todo es imperfecto, limitado, capaz de mejorar. Y Dios ha pensado que en este mundo, tal como es, con sus imperfecciones, el hombre puede merecer la gloria y salvarse, que es el fin para el cual hemos sido creados.

Otra cosa es el dolor producido por los pecados de los hombres, que Dios no lo quiere. Pero para quitar el dolor, consecuencia de los pecados de los hombres, Dios tendría que quitar la libertad; pues en toda situación de hombres libres es inevitable que alguno use mal de su libertad, peque y haga sufrir a los demás.

sufrimientoPero un hombre sin libertad, dejaría de ser hombre. La libertad para ser bueno o ser malo es lo que hace meritorio ser bueno. Y hacer méritos para la vida eterna es para lo que Dios nos puesto en esta vida. Dios tiene razones para permitir el mal. A nosotros nos basta saber que Dios tiene Providencia, aunque desconozcamos sus caminos.

Dice el Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica1: «La fe nos da la certeza de que Dios no permitiría el mal si no hiciera salir el bien del mal mismo, por caminos que nosotros sólo conoceremos plenamente en la vida eterna». Todas las cosas tienen «pros» y «contras». La electricidad nos trae muchos bienes (iluminación, telecomunicación, motores, informática, etc.), pero también puede provocar un incendio por un cortocircuito y matar por electrocución. A pesar de los peligros que supone la electricidad, no por eso dejamos de poner en casa instalación eléctrica.

El mundo que Dios ha hecho tiene muchas cosas buenas, pero a veces ocurren desgracias que no comprendemos. Sería absurdo querer entender a Dios al modo humano. Dios tiene su Providencia que a veces no entendemos: lo mismo que las hormigas no entienden el juego del ajedrez y no saben por qué se mueve una pieza u otra.

Es lógico que el hombre no entienda a veces el proceder de Dios. Nos debe bastar saber que Dios es Padre y permite el sufrimiento para nuestro bien. Por eso Dios deja actuar las leyes de la naturaleza y la libertad de los hombres. Para los hombres el sufrir es un mal; pero no así para Dios, que ha querido redimir al mundo por el sufrimiento. Si el sufrir fuera malo, Cristo no hubiera sufrido ni hubiera hecho sufrir a su madre. Esto no obsta para que nosotros procuremos mitigar el dolor con los medios que Dios pone a nuestro alcance.

sufrimientoSin embargo también hay que valorar la mortificación voluntaria y la penitencia. Ha sido una práctica frecuente en toda la Historia de la Iglesia. Muchos santos la han practicado eminentemente. La mortificación debe tener una cierta continuidad. No se trata de hacer un gran sacrificio un día, para luego descansar una temporada. Hay muchos modos de hacer pequeñas mortificaciones.

He aquí algunos ejemplos: mortificar la curiosidad; no discutir, aunque tengamos la razón, cuando se trata de tonterías intrascendentes; no enfadarme, aunque tenga motivos para ello, si mi enfado no es necesario; levantarme de la cama puntualmente, sin conceder minutos a la pereza; acabar bien lo que hago, sin dejarlo a medias por dejadez; dedicar mi tiempo a los demás, aunque esté cansado (a no ser que tenga algo más importante que hacer); no gastar dinero en caprichos; sonreír y saludar amablemente, aunque no tengamos ganas de hacerlo; no hacer ruidos innecesarios que molestan a los demás; ser puntual para no hacer esperar; escoger para mí lo peor, si esto es posible; etc., etc.

Podemos afirmar que todo el mundo se mortifica. Lo que cambia son los motivos. Hay gente que es capaz de sacrificarse mucho por razones nobles, pero humanas: dietas de adelgazamiento, cirugía estética, entrenamientos deportivos, etc. Todas estas cosas hacen sufrir, pero se conllevan de buena gana para conseguir un fin. ¿Nos vamos a extrañar que merezca la pena sufrir por amor a Cristo? ¿Para parecernos a Él? ¿Para colaborar a la salvación del mundo? Sufrir por sufrir, ni es humano ni es cristiano. Pero el cristianismo ha descubierto el valor de sufrir por amor a Dios. No existe cristianismo sin renuncia, sin mortificación, sin imitación a Cristo «que padeció por nosotros dándonos ejemplo»2.

Dice el Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica3: «El progreso espiritual implica la ascesis y la mortificación, que conducen gradualmente a vivir en la paz y en el gozo de las bienaventuranzas».

sufrimientoAlgunos dicen: «bastantes sufrimientos tiene la vida, ¿para qué buscar más?». Por tres razones:

a) Porque sufriendo por Dios le mostramos nuestro amor, como Él nos lo mostró muriendo por nosotros en la cruz.

b) Porque sufriendo por Dios aumentamos nuestros merecimientos para el cielo.

c) Porque sufriendo uniéndonos a la Pasión de Cristo, colaboramos a la Redención de la Humanidad. Dios quiere que colaboremos a la Redención de la Humanidad. Es doctrina de San Pablo4.

