La salud es posible LES PONGO PARTE FINAL DEL LIBRO LA SALUD ES POSIBLE COMO UNA INVITACIÓN A NO VACUNARSE POR SUS MALAS CONSECUENCIAS, VAYA A LA RAÍZ DE SU PROBLEMA: La VACUNA.
A finales del año 2012, mientras una parte de la humanidad espe- raba el fin del mundo, tuvimos la oportunidad de iniciar una nueva era para la salud: en colaboración con la Cruz Roja de Uganda, que estaba interesada en el impacto positivo que el MMS tiene sobre la salud de las personas y, más concretamente, en la cura que supone para la malaria, llevamos a cabo un ensayo clínico, siguiendo el más riguroso protocolo, en el que participaron 781 pacientes.
De ellos, 154 dieron positivo en las pruebas de malaria. ¡Y 143 se curaron en solo un día con una única toma de MMS! Los 11 restan- tes, al día siguiente.
Derrotamos a la malaria, una enfermedad cruel que en la actualidad se cobra la vida de un niño cada 40 segundos, ¡con solo unas gotas de dióxido de cloro disueltas en agua!
Felicito por ello al hombre que le dio a mi vida una nueva dirección hace ya unos cuantos años: el incomparable Jim Humble.
Y queda claro, una vez más, que la salud es posible. Lo digo con absoluta rotundidad, lo afirmo sin ningún género de dudas, lo reitero una y mil veces y lo grito a los cuatro vientos: ¡la salud es posible!
Y en mi opinión, para recuperarla no se necesita mucho: basta con saber qué nos ha enfermado, aprender a mostrar el debido respeto a nuestro cuerpo y a nuestros sentimientos, decidir por qué nos vamos a curar y encontrar el mejor modo de hacerlo. Les animo a reflexionar sobre ello. A buscar vuestra verdad y a recuperar la energía auténtica que les ha llenado de vida.
Y en todo ese proceso, el CDS no pretende ser más que una molécula que brinda sus enlaces con objeto de facilitar la tarea.
En la actualidad son muchos los medicamentos en cuyo prospecto se advierte al paciente de que no debe conducir bajo sus efectos, ni manejar maquinaria peligrosa, ni realizar tareas complicadas… Bajo los efectos del CDS se puede conducir, se puede manejar maquinaria peligrosa y se pueden realizar tareas complicadas, por supuesto, aunque eso no es lo importante: lo verdaderamente importante es que bajo los efectos del CDS se puede vivir, se puede abrazar, se puede reír, se puede cantar y se puede amar.
Por favor, lucha por tu salud, por la salud para todos. ANDREAS KALCKER.
ESTA ES UNA MARAVILLOSA INVITACIÓN A IR A LA RAÍZ DEL MAL SI USTED SE HA VACUNADO, SOLO EL CDS O DIÓXIDO DE CLORO VA ASEGURARLE SALUD Y VIDA.
CONSULTE CON ¨CAMUSAV. COM¨.
A SISTER CECILIA SUPERIORA DE LAS MISIONERAS DE PAX VOBIS Y DIRECTORA DE PAX TV.
He sido testigo presencial en una sucesión de años, y en ella se han dado motivaciones que han llevado una confirmación, en honor a la VIRGEN por PAX TV a la GUADALUPANA, por las MISIONERAS la de FÁTIMA y hay un hecho que me ha conmovido: la discreción y la elegancia con que SISTER CECILIA ha llevado adelante la realización del Canal de televisión PAX TV no siempre le ha sido fácil esto. Su Discreción y Elegancia son también las palabras que podrían definir su ser SUPERIORA Y DIRECTORA. Y añadiría otra: EFICACIA.
SISTER CECILIA ha permitido a PAX contar con PAX TV a pesar de los montajes en contra y la pobreza de sus máquinas. El AMOR la llenó de la Sabiduría, Capacidad y Talento para seguir la Estrella que desde su Amor Consagrado entregaba con su Comunidad el valor de toda una programación al servicio del Pueblo de Dios y día tras día era alimentada la insaciable pantalla con toda suerte de mensajes y amor para testimoniar la Iglesia. En la estructura de la ordenación para la sociedad de LAICAS CONSAGRADAS COMO MISIONERAS DE PAX VOBIS, ha sido y es, el centro visible de comunión, con su misión sobre todo de unir, alentar, ayudar, aconsejar. En definitiva, servir a la caridad y la comunión de todas las MISIONERAS y hacerlas crecer bien arraigadas en el pluralismo que caracteriza el SERVIR A LA COMUNICACIÓN COMO CARISMA PROPIO Y PARTICULAR.
