Luke 9:46-50

Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús presenta a un niño como modelo para los discípulos. Jesús acaba de decir a los discípulos lo que pasará en Jerusalén, cómo será rechazado, torturado y asesinado. Ajenos a esto, los discípulos discuten quién de todos ellos es el más importante. Para Jesús, el camino a la grandeza se encuentra rumbo al Calvario, al amor que se olvida de sí mismo; para los discípulos, y para la mayoría de las personas de todas las edades, se encuentra camino a agrandar el ego.

 ¿Cuál es el antídoto? Se propone un niño como una especie de icono vivo para los ambiciosos discípulos. Primero notamos cómo Jesús se identifica físicamente con el niño al colocarlo a Su lado. Es como si estuviera diciendo que Él mismo es un niño. ¿Pero cómo es esto? Los niños no saben cómo disimular, cómo ser de una manera y actuar de otra. Ellos son lo que son; actúan de acuerdo con su naturaleza más profunda.

¿Por qué ha sido esta historia de identificar a Jesús con los niños preservada en todos los Evangelios sinópticos? Es que de algún modo está cerca al corazón del mensaje y la vida de Jesús.

Quien busca a Dios lo encuentra allí, en los pequeños, en los necesitados, necesitados no solo de bienes, sino también de cuidados y de consuelo, como los enfermos, los humillados, los prisioneros, los inmigrantes, los presos. Allí está Él, en los pequeños. He aquí por qué Jesús se indigna: cada afrenta hecha a un pequeño, a un pobre, a un niño, a un indefenso, se le hace a Él. (Ángelus, 3 octubre 2021)

Cosme y Damián, Santos

Memoria Litúrgica, 26 de septiembre

Mártires

Martirologio Romano: Santos Cosme y Damián, mártires, que, según la tradición, ejercieron la medicina en Ciro, de Augusta Eufratense (hoy Siria), no pidiendo nunca recompensa y sanando a muchos con sus servicios gratuitos (c. s. III).

Etimología: Cosme = ”adornado, bello,” de la lengua griega;
Etimología: Damián = “domador”, también del griego.

Breve Biografía

SANTOS COSME Y DAMIÁN(c. 300). San Gregorio de Tours, en su libro De gloria martyrium, escribe:

«Los dos hermanos gemelos Cosme y Damián, médicos de profesión, después que se hicieron cristianos, espantaban las enfermedades por el solo mérito de sus virtudes y la intervención de sus oraciones… Coronados tras diversos martirios, se juntaron en el cielo y hacen a favor de sus compatriotas numerosos milagros. Porque, si algún enfermo acude lleno de fe a orar sobre su tumba, al momento obtiene curación.

Muchos refieren también que estos Santos se aparecen en sueños a los enfermos indicándoles lo que deben hacer, y luego que lo ejecutan, se encuentran curados. Sobre esto yo he oído referir muchas cosas que sería demasiado largo de contar, estimando que con lo dicho es suficiente».-

A pesar de las referencias del martirologio y el breviario, parece más seguro que ambos hermanos fueron martirizados y están enterrados en Cyro, ciudad de Siria no lejos de Alepo. Teodoreto, que fue obispo de Cyro en el siglo V, hace alusión a la suntuosa basílica que ambos Santos poseían allí.

Desde la primera mitad del siglo V existían dos iglesias en honor suyo en Constantinopla, habiéndoles sido dedicadas otras dos en tiempos de Justiniano. También este emperador les edificó otra en Panfilia.

En Capadocia, en Matalasca, San Sabas († 531) transformó en basílica de San Cosme y San Damián la casa de sus padres. En Jerusalén y en Mesopotamia tuvieron igualmente templos. En Edesa eran patronos de un hospital levantado en 457, y se decía que los dos Santos estaban enterrados en dos iglesias diferentes de esta ciudad monacal.-

En Egipto, el calendario de Oxyrhyrico del 535 anota que San Cosme posee templo propio. La devoción copta a ambos Santos siempre fue muy ferviente.

En San Jorge de Tesalónica aparecen en un mosaico con el calificativo de mártires y médicos. En Bizona, en Escitia, se halla también una iglesia que les levantara el diácono Estéfano.
Pero tal vez el más célebre de los santuarios orientales era el de Egea, en Cilicia, donde nació la leyenda llamada «árabe», relatada en dos pasiones, y es la que recogen nuestros actuales libros litúrgicos.

