Hermanas y hermanos: cada año contemplamos el Resucitado como Buen Pastor. Es una imagen muy sugerente y amada por los primeros cristianos, escogida por el mismo Jesús, que resume la misión que él asumió mientras estaba entre nosotros y que, glorificado a la derecha del Padre, sigue ejerciendo hacia la Iglesia peregrina: velar por su rebaño y conducirlo a «las praderas eternas», como dice la poscomunión de este domingo.

La imagen bíblica del “bon Pastor”, propia de la cultura agraria, también podríamos traducirla hoy con otras imágenes: “el buen entrenador”, “el buen animador”, “el buen líder político”, “la buena madre o el buen padre de familia”, el “buen educador”, el “buen maestro espiritual”, el “buen obispo”, el “buen abad”… Todas estas figuras o imágenes requieren cualidades de iniciativa, discernimiento, apoyo y orientación para evitar la irresponsabilidad, el abandono, el caos, el vagar por la vida sin ningún objetivo, o el “sálvese quien pueda”. En cambio, cuando estas instancias de gobierno funcionan bien, las personas, comunidades y los diversos grupos sociales crecen, se desarrollan, se implican en los proyectos y disfrutan de estabilidad, motivación y capacidad creativa, siempre que haya una mutua colaboración.

Jesús se sintió conmovido al ver al pueblo de Israel perdido, «como ovejas sin pastor». Esta situación le daba pena y le preocupaba hasta que, fiel a la misión para la que vino al mundo, reunió a un nuevo pueblo para que tuviera vida en él y tuviera como ley el mandamiento nuevo del amor.

Jesús, el buen Pastor, nos llama a su seguimiento, pero no es un seguimiento frío e impersonal ni quiere establecer una relación de asalariado que sólo mira por su propio provecho mientras que los suyos le son indiferentes. La relación que quiere establecer con su discípulo es entrar en la dialéctica de conocerle y ser conocido por él; una relación de íntima amistad que se enriquece a partir de un encuentro personal y crece cada vez más en el aprecio recíproco y el mutuo conocimiento.

Por eso dice: “Yo soy el buen pastor, y reconozco a mis ovejas y ellas me reconocen a mí” y si no son de su rebaño, las busca y hace que conozcan su voz, para que haya un solo rebaño y un solo pastor. Quizás el problema que tenemos hoy en día es que no acabamos de reconocer la voz de este pastor y preferimos pastar por otros pleitos. Celosos de nuestro individualismo y nuestra realización personal, no acabamos de ver claro esto de ser “oveja” ni que nos digan lo que debemos hacer o desinstalen de nuestra zona de confort.

Jesús no ha venido a llamar discípulos gorros, insensibles, sin capacidad de iniciativa ni ningún sentido crítico. Desea una comunidad madura, en la que sus miembros se sientan personas realizadas y sean reconocidos en su individualidad. No quiere una masa amorfa y servil, un rebaño de cristianos masificados que sólo cuenten para llenar la estadística de quienes pertenecen a la Iglesia, ni quiere formar una especie de gueto de creyentes, que viven ajenos a los problemas de la gente ni se hacen presentes en los ámbitos que reclaman solidaridad y cooperación. Es un pastor que nos quiere adultos, responsables, capaces de actuar libremente, de tomar decisiones, de afrontar nuestros propios riesgos, y de asumir el hecho de ser una comunidad unida por el amor y que respete la pluralidad de formas vivir el Evangelio.

Sin embargo, no podemos ignorar que a veces se hace difícil escuchar la voz de nuestro Pastor… Somos víctimas de una lluvia tan abrumadora de palabras, voces, imágenes y ruidos, que corremos el riesgo de perder nuestra capacidad para discernir su voz, sus palabras de vida eterna, adictos a tantas pantallas que nos hacen vagar por prados efímeros y alimentan nuestra trivialidad.

Sin embargo, si estamos atentos, la “voz” de Jesús también resuena en los profetas de hoy, en el esfuerzo callado de tantas personas que siembran el bien en su entorno, en quienes crean espacios y condiciones para hacer creíbles palabras que hemos reducido a una pobre caricatura como justicia, libertad, verdad, amor, paz, fraternidad y que son semilla de la nueva humanidad, del Reino de Dios que Jesús predicaba.

Hoy estamos invitados a recuperar de nuevo el silencio y la capacidad de escucha; a estar atentos a la voz del “buen Pastor” si no queremos ver nuestra fe ahogada por tantas voces que nos asedian; a sintonizar con lo mejor que hay en nosotros y desarrollar aquella sensibilidad interior que percibe, más allá de lo visible y de lo audible, la presencia de Aquel que puede dar sentido a nuestra vida, que nos apoya y nos guía y que como el salmista le podemos decir confiadamente: “Ni cuando paso por barrancos tenebrosos, no tengo miedo a nada, porque os tengo cerca de mí. Su vara de pastor me serena y me conforta”. (Salmo 23)

Que Él, que ha dado su vida por nosotros, y ahora se nos da en la Eucaristía, nos conduzca a la Vida plena

Prosdócimo de Padua, Santo

Obispo, 7 Noviembre

Primer Obispo de Padua

Martirologio Romano: En Padua, de la región de Venecia, san Prosdócimo, a quien se tiene por el primer obispo de esta Iglesia.

