MATEO 10:24-33
Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús instruye a sus discípulos diciendo, “No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma; teman más bien a aquel que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la Gehenna”.
¿Cuál es nuestro temor más grande? Indudablemente que es el temor a perder nuestras vidas; tememos la muerte de nuestro cuerpo. Pero Jesús nos está diciendo que no debemos preocuparnos acerca de esos temores que sólo afectan el cuerpo y las cosas.
Cuando amamos a Dios, cuando “tememos” a Él por encima de todas las cosas, estamos unidos a un poder que trasciende espacio y tiempo, un poder que gobierna el universo en su totalidad, un poder que es más grande que la vida y la muerte.
Más aún, este poder me conoce íntimamente y guía de acuerdo con sus propósitos: “¿Acaso un par de pajaritos no se venden por unos centavos? Pero ni uno de ellos cae en tierra sin que lo permita vuestro Padre. En cuanto a ustedes, hasta sus cabellos están todos contados. ¿No valen ustedes más que muchos pajaritos? Por lo tanto no tengan miedo”. Por ello, no debemos temer a nada ni a nadie en este mundo.
¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?» Aquí estoy; mándame
A Isaías se le revela la Santidad de Dios y ante este hecho se siente pecador, de labios impuros que habita en medio de un pueblo de labios impuros.
Esta revelación va unida a un rito purificador que realizado por medio de un serafín, le hace saber al profeta:
-este fuego ha tocado tus labios
-ha desaparecido tu culpa
-está perdonado tu pecado
En la revelación Isaías oye la voz que dice:
-¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí?» Aquí estoy; mándame.
Es el relato de vocación profética orientado hacia el ministerio de la palabra, que nos hace ver cómo la gloria divina es manifestación de la presencia de Dios que invade el templo y, nos hace conscientes de nuestro pecado personal y colectivo.
Nos hace reconocer nuestros pecados. Nos permite experimentar el perdón de Dios y ser limpios de nuestros pecados para encargarnos una misión.
Dios revela que elige a personas como mensajeros suyos: aquí estoy, mándame.
Que estamos atentos para ofrecernos a la misión a la que el Señor quiera mandarnos. Que nuestra vida esté atenta para ver la gloria de Dios, su presencia y la manifestación del poder de la Palabra de Dios que actúa como liberación, gozo, perdón llamada para ir en su nombre, anunciando salvación.
Jesús, llama y envía a la misión evangelizadora a sus discípulos: no temas confía. El discípulo tiene que dar testimonio del evangelio, es decir tiene que vivir y anunciar los valores por los que Dios apuesta: la justicia, la paz, la misericordia, la igualdad, la fraternidad… la salvación que nos llega en Cristo muerto y resucitado. Ante este anuncio público; el que se cree autosuficiente, el que practica la injusticia, el que no busca la paz… el que vive en los valores mundanos, no va a aceptar el mensaje. Y entonces ¿qué?
«¡No tengáis miedo!».
No tengáis miedo, (se repite tres veces) no tengáis miedo, porque es tal la fuerza de la verdad del evangelio que éste se acabará conociendo por todo el mundo. No tengáis miedo porque te podrán hacer sufrir por anunciar públicamente esta verdad del Evangelio, pero no te vencerán. No podrán quitar tu libertad ni suprimir tu espíritu….
No tengáis miedo; confiad.
Si Dios está pendiente hasta de los gorriones ¿En qué cabeza cabe que Dios, tu Padre y Mamá, no esté pendiente de ti? Dios está pendiente de ti hasta en los más mínimos detalles de tu vida; como puede ser, que hoy se te haya caído un solo cabello de tu cabeza; no tengas miedo, confía.
Confía, no tengas miedo y da un paso más: confiesa públicamente a Cristo Jesús y él confesará ante el Padre, que eres digno de la vida eterna y la salvación.
AGUSTÍN ZHAO RONG († 1815)
Y 119 COMPAÑEROS, MÁRTIRES EN CHINA († 1648 – 1930)
Martirologio Romano: Santos Agustín Zhao Rong, presbítero, Pedro Sans i Jordá, obispo, y compañeros, mártires, que en distintos lugares de China y en distintos tiempos fueron testigos del Evangelio de Cristo con sus palabras y con sus obras, y, por haber predicado y confesado la fe, sufrieron persecución, mereciendo por ello pasar al banquete eterno de la gloria (siglos XVII/XVIII).
Etimológicamente: Agustín = Aquel que es venerado, es de origen latino.
Fecha de canonización: 1 de Octubre del año 2000 por el Papa Juan Pablo II.
Reseña de los Hechos
Desde los más remotos orígenes del pueblo chino (hacia la mitad del tercer milenio antes de Cristo) el sentimiento religioso hacia el Ser Supremo y la piedad filial y devota hacia los antepasados difuntos son las características más relevantes de su cultura milenaria.
Esta nota de neta religiosidad se encuentra, más o menos, en los chinos de todos los siglos, hasta el nuestro, cuando bajo el influjodel ateísmo occidental, algunos intelectuales, especialmente los educados en el exterior, han querido desprenderse, como algunos de sus maestros occidentales, de cualquier idea religiosa.
