Este modo «de vivir, apegados a la ley, les alejaba del amor y de la justicia: cuidaban la ley, descuidaban la justicia; cuidaban la ley, descuidaban el amor». (…) «hombres cerrados, hombres muy apegados a la ley, a la letra de la ley: no a la ley», porque «la ley es amor». Eran hombres «que siempre cerraban las puertas de la esperanza, del amor, de la salvación (…) «este es el camino que nos enseña Jesús, totalmente opuesto al camino de los doctores de la ley». Y «este camino, del amor a la justicia, lleva a Dios». Sólo «el camino que va del amor al conocimiento y al discernimiento, a la realización plena, lleva a la santidad, a la salvación, al encuentro con Jesús». En cambio, «el otro camino, lleva al egoísmo». Y conduce «a la soberbia de sentirse justos, a esa “santidad” —entre comillas— de las apariencias». Tanto que «Jesús dice a esa gente: a vosotros os gusta haceros ver por la gente como hombres de oración, de ayuno». Se trata sólo de «hacerse ver». Y «por eso Jesús dice a la gente: haced lo que dicen, pero no lo que hacen» (…) Jesús se acerca: la cercanía es la prueba de que vamos por el camino auténtico». Porque es ese «el camino que eligió Dios para salvarnos: la cercanía. Se acercó a nosotros, se hizo hombre». (Santa Marta, 31 octubre 2014)

Lucas 14:1-6

En el evangelio de hoy, Jesús sana a un hombre en sábado, demostrando así su autoridad sobre la Ley. El Jesús retratado en los Evangelios habla y actúa constantemente en la persona misma de Yahvé, el Dios de Israel.

En otra ocasión, defendiendo a sus discípulos de la acusación de recoger grano en sábado, Jesús recuerda a sus interlocutores que los sacerdotes que sirven en el templo pueden, bajo ciertas circunstancias, violar el sábado y seguir siendo inocentes; luego añade con un laconismo impresionante: “Os digo que aquí hay algo más grande que el templo”. El único que razonablemente podría afirmar que es “mayor” que el templo sería aquel que era adorado en el templo.

En varios lugares del Sermón del Monte, Jesús afirma: “Habéis oído decir… . . pero digo . . . Este rechazo casi casual de la Torá, la revelación dada por Yahvé al propio Moisés y, por tanto, el tribunal de apelación final para cualquier judío piadoso, habría abrumado a cualquier judío del siglo I. Una vez más, el único que podría legítimamente anular la Torá con tanta despreocupación sería el que fue él mismo el autor de la Torá.

Martín de Porres, Santo

Memoria litúrgica, 3 de noviembre

Fuente: Archidiócesis de Madrid

Religioso dominico, peruano

Martirologio Romano: San Martín de Porres, religioso de la Orden de Predicadores, hijo de un español y de una mujer de raza negra, quien, ya desde niño, a pesar de las limitaciones provenientes de su condición de hijo ilegítimo y mulato, aprendió la medicina que, después, siendo religioso, ejerció generosamente en Lima, ciudad del Perú, a favor de los pobres. Entregado al ayuno, a la penitencia y a la oración, vivió una existencia austera y humilde, pero irradiante de caridad († 1639).

Fecha de beatificación: 29 de octubre de 1837 por el Papa Gregorio XVI
Fecha de canonización: 6 de mayo de 1962 por S.S. Juan XXIII

Breve Biografía

El racismo, esa distinción que hacemos los hombres distinguiendo a nuestros semejantes por el color de la piel es algo tan sinsentido como distinguirlos por la estatura o por el volumen de la masa muscular. Y lo peor no es la distinción que está ahí sino que ésta lleve consigo una minusvaloración de las personas -necesariamente distintas- para el desempeño de oficios, trabajos, remuneraciones y estima en la sociedad. Un mulato hizo mayor bien que todos los blancos juntos a la sociedad limeña de la primera mitad del siglo XVII.

Fue hijo bastardo del ilustre hidalgo -hábito de Alcántara- don Juan de Porres, que estuvo breve tiempo en la ciudad de Lima. Bien se aprecia que los españoles allá no hicieron muchos feos a la población autóctona y confiemos que el Buen Dios haga rebaja al juzgar algunos aspectos morales cuando llegue el día del juicio, aunque en este caso sólo sea por haber sacado del mal mucho bien. Tuvo don Juan dos hijos, Martín y Juana, con la mulata Ana Vázquez. Martín nació mulato y con cuerpo de atleta el 9 de diciembre de 1579 y lo bautizaron, en la parroquia de San Sebastián, en la misma pila que Rosa de Lima.

La madre lo educó como pudo, más bien con estrecheces, porque los importantes trabajos de su padre le impedían atenderlo como debía. De hecho, reconoció a sus hijos sólo tardíamente; los llevó a Guayaquil, dejando a su madre acomodada en Lima, con buena familia, y les puso maestro particular.

Martín regresó a Lima, cuando a su padre lo nombraron gobernador de Panamá. Comenzó a familiarizarse con el bien retribuido oficio de barbero, que en aquella época era bastante más que sacar dientes, extraer muelas o hacer sangrías; también comprendía el oficio disponer de yerbas para hacer emplastos y poder curar dolores y neuralgias; además, era preciso un determinado uso del bisturí para abrir hinchazones y tumores. Martín supo hacerse un experto por pasar como ayudante de un excelente médico español. De ello comenzó a vivir y su trabajo le permitió ayudar de modo eficaz a los pobres que no podían pagarle. Por su barbería pasarán igual labriegos que soldados, irán a buscar alivio tanto caballeros como corregidores.

Pero lo que hace ejemplar a su vida no es sólo la repercusión social de un trabajo humanitario bien hecho. Más es el ejercicio heroico y continuado de la caridad que dimana del amor a Jesucristo, a Santa María. Como su persona y nombre imponía respeto, tuvo que intervenir en arreglos de matrimonios irregulares, en dirimir contiendas, fallar en pleitos y reconciliar familias. Con clarísimo criterio aconsejó en más de una ocasión al Virrey y al arzobispo en cuestiones delicadas.

Alguna vez, quienes espiaban sus costumbres por considerarlas extrañas, lo pudieron ver en éxtasis, elevado sobre el suelo, durante sus largas oraciones nocturnas ante el santo Cristo, despreciando la natural necesidad del sueño. Llamaba profundamente la atención su devoción permanente por la Eucaristía, donde está el verdadero Cristo, sin perdonarse la asistencia diaria a la Misa al rayar el alba.

Por el ejercicio de su trabajo y por su sensibilidad hacia la religión tuvo contacto con los monjes del convento dominico del Rosario donde pidió la admisión como donado, ocupando la ínfima escala entre los frailes. Allí vivían en extrema pobreza hasta el punto de tener que vender cuadros de algún valor artístico para sobrevivir. Pero a él no le asusta la pobreza, la ama. A pesar de tener en su celda un armario bien dotado de yerbas, vendas y el instrumental de su trabajo, sólo dispone de tablas y jergón como cama.

Llenó de pobres el convento, la casa de su hermana y el hospital. Todos le buscan porque les cura aplicando los remedios conocidos por su trabajo profesional; en otras ocasiones, se corren las voces de que la oración logró lo improbable y hay enfermos que consiguieron recuperar la salud sólo con el toque de su mano y de un modo instantáneo.

Revolvió la tranquila y ordenada vida de los buenos frailes, porque en alguna ocasión resolvió la necesidad de un pobre enfermo entrándolo en su misma celda y, al corregirlo alguno de los conventuales por motivos de clausura, se le ocurrió exponer en voz alta su pensamiento anteponiendo a la disciplina los motivos dimanantes de la caridad, porque «la caridad tiene siempre las puertas abiertas, y los enfermos no tienen clausura».

Pero entendió que no era prudente dejar las cosas a la improvisación de momento. La vista de golfos y desatendidos le come el alma por ver la figura del Maestro en cada uno de ellos. ¡Hay que hacer algo! Con la ayuda del arzobispo y del Virrey funda un Asilo donde poder atenderles, curarles y enseñarles la doctrina cristiana, como hizo con los indios dedicados a cultivar la tierra en Limatombo.

También los dineros de don Mateo Pastor y Francisca Vélez sirvieron para abrir las Escuelas de Huérfanos de Santa Cruz, donde los niños recibían atención y conocían a Jesucristo.

No se sabe cómo, pero varias veces estuvo curando en distintos sitios y a diversos enfermos al mismo tiempo, con una bilocación sobrenatural.

El contemplativo Porres recibía disciplinas hasta derramar sangre haciéndose azotar por el indio inca por sus muchos pecados. Como otro pobre de Asís, se mostró también amigo de perros cojos abandonados que curaba, de mulos dispuestos para el matadero y hasta lo vieron reñir a los ratones que se comían los lienzos de la sacristía. Se ve que no puso límite en la creación al ejercicio de la caridad y la transportó al orden cósmico.

Murió el día previsto para su muerte que había conocido con anticipación. Fue el 3 de noviembre de 1639 y causada por una simple fiebre; pidiendo perdón a los religiosos reunidos por sus malos ejemplos, se marchó. El Virrey, Conde de Chinchón, Feliciano de la Vega -arzobispo- y más personajes limeños se mezclaron con los incontables mulatos y con los indios pobres que recortaban tantos trozos de su hábito que hubo de cambiarse varias veces.

Lo canonizó en papa Juan XXIII en 1962.

Desde luego, está claro que la santidad no entiende de colores de piel; sólo hace falta querer sin límite.

