Una voz de Pax
Reflexión del Evangelio Dominical
Lucas 5,1-11
Tres notas que quisiera destacar. Dice el Evangelio: Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo: «Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador». Es lo que atina a hacer y decir Pedro ante el milagro obrado por Jesús. Cabría preguntarnos si en efecto, podríamos hacer y decir lo mismo al Señor, cada vez que recibiéramos una gracia de Él. Es decir, reconocer nuestra nada frente al insondable amor de Dios y sus acciones en favor nuestro.
Sin embargo debemos entender que este no sería el primer milagro del cual Pedro fuera testigo. Es decir, Pedro sabía de quién se fiaba y quién era el que le conminaba a ir en contra de la lógica para optar por una actitud humilde y creyente. No en vano le dice a Jesús: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».
Pero no sólo está el milagro que da testimonio por sí mismo de la divinidad de Jesús y de su identidad, sino que lo operado por Dios se manifiesta como portento. Bastaría con haber podido pescar y ya sería milagro, pero el Señor quiere que este, se encuentre marcado por la abundancia. Algo que no es privativo de esta narración. Sino, recordemos nuevamente lo ocurrido en Caná o en la multiplicación de los panes. Es decir, Dios se manifiesta con todo su poder y principalmente como dador de vida.
La última nota que quisiera resaltar es la del seguimiento: Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.
Sin intentar hacer exégesis de este pasaje, ni mucho menos, viene a mi mente frases con las que solemos señalar el final de un camino y de una vida o mejor dicho, el final de una forma de vida. Frases como: «Colgó los chimpunes» o » colgó los guantes». Es decir, signos con los que marcamos un cambio o giro en la propia vida. Por ello ese sacar las barcas a la tierra señalan la decisión de hacer algo nuevo a la vista de lo totalmente nuevo que es la vida de seguimiento del Señor. Entonces, adquiere sentido que lo dejaron todo para poder ser parte de la propuesta que Jesús les hace en la persona de Pedro y que nada han de temer pues ahora serán pescadores de hombres. El afán por la subsitencia material es sustituído por el anuncio de la buena noticia.
por Mario Aquino Colmenares