El Evangelio se anunció en China en el siglo V y, a primeros del VII, se erigió allí la primera iglesia. Durante la dinastía T´ang(618-907) la comunidad de los cristianos estuvo floreciente durante dos siglos. En el XIII la comprensión del pueblo chino y de sus culturas, que supo tener un misionero como Juan de Montecorvino, lograron que se pudiera dar impulso a la primera misión católica en el «Reino del medio» con sede episcopal en Beijin.
No es de extrañar que, especialmente en la época moderna (es decir, desde el siglo XVI, cuando las comunicaciones entre oriente y occidente comenzaron a ser en cierto modo más frecuentes), haya existido por parte de la Iglesia Católica el deseo de llevar a este pueblo la luz del Evangelio, a fin de que ésta enriqueciese aún más el tesoro de tradiciones culturales y religiosas tan ricas y profundas.
Así pues, a partir de las últimas décadas del siglo XVI, varios misioneros católicos fueron invitados a China: se habían elegido con gran esmero personas como Matteo Ricci y otros, teniendo en cuenta, además de su espíritu de fe y de amor, sus capacidades culturales y sus cualidades en diversos campos de la ciencia, en especial de la astronomía y de la matemática. De hecho, gracias a éstos y al aprecio que demostraron los misioneros por el notable espíritu de investigación presente en los estudiosos chinos, pudieron establecerse relaciones de colaboración científica muy provechosas. Éstas sirvieron a su vez para abrir muchas puertas, incluso las de la corte imperial, y para así entablar relaciones muy útiles con varias personas de grandes capacidades.
La calidad de la vida religiosa de estos misioneros fue lo que indujo a no pocas personas de alto nivel a sentir la necesidad de conocer mejor el espíritu evangélico que los animaba y, luego, de instruirse en los postulados de la religión cristiana: lo cual se hizo de manera conveniente a sus características culturales y a su modo de pensar. A finales del siglo XVI y primeros del XVII, fueron numerosos los que, una vez adquirida la debida preparación, pidieron el bautismo y llegaron a ser cristianos fervientes, manteniendo siempre con justo orgullo su identidad de chinos y su cultura.
El cristianismo se vio en aquel período como una realidad que no se oponía a los más altos valores de las tradiciones del pueblo chino, ni se superponía a ellos, sino que los enriquecía con una nueva luzy dimensión.
Gracias a las óptimas relaciones existentes entre algunos misioneros y el mismo emperador K´ang Hsi; gracias a sus servicios prestados por restablecer la paz entre el «zar» de Rusia y el «hijo del cielo», o sea el emperador, éste promulgó en 1692 el primer decreto de libertad religiosa, en virtud del cual todos sus súbditos podían seguir la religión cristiana y todos los misioneros podían predicarla en sus vastos dominios.
Como consecuencia, la acción misionera y la difusión del mensaje evangélico se desarrollaron notablemente y fueron muchos los chinos que, atraídos por la luz de Cristo, pidieron recibir el bautismo.
Pero desgraciadamente la cuestión espinosa de los «ritos chinos», irritó sobremanera al emperador K´ang Hsi y preparó la persecución (fuertemente influenciada por la del vecino Japón), que en unos sitios más en otros menos, abierta o solapada, violenta o velada,se extendió prácticamente con sucesivas oleadas desde la primera década del siglo XVII hasta la mitad del siglo XIX, matando a misioneros y a fieles laicos y destruyendo no pocas iglesias.
Fue exactamente el 15 de enero de 1648 cuando los Tártaros Manciù, habiendo invadido la región del Fujian y mostrándose hostiles a la religión cristiana, dieron muerte al San Francisco Fernández de Capillas, sacerdote de la Orden de los Frailes Predicadores. Después de haberlo encarcelado y torturado, lo decapitaron mientras rezaba con otros los misterios dolorosos del Rosario.
El San Francisco Fernández de Capillas ha sido reconocido por la Santa Sede como Proto mártir de China.
Hacia la mitad del siglo siguiente, el XVIII, otros cinco misioneros españoles, que habían ejercido su actividad entre los años 1715-1747, fueron también asesinados como resultado de una nueva ola de persecución iniciada en 1729 y con secuaces más encarnizados en 1746. Era la época de los emperadores Yung-Cheng y de su hijo K´ien-Lung.
San Pedro Sans i Iordà, O.P., Obispo, martirizado el 26 de mayo de 1747 en Fuzhou.
San Francisco Serrano, O.P., Sacerdote,
San Joaquín Royo, O.P. Sacerdote,
San Juan Alcober, O.P., Sacerdote,
San Francisco Díaz, O.P. Sacerdote, los cuatro fueron matados el 28 de octubre de 1748 en Fuzhou.
Una nueva fase de régimen de persecución en relación con la religión cristiana se desató posteriormente en el siglo XIX.
