Matthew 9:14-17
Amigos, en el Evangelio de hoy, Jesús nos brinda la parábola del vino nuevo y de las odres viejas y nuevas.
El vino nuevo es la Buena Nueva, la Encarnación, la reconciliación de lo divino y lo humano. Pero este poderoso elixir no puede estar en recipientes de la vieja conciencia. Mientras el ego reine en el alma, el vino nuevo resultará demasiado extraño, desconocido, amenazante, y por ello será rechazado.
Antes de que el vino embriagante del Evangelio pueda ser asimilado, debe haber una limpieza del espíritu, una transformación de la conciencia y la actitud, una metanoia. Debemos examinar las historias de las confrontaciones de Jesús con los demonios desde esta perspectiva. El demonio dentro de nosotros se da cuenta de que la vieja odre será triturada cuando se vierta el vino nuevo, y en consecuencia reacciona con horror.Es un ejercicio espiritual útil separar esos pasajes del Nuevo Testamento, esos dichos y acciones de Jesús, aquellos que nos hacen sentir más incómodos, ya que ellos nos indicarán la manera más efectiva de cómo transfigurar nuestras almas. Ellos, mucho más que los pasajes que amamos instintivamente, nos mostrarán el camino que la metanoia debe seguir.
María Goretti, Santa
Memoria Litúrgica. 6 de julio
Fuente: Catholic.net
Virgen y Mártir
Martirologio Romano: Santa María Goretti, virgen y mártir, que en el transcurso de una infancia difícil, ayudando a su madre en las labores de la casa, se distinguió ya por su piedad. Cuando no contaba más que doce años, murió en defensa de su castidad, a causa de las puñaladas que le asestó un joven que intentaba violarla cuando se hallaba sola en su casa, cercana a la localidad de Nettuno, en la región del Lacio, en Italia († 1902).
Hoy celebramos a Santa María Goretti, una joven que vivió la virtud de la pureza hasta el heroísmo.
Una santa que prefirió morir antes que ofender a Dios.
Un poco de historia…
Santa María Goretti nació en 1890 en Italia. Su padre, campesino, enfermó de malaria y murió.
Una tarde, María estaba sentada en lo alto de la escalera de la casa, remendando una camisa. Aunque aún no cumplía los doce años, era ya una mujercita.
Alejandro, un joven de 18 años, subió las escaleras con intención de violar a la niña. María opuso resistencia y trató de pedir auxilio; pero como Alejandro la tenía agarrada por el cuello, apenas pudo protestar y decir que prefería morir antes que ofender a Dios. Al oír esto, el joven desgarró el vestido de la muchacha y la apuñaló brutalmente. Ella cayó al suelo pidiendo ayuda y él huyó.
María fue transportada a un hospital, en donde perdonó a su asesino de todo corazón, invocó a la Virgen y murió veinticuatro horas después.
Alejandro fue condenado a 30 años de prisión. Por largo tiempo, fue obstinado en no arrepentirse de su pecado, hasta que una noche, tuvo un sueño en el que vio a la niña María, recogiendo flores en un prado y luego ella se acercaba a él y se las ofrecía. A partir de ese momento, cambió totalmente y se convirtió en un prisionero ejemplar. Se le dejó libre al cumplir 27 años de su condena. Al salir de la cárcel, una noche de Navidad, la de 1938, pidió perdón a la mamá de María, y aquella noche, en la misa de Gallo, comulgaron juntos.
El caso de María Goretti se extendió por todo el mundo. En 1947, el Papa Pío XII la beatificó y en 1950 la canonizó. En la ceremonia estuvieron presentes su madre, de 82 años, dos hermanas y un hermano. Y, aunque parezca increíble, también asistió Alejandro, el arrepentido asesino de la santa.
