Jesús estaba distinguiendo entre los pecados y el pecado, entre la enfermedad subyacente y sus muchos síntomas. Cuando se le preguntó al cura de Ars qué sabiduría había adquirido sobre la naturaleza humana en sus muchos años de escuchar confesiones, respondió: “La gente está mucho más triste de lo que parece”. Blas Pascal apoya su apología del cristianismo sobre el simple hecho que todos somos infelices. Esta tristeza universal, duradera y obstinada es el pecado.

Ahora, esto no significa que el pecado sea idéntico a la depresión psicológica. Los peores pecadores pueden ser las personas mejor adaptadas psicológicamente, y los santos más grandes pueden ser, en muchas medidas ordinarias, bastante infelices.

Cuando hablo de tristeza en este contexto, me refiero a la profunda sensación de insatisfacción. Queremos la verdad y, si la obtenemos, es en cuentagotas; queremos lo bueno, y lo obtenemos raramente; pareciera que sabemos lo que deberíamos ser, pero en realidad somos otra cosa. Esta frustración espiritual, esta guerra interior, esta debilidad del alma, es el pecado.

La libertad más verdadera, la de la esclavitud del pecado, ha brotado de la Cruz de Cristo. Somos libres de la esclavitud del pecado por la cruz de Cristo. Precisamente ahí donde Jesús se ha dejado clavar, se ha hecho esclavo, Dios ha puesto la fuente de la liberación del hombre. Esto no deja de sorprendernos: que el lugar donde somos despojados de toda libertad, es decir la muerte, puede convertirse en fuente de la libertad. Pero este es el misterio del amor de Dios: no se entiende fácilmente, se vive. (…) Jesús lleva a cabo su plena libertad al entregarse a la muerte; Él sabe que solo de esta manera puede obtener la vida para todos. (…) La libertad hace libres en la medida en que transforma la vida de una persona y la orienta hacia el bien. Para ser realmente libres necesitamos no solo conocernos a nosotros mismos, a nivel psicológico, sino sobre todo hacer verdad en nosotros mismos, a un nivel más profundo. Y ahí, en el corazón, abrirnos a la gracia de Cristo. (Audiencia general, 6 de octubre de 2021)

Juan Nepomuceno, Santo

Presbítero y Mártir, 20 de marzo

Por: n/a | Fuente: ACI Prensa

Mártir del secreto de confesión

Martirologio Romano: En Praga, en Bohemia, san Juan Nepomuceno, presbítero y mártir, que por defender la Iglesia sufrió muchas injurias por parte del rey Venceslao IV y, expuesto a tormentos y torturas, aún respirando fue arrojado al río Moldava († 1393).

Etimológicamente: Juan = Dios es misericordia, es de origen hebreo.

Breve Biografía

Nació en Bohemia (Checoslovaquia) hacia el año 1250, en un pueblo llamado Nopomuc, de ahí el sobrenombre Nepomuceno. El apellido de su familia era Wolfin.

Fue párroco de Praga y obtuvo el doctorado en la Universidad de Padua. Después ocupó el alto puesto de Vicario General del Arzobispado.

El rey de Praga, Wenceslao, se dejaba llevar por dos terribles pasiones, la cólera y los celos y dicen las antiguas crónicas que siendo Juan Nepomuceno confesor de la reina, se le ocurrió al rey que el santo le debía contar los pecados que la reina le había dicho en confesión, y al no conseguir que le revelara estos secretos, se propuso matarlo. Luego el rey tuvo otro gran disgusto, consistió en que el monarca se proponía apoderarse de un convento para regalar las riquezas que allí había a un familiar. El Vicario Juan Nepomuceno se opuso a esto rotundamente, ya que evidentemente esos bienes pertenecían a la Santa Iglesia.

El rey mandó matar al padre Juan; lo ataron doblado, con la cabeza pegada sobre los pies, y luego, fue lanzado al río Moldava. Esto ocurrió en el año 1393. Los vecinos recogieron el cadáver para darle santa sepultura.

En 1725, más de 300 años después del suceso, una comisión de sacerdotes, médicos y especialistas encontarron que la lengua del mártir se encontraba incorrupta, aparentemente seca y gris. De repente, en presencia de todos empezó a tomar apariencia de ser la de una persona viva. Todos se pusieron de rodillas ante este milagro. Fue el cuarto milagro que realizó el santo antes de ser proclamado oficialmente como tal.