Mientras algunos Emperadores de los siglos precedentes habían autorizado el catolicismo, el Emperador Kia-Kin (1796-1821) publicó en cambio numerosos y severos decretos en contra. El primero se remonta al 1805; dos edictos del 1811 iban dirigidos contra aquellos de entre los chinos que hacían los estudios para recibir las órdenes sagradas y contra los sacerdotes que propagaban la religión cristiana. Un decreto del 1813 exoneraba de cualquier castigo a los apóstatas voluntarios, es decir, a los Cristianos que declaraban espontáneamente que abandonaban la fe cristiana, pero amenazaba a todos los demás.
En este período sufrió el martirio el San Pedro Wu, laico catequista, chino, nacido de familia pagana, recibió el bautismo en 1796 y pasó el resto de su vida anunciando la verdad de la religión cristiana. Todas las tentativas para hacerlo apostatar fueron vanas. Emitida contra él la sentencia de muerte, fue estrangulado el 7 de noviembre de 1814.
Siguió sus pasos en la fidelidad a Cristo el San José Tshang-Dapeng, laico catequista, comerciante, bautizado en el 1800, llegó a ser después el alma de la misión en la ciudad de Kony-Yang. Encarcelado, murió estrangulado el 12 de marzo de 1815.
Este año (1815) se promulgaron otros dos Decretos, en los que se aprobaba la conducta del Virrey del Sichuan, que había hecho decapitar a Mons. Dufresse, de las Misiones Exteriores de París,y a muchos cristianos chinos. Siguió una persecución más exacerbada.
Son de este período los siguientes mártires:
San Juan Gabriel Taurin Dufresse, M.E.P., Obispo, arrestado el 18 de mayo de 1815, conducido a Chengdu, condenado y ajusticiado el 14 de septiembre de 1815.
San Agustín Zhao Rong, Sacerdote diocesano chino que, siendo antes uno de los soldados que escoltaron a Mons. Dufresse desde Chengdu hasta Beijin, había quedado impresionado por la paciencia de éste y había pedido ser contado entre los neófitos: una vez bautizado, se le mandó al Seminario y después se ordenó sacerdote. Arrestado, sufrió crueles suplicios y después murióen 1815.
San Giovanni da Triora, O.F.M., Sacerdote, hecho prisionero junto con otros en el verano del 1815, después condenado a muerte y murió estrangulado el 7 de febrero de 1816.
San José Yuan Zaide, Sacerdote diocesano chino, el cual, habiendo escuchado a Mons. Dufresse hablar de la fe cristiana, quedó prendado de la belleza de ésta y después llegó a ser un neófito ejemplar. Más tarde, ordenado sacerdote y, como tal, entregado a la evangelización en varios distritos; fue apresado en agosto de 1816, condenado a la estrangulación y matado de esta suerte el 24 de junio de 1817.
San Francisco Regis Clet de la Congregación de la Misión que, después de haber obtenido el permiso para ir a las misiones de China, se había embarcado para el Oriente en 1791. Llegado allí, llevó durante treinta años una vida sacrificada de misionero: sostenido por un celo incansable, evangelizó tres inmensas Provincias del Imperio Chino: Jiangxi, Hubei, Hunan. Traicionado por un cristiano, fue arrestado y llevado a prisión donde sufrió atroces suplicios. Mediante sentencia del Emperador fue matado por estrangulación el 17 de febrero de 1820.
San Tadeo Liu, Sacerdote diocesano, chino, que se negó a apostatar, diciendo que era sacerdote y quería ser fiel a la religión que había predicado. Condenado a muerte, fue estrangulado el 30 de noviembre de 1823.
San Pedro Liu, catequista, laico, chino, arrestado en 1814 y vendido como exclavo en Tartaria, donde permaneció casi tres lustros. Vuelto a la patria, fue de nuevo apresado y estrangulado el 17 de mayo de 1834.
San Joaquín Ho, catequista laico, chino, fue bautizado a la edad de casi 20 años. En la gran persecución del 1814 había sido prendido con muchos otros fieles y sometido a crueles torturas. Desterrado a Tartaria, allí permaneció unos 20 años; regresado a la patria fue nuevamente apresado y rehusó apostatar. A continuación, una vez confirmada la sentencia de muerte por parte del Emperador, fue estrangulado el 9 de julio de 1839.
San Augusto Chapdelaine, M.E.P., sacerdote de la Diócesis de Coutances. Habiendo ingresado en el Seminario de las Misiones Exteriores de París, se embarcó directamente a China en 1852; llegó a Guangxi a finales del 1854. Arrestado en 1856, torturado, condenado a muerte enjaulado, expiró en febrero de 1856.
San Lorenzo Bai Xiaoman, laico, chino, obrero modesto, que acompañó al San Chapdelaine en el asilo que habían ofrecido al misionero y fue con él apresado y conducido al tribunal. Nada pudo hacerlo apostatar. Fue decapitado el 25 de febrero de 1856.
