La Nota de Hoy 📝

Anécdotas e historias de la música

por Mario Aquino Colmenares

 

Siempre el mes de diciembre con sus correrías y apuros tiene para la música un lugar especial y un momento esperado.

Algo de su sabor tan especial perdería la santa espera de la Noche Buena, sin la presencia del cantico de Navidad.

Recuerdo con nostalgia las estentóreas voces de mi abuela o de mi madrina entonando con fervor, consabidos villancicos españoles.

Con el correr del tiempo aprendería innumerables canciones y descubriría que no solo habían villancicos españoles, también existían cantos de navidad peruanos, colombianos, franceses, ingleses y un interminable etc. Cada uno a su modo, según la vivencia y sentir de cada pueblo, pero todos con denodado candor se encargan de describirnos poéticamente los avatares de José y María en busca de una posada para el nacimiento del redentor y nos invitan a contemplar el misterio de un Dios que se hace hombre por nosotros.

Frases como: “caminito de Belén…” o “no lloréis mi niño…”, expresadas a través de un género musical concreto nos acercan con ingenuidad infantil al pesebre, donde yace el recién nacido, como uno más entre nosotros, tan austero y necesitado, como algún día lo fuimos nosotros al calor de la mirada de nuestros progenitores.

Y así, “arropándolo”, alimentándolo” y adorándole, con cada canto intentamos rodear de ternura al niño de Belén.

A cual más dulce, alegre o nostálgico pero siendo todos un auténtico lenguaje que brota del corazón. Por ello un pedido por navidad: ¡que nunca falte un villancico¡

¡Que la música os acompañe!