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Este episodio contiene una advertencia que nos sirve a todos. De hecho, puede suceder que una envidia fuerte por la bondad y por las buenas obras de una persona pueda empujar a acusarlo falsamente. Y aquí hay un verdadero veneno mortal: la malicia con la que, de un modo premeditado se quiere destruir la buena reputación del otro.

 

 

¡Que Dios nos libre de esta terrible tentación! Y si al examinar nuestra conciencia, nos damos cuenta de que esta hierba maligna está brotando dentro de nosotros, vayamos inmediatamente a confesarlo en el sacramento de la penitencia, antes de que se desarrolle y produzca sus efectos perversos, que son incurables. Estad atentos, porque este comportamiento destruye las familias, las amistades, las comunidades e incluso la sociedad. (Ángelus, 10 de junio de 2018)

 

 

• Luke 11:14-23

El Evangelio de hoy nos habla sobre una persona poseída por el demonio. Jesús se encuentra con este hombre y expulsa al demonio, pero inmediatamente después se lo acusa de estar en complot con Satanás. Algunos de los testigos decían, “Este expulsa a los demonios por el poder de Belzebul, el Príncipe de los demonios”.

La respuesta de Jesús es maravillosa por ser lógica y concisa: “Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra. Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino?”.

El poder del demonio es siempre algo que dispersa. Quiebra la comunión. Jesús, sin embargo, es siempre la voz de la communio, es Aquél que junta y une.

Pensemos cuando Jesús alimentó a esa multitud de cinco mil personas. Frente a esa gran cantidad de gente hambrienta sus discípulos le pedían, “despide a la multitud así pueden ir a sus aldeas y comprar alimentos”. Pero Jesús responde, “No hay necesidad de que se vayan; dadles vosotros de comer”.

Cualquier cosa que lleve a la Iglesia a separarse es un eco de este impulso de «despedir a la multitud”, y un recordatorio de la tendencia demoníaca a dividir. Cuando los tiempos son amenazantes y de prueba, este es un instinto muy común. Culpamos, atacamos, dividimos, y dispersamos. Pero Jesús dice con certeza «no hay necesidad de que se vayan”.

 

 

Heriberto de Colonia, Santo

Obispo, 16 de marzo

 

Martirologio Romano: En Colonia, en Alemania, san Heriberto, obispo, que, siendo canciller del emperador Otón III, fue elegido a la fuerza para la sede episcopal, desde donde iluminó constantemente al clero y al pueblo con el ejemplo de sus virtudes, que también recomendaba en la predicación († 1021).

Etimológicamente: Heriberto = Aquel que es temido en la batalla, es de origen germánico.

Breve Biografía

Nació en Worms, en el año 970, murió el 16 de Marzo de 1021 en Colonia.

Fue arzobispo de Colonia, canciller del emperador Otón III y fundador de la abadía de Deutz.

Heriberto era hijo del duque Hugo de Worms. Tras estudiar en la escuela de la catedral de Worms, su ciudad natal, pasó algún tiempo en el monasterio benedictino de Gorza, situado en el ducado de Lorena.

Después de este periodo fue nombrado rector de la catedral de Worms.

En 994 fue ordenado sacerdote. Ese mismo año el rey Otón III le nombró canciller para Italia y cuatro años más tarde, también para Alemania, cargo que mantuvo hasta la muerte del emperador en 23 de enero de 1002.

Como canciller, Heriberto se convirtió en el consejero más importante de Otón III, a quien acompañó a Roma en 996 y 997. Todavía estaba en Italia cuando en 999 fue elegido arzobispo de Colonia.

San Heriberto y San Bruno

Recibió la investidura eclesiástica y el palio de parte del papa Silvestre II el 9 de julio de 999 en la ciudad italiana de Benevento, siendo consagrado en la Catedral de Colonia en día de Navidad de ese mismo año.

El año 1002 estuvo presente en el lecho de muerte del emperador en Paterno.

Caundo regresaba a Alemania con los restos del emperador y la insignia imperial, fue hecho prisionero por un tiempo por el futuro rey Enrique II, a cuya candidatura Heriberto se había opuesto inicialmente.