San Juan Nepomuceno fue considerado patrono de los confesores, porque prefirió morir antes que revelar los secretos de la confesión. En Praga, en el puente desde el cual fue echado al río, se conserva una imagen de este gran santo, y muchas personas, al pasar por allí le rezan devotamente.

San Juan Nepomuceno es patrono de Bohemia y Moravia, y del secreto de confesión. También es considerado patrono de la fama y el buen nombre. Sus reliquias se guardan en Praga, en la iglesia metropolitana de San Vito.

La casa de Dios

Santo Evangelio según San Juan 8, 31-42. Miércoles V de Cuaresma.

Por: José Romero, LC | Fuente: somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, concédeme poder ver tu amor paternal.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 8, 31-42

En aquel tiempo, Jesús dijo a los que habían creído en Él: “Si se mantienen fieles a mi palabra, serán verdaderos discípulos míos, conocerán la verdad y la verdad los hará libres”. Ellos replicaron: “Somos hijos de Abraham y nunca hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo dices Tú: Serán libres?”. Jesús les contestó: “Yo les aseguro que todo el que peca es un esclavo y el esclavo no se queda en la casa para siempre; el hijo sí se queda para siempre. Si el Hijo les da la libertad, serán realmente libres. Ya sé que son hijos de Abraham; sin embargo, tratan de matarme, porque no aceptan mis palabras. Yo hablo de lo que he visto en casa de mi Padre: ustedes hacen lo que han oído en casa de su padre”. Ellos le respondieron: “Nuestro padre es Abraham”. Jesús les dijo: “Si fueran hijos de Abraham, harían las obras de Abraham. Pero tratan de matarme a mí, porque les he dicho la verdad que oí de Dios. Eso no lo hizo Abraham. Ustedes hacen las obras de su padre”. Le respondieron: “Nosotros no somos hijos de prostitución. No tenemos más padre que a Dios”. Jesús les dijo entonces: “Si Dios fuera su Padre me amarían a mí, porque Yo salí de Dios y vengo de Dios; no he venido por mi cuenta, sino enviado por Él”.

Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Mi mamá creó una mesa en mi casa con fotografías de la familia.Colocó a sus hijos, se colocó ella con mi papá y finalmente a mi abuela. Al terminar ella pensaba que algo no estaba bien o que algo faltaba, mi hermano llegó y le solucionó el problema, faltaba mi foto. Mi mamá, apenada y adolorida,fue y colocó una fotografía mía en el centro de la mesa.

Hacía algunos años que no visitaba a mi mamá, y mi ausencia física la engañó, al grado de olvidar colocar mi foto en la nueva mesa familiar; pero su amor de madre le decía que algo estaba mal, que algo faltaba. Este amor es lo que representa la casa de Dios, más que una cosa física es un hogar donde Dios nos ama y nos protege. Y así como un hijo jamás se va de su hogar, del amor de la familia, un cristiano jamás se va de la casa de Dios, del amor del Padre.

Pero todos nosotros sabemos que hay familias con problemas, donde el padre jamás se ha portado como uno o donde el hijo solamente es un huésped, no un verdadero hijo. Dios, en cambio, es un verdadero padre amoroso y fiel. Nosotros, en algunas ocasiones, no nos comportamos como verdaderos cristianos; algunas veces queremos irnos de la casa de Dios. Pero sabemos que nuestra felicidad está en que nuestra fotografía esté en la mesa, que nunca nos vayamos del hogar familiar, que siempre estemos en el corazón de Dios.

Un hijo de verdad respeta a sus padres porque los ama. Un cristiano de verdad se comporta como hijo de Dios cuando sólo desea hacer la voluntad de Dios; le obedece porque sabe que Dios sólo desea lo mejor para él y basa todo en el amor que existe entre Dios y él, entre el Padre y el hijo. Un hijo siempre confía en su papá porque sabe que lo ama y ésta debe ser la confianza que debemos darle al amor que Dios nos tiene, una confianza de hijo que se sabe amado.

Un verdadero hijo de Dios es completamente feliz porque es consciente del amor de Dios, y es libre porque el pecado no es el camino que desea tomar. Pero, algunas veces, por debilidad me voy de la casa, pero jamás me voy del hogar, jamás me voy de la casa de Dios, quien jamás deja de amarme. Por ser su hijo, mi fotografía estará en la mesa familiar, por ser cristiano habitaré por siempre en el corazón de Dios.

