San Juan Diego nació en 1474 en el calpulli de Tlayacac en Cuauhtitlán

Su nombre de nacimiento fue Cuauhtlatoatzin, que se puede traducir como «el que habla como águila»

En los años 1524 o 1525 se produce su conversión al cristianismo

Conmemoracion: 09 de Diciembre

INDIODIEGOLa mayoría de los estudiosos concuerdan que Juan Diego nació en 1474 en el calpulli de Tlayacac en Cuauhtitlán, el que fué establecido en 1168 por la tribu nahua y posteriormente conquistado por el jefe Azteca Axayacatl en 1467; y estaba localizado 20 kilómetros al norte de Tenochnitlán (ciudad de México).

Su nombre de nacimiento fue Cuauhtlatoatzin, que se puede traducir como «el que habla como águila» o «águila que habla».

El Nican Mopohua lo describe como un «macehualli», o «pobre indio», es decir uno que no pertenecía a ninguna de las categorías sociales del Imperio, como funcionarios, sacerdotes, guerreros, mercaderes, etc., es decir que pertenecía a la mas numerosa y baja clase del Imperio Azteca, pero no a la clase de los esclavos. Hablándole a Nuestra Señora él se describe como «un hombrecillo» o un don nadie y atribuye a ésto su falta de credibilidad ante el Obispo.

El trabajaba duramente la tierra y fabricaba matas las que luego vendía. Era dueño de su pedazo de tierra y tenía una pequeña vivienda en ella. Estaba casado pero no tenía hijos.

En los años 1524 o 1525 se convierte al cristianismo y se bautiza, así como su esposa, recibiendo el nombre cristiano de Juan Diego y su esposa el nombre de María Lucía.

Tal vez recibieron el bautizo del misionero franciscano Fray Toribio de Benavente, llamado por los indios «Motolinia» o «el pobre» por su extrema gentileza y piedad y las ropas raídas que vestía.

De acuerdo a la primera investigación formal realizada por la Iglesia sobre los sucesos, las Informaciones Guadalupanas de 1666, Juan Diego parece haber sido un hombre muy devoto y religioso, aún antes de su conversión.

De carácter místico y reservado, afecto a largos silencios y frecuentes penitencias, y que solía caminar desde su poblado hasta Tenochtitlán, a 20 kilómetros de distancia, para recibir instrucción religiosa.

Su esposa María Lucía enferma y luego fallece en 1529. Juan Diego entonces se translada a vivir con su tío Juan Bernardino en Tolpetlac, que le quedaba mas cerca de la iglesia en Tlatilolco – Tenochtitlán, solo 14 kilómetros.

El caminaba cada sábado y domingo a la iglesia, partiendo a la mañana muy temprano, antes que amaneciera, para llegar a tiempo a la Santa Misa y a las clases de instrucción religiosa.

Caminaba descalzo, como la gente de su clase macehualli, ya que solo los miembros de las clases superiores de los aztecas usaban cactlis, o sandalias, confeccionadas con fibras vegetales o de pieles.

En esas frías madrugadas usaba para protegerse del frío una manta, tilma o ayate, tejida con fibras del maguey, el cactus típico de la región. El algodón solo lo usaron los aztecas mas privilegiados.

Durante una de sus caminatas camino a Tenochtitlán, caminatas que solían tomar unas tres horas y medias a través de montañas y poblados, ocurre la primera aparición de Nuestra Señora, en el lugar ahora conocido como «Capilla del Cerrito», donde la Santísima Virgen le habló en su idioma, el náhuatl. Ella se refirió a él con grandísimo cariño, llamándolo «Juanito, Juan Dieguito», «el mas pequeño de mis hijos», «hijito mío».

Juan Diego tenía 57 años en el momento de las apariciones, ciertamente una edad avanzada en un lugar y época donde la expectativa de vida masculina apenas sobrepasaba los 40 años.

Las tradiciones refieren que el mismo día que se trasladó la Sagrada Imagen a la primitiva Ermita, Juan Diego dejó su casa y su pueblo y con licencia del Obispo se trasladó a vivir y a servir en la de María Santísima. Desempeñó los oficios de cuidar, barrer, cargar y llevar todo lo necesario para la Ermita; todo con humildad, prontitud y devoción. Ocupaba largos ratos de tiempo en oración ante la Santa Imagen.

INDIODIEGODOSJuan Diego amaba de sobremanera la Sagrada Eucaristía, y por permiso especial del Obispo recibía la Comunión tres veces por semana, algo completamente inusual en aquellos tiempos y se ejercitaba en la mortificación y en ayunos. Además, atendía con gran amabilidad a los peregrinos a hora y deshora. Llevó Juan Diego sobre sí una manta con una copia de la Imagen original de la Vírgen de Guadalupe, «de una tercia de larga y una cuarta de ancha; hasta que a su muerte se la dejó a su hijo adoptivo, quien a su vez la dió a su nieto y fue a parar a un sacerdote de Querétaro» y luego se perdió.

Juan Diego muere el 30 de mayo de 1548, a la edad de 74 años.

Su Santidad Juan Pablo II alabó en Juan Diego su simple fé enriquecida por la catequesis y lo definió (a aquél que le dijo a la Santísima Virgen: «soy solo un hombrecillo, soy un cordel, soy una escalerilla de tablas, soy cola, soy hoja, soy gente menuda..») como un modelo de humildad para todos nosotros.

-El día 9 de abril de 1990, en el Palacio Apostólico de Roma, en presencia del Papa Juan Pablo II, de varios cardenales y de muchos Prelados, se aprobó públicamente el Decreto de la Congregación de las Causas de los Santos «de culto inmemorial» por el que se declaraba que Juan Diego había vivido las virtudes cristianas en grado heroico.

-El Santo Padre, el Papa Juan Pablo II, en una solemne ceremonia en la Insigne y Nacional Basílica de Guadalupe de México, lo reconoció oficial y solemnemente como Beato el día 6 de mayo de 1990.

-El 9 de diciembre se declaró como fiesta del Beato Juan Diego.

Jesús te ama