Breve Biografía

Según una piadosa tradición, san Prosdócimo, primer obispo de Padua, fue enviado por el apóstol san Pedro a anunciar la buena nueva en tierras euganeas.

Santo patrón de la ciudad de Euganean, y también, según la opinión de muchos estudiosos, probable evangelizador de la Venecia occidental entera.

Santa Justina, Virgen y Mártir, fue convertida y bautizada por San Prosdocimo, siendo este un claro ejemplo de la labor apostólica del santo Obispo de Padua

La gratitud es de buen cristiano

Santo Evangelio según san Marcos 12, 38-44. Domingo XXXII del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, concede la gracia de vivir con alegría tu palabra.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 12, 38-44

En aquel tiempo, enseñaba Jesús a la multitud y le decía: «¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplios ropajes y recibir reverencias en las calles; buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; se echan sobre los bienes de las viudas, haciendo ostentación de largos rezos. Éstos recibirán un castigo muy riguroso».

En una ocasión Jesús estaba sentado frente a las alcancías del templo, mirando cómo la gente echaba ahí sus monedas. Muchos ricos daban en abundancia. En esto, se acercó una viuda pobre y echó dos moneditas de muy poco valor. Llamando entonces a sus discípulos, Jesús les dijo: «Yo les aseguro que esa pobre viuda ha echado en la alcancía más que todos. Porque los demás han echado de lo que les sobraba; pero ésta, en su pobreza, ha echado todo lo que tenía para vivir».

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Dar todo lo que tenemos, ésa es nuestra misión; dar hasta las dos monedas con las que podíamos subsistir, es lo que nos pide hoy el Señor. Pongamos en manos de nuestro Padre del cielo toda nuestra vida; miremos al pasado con gratitud, el presente con alegría y el futuro con esperanza, esas tres palabras que deben marcar nuestro día a día.

El pasado con gratitud: es de buen cristiano ser agradecido y más con Dios que nos ha dado todo; pensemos un momento en nuestras vidas, en las cosas buenas y en la que fueron un poco más difíciles y que Dios ha permitido para que podamos crecer, purificarnos y, de esa forma, acercarnos más a Él.

El presente con alegría: vivamos con esa actitud cada día, desde el momento en que abrimos los ojos hasta el final de la jornada; en las tareas de la vida cotidiana que nos santifican. Es allí donde tenemos que vivir la alegría de ser hijos de Dios, la alegría del Evangelio que nos hace coherederos de un Reino celeste que no tiene fin, que nos hace hijos en el Hijo. Tenemos motivos de sobra para estar alegres; huyamos de la tristeza porque es aliada del enemigo. Cuando sintamos que la sombra de la tristeza quiere empañar nuestra vista, acudamos a nuestra Madre santísima al igual que un niño pequeño acude a los brazos de su madre cuando está asustado.

El futuro con esperanza: miremos siempre a lo alto, sabiendo que nuestra meta es el cielo. Esta virtud solo nos hace falta en el peregrinar terreno porque, cuando lleguemos al cielo, ya no la necesitaremos pues ya estaremos contemplando la gloria de nuestro Señor; estaremos unidos a su Amor eternamente.

«Dejémonos enseñar la esperanza, dejémonos enseñar la esperanza, esperando con confianza la venida del Señor, y cualquiera que sea el desierto de nuestras vidas, cada uno sabe en qué desierto camino, cualquiera que sea el desierto de nuestras vidas, se convertirá en un jardín florecido. La esperanza no decepciona».

(Audiencia de S.S. Francisco, 7 de diciembre de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración. Disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

En algún momento del día rezaré alguna oración para dar gracias a Dios por los dones que he recibido.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Reflexión sobre la pobreza

No hay pobreza más grande que la de aquel a quien le falta Dios.

¿Es la pobreza una virtud? Si así es, ¡cuántos miles de seres humanos vagan por el mundo viviéndola sin saberse virtuosos! No, no es esa pobreza la que hace, sin más, a las personas virtuosas. Y esta afirmación ¿no es ir contra de aquellas palabras del Maestro: “Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de los Cielos” (Lc 6, 20)?

Escribir sobre la pobreza puede parecer como una falta de respeto a los pobres y pecar de doblez. Con qué facilidad nos quejamos de ella –pues hasta llegamos a pensar que la vivimos radicalmente– cuando para millones de hombres, mujer y niños nuestra “pobreza heroica” es el hecho normal de todos los días y de toda su vida. ¡Cuántas veces eso que nosotros tenemos por menos sería para ellos el mayor lujo! ¡Cuántas veces una jornada de pan y agua podría significar para nosotros la máxima austeridad mientras que para millones sería una especia de sueño con el que tendrían asegurada la existencia!