De modo incansable y empujada por una delicada y fraterna preocupación, velando siempre para redescubrir la propia identidad desde el “Ora et Labora” –“Reza y Trabaja” de San Benito con la “oración y la vida fraterna”. Esa unidad en la caridad en gran parte, fruto de esta fraterna preocupación de SISTER CECILIA. Además ha convertido la Casa General de PAX en Lima en un espacio de encuentro y comunión para toda la COMUNIDAD DE JESUS, sobre todo para los jóvenes, convirtiendo su oficina en un espacio amable, un lugar de diálogo en el que pueden hacer la experiencia privilegiada del pluralismo y a la vez de la comunión, que, arraigada en este pluralismo, hace realidad ese vivir en una sola caridad, con una misma y clara visión por donde hay que seguir avanzando y unas costumbres sanas desde la COMUNIDAD MISIONERA EN SU AMOR FRATERNO Y COMUNITARIO por la Comunicación. Además de toda la bondad y exquisita caridad para los más pobres y enfermos que careciendo de recursos han encontrado en el Corazón Abierto de SISTER CECILIA sus respuestas y solución a su campo de salud, familiar, laboral y de vivienda, todo ello como fruto de su Apostolado abierto.
POR ELLO les he invitado a renovarse en la FIESTA DE CRISTO REY COMO MISIONERAS DE PAX VOBIS dando las gracias a cada una de Ustedes en SISTER CECILIA que ha formado en un solo Corazón a su Grupo de Apóstoles Misioneras por su servicio y fraterna preocupación y le auguro la felicidad del Señor que la bendiga todos los días de su Vida desde la Casa del Señor y Consagrada a la Virgen que es el edificio de PAX y PAX TV. QUE LE PERTENECE EN DERECHO Y PLENITUD EN TODA SU INSTALACION CON MI MÁS SINCERO AGRADECIMIENTO POR SU TALENTO Y BONDAD Y POR AMAR AL SEÑOR HECHO IGLESIA. Con mi Amor y admiración con profundo y sincero agradecimiento a toda su exquisita labor y acción comunitaria y de caridad.
Con mi bendición y mi Amor. MUCHAS GRACIAS. P. Roberto Navidad 2022 –CRISTO REY.
LES DESEO UNA SANTA Y FELIZ NAVIDAD DE CORAZON A CORAZON
Luke 1:57-66
Amigos, el Evangelio de hoy relata la circunstancia en que nace y ponen el nombre a Juan el Bautista. Zacarías el padre de Juan ha sido dejado mudo después de la visión en el santuario, pero escuchamos que “en aquel momento recobró el habla, se soltó su lengua y hablaba bendiciendo a Dios”. Lo que sigue a este pasaje es el maravilloso Cántico de Zacarías, que coloca a Jesús y a Juan en el contexto de esta gran narración de Israel. Me gustaría hoy examinar dos líneas de esa gran oración.
El Dios de Israel, ora Zacarías, “ha visitado y redimido a su pueblo”. Esto es lo que Dios siempre quiere hacer. Él odia el hecho de que nos hayamos esclavizado por el pecado y el miedo y, por lo tanto, quiere liberarnos. El evento central del Antiguo Testamento es un evento de liberación de la esclavitud. Somos, como pecadores, esclavizados por nuestra soberbia, nuestra ira, nuestros apetitos, nuestra gula, nuestra lujuria —todo lo que nos ata y no nos permite ser las personas que queremos ser —.Zacarías continúa: “Y ha suscitado para nosotros el poder salvador en la casa de David su siervo”. Dios llevará a cabo su liberación a través de la instrumentación de un Salvador poderoso. Esto debe leerse en el contexto de la larga historia de lucha militar de Israel contra sus
enemigos. Un gran guerrero ha venido, y es de la casa del más grande soldado de Israel, David. Dios ha prometido que Él pondría un descendiente de David en el trono de Israel para toda la eternidad, y Zacarías está profetizando que esto ocurrirá.