Santa Inés Tsao Kouying, viuda, había nacido de antigua familia cristiana; habiéndose dedicado a la instrucción de las muchachas jóvenes convertidas por el San Augusto Chapdelaine, fue arrestada y, condenada a morir enjaulada, expiró el 1 de marzo de 1856.
El 28 de enero de 1858, por orden del mandarín de MaoKou (en la provincia de Guizhou), fueron matados tres catequistas, conocidos como Mártires de MaoKou:
San Jerónimo Lu Tingmei,
San Lorenzo Wang Bing,
Santa Àgueda Lin Zao.
Se pidió a los tres que renunciaran a la religión cristiana. Como su respuesta fuese negativa, fueron condenados a la decapitación.
El 29 de julio de 1861 sufrieron el martirio simultáneamente dos seminaristas y dos laicos, de los cuales uno era cultivador y la otra una viuda que prestaba sus servicios como cocinera en el seminario. Se los conoce como Mártires de Qingyanzhen (Guizhou):
San José Zhang Wenlan, seminarista,
San Pablo Chen Changpin, seminarista,
San Juan Bautista Luo Tingying, laico,
Santa Marta Wang-Luo Mande, laica.
El año siguiente, el 18 y 19 de febrero de 1862, dieron su vidapor Cristo otras 5 personas, conocidas como Mártires de Guizhou,a saber:
San Juan Pedro Néel, Sacerdote de las Misiones Exterioresde París,
San Martín Wu Xuesheng, catequista laico,
San Juan Zhang Tianshen, catequista laico,
San Juan Chen Xianheng, catequista laico,
Santa Lucía Yi Zhenmei, catequista laica.
Mientras tanto habían ocurrido, en el campo de la política, algunos episodios que tuvieron notables repercusiones en la vida de las misiones cristianas.
En junio de 1840 el Comisario imperial de Guangdong, queriendo con razón suprimir el comercio del opio, que estaba en manos de los ingleses, había hecho arrojar al mar más de veinte mil cajas de esta droga. Este había sido el pretexto de la guerra inmediata, con victoria de los ingleses. Terminada la guerra, China debió firmar en 1842 el primer tratado internacional de los tiempos modernos, al que siguieron muy pronto otros con América y Francia. Aprovechando la ocasión, Francia sustituyó a Portugal como potencia protectora de las misiones y como consecuencia se promulgó un doble decreto: uno del 1844, por el cual se permitía a los chinos seguir la religión católica, otro del 1846, mediante el cual se suprimían las antiguas penas contra los católicos.
La Iglesia pudo entonces vivir abiertamente y ejercer su acción misionera, desarrollándola también en el ámbito de la educación superior, universitaria y de la investigación científica.
Al multiplicarse los diversos Institutos culturales de alto nivel y gracias a su actividad muy apreciada, se establecieron gradualmente lazos cada vez más profundos entre la Iglesia y China con sus ricas tradiciones culturales.
Esta colaboración con las autoridades chinas favoreció de un modo creciente la mutua estima y participación en aquellos valores que deben regir siempre toda sociedad civil.
Transcurrió así un siglo de expansión de las misiones cristianas, con la excepción hecha del período en que se abatió sobre ellas la desgracia de la insurrección de la «Asociación de la justicia y de la armonía» (conocida comúnmente como de los “Boxers”), que ocurrió al principio del siglo XX y causó el derramamiento de sangre de muchos cristianos.
Es sabido que en esta revuelta confluyeron todas las sociedades secretas y el odio acumulado y reprimido contra los extranjeros de los últimos decenios del siglo XIX a causa de las vicisitudes políticas y sociales que siguieron a la «guerra del opio» y a la imposición de los así llamados «Tratados desiguales» por parte de las Potencias Occidentales.
Sin embargo fue muy distinto el móvil de la persecución a los Misioneros, aunque fueran de nacionalidad europea. Su matanza fue determinada por una causa puramente religiosa: fueron matados por el mismo motivo con que lo fueron los fieles chinos que se habían hecho cristianos. Documentos históricos indiscutibles ponen en evidencia el odio anticristiano que impulsó a los “Boxers” a asesinar a los Misioneros y a los fieles locales que se habían adherido a su doctrina. Respecto a ellos se emitió un edicto el 1 de julio de 1900, en el cual se decía, en síntesis, que ya había pasado el tiempo de las buenas relaciones con los Misioneros europeos y sus cristianos: que los primeros debían ser repatriados inmediatamente y los fieles obligados a la apostasía, bajo pena de muerte.
Como resultado de esto tuvo lugar el martirio de algunos misioneros y de muchos chinos que se agruparon en los siguientes grupos:
a) Mártires de Shanxi, muertos el 9 de julio de 1900, que son Frailes Menores Franciscanos:
San Gregorio Grassi, Obispo,
San Francisco Fogolla, Obispo,
San Elías Facchini, Sacerdote,
San Teodorico Balat, Sacerdote,
San Andrés Bauer, Hermano Religioso;
b) Mártires del Hunan Meridional, muertos el 7 de julio de 1900, también Frailes Menores Franciscanos:
San Antonino Fantosati, Obispo,
San José María Gambaro, Sacerdote,
San Cesidio Giacomantonio, Sacerdote ( 4 julio).
