La Nota de Hoy 📝

Anécdotas e historias de la música

por Mario Aquino Colmenares

 

 

Cuántas veces ha resonado en nuestro oído más de una historia, frase o palabra, sin que tengamos conocimiento cierto y pleno de lo que se está diciendo o de la realidad a la que se alude y solo la curiosidad, en algunos casos, o la impredecible intervención del azar, en otros, se encarga de develar lo que hasta ese momento no era más que desconocido y hasta indiferente para nosotros.

Una de estas incógnitas y de la que fui presa durante mucho tiempo, era la referida a una advocación mariana, la llamada Virgen de la O.

Recuerdo haberla relacionado incluso, en alguna ocasión, con un canto que solía escucharse en una radio de música popular antigua, “María la O”, y que pertenecía a la zarzuela homónima compuesta por el maestro Ernesto Lecuona y que fue estrenada en Cuba en 1930. Creo sin embargo, que por entonces, estaba aún muy lejos de llegar siquiera a una vaga explicación.

En el invierno del año 2007 viaje a la ciudad del Cuzco para participar en un festival internacional de coros; en aquella ocasión y ya pasado el compromiso artístico, aproveché los últimos días de permanencia en la ciudad imperial para pasear por sus principales museos.

El Coricancha, templo originalmente inca y dedicado al dios Sol, había sido ganado por la liturgia cristiana, como consecuencia de la conquista española. Hoy, convertido en monasterio de la orden dominica, alberga en sus patios y pasadizos piezas de incalculable valor pertenecientes al pasado prehispánico y virreinal del Perú.

Mientras recorría las salas del museo descubrí innumerables obras de arte de la época colonial, y entre ellas, una que llamó particularmente mi atención, se trataba de una pintura de la escuela cuzqueña que representaba a la Virgen María en cinta y en una pequeña inscripción situada en la parte inferior central de la obra, se podía leer: “Nuestra Señora de la O”.

En la literatura explicativa se respondían las interrogantes que durante años me había formulado sin encontrar explicación alguna. La Virgen de La Expectación o de la Esperanza o también llamada Virgen de la O, representaba precisamente a la Virgen María embarazada y en actitud de espera del nacimiento del Salvador .

La denominación “de la O” tendría dos razones, una por la forma ovoide del vientre materno y otra por las antífonas que tradicionalmente se entonan en el rezo de las Vísperas los días cercanos a la navidad, y cuyos textos se inician con la letra “O”, correspondiendo cada una de estas antìfonas, a los títulos que ensalzan el nombre de Cristo, y que han sido tomados de la Escritura, específicamente de las profecías con las que Isaías anuncia la venida del Cristo . En nuestra tradición católica romana, las antífonas de Adviento son entonadas desde el 17 hasta el 23 de Diciembre y son como siguen:

17 de diciembre: O Sapientia (O Sabiduría)

18 de diciembre: O Adonai (O Adonai)

19 de diciembre: O Radix Jesse (O Raíz de Jesé)

20 de diciembre: O Clavis David (O Llave de David)

21 de diciembre: O Oriens (O Amanecer)

22 de diciembre: O Rex Gentium (O Rey de las naciones)

23 de diciembre: O Emmanuel (O Emmanuel)…

…el uso de estas antífonas se remonta a los siglos V-VI aproximadamente y tienen su origen en los monasterios Benedictinos. Se cuenta que tan populares se hicieron, que no era raro escuchar entre los monjes: “No olvides las O …”, o también: “…las grandes antífonas de Adviento”.

Las antífonas nos invitan pues, por un lado, a tener esa misma actitud de espera creyente que tuvo la madre de Dios, alabando al Redentor del mismo modo que fue anunciado desde antiguo por las Escrituras; y por otro, nos muestra la riqueza de la liturgia católica en la fe hecha oración y que una vez más nos sorprende a través de una sutil construcción poética. Efectivamente, y para finalizar, si tomamos la primera letra de cada título empleado en las antífonas, al modo de un acróstico y las ordenamos de la última a la primera, obtendremos la frase “Ero cras”, que en latín significa, “Mañana vendré”.

El “mañana” está cerca y la espera creyente y gozosa es una invitación siempre nueva que nos hace la Iglesia a través María, madre del Salvador y madre nuestra.

O Sapientia
Latín:

   O Sapientia, quae ex ore Altissimi prodiisti,
   attingens a fine usque ad finem,
   fortiter suaviterque disponens omnia:
   veni ad docendum nos viam prudentiae.

Castellano:

   Oh, Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo,
   abarcando del uno al otro confín,
   y ordenándolo todo con firmeza y suavidad:
   ven y muéstranos el camino de la salvación.

O Adonai
Latín:

   O Adonai, et Dux domus Israel,
   qui Moysi in igne flammae rubi apparuisti,
   et ei in Sina legem dedisti:
   veni ad redimendum nos in brachio extento.

Castellano:

   Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel,
   que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente
   y en el Sinaí le diste tu ley:
   ven a librarnos con el poder de tu brazo.

O Radix Jesse
Latín:

   O Radix Jesse, qui stas in signum populorum,
   super quem continebunt reges os suum,
   quem Gentes deprecabuntur:
   veni ad liberandum nos, jam noli tardare.

Castellano:

   Oh Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos;
   ante quien los reyes enmudecen,
   y cuyo auxilio imploran las naciones:
   ven a librarnos, no tardes más.

O Clavis David
Latín:

   O Clavis David, et sceptrum domus Israel;
   qui aperis, et nemo claudit;
   claudis, et nemo aperit:
   veni, et educ vinctum de domo carceris,
   sedentem in tenebris, et umbra mortis.

Castellano:

   Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel;
   que abres y nadie puede cerrar;
   cierras y nadie puede abrir:
   ven y libra a los cautivos
   que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

O Oriens

Latín:

   O Oriens,
   splendor lucis aeternae, et sol justitiae:
   veni, et illumina sedentes in tenebris, et umbra mortis.

Castellano:

   Oh Sol que naces de lo alto,
   Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia:
   ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.

O Rex Gentium
Latín:

   O Rex Gentium, et desideratus earum,
   lapisque angularis, qui facis utraque unum:
   veni, et salva hominem,
   quem de limo formasti.

Castellano:

   Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos,
   Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo:
   ven y salva al hombre,
   que formaste del barro de la tierra.

O Emmanuel
Latín:

   O Emmanuel, Rex et legifer noster,
   exspectatio Gentium, et Salvator earum:
   veni ad salvandum nos, Domine, Deus noster.

Castellano:

   Oh Emmanuel, rey y legislador nuestro,
   esperanza de las naciones y salvador de los pueblos:
   ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.

 

¡ Que la música os acompañe!