Todo el evento del nacimiento de Juan Bautista está rodeado por un alegre sentido de asombro, de sorpresa, de gratitud. Asombro, sorpresa, gratitud. La gente fue invadida por un santo temor a Dios «y en toda la montaña de Judea se comentaban todas estas cosas» (v. 65). Hermanos y hermanas, el pueblo fiel intuye que ha sucedido algo grande, incluso si humilde y escondido y se pregunta «¿Qué será este niño?» (v. 66). El pueblo fiel de Dios es capaz de vivir la fe con alegría, con sentido de asombro, de sorpresa y de gratitud. Vemos a aquella gente que hablaba bien de esta cosa maravillosa, de este milagro del nacimiento de Juan, y lo hacía con alegría, estaba contenta, con sentido de asombro, de sorpresa y de gratitud. Y viendo esto preguntémonos: ¿cómo es mi fe? ¿Es una fe alegre o una fe siempre igual, una fe «plana»? ¿Tengo un sentido de asombro cuando veo las obras del Señor, cuando escucho hablar de cosas de la evangelización o de la vida de un santo, o cuando veo a tanta gente buena: ¿siento la gracia dentro, o nada se mueve en mi corazón? (Ángelus, 24 junio 2018)
Juan Cancio de Kety, Santo
Sacerdote, profesor de la universidad, 23 de diciembre
Martirologio Romano: San Juan de Kety, presbítero, el cual, siendo sacerdote, se dedicó a la enseñanza durante muchos años en la Academia de Cracovia, después recibió el encargo pastoral de la parroquia de Olkusia, en donde, añadiendo a la recta fe un cúmulo de virtudes, se convirtió para los cooperadores y discípulos en ejemplo de piedad y caridad hacia el prójimo, y después emigró a los gozos celestiales en Cracovia, ciudad de Polonia. († 1473)
Etimológicamente: Juan = Dios es misericordia. Viene de la lengua hebrea.
Observación: En el antiguo santoral se lo recordaba el 20 de octubre.
Breve Biografía
Hagamos un esfuerzo por imaginarnos el ambiente en que se encuadra la figura de este Santo y que es, en verdad, muy diverso del que hemos encontrado al hablar de otros muchos. Porque Polonia, en plena Edad Media, presentaba características profundamente similares. No era sólo su clima, extremado y duro, ni la vecindad, siempre amenazadora de los turcos, ni de la singularidad de su régimen político, fuertemente dominado por una aristocracia que, en su ceguera, habrá de conducir reiteradamente a lo largo de la historia al país hacia su ruina. Es, sobre todo, el carácter abigarrado del elemento humano.
Polonia, sin fronteras naturales, fácilmente accesible a sus vecinos, presentaba entonces, como continúa presentando hoy mismo, una extremada mezcla de razas. Cuando en 1390 nace el que habia de ser San Juan Cancio, su pueblo, Kanty, situado cerca de Auschwitz, al oeste de Cracovia, no pertenecía propiamente a Polonia, sino a Silesia y sólo muchos años después, hacia el fin de la vida del Santo, vol]vería a ser polaco. Pero no demos demasiada importancia a esto, porque todo era mezcla. En las mismas poblaciones inequívocamente polacas, continuaba rigiendo el Derecho germánico, juntamente con el polaco, y no era raro oir hablar alemán. Las mismas costumbres estaban fuertemente impregnadas de orientación teutónica, Lo mismo se diga, y mucho más, de Cracovia, donde habría de transcurrir casi toda la vida del Santo. Ciudad cosmopolita, constituía el más importante mercado del este de Europa. Aún no se había descubierto América, ni la ruta del Cabo de Buena Esperanza permitía traer los productos exóticos desde el Lejano Oriente. Por eso Cracovia era el gran mercado en que se abastecían españoles, italianos, franceses…, y al que concurrían también húngaros, checos, eslovacos e incluso, en los tiempos de paz, los mismos turcos.
En este ambiente va a actuar nuestro Santo. Y lo va a hacer en tiempos de intensa fermentación intelectual. Durante toda su vida ha de sentir frente a si el peso del atractivo que sobre la multitud estudiantil ejercían las nuevas ideas. La Universidad pasaba por un buen momento. Fundada por Casimiro el Grande en 1364, había conseguido en 1397 la Facultad de Teología, y se encontraba al mediar el siglo xv en una etapa de extraordinario florecimiento. Los reyes la habían mimado, y los estudiantes acudían a ella en gran cantidad. Pero… Ios errores de los husitas y taboritas no dejaban de ejercer atractivo y se imponia un trabajo duro para defender la ortodoxia.
