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En el Evangelio de hoy Jesús nos promete una segunda venida.

En cierto sentido el cristianismo es una religión de culminación (el Señor ha venido), pero por otro lado es una religión de espera, ya que confiamos en la segunda venida de Jesús en la plenitud de Su poder. Esperamos, observamos y nos mantenemos vigilantes.

 

 

Todos sabemos que las grandes cosas llevan tiempo. Cuando un niño llega al estudio de un artista para ser su aprendiz, tiene que someterse a una disciplina larga y difícil; cuando un joven ingresa a un monasterio o seminario, tiene que esperar mucho; cuando una mujer queda embarazada, tiene nueve largos meses antes que el bebé esté listo para nacer; quien trabaja de jardinero, espera, observa y cultiva; cuando un autor escribe un libro tiene que dejarlo elaborar en sus propios términos y tiempo.

“¿Cuánto tiempo lleva este análisis?” le preguntó una mujer a Carl Jung. Él respondió: “El tiempo que sea necesario”. Gestación, crecimiento. Así que soportamos los procesos duros y dulces que hacen posible el crecimiento.

Predicar la Palabra

Estamos al final del primer viaje misionero de Pablo acompañado por Bernabé. En la ciudad de Iconio, la predicación de los apóstoles ha tenido su éxito a través de la multitud de judíos y griegos que han abrazado la fe. Pero la misión no es fácil, anunciar a Cristo Resucitado también tiene sus consecuencias. En este caso Pablo es apedreado y a duras penas se libra de la muerte. En ese momento, el apóstol decide marchar a Derbe y anunciar allí la buena noticia del Reino, con el resultado de un número considerable de personas que creen en Jesús. Pablo no es persona que abandona su proyecto, ni a la gente con facilidad, de ahí que regresa a Listra, Iconio y Antioquia donde va a animar a los discípulos a no desfallecer ante la prueba, ellos tienen que permanecer en la fe, a pesar del sufrimiento y del rechazo que puedan padecer por seguir a Jesús. Por ello, el apóstol va a designar presbíteros en cada una de las comunidades, después de ayunar y orar, esas personas son encomendadas al Señor para la misión de sostener en la fe a la comunidad de referencia.

El regreso a Antioquía es alentador, los misioneros van predicando la Palabra en todos los lugares por donde pasan, el evangelio debe expandirse, ha de llegar hasta los confines de la tierra. El Señor que Vive es el que alienta la misión, el que les ayuda a mantenerse en pie en medio de tanta tribulación y no desfallecer. Llegados a Antioquía, la alegría es inmensa y toda la comunidad reunida recibe la noticia de cómo han anunciado el evangelio y se lo han transmitido a los gentiles, es decir, les han abierto la puerta más hermosa, la de la fe. Ahora les toca retomar fuerzas, interiorizar el recorrido geográfico y espiritual que han realizado, para poder emprender la nueva misión con ánimo y fuerzas renovados.

No se turbe vuestro corazón, ni se acobarde

 

 

El evangelio de hoy nos presenta las palabras finales del discurso de despedida de Jesús a sus discípulos. El Señor se dirige a ellos con el saludo de la paz, habitual en las despedidas, pero Jesús añade algo más, él les da “su” paz, como don y promesa. Es su paz la que él deja a sus discípulos como un “regalo” duradero y permanente en su despedida. La paz de Cristo abraza a sus discípulos y los llena de su vida, su amor y su alegría, puesto que la comunidad de Jesús ha de ser en medio del sufrimiento y el dolor que marcan las situaciones de cada época y lugar, un remanso de paz verdadera, no como la paz que da el mundo, tan frágil y cambiante.

A continuación, el Señor exhorta a los discípulos a que no se turbe su corazón, a mantenerse firmes, a superar los miedos porque Jesús permanece a su lado: “me voy y vuelvo a vuestro lado”. Todo está previsto y preanunciado. La comunión de los discípulos con el Maestro y con Dios, les proporciona la seguridad en que su amor y paz están siempre en ellos. Jesús ha insistido en que los discípulos le amen y se mantengan firmes en su palabra aun cuando está a punto de partir. Está amaneciendo una nueva era y hay razones para la alegría.

