Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:

23 IV 1937.  Hoy empecé mi retiro espiritual de tres días.

Por la noche oí en el alma estas palabras: Hija Mía, has de saber que te voy a hablar de modo especial a través de este sacerdote para que no tengas dudas en cuanto a Mis demandas.  Ya desde la primera meditación, las palabras de este sacerdote impresionaron mi alma, y fueron las siguientes: no me está permitido oponerme a la voluntad de Dios, ni a los deseos de Dios, cualesquiera que sean; y en cuanto esté convencida de la certeza y la autenticidad de la voluntad de Dios, deberé cumplirla y de esto nadie me puede dispensar.  Cualquiera que sea esta voluntad, si la conozco, debo cumplirla.  Esto es solamente un pequeñísimo resumen, pero toda esta meditación se me grabó en el alma y no tengo ninguna duda.  Sé qué es lo que Dios quiere de mí y lo que debo hacer.

Reflexión: La voluntad de Dios II

“Hija mía, has de saber que te voy a hablar de modo especial a través de este sacerdote para que no tengas dudas en cuanto a mis demandas”. Jesús nos enseñó que tuviésemos entera conformidad con la voluntad de Dios. “Descendí del cielo no para hacer mi voluntad sino la de mi padre que me envió” (Jn 6,38). Hay 2 fundamentos en esta conformidad: el primero, el aprovechamiento y perfección en la Caridad y amor de Dios y es más perfecto cuanto más se ama a Dios. El segundo fundamento es que ninguna cosa puede acontecer ni suceder en el mundo sino por voluntad y orden de Dios. Todo cuanto hagamos no le sea agradable en tanto no revista el sello de la renuncia de nuestra voluntad para hacerla suya. Dejar a nuestro Señor, el cuidado de escoger según le plazca, la forma exterior de nuestras vidas, aceptad todos los acontecimientos personales que os sobrevengan como venidas de su corazón paternal.

El camino más corto para el amor a Dios: es el comienzo de la  entrega total a su Santa Voluntad de cada momento. La única dicha de un alma es cumplir la voluntad de Dios, y si esa voluntad es crucificante logra el alma el mayor triunfo de su amor. La voluntad de Dios debe ser la regla suprema de mi vida. La voluntad de Dios ante todo, por encima de todo: es la perfección máxima a la que deben estar subordinados todos los demás medios de salvación. Diré en todo, ¿Qué quieres Dios? Y añadiré: Pues eso, es también lo que yo quiero. Hacer tu Santa Voluntad.

Desearte un lindo día, el Señor de la Misericordia te conceda hacer su Santa Voluntad a ti y a tu familia.

Dios te bendiga y proteja.

Santa Faustina: Ruega por nosotros.

Amén

Dr. Victor Arce.