¿Qué nos enseña su vida?

La vida de San Martín nos enseña:

A servir a los demás, a los necesitados. San Martín no se cansó de atender a los pobres y enfermos y lo hacía prontamente. Demos un buen servicio a los que nos rodean, en el momento que lo necesitan. Hagamos ese servicio por amor a Dios y viendo a Dios en las demás personas.

A ser humildes. San Martín fue una persona que vivió esta virtud. Siempre se preocupó por los demás antes que por él mismo. Veía las necesidades de los demás y no las propias. Se ponía en el último lugar.
A llevar una vida de oración profunda. La oración debe ser el cimiento de nuestra vida. Para poder servir a los demás y ser humildes, necesitamos de la oración. Debemos tener una relación intima con Dios

A ser sencillos. San Martín vivió la virtud de la sencillez. Vivió la vida de cara a Dios, sin complicaciones. Vivamos la vida con espíritu sencillo.

A tratar con amabilidad a los que nos rodean. Los detalles y el trato amable y cariñoso es muy importante en nuestra vida. Los demás se lo merecen por ser hijos amados por Dios.

A alcanzar la santidad en nuestra vidas. Por alcanzar esta santidad, luchemos…

A llevar una vida de penitencia por amor a Dios. Ofrezcamos sacrificios a Dios.

San Martín de Porres se distinguió por su humildad y espíritu de servicio, valores que en nuestra sociedad actual no se les considera importantes. Se les da mayor importancia a valores de tipo material que no alcanzan en el hombre la felicidad y paz de espíritu. La humildad y el espíritu de servicio producen en el hombre paz y felicidad.

Oración
Virgen María y San Martín de Porres, ayúdenme este día a ser más servicial con las personas que me rodean y así crecer en la verdadera santidad.

Dejemos actuar a Jesús

Santo Evangelio según San Lucas 14,1-6. Viernes XXX del Tiempo Ordinario.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria(para ponerme en presencia de Dios)

Concédeme la gracia, Señor, de preparar mi corazón para recibirte y maravillarme con la obra que realizaras en mí.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 14, 1-6

Un sábado, Jesús fue a comer en casa de uno de los jefes de los fariseos, y éstos estaban espiándolo. Había allí, frente a él, un enfermo de hidropesía, y Jesús, dirigiéndose a los escribas y fariseos, les preguntó: «¿Está permitido curar en sábado o no?».

Ellos quedaron callados. Entonces Jesús tocó con la mano al enfermo, lo curó y le dijo que se fuera. Y dirigiéndose a ellos les preguntó: «Si alguno de ustedes se le cae en un pozo su burro o su buey, ¿no lo saca enseguida, aunque sea sábado?». Y ellos no supieron qué contestarle.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

El santo Evangelio nos muestra como Jesús entra en la casa de uno de los principales fariseos para comer. Bien sabemos que, aunque le recibían, sus intenciones no eran buenas tal como lo muestran las siguientes líneas «y ellos le estaban espiando». Jesús conoce los corazones de cada uno de nosotros, por eso debemos hacer énfasis en la acción de Jesús «entró en la casa» y nos pregunta, ¿es lícito que te sane hoy? Él ha venido para sanar nuestras enfermedades, aquellas que hemos cargado durante mucho tiempo – odio o rencor contra nosotros mismos o contra otra persona; miedos, arraigos a malos hábitos o pecados, etc.

Jesús hoy quiere sanarnos, sólo espera que veamos que está en nuestra casa – en nuestro corazón – y lo único que espera es que le dejemos actuar sin juzgar lo que hace, Él sabe muy bien cuán frágil somos, y por eso se acerca – entra – con misericordia para sanarnos.

«Hay algo que es claro, no podemos seguir dándole la espalda a nuestra realidad, a nuestros hermanos, a nuestra madre la tierra. No nos es lícito ignorar lo que esta? sucediendo a nuestro alrededor como si determinadas situaciones no existiesen o no tuvieran nada que ver con nuestra realidad. No nos es lícito, más aún, no es humano entrar en el juego de la cultura del descarte».

(Discurso de S.S. Francisco, 8 de julio 2015).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy pediré al Señor que sane mis heridas y que me de la gracia de recibirlo con amor cuando comulgue.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Jesús cura a una mujer en sábado

Jesús sana a quien lo necesita… sin importar día ni hora

«Un sábado estaba enseñando en una de las sinagogas. Y había allí una mujer poseída por un espíritu, enferma desde hacía dieciocho años, y estaba encorvada sin poder enderezarse de ningún modo. Al verla Jesús, la llamó y le dijo: Mujer, quedas libre de tu enfermedad. Y le impuso las manos, y al instante se enderezó y glorificaba a Dios» (Lc). El milagro es uno más de esa siembra de alegría de Jesús sobre los hombres, la libera del mal espíritu y la sana el cuerpo para que pueda vivir erguida ante Dios y ante los hombres. Pero una vez más el hecho de haber curado en sábado va a crear problemas.