Sólo puede entender la virtud de la pobreza quien la ha abrazado voluntariamente y ha hecho suyas todas las radicales consecuencias que de ella se desprenden. Consecuencias que van más allá del mero desprendimiento material. Consecuencias que abarcan gustos, aficiones, deseos, lícitos quereres…

Jesús no canonizó la pobreza a secas. San Mateo especifica mejor la bienaventuranza evangélica de Jesús cuando dice: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos” (Mt 5, 3). La pobreza de que se habla nunca es un simple fenómeno material. La pobreza puramente material no salva, aun cuando sea cierto que los más perjudicados de este mundo pueden contar de un modo especial con la bondad de Dios. Pero la pobreza tampoco es una actitud espiritual.

Nos encontramos así con dos matices de pobreza: la material y la espiritual. Dentro de cada una de éstas hay dos tipos de pobrezas más, una mala y una buena.

La pobreza material negativa deshumaniza y debe ser combatida. Es la pobreza ante la que muchos preferimos no voltear, ante la que se calla, ante la que se enmudece cuando se mira de frente. ¡Cuántos se han hecho santos de Dios al entrar en contacto con ella! Sabemos que existe, conocemos en dónde, su rostro nos es del todo familiar… Pero hasta que uno no se pone en la realidad más absoluta del otro la pobreza se sigue mirando con indiferencia.

La pobreza material positiva libera y eleva; es el ideal evangélico que debemos cultivar. Es el querer vivir desprendido para que nada me ate y sea efectivamente libre. Y aquí entra el desapego de cosas, personas y pensamientos. No es minusvalorar ni una especie de frigidez del corazón, no. Es un ensanchamiento del mismo donde todos tienen recta cabida a partir de la jerarquía encabezada por Dios y del cual proviene el orden.

La pobreza espiritual negativa es ausencia de los bienes del espíritu y de los valores humanos: es la pobreza de los ricos. Nada más grotesco, nada más burdo que una pobreza de este tipo. La sensibilidad no existe, los valores y las virtudes se han extinguido; no hay amor, ni esperanza, ni fe; no hay un horizonte, la vida no importa, la existencia es oscura, el hombre -¿quién es?-, no han sido amados ni saben amar: Dios no existe.

La pobreza espiritual positiva está hecha de humildad y fe en Dios que son los frutos más bellos nacidos del árbol frondoso de la pobreza bíblica: es la riqueza de los pobres. Es la pobreza de los hombres que se saben pobres también en su interior, personan que aman, que aceptan con sencillez lo que Dios les da, y precisamente por eso viven en íntima conformidad con la esencia y la palabra de Dios.

***

No hay pobreza más grande que la de aquel a quien le falta Dios. Al hombre que a Él tiene podrá derrumbársele el mundo pero permanecerá impasible porque sabe a Quién tiene a su lado, Quién es su compañía.

Parejas que acompañan a matrimonios en dificultad o divididos

El Papa a Retrouvaille.

El Papa se encontró con 600 miembros de la asociación, «Retrouvaille». El programa Retrouvaille, que como lo indica la palabra en francés significa redescubrir. Es un programa que ayuda y asiste a las parejas que están pasando una crisis matrimonial y desean “redescubrir su relación en base al diálogo a través de sentimientos”.

Como lo indica uno de los sitios de la asociación, el programa inicia con un fin de semana de retiro y le sigue un proceso semanal de seguimiento o acompañamiento dividido en 12 sesiones.  No hace distinción de parejas, pueden estar casadas por la Iglesia,  en unión libre, casados por el Civil o segundas nupcias. La única condición es que estén dispuestas a trabajar por recuperar su relación.

En el año de la Familia Amoris Laetitia, el Papa expresó su alegría de saber que se lleven a cabo este tipo de encuentros, para ayudar a los cónyuges que 14:06

«Esto es muy importante, no debemos tener miedo a la crisis. La crisis nos ayuda a crecer y lo que tenemos que cuidar es no caer en el conflicto, porque cuando caes en el conflicto cierras tu corazón y no hay solución al conflicto o casi no hay solución; en cambio, la crisis te hace bailar un poco, te hace sentir lo malo a veces, pero puedes salir de la crisis, siempre y cuando salgas mejor. No podemos salir igual: o salimos mejor o peor. Esto es importante. Y es difícil salir de la crisis solo, todos debemos salir siempre en crisis. Me gusta eso… [aplausos] ¡No tengas miedo de la crisis, ìten miedo del conflicto!”.

Crisis

En el discurso, el Pontífice compartió con los presentes una de las tres palabras claves para él: la primera es crisis.

Una palabra, que como dijo Francisco, se ha utilizado tanto desde que comenzó la pandemia. Pero hoy, en este encuentro, se nos invita,  a “considerar la crisis como una oportunidad, en este caso una oportunidad para dar un salto cualitativo en las relaciones, sí una oportunidad dolorosa pero una oportunidad». Sobre las crisis familiares, la Exhortación Amoris laetitia dedica una sección.

Heridas

El Papa mencionó además que hay otra palabra que les quiere compartir: heridas. Porque las crisis producen “heridas en el corazón y en la carne”. «Heridas» es una palabra clave para las parejas, forma parte del vocabulario diario de Retrouvaille, les señaló, de su historia, son parejas heridas que han pasado por la crisis y se han curado; «y por ello son capaces de ayudar a otras parejas heridas”, manifestó.