Estos Santos, que a lo largo del siglo V y VI habían conquistado el Oriente, penetraron también triunfalmente en Occidente. Ya hemos referido el testimonio de San Gregorio de Tours. Tenemos testimonios de su culto en Cagliari (Cerdeña), promovido por San Fulgencio, fugitivo de los bárbaros. En Ravena hay mosaicos suyos del siglo VI y VII. El oracional visigótico de Verona los incluye en el calendario de santos que festejaba la Iglesia de España.-

Mas donde gozaron de una popularidad excepcional fue en la propia Roma, llegando a tener dedicadas más de diez iglesias. El papa Símaco (498-514) les consagró un oratorio en el Esquilino, que posteriormente se convirtió en abadía. San Félix IV, hacía el año 527, transformó para uso eclesiástico dos célebres edificios antiguos, la basílica de Rómulo y el templum sacrum Urbis, con el archivo civil a ellos anejo, situados en la vía Sacra, en el Foro, dedicándoselo a los dos médicos anárgiros.-

Tan magnífico desarrollo alcanzó su culto, por influjo sobre todo de los bizantinos, que, además de esta fecha del 26 de septiembre, se les asignó por obra del papa Gregorio II la estación coincidente con el jueves de la tercera semana de Cuaresma, cuando ocurre la fecha exacta de la mitad de este tiempo de penitencia, lo que daba lugar a numerosa asistencia de fieles, que acudían a los celestiales médicos para implorar la salud de alma y cuerpo.-

Caso realmente insólito, el texto de la misa cuaresmal se refiere preferentemente a los dichos Santos, que son mencionados en la colecta, secreta y poscomunión, jugándose en los textos litúrgicos con la palabra salus en el introito y ofertorio y estando destinada la lectura evangélica a narrar la curación de la suegra de San Pedro y otras muchas curaciones milagrosas que obró el Señor en Cafarnaúm aquel mismo día, así como la liberación de muchos posesos. Esta escena de compasión era como un reflejo de la que se repetía en Roma, en el santuario de los anárgiros, con los prodigios que realizaban entre los enfermos que se encomendaban a ellos.-

Cabría preguntarse: ¿Por qué hoy estos Santos gloriosos no obran las maravillas de las antiguas edades? Tal vez la contestación podría formularse a través de otra pregunta: ¿Por qué hoy no nos encomendamos a ellos con la misma fe, con esa fe que arranca los milagros?.-

Pero lo que conviene es que no se apague la fe, que la mano del Señor «no se ha contraído». Y si San Cosme y San Damián continúan siendo patronos de médicos y farmacéuticos, bien podemos seguirles invocando con una oración como ésta, de la antigua liturgia hispana:

«¡Oh Dios, nuestro médico y remediador eterno, que hiciste a Cosme y Damián inquebrantables en su fe, invencibles en su heroísmo, para llevar salud por sus heridas a las dolencias humanas haz que por ellos sea curada nuestra enfermedad, y que por ellos también la curación sea sin recaída».-

Santos Cosme y Damián

ORACIÓN

Al recordar hoy el triunfo de tus mártires San Cosme y San Damián, tu Iglesia, Señor, te glorifica y te da gracias, porque, en tu admirable providencia, a ellos les has dado el premio merecido de la gloria eterna y a nosotros la ayuda de su valiosa intercesión. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.-

El más pequeño será el más grande

Santo Evangelio según san Lucas 9, 46-50. Lunes XXVI del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, me meto hoy entre tus brazos. Así como lo haría un niño en los brazos de su padre, así quiero estar entre tus brazos, con una confianza plena en tu amor. Sin preguntarme muchas cosas, simplemente estar. Quiero disfrutar de estos minutos contigo. Tal vez no sienta nada, pero no es necesario sentir para saber que Tú estás aquí. A veces, Señor, me complico pero me he dado cuenta que la fe es lo más sencillo porque sólo hay que dejarse amar por ese Padre, que es Dios. Por eso hoy vengo con la fe de un niño para dejarme amar por ti.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 9, 46-50
Un día, surgió entre los discípulos una discusión sobre quién era el más grande de ellos. Dándose cuenta Jesús de lo que estaban discutiendo, tomó a un niño, lo puso junto a sí y les dijo: “El que reciba a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe también al que me ha enviado. En realidad el más pequeño entre todos ustedes, ése es el más grande”.

