San Ambrosio de Milán

Selección de Textos sobre la caridad

La humildad, fundamento de la caridad

 

676 La morada de la caridad es la humildad (SAN AGUSTÍN, Sobre la virginidad, 51).

677 Estas dos virtudes, es decir, la humildad y la caridad, son tan indivisibles y tan inseparables, que quien se establece en una de ellas de la otra forzosamente se adueña, porque así como la humildad es una parte de la caridad, así la caridad es una parte de la humildad. Si nos paramos a mirar las cosas que el Apóstol llamo estériles sin el bien de la caridad, observamos que esas mismas son también infructuosas si falta la verdadera humildad. Y en verdad, ¿que fruto puede dar la ciencia con la soberbia, o la fe con la gloria humana, o la ostentación con la limosna, o el martirio con el orgullo? (SAN AMBROSIO, Epístola a Demetrio, 10).

678 Sufre con paciencia los defectos y la fragilidad de los otros, teniendo siempre ante los ojos tu propia miseria, por la que has de ser tu también compadecido de los demás (J. PECCI—León XIII—, Practica de la humildad, 22).

679 Una de sus primeras manifestaciones se concreta en iniciar al alma en los caminos de la humildad. Cuando sinceramente nos consideramos nada; cuando comprendemos que, sin el auxilio divino, la mas débil y flaca de las criaturas seria mejor que nosotros; cuando nos vemos capaces de todos los errores y de todos los horrores; cuando nos sabemos pecadores aunque peleemos con empeño para apartarnos de tantas infidelidades, ¿,como vamos a pensar mal de los demás? ¿Como se podrá alimentar en el corazón el fanatismo, la intolerancia, la altanería? (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER, Amigos de Dios, 233).

680 Entre soberbios hay siempre contiendas (Prv 13, 10); pues quien tiene un elevado concepto de si mismo y menosprecia al prójimo no puede soportar los fallos de este (SANTO TOMAS, Sobre la caridad, 1. c., p. 221).

681 Nada tiene de extraño que la soberbia engendre divisiones y el amor unidad (SAN AGUSTÍN, Sermón 46 sobre los pastores 1).

Fuente: Catholic.net