 

El amor de los discípulos a Jesús debe llevarlos al gozo y al jubilo de quienes confían en el Amigo. Él parte hacia el Padre. La fe no deberá temblar cuando llegue el momento: el camino concreto de regreso al Padre, la muerte en cruz no debe quitarles la paz, sino que debe proporcionarles una alegría duradera. Cristo es el enviado obediente del Padre, y su venida al mundo y su retorno al que le envió no constituyen algo irrelevante para los discípulos. La partida de Jesús es diferente a cualquier otra. A pesar de que parezca lo contrario, el príncipe de este mundo no tiene ningún poder sobre Jesús, cuya partida es el resultado de su respuesta amorosa a su Padre. Jesús acepta su muerte violenta a manos de sus adversarios para revelar al mundo su amor a Dios. Ya había dicho que su Padre lo amaba, ahora proclama la reciprocidad de aquel amor. Parece que ha llegado a su fin el tiempo para hablar, pero no de actuar, mejor, de padecer. La partida violenta de Jesús dará a conocer al mundo, cuánto ama al Padre y será la demostración definitiva de que acepta libre e incondicionalmente su voluntad. Jesús está preparado y dispuesto a ser fiel al Padre, ¿lo estás también tú?

La paz que Jesús nos da en Pascua no es la paz que sigue las estrategias del mundo, que cree obtenerla por la fuerza, con las conquistas y con varias formas de imposición. Esta paz, en realidad, es solo un intervalo entre las guerras: lo sabemos bien. La paz del Señor sigue el camino de la mansedumbre y de la cruz: es hacerse cargo de los otros. Cristo, de hecho, ha tomado sobre sí nuestro mal, nuestro pecado y nuestra muerte. Ha tomado consigo todo esto. Así nos ha liberado. Él ha pagado por nosotros. Su paz no es fruto de algún acuerdo, sino que nace del don de sí. Esta paz mansa y valiente, sin embargo, es difícil de acoger. (Audiencia General, 13 abril 2022)

 

 

Pascual Bailón, Santo

Memoria Litúrgica, 17 de mayo

Religioso Franciscano

Martirologio Romano: En Villarreal, de la región de Valencia, en España, san Pascual Bailón, religioso de la Orden de los Hermanos Menores, quien, mostrándose siempre diligente y benévolo hacia todos, honró constantemente con ardiente amor el misterio de la Santísima Eucaristía († 1592).

Fecha de beatificación: 29 de Octubre de 1618 por el Papa Pablo V

Fecha de canonización: 16 de Octubre de 1690 por el Papa Alejandro VIII

Breve Biografía

Hijo de humildes campesinos, Martin Bailón e Isabel Yubero, Pascual nació el 16 de mayo de 1540 en Torrehermosa, Aragón (España). El segundo de seis hermanos. Le llamaron Pascual porque nació en la vigilia de Pentecostés.

Desde los 7 hasta los 24 años trabajó como pastor de ovejas.

Tal era su amor a la Eucaristía que el dueño del rebaño decía que el mejor regalo que le podía ofrecerle al niño era permitirle asistir algún día entre semana a la Santa Misa.

Desde el campo donde pastoreaba alcanzaba a ver el campanario de la iglesia del pueblo. De vez en cuando se arrodillaba para adorar al Santísimo Sacramento desde lejos.

Un día, mientras el sacerdote consagraba, otros pastores le oyeron gritar: “¡Ahí viene!, ¡allí está!”. Cayó de rodillas. Había visto a Jesús venir en aquel momento. Se le apareció el Señor en varias ocasiones en forma de viril o de estrella luminosa.

Desde niño hacía duras penitencias, como andar descalzo por caminos pedregosos. Cuando alguna oveja pasaba al potrero del vecino, pagaba a este de su escaso salario por el pasto que la oveja se había comido.

Entra con los Franciscanos.

A los 24 años ingresó en el convento de los frailes menores (franciscanos) de Alvatera. Al principio no lo aceptaron por su poca instrucción. Apenas había aprendido a leer para rezar el pequeño oficio de la Santísima Virgen María que llevaba siempre mientras pastoreaba. Sus favoritas oraciones eran a Jesús Sacramentado y a la Santísima Virgen.

Los franciscanos le asignaron oficios humildes. Fue portero, cocinero, mandadero y barrendero.