A los mártires franciscanos de la Orden Primera se añaden siete Franciscanas Misioneras de María, de las cuales 3 francesas,2 italianas, 1 belga y 1 holandesa:
Santa María Ermellina de Jesús (en el siglo: Irma Grivot),
Santa María de la Paz (en el siglo: María Anna Giuliani),
Santa María Clara (en el siglo: Clelia Nanetti),
Santa María de Santa Natalia (en el siglo: Juana María Kerguin),
Santa María de San Justo (en el siglo: Ana Moreau),
Santa María Adolfina (en el siglo: Ana Dierk),
Santa María Amandina (en el siglo: Paula Jeuris).
De los mártires chinos de la familia franciscana forman parte también 11 Franciscanos seglares, todos chinos:
San Juan Zhang Huan, seminarista,
San Patricio Dong Bodi, seminarista,
San Juan Wang Rui, seminarista,
San Felipe Zhang Zhihe, seminarista,
San Juan , Zhang Jingguang, seminarista,
San Tomás Shen Jihe, laico, sirviente,
San Simón Qin Cunfu, catequista laico,
San Pedro Wu Anbang, laico,
San Francisco Zhang Rong, laico agricultor,
San Matías Feng De, laico neófito,
San Pedro Zhang Banniu, obrero laico.
A ellos se añaden algunos fieles laicos chinos:
San Santiago Yan Guodong, agricultor,
San Santiago Zhao Quanxin, sirviente,
San Pietro Wang Erman, cocinero.
Cuando la rebelión de los “Boxers”, iniciada en Shandong, difundida luego en Shanxi y en Hunan, llegó también al sudeste de Tcheli, en aquel entonces Vicariato Apostólico de Xianxian, confiado a los Jesuitas, los cristianos matados se cuentan por millares.
Entre éstos se encuentran 4 misioneros jesuitas franceses y 52 cristianos laicos chinos, hombres, mujeres y niños, el más anciano de ellos tenía la edad de 79 años, mientras que los dos más jóvenes sólo 9 años. Todos sufrieron el martirio en el mes de julio de 1909; muchos de ellos fueron matados en la Iglesia del Pueblo di Tchou-Kia-ho, donde se habían refugiado y estaban en oración junto con los dos primeros de los misioneros que a continuación se enumeran:
San León Mangin, S.J. sacerdote,
San Pablo Denn, S.J., sacerdote,
San Remigio Isoré, S.J., sacerdote,
San Modesto Andlauer, S.J., sacerdote.
He aquí los nombres y edades de los laicos cristianos chinos:
Santa María Zhu, de unos 50 años,
San Pedro Zhu Rixin, de 19 años,
San Juan Bautista Zhu Wurui, de 17 años,
Santa María Fu Guilin, de 37 años,
Santa Bárbara Cui Lian, de 51 años,
San José Ma Taishun, de 60 años,
Santa Lucía Wang Cheng, 18 años,
Santa María Fan Kun, de 16 años,
Santa María Chi Yu, de 15 años,
Santa María Zheng Xu, de 11 años,
Santa María Du Zhao, de 51 años,
Santa Magdalena Du Fengju, de 19 años,
Santa María Du Tian, de 42 años,
San Pablo Wu Anjyu, de 62 años,
San Juan Bautista Wu Mantang, 17 años,
San Pablo Wu Wanshu, de 16 años,
San Ramón Li Quanzhen, de 59 años,
San Pedro Li Quanhui, de 63 años,
San Pedro Zhao Mingzhen, de 61 años,
San Juan Bautista Zhao Mingxi, de 56 años,
Santa Teresa Chen Tinjieh, de 25 años,
Santa Rosa Chen Aijieh, de 22 años,
San Pedro Wang Zuolong, de 58 años,
Santa María Gou Li, de 65 años,
San Juan Wu Wenyin, de 50 años,
San Zhang Huailu, de 57 años,
San Marcos Ki-T´ien-Siang, de 66 años,
Santa Ana An Xin, de 72 años,
Santa María An Guo, de 64 años,
Santa Ana An Jiao, de 26 años,
Santa María An Linghua, de 29 años,
San Pablo Liu Jinde, de 79 años,
San José Wang Kuiju, de 37 años,
San Juan Wang Guixin, de 25 años,
Santa Teresa Zhang He, de 36 años,
Santa Lang Yang, de 29 años,
San Pablo Lang Fu, de 9 años,
Santa Isabel Qin Bian, de 54 años,
San Simón Qin Cunfu, de 14 años,
San Pedro Liu Zeyu, de 57 años,
Santa Ana Wang, de 14 años,
San José Wang Yumei, de 68 años,
Santa Lucía Wang Wang, de 31 años,
San Andrés Wang Tianqing, de 9 años,
Santa María Wang Li, de 49 años,
San Chi Zhuze, de 18 años,
Santa María Zhao Gou, de 60 años,
Santa Rosa Zhao, de 22 años,
Santa María Zhao, de 17 años,
San José Yuan Gengyin, de 47 años,
San Pablo Ge Tingzhu, de 61 años,
Santa Rosa Fan Hui, de 45 años.