Al llegar a la Universidad, Juan ponia fin a una educación que pudiéramos llamar casi campesina. Habia nacido en el seno de una familia patriarcal, y se habia educado cristianísimamente, con una orientación ortodoxa, sólida y segura. Incorporado a la Universidad, después de algunas duras pruebas que él supo sobrellevar con firmeza, se dedicó con tal entusiasmo a los estudios que su figura pronto destacó. En 1417 obtuvo el doctorado en Filosofía, y poco después en Teología. Ordenado de sacerdote, nombrado canónigo de Cracovia, obtuvo una cátedra de teologia en la Universidad, y continuó residiendo en el mismo Colegio Mayor en que había residido mientras fue estudiante. Fuera de su estancia en una parroquia y de sus viajes, no conocerá Juan ninguna otra residencia.
La estampa que nos ha llegado de él a través de los siglos es la de un profesor universitario verdaderamente ejemplar; sin faltar jamás a clase, enteramente al servicio de los estudiantes, consagrando largas horas al estudio, explicando con claridad y humildad, viviendo intensamente la vida universitaria. Sus méritos le llevarán hasta el mismo rectorado y durante muchos siglos la toga morada que él había ostentado mientras fue rector servirá también a quienes le sucedan en el cargo como una consigna de superación y de fidelidad.
No escapó, sin embargo, a las intrigas, no infrecuentes por desgracia en ambientes universitarios. Cuando el claustro hubo de designar algunos de sus miembros para tareas muy delicadas, pudo observarse que prescindían de él. Es posible que su rectitud hiciera de él un profesor incómodo, de los que no transigen, de los que, con su cumplimiento, constituyen una muda reprensión para los demás. Lo cierto es que un buen día la Universidad, correspondiendo a una petición de los feligreses de la parroquia de Olkusz, le designó como párroco de la misma.
La prueba debió de resultarle dura, porque no suele ser fácil que un intelectual se adapte a las tareas pastorales, en directo contacto con las almas. De hecho nos consta, sin embargo, que fue un párroco admirable, y que en los años, que no fueron muchos, que estuvo al frente de su parroquia, esta cambió profundamente. Había estado hasta entonces muy descuidada, faltando la instrucción religiosa, existiendo en ella facciones y partidos que se odiaban a muerte, y pudiéndose encontrar no poca indiferencia en algunos feligreses. Pero el párroco consiguió transformar por completo la parroquia: la caridad, la unión fraternal, el destierro de los vicios, proclamaron la fina calidad del buen pastor. Sin embargo, a éste se le hacía dura aquella vida, que parece que le condujo a sentir fuertes escrúpulos, y la Universidad terminó por darse cuenta del disparate que había hecho. En 1340 volvía a triunfar a su cátedra de teología. Y poco después fue designado como profesor de religión de la familia real de Polonia.
Es curioso que el Santo, que jamas se permitía faltar a clase, hiciera una excepción para emprender por dos veces muy largos viajes. En efecto, primero emprendió una peregrinación hacia Jerusalén, pasando por Roma, ciudad para él amadisima como sede del Papa. Y años después vuelve de nuevo a emprender el camino de Roma, aunque sin condescender con las peticiones de quienes, pasmados por su ciencia, querían que se quedase allí.
En uno de estos viajes le ocurrió el conocido episodio de su encuentro con los ladrones, que demuestra su amor a la verdad. Cuando le hubieron despojado de todo su dinero le preguntaron si tenía más, contestó que no, pero habiendo recordado que le quedaban unos escudos cosidos en el forro de su manto, llamó a los ladrones para entregárselo.
Más hermosa aún es la anécdota ocurrida en el refectorio del Colegio Mayor en que vivía. Iba a sentarse a la mesa cuando vió a la puerta un pobre pidiendo limosna. Los ojos de todos estaban fijos en él. Con toda sencillez se levantó, entregó su comida íntegra al pobre y al volver a su sitio… estaba allí la comida. Desde entonces, durante siglos, en el Colegio Universitario de Cracovia se preparaba siempre una ración para un pobre. «Pauper venit», viene un pobre, exclamaba el rector. «Iesus Christus venit», Jesucristo viene, contestaban todos los reunidos. Y la comida era entregada al pobre.
Notemos que, no sólo en su época de párroco, sino también en su cargo de profesor de Universidad, San Juan sentía como exigencia de su sacerdocio el trabajo directo con las almas. Con frecuencia se le veía predicando en las iglesias de la ciudad, ordinariamente en latín, lengua entonces muy corriente en Polonia, y a veces en polaco, porque, paradójicamente, en las iglesias de la ciudad se usaba el latín, mientras en la de la Universidad se usaba la lengua nacional.
