Una voz de Pax
Reflexión del Evangelio Dominical
Lucas 9,28b-36
Que bien se está al lado del Señor. Sin embago hemos de hacer una sincera introspección para discernir si es un estado de comodidad o una auténtica relación con Dios la causa de nuestro bienestar. La Transfiguración de Jesús, adelanta la visión beatífica, la contemplación de la Gloria del Señor resucitado. La visión del reino de Dios.
Nosotros, los bautizados, vivimos ya en semilla el reino de Dios. Jesús ha operado en nosotros, la redención, a través de su muerte y resurrección, pero nos compete apropiarnos de ella a travéz de los sacramentos, la vida de fe y la oración. Dios quiere nuestra intervención en su plan de salvación.
Señalábamos el peligro del bienestar e instalarnos en él. Más bien, para el cristiano, debe de ser su principal meta el bien ser, antes que el bienestar. Este último será consecuencia del primero.
Pero la transfiguración es algo a lo que estamos llamados, no sólo al fin de los tiempos como realidad escatológica sino en nuestro tránsito por esta vida. Cuando miramos con los ojos de Jesús, lo que hacemos es transfigurar la realidad que nos circunda y en la cual nos movemos y le otorgamos su auténtico valor y sentido.
Transfigurados por el Señor, siendo uno sus íntimos, al igual que en el Tabor, viviremos al modo de Jesús. Si nos dejamos transfigurar por Jesús, ocurrirá que, miraremos como lo hace Jesús, tomaremos decisiones a la luz de su corazón, nuestros gestos y palabras, así como nuestras intenciones, serán tal y como la quisiera el mismo Señor. La tienda que hemos de preparar es la de nuestro mundo interior, la de nuestra espiritualidad, aquella en la que nos hemos de reunir con el Señor. En la tienda de la oración, escucharemos la voz del Señor: «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.»
por Mario Aquino Colmenares