Entonces, Juan le dijo: “Maestro, vimos a uno que estaba expulsando a los demonios en tu nombre; pero se lo prohibimos, porque no anda con nosotros”. Pero Jesús respondió: “No se lo prohíban, pues el que no está contra ustedes, está en favor de ustedes”.
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
«Quién era el más grande de ellos». Puede pasar que muchas veces se piense que el más importante es el que más hace, el que más responsabilidades tienen, el más generoso. Sin duda entre lo apóstoles había un poco de todo. Pero si el Señor hubiese querido personas eficaces no hubiesen sido esos doce los llamados. Y sin embargo los llama a ellos. Podemos pensar en un Pedro, un humilde pescador de lago de Galilea. O en un Mateo, un recaudador de impuestos. Y si nos detenemos en cada uno de ellos podemos ver sin mucho esfuerzo todos sus defectos.

Entonces, ¿por qué el Señor llamó a estos doce? Pudo haber llamado a algún fariseo o algún miembro de la familia real, que seguramente serían más cualificados… Pero el Señor conocía el corazón de cada uno de sus apóstoles. Sí, tenían muchos defectos, pero se mostraban como eran. Decían lo que pensaban y aceptaban con sencillez las correcciones del maestro. Tenían una fe de niño.

El Señor nos invita a ser como sus apóstoles, a ser como niños. Y a veces puede pasar que nos dé vergüenza el ser de esta manera, el tener esta personalidad, pero no nos damos cuenta que tal y como somos el Señor nos quiere. Él nos ha creado y Él sabe por qué. Puedo ser muy primario y ser una persona que se enfada apenas le dicen algo, pero Pedro era igual y gracias a que él fue sencillo, el Señor pudo obrar milagros. En cambio otro puede decir que es muy frío, pero Tomás el mellizo era un poco frío y gracias a eso pudo tocar el costado y las llagas de las manos y los pies.

Jesús, te ama tal cual eres. No tienes que aparentar otras cosas. Y el Señor, te ha dado una misión grandísima, sólo tienes que dejar que Él actúe en ti. Por eso los niños son los más importantes en el Reino de los cielos. Porque se dejan guiar por el Espíritu Santo; porque saben escucharlo en el interior de su corazón.
«La gran misión que el Señor nos confía, la llevamos a cabo en comunión, de modo colegial. ¡Está ya tan desgarrado y dividido el mundo! La fragmentación es ya de casa en todas partes. Por eso, la Iglesia, “túnica inconsútil del Señor”, no puede dejarse dividir, fragmentar o enfrentarse».

(Discurso de S.S. Francisco, 23 de septiembre de 2015).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy, Señor, voy a dedicar un momento del día a hacer un pequeño examen. Y me preguntaré: ¿Soy una persona sencilla? ¿Tengo miedo de mostrarme tal cual soy? ¿Se escuchar lo que me dice Dios por medio de mi párroco, de un familiar, de mis amigos? ¿Qué propósito me pongo para crecer en esa fe de niño?

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

El hombre humilde no es nervioso

Los nervios del día a día son una característica de nuestro tiempo. ¿Conozco su relación con la humildad?

Una actitud que nos ayuda a superar los límites y las debilidades de nuestra vida es la humildad. ¿Qué es la humildad? Dice el Padre Kentenich, fundador del Movimiento Apostólico de Schoenstatt: Humildad es la virtud moral por la cual el hombre se experimenta totalmente débil, cuando está separado de Dios, y totalmente fuerte cuando está sumergido en Dios.

Humildad es algo muy distinto de sentimientos o complejos de inferioridad: estos son expresiones de desaliento o depresión. En nuestro tiempo muchos sufren de estos complejos y sentimientos, sobre todo personas con temperamento melancólico.

La humildad como pequeñez y grandeza
La humildad contiene dos sentimientos de vida aparentemente opuestos: pequeñez y grandeza. Quien solamente experimenta su pequeñez, a la larga caerá en complejos de inferioridad. En cambio, quien sólo experimenta la grandeza se hará orgulloso y presuntuoso. En María, el ser humano por excelencia, se da el perfecto equilibrio: en sí misma se siente pequeña, pero a la vez, se siente amada y engrandecida por Dios.

Humildad como grandeza

Es, entonces, saberme aceptado, valorado y querido por el Padre. Es el reposo en un tú que me da seguridad. Es esa experiencia que tranquiliza mi corazón y me permite aceptar la pequeñez y las limitaciones sin angustia. Y puedo sentirme querido y, por eso, grande e importante a los ojos de Dios.

Humildad como pequeñez
Es aceptarme como criatura limitada y pecadora ante el Dios perfecto y santo. Por eso, Santa Teresa puede decir que humildad es verdad. El hombre auténtico se encuentra bien cuando es veraz: es la espontaneidad de aquel que no tiene nada que esconder, es la espontaneidad del niño.