Inmensamente limosnero, era el paño de lágrimas de todos los estudiantes necesitados de la ciudad. En cierta ocasión, en medio del crudísimo invierno polaco, cruzando la plaza a media noche, encontró a un pobre que temblaba, le entregó su manteo y siguió a cuerpo, muerto de frío, camino de la iglesia para recitar maitines. Casos como éstos, en ocasiones florecidos de milagros, se conservan en gran número en los documentos de la época.
Murió a los ochenta y tres años, en la vigilia de Navidad del año 1473. Pero antes pronunció, ante todo el claustro de la Universidad, reunido en torno a su lecho, una hermosisima alocución, en la que condensó su espiritualidad de sacerdote, de canónigo y de profesor de Universidad santo:
«Confiándoos el cuidado de formar la juventud en la ciencia y en las buenas costumbres, Dios os ha elevado, señores y hermanos mios, lo bastantemente alto para que no dudéis en pisotear, como indigna de vosotros, la gloria que los hombres reciben unos de otros, y cuya búsqueda insensata trae frecuentemente la muerte a nuestras almas. Velad cuidadosamente de la doctrina, conservad el depósito sin alteración y combatid, sin cansaros jamás, toda opinión contraria a la verdad; pero revestíos en este combate de las armas de la paciencia, de la dulzura y de la caridad recordando que la violencia, aparte del daño que hace a nuestras almas, daña las mejores causas. Aunque hubiera estado en el error sobre un punto verdaderamente capital, jamás un violento hubiera conseguido sacarme de él; muchos hombres están sin duda hechos como yo. Tened cuidado de los pobres, de los enfermos, de los huérfanos.»
Su voz se quebró al llegar aquí, sin duda por el esfuerzo que estaba haciendo. Descansó un momento, y continuó después:
«Causa y fin de todo lo que existe, Dios eterno y todopoderoso, que gobiernas y conservas por tu divina providencia todo lo que has creado, recíbeme en tu inefable misericordia, y consiente que por la pasión y los méritos infinitos de tu Hijo, yo me reúna a Ti por toda la eternidad.»
Y dicho esto, expiró suavemente.
Toda la ciudad se conmovió. Sus funerales fueron verdaderamente extraordinarios. Pronto empezó el rumor de los milagros obtenidos por su intercesión, que Matías de Miechow primero, y después otros continuadores fueron recogiendo en un curioso diario, en el que se reflejan las costumbres polacas del siglo xv, desde 1475 a 1519. Su cuerpo fue enterrado en la iglesia de Santa Ana de Cracovia, en la que sesenta años después se le dió una sepultura más honrosa. Sin embargo, su causa de beatificación se fue retrasando durante muchos años. En 1628 el cura de la iglesia de Santa Ana, Adán Opatavius (Opatowczyk) publicó una vida con un catálogo de milagros, en latín. En 1632 aparecía la traducción polaca. Y en 1680 Inocencio XII le beatificaba. Por fin, el 16 de julio de 1767, Clemente XII le canonizó, cinco años antes de la primera partición de Polonia. Su fiesta fue fijada el 20 de octubre y elevada por Pío VI en 1782 a rito doble.
«Insigne Juan, tú eres la gloria de la nación polaca, el orgullo del clero, el honor de la Universidad, el padre de tu patria».
La voluntad de Dios
Santo Evangelio según san Lucas 1, 57-66. Viernes IV de Adviento
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
¡Ya estás apunto de llegar, Señor! Dame la gracia de tenerte un buen lugar preparado en mi corazón. No permitas que este año llegues a mi alma y la encuentres desarreglada, sucia o en mal estado. Dame la gracia de estar alerta cuando me hablas y de escuchar tu voz. Aumenta mi fe, mi esperanza y mi caridad. San José, ayúdame a preparar mi corazón como preparaste la gruta de Belén para que Jesús naciera allí de la mejor manera.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 57-66
Por aquellos días, le llegó a Isabel la hora de dar a luz y tuvo un hijo. Cuando sus vecinos y parientes se enteraron de que el Señor le había manifestado tan grande misericordia, se regocijaron con ella.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño y le querían poner Zacarías, como su padre; pero la madre se opuso, diciéndoles: «No. Su nombre será Juan». Ellos le decían: «Pero si ninguno de tus parientes se llama así».
Entonces le preguntaron por señas al padre cómo quería que se llamara el niño. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Todos se quedaron extrañados.
En ese momento a Zacarías se le soltó la lengua, recobró el habla y empezó a bendecir a Dios.