Su tiempo libre lo dedicaba a la adoración Eucarística, de rodillas con los brazos en cruz. Por las noches pasaba horas ante el Santísimo Sacramento. Continuaba su adoración tarde en la noche y por la madrugada estaba en la capilla antes que los demás.

Hablaba poco, pero cuando se trataba de la Sagrada Eucaristía, lo inspiraba el Espíritu Santo. Siempre estaba alegre, pero nunca se sentía tan contento como cuando ayudaba a Misa o cuando podía estarse un rato orando ante el Sagrario del altar. Al llegar a un pueblo iba primero a la iglesia y allí se quedaba por un buen tiempo de rodillas adorando a Jesús Sacramentado.

En una ocasión, un hermano religioso se asomó por la ventana y vio a Pascual danzando ante una imagen de la Sma. Virgen y le decía diciéndole: “Señora: no puedo ofrecerte grandes cualidades, porque no las tengo, pero te ofrezco mi danza campesina en tu honor”. El religioso pudo ver que el santo rebosaba de alegría.

Pascual compuso bellas oraciones al Santísimo Sacramento. El Arzobispo San Luis de Rivera, al leerlas exclamó admirado: “Estas almas sencillas sí que se ganan los mejores puestos en el cielo. Nuestras sabidurías humanas valen poco si se comparan con la sabiduría divina que Dios concede a los humildes”.

Le enviaron a París a entregar una carta al general de la orden. En camino defendió la Eucaristía frente a las herejías de un predicador calvinista, por lo que casi lo mata una turba Hugonotes. El se alegró por haber tenido el honor de sufrir por su fidelidad al Señor y no se quejó.

Aunque Pascual apenas sabía leer y escribir, era capaz de expresarse con gran elocuencia sobre la presencia de Jesús en la Eucaristía. Tenía el don de ciencia infusa. Sus maestros se quedaban asombrados de la precisión con que respondía a las mas difíciles preguntas de teología.

Le dedicaron este verso:

De ciencia infusa dotado,
“siendo lego sois Doctor,

Profeta y Predicador,
Teólogo consumado… “

Se destacó por su humildad y amor a los pobres y afligidos. Era famoso por sus milagros y su don para llevar las almas a Cristo. Martín Crespo relató como el santo le había librado de su determinación de vengarse de los asesinos de su padre. Habiendo escuchado el viernes santo el sermón sobre la pasión, sus amigos le exhortaban a perdonar. El se mantenía inmovible. Entonces Pascual lo tomó del brazo, lo llevó a un lado y le dijo: “Mi hijo, ¿No acabas de ver la representación de la pasión de Nuestro Señor?”. “Entonces -escribe Martín- con una mirada que penetró mi alma me dijo: “Por el amor de Jesús Crucificado, mi hijo, perdónalos”.

“Si, Padre”, contesté, bajando mi cabeza y llorando. “Por el amor de Dios yo los perdono con todo mi corazón” Ya no me sentí la misma persona”

Cuando estaba moribundo oyó una campana y preguntó: “¿De qué se trata?”. “Están en la elevación en la Santa Misa”. “¡Ah que hermoso momento!”, y quedó muerto en aquel preciso momento. Era el 15 de Mayo de 1592, el Domingo de Pentecostés. Villareal, España.

Durante su misa tenían el ataúd descubierto y en el momento de la doble elevación, los presentes vieron que abrió y cerró por dos veces sus ojos. Su cuerpo aun después de muerto, manifestó su amor a la Eucaristía. Eran tantos los que querían despedirse de el que lo tuvieron expuesto por tres días.

Intercedió en muchos milagros después de su muerte.

Declarado Patrono de los Congresos Eucarísticos y Asociaciones Eucarísticas por León XIII, es también patrono de los cocineros y del municipio de Obando (Filipinas).

 

 

ORACIÓN

Querido San Pascual:
consíguenos del buen Dios
un inmenso amor por la Sagrada Eucaristía,
un fervor muy grande
en nuestras frecuentes visitas al Santísimo
y una grande estimación por la Santa Misa.
Amén.

