El Papa: La Iglesia no tolera el antisemitismo y lo combate por el Evangelio
León XIV dedica la catequesis de la audiencia general en la plaza de San Pedro al diálogo interreligioso y al mensaje del documento conciliar Nostra Aetate. Recuerda las raíces judías del cristianismo y sugiere una serie de temas en los que todas las religiones pueden colaborar: la ecología, la lucha contra el extremismo religioso, la inteligencia artificial. Por último, hace un llamamiento para que «nada nos separe».
Daniele Piccini – Ciudad del Vaticano
“Todos mis predecesores han condenado el antisemitismo con palabras claras. Y así también yo confirmo que la Iglesia no tolera el antisemitismo y lo combate, por el mismo Evangelio”. Son palabras claras y directas las que pronuncia el Papa León XIV en la catequesis de la audiencia general de hoy, miércoles 29 de octubre, en la Plaza de San Pedro, reiterando la total incompatibilidad entre el Evangelio, el Magisterio de la Iglesia y el antisemitismo.
La audiencia, precedida de un largo paseo en papamóvil durante el cual León XIV saludó a varios niños, matrimonios y a la multitud de fieles que llegaba hasta la plaza de Pío XII, está dedicada -como él mismo anunció- al «diálogo interreligioso». La ocasión es la celebración del 60 aniversario de la Declaración Nostra Aetate, aprobada por el Concilio Vaticano II el 28 de octubre de 1965.
Como compañeros de viaje
Recordando el diálogo entre Jesús y la Samaritana, nacido de la sed de Dios y superando las barreras de la cultura, el género y la religión, el Papa recuerda que este momento capta el núcleo mismo del diálogo interreligioso. En esta estela, recuerda que el documento conciliar redefinió las relaciones entre la Iglesia católica y las religiones no cristianas, en particular el judaísmo, y «abrió -subraya el Pontífice- un nuevo horizonte de encuentro, respeto y hospitalidad espiritual». Miró a los seguidores de otras religiones de un modo enriquecedor.
“Como compañeros de viaje en el camino de la verdad; para honrar las diferencias afirmando nuestra común humanidad; y para discernir, en toda búsqueda religiosa sincera, un reflejo del único Misterio divino que abarca toda la creación”
La Iglesia deplora el odio, la persecución y el antisemitismo
Con este documento, continúa explicando el Pontífice, el Papa Juan XXIII pretendía restablecer la relación original con el mundo judío, dando forma, «por primera vez en la historia de la Iglesia», al tratado doctrinal sobre las raíces judías del cristianismo y que a nivel bíblico y teológico representaba «un punto de no retorno». Un reconocimiento, pues, del vínculo entre «el pueblo del Nuevo Testamento» y «el linaje de Abraham».
“La Iglesia, consciente de la herencia que tiene en común con los judíos, e impulsada no por motivos políticos sino por la caridad religiosa evangélica, deplora los odios, las persecuciones y todas las manifestaciones de antisemitismo dirigidas contra los judíos en todo tiempo y por cualquiera”
Una amistad sólida
«Hoy -añadió el Papa- podemos mirar con gratitud todo lo que se ha logrado en el diálogo judeo-católico en estas seis décadas. Esto se debe no sólo al esfuerzo humano, sino a la asistencia de nuestro Dios que, según la convicción cristiana, está en sí mismo diálogo».
“No podemos negar que durante este período también ha habido malentendidos, dificultades y conflictos, pero éstos nunca han impedido la continuación del diálogo. Incluso hoy, no debemos permitir que las circunstancias políticas y las injusticias de algunos nos distraigan de la amistad, sobre todo teniendo en cuenta lo mucho que hemos conseguido hasta ahora”
Arraigados en el amor
León XIV recuerda que el espíritu de Nostra Aetate sigue iluminando el camino de la Iglesia, reconociendo que todas las religiones pueden reflejar «un rayo de esa verdad que ilumina a todos los hombres», buscando respuestas a los misterios de la vida llevando el diálogo también al plano espiritual. De ahí la invitación a «comprometerse» reconociendo todo lo que hay de bueno, verdadero y santo en las distintas tradiciones, especialmente en el mundo de hoy «donde, a causa de la movilidad humana, nuestras diversidades y pertenencias espirituales están llamadas a encontrarse y convivir fraternalmente».
“Nostra Aetate recuerda que el verdadero diálogo tiene sus raíces en el amor, único fundamento de la paz, la justicia y la reconciliación, al tiempo que rechaza firmemente toda forma de discriminación o persecución, afirmando la igual dignidad de todo ser humano”
Actuar juntos contra el fanatismo religioso y el extremismo
La implicación de la que habla el Papa se convierte, según sus instrucciones, en actuar juntos en un mundo que «necesita nuestra unidad, nuestra amistad y nuestra colaboración». León XIV señala los ámbitos en los que podemos trabajar juntos para aliviar el sufrimiento humano y cuidar, por ejemplo, de la casa común y más allá.
“Nuestras respectivas tradiciones enseñan la verdad, la compasión, la reconciliación, la justicia y la paz. Debemos reafirmar el servicio a la humanidad, en todo momento. Juntos, debemos estar vigilantes contra el abuso del nombre de Dios, de la religión y del propio diálogo, y contra los peligros que plantean el fundamentalismo religioso y el extremismo”
La inteligencia artificial y sus peligros
Entre las cuestiones que hay que abordar está también la de la Inteligencia Artificial, que «si se concibe como una alternativa a lo humano, puede socavar gravemente su dignidad infinita y neutralizar sus responsabilidades fundamentales.
“Nuestras tradiciones tienen una inmensa contribución que aportar a la humanización de la tecnología e inspirar así su regulación, para proteger los derechos humanos fundamentales.”
Esperanza en el mundo de mañana
Las religiones, prosigue el Papa, enseñan que «la paz comienza en el corazón humano» y, por tanto, pueden aportar una importante contribución para hacer posible «un mundo nuevo».
«Debemos restaurar la esperanza en nuestras vidas personales, en nuestras familias, en nuestros barrios, en nuestras escuelas, en nuestros pueblos, en nuestros países y en nuestro mundo». El Pontífice recordó que Nostra Aetate, hace sesenta años, trajo esperanza al mundo posterior a la Segunda Guerra Mundial.
“Hoy estamos llamados a refundar esa esperanza en nuestro mundo devastado por la guerra y en nuestro entorno natural degradado. Trabajemos juntos, porque si estamos unidos todo es posible. Procuremos que nada nos divida”
La base del diálogo y la oración
Es en la amistad y la cooperación donde las generaciones futuras pueden mirar para continuar el diálogo.
“Y ahora, detengámonos un momento en oración silenciosa: la oración tiene el poder de transformar nuestras actitudes, nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones”
Fuente: vaticannews