Este es el don de la asociación, afirmó, la experiencia que han vivido y puesto al servicio de los demás, es un don “precioso tanto a nivel personal como a nivel eclesial. Hoy hay una gran necesidad de personas, de cónyuges que sepan dar testimonio de que la crisis no es una maldición, es parte del camino, y una oportunidad, y también nosotros, sacerdotes y obispos, debemos recorrer este camino, mostrar que la crisis es una oportunidad. De lo contrario, seríamos sacerdotes u obispos encerrados en nosotros mismos, sin un verdadero diálogo con los demás. En el diálogo real siempre hay crisis. ”. Pero para ayudar a otras parejas, no basta con tener la intención, pues se convierte en un “discurso teórico, una exhortación piadosa», señaló el Pontífice, es necesario haber experimentado la crisis, para poder dar testimonio, ser “testigos de la vida”, compartiendo su experiencia, la ponen al servicio de los demás.

Francisco,  agradeció a la Asociación, la «yuxtaposición de los dos textos bíblicos: el del buen samaritano y el de Jesús resucitado mostrando sus heridas a los discípulos», porque le ha permitido al Papa, «ver mejor el vínculo entre el buen samaritano y Cristo resucitado, y a ver que este vínculo pasa por las heridas, las llagas», y expresó:

«En el personaje del buen samaritano se ha reconocido siempre a Jesús, incluso en los escritos de los Padres de la Iglesia. Su experiencia nos ayuda a ver que ese samaritano es Cristo resucitado, que conserva las heridas en su cuerpo glorioso y que por eso mismo es capaz -como dice la Carta a los Hebreos (cf. 5,2)- de sentir compasión por ese herido abandonado en el camino, por las heridas de todos nosotros».

Acompañar

Después del binomio «crisis-herida», Francisco les compartió otra palabra, que es «clave» en la pastoral familiar: acompañar.

Esta palabra fue una de las más importantes del proceso sinodal 2014-2015 sobre la familia, del que salió la Exhortación Amoris laetitia.  Un acompañar, no sólo por parte de los pastores que les toca porque así lo indica su ministerio; “pero también implica a los cónyuges en primera persona, como protagonistas de una comunidad que «acompaña». «Su experiencia es un testimonio concreto de ello. Es una experiencia que nace «desde abajo», como suele ocurrir cuando el Espíritu Santo hace surgir nuevas realidades en la Iglesia que responden a nuevas necesidades”.

La Asociación «Retrouvaille», se dedica a acompañar a tantas parejas en dificultad o ya divididas. Francisco al respecto mencionó otro icono bíblico:

«Jesús resucitado con los discípulos de Emaús. Jesús no aparece desde arriba, desde el cielo, para decir con voz atronadora: «¿Adónde van? ¡Vuelvan!» No. Camina junto a ellos por el camino, sin ser reconocido. Escucha su crisis. Les invita a contar, a expresarse. Y entonces les redime de su necedad, les sorprende revelándoles una perspectiva diferente, que ya existía, que ya estaba escrita, pero que no habían entendido: no habían comprendido que Cristo tenía que sufrir y morir en la cruz, que la crisis forma parte de la historia de la salvación, esto es importante: la crisis forma parte de la historia de la salvación. Y la vida humana no es una vida de laboratorio o una vida aséptica con nada, todo… como empapado en alcohol para que no sean cosas extrañas, no. La vida humana es una vida en crisis, una vida con todos los problemas que se presentan cada día. … Y entonces ese hombre, ese caminante se detiene a comer con ellos, se queda con ellos: pierde el tiempo con ellos».

Acompañar, para Francisco significa «perder el tiempo» para estar cerca de las situaciones de crisis. Y a menudo, afirmó, se necesita mucho tiempo, se necesita paciencia, respeto, disponibilidad, y todo esto hace parte del acompañar.

7 consejos ante la muerte de un ser querido

Dos verdades absolutamente ciertas de la vida: nuestra existencia y lo inevitable de nuestra muerte.

“Ven, siervo bueno y fiel; entra en el gozo de tu Señor” (Mt 25, 21)

1. La muerte es un momento de dolor donde sólo la fe puede iluminar de esperanza ese momento de tristeza. La muerte duele porque es un parto al cielo. Cuando muera un ser querido piensa si existía un “derecho” para retenerlo aquí y si era más tuyo que de Dios. Mira si no es egoísmo querer privarle de lo que ahora tiene: la felicidad eterna. ¿Estás seguro de que más tarde se iba a salvar…?

2. ¿Qué es la muerte? La muerte no tiene la última palabra: la vida no termina, se transforma. Los hombres que contemplan el sepulcro de Jesucristo viven en la esperanza de la Resurrección. La muerte nos revela lo que el hombre es: “polvo, ceniza, nada”. Quien muere deja una luz y alcanza otra. La muerte es el paso a la eternidad. La muerte es fin e inicio. Morir en gracia de Dios significa conquistar la cumbre, la meta, el abrazo eterno del Padre. San Francisco cantó: “Y por la hermana muerte, ¡loado mi Señor! Ningún viviente escapa de su persecución; ¡ay, si en pecado grave sorprende al pecador! ¡Dichosos los que cumplen la voluntad de Dios!”.