Santa María Goretti fue santa no por el hecho de tener una muerte injusta y violenta, sino porque murió por defender una virtud inculcada por la fe cristiana. A esta santa se la llama la “Mártir de la pureza”. Sus imágenes la representan como una campesina con un lirio en la mano, que es el símbolo de la virginidad, y con la corona del martirio.
María Goretti era una muchacha soltera que conocía el valor del matrimonio y de las relaciones sexuales. Sabía que la complementariedad de los sexos se manifiesta plenamente en el acto sexual, en el cual el hombre y la mujer se unen íntima y totalmente en alma y cuerpo por el amor que existe entre ellos. Entendía que el acto sexual sólo puede efectuarse dentro del matrimonio ya que es una manifestación de amor entre los esposos y para la procreación de los hijos.
Los jóvenes podrán preguntarse: ¿Hasta el matrimonio? ¡Faltan “miles de años”! Y mientras… ¿qué? Pueden aprovechar el tiempo del noviazgo para conocerse, tratarse, vivir en amistad y hacerse felices el uno al otro. El noviazgo es una preparación para el futuro matrimonio.
¿Qué hacer para vivir esta virtud?
Debes cuidar todo lo que ves y oyes. Y, recordar que tú eres una persona que tiene dignidad, inteligencia y voluntad y que eres diferente de los animales que tienen relaciones sexuales por puro instinto. La virtud de la castidad te dará fuerza para dominar y controlar tu impulso sexual.
Es más persona quien sabe dominarse, quien sabe controlarse, quien sabe guardarse íntegro para entregarse sin reservas a su futura esposa o esposo, que aquel cobarde y sin fuerzas de voluntad que entrega su cuerpo a cualquiera ante el primer estímulo que pasa frente a sus ojos.
¿Qué nos enseña la vida de María Goretti?
- La principal enseñanza es la vivencia de la virtud de la pureza: pureza de alma y cuerpo.
- A perdonar a nuestros enemigos, a pesar de que nos hayan causado un daño irreparable. Como también lo hizo el Papa Juan Pablo II, al perdonar a Alí Agca, quien tratara de asesinarlo en 1981.
- María Goretti nos enseña a ser fuertes ante situaciones difíciles, confiando siempre en Dios.
Oración
Santa María Goretti, este día te pido que me ayudes a vivir la virtud de la pureza, para entender que la castidad es un medio para cultivar mi voluntad y así, lograr la santidad en el estado de vida al que Dios me llama.
Amén.
El ofrecimiento de una vida apasionante
Santo Evangelio según san Lucas 10, 1-12. 17-20. 14º domingo de tiempo ordinario
Por: Iván Yoed González Aréchiga, LC | Fuente: somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, mi amigo y Rey. Te doy gracias por llamarme a estar contigo en este momento. Simplemente quiero encontrarme con quien me ama. Más que aprender, más que reflexionar, quiero sobre todo acompañarte. Tengo la sencilla certeza de que mi corazón se asemejará al tuyo estando unidos los dos: y de ahí brotará mi celo para darte a los demás. Gracias por llamarme a ti.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 10, 1-12. 17-20
En aquel tiempo, Jesús designó a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir, y les dijo: “La cosecha es mucha y los trabajadores pocos. Rueguen, por tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos. Pónganse en camino; yo los envío como corderos en medio de lobos. No lleven ni dinero, ni morral, ni sandalias y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa digan: ‘Que la paz reine en esta casa’. Y si allí hay gente amante de la paz, el deseo de paz de ustedes, se cumplirá; si no, no se cumplirá. Quédense en esa casa. Coman y beban de lo que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les den. Curen a los enfermos que haya y díganles: ‘Ya se acerca a ustedes el Reino de Dios’.
Pero si entran en una ciudad y no los reciben, salgan por las calles y digan: ‘Hasta el polvo de esta ciudad que se nos ha pegado a los pies nos lo sacudimos, en señal de protesta contra ustedes. De todos modos, sepan que el Reino de Dios está cerca’. Yo les digo que en el día del juicio, Sodoma será tratada con menos rigor que esa ciudad”.