Pero además, el esfuerzo y el dominio propio fortalecen la voluntad y perfeccionan la persona humana. Son ideas de Bernabé Tierno, famoso psicólogo, cuyos artículos se publican en varias revistas periódicamente. En uno publicado en la revista «Familia Cristiana», de Marzo de 1993, dice así:

«En un programa de televisión en el que niños y adolescentes hablan con un presentador, joven y simpático, escuché varias veces la frase “hacer lo que me pide el cuerpo”, como objetivo, como programa de vida. Al presentador, claro está, no se le ocurrió preguntarles a aquellos jóvenes si no les parecía razonable el hacer cosas por el hecho de que son buenas y convenientes para nosotros mismos o para los demás, aunque no nos lo pida el cuerpo, es decir, aunque no sean agradables.

Hablar de fuerza de voluntad, de dominio de uno mismo, de control de las pasiones, de esfuerzo, no sólo no está de moda sino que son temas de los que se habla con indiferencia y desprecio, si los tocamos ante muchos jóvenes y no tan jóvenes. “No diga tonterías, no me hable de rollos”, me decía hace unas cuantas semanas un joven de veinte años al que yo pretendía convencer de que el hombre está capacitado para vivir en la medida en que ha aprendido a esforzarse.

sufrimientoEs necesario, de toda urgencia, que padres y educadores prediquemos con el ejemplo de una firme voluntad, y eduquemos para el esfuerzo a nuestros niños y adolescentes. Que sepan, desde los primeros años, que el gusto o disgusto, el placer o displacer, no son normas de conducta por las que debamos regirnos, sino lo que nos conviene, lo que es bueno para el cuerpo, para la mente y para el espíritu. Educar para el esfuerzo debe ser una constante en todos los hogares desde los primeros años, y que el niño sepa que está haciendo algo simplemente porque es bueno para él, porque le conviene, le prepara para la vida, y le ayuda a “crecer”.

Es el esfuerzo, el tesón en lograr los objetivos propuestos, lo que desarrolla “el músculo de la voluntad”, lo que se llama “voluntad constituyente”. Sin esa voluntad, que se hace día a día por medio del esfuerzo, el hombre no llega jamás a hacerse hombre, por más años que cumpla. El niño o el adolescente empiezan a ser psicológicamente mayores, maduros, cuando saben decidir y elegir por sí mismos aquello que les conviene, aunque no les guste y les exija mucho esfuerzo.

sufrimientoSi tu norma de vida es “hacer lo que pide el cuerpo”, es una señal clara de que sigues siendo un niño, de que no has “crecido”, de que no estás preparado para la vida, porque no son la voluntad y la razón las que te guían».

Todo esto un plan meramente humano. Por encima de esto está el plano sobrenatural.

¿Por qué Dios ha elegido el sufrimiento para redimir al mundo? No lo sabemos. Pero es así. Por eso nuestro sufrimiento unido al de Cristo colabora en la redención del mundo.

Y nuestro sufrimiento, ofrecido Dios es una manifestación de amor a Él. Lo mismo que Él nos manifestó su amor muriendo por nosotros en la cruz. El sufrir por amor a Dios nos enriquece para la vida eterna. Debe ser para nosotros un consuelo saber que, en igualdad de circunstancias, en el cielo gozan más los que más han sufrido en la Tierra por amor a Dios. Y es consolador saber que «el sufrir pasa, pero el premio de haber sufrido por amor a Dios durará eternamente».Por eso el cristiano le encuentra sentido al sufrimiento. El ateo no tiene motivación para sufrir, por eso se desespera.

sufrimientoLa sublimación del sufrimiento es uno de los grandes tesoros del cristianismo. Sufrir por un ideal hace más llevadero el sufrimiento: «las espinas pinchan cuando se pisan, no cuando se besan».

Querer quitar de la vida el dolor es una utopía. Todo el mundo tiene que sufrir algo. Es ley de vida. Unos en una cosa y otros en otra. Pero cada uno tiene su cruz. Es inútil querer rechazarla. Eso lleva a la desesperación. Es mucho mejor llevarla con garbo por amor a Dios. Se sufre menos y se merece más.

Debemos aceptar de buena gana la cruz que Dios ha puesto sobre nuestros hombros. Si Dios nos la ha puesto, es porque es la que nos conviene.