Un sentimiento de temor se apoderó de los vecinos, y en toda la región montañosa de Judea se comentaba este suceso. Cuantos se enteraban de ello se preguntaban impresionados: «¿Qué va a ser de este niño?» Esto lo decían, porque realmente la mano de Dios estaba con él.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
Me puedo detener a meditar sobre el tema del cumplimiento de la Voluntad de Dios en mi vida. Es el ejemplo que me dejan Isabel y Zacarías en el Evangelio de hoy.
Ponerle de nombre Juan al niño recién nacido. Era ésta la Voluntad de Dios. Aunque todos no lo entendieran, se preguntarán el por qué e incluso dudarán de la decisión. La Voluntad de Dios era esa. Los inconvenientes caen cuando se está decidido a realizar con tu gracia lo que quieres y esperas de mí. Dame la gracia, Señor, de descubrir qué es lo que quieres y esperas de mí en este período de adviento y navidad y buscar realizarlo.
La Voluntad de Dios no es un elemento que coarta, limita, envilece mi libertad. Por el contrario, el cumplimiento de tu Voluntad es algo que me hace crecer como criatura, como persona. Ahí tengo el ejemplo de Zacarías. Cumplir tu Voluntad le regresó el habla, le devolvió aquel estado que había perdido por su falta de fe. La libertad es un don que se acrecienta cuando se entrega a ti.
Cuando se es niño, y más aún adolescente, poco se comprende por qué se tiene que obedecer a los padres. De grandes, y más cuando se tienen hijos, se comprende que esos mandatos y deseos siempre estaban movidos por el amor y la búsqueda de lo mejor. Así es también con tu Voluntad. No es un yugo insoportable que aguantar, una tiranía o dictadura de poder… no; es el amor que aconseja, orienta y pide a sus hijos lo que se sabe que a ellos, a mí, más conviene. Dame la gracia, Señor, de buscar siempre y en todo momento descubrir y realizar tu Voluntad sobre mi vida, siendo consciente de que siempre quieres lo mejor para mí.
«Si no la ejercitamos bien, la libertad nos puede conducir lejos de Dios, puede hacernos perder la dignidad de la que Él nos ha revestido. Es por eso que son necesarias las orientaciones, las indicaciones y también las reglas, tanto en la sociedad como en la Iglesia. ¡No perdáis la gran dignidad de hijos de Dios que se nos ha donado! Así encontrarán la alegría auténtica porque Él nos quiere hombres y mujeres plenamente felices y realizados, ¡solo cumpliendo la voluntad de Dios Padre podemos cumplir el bien y ser luz del mundo y sal de la tierra!».
(Discurso S.S. Francisco, 5 de agosto de 2014).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Me detendré un momento ante un belén y les pediré a María y José me ayuden, con su intercesión, a realizar siempre la Voluntad de Dios sobre mí.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
San Juan de Kety, el sabio que peregrinó a Tierra Santa como mendigo
Viajó desde Polonia a Jerusalén para venerar el sepulcro de Cristo, y a Roma para rezar ante las tumbas de san Pedro y san Pablo
Jan Kanty (San Juan de Kety, Kanty, Cancio o Kenty) nació en Kety, una población situada a 70 km de Cracovia (Polonia) en 1390.
A los 23 años se matriculó en la Universidad de Cracovia, que había sido fundada en 1364. Pese a su reciente creación, la Universidad Jaguellonica -como se llamaba entonces- ya gozaba de prestigio.
Al terminar los estudios fue profesor de Letras y decano de la facultad de Filosofía, en 1432. Más tarde impartió clases en Teología (1433) y destacó en el saber escolástico.
Al ser ordenado sacerdote, se le encargó la parroquia de Olkusz, cerca de Cracovia. En su trabajo pastoral se distinguió por su piedad y por la caridad con todos. Era un ejemplo para los fieles.
Las biografías subrayan que en él se daba el talento para aprender y enseñar, y al mismo tiempo el espíritu de penitencia y el amor al prójimo expresado en los más pobres.
En aquella época Polonia sufría la guerra hussita y había hambre y miseria.
Como parte de su espíritu penitente, hizo peregrinación a Tierra Santa mendigando por el camino. También viajó a Roma en cuatro ocasiones para venerar las tumbas de san Pedro y san Pablo.
San Juan de Kety falleció en Cracovia la víspera de Navidad del año 1473. Tenía 63 años.
La fiesta de este santo se celebra el 23 de diciembre.
Oración
Dios todopoderoso, concédenos crecer en santidad a ejemplo de san Juan de Kety, tu presbítero, para que, ejerciendo el amor y la misericordia con el prójimo, obtengamos nosotros tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén