El Papa Francisco se conmueve con la presencia de María en Fátima y destaca sus gestos de acogida y señalamiento hacia Jesús.

El Papa Francisco llegó al Santuario de Nuestra Señora de Fátima bajo un cielo grisáceo debido a un incendio cercano. A las 9.40 horas, su helicóptero apareció y fue recibido por cerca de 200,000 fieles emocionados que lo esperaban desde el amanecer. El silencio se rompió con un aplauso estruendoso.

Frente a la Capilla de las Apariciones, el Papa compartió palabras emocionantes con los fieles, resaltando la imagen acogedora de la Iglesia sin puertas para que todos puedan entrar. Destacó la importancia de Fátima como «la casa de la Madre» y recordó que María siempre tiene el corazón abierto para todos sus hijos, sin excepción.

El Papa destacó que las peregrinaciones a Fátima son «marianas» y explicó cómo María es «Nuestra Señora Apurada», que acude rápidamente cada vez que es invocada para ayudar en momentos difíciles.

Asimismo, el Papa habló de los dos gestos de María: acoger y señalar a Jesús. María siempre acompaña y nunca es protagonista, indicó el Papa, pero su principal misión es señalar a Jesús y guiar a los fieles hacia Él.

El Santo Padre pidió a los peregrinos un instante de silencio para reflexionar sobre qué les señala María en sus vidas y cómo pueden acercarse más a Jesús. La presencia especial de María en Fátima es para abrir los corazones incrédulos a Jesús, afirmó el Papa.

En un emotivo encuentro, el Papa Francisco rezó con los fieles y compartió el mensaje de María en sus vidas. Los peregrinos se conmovieron al sentir la cercanía de María y su guía amorosa hacia Jesús.