Va de cuento: Érase una vez un hombre que siempre iba protestando de la cruz que Dios le había puesto encima. Un día fue a la tienda de cruces a cambiar la suya por otra. Allí las había de todos los colores, formas y tamaños.

Al entrar le dijo al tendero:
– Vengo a cambiar mi cruz, porque la que tengo no me gusta.
– Aquí tiene usted el catálogo. Escoja la que prefiera.
– Deme usted ésta.
Sale a la calle y a los pocos pasos vuelve a la tienda.
– Oiga, que ésta tampoco me gusta. Deme usted aquella.
Sale a la calle y a los pocos pasos vuelve a la tienda.
– Ésta tampoco me gusta. Deme usted aquella otra.
Y después de probar varias, le dice al de la tienda:
– Deme usted la mía que es la que mejor me va.

¡Natural! La tuya es la mejor para ti. Por eso te la ha puesto Dios. La que es a tu medida. La que te va mejor. La cruz que nos pone Dios es la que mejor nos va. Como el zapato hecho a la medida. Si es más pequeño, me hace daño. Si es más grande, se me sale al andar. El que me va bien es el de mi medida.

Lo mismo pasa con la cruz. La que Dios me ha puesto sobre mis hombros es la de mi medida. Aunque me parezca muy pesada puedo llevarla, con la ayuda de Dios. Dice San Pablo: «Todo lo puedo en Aquel que me conforta». Dios no pone a nadie una cruz que él no pueda soportar. Sería blasfemo pensar que la cruz que Dios nos pone nos aplasta.

Y San Agustín, ese talento privilegiado que hemos tenido en la Iglesia, tiene una frase preciosa que hizo suya el Concilio de Trento5: «Dios no manda imposibles. Él quiere que hagas lo que puedas y le pidas lo que no puedas, que Él te ayudará para que puedas»6.Hay un aforismo teológico que dice: «a quien hace lo que puede, Dios no le niega su gracia»7. La cruz, con la ayuda de Dios, por amor a Dios, es mucho más llevadera.

Una niña de seis años llevaba en sus brazos a su hermanito de cuatro. Una señora le pregunta:
– ¿Dónde vas con esa carga?
Ella contestó:
– No es una carga. Es mi hermanito.
¡Qué bonito!

Hay que saber aceptar el sufrimiento con amor:

– Primero, porque así manifiesto mi amor a Dios. Dice Trafonten: «Quien no sabe renunciar a sí mismo es incapaz de amar». El sufrimiento se halla estrechamente unido al amor. El sufrimiento sirve para expresar el amor. Dijo Jesús: «Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos»8. El amor es darse, y quien da su persona, su vida, no tiene nada más que dar.

La cruz es el objeto más besado de la historia. Pero el beso no va dirigido al objeto, sino a Jesús, que está crucificado en ella. Cuando yo amo la cruz, amo a Jesús que está en ella. Por el mundo hay muchos trocitos de la cruz de Cristo. Se llaman «Lignum Crucis». Se guardan en valiosos relicarios. Pero un relicario por valioso que sea, no ama. No sabe amar. No puede amar. Yo puedo ser un relicario que lleva con amor la cruz de Cristo.

El cirineo llevó la cruz de Cristo detrás de Él. Al principio la cargó de mala gana, pero después con amor. Por eso Jesús le premió con la gracia de la fe. Él y su familia se convirtieron al cristianismo, como dice San Pablo.

– Segundo, sufriendo con amor enriquezco mi corona eterna.

– Tercero, sufriendo por amor a Cristo colaboro en la redención del mundo, que es la obra más grande de la Humanidad.

Pero, sobre todo, la respuesta del dolor es Cristo que quiso pasarlo primero para animarnos a sufrir. Como la madre que prueba primero la sopa delante del niño que no quiere comer, para animarle.

Cuando se viven estas ideas, el sufrimiento es mucho más llevadero. Merece la pena sufrir. El sufrimiento es un valor. Por eso Dios, a veces, hace sufrir a sus seres queridos. Como la madre, que pone una inyección a su hijo pequeño, aunque le duela. Porque el bien de la salud, compensa el dolor del pinchazo. La Redención no termina en la cruz, sino en la resurrección.

Si sabemos apreciar el valor del sufrimiento, y sufrimos por amor a Dios, enriqueceremos nuestros méritos para la gloria eterna, y nuestro premio será muy grande, pues Dios no se deja vencer en generosidad: premia con el ciento por uno. Decía San Juan de la Cruz: «Tan grande es el bien que espero, que toda pena me da consuelo».

Que el Señor nos conceda saber sufrir por amor a Él, y de esta manera colaborar con Él a la obra de la Redención de la Humanidad y salvación de las almas.

1Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 324
2Primera carta de SAN PEDRO, 2:21
3Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2015
4Carta a los Colosenses, 1:24
5DENZINGER: Magisterio de la Iglesia, nº 804. Ed. Herder. Barcelona
6SAN AGUSTÍN: De natura et gratia, XLIII,50. ML,44,27.
7ANTONIO ROYO MARÍN, O.P.: Teología de la salvación,nº 119. Ed. BAC. Madrid.
8Evangelio de SAN JUAN,15:13

¿Bendices los alimentos?

Un buen momento para celebrar la convivencia tenida y el gusto de los alimentos recibidos

Uno de los momentos que más disfrutamos cada día es la hora de la comida. En cada comida podemos hacer memoria del amor de Dios que se ocupa de nosotros: “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?” (Mt 6,26) y que hizo criaturas tan bellas, tan variadas y tan sabrosas para que nosotros las disfrutáramos. La comida puede ser un momento de alabanza o de pecado, de egoísmo y presunción o de generosidad, gratitud y de testimonio de la propia fe.

Hacer memoria del amor de Dios en las comidas y bendecirlo

Es muy bello ver matrimonios, familias, grupos de amigos o personas solas rezar en un lugar público antes de comer. Para muchas familias o grupos de amigos es la única oportunidad de rezar juntos. Es un modo de hacer presente a Dios en medio de la jornada, de avivar la conciencia de que todos somos hermanos hijos del Padre eterno, de reconocer públicamente su bondad y de proclamar nuestra fe con alegría. 

Jesucristo nos enseñó a pedir al Padre que nos dé nuestro pan de cada día. A Dios le pertenece el mundo y todo cuanto contiene (cf Sal 24,1) y como buen Padre provee a sus hijos de lo necesario para su sustento. Nosotros, al sentarnos a la mesa, reconocemos su bondad, le damos gracias, lo bendecimos y le pedimos nos bendiga y bendiga los alimentos que vamos a tomar.

Ojalá que se mantenga viva esta costumbre que ayuda a fundir de manera sencilla el amor humano y el amor divino, lo temporal y lo eterno, las criaturas y el Creador, los deleites de esta vida y el gran banquete que nos espera en la vida eterna.

Jesucristo nos enseña a bendecir al Padre al tomar los alimentos

Para el pueblo judío la bendición antes de la comida es una expresión fundamental de su religiosidad. Jesús mismo nos enseñó a rezar al inicio de la comida; Él oró y dio gracias antes de la multiplicación de los panes: “Tomó Jesús los cinco panes y los dos peces, levantó los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los  panes y los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Asimismo repartió los dos peces entre todos.” (Mc 6,41) Y también lo hizo en la última cena: “Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus discípulos.” (Mc 26,26)

La bendición va dirigida a Dios

La bendición, antes que a los alimentos, va dirigida sobre todo a Dios. Podemos estar seguros de que Jesús lo haría a diario con José y María, también cuando visitaba a sus amigos en Betania, de camino en las posadas y en el campo con los apóstoles.

La gratitud nos sensibiliza ante los dones recibidos, aún aquellos que han sido resultado de nuestro esfuerzo. Podemos estar sanamente satisfechos de lo que hemos conseguido, pero reconociendo siempre que todo nos viene de Dios, que ha sido Él quien hizo prosperar las obras de nuestras manos. (cf Sal 89 

Oraciones de bendición antes de tomar los alimentos

Ofrezco estas cuatro oraciones de bendición de Dios y de los alimentos:

– Señor Dios, te damos gracias porque nos haces partícipes de tus maravillas; te alabamos por los dones de tu amor y te bendecimos por la amistad que nos concedes vivir en torno a esta mesa. Que esta comida en sencillez de corazón y en alegría sea profecía del banquete del reino. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

– Bendícenos Señor y bendice estos alimentos que dados por tu bondad vamos a recibir, por Cristo Nuestro Señor.

– Señor, bendice estos alimentos que recibimos de tu generosidad. Da pan a los que tienen hambre y hambre de Dios a los que tienen pan.

– Bendícenos Señor, bendice los alimentos que vamos a recibir y a quienes los han preparado, da pan a quienes no lo tienen y concédenos sentarnos contigo en el banquete celestial.

Puede usarse siempre la misa fórmula o decir una oración espontánea. La oración espontánea ayuda a avivar la frescura y la autenticidad del encuentro con Dios y a no caer en la rutina. O primero puede hacerse la oración espontánea y en seguida la bendición ordinaria.

¿Cómo se hace la bendición al tomar los alimentos?

Cualquiera de los comensales puede pronunciar la oración de bendición. Ojalá que muchas veces la haga el papá, transparencia de nuestro Padre del cielo, protector y proveedor, sabiendo que la fuerza del testimonio ante sus hijos es de las lecciones más poderosas que puede dejarles para toda la vida.

En muchos hogares se tiene la costumbre de leer después de la bendición un versículo de la Sagrada Escritura. Para ello, hay mamás que se han dado a la tarea de imprimir 365 tarjetas con frases bíblicas y tenerlas al centro de la mesa, otros tienen una Biblia a la mano y la van leyendo progresivamente, teniendo en cuenta los tiempos litúrgicos para leer pasajes adecuados en Adviento, Cuaresma y Semana Santa, Pascua y Pentecostés.

Al terminar de comer normalmente tenemos un momento de calma, a veces una larga sobremesa… Es buen momento para celebrar la convivencia tenida y el gusto de los alimentos recibidos y bendecir a Dios por ello. Antes de ponerse de pié puede hacerse una breve oración de acción de gracias o simplemente la señal de la cruz.

No basta la interpretación privada de la Biblia

Hay pasajes difíciles de entender, y el tema aquí tratado es, sin lugar a dudas, uno de ellos.

No basta la interpretación privada de la Biblia: tradición, magisterio y escritura.

Los hermanos separados dicen que basta la libre interpretación de la Biblia, es decir, que uno solo, por sí mismo (dicen que con la ayuda del Espíritu Santo) puede entenderla, y que no se requiere que alguna autoridad (en este caso el Magisterio o Tradición de la Iglesia Católica) nos de la interpretación correcta. Esta concepción equivocada de las cosas, es la que precisamente ha dado origen a la aparición de miles y miles de sectas, cada cual llamándose a sí mismas cristianas y arrogándose el derecho de poseer la interpretación verdadera de la Escritura. La doctrina católica sobre este punto dice que la interpretación fiel y verdadera, la da el Magisterio de la Iglesia (es decir el Papa reunido con los Obispos), basado en la Tradición Apostólica (es decir la enseñanza que se conserva fielmente en nuestra Iglesia Católica desde los orígenes del cristianismo).

Como ejemplos bíblicos de que ya entonces, en la época que se escribió el Nuevo Testamento, existía la Tradición, es decir, la transmisión de la enseñanza religiosa de forma exclusivamente oral, tenemos los siguientes:

Mt 2.23 Así había de cumplirse lo que dijeron los profetas: lo llamarán nazareno.

Jud 14-15 El patriarca Enoc, el séptimo después de Adán dijo: ‘El Señor viene con miles de ángeles para juzgar a todos’.

1 Cor 5.9 En mi carta (falta una carta a los Corintios) les decía que no tuvieran trato con la gente de mala conducta.

Vemos en el primer caso que Mateo habla de la enseñanza de los profetas de que Jesús sería llamado “nazareno”, pero como podemos comprobar, esto sólo se conservó gracias a la Tradición, porque no existe ningún libro de la Escritura que anteriormente al Evangelio, mencione que Jesús sería llamado así. En el segundo caso, Judas en su carta cita el libro de Enoc, que no es un libro canónico; es decir, no se encuentra dentro del canon de los libros de la Biblia, pese a lo cual Judas lo toma de referencia al escribir. Por último, en el tercer ejemplo, vemos que Pablo en su primera carta a los corintios les habla de una carta anterior a ésta, que no se ha conservado, o en todo caso, no se ha encontrado aún. Esto nos dice que no toda la enseñanza de los apóstoles ha llegado hasta nuestros días de manera escrita, pero sin embargo, se ha guardado fielmente en la Tradición Apostólica, que celosamente preserva la Iglesia Católica.

bibliaEn las citas que vienen a continuación, podemos notar que no todo lo que se enseñó en la Iglesia desde el principio se escribió, sino que gran parte de la enseñanza se hizo de forma oral, con el ejemplo de vida. Todas esas enseñanzas que no están escritas son las que constituyen la Tradición de la Iglesia, y que no hay que confundir con costumbres o hábitos, que pueden variar de acuerdo a las épocas históricas.

Jn 21.25 Jesús hizo también otras muchas cosas. Si se escribieran una por una, creo que no habría lugar en el mundo para tantos libros.

2 Tes 2.15 Por lo tanto, hermanos, manténganse firmes y guarden fielmente las tradiciones que les enseñamos de palabra o por carta.

2 Tim 3.10 Tú, en cambio, has seguido de cerca mi enseñanza, mi modo de vida, mis proyectos, mi fe.

2 Jn 12 Tendría muchas más cosas que escribirles, pero prefiero no hacerlo por escrito … Espero ir a verlos y hablarles personalmente.

3 Jn 13 -14 Tendría muchas cosas más que decirte, pero no quiero hacerlo por escrito, … Espero verte pronto y hablaremos cara a cara.

Fil 4.9 Pongan en práctica todo lo que han aprendido, recibido y oído de mí, todo lo que me han visto hacer.

1 Cor 11.34 Lo demás ya lo dispondré cuando vaya.

bibliaPor otra parte, encontramos también pasajes bíblicos que nos hacen notar que no basta la interpretación personal para entender correctamente la Palabra de Dios, sino que se requiere de una autoridad competente (en este caso el Magisterio de la Iglesia Católica), para comprender fielmente el sentido pleno de la Sagrada Escritura. Lo contrario, es la causa de la aparición de nuevas sectas cada día, cada una más apartada de la verdad.

Hch 8.31 El etíope contestó: ‘¿Cómo lo voy a entender si no tengo quien me explique?’.

Rom 6.19 Ven que uso figuras muy humanas, pues tal vez les cueste entender.

2 P 1.20 Sépanlo bien: ninguna profecía de la Escritura puede ser interpretada por cuenta propia.

2 P 3.16 Hay en ellas (cartas de Pablo) algunos puntos difíciles de entender, que los ignorantes y poco firmes en la fe interpretan torcidamente.

2 Cor 4.3 Si a pesar de eso permanece oscuro el Evangelio que proclamamos, la oscuridad es para los que se pierden.

bibliaPor último, la Iglesia Católica, que es la que persiste desde el principio, fundada por Cristo sobre Pedro, ha sido llamada a ser celosa guardiana del depósito de la fe, de la sana enseñanza y con la responsabilidad de dar la interpretación correcta de la Sagrada Escritura. La Tradición Apostólica se ha transmitido y se sigue transmitiendo al Papa y los Obispos, sucesores de los apóstoles. La Iglesia Católica es la única garantía, con la ayuda del Espíritu Santo, de que el mensaje evangélico ha de permanecer inalterado hasta el fin de los siglos.

1 Tes 4.2 Conocen las tradiciones que les entregamos con la autoridad del Señor Jesús.

1 Tim 5.22 No impongas a nadie las manos a la ligera, pues te harías cómplice de los pecados de otro.

1 Tim 6.3 Si alguno enseña en otra forma y no se atiene a las palabras auténticas, que son las de Cristo Jesús, y a la enseñanza que honra a Dios.

2 Tim 2.2 Cuanto has aprendido de mí, confíalo a personas que merezcan confianza y que puedan instruir después a otros.

2 Tim 1.13 Toma como norma la sana doctrina que has oído de mí sobre la fe y el amor según Cristo Jesús. Conserva el precioso depósito.

2 Tim 1.14 Conserva el precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros.

2 Tim 3.14 Tú, en cambio, quédate con lo que has aprendido y de lo que estás seguro, sabiendo de quiénes lo recibiste.

2 Tim 4.13 Cuando vengas, tráeme la capa que dejé en Tróade, en casa de Carpo, y también los libros, sobre todo los pergaminos.

1 Jn 2.24 Permanezca en Uds. lo que oyeron desde el principio; si permanece en Uds. … permanecerán en el Hijo y en el Padre.
Recordemos, para terminar, que durante los primeros años de la predicación de los apóstoles, la enseñanza de la doctrina cristiana se hacía única y exclusivamente de manera oral, es decir, por la Tradición Apostólica, pues hasta entonces no se habían escrito ni los evangelios ni las cartas apostólicas. Sólo posteriormente se fueron redactando los libros que conforman el Nuevo Testamento. Cabe mencionar; además, que quién determinó que libros pertenecían y cuáles no al canon bíblico (o sea la relación oficial de los libros de la Escritura) fue la Iglesia Católica, a fines del siglo IV.
Yo creo, Señor; en Ti
que eres la Verdad Suprema.
Creo en todo lo que me has revelado.
Creo en todas las verdades
que cree y espera mi Santa Madre
la Iglesia Católica y Apostólica.
Fe en la que nací por tu gracia,
fe en la que quiero vivir y luchar
fe en la que quiero morir.

14 curiosidades sobre san Jenaro y la licuefacción de su sangre

san Jenaro

EAST NEWS

Fue arrojado a un horno ardiente y una vez que se reabrió el horno, Jenaro no solo salió indemne sino que ni su ropa se había quemado

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san JenaroTodos los 19 de septiembre una gran masa de fieles se reúne en la ciudad de Nápoles para presenciar con inquietud, ansiedad y tanto de fe popular, el famoso milagro de la licuefacción de la sangre de su santo patrón.

Se trata de un santo mártir de las persecuciones de Diocleciano en el siglo III. Alrededor de su vida se narran muchos relato. Algunos son históricos, evidenciados por verídicas fuentes antiguas y otros son leyendas y tradiciones que surgieron de la religiosidad popular.

Algunas de estas cuestiones las encontrarás entre estas curiosidades:

  1. Jenaro en realidad no es su nombre, sino su apellido, pertenecía a la familia romana de los Januarios, su madre Teonaria Amato era de origen napolitano. La familia se trasladó a la Campania y allí dio a luz un hijo a que le puso por nombre Publius Faustus Januarius.
  2. Se sabe que nació en la zona de Italia llamada Campania, pero no se sabe a ciencia cierta si fue en la ciudad de Benevento o de Nápoles, hasta hoy estas dos ciudades se disputan su procedencia.
  3. Antes de morir decapitado en Pozzuoli, san Jenaro padeció tremendas torturas que sobre él no tuvieron ningún efecto. Fue arrojado a un horno ardiente y una vez que se reabrió el horno, Jenaro no solo salió indemne, ni siquiera sus prendas se vieron afectadas mínimamente por el fuego en cambio no fue así para todos los paganos que asistieron a ver su ejecución, ya que las llamas salieron bruscamente quemando a muchos de ellos.

Licuefacción de la sangre

  1. san JenaroSegún la tradición la primera vez que se produjo el milagro de la licuefacción fue en los tiempos del emperador Constantino, cuando el obispo algunos dicen que fue Severus otros el obispo Cosimo) transfirió los restos del santo del cementerio de Agro Marciano, a la ciudad de Nápoles. En el camino se encontró con una enfermera llamada Eusebia con las ampollas de la sangre del santo que al acercarlas a la cabeza del santo notó que la sangre en las ampollas se habían diluido.
  2. Históricamente la primera licuefacción documentada fue en el año 1389 para la fiesta de la Asunción. Ese día se exhibieron públicamente las ampollas con la sangre de san Jenaro y muchos fueron testigos de como el líquido almacenado en la ampolla se licuó “como si hubiera fluido ese mismo día del cuerpo del santo”.

¿Milagro?

6 La Iglesia no reconoce oficialmente como milagro la licuefacción, sin embargo lo considera como científicamente inexplicable y aprueba la veneración popular.

  1. san JenaroAlgunos experimentos han tratado de demostrar que la sangre está sujeta al fenómeno de tixotropía,por el cual algunos fluidos pasan al estado líquido debido a la simple agitación o vibración, y vuelven a coagular cuando cesa la acción mecánica.
  2. El milagro de la licuefacción de las ampollas de san Jenaro en Nápoles, según dice se produce contemporáneamente en la lastra de mármol donde fue decapitado el santo en la ciudad de Pozzuoli. Allí se puede ver como la mancha de sangre que se encuentra en el mármol se hace de un rojo más intenso.
  3. El milagro no se produce sólo el 19 de septiembre para la fiesta del santo, sino también para la “fiesta de primavera” el sábado que precede al primer domingo de mayo y el 16 de diciembre celebración del patronazgo de la ciudad, en recuerdo de la erupción del volcán Vesubio en el 1631, que se detuvo ante las invocaciones de los fieles al santo.
  4. Son tres la veces que la sangre no se licuó: en el año 1943 año de la ocupación nazista, en el 1973 cuando hubo una gran epidemia de cólera y en el año 1980 cuando se produjo el terrible terremoto de Irpinia. Por eso el pueblo napolitano espera con tanta ansia la licuefacción de la sangre del santo, considerando al año nefasto si el milagro no ocurre.

san Jenaro10 También la sangre de san Jenaro se licuó el 21 de marzo del 2015, ante los ojos de papa Francisco siendo el primer papa en presenciar el milagro. No se produjo ante la visita de san Juan Pablo II ni para Benedicto XVI, en octubre de 2007. Se dice que también se produjo el milagro en una visita privada de papa Pío IX en 1848, pero hasta ahora no hay rastros en documentos que registren tal evento.

Patrono de Nápoles

  1. San Jenaro no es el único patrono de la ciudad de Nápoles, comparte patronazgo con nada menos que 52 co-patronos, siendo la ciudad que más patronos tiene en todo el mundo.
  2. Al lado de la catedral de “Santa Maria Assunta” donde se custodia las reliquias del santo, se encuentra un museo con el “Tesoro de san Jenaro”, un verdadero tesoro con más de 22 mil joyas preciosas, entre ex votos y dones de emperadores reyes y papas. Su valor es inestimable se cree que amonta a más de 300 millones de euro. Entre las joyas más preciadas se encuentra una mitra con 3.328 diamantes, 198 esmeraldas y 168 rubíes.
  3. Las catacumbas de san Jenaro son consideradas entre las más bellas y ricas en particulares, especialmente arquitectónicos, de todas las catacumbas cristianas.Conserva importantísimos frescos, y esto es debido a que los restos mortales eran de personas adineradas o miembros de clases sociales alta.
  4. No solo se produce la licuefacción de la sangre en san Jenaro, este fenómeno también se produjo con la sangre de las estigmas de san Francisco el 2 de octubre del 2013, y con la sangre de san Alfonso María de Liguorio y santa Patricia.