No se permite curar en sábado

«Tomando la palabra el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús curaba en sábado, decía a la muchedumbre: Seis días hay en los que es necesario trabajar; venid, pues, en ellos a ser curados, y no en día de sábado. El Señor le respondió: ¡Hipócritas!, cualquiera de vosotros ¿no suelta del pesebre en sábado su buey o su asno y lo lleva a beber? Y a ésta que es hija de Abrahán, a la que Satanás ató hace ya dieciocho años, ¿no era conveniente soltarla de esta atadura aun en día de sábado? Y cuando decía esto, quedaban avergonzados todos sus adversarios, y toda la gente se alegraba por todas las maravillas que hacía» (Lc). El escándalo farisaico tiene raíces ocultas, que son puestas a al vista en las duras reprimendas que Jesús les dedicó en la comida en casa del fariseo. Entre los fariseos ya se ha corrido la voz de enfrentarse con Él, y lo hacen. Poco parece importar la alegría de la mujer y su liberación; tienen la mirada oscurecida por el legalismo y por el odio a Jesús. El pueblo se alegra con la respuesta de Jesús sobre la hipocresía y por su valentía.

Interpretar a San Martín de Porres lo llevó al encuentro con la caridad

Azul Corporación

Miniserie “Los ratones de Fray Martín” será estrenada en próxima Semana Santa en Perú

“El mulato de la escoba siempre me buscó”, sonríe Miguel Carty, joven peruano, quien vive agradecido a San Martin de Porres por haberle mostrado el camino a la caridad.

Al abrir las ventanas de su habitación, su primer encuentro era continuamente con Martín. “El santo de la caridad. Él siempre aguardó por mí”, comenta Miguel para Aleteia, bastante sorprendido.

Con el rostro de Fray Martín

“’El Zambo’, así lo llamaba mi abuelo. Yo vivía con él, en unos condominios ubicados en el cercado de Lima. Mi habitación daba a la gruta que estaba en medio de las viviendas. Fray escoba era el Santo patrón, que la comunidad del barrio de mirones, había elegido como su guía espiritual”, afirma.

“Me convertía siempre en el centro de atracción”, expresa. El color de su piel, el cabello y algunos rasgos lo asemejaban a la imagen que se tenía de Fray Martín. A los cinco años no lograba entender el porqué de este parecido. Era sólo un niño de corazón negro con alma blanca, así era como lo llamaban también a este Santo peruano que hizo cambiar el rumbo de su vida.

“¿Es fácil hacer que lo negro sea blanco?”. El Papa Juan XXIII, quien lo canonizó en 1962, tuvo estas expresiones hacia el santo, al sostener entre sus manos una imagen de marfil del santo, traída desde el África, según lo registra la historia.

Una vocación que se encamina a la caridad

A sus 27 años logró escuchar lo que el santo intentaba decirle. “Ese parecido me llevó a indagar sobre la trascendencia de sus obras, en el corazón del ser humano. Humildad, sencillez, honestidad y sobre todo la bondad que puso en práctica a diario le hicieron comprender que mientras más caritativos somos, más nos acercamos a Dios”, sostiene.

Mi vida dio un vuelco total ya de adolescente buscaba siempre ayudar al prójimo sin esperar nada a cambio. La nobleza y la paciencia de éste siervo de Dios me había cautivado.

“Cuando llega la propuesta de encarnar al Santo de la escoba, en una miniserie no lo podía creer. Era el santo quien trataba de comunicarse conmigo nuevamente. ¿Qué puedo aportar, para la vida de este santo, como el protagonista de la obra?, me preguntaba”, narra el joven actor.

Miniserie peruana se estrenará en 2017

El actor asegura que aún no ha logrado representarlo al ciento por ciento, sin embargo “sabe que él está contento”. “Ha logrado utilizarme como instrumento para difundir sus acciones de amor al mundo”, afirmó. “El milagro ha sido haber encontrado el sentido a mi vida al conocerlo en la búsqueda de encarnarlo en su máxima expresión”, agregó.

En 2013 fue convocado para un casting, desde entonces el Santo aún lo sigue llamando. “Lo representé primero en la obra de teatro ‘Perro, pericote y gato’ y ahora en la miniserie ‘Los ratones de Fray Martín’ producida por Corporación Azul, miniserie basada en las ‘Tradiciones Peruanas de Ricardo Palma’, que será estrenada durante la Semana Santa del próximo año en 2017 para la televisión peruana”, confirma.

La producción peruana que fue estrenada para la cadena de televisión EWTN hace unos meses intenta mostrar cómo se puede llevar a la pantalla chica buenos contenidos rescatando los valores y principios de personas encaminadas a la Santidad.