Matthew 5:17-19

Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús nos dice que no ha venido a abolir la Ley, sino a cumplirla. Mateo nos cuenta que Jesús subió a una montaña, se sentó y comenzó a enseñar recordando a Moisés, quien había subido al Monte Sinaí para recibir los Diez Mandamientos de Dios.

Por lo tanto, Jesús se presenta aquí como el Nuevo Moisés que promulgará la Ley definitiva desde esa montaña en Galilea. Me doy cuenta que esto plantea de inmediato un problema para los lectores contemporáneos, que se sienten desanimados por una religión que lleva leyes, normas y prohibiciones. Un ingenioso irlandés resumió alguna vez el catolicismo que le enseñaron con esta frase: “¡Al principio era la palabra, y la palabra era no!”.

Dado que los Diez Mandamientos han sido honrados aunque no siempre acatados, ¿por qué alguien pensaría que es una buena idea introducir leyes nuevas y más estrictas? Pero luego prestamos atención a la primera palabra que sale de la boca del Legislador: “Bendito”, “Feliz”. La ley que ofrece el Nuevo Moisés es un patrón de vida que promete hacernos felices.

Lucia Filippini, Santa

Fundadora, 25 de marzo

Fuente: misa_tridentina.t35.com

Martirologio Romano: En el Montefiascone, en la Toscana, santa Lucía Filippini, fundadora del Instituto de Maestras Pías, para promover la enseñanza cristiana de jóvenes y mujeres, especialmente las carentes de recursos († 1732).

Etimológicamente: Lucía = Aquella que lleva la luz, es de origen latino.

Fecha de canonización: 22 de junio de 1930 por el Papa Pío XI.

Breve Biografía

El Instituto de «Maestre Pie» no es tan conocido fuera de Italia como merece serlo. Pero en una época en la que todavía no se pensaba en la educación obligatoria, obró maravillas tanto en el mejoramiento religioso como en el social de las mujeres de su país.

Aunque Santa Lucía no fue la verdadera fundadora de esta notable organización, fue quizás la más celosa, la de mayor influencia y la más santa entre todas sus primeras propulsoras.

Nacida un 13 de Enero de 1672, en Tarquinia, en Toscana, distante aproximadamente nueve kilómetros de Roma, quedó huérfana a temprana edad. Siendo aún joven, la seriedad de sus intenciones, su gran piedad y sus notables cualidades llegaron a oídos del obispo de la diócesis, cardenal Marcantonio Barbarigo, quien la persuadió a ir a Montefiascone para trabajar en un instituto educacional para el entrenamiento de maestros, que él había fundado y puesto bajo la dirección de religiosas.

Lucía se dedicó en cuerpo y alma al trabajo, donde tuvo contacto con la Beata Venerini, a quien por ser la más eficaz y dedicada organizadora de un instituto similar en Viterbo, el cardenal había llamado a Montefiascone para que con tribuyera con su experiencia al bien de su fundación.

Ningún alumno pudo haber mostrado más aptitudes que Santa Lucía. Su modestia, su caridad y su profunda convicción del valor de las cosas espirituales, aunados a su decisión y su práctico sentido común, se ganaron todos los corazones.

La obra prosperó asombrosamente. Nuevas escuelas para niños y centros educacionales se multiplicaron en todas direcciones y, en 1707, por deseo expreso del Papa Clemente XI, ella fue a Roma a fundar allí la primera escuela de «Maestre Pie» en la calle de Chiavi d´Oro.

Lucía pudo permanecer en la ciudad tan sólo un poco más de seis meses, ya que sus obligaciones la llamaban a otras partes, pero los niños acudían en multitudes que excedían, con mucho, el cupo destinado para ellos; a Lucía antes de partir, se le llegó a conocer en casi todo el distrito, como la Maestra Santa.

Como Rosa Venerini, tenía el don de la palabra fácil y convincente. Sin embargo, su fortaleza no igualaba el esfuerzo con que se dedicaba al trabajo. Enfermó gravemente en 1726 y, a pesar de la atención médica que se le dio en Roma, nunca pudo recuperar del todo su salud.

Murió con la más santa de las muertes, el 25 de marzo de 1732, día que ella misma había predicho.

Has venido a darme plenitud

Santo Evangelio según San Mateo 5, 17-19. Miércoles III de Cuaresma

Por: Rubén Tornero, LC | Fuente: somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, una vez más vengo a rendirme a tus pies. Te agradezco todos los beneficios que de tu mano he recibido y te alabo porque eres simplemente maravilloso. Aumenta mi fe, ayúdame a creer con firmeza que Tú me amas y que tu amor es más grande que cualquier pecado o falta que yo pudiera cometer. Aumenta mi confianza, que no tenga nunca miedo de acercarme a ti con un corazón de niño, que no tiene ni miedo ni vergüenza de abandonarse en los brazos de su Papá. Te amo, pero ayúdame a darme cuenta de que tu amor por mí es mucho más grande del que puedo si quiera imaginar, y que no depende de lo que ya haga o deje de hacer, pues me amas por lo que soy y no por lo que hago o dejo de hacer. Gracias, Jesús, ayúdame a saber escuchar tu voz en esta oración y a acoger de todo corazón tu palabra. Amén.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 5, 17-19

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No crean que he venido a abolir la ley a los profetas; no he venido a abolirlos, sino a darles plenitud. Yo les aseguro que antes se acabarán el cielo y la tierra, que deje de cumplirse hasta la más pequeña letra o coma de la ley. «Por lo tanto, el que quebrante uno de estos preceptos menores y enseñe eso a los hombres, será el menor en el Reino de los cielos; pero el que los cumpla y los enseñe, será grande en el Reino de los cielos».

Palabra del Señor

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Jesús, hoy en el Evangelio me dices que no has venido a abolir ni la ley ni los profetas, sino que has venido para darles plenitud. ¿Cuál es esa plenitud? La del amor.

Tú sabes perfectamente que no existe una norma más grande para el ser humano que el amor. «Ama y has lo que quieras» decía san Agustín. Una mamá que ama a su hijo no lo hace caminar por un precipicio para ver hasta dónde puede llegar. Si verdaderamente lo ama, le mostrará que no lo deja acercarse al precipicio, no porque quiere fastidiarle la vida, sino porque lo ama y sabe que su vida corre peligro.

Así eres Tú, Jesús, cuando me dices que no has venido a abolir la ley, sino a darle plenitud. No quieres amargarme la vida, sino que quieres que tenga vida, que sea verdadera vida y que la tenga en abundancia.

Ayúdame, amado Jesús, a entender que todo lo que me pides, lo haces únicamente porque me amas y sólo quieres lo mejor para mí. Gracias, porque a veces te preocupas más por mi vida, por mi verdadera felicidad, de lo que yo mismo me ocupo.

Dame la gracia de aprender a ver todo lo que me mandas y pides como una expresión concreta de tu amor, y que mi corazón se ensanche de forma que no sea capaz de negarte nada y, aunque lo haga por mi debilidad, que sea consciente que en tus brazos siempre podré encontrar a quien me ama y me perdona y me quiere dar la plenitud y felicidad que tanto anhelo.

«Dentro de nosotros y en la creación -porque vamos juntos hacia la gloria- hay una fuerza que se desencadena: está el Espíritu Santo. Que nos da la esperanza. Y vivir en esperanza es dejar que estas fuerzas del Espíritu vayan adelante y nos ayuden a crecer hacia esta plenitud que nos espera en la gloria».

(Homilía de S.S. Francisco, 31 de octubre de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy haré una visita a Jesús Eucaristía para agradecerle la plenitud que Él ha venido a traerme.

Despedida

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

El kit que debes armar como católico para vivir tu fe

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Karen Hutch – publicado el 25/03/25

Este kit es un infalible que te ayudará a sentirte acompañado en tu camino de fe diario, desde la oración hasta el entendimiento de nuestra Iglesia

Campaña de Cuaresma 2025

1 El Catecismo de la Iglesia Católica

El Catecismo es la base de nuestra fe y nos ayuda a entender por qué creemos en lo que creemos, mostrando las verdades que profesamos. Este libro lo puedes consultar cuantas veces sea necesario para aprender y resolver tus dudas.

Puedes comprar uno en físico o bien consultarlo en línea en la página oficial del Vaticano, haciendo clic aquí. También puedes encontrarlo en aplicaciones móviles.

2 La Biblia

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Por supuesto que en todo hogar católico no puede faltar La Palabra de Dios. Te recomendamos la Biblia de Jerusalén, la cual ofrece reflexiones y explicaciones que te ayudarán a profundizar.

Recuerda que también existe la Biblia para jóvenes, así como otras para niños.

Sin embargo, debes fijarte al adquirir tu Biblia, ya que muchas veces se puede confundir con una protestante. Para ello, debes corroborar que contenga el sello de aprobación y firma de la Diócesis; además de verificar la cantidad correcta de libros, que deben ser 73.

También la puedes encontrar en línea haciendo clic aquí o, si lo prefieres, en pódcast y claro, en aplicaciones móviles.

3 Misal Diario

Existen distintos tipos de misal, por lo que puedes conseguir uno que se adecue a las solemnidades de tu país, el más completo y el que deberíamos tener en casa es el Misal Diario Católico Apostólico Romano, donde se aborda la liturgia, así como oraciones para el día a día. Este misal puede ser tu fiel compañero.

Por otro lado, puedes adquirir los misales mensuales o por año, por lo general los encuentras en los templos o en las librerías católicas. Estos misales te facilitan las lecturas diarias.

4 DOCAT

Este sencillo libro azul titulado DOCAT, te ayudará a entender la Doctrina Social de la Iglesia Católica, abordando temas sociales y cómo impacta la Iglesia en el mundo; además, se presenta en un formato sencillo de leer, a base de preguntas y respuestas, utilizando referencias de santos y pasajes bíblicos sobre el tema.

También te ayudará a entender qué podemos hacer como personas comprometidas con nuestra Iglesia. Apto para jóvenes y adultos.

Sacramentales

Según el Catecismo, son «los signos sagrados instituidos por la Iglesia cuyo fin es preparar a los hombres para recibir el fruto de los sacramentos y santificar las diversas circunstancias de la vida» (#1677).

5 Agua bendita

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Este es considerado uno de los sacramentales más importantes, por lo que tenerlo en tu casa, trabajo o en tu bolso, siempre será una buena idea. Un acto recomendado por la Iglesia es rociar en tu habitación y un tu cama antes de dormir rezando tres Ave Marías.

6 El Santo Rosario

Por supuesto que portar un Rosario con nosotros es indispensable. Como bien dice san Pio de Pietrelcina: «El Rosario es el arma más importante». No dudes en llevarlo contigo, pero además rezarlo.

7 Crucifijo

Una cruz en tu hogar e incluso en tu trabajo es un sacramental que puedes bendecir. Nos recuerda el amor de Cristo hacia nosotros.

Finalmente, existen muchos otros tipos de sacramentales los cuales puedes incorporar en tu kit, pero con estos estarás más que preparado para añadir fe y devoción a tu día.