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El Papa a la hora del Ángelus: “¿Quieres sobresalir? Sirve”

ANDREAS SOLARO /AFP/ East News

Vatican News – publicado el 19/09/21

Al comentar la liturgia del día antes de rezar el Ángelus dominical, el Papa Francisco recordó que el valor de una persona no depende del papel que desempeña, de su éxito, su trabajo o su dinero

Papa Francisco“La grandeza y el éxito, a los ojos de Dios, tienen otro nivel: se miden por el servicio”. E invocó a María, humilde sierva del Señor, para que “nos ayude a comprender que servir no nos disminuye, sino que nos hace crecer. Y que hay más alegría en dar que en recibir”

Puntualmente a mediodía Francisco se asomó a la ventana de su estudio frente a la Plaza de San Pedro para la acostumbrada cita del Ángelus dominical.

Al comentar el Evangelio del día en que San Marcos relata que, de camino a Jerusalén, los discípulos de Jesús discutían sobre quién «era el más grande entre ellos», el Papa explicó que él les habló de forma contundente. Algo que – dijo – también se aplica a nosotros hoy:

“Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos”

El Santo Padre afirmó que “con esta frase lapidaria, el Señor inaugura una inversión: da un vuelco a los criterios que marcan lo que realmente cuenta”.

“El valor de una persona ya no depende del papel que desempeña, del éxito que tiene, del trabajo que hace, del dinero que tiene en el banco; no, la grandeza y el éxito, a los ojos de Dios, tienen otro nivel: se miden por el servicio. No por lo que se tiene, sino por lo que se da. ¿Quieres sobresalir? Sirve”

El Papa dijo que ‘hoy en día la palabra ‘servicio’ parece un poco descolorida, desgastada por el uso”. Pero recordó que en el Evangelio “tiene un significado preciso y concreto”.

“Servir no es una expresión de cortesía: es hacer como Jesús, que, resumiendo su vida en pocas palabras, dijo que había venido ‘no a ser servido, sino a servir’”

El camino del servicio

Papa FranciscoPor esta razón Francisco señaló que si queremos seguir a Jesús, debemos recorrer el camino que él mismo trazó, “el camino del servicio”. Además destacó que “nuestra fidelidad al Señor depende de nuestra voluntad de servir”. Y esto a pesar de que cueste, por «saber a cruz».

“Pero a medida que crecemos en el cuidado y la disponibilidad hacia los demás, nos volvemos más libres por dentro, más parecidos a Jesús”

El Papa también destacó que “cuanto más servimos, más sentimos la presencia de Dios”. Sobre todo “cuando servimos a los que no tienen nada que devolvernos, los pobres, abrazando sus dificultades y necesidades con tierna compasión: ahí descubrimos que a su vez somos amados y abrazados por Dios”.

Por esta razón – prosiguió el Santo Padre – Jesús después de haber hablado de la primacía del servicio, hace un gesto para ilustrarlo: “Toma un niño y lo coloca en medio de los discípulos, en el centro, en el lugar más importante”.

La pequeñez

Francisco explicó que el niño, en el Evangelio “no simboliza tanto la inocencia como la pequeñez”. A la vez que expresó que “Jesús abraza a ese niño y dice que quien recibe a un pequeño lo recibe a Él. Esto es, en primer lugar, a quién servir: a los que necesitan recibir y no tienen nada que dar”.

“Acogiendo a los que están en los márgenes, desatendidos, acogemos a Jesús, porque Él está ahí. Y en un pequeño, en un pobre al que servimos, también nosotros recibimos el tierno abrazo de Dios”

El Papa invitó a preguntarnos siendo interpelados por el Evangelio:

“Yo, que sigo a Jesús, ¿me intereso por los más abandonados? ¿O, como los discípulos aquel día, busco la gratificación personal? ¿Entiendo la vida como una competición para abrirme un hueco a costa de los demás, o creo que sobresalir es servir? Y, concretamente: ¿dedico tiempo a algún ‘pequeño’, a una persona que no tiene medios para corresponder? ¿Me ocupo de alguien que no puede devolverme el favor, o sólo de mis familiares y amigos?”

Tras estas preguntas Francisco invocó a la Virgen María, humilde sierva del Señor, para que “nos ayude a comprender que servir no nos disminuye, sino que nos hace crecer. Y que hay más alegría en dar que en recibir”.