Myanmar, Gallagher: No a la violencia étnica, respeto a la libertad religiosa
En un discurso pronunciado ayer, 30 de septiembre, en las Naciones Unidas, el Secretario de Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales abordó la situación de los musulmanes rohinyá y otras minorías en el país. Advirtió que el acceso a los servicios de salud y la ayuda alimentaria está en riesgo.
Benedetta Capelli – Ciudad del Vaticano
El arzobispo Paul Richard Gallagher, Secretario de Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales, dio a conocer cifras significativas durante la Conferencia de Alto Nivel sobre la Situación de los Musulmanes Rohinyá y Otras Minorías en Myanmar, celebrada en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York. Ayer, 30 de septiembre, el arzobispo declaró que hay más de 1,2 millones de refugiados rohinyá desplazados y apátridas, de los cuales aproximadamente el 89% busca asilo en Bangladesh.
A pesar de la generosa respuesta de los países vecinos, el prelado enfatizó que las mujeres y los niños rohinyá siguen viviendo en campos de refugiados superpoblados, tanto en Cox’s Bazar como en Bhasan Char. «Además», añadió, «aproximadamente 630.000 rohinyá en el estado de Rakáin, en el oeste de Myanmar, siguen siendo apátridas, sujetos al servicio militar obligatorio, la discriminación, el riesgo de inanición y la persecución por parte de grupos armados y personal militar».
Muchos riesgos por falta de ayuda suficiente
Por lo tanto, es necesario proporcionar fondos adicionales a los asignados actualmente, que son insuficientes. El acceso a servicios esenciales, en particular, la atención médica básica, la asistencia alimentaria y la educación, está en riesgo en los próximos meses. Esta situación, enfatizó el arzobispo Gallagher, podría afectar potencialmente a las redes de crimen organizado y trata de personas. Por lo tanto, «todos los actores deben garantizar el acceso irrestricto e indiscriminado a la ayuda humanitaria».
En cuanto a soluciones a largo plazo, el Secretario para las Relaciones con los Estados destacó que debe reducirse la dependencia de la ayuda internacional y «abordarse las causas profundas de la crisis», avanzando hacia la «reconciliación y la integración nacional». La Santa Sede «cree firmemente que las diferencias religiosas no deben alimentar la división, sino promover la unidad, el perdón y la construcción de la nación».
El papel de las religiones
De hecho, las religiones pueden ayudar a erradicar conflictos, fomentar el diálogo, defender la justicia y dar voz a todos los que sufren. En este sentido, son importantes el pleno respeto a la libertad religiosa en todos los países y la condena de toda forma de discriminación, persecución y violencia basada en la etnia o la religión.
«La Santa Sede», concluyó Gallagher, «insta a todas las partes a defender los derechos humanos internacionales y a tomar medidas concretas para proteger a las minorías étnicas y religiosas». Esta es una manera eficaz de responder al llamamiento del Papa León XIV, quien, en el Ángelus del 15 de junio, instó a comprometerse con el diálogo inclusivo, el único camino que puede conducir a una solución pacífica y duradera».
FUENTE: VATICANNEWS