Tan pronto como Enrique fue elegido nuevo rey, el 7 de junio de 1002, cambió de postura para pasar a reconocer al nuevo rey y servirlo fielmente, acompañándolo a Roma en 1004 y mediando entre el monarca y la Casa de Luxemburgo entre otras obras.

Sin embargo Heriberto nunca se ganó la total confianza de Enrique II hasta el año 1021, cuando el rey reconoció su error y pidió perdón al arzobispo, el mismo año de la muerte del santo.

Heriberto fundó el monasterio benedictino y la iglesia de Deutz, al que hizo generosos donativos y donde se encuentra su tumba. Heriberto fue considerado santo ya en vida.

El papa Gregorio VII lo canonizó entre 1073 y 1075. Su fiesta se celebra el mismo día de su fallecimiento, el 16 de marzo.

 

 

Dios de amor y misericordia

Santo Evangelio según san Lucas 11,14-23.

Jueves III de Cuaresma

 

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Gracias, Señor Jesús, por esta nueva ocasión para estar a solas contigo. Gracias por la vida, la salud, el alimento, el vestido. Gracias por el afecto y los dones que no dejo de recibir de ti y de los demás. Gracias por el don de la fe, de la esperanza y de la caridad. Ayúdame a serte fiel siempre y concédeme la gracia de jamás abandonarte. Inflama mi corazón de celo por la extensión de tu Reino.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Lucas 11,14-23

En aquel tiempo, Jesús estaba echando un demonio que era mudo y, apenas salió el demonio, habló el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron: «Si echa los demonios es por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios». Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. Él, leyendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino en guerra civil va a la ruina y se derrumba casa tras casa. Si también Satanás está en guerra civil, ¿cómo mantendrá su reino? Vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú; y, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros. Pero, si otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte el botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama».

Palabra del Señor.

 

 

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

En este Evangelio puedo descubrir en ti una actitud característica tuya. Te muestras como un Dios paciente que sabe comprender y esperar, explicar y corregir. Era bastante difícil entender cómo era que el pueblo se resistía a creer en ti, a pesar de ver las obras portentosas que hacías. ¡Expulsaste un demonio y recuperaste el habla a un mudo! Esto no era que se viera todos los días en Israel. Pero ellos no te reconocían.

Tu actitud ante esta negativa no fue la del desánimo, la de la frustración. Tampoco la del enojo y la venganza. Eres un Dios que, con calma, respeta los tiempos de cada uno, respeta la libertad y espera. Espera una respuesta libre, consciente y llena de amor. Tú esperas mi respuesta. ¿Cuál es mi respuesta a tu invitación de amor? No eres el dios que anda detrás amenazándome para que lo escoja, no eres el dios falso que se impone a mi inteligencia y voluntad para que le siga. Eres el Dios de la invitación, de la misericordia, de la paciencia. Pero sobre todo, eres el Dios del amor.

 

Puede ser que estés obrando cosas grandes en el mundo de hoy y las perciba, pero no crea, no acepte, y no te reconozca. No por ello me aniquilas, me castigas, me envías reprimendas. Eres misericordia. Tu misericordia implica comprensión, paciencia, ternura. Misericordia que implica decir la verdad, corregir al que está equivocado y mostrar el camino. Eso es lo que Tú haces en este pasaje.

Dame la gracia. Señor de crecer en la fe. Aumenta mi fe, para que sepa reconocer tu acción en mi vida. Para que pueda creer en ti con más fuerza y te reconozca como mi Dios y mi Señor.

«Jesús dice “quien no está conmigo está contra mí”. Pero, ¿no habrá un camino en medio, un poco de aquí un poco de allá? No. O tú estás en el camino del amor, o en el de la hipocresía. O tú te dejas amar por la misericordia de Dios, o haces lo que quieres, según tu corazón, que se endurece más, cada vez, en este camino. O eres santo o vas por el otro camino. Quien no recoge conmigo, deja las cosas… No, es peor: dispersa, arruina. Es un corruptor. Es un corrupto que corrompe». (Homilía de S.S. Francisco, 12 de marzo de 2015, en santa Marta).