 

 

Creyendo a Jesús, confiando en Jesús

Santo Evangelio según san Juan 14, 27-31. Martes V de Pascua

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, gracias por este momento de calma e intimidad contigo. Ábreme los ojos, para que pueda ver cómo me amas. María, que confiaste siempre en Dios, acompáñame en este momento de oración.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Juan 14, 27-31

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como la da el mundo. No pierdan la paz ni se acobarden. Me han oído decir: ‘Me voy, pero volveré a su lado’. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Se lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean.

Ya no hablaré muchas cosas con ustedes, porque se acerca el príncipe de este mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo sepa que amo al Padre y que cumplo exactamente lo que el Padre me ha mandado”. Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. ¿Alguna vez alguien te ha defendido? Cuando alguien fuerte nos defiende, nos sentimos seguros. Sabemos que nada malo nos puede pasar. Piensa en alguien que te ha defendido, o en alguna vez cuando defendiste a alguien.

Ahí había amistad, fuerza, valentía. Ahora imagina: ¿Qué tal si tu mejor amigo fuera el más fuerte y el más valiente? ¿Qué tal si él siempre estuviera junto a ti? ¿Tendrías miedo alguna vez? Por eso Jesús nos dice hoy: La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy yo como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Primero dice: la paz os dejo, la paz os doy. O sea, que, con Él en nuestro corazón, con la seguridad de que Él nos ama como somos, podemos estar en paz, incluso en las pruebas de la vida. ¿Por qué? Porque su paz no es como la paz del mundo. Su paz es profunda, nada la puede turbar. Porque en verdad: ¿Quién podrá entonces separarnos del amor de Cristo? ¿Las tribulaciones, las angustias, la persecución, el hambre, la desnudez, los peligros, la espada? (Rm 8,35)

Cuando escuches que el diablo te dice: Dios no está contigo, Dios no te quiere feliz, Dios no te sacará adelante, pide a María que te ayude a confiar. Pídele que, confiando en Jesús, no tiemble tu corazón, ni se acobarde. Pídele que, aun en los sufrimientos, sepas confiar en Jesús como ella confió al pie de la cruz.

«Reserven la misma preocupación formativa a sus laicos, de los cuales depende no sólo la solidez de las comunidades de fe, sino gran parte de la presencia de la Iglesia en el ámbito de la cultura, de la política, de la economía. Formar en la Iglesia significa ponerse en contacto con la fe viviente de la Comunidad viva, introducirse en un patrimonio de experiencias y de respuestas que suscita el Espíritu Santo, porque es Él quien enseña todas las cosas». (Discurso de S.S. Francisco, 7 de septiembre de 2017).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy voy a visitar a Jesús en la Eucaristía y estaré con Él. en silencio. unos minutos, para dejar que me llene de su amor. Si lo necesito voy a buscar una oportunidad de confesarme.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro! ¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

 

 

¿Cuál es la diferencia entre la paz que se experimenta con un consejero y la que trae el sacramento?

En el confesar sus pecados y en el recibir la certeza del perdón, la persona percibe la infinita misericordia de Dios. Por: P. Jacques Philippe

 

 

Una persona que pasa por un momento difícil y acude a un consejero o «counselor » para hablar de sus problemas, puede obtener una cierta paz, particularmente si se trata no sólo de « desahogarse » (¡lo cual procura una paz poco duradera!) sino de buscar ayuda y consejo.

Por diversos motivos : teniendo la posibilidad de hablar, la persona se siente menos sola para sobrellevar sus problemas, sobretodo si el consejero manifiesta una mirada de benevolencia hacia ella. Por otro lado, el hecho de expresar lo que uno vive con palabras que otro pueda comprender, permite a la persona que sufre no quedarse sólo al nivel de sus emociones y pensamientos, sino acceder a un punto de vista más objetivo y racional, redimensionar ciertas cosas, tomar una cierta distancia de su vivencia subjetiva. Esto es también fuente de una cierta paz. Asimismo, es posible que durante este diálogo la persona pueda recibir algunos buenos consejos y comprender mejor cómo encauzar sus decisiones. Se siente, entonces, menos perdida.

 

 

Esta paz, incluso aunque permanezca en un nivel humano, no ha de despreciarse; tiene su valor. Lo que acabamos de decir forma parte de la experiencia de un acompañamiento espiritual y en una cierta medida del encuentro con un sacerdote en la confesión.

