Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

En la última prédica de la noche que preparaba a la renovación de los votos, el Padre habló de la felicidad que fluye de los tres votos y de la recompensa por la fiel observancia de los mismos.  De repente mi alma se sumergió en grandes tinieblas interiores. En vez de alegría, mi alma se llenó de amargura y un agudo dolor traspasó mi corazón. Me sentía tan miserable e indigna de esta gracia y dándome cuenta de esta miseria e indignidad no me habría atrevido acercarme a los pies de la más joven de las postulantes para besarlos.  En mi interior, las veía bellas y agradables a Dios y a mí me veía como un abismo de miseria. Terminada la prédica me tiré a los pies del Dios Oculto entre lágrimas y dolor; me arrojé al mar de la Divina Misericordia infinita y sólo allí encontré alivio.  Y sentía que toda la omnipotencia de su misericordia me envolvía.

Reflexión: Votos perpetuos

La noche que preparaba la renovación de los votos, el Padre habló de la felicidad que fluye de los tres votos. “Si quieres ser perfecto, ve y vende lo que tienes y luego sígueme”. Los medios principales que la religión tiene para alcanzar la perfección son los tres votos esenciales de pobreza, castidad y obediencia, necesarios para seguir a Dios. Esta perfección consiste en: 1. Eliminar la codicia de los bienes exteriores con el voto de pobreza. 2. El deseo de los deleites sensuales se quita por el voto de la castidad. 3. El desorden de hacer nuestra voluntad, se quita por el voto de obediencia.

La pobreza consiste en no tener nada y en esperar de la caridad, aún las cosas más necesarias para la vida. “Si alguno uno no renuncia a todo lo que posee no puede ser mi discípulo”. El desprendimiento efectivo de lo que somos y poseemos es necesario para seguir a Jesús. Quién no ame y viva la virtud de la pobreza, no tiene el espíritu de Cristo.

Con el voto de la castidad se promete a Dios, amarle solo a Él y a nadie más que pueda robar parte de este amor. La castidad no consiste solo en la renuncia del pecado, sino en la entrega del corazón a Dios, evitando pensamientos, afectos y deseos que apartan del amor de Dios. El voto de obediencia resume el sacrificio del religioso, es esencial en su vida de apostolado. Debemos seguir el ejemplo de Jesús quien se hizo obediente hasta la muerte, y  muerte de Cruz. Sin obediencia no hay crecimiento en la vida interior. El sentido de la obediencia es por amor de Dios, a sus mandamientos y a la Iglesia. Es necesaria mucha humildad para aceptar criterios diferentes al suyo.

Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda el espíritu de pobreza, castidad y obediencia.

Dios te bendiga y proteja a ti y a tu familia.

Santa Faustina: Ruega por nosotros.

Amén

Dr. Victor Arce.