Humildad, por eso, no es esconder los talentos. El ideal bíblico de la mansedumbre no es lo mismo que falta de personalidad; la paciencia no es cobardía y pasivismo; la pequeñez y sencillez no es mediocridad. Cuando Jesús habla de los afligidos y agobiados no se refiere a una melancolía enfermiza…

Si no nos resulta esto, nunca llegaremos a ser libres. Al contrario, fácilmente se traduce en problemas psicológicos e incluso fisiológicos.

Los nervios
Por eso también dice el Padre Kentenich: Por lo general, el hombre humilde no es nervioso. O dicho de otra forma: Si somos nerviosos – no cuando tenemos nervios débiles sino cuando realmente somos nerviosos, – tenemos que analizar si no es porque en nuestra vida constatamos una gran falta de humildad.

En ese sentido, la pequeñez es para el P. Kentenich no darme importancia a mí mismo. Ni mi persona es importante, ni mi salud, ni mi honor, ni mi obra, ni mi amor, ni mi miseria. Todo lo que se refiere a mi propio yo, no importa. Soy sólo un instrumento. Entonces, ¿quién es importante? Sólo Dios Padre, únicamente a Él debemos darle importancia. Él es la persona más trascendental de nuestro mundo. Sólo doy importancia a la obra de Dios, el Reino del Padre. Él hace todo, yo sólo le ayudo un poquito. El honor de lo que estoy haciendo, no es para mí, sino para Dios. No yo, sino Dios. Yo debo disminuir y el debe crecer (Jn 3, 30), decía San Juan Bautista.

Si así no me doy importancia a mí mismo, sino solamente a Dios Padre y a su obra, entonces Él me da importancia a mí. Cuanto menos importancia me doy, tanto más le importo a Él. Es el misterio de la auténtica filialidad: porque soy pequeño, le agrado a Dios Padre; porque soy pequeño, por eso soy grande.

Y aquí entendemos esa otra palabra del Padre Kentenich: Tú eres el que hace las obras más grandes sólo en los más pequeños y a través de los más pequeños.

Preguntas para la reflexión

1. ¿Me considero una persona nerviosa?
2. ¿Cómo relaciono mis nervios y la falta de humildad?
3. ¿Qué me dice la frase no darme importancia a mí mismo?

El poder de la imagen. Más que una hermosa sonrisa

Manuel Velásquez nos ofrece unas recomendaciones básicas para mejorar nuestra imagen

¿Apoco no es desagradable hablar con alguien que tiene mal aliento? ¿No sabes qué hacer cuando tienes que hacerlo? Inclusive, si vas en el metro o en un lugar con mucha gente, puede resultar terriblemente incómodo. Lo peor, es que algunas personas no se dan cuenta de su problema y si alguien se los señala, lo pueden tomar mal y causar un conflicto.

Pero todo esto sería innecesario, si tenemos una buena higiene bucal. Aquí daremos unos consejos prácticos para cuidar de tus dientes y tu aliento, pero también para tu imagen.

Lo primero para tener un buen aseo bucal, es lavarse los dientes. Punto sencillo y básico, que si bien, a veces nos puede resultar un poco pesado por cuestiones laborales o de llegar tarde a casa, es necesario que lo hagamos. Para que el trabajo no interfiera con este hábito, es bueno llevar un cepillo de dientes en la mochila o bolsa, ya que no ocupa mucho espacio y sí nos va a ayudar bastante.

Otro de los grandes aliados a la hora de tener una buena higiene bucal, es el enjuague. Ahora, ya hay una gran variedad de presentaciones. Hay para la noche, para el día, en distintos sabores, sin alcohol, con alcohol, especiales para la gingivitis (enfermedad de las encías), especiales para un aliento fresco, etcétera. El chiste, es saber cuál se adecua más a las necesidades de uno, y conforme a eso, ocuparlo.

También tenemos al hilo dental, que si bien ya no es tan usado, sigue siendo importante para la higiene. Y es que aunque los cepillos se han hecho mucho mejor y con mejores diseños, el hilo llega a donde las cerdas y el enjuague no, removiendo partículas de comida entre los dientes. A veces, un pedazo de carne, puede provocar muy mal aliento.
Algo que probablemente poca gente sepa, es que tener caries puede generar mal aliento. Por lo que si notamos que tenemos mal sabor de boca después de hacernos nuestro aseo bucal, es conveniente acudir a un dentista a que nos haga una revisión general.

Pero nuestros hábitos bucales deben ir más allá de limpiarnos bien los dientes. Es necesario saber puntos básicos de educación, para que una buena sonrisa, esté acompañada de una buena imagen integral.
Es básico comer con la boca cerrada. Puede resultar también terriblemente desagradable, para algunas personas, ver cómo alguien degusta con la boca abierta. Más si se está en un ambiente formal o de trabajo. Hablar con la boca llena se debe también evitar o bien hacerlo de la forma más discreta posible.

El tema del chicle es delicado, y es que mascarlo puede resultar desestresante, lo que en ciertas situaciones nos puede ayudar. Sin embargo, también genera mucha salivación, haciendo que nuestro estómago crea que estamos comiendo sin que éste reciba alimento alguno, por lo que los jugos gástricos se incrementan y pueden causar a la larga gastritis. Pero también hay que saber cuando mascarlo, y es que estando en una junta, puede no resultar lo más conveniente, ya que demuestra indiferencia y falta de atención.

Si el mal olor persiste pese al habitual aseo bucal puede tener alguna enfermedad por lo que es indispensable que acuda al médico.

San Cosme y san Damián, hermanos médicos que daban remedios gratis

Wellcome Library, London

Dolors Massot – publicado el 26/09/14

Nacieron en Arabia y vivieron en la actual Siria en el siglo III. Murieron mártires por orden de Diocleciano

San Cosme y san Damián San Cosme y san Damián, hermanos médicos que daban remedios gratis

Nacieron en Arabia y vivieron en la actual Siria en el siglo III. Murieron mártires por orden de Diocleciano

San Cosme y san Damián eran hermanos. Nacieron en Arabia, en el seno de una familia cristiana, en la primera mitad del siglo III.

Estudiaron Medicina y su vocación les llevó a preparar remedios para las personas enfermas. Ejercían en Ciro, localidad la provincia romana Augusta Eufratense (actual Siria).

Al dar las pócimas y los ungüentos lograban aliviar el dolor y mejorar la salud de muchas personas, que les estaban agradecidas. Pero nunca cobraban, de ahí que se les llamara Anárgiros, “los sin dinero”.

Con su piedad y su ejemplo de vida cristiana entregada a los más débiles expandían la fe cristiana porque llamaba poderosamente la atención su conducta.

Sin embargo, en aquella época arreció la persecución de Diocleciano y Maximiano, que compartieron cargo de augustos durante la Tetrarquía. El prefecto Lisias fue el encargado de ejecutar las leyes de Roma en Egea.

Un martirio con encarnizamiento

Los dos hermanos fueron llamados por la justicia y declararon abiertamente su fe en Jesucristo. Sin atender al buen nombre que tenían por su solidaridad en el ejercicio de la Medicina de forma gratuita, Lisias ordenó que se les ejecutara. Los torturaron, los quemaron vivos y, como sobrevivieron, fueron decapitados. Era hacia el año 300 d.C.

La tradición dice que también fueron martirizados los tres hermanos de san Cosme y san Damián, que eran Antimo, Leoncio y Euprepio. Sus nombres figuran en el Martirologio romano.

San Cosme y san Damián fueron enterrados por los cristianos de Egea, y posteriormente sus cuerpos fueron trasladados a Roma.

En el siglo V, el obispo de Ciro, Teodoreto, menciona en un escrito que en aquella ciudad existe una basílica dedicada a los santos Cosme y Damián. En Constantinopla había otras dos y ya en el siglo VI había cuatro.

Pronto se levantaron templos en su honor en Panfilia, Capadocia, Jerusalén y Mesopotamia, además de un hospital, que se les dedicó al construirse en el año 457 en Edesa. Sabemos que en Capadocia, concretamente en Matalasca, san Sabas empleó la casa de sus padres para construir la basílica.

En Roma, la devoción a estos santos hermanos se extendió muy rápidamente y llegó a haber 10 iglesias dedicadas a ellos.

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Patronazgo

San Cosme y san Damián son patronos de los médicos (junto con san Lucas), cirujanos, farmacéuticos, dentistas y personal sanitario.

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Oración a los Santos Médicos

«Oh Dios, nuestro médico y remediador eterno,

que hiciste a Cosme y Damián inquebrantables en su fe,

invencibles en su heroísmo,

para llevar salud a las dolencias humanas,

haz que por ellos sea curada nuestra enfermedad,

y que por ellos también la curación sea sin recaída».

(Oración de la antigua liturgia hispana)