Texto del Libro – El diario de Santa Faustina:
10 VIII 1937. Hoy he vuelto de Rabka a Cracovia, me siento muy enferma. Sólo Jesús sabe cuánto sufro. En estos días me he asemejado en todo a Jesús crucificado, me he armado de paciencia para explicar a cada hermana el porqué de no poder quedarme allí, y fue porque estaba peor de salud. Sabia, sin embargo, que algunas hermanas no preguntaban para compadecer por el sufrimiento, sino para añadir otros a los sufrimientos que padecía.
Reflexión: (447 – 1236) La Paciencia
10 – 8 – 1937. Hoy he vuelto de Rabka a Cracovia. Me siento muy enferma. Sólo Jesús sabe cuánto sufro. En estos días me he asemejado en todo a Jesús crucificado, me he armado de paciencia para explicar a cada hermana el porqué de no poder quedarme ahí.
La paciencia es un fruto del Espíritu Santo, invisible, que brota en el alma del creyente como signo de la transformación interior. La paciencia consiste en la capacidad de resistir y soportar con serenidad, las adversidades de la vida y para sobrevivir sin daño, en medio de este mundo atribulado y en crisis. Hermanos, la paciencia según San Agustín, “es la virtud por la que soportamos con ánimo sereno, los males; no sea que por perder la serenidad del alma, no alcanzamos otras mayores. La paciencia no es pasividad ante el sufrimiento ni un simple soportar, es parte de la virtud de la fortaleza que lleva a aceptar con serenidad el dolor y las pruebas de la vida, haciendo y aceptando la voluntad de Dios con alegría. Esta virtud debe ejercitarse primero con nosotros mismos, es necesaria la humildad y confianza en Dios. Hay que tener paciencia con los demás, con los que nos relacionamos más a menudo. La caridad ayuda a ser más pacientes. La paciencia con los acontecimientos que llegan y que nos son contrarios. La paciencia da quietud, sosiego, armonía, paz en nuestro interior. Es primordial para la convivencia, para la comprensión a los demás. En el apostolado debemos mostrar una paciencia inquebrantable. No olvidemos la paciencia de Dios con el alma, porque nunca da a nadie por perdido y confía en todos nosotros. Tengamos paciencia con los demás con los que parecen tardar en llegar a Jesús.
Desearte un lindo día. El Señor de la Misericordia te conceda la paciencia, a ti y a tu familia.
Dios te bendiga y proteja.
Sta. Faustina. Ruega por nosotros.
Amén.
Dr. Víctor Arce.