Diálogo con Cristo

 

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Agradeceré a Dios el don de mi fe católica rezando un Credo.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 

Cómo cambia Dios tu cerebro

Un experto en neurología afirma que la oración y la fe provocan “estados duraderos de unidad, paz interior y amor

 

 

La religiosidad tiene efectos positivos sobre el cerebro. A pesar de que esta afirmación ya se ha venido constatando, un estudio de Andrew Newberg, experto en la relación entre neurología y espiritualidad ha dado a conocer nuevas conclusiones de lo que provoca en la propia persona la religiosidad mientras otros científicos intentan explicar su origen y se preguntan por qué las creencias son universales.

Newberg, experto en la base neurológica que se establece entre fe y religión ha hecho público en su libro Cómo cambia Dios tu cerebro escrito en colaboración con Mark Robert Waldman, el resumen de varios años de investigación innovadora acerca de la base biológica de la experiencia religiosa.

Basándose en estudios tomográficos cerebrales de monjas franciscanas y budistas practicantes, Newberg afirma que las prácticas espirituales tradicionales como la oración son capaces de alterar las conexiones neuronales del cerebro, conduciendo a “estados duraderos de unidad, paz interior y amor”.

Newberg afirma que “la neurología es incapaz de decir si Dios existe o no”, pero cree que ayuda a explicar la religión sin desmontarla. El experto considera que “el enemigo no es la religión, el enemigo es la rabia, la hostilidad, la intolerancia, el separatismo, el idealismo extremo y el miedo motivado por prejuicios, ya sean seculares, religiosos o políticos”.

La espiritualidad y la vida positiva

A lo largo del libro, el autor defiende que “para la mayor parte de los estadounidenses”, lo que influiría más positivamente en su calidad de vida es “la espiritualidad”. En las páginas del libro, fruto de la experiencia de años de estudios neurológicos, Newberg cita a C. S. Lewis que afirmó: “no recurrí a la religión para ser feliz”, ya que “siempre supe que una botella de alcohol hace eso”.
La investigación del científico llega a la conclusión de que hay una influencia muy grande de prácticas religiosas sobre aquellos que “creen de verdad”. Según su investigación sobre las variedades de la experiencia religiosa, la poca capacidad de la mente humana para percibir con precisión “la verdad universal” le hace ser escéptico. Aún así, el mismo autor resume su experiencia personal así: “hasta este momento, sigo buscando y explorando”.

 

 

Cura Brochero, el santo gaucho

San José Gabriel del Rosario Brochero dedicó incansablemente su atención a enfermos y pobres en el tiempo de peste en Córdoba y en el Valle de Traslasierra

 

 

José Gabriel del Rosario Brochero, más conocido como el Cura Brochero, nació en Villa Rosa (Argentina) el 16 de marzo de 1840. Era el cuarto de diez hermanos.

El 4 de noviembre de 1866 fue ordenado sacerdote y desde aquel momento desempeñó una ingente labor pastoral por toda Argentina.

En 1867, atendió a los enfermos y moribundos que sufrieron la peste en Córdoba.

De ser teniente-cura de la catedral de aquella ciudad pasó a ser vicario del actual Valle de Traslasierra, un vasto territorio lleno de personas que vivían en la miseria.

Se desplazaba a lomos de su mula «Malacara» y con sus propias manos ayudó a levantar iglesias, capillas y escuelas.

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El Cura Brochero era de trato inmensamente cercano, lo que hacía que compartiera todo con sus feligreses.

Esto provocó que ya anciano se contagiara de lepra, puesto que atendía a enfermos incurables.

Quedó ciego y sordo por esta razón y en 1914 falleció.

San Juan Pablo II, al conocer su vida, dijo: «Entonces el cura Brochero sería el Cura de Ars de la Argentina». Fue canonizado por el papa Francisco el 16 de octubre de 2016.

Santo patrón

San José Gabriel del Rosario Brochero es patrono del clero argentino y, desde septiembre de 2020, patrono de la Fuerza Armada de Despliegue Rápido de Argentina.

Oración

Señor, de quien procede todo don perfecto:
Tú dispusiste que san José Gabriel del Rosario
fuese Pastor y guía de una porción de tu Iglesia,
y lo esclareciste por su celo misionero, su predicación evangélica
y una vida pobre y entregada:
te suplicamos que, por su intercesión,
alcancemos la gracia que humildemente te pedimos… (pedir la gracia).
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén