Una voz de Pax
Reflexión del Evangelio Dominical
Lucas 6, 39-45
Luego entonces, hemos de ver al otro siempre en clave de compasión, misericordia y comprensión.
Cuando no nos vemos a nosotros mismos, somos ciegos queriendo ayudar a otro que también es ciego. En cambio el Señor que es el verdadero maestro si puede guiarnos. Porque su mirada, va más allá de la comprobación empírica de un hecho o de una acción.
También nos dice el Señor, que el discípulo no es más que el maestro aunque en su aprendizaje llegará a ser como él. Pareciera que el Señor nos dijera: no estamos listos aún para discernir acertadamente. Sin embargo, marca una pauta para intentarlo, digamos que nos enseña como mirar: «…por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos».
Es como si nos dijera: no adelantes juicio, más bien mira los frutos ya que por ellos podemos reconocer realmente la bondad o maldad del corazón. Por ello dice el evangelio en su parte final: «El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca».
El pedido de Jesús es entonces que nuestro corazón rebose de verdadera caridad y comprensión, capaz de ponernos en el lugar del otro. Sólo así veremos a nuestro hermano tal cual es, sin filtros egoístas y con el amor con que es mirado y contemplado por Dios. La pauta será entonces, mirar con los ojos e Jesús.
por Mario Aquino Colmenares