Los setenta y dos discípulos regresaron llenos de alegría y le dijeron a Jesús: “Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre”.
Él les contestó: “Vi a Satanás caer del cielo como el rayo. A ustedes les he dado poder para aplastar serpientes y escorpiones y para vencer toda la fuerza del enemigo, y nada les podrá hacer daño. Pero no se alegren de que los demonios se les someten. Alégrense más bien de que sus nombres están escritos en el cielo”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Se acercaba tu Reino, Señor. Ésas fueron tus palabras. Y sin embargo experimento en mi interior contradicción, pues no percibo su cumplimiento en estos tiempos. Sé que me elegiste para que tus palabras permanezcan. Soy consciente que, con tu gracia, de mí depende que así sea. Pero, mirando el mundo siento temor, pues me parece como si tus palabras en verdad se estuvieran perdiendo.
En estos días, tu voz, tu nombre no parece hallar su eco en los corazones de la gente. Y me pregunto si podré continuar caminando hacia adelante, mientras el anuncio de tu Reino está retrocediendo.
Son preguntas que me brotan al mirar mi alrededor, donde me veo entre los pocos obreros de una gigantesca mies. Pero ¿obreros de quién somos?, ¿enviados de quién?, ¿mensajeros simplemente de un silencio vergonzoso, de una vida sin timón? Quizá el mensaje de tu amor es tan hermoso que para muchos resulta irreal y lo buscan contrarrestar cediendo a la tentación de no creerlo: «¿Un Dios que me ama?… Es demasiado hermoso para ser verdad».
El demonio existe, y quiere que apartarme de ti, quiere hacerme sentir que no soy nada, mientras que Tú me quieres demostrar que lo soy todo para ti. Tú quieres que camine por el mundo con el corazón centrado en ti, Señor Jesús. Soy mensajero de un Rey, del mismo Dios. Y si yo, con mi nada y pequeñez, he sido elegido como tu mensajero, entonces tu mensaje habrá de ser misericordia. Tú me ofreces una vida apasionante, entre una mies gigante, sí, pero con un amor mayor como motivo, con el mismo Dios como mi luz.
«En la raíz de toda vocación cristiana se encuentra este movimiento fundamental de la experiencia de fe: creer quiere decir renunciar a uno mismo, salir de la comodidad y rigidez del propio yo para centrar nuestra vida en Jesucristo; abandonar, como Abrahán, la propia tierra poniéndose en camino con confianza, sabiendo que Dios indicará el camino hacia la tierra nueva. Esta «salida» no hay que entenderla como un desprecio de la propia vida, del propio modo sentir las cosas, de la propia humanidad; todo lo contrario, quien emprende el camino siguiendo a Cristo encuentra vida en abundancia, poniéndose del todo a disposición de Dios y de su reino».
(S.S. Francisco, Mensaje para la 52 Jornada Mundial de oración por la vocaciones, 26 de abril de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Señor, con el deseo de imitar tu corazón, hoy buscaré hacer un detalle de caridad a aquella persona que me cuesta tratar.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Santa María Goretti, la niña que defendió su pureza

Domaine public
Dolors Massot – publicado el 06/07/15 – actualizado el 05/07/24
Una niña de 11 años aún piensa en juegos, pero santa María Goretti quería ganarse el cielo y lo hizo defendiendo su pureza y perdonando a su agresor
Santa María Goretti fue mártir por defender su pureza. Esta niña nació el 16 de octubre de 1890, en Corinaldo (Italia). Era la tercera de siete hijos de una familia pobre y muy piadosa.
Emigraron a Ferriere di Conca para trabajar al servicio del conde Mazzoleni. Allí la familia compartía casa con otra familia: Giovanni Serenelli y su hijo Alessandro, que tenían otro estilo de vida. El padre, Giovanni Serenelli, era alcohólico y Alessandro era grosero y rudo.
