San Marcos, autor del segundo Evangelio
Un hombre joven, que no fue discípulo de Jesús
De nombre romano pero judío de nacimiento
Conmemoracion: 25 de Abril
Este 25 de Abril celebramos la festividad de San Marcos, autor del segundo Evangelio. Un hombre joven, que no fue discípulo de Jesús. De nombre romano pero judío de nacimiento y conocido también con el nombre hebreo de Juan.
Una antigua tradición cristiana sostiene que la estancia donde el Señor celebró la Última Cena y donde posteriormente el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles, pertenecía precisamente a la casa de su madre.
San Marcos era primo de Bernabé, y acompañó a San Pablo en su primer viaje apostólico y estuvo a su lado a la hora de su muerte. Hacia el año 64 San Marcos se encontraba junto a San Pedro en calidad de compañero, de ayudante, de secretario e intérprete. Los primeros padres de la Iglesia afirman, además, que llevaba ya tiempo con él. He aquí lo que en el año 120 nos dice Papías de Hierápolis: “Marcos, hecho intérprete de Pedro, escribió exactamente, pero no con orden, cuando recordaba las cosas pronunciadas u obradas por el Señor. Él, en efecto, ni oyó al Señor, ni le conoció, ni anduvo con Él; sino más tarde, como he dicho, con Pedro.
Podemos, pues, con toda seguridad, representarnos mentalmente a Pedro en Roma, hablando de Jesús, y a Marcos, tomando notas, grabando en su memoria las descripciones, los relatos, las palabras mismas, que van saliendo de la boca del primer apóstol. La fecha probable en la que Marcos escribió el Evangelio oscila entre el los años 64 y 67.
San Marcos escribe su Evangelio en un griego sencillísimo, coloquial, sin la menor pretensión literaria. Es un hombre que se pone a escribir porque quiere decir cosas. Y por eso, es reiterativo, cambia sin cesar los tiempos de los verbos, baraja desordenadamente los pronombres “el” y “ellos” y las ideas se le agolpan de tal modo, que más que un libro parece un relato verbal y entusiasta. Su primera intención fue escribir para los cristianos de Roma, quienes no están familiarizados con la ley judía, por lo que tiene que explicarlas, explica vocablos por sus equivalentes latinos, abundan los latinismos transcritos al griego, etc. Todo su Evangelio tiene un particular encanto y en ocasiones una extraordinaria fuerza descriptiva.
El Evangelio se caracteriza por transmitirnos dos verdades fundamentales: presentar a Jesús como el Mesías prometido y como el Hijo de Dios. Y a lo largo de él, da la sensación de que las obras de Cristo, demuestran de un modo tan evidente su divinidad, que no requieren comentarios adicionales. Sólo ellas, con su luz, iluminan para los cristianos la imagen del Hijo de Dios.
Según una antigua tradición recogida por San Jerónimo, San Marcos—después del martirio de San Pedro y San Pablo, bajo el emperador Nerón—se dirigió a Alejandria, cuya Iglesia le reconoce como su evangelizador y primer Obispo. De allí, en el año 825, fueron trasladadas sus reliquias a Venecia, donde se le venera como Patrono.
Hoy en la fiesta de San Marcos Evangelista, pidamos a nuestro Señor, por intercesión de la Santísima Virgen María, la gracia de no sólo meditar los Evangelios y comprenderlos, sino también de ponerlos en práctica de tal forma que viendo los hombres nuestras buenas obras, glorifiquen a nuestro Padre Dios, que está en los cielos.