3. ¿Es mejor vivir o morir? “Para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia. Pero si el vivir en la carne significa para mí trabajo fecundo, no sé qué escoger… Me siento apremiado por las dos partes: por una parte, deseo partir y estar con Cristo, lo cual, ciertamente, es con mucho lo mejor…” (Flp 1, 21-23). La felicidad del hombre consiste en amar y ser amado. Cuando un alma parte a la casa del Padre ahí es amada por Dios y ama a Dios. Un día el hombre dejará de sonreír, de caminar y de cantar… pero nunca dejará de amar. En vez de recibir la muerte con lágrimas, deberíamos recibirla con una sonrisa porque nos conduce al encuentro, cara a cara, con nuestro Creador.

4. ¿Qué podemos aprender de la muerte? En la entrada de un cementerio español está escrito: “Hoy a mí, mañana a ti”. Lo capital para el hombre no es morir antes o después, sino bien o mal. San Agustín confesó: “Como es la vida, así es la muerte”. Ten presente que “Cuando un padre muere es como si no muriese, pues deja tras de sí –algunas veces- un hijo semejante a él”. (Si. 30, 4).

5. ¿Hay que temer la muerte? No, pero cuando se tiene miedo, por algo será… Opta por una muerte que te lleve al cielo. Que no te pase como aquel epitafio que decía: “Aquí yace un hombre que murió sin leer el libro que lo iba a salvar: la Biblia”. O aquel otro que decía: “He aquí un ateo que no tiene a dónde ir”. Hay que vivir de tal manera que si volviéramos a nacer elegiríamos seguir el mismo camino. Santa Teresa no temía la muerte, al contrario, ella decía: “Muero porque no muero”. Para desear la eternidad es necesario imaginar el abrazo del Padre.

6. ¿Por qué existe la muerte? Porque el hombre quiere ver a Dios y para verlo es necesario morir. El hombre surgido del polvo debe retornar al polvo y el alma surgida de Dios debe volver a Dios. Las dos verdades absolutamente ciertas de la vida son nuestra existencia y lo inevitable de nuestra muerte. Todos los hombres mueren, pero no todos viven. San Ambrosio predicó: “Es verdad que la muerte no formaba parte de nuestra naturaleza, sino que se introdujo en ella; Dios no instituyó la muerte desde el principio, sino que nos la dio como un remedio (…). En efecto, la vida del hombre, condenada por culpa del pecado a un duro trabajo y a un sufrimiento intolerable, comenzó a ser digna de lástima: era necesario dar un fin a estos males, de modo que la muerte restituyera lo que la vida había perdido. La inmortalidad, en efecto, es más una carga que un bien, si no entra en juego la gracia (…) No debemos deplorar la muerte, ya que es causa de salvación”.

7. ¿Por qué no sabemos el día que vamos a morir? Si supiéramos el día de nuestra muerte no viviríamos cada día con la misma intensidad. Nadie sabe ni cómo ni cuándo morirá. Nadie por más que se esfuerce puede añadir una hora al tiempo de su vida. La muerte es lo más cierto, pero el día es lo más incierto. No olvides que no es necesario ser viejo para morir. No vale la pena indagar el cómo, el cuándo ni el dónde moriré; pero sí vale estar preparado.

8. ¿Qué actitud debemos tomar ante la muerte de un ser amado? No rechazar a Dios porque nos lo ha quitado, sino agradecerle porque nos lo ha dado. “¿Conviene llorar a un muerto? Sí, pero no lamentarse cuando muere en aras de Dios”, como dijo un amigo. Dios es misericordioso y “la misericordia se siente superior al juicio” (St 2, 13) Porque “nuestra maldad es una gota que cae en el océano de la misericordia de Dios”. “Jesucristo crucificado está como un tapón entre la muerte y el infierno”. Dios es comprensivo porque sabe todo y saberlo todo es perdonarlo todo. Jesús nos enseñó: “Sed misericordiosos como vuestro Padre celestial es misericordioso”. Mientras que el apóstol Santiago escribió: “Habrá un juicio sin misericordia para el que no tenga misericordia hacia los demás” (St 2, 13) Recuerda: para obtener misericordia para uno mismo, es necesario tener misericordia hacia los demás. “Al final de la vida sólo queda lo que hayamos hecho por Dios y los demás”.

Una oración por los 5 millones de muertos por Covid en el mundo

Patrick HERTZOG I AFP

Acércalos a Jesús con esta oración por sus almas

Más de 5 millones de muertos en el mundo por la Covid 19, según un recuento realizado por la agencia informativa AFP el 1 de noviembre a partir de los balances oficiales.

Tras cifras heladoras, hay tantas vidas, procesos, sentimientos y recuerdos que han impregnado a la humanidad… Para no olvidarlos y llevarlos ante Cristo, aquí hay una oración que puedes rezar:

Oración

Dios de los espíritus y de toda carne,
que has pisoteado a la muerte, que has reducido al diablo a la nada
y has dado tu vida al mundo;
da Tú mismo, Señor, a las almas de tus servidores fallecidos por el Covid-19,
el reposo en un lugar luminoso, verde y fresco,
lejos del sufrimiento, el dolor y los lamentos.

Que el Dios bueno y misericordioso les perdone todos sus pecados
cometidos de palabra, obra y pensamiento.
Porque no hay ser humano que viva y no peque;
solo Tú eres sin pecado, tu justicia es justicia para siempre
y tu palabra es verdad.

Oh Cristo nuestro Dios, ya que eres la Resurrección,
la vida y el reposo de tus servidores fallecidos por Covid-19,
te damos gracias, junto a tu Padre no creado y tu Espíritu Santísimo,
bueno y vivificante, hoy y por los siglos de los siglos. Amén.
Que descansen en paz. Amén.

Oración adaptada del apéndice del Compendio del Catecismo de la Iglesia católica.

Flores de Bach

¿Sistema terapéutico alternativo para curar las emociones?

Las Flores de Bach son un sistema terapéutico dentro de las llamadas medicinas alternativas. Son concentrados de pétalos de ciertas flores, cuya esencia es obtenida por el “método del sol” y por ebullición.

Su creador es el Dr Edward Bach, nació en Moseley , Birmingham, Inglaterra (1886-1936). Éra médico Homeópata, Bacteriólogo y Patólogo, pero abandonó la medicina ortodoxa para dedicarse de lleno a terminar su propio proyecto, después de que le fuera diagnosticada una enfermedad con mal pronóstico en 1917.

El Dr Edward Bach pensaba que la medicina convencional envenenaba con medicamentos ó mutilaba con cirugías, y él estaba convencido que la enfermedad es producto de un conflicto entre el alma y la personalidad, que el estado mental y emocional del paciente es lo que produce la enfermedad, por lo que había que tratar al paciente y no a la enfermedad. Su filosofía éra “Curese usted mismo”.

Después de leer el Organon del Dr Hanhemann , comenzó a experimentar y entonces creó los 7 nosodes (unos remedios homeopáticos). El Dr Bach siguiendo su “dictado interior” sintió la necesidad de dirigirse al campo para compenetrarse con la naturaleza , donde eligió las flores para su sistema por intuición y por medio del tacto; en ocasiones se colocaba los pétalos en la lengua para percibir los efectos que según él, tenían las flores sobre su estado emocional. Fué basándose en sus propios estados de ánimo y en su mejoría al tomarlos como seleccionó los remedios. Años después concluye que consta de 37 flores y un agua de roca.

Los 7 grupos emocionales

El Dr Bach dividió su sistema en 7 grupos emocionales y el remedio rescate
Remedios para los que sufren temor
Remedios para los que sufren incertidumbre
Remedios para los que no tienen interés en el presente
Remedios para los que sienten soledad
Remedios para personas hipersensibles
Remedios para las personas desesperadas y abatidas
Remedios para los que sufren por los demás
Remedio Rescate

Energía y Flores de Bach

El principio curativo de las flores de bach es el de medicina vibracional ó energética, donde la “energía” de la flor se obtiene al extraer la esencia de los pétalos de las flores para elaborar los concentrados, ésta energía es lo que entonces se supone cura la emoción negativa ó el malestar emocional. Las esencias florales No son un sistema científico. El Principio de que todo es “energía” es una creencia proveniente de religiones orientales principalmente y es a su vez uno de los principios de la New Age.

Entonces las flores de bach No son un remedio científico, sino un remedio metafísico y espiritual. La intención del Dr Bach éra crear un sistema donde el ser humano fuera capaz de curarse a sí mismo.

..”no solo deben emplearse medios físicos, ni sólo escoger los mejores métodos conocidos en el arte de curar, sino que nosotros debemos intentar por todos los medios eliminar cualquier defecto de nuestra naturaleza porque una curación completa al final proviene de nuestro interior…” Dr Edward Bach

Ciencia y Flores de Bach

La eficacia de las flores de bach no está comprobada científicamente. Existen dos ensayos clínicos efectuados en dos Universidades uno en Alemania y otro en Inglaterra, que colocan a las flores de bach como efecto placebo. Otros investigadores las han clasificado en el repertorio de las terapias metafísicas. El Dr Bach se dedicó a la salud emocional y espiritual de sus pacientes, sanaba también” imponiendo las manos, creó su sistema de remedios florales para curar las emociones solamente , no la enfermedad física transformando entonces la medicina en un arte de curar místico metafísico y espiritual.

Fé y Flores de Bach

Conociendo el principio curativo de las flores de Bach, veamos algunos ejemplos sobre el peligro de ésta terapia respecto a la Fé:

Unas gotas de Aspen, Mimulus, Red Chesnut ó Rock Rose (flores para los miedos) no pueden proporcionar la Fé…con sólo tomarlas, …el miedo es falta de Fé, una persona entonces pondrá sus esperanzas en que la flor le calme los nervios y el miedo y se olvida de Dios,, la Fé es un Don de Dios y un creyente no debe pensar ni mucho menos creer que la Fé venga embotellada en un frasco color ámbar. Otro ejemplo para ilustrar la incompatibilidad de las flores de Bach con nuestra Fé Católica es el uso de gotitas de holly ó willow para el rencor, los celos, el resentimiento y el sentirse víctima y maltratado por la vida, se pretende que entonces unas gotitas de éstos remedios produzcan el amor y el perdón, llevando al creyente a vivir una falsa esperanza y alejándolo cada vez más del Evangelio para poner toda su Fé en las gotitas….con ésta solución instantánea el creyente corre el peligro de poner su confianza en ue el remedio le puede arreglar la vida y sus problemas de pareja ó familiares por arte de magia, en vez de conocer la verdad del Evangelio y vivirlo, Amar a Dios sobre todas las cosas y perdonando hasta 70 veces 7 como nos enseña Jesucristo, y así todas y cada una de las flores le darían al hombre todo lo que necesita para deshacerse de los defectos de su naturaleza y poderse curar por si mismo.

Nuestro Señor Jesucristo nos dice en el Evangelio: “ninguna cosa que de fuera entra en la persona puede hacerla impura; lo que hace impura a una persona es lo que sale de ella..”(Marcos 7,15 ), las flores No son malas, lo que es contrario a la Fé es el principio de que todo es energía y que la energía de la flor es lo que cura, pues ésta energía no existe, es una creencia que no pertenece a nuestra religión católica y según ésta creencia se supone que la flor es una especie de antena que capta la energía cósmica o universal , lo cual no es verdad porque no está comprobado científicamente.

El catecismo de la Iglesia Católica, dice:

#2117 Todas las prácticas de, magia o de hechicería mediante las que se pretende domesticar potencias ocultas para ponerlas a su servicio y obtener un poder sobrenatural sobre el prójimo -aunque sea para procurar la salud-, son gravemente contrarias a la virtud de la religión. Estas prácticas son más condenables aún cuando van acompañadas de una intención de dañar a otro, recurran o no a la intervención de los demonios. Llevar amuletos es también reprensible. El espiritismo implica con frecuencia prácticas adivinatorias o mágicas.

Por eso la Iglesia advierte a los fieles que se guarden de él. El recurso a las medicinas llamadas tradicionales no legítima ni la invocación de las potencias malignas, ni la explotación de la credulidad del prójimo.

**Dice el Cardenal Paul Poupard en: “La Iglesia ante las nuevas formas de Religiosidad y el Neopaganismo”

…”Después de haber evangelizado al hombre moderno increyente, secularizado, la Iglesia se encuentra frente a nuevos paganos que no son incrédulos, sino que son hombres y mujeres que han sido creyentes, pero cuya fe poco a poco se ha adormecido. Están dispuestos a creer en algo que no es más el Dios de Jesucristo, sino algo que los aferra con algo…”

…”Muy rara vez los hombres van hacia el mal por el mal mismo. Si hacen el mal, es porque equivocadamente les parece un bien; si adhieren a errores, es porque los creen verdades; si los creen verdades, es porque tienen apariencia de verdad…”

Otros Sistemas Florales

A partir de los años 70’s se han creado otros sistemas florales como : flores de California, del mediterráneo, australianas (Bush), orquídeas, de raff, aureas, de Saint Germain, shamánicas, aztecas, arco iris, de África y Canarias, etc…Las cuales junto con las flores de Bach tienen el mismo principio de la medicina vibracional y “energética” y constituyen parte del repertorio de terapias de la Nueva Era ó New Age.

* Los 12 Curadores y otros remedios. Dr Edward Bach

Si con el dinero, tan lleno de injusticias, no fueron fieles, ¿quién les confiará los bienes verdaderos?

Meditación al Evangelio 6 de noviembre de 2021

Me gusta mucho la forma como San Pablo escribe sus cartas. Por una parte, nos da un rico contenido teológico, pero por otra, como lo hace en el pasaje de la Carta a Romanos que nos ofrece este día, nos presenta un ambiente de confianza y familiaridad con todos los colaboradores y amigos, a quienes muestra gran reconocimiento tanto por su amistad como por el trabajo que realizan.

Hoy envía saludos para Prisca y Aquila que por salvarle la vida arriesgaron la suya. Envía saludos también a Epéneto, primer cristiano en la provincia de Asia, a María que trabaja mucho, a Andrónico y Junías compañeros de cárcel. Y después también están todos los de casa que envían saludos, desde el secretario en adelante.

Es un pasaje donde aparecen muy diversos nombres y personas que han recibido el Evangelio, que han sufrido para transmitirlo y que se han mantenido firmes en él. Así, todos estos nombres, que para nosotros pueden parecernos desconocidos y extraños, para la comunidad son miembros que están presentes y que los lazos de afecto, de colaboración, de sangre o de convivencia, los unen y los sostienen. Pero el vínculo más fuerte y que está por encima de todos es su fe en Cristo. Por eso expresa su deseo de que “la gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con todos ustedes” y después termina con una doxología, una alabanza a Cristo que es el que puede dar fuerzas para cumplir el evangelio. Así se construyen las comunidades y así es el ideal del Evangelio. Es capaz de superar diferencias de raza, de pensamiento, de posición, de edad. Es la manifestación de que se vive el Evangelio: hacer comunidad.

