La Nota de Hoy 📝

Anécdotas e historias de la música

por  Mario Aquino Colmenares

 

Alguna vez me pregunte por que cantábamos  y de donde provenía esta espontánea vocación o necesidad de cantar. La búsqueda incansable del hombre por proyectarse más allá de si mismo queda reflejada primariamente en la creación de un lenguaje. Por más precario e incipiente que sea este, o  por más primitiva que sea la etapa, en la que se encuentre en  una cultura determinada, indiscutiblemente el hombre busca principalmente comunicarse.

Es innegable que la creación de un sistema de comunicación responde en primer lugar a la necesidad de satisfacción de necesidades mucho más elementales  que el solo deseo de entablar un diálogo. El hombre emprende todas sus empresas en sociedad y si de buscar el sustento se trata por ejemplo, podemos imaginar  la variedad de medios a los cuales habría de recurrir antes de tener un sistema idiomático más o menos estructurado.

Superada esta etapa o más bien paralela a ella el hombre se descubre tímidamente superior y dominante sobre todo lo que lo rodea, salvo ante aquellas fuerzas devastadoras de una naturaleza aún virgen y desconocida. Y así como se sabe homo sapiens, el ser humano se reconoce también homo faber, que fabrica, que hace y que transforma.

En ese interin antropológico, descubre la maravilla del sonido y sus variantes, y así como ha sido antes fascinado por la luz y su descomposición en hermosos colores, se siente movido a reproducir, y también mejorar, lo que sus ojos y oídos han podido percibir.

Quizá en la variedad de su propia voz y gama de tesituras,  el hombre haya tenido accidentalmente, la primera experiencia de polifonía. Por otro lado, la natural tendencia a la imitación le llevaría a la asimilación de los sonidos propios de la naturaleza, como el canto de las aves o el sonido del viento; muchos encuentran en las onomatopeyas  de estos sonidos, el origen mismo de las palabras. El canto en una primera forma tendría tal vez un valor no en si mismo, sino que solo sería medio para un fin superior o simplemente distinto que el de la sola audición.  

Con él llamaría al combate, o tal vez testimoniaría su experiencia de  máxima soledad ante una creación totalmente ajena e incomprensible. Sería a través del canto que manifestaría por primera vez su creencia en la existencia de una realidad más allá de lo  sensiblemente cercano. Lo emplearía como medio nemotécnico para nombrar cosas o llevar estadísticas relacionadas con su vida familiar y tribal. Más adelante en su intento por reproducir sonidos peculiarmente agradables a su oído el hombre buscaría los artificios para lograr su cometido pues descubriría las limitaciones de su propia voz, esta comprobación por una parte, lo llevaría a la distinción de los colores vocales, otorgándoles a cada uno, una función específica, y por otra, despertaría su inventiva para la confección de los primeros instrumentos musicales. 

Sin tener la más mínima intención de esbozar un ensayo, ni mucho menos, creo que todas estas ideas convergen en el concepto claro que tenemos a cerca del hombre, y de su empeño por expresar de modo totalmente nuevo su propio ser. El canto, vehículo privilegiado para la palabra y a través del cual fluye el espíritu humano comporta su porcentaje de misterio, atrayente y al mismo tiempo inalcanzable. Salvo en el instante mismo del canto.      

¡Que la música os acompañe!