En el campo del acompañamiento espiritual, la paz recibida puede ser más profunda y sólida. Se da una gracia particular en el encontrar a la guía espiritual con el sincero deseo de hacer la voluntad de Dios. « Cuando dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos » dice Jesús. El fin de un momento de acompañamiento espiritual es el de ayudar a una persona, en un momento particular de su vida a percibir mejor la voluntad de Dios. Una luz en este sentido es donada habitualmente, al menos la suficiente para hoy. Cada vez que una persona entiende mejor qué es lo que el Señor espera de ella, y se compromete en este sentido, recibe una paz. El comprender y el decidirse a cumplir la Voluntad del Padre viene siempre acompañado por la paz.

Una gracia y un don de paz más profunda todavía pueden derivar de la confesión y de la absolución recibida, si este sacramento ha sido vivido con sinceridad y verdad, y con un verdadero deseo de progresar hacia una vida más conforme al Evangelio y un amor de Dios más auténtico.

En el confesar sus pecados y en el recibir la certeza del perdón, la persona percibe la infinita misericordia de Dios, se siente liberada del peso de sus culpas, se da cuenta de que a pesar de su fragilidad y debilidad, es acogida por Dios y que la bendición de Dios reposa sobre su vida.Esto puede ser un gran consuelo y fuente de una profunda paz.

Esta paz deberá después conservarse mediante la fidelidad a la oración y la búsqueda de Dios. Haber recibido esta paz no significa que la persona no tendrá más altos y bajos, combates y luchas, porque son cosas que forman parte de la vida cristiana, pero ha sido de todas maneras un don precioso de Dios.

Una señal de que una cierta paz ha sido verdaderamente don de Dios y fruto de su gracia (y no sólo un tranquilizarse humanamente) es que esta paz impulsa a la gratitud y dilata el corazón hacia un amor más intenso a Dios y más generoso hacia los hermanos.

 

 

Que la universidad adapte sus modelos de desarrollo por la comunidad

El Papa Francisco recibe a 13 rectores de las universidades de Roma

 

 

El Papa habló en la mañana del 16 de mayo con los rectores de trece universidades sobre la pandemia, la propagación de la “tercera guerra mundial en pedazos” en Europa, la cuestión medioambiental global, el crecimiento de las desigualdades y les aseveró que este “momento histórico concreto” es un desafío para los ateneos, que los llama de forma acelerada y sin precedentes a una tarea de gran responsabilidad.

Además, mencionó el Pacto Mundial por la Educación, un proyecto de “trabajo conjunto a escala mundial, donde además participan las grandes religiones”. El Documento sobre la Fraternidad humana en AbuDhabi fue firmado con este mismo Espíritu, dijo el Papa a los rectores de las trece universidades públicas, estatales y no estatales, de Roma y del Lacio, reunidos en la Coordinación Regional de las Universidades del Lacio con los representantes de la Región.

Un gran reto para las universidades

 

 

Esta tarea de gran responsabilidad que afrontan las universidades es un reto con una “fuerte implicación cultural, intelectual y moral”, puesto que este escenario puede provocar en los jóvenes un clima de “desánimo y desconcierto, de pérdida de confianza, y lo que es peor, de adicción”. Sin embargo, como dijo Francisco, los jóvenes se defienden y piden que las universidades realicen “una gran inversión educativa”, de allí el desarrollo del Pacto Mundial por la Educación y aseveró:

“Por eso se está desarrollando el Pacto Mundial por la Educación, es un proyecto de trabajo conjunto a escala mundial, en el que participan muchas partes interesadas, desde las grandes religiones hasta las instituciones internacionales, pasando por las instituciones educativas individuales”.

Con este mismo espíritu se firmó el documento sobre la fraternidad humana en Abu Dhabi el 4 de febrero de 2019, dijo el Papa, un documento en el que: ”acordamos que nos importa una educación integral que se resume en el conocimiento de uno mismo, del hermano, de la creación y de la Trascendencia”.

Alcanzar un horizonte de paz y desarrollo verdadero, integral

 

 

El Santo Padre dijo a los rectores que este es “el horizonte de la paz, que hoy reclamamos con razón y por el que rezamos intensamente, y por tanto del desarrollo verdadero e integral, que no puede construirse sino con sentido crítico, libertad, sana confrontación y diálogo”.