En nuestro ambiente es cada día más difícil porque cada día estamos más masificados y anónimos. Que hoy al escuchar estos saludos y estas manifestaciones de Pablo, miremos también a nuestro alrededor y busquemos con quién podemos hacer comunidad. Que nuestras Eucaristías, que a veces se han tornado masivas e impersonales, hoy les podamos dar un poco de calor. Miremos a nuestro alrededor y encontremos en cada rostro, un hermano con quien construir comunidad, en el trabajo, en la Eucaristía, en la escuela, en la familia.

El Papa: Vivir la fe con un humilde amor a Dios, entregándolo todo a Dios

VINCENZO PINTO/AFP/East News

El Pontífice nos alertó en su alocución sobre las falsedades del corazón, sobre la hipocresía, ¡que es una enfermedad peligrosa del alma!, y es algo que se ve en tanto lugares, señaló, es el clericalismo.

Francisco nos aconsejó que sigamos el modelo de la viuda del Evangelio de hoy, “aprendamos de ella: una fe sin adornos externos, sino sincera interiormente; una fe hecha de humilde amor a Dios y a los hermanos”.

El Papa Francisco, en su alocución antes del rezo mariano del Ángelus, retomando el Evangelio del día, afirmó que la Liturgia de hoy nos “pone delante de un sorprendente contraste”: los ricos, que dan lo superfluo para hacerse ver, y una pobre mujer que, sin aparentar, ofrece lo poco que tiene.

“Jesús mira dos escenas. Y es precisamente este verbo –“mirar”- que resume su enseñanza: a quien vive la fe con duplicidad, a esos escribas, “debemos mirar” para no convertirnos como ellos; mientras que a la viuda debemos “mirarla” para tomarla como modelo. Detengámonos en esto: tener cuidado con los hipócritas y mirar a la pobre viuda”. 

“No ser hipócritas, viviendo de la apariencia”

Francisco nos alertó sobre todo, a no seguir el modelo hipócrita de los escribas, que “cubrían, con el nombre de Dios, la propia vanagloria y, aún peor, usaban la religión para atender sus negocios, abusando de su autoridad y explotando a los pobres”. El Papa nos pide que no sigamos el modelo de los hipócritas, que basan su vida en el culto de la “apariencia, de la exterioridad, sobre el cuidado exagerado de la propia imagen. Y, sobre todo, estar atentos a no doblegar la fe a nuestros intereses”.

Una advertencia, la de Francisco, actual, hoy y siempre, actual para cada uno de nosotros, para la Iglesia y la sociedad. Y se ve tanto en muchos lugares, dijo, es el clericalismo. Pidió que no nos aprovechemos nunca de nuestro papel, de nuestro cargo, para “aplastar a los demás, ¡nunca ganar sobre la piel de los más débiles! Y estar alerta, para no caer en la vanidad, para no obsesionarnos con las apariencias, perdiendo la sustancia y viviendo en la superficialidad”.

Nos invita a cuestionarnos en nuestras acciones y en lo que pregonamos, hacer ese examen de conciencia, preguntarnos si deseamos ser apreciados y gratificados o damos un servicio a Dios y al prójimo, especialmente a los más débiles.

El Pontífice nos alertó en esta alocución sobre las falsedades del corazón, sobre la hipocresía, ¡que es una enfermedad peligrosa del alma! Señaló. La hipocresia afirmó, es un juzgar por debajo, aparecer de un modo y por debajo tener otro pensamiento,  personas con el alma doble.

Sanar de la hipocresía siguiendo el modelo de la viuda

Tras alertarnos para que no caigamos en la falsedad, en la hipocresía, abusando de los más débiles, Jesús, dijo el Papa, nos invita a seguir el modelo de la pobre viuda, a mirar a la pobre viuda, para sanar de la enfermedad de la hipocresía.

“El Señor denuncia la explotación hacia esta mujer, que para dar la ofrenda, debe volver a casa sin siquiera lo poco que tiene para vivir. ¡Qué importante es liberar lo sagrado de las ataduras con el dinero! Pero, al mismo tiempo, Jesús alaba el hecho de que esta viuda da al Tesoro todo lo que tiene. No le queda nada, pero encuentra en Dios su todo. No teme perder lo poco que tiene, porque tiene la confianza en el tanto de Dios, que multiplica la alegría de quien dona”.

En su alocución, Francisco nos recordó que Jesús propone la viuda, como maestra de fe:

“Ella no frecuenta el Templo para tener la conciencia tranquila, no reza para hacerse ver, no hace alarde de su fe, sino que dona con el corazón, con generosidad y gratuidad. Sus monedas tienen un sonido más bonito que las grandes ofrendas de los ricos, porque expresan una vida dedicada a Dios con sinceridad, una fe que no vive de apariencias sino de confianza incondicional”.

Francisco nos alertó de no ser hipócritas, una enfermedad peligrosa, que la podemos curar, aprendiendo del ejemplo de la viuda, con su fe “sin adornos externos, sino sincera interiormente; con su fe hecha de humilde amor a Dios y a los hermanos”.