El hecho de que este considerable número de fieles laicos chinos haya ofrecido la vida a Cristo juntamente con los misioneros que les habían anunciado el Evangelio y se habían prodigado por ellos pone en evidencia la profundidad de los vínculos que la fe en Cristo establece, reuniendo en una sola familia personas de razas y culturas diversas, estrechamente hermanados entre sí, no ya por motivos políticos, sino en virtud de una religión que predica el amor, la fraternidad, la paz y la justicia.
Además de todos los matados por los “Boxers” hasta ahora mencionados, debe recordarse también al San Alberico Crescitelli, sacerdote del Instituto Pontificio de las Misiones Exteriores de Milán, que desarrolló su ministerio en el Shanxi Meridional y fue martirizado el 21 de julio de 1900.
Años después, al nutrido ejército de los Mártires arriba recordados iban a unirse algunos Miembros de la Sociedad Salesiana de S. Juan Bosco:
San Luis Versiglia, Obispo,
San Calixto Caravario, Sacerdote.
Fueron asesinados juntos el 25 de febrero de 1930 en Li-Thau-Tseul.
No tengan miedo
Santo Evangelio según san Mateo 10, 24-33. Sábado XIV del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
«Me siento en un banco cerca del Sagrado y ahí estoy acompañando a los ángeles que hacen guardia a Jesús sacramentado. Gracias a Dios no hay nadie que me saque de mi ensimismamiento (…) me oigo a mí mismo respirar. Hasta me parece oír el tic tac del reloj de pulsera (…)que nunca oigo durante el día. Allí no estamos más que Jesús y yo entre ángeles invisibles ¡Qué silencio guarda Dios! No cabe duda de que Dios mima mucho a las almas, pero no sé si habrá alguna que mime más que a mí.
Estar a solas con Él en este silencio (…) es un privilegio, un mimo qué no sabe uno como agradecer» (P. Segundo Llorente, Cuarenta años en el círculo polar).
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 10, 24-33
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus apóstoles: “El discípulo no es más que el maestro, ni el criado más que su señor. Si al señor de la casa lo han llamado Satanás, ¡qué no dirán de sus servidores!
No teman a los hombres. No hay nada oculto que no llegue a descubrirse; no hay nada secreto que no llegue a saberse. Lo que les digo de noche, repítanlo en pleno día, y lo que les diga al oído, pregónenlo desde las azoteas.
No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman, más bien, a quien puede arrojar al lugar de castigo el alma y el cuerpo.
¿No es verdad que se venden dos pajaritos por una moneda? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae por tierra si no le permite el Padre. En cuanto a ustedes, hasta los cabellos de su cabeza están contados. Por lo tanto, no tengan miedo, porque ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo.
A quien me reconozca delante de los hombres, Yo también lo reconoceré ante mi Padre, que está en los cielos; pero al que me niegue delante de los hombres, Yo también lo negaré ante mi Padre, que está en los cielos”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
«No teman» En el interior de cada hombre hay puertas milimétricamente cerradas para que nadie las abra. Ahí están guardadas aquellas vasijas delicadas que no podemos dejar que todos las vean y toquen por igual. Son esos miedos a los cuales no queremos enfrentarnos o aquellas debilidades que tenemos perfectamente controladas pues de lo contrario seremos objeto de la burla de otros. El miedo muchas veces se apodera de nosotros y hace que nos pongamos capas que nos hagan menos vulnerables.
Hoy Jesús me dice «no teman (…) ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo» Yo tengo un valor grandísimo a los ojos de Dios. Me creó con un amor infinito y me hizo para ser un regalo para los demás. Si bien es verdad que muchas veces los demás no nos saben mirar con amor, también es cierto que muchas más veces son las que no nos aceptamos.
La vocación personal de cada ser humano es vivir en plenitud. Esta plenitud solamente se puede obtener cuando desatamos las ataduras y comenzamos a ser nosotros mismos. Simón, hijo de Jonás, llegó a ser san Pedro porque comenzó a ser lo que en realidad era. Dejó de lado todas las posturas falsas que le cubrían las espaldas y que le permitían estar en un grupo sin ser rechazado. Se dejó llevar por el Espíritu Santo y se hizo todo para todos. Multiplicó el talento recibido y no lo escondió por miedo a ser vulnerable.
Abre esa puerta y sé quién eres delante de Dios y delante de todos. No tengas miedo de tus defectos y debilidades pues es ahí en donde otro te puede ayudar. Pero tampoco tengas miedo de ofrecer tus talentos a quien los necesite.
«La misericordia no es fácil, no es fácil… requiere coraje. Por eso Jesús nos dice: “No tengan miedo”, pues la misericordia es el mejor antídoto contra el miedo. Es mucho mejor que los antidepresivos y los ansiolíticos. Mucho más eficaz que los muros, las rejas, las alarmas y las armas. Y es gratis: es un don de Dios. Queridos hermanos y hermanas: todos los muros caen. Todos.
No nos dejemos engañar. Como han dicho ustedes:
“Sigamos trabajando para construir puentes entre los pueblos, puentes que nos permitan derribar los muros de la exclusión y la explotación”». (Discurso de S.S. Francisco, 5 de noviembre de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Esta semana voy a vencer mi «miedo» y voy acercarme a esa persona que sé que vive alejada de su fe, para trasmitirle mi experiencia personal de saber que valgo mucho para Dios.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¿Es normal tener miedos?
Te lo explicamos con esta sencilla animación
Tengo miedo ¿Es bueno o malo? ¿Lo combato o lo asumo? ¿Cuál es la postura cristiana ante esta “experiencia” tan humana? El video de hoy nos deja entrever o intuir algo, pero no lo suficiente. Por eso “es menester distinguir”.
A nivel psicológico el miedo está vinculado a la percepción de un peligro que creemos real y puede manifestarse en relación a cosas particulares (fobias), o ser extendido hasta la perdida total de control (pánico). También puede tratarse de una agudo sufrimiento interior (ansiedad), o pierde su rostro definido y se prolonga, invadiendo profundamente el ánimo de la persona (angustia). Estas experiencias por supuesto no son buenas para el hombre, pues le llenan el corazón de desconfianza, lo encierran en sí mismo, y así le impiden abrirse con libertad a Dios y a sus hermanos.
En el mundo occidental se está produciendo una extraña paradoja en relación al miedo: por un lado la tecnología y el desarrollo han permitido un bienestar y una “seguridad” sin precedentes; las posibilidades de diagnosticar y curar las enfermedades, de prolongar la vida, de proteger lugares, de resolver toda clases de problemas o dificultades, son enormes; sin embargo la proliferación de la desconfianza, del miedo, de la ansiedad, ha aumentado de manera desproporcionada ¿Por qué se da este fenómeno?
Parece ser que a las nuevas generaciones mientras más se las “resguarda”, se las “engríe”, se las “aburguesa” a través de estas nuevas comodidades tecnológicas, menos son capaces de madurar. Esto porque en el fondo se les priva de tener que enfrentar la vida en su radicalidad y dureza, y aprender así de los porrazos necesarios. Además la vida comienza a parecerles un juego, pues se les enseña a dominarlo todo, a tener todo a disposición y de manera rápida, todo fácil, todo al alcance de la mano, con un “click”, todo bajo control. Entonces las incertezas futuras, los compromisos a largo plazo (o por toda la vida), los mensajes que piden una espera paciente y prolongada, y las tantas realidades misteriosas e irresolvibles de la vida, se vuelven insoportables. Los jóvenes se angustian cuando se enfrentan a esos límites a los que no están acostumbrados y ante los cuales no saben qué hacer, porque no se les dejó crecer al ritmo natural de las etapas de la vida.
Han surgido por este motivo (entre tantos otros) una serie de enfermedades que, como epidemias, están afectando especialmente a los grupos más jóvenes: depresión, acedia, stress, sin sentido de la vida, suicidios, etc… Detrás de todas ellas, se pueden ver esos fantasmas del miedo: miedo ante el futuro incierto, ante el fracaso, ante el dolor, ante el descontrol, ante la soledad. Por su supuesto, los medios de comunicación no ayudan mucho en la tarea de combatir estos fantasmas; más bien empeoran la situación. En sus noticias, siguiendo las corrientes que promueve “don dinero” (y de los potentes que le sirven) para vender más, muestran solo el lado dramático de la vida, y exagerando apocalípticamente el peligro inminente de una serie de enfermedades, invitan a comprar miles de medicinas; o a través del peligro de las guerras y del terrorismo, nos convences de que es necesario armarse hasta los dientes y llenar toda la casa de alarmas; o ante los posibles accidentes y fracasos, es fundamental adquirir los más variados tipos de seguros. El hombre queda así postrado ante una cultura del miedo y de la desconfianza. ¿Cómo se defiende muchas veces ante ella?
Sin amor es imposible que surja esa necesaria esperanza que nos permite afrontar las vicisitudes de la vida, porque el amor constituye la sustancia sobre la cual se construye dicha fe (confianza) y de la cual surge tal esperanza.
Por un lado se busca relativizar y quitarle el peso a aquello que nos atemoriza, no enfrentándolo con madurez, más bien caricaturizando todo en un modo infantil. Se ridiculizan las muertes, las enfermedades, las crisis, los problemas y accidentes. De todos se hace un “meme” y así se les banaliza, haciéndoles perder su poder.
Por otro lado también el consumismo se ha convertido en una especie de paliativo del miedo, pues la acumulación de bienes nos da la falsa experiencia de dominio, de seguridad ante el futuro, de satisfacer ese vacío que intranquiliza. A su vez, esta empresa tiene sus días contados, y acabará, tarde o temprano, por agravar la situación de quien la emprende. ¿Cómo actuar entonces para superar este miedo que paraliza y aliena la existencia?
El individualismo materialista que nos lleva a confiar solo en nuestras fuerzas y en aquello que podemos poseer o construir, crea en realidad sujetos autónomos, tristes y frágiles, incapaces de confiar y correr el riesgo de abrir su corazón a los demás, condición fundamental del amor. Sin amor es imposible que surja esa necesaria esperanza que nos permite afrontar las vicisitudes de la vida y de sus límites (el sufrimiento, el mal, la muerte, etc). El amor constituye la sustancia sobre la cual se construye dicha fe (confianza) y de la cual surge la esperanza que nos permiten abrazar la vida en su radicalidad con plenitud. Dios es amor. Dios nos amó primero, ésta es la piedra angular para vencer el temor.
El amor no es algo que se puede comprar, poseer, contruir, controlar o medir a través de “likes”. Exige por el contrario paciencia, confianza, gratuidad, apertura, sacrificio. Por eso el miedo construye una muralla contra la potencia del amor y la fe. Jesús reprende a sus discípulos cuando –por temor– dudan (en la tormenta, o a Pedro cuando desconfía mientras camina sobre las aguas). ¿Por dónde empezar? Empecemos a amar más a Dios y en especial a nuestros hermanos que son el rostro visible de Cristo, y dejémonos amar por ellos. No busquemos las efímeras compensaciones materiales y la insana independencia que producen solo soledad y desierto, incrementando el temor. El amor puede y nos hará libres. Abramos nuestro corazón al encuentro y a la amistad. Ya lo decía el mismísimo San Juan:
No hay temor en el amor; sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira el castigo; quien teme no ha llegado a la plenitud en el amor. Nosotros amemos, porque él nos amó primero. Si alguno dice: «Amo a Dios», y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve. Y hemos recibido de él este mandamiento: quien ama a Dios, ame también a su hermano.1 Jn 4, 18-20.
La tolerancia cero contra los abusos es irreversible
El Papa habla de la lucha contra la pederastia.
La lucha contra los abusos en la Iglesia comenzó lentamente, pero hoy es un camino irreversible. El Papa Francisco dijo esto en una entrevista con Reuters: «La Iglesia comenzó la tolerancia cero lentamente, y ha avanzado. En este sentido, creo que la dirección tomada es irreversible. Es irreversible. Hoy es un tema que no se puede discutir».
Respondiendo a una pregunta sobre la resistencia que en algunos casos se encuentra a nivel local en la aplicación de las medidas contra los abusos, el Pontífice sostuvo: «Hay resistencia, pero cada vez hay más conciencia de que este es el camino». Francisco recordó la división del Dicasterio para la Doctrina de la Fe en dos secciones, dedicando una de ellas a los juicios por abusos, y comentó: «Las cosas van bien».
El Obispo de Roma citó entonces un reciente encuentro con visitantes que le recordaron que en su país un 46% de los abusos se producen en el seno de la familia y expresó que «esto es terrible». Tras recordar lo que muestran las estadísticas, el Papa añadió: «Pero esto no justifica nada. Aunque sólo hubiera un caso, sería vergonzoso. Y tenemos que luchar por un solo caso. Esto no va, porque (el abuso) está matando a la persona que tengo que salvar. Yo, como sacerdote, debo ayudar a levantar y salvar a estas personas. Si abuso, las mato.
«Tolerancia cero», concluyó el Sucesor de Pedro, elogiando la labor del cardenal arzobispo de Boston y de la Comisión para la Protección de Menores: «Y aquí, chapeau al cardenal O’Malley, que es un hombre valiente. Tiene el valor de un capuchino, justo, un gran hombre. Y también a la Comisión de Protección de Menores, que está trabajando bien, ahora con el Padre Small, que es otro hombre valiente, trabaja bien. Lo apoyo totalmente».
¿Fanático?… no, tan sólo católico
Muchos van perdiendo su identidad católica hasta terminar creyendo que ser católico es más un compromiso con las buenas costumbres de la sociedad que con Jesucristo
Durante una reunión social, me dijeron que soy un fanático.
Francamente, mi primera reacción —casi tentación— hubiera sido de protesta y enojo. En mi léxico personal, como en el de muchas personas, la palabra “fanático” abarca una serie de conceptos que van de la gama de lo irracional a la de la violencia.
¿Me había exasperado ante una opinión contraria? No, había estado de lo más tranquilo. ¿Había gritado o ridiculizado a alguien? Menos, además de no ser caritativo. ¿Había decidido defender a ultranza a algún político, equipo de fútbol o propuesto alguna violencia? Nada de eso.
Uds. juzguen: sencillamente lo que expresé, en diversos momentos de la reunión, fue una serie de puntos de vista, no muy originales por cierto:
Que el matrimonio es para toda la vida.
Que las relaciones fuera del matrimonio están mal.
Que la vida es sagrada y el aborto es un asesinato aún en caso de violación.
Que la homosexualