Luke 21:29-33
Amigos, en el pasaje del Evangelio de hoy Jesús habla acerca del momento en que se cumplirá el plan de Dios. Algunas filosofías defienden la versión circular o cíclica del tiempo. Mantienen que el tiempo está simplemente dando vueltas continuamente sobre sí mismo, repitiéndose como los ciclos de las estaciones del año. El filósofo moderno Nietzsche habló del “eterno retorno de lo mismo”. Esta es una conciencia mítica, y podemos encontrarla en todo el mundo.
Pero los judíos tenían un sentido del tiempo muy diferente, lo que podríamos llamar “lineal”. Consideraban que el tiempo se movía hacia algún lado, que tenía, bajo la dirección de Dios, un propósito. El pasado no estaba simplemente allí para ser repetido sin cesar; más bien, el pasado era una preparación para un futuro definitivo. Era una anticipación de aquello que Dios haría, lo que Dios iba a conseguir.
El Señor nos asegura que el reino de Dios está cerca y debemos prepararnos para su venida.
Las palabras del Señor no pasan. Establece una distinción entre las cosas penúltimas, que pasarán, y las cosas últimas, que permanecerán. Es un mensaje para nosotros, para orientarnos en nuestras decisiones importantes de la vida, para orientarnos sobre en qué conviene invertir la vida. ¿En lo que es transitorio, o en las palabras del Señor, que permanecen para siempre? Evidentemente, en estas. Pero no es fácil. De hecho, las cosas que caen bajo nuestros sentidos y nos dan satisfacción inmediata nos atraen, mientras que las palabras del Señor, aunque son hermosas, van más allá de lo inmediato y requieren paciencia. Estamos tentados de agarrarnos a lo que vemos y tocamos y nos parece más seguro. Es humano, la tentación es esa. Pero es un engaño, porque «el cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán». (Angelus, 14 noviembre 2021)
Catalina de Alejandría, Santa
Memoria Litúrgica, 25 de noviembre
Virgen y Mártir
Martirologio Romano: Santa Catalina, mártir, que, según la tradición, fue una virgen de Alejandría dotada tanto de agudo ingenio y sabiduría como de fortaleza de ánimo. Su cuerpo se venera piadosamente en el célebre monasterio del monte Sinaí (s. inc.)
Breve Biografía
La veneración de los restos de santa Catalina en el monte Sinaí y la celebridad del monasterio ortodoxo que lleva su nombre y que los guarda ha hecho que casi haya disminuido la figura del mismo Moisés. Se la venera tanto en Oriente como en Occidente. Los aficionados al saber la tienen como patrona.
Nada sabemos con certeza histórica del lugar y fecha de su nacimiento. La historia nos tiene velado el nombre de sus padres.
Los datos de su muerte, según la «passio», son tardíos y están pletóricos de elementos con los que se ha rellenado los huecos de lo poco que se conoce de su vida con alguna que otra leyenda dorada.
Lo que se sabe es que era una joven de extremada belleza y aún mayor inteligencia. Perteneciente a una familia noble. Residente en Alejandría. Versada en los conocimientos filosóficos de la época y buscadora incansable de la verdad.
Movida por la fe cristiana, se bautiza. Su vida está enmarcada en el siglo IV, cuando Maximino Daia se ha hecho Augusto del Imperio de Oriente. Sí, le ha tocado compartir el tiempo con este «hombre semibárbaro, fiera salvaje del Danubio, que habían soltado en las cultas ciudades del Oriente», según lo describe el padre Urbel, o, con términos de Lactancio, «el mundo para él era un juguete». Recrimina al emperador su conducta y lo enmudece con sus rectos razonamientos.
Enfrentada con los sabios del imperio, descubre sus sofismas e incluso se convierten después de la dialéctica bizantina. Aparece como vencedora en la palestra de la razón y vencida por la fuerza de las armas en el martirio de rueda con cuchillas que llegan a saltar hiriendo a sus propios verdugos y por la espada que corta su cabeza de un tajo.
Sea lo que fuere en cuanto se refiere a la historia comprobable, lo cierto es que la figura de nuestra santa lleva en sí la impronta de lo recto y sublime que es dar la vida por la Verdad que con toda fortaleza se busca y una vez encontrada se posee firmemente hasta la muerte. Esto es lo que atestigua la tradición, la leyenda y el arte.
¡Que bien nos vendrían hoy unas cuantas Catalinas que sepan ser mártires por la Verdad que es lo mismo que ser de Él testigos!
Vivir el hoy
Santo Evangelio según san Lucas 21, 29-33. Viernes XXXIV del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, te agradezco por un nuevo día en el que me das la gracia de ser testigo de tu amor. Hoy, como ayer, me doy cuenta que sigo siendo débil y mis deseos de ser mejor para ti no corresponden muchas veces a la realidad, sin embargo no me dejes olvidar que mi debilidad y mi flaqueza son siempre objeto de tu misericordia y de tu infinito amor.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 21, 29-33
En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos esta comparación: «Fíjense en la higuera y en los demás árboles. Cuando ven que empiezan a dar fruto, saben que ya está cerca el verano. Así también, cuando vean que suceden las cosas que les he dicho, sepan que el Reino de Dios está cerca. Yo les aseguro que antes de que esta generación muera, todo esto se cumplirá. Podrán dejar de existir el cielo y la tierra, pero mis palabras no dejarán de cumplirse».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
En nuestra vida siempre hay días, llamadas, momentos… que son muy importantes, y casi siempre van acompañados de una previa preparación. Qué me pondré… qué llevaré… cómo lo diré; qué haré… son palabras que salen casi espontáneamente de nuestra boca o que vienen repentinamente a nuestra mente.
Señor, hoy me dices que tu Reino está cerca pero… no lo veo, no lo escucho, no sé dónde buscar. No sé cómo preparar mi corazón para ese momento que sé es infinitamente más importante que cualquier otro día, llamada o compromiso.
Busco los frutos en los árboles, en mi día a día y muchas veces no encuentro nada, Señor. Muchas veces me encuentro con árboles pero… están sin fruto; me encuentro con otoños que parecen no acabar… no sé cómo… qué puedo esperar.
Sin embargo, escucho muy dentro de mí que me dices: vuelva a mirar otra vez… que tu Reino aquí está, que los otoños pasan y si se ven más de cerca los arboles sin hojas… también tienen su belleza. Me dices que la preparación está en mí día a día. Que todos los días vienes a visitarme en cada Eucaristía y la mejor forma de prepararme es… el amor. En recibirlo y en darlo.
Me haces ver la vida con sus encantos y trabajos; con sus otoños y veranos, como una espera en la que la mejor forma de preparación es el amor.
Dame la gracia, Señor, de vivir el hoy en esa clave de espera; amando cada momento, cada acontecimiento, sea malo o bueno, pues eso pasará, pero tu amor siempre permanecerá.
«También en nuestros días no faltan las calamidades naturales y morales, y tampoco la adversidad y las desgracias de todo tipo. Todo pasa —nos recuerda el Señor—; sólo Él, su Palabra permanece como luz que guía, anima nuestros pasos y nos perdona siempre, porque está al lado nuestro. Sólo es necesario mirarlo y nos cambia el corazón. Que la Virgen María nos ayude a confiar en Jesús, el sólido fundamento de nuestra vida, y a perseverar con alegría en su amor».
(Homilía de S.S. Francisco, 15 de noviembre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Vivir mi día en clave de amor, es decir, tratando de hacer un acto de caridad hacia los demás para que mi corazón esté más dispuesto a recibirlo en la Eucaristía.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¿Está cerca el fin del mundo?
La literatura Apocalíptica fue creando en el pueblo la idea de que la llegada del Mesías y del fin del mundo era inminente
El mundo presente de tiempo y espacio llegará a su fin. Esta es una verdad de fe católica. En ese día los muerto resucitarán y Cristo aparecerá en todo esplendor y majestad para juzgar a toda la humanidad (juicio final).
El término «fin de los tiempos» aplica a la Primera Venida del Señor. (Heb 1,2. 9,26 & 1 Cor 10,11) y también a los eventos que preceden a su Segunda Venida (Mt 24,13 & 2 Tim 2,1 & 2 P 3,3).
Sobre cuando y como se destruirá el mundo presente no sabemos nada definitivo. 2 Pedro 3,7,10,12 dice que será por fuego pero esto puede representar un fenómeno inexplicable por el que el mundo presente terminará y un mundo nuevo comenzará a existir (Cf. Apocalipsis 12,12). (Ver Catecismo 1042s.: «La esperanza de los cielos nuevos y de la tierra nueva»).
Es inútil especular la fecha del fin del mundo.
Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles de los cielos, ni el Hijo, sino sólo el Padre. -Mateo 24,36
Lo que si debemos hacer es trabajar intensamente para propagar el Reino del Señor, ser fieles en la tribulación y estar preparados.
Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora. -Mateo 25,13
El Cardenal Ratzinger, hablando en el contexto de Fátima, opinó que no estamos aun en el fin del mundo ya que aun no se han dado los eventos previos indicados por la Biblia. Una cronología general de estos eventos basada en las Sagradas Escrituras está recopilada en el Catecismo #673-677.
En segundo plano están las profecías de místicos reconocidos por la Iglesia. Aunque estas no son doctrina de la Iglesia, pueden ayudarnos a comprender los tiempos futuros si las interpretamos en su conjunto con prudencia. Estas parecen indicar los siguientes eventos:
Primero ocurrirá una apostasía menor ¿estamos ya en ella? y una tribulación, después de la cual se unirán los cristianos separados con la Iglesia Católica y habrá una «Era de Paz» que marcará el «Triunfo del Corazón Inmaculado de María» anunciado por la Virgen en Fátima. Será el reinado espiritual de los Corazones de Jesús y María.
El Santo Padre JPII ha manifestado un gran optimismo al comienzo del tercer milenio por la «Nueva Evangelización» y la «civilización del amor». El nos habla de una una nueva primavera para la Iglesia.
Todo esto debe ocurrir antes de los eventos descritos en el catecismo que desembocan en la Gran Apostasía, el Anticristo y la Gran Tribulación.
Otras interpretaciones son posibles pero creo que esta es la que mejor encaja con las Sagradas Escrituras, la enseñanza del Catecismo y las profecías marianas y de místicos aprobados.
Santa Catalina de Alejandría, mártir en Egipto
Por enfrentarse al gobernador, sufrió el castigo de morir en una rueda con cuchillos
Santa Catalina vivió en la Alejandría del siglo IV, gobernada por Maximino Dacio, que se había proclamado Augusto en Oriente.
Por enfrentarse a él, sufrió el castigo de morir en una rueda con cuchillos. Así suele representarla la iconografía cristiana.
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Su cuerpo es venerado en el famoso monasterio del monte Sinaí, que también se denomina monasterio de la Transfiguración.
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Santa Patrona
Santa Catalina de Alejandría es patrona de las solteras y las estudiantes.
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Oración
Santa Catalina de Alejandría, mujer sabia y elocuente:
Quisiéramos parecernos a ti en ese conocimiento admirable de las ciencias y de la fe
para ser testigos de Jesús en el mundo.
Alcánzanos esa fe y esa ciencia
para que seamos siempre capaces de dar razones de nuestra creencia y también de nuestra esperanza.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.