Hay mucho que hacer, señaló, para asegurar el desarrollo tecnológico y científico, pero también para garantizar la sostenibilidad humana. El Papa instó a los rectores a replantearse los modelos económicos, culturales y sociales, como lo exigen los grandes cambios, para recuperar el “valor central de la persona humana”:

“El término “universidad” designa una comunidad, pero también una idea de convergencia de conocimientos en una búsqueda que proporciona verdad y sentido al diálogo entre todos los hombres y mujeres del mundo”.

De allí que el servicio de las universidades es importante, afirmó e instó a los rectores a que cada ateneo, “con sus propias características”, pueda repensar y adaptar “nuestros modelos de desarrollo, reuniendo las mejores energías intelectuales y morales”. Es una exigencia que la piden los estudiantes, dijo el Papa, como lo demuestra la gran movilización de jóvenes estudiantes de doctorado e investigadores en economía, coordinados por profesores de sus universidades, que tienen como objetivo “construir respuestas nuevas y eficaces, superando viejas incrustaciones ligadas a una cultura estéril de competencia por el poder”. Porque, como afirmó el Pontífice, los estudiantes no se conforman con la mediocridad, con la mera repetición de datos, ni siquiera con una formación profesional sin horizonte.

La universidad no tiene fronteras

 

 

Francisco pidió además a los rectores que no dejen de escuchar a los estudiantes, a los colegas y a los compañeros; que escuchen las realidades sociales e institucionales, las realidades vecinas y globales, porque la universidad no tiene fronteras: el conocimiento, la investigación, el diálogo y la confrontación no pueden sino superar todas las barreras y ser “omnipresentes”:

“También está el valor de la imaginación y de la inversión, para un desarrollo humano de la investigación, para formar a jóvenes capaces de aportar algo nuevo al mundo del trabajo y de la sociedad; para formarlos también en el respeto: respeto a uno mismo, respeto al prójimo, respeto a la creación y respeto al Creador”.

Acoger a quien carece de medios y víctimas de conflictos

 

 

Por último, Francisco pidió a los rectores que al momento de pensar en la promoción de la excelencia en los estudios y la investigación, que estén atentos también con quienes merecen y tienen derecho al estudio y la formación, incluso quienes carecen de medios, y los alentó a continuar con el “encomiable compromiso de acoger a estudiantes, investigadores y profesores víctimas de la persecución, la guerra y la discriminación en diversos países del mundo”:

“Que estimulen en muchos las formas de “aprendizaje-servicio” a la comunidad, para que, midiéndose con la pobreza y las periferias existenciales y sociales, den más sentido y valor a su formación universitaria, nunca desligada de la vida de las personas y de la sociedad”.

Que las universidades sean comunidades vivas

Y con base en la “intencionalidad propia de la institución universitaria, en el compromiso convergente de docencia, investigación, diálogo y confrontación con la sociedad”, el Papa espera que estas universidades “sean comunidades vivas, transparentes, activas, acogedoras, responsables, en un clima fructífero de cooperación, intercambio y diálogo, valorando a todos y a cada uno. Que lean y afronten este cambio de época con reflexión y discernimiento, sin prejuicios ideológicos, sin miedos ni huidas, o peor, conformismo”.

 

 

Hacia el Jubileo del 2025: Iglesia y Universidad

Tras recordar el próximo Jubileo de 2025, Francisco les recordó que “tres años después de la primera celebración del Jubileo, en 1300, se estableció el Studium Urbis, como para mostrar en la práctica y reafirmar la relación nativa entre la Iglesia y la institución universitaria, una de las expresiones más antiguas y paradigmáticas de la civilización europea, que luego se desarrolló en todo el mundo”.

Esta antigua y consolidada relación, en distinción y cooperación, dijo, estamos llamados a desarrollarla y proseguirla en la construcción responsable y sostenible de vías de desarrollo. Para ello, el lema del próximo Jubileo de 2025, “Peregrinos de la esperanza”, puede expresar entonces este compromiso convergente, la tensión hacia objetivos compartidos de vida, bondad y fraternidad, afirmó.

 

 

¡Aleluya! significa… alegría

¿Cuántos de esos cristianos que dicen aleluya, viven interiormente una vida verdaderamente alegre y feliz?

 

 

Aleluya es una de las palabras que más se repiten en tiempo de Pascua. No es ni siquiera una palabra castellana. ¿Qué significa? Significa alegría, y encierra todo lo que deben de vivir los cristianos en ese período después de la Semana Santa.

Todo debe ser alegría, debe ser un aleluya permanente. Ahora, conviene preguntarnos: ¿Cuántos de esos cristianos que dicen aleluya, viven interiormente una vida verdaderamente alegre y feliz? ¿Cuántos de veras han resucitado? Porque resucitar significa tener certezas. Haber arrancado las dudas de la vida. Haber convertido los problemas en soluciones. Significa resucitar también, el tener una honda, profunda felicidad.

 

 

¿Cuántos de veras son felices? ¿Cuántos tienen rostro y alma y vida de felicidad, de resucitados?

Resucitar significa salir del sepulcro de la tristeza, del pecado, del pesimismo, del desaliento.

Muchos aleluyas por el aire. Muchos aleluyas en las iglesias. ¿Cuánto aleluya, cuánta felicidad, cuánta resurrección hay de verdad en los corazones de los hombres?

La religión católica produce cientos de aburridos que no la toman en serio, y miles de felices que la viven en plenitud..

 

 

Novena a San Felipe Neri

Oraciones para cada día de la novena, la puedes hacer tantas veces desees, de manera especial los días previos a la festividad (17 al 25 de mayo)

 

 

º Primer día de la novena
º Segundo día de la novena
º Tercer día de la novena
º Cuarto día de la novena
º Quinto día de la novena
º Sexto día de la novena
º Séptimo día de la novena
º Octavo día de la novena
º Último día de la novena

 

 

Flor del 17 de mayo: Modelo de entrega a Dios

 

 

Meditación: “He aquí la Esclava del Señor” (Lucas 1,38). “Después de esto salió y vio un publicano…y le dijo: sígueme, él, dejándolo todo se levantó y lo siguió” (Lucas 5,27). Todos somos sus discípulos, ¿pero realmente lo somos?. ¿Dejamos todo y lo seguimos?. ¿O hipócritamente queremos llamarnos cristianos de acuerdo a nuestras comodidades y conveniencias, siguiendo con las pompas y obras de este mundo, y no con un corazón verdadero y único?. No se puede servir a dos señores, somos legítimos apóstoles y no falsos profetas que repetimos con la boca la Santa Palabra y hacemos con las obras lo que a nosotros nos apetece y no el Querer de Dios.

 

 

Oración: ¡Oh María la elegida, la prometida de Dios!. Pon en nuestro corazón el ser servidores de Dios como lo fuiste Vos, con humildad y dejando todo acá para caminar hacia la Verdad. Amén.

Decena del Santo Rosario (Padrenuestro, diez Avemarías y Gloria).

 

 

San Pascual Bailón, el pastor enamorado de la Eucaristía

Conoce a un famoso religioso franciscano español que propagó la devoción a la Eucaristía

 

 

Nació en un pueblo de Aragón (España) un día de Pentecostés, el 16 de mayo de 1540, y se dedicó al pastoreo de ovejas hasta los 24 años. Estando en el campo, miraba al campanario de su pueblo y adoraba al Santísimo. Con ayuda de biblias aprendió por sí mismo a leer y a escribir.Se hizo franciscano. Amó especialmente la Eucaristía y propagó el culto a Jesús Sacramentado. Tuvo una visión de Jesucristo en la Eucaristía. Falleció a los 52 años, el 17 de mayo de 1592.

Santo patrón

San Pascual Bailón es patrono de los Congresos Eucarísticos y de las Cofradías del Santísimo Sacramento. También es patrono de los cocineros.

Oración

¡Oh padre san Pascual Bailón, que cuando eras un pequeño pastorcito alababas a Dios con sacrificios y mortificaciones y en el campo te arrodillabas cada día con devoción para adorar desde la lejanía la Eucaristía. Te pido que hoy mires mis sufrimientos y que mediante tu santa y poderosa intercesión me puedas ayudar en esta difícil situación que hoy atravieso y me causa preocupación y ansiedad: Escucha por favor mis súplicas sobre esta necesidad. Tengo mucha fe en ti san Pascual Bailón, porque eres milagroso.