Pronto falleció el padre de los Goretti -de paludismo- y su madre se tuvo que poner a trabajar mientras María y los mayores cuidaban de los hermanos pequeños.
Quería hacer la Primera Comunión a toda costa
María era inteligente y piadosa. Había recibido el bautismo y la confirmación. Rezaba el rosario, contemplaba el crucifijo, hacía oración…
Su madre le dijo que no podía recibir la Primera Comunión porque no tenía instrucción y no podría aprender el catecismo. Además, no tenían dinero para comprarle un vestido.
La niña rogó a su madre y finalmente una persona de la zona la instruyó, mientras que otras familias le prestaron el vestido. Así, recibió la Primera Comunión el 29 de mayo de 1902.
María se protege del ataque
Alessandro Serenelli tenía 19 años, era fuerte y en varias ocasiones había dicho frases obscenas a María. Por lo que se dio cuenta de que el chico quería abusar de ella y comenzó a pedir a su madre que regresaran a su pueblo natal. Ella no le creyó, pensando que era un capricho de niña y no le dio más importancia.
Un día, Alessandro llevó a María a la cocina cuando ella estaba sola en casa cuidando a una de las bebés. La agredió sexualmente pero ella se resistió, diciéndole que lo que pretendía hacer era un pecado.
El chico amordazó a María Goretti. Primero le mostró un puñal y ella siguió sin consentir. Luego él le arrancó la ropa y María pudo deshacerse de la mordaza.
-No hagas eso, que es pecado. Irás al infierno, dijo María.
Alessandro Serenelli le asestó 14 cuchilladas que produjeron heridas graves, pero no había muerto. La llevaron al hospital y el médico registró heridas en el pericardio, el corazón, el pulmón izquierdo, el diafragma y el intestino.
El perdón
María pudo recibir los últimos sacramentos. En el momento de darle la comunión, el sacerdote le preguntó:
-María, ¿perdonas de todo corazón a tu asesino?
Ella contestó:
«Sí, lo perdono por el amor de Jesús, y quiero que él también venga conmigo al paraíso. Quiero que esté a mi lado. Que Dios lo perdone, porque yo ya lo he perdonado».
Conversión de Alessandro en la cárcel
Alessandro Serenelli fue detenido, procesado y condenado a 30 años de cárcel. Decía que no se arrepentía de nada. En sueños, santa María Goretti se apareció a Alessandro, tras lo cual este se arrepintió y escribió una carta a monseñor Blandini. Decía:
«Lamento sobre todo el crimen que cometí porque soy consciente de haberle quitado la vida a una pobre niña inocente que, hasta el último momento, quiso salvar su honor, sacrificándose antes que ceder a mi criminal voluntad. Pido perdón a Dios públicamente, y a la pobre familia, por el enorme crimen que cometí. Confío obtener también yo el perdón, como tantos otros en la tierra».
Alessandro cumplió 26 años de condena. Luego fue hortelano de un convento de capuchinos y más tarde fue admitido en la orden terciaria de san Francisco. Su conducta fue ejemplar.
Relató su propio crimen
Fue llamado como testigo en el proceso de canonización de María Goretti. Explicó por qué lo hacía:
«Debo reparación, y debo hacer todo lo que esté en mi mano para su glorificación. Toda la culpa es mía. Me dejé llevar por la brutal pasión. Ella es una santa, una verdadera mártir. Es una de las primeras en el paraíso, después de lo que tuvo que sufrir por mi causa».
En la Navidad de 1937, Alessandro fue a Corinaldo y pidió perdón a la madre de santa María Goretti por el crimen que había cometido. Ella le respondió:
«Si María te perdonó, ¿cómo no voy a perdonarte yo?»
Santa María Goretti fue canonizada el 24 de junio de 1950 por el Papa Pío XII. Su festividad se celebra el 6 de julio.