«Para consolidar nuestra relación de pertenencia al Señor Jesús, el Espíritu nos hace entrar en una nueva dinámica de fraternidad. Por medio del Hermano universal, Jesús, podemos relacionarnos con los demás de un modo nuevo, no como huérfanos, sino como hijos del mismo Padre bueno y misericordioso. Y esto hace que todo cambie. Podemos mirarnos como hermanos, y nuestras diferencias harán que se multiplique la alegría y la admiración de pertenecer a esta única paternidad y fraternidad».

(Homilía de S.S. Francisco, 15 de mayo de 2016).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Descubrir los detalles del amor paternal de Dios en mi vida.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén. 

San Juan Nepomuceno, defensor de la libertad de la Iglesia

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Fue torturado y asesinado por un rey tirano por no doblegarse ante sus exigencias

A san Juan Nepomuceno le tocó vivir bajo un poder político injusto que le ocasionó muchos problemas y sufrimientos pero a la vez permitió que brillara con más fuerza su integridad.

Siendo vicario general en Praga, su defensa de los derechos y la libertad de la Iglesia frente a la voluntad de Wenceslao de Luxemburgo despertó la ira de este rey, quien participó personalmente en su tortura y muerte la noche del 20 de marzo de 1393.

«La luz de aquella noche se difunde en todo el mundo, y dura todavía, vivísima», escribió san Juan Pablo II en el 250º aniversario de su canonización.

Defendió el secreto de confesión con su vida

Unas décadas después de su muerte, se difundió que el rey, celoso por unos rumores de infidelidad de su mujer, había ordenado matarle porque no había querido violar el secreto de confesión de la reina. Webcatolicodejavier relata así esta tradición:

Juan Nepomuceno vive en palacio con el rey y su esposa, la emperatriz de Bohemia Juana de Holanda, que le ha escogido como confesor.

– Padre Juan, vos conocéis la duda terrible que me atormenta, vos podéis disiparla. La emperatriz se confiesa con vos. Me bastaría una palabra…

– Majestad, contesta el confesor ¿cómo es posible que me propongáis tal infamia? Sabéis que nada puedo revelar. El secreto de confesión es inviolable.

Juan sabe que le va en ello la vida. Nadie ha contradecido nunca al tirano. Sólo Juan otra vez se atrevió a oponerse a sus planes.

– Padre Juan, vuestro silencio quiere decir que renunciáis a vuestra libertad.

– Jamás consentiré tal sacrilegio. Mandad cualquier otra cosa. En esto digo lo mismo que san Pedro: «Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres» .

La ira de un rey celoso

Pocas horas después Juan es arrojado a la cárcel. Es sometido a terribles torturas para hacerle ceder.

La reina obtiene la libertad y le cura sus heridas. Aún pudo predicar en la catedral, anunciando su muerte, pues sabe que el tirano nunca le perdonará.

El mismo rey participa en su tortura, que le causa la muerte. Su cuerpo inerte es arrojado desde un puente al río Moldava.

Hoy hay allí una estatua del santo para ejemplo y recuerdo. Las gentes decían que el río se tiñó de purpúreo y celestial resplandor, como anuncio de la gloria del mártir.

Su epitafio, en la catedral de San Vito, de Praga, dice así:

«Yace aquí Juan Nepomuceno, confesor de la Reina, ilustre por sus milagros, quien, por haber guardado el sigilo sacramental fue cruelmente martirizado y arrojado desde el puente de Praga al río Moldava, por orden de Wenceslao IV, el año 1393«.

Milagro de la lengua

Y una curiosidad, muy simbólica: su lengua se conserva incorrupta.

En 1725 (más de 300 años después de su muerte) una comisión de sacerdotes, médicos y especialistas examinó la lengua del mártir que estaba incorrupta,  aunque seca y gris.

Y de pronto, en presencia de todos, empezó a esponjarse y apareció de color de carne fresca, como si se tratara de la lengua de una persona viva.

Todos se pusieron de rodillas y este milagro, presenciado por tantas personas y tan importantes, fue el cuarto milagro para declararlo santo.

Fue canonizado por Benedicto XIII en el año 1729. Defender la libertad de la Iglesia frente al poder político le costó la vida pero al mismo tiempo le sirvió para entrar en la Vida, la eterna.

Hoy muchas personas acuden a él como patrono de los confesores y para pedir su intercesión en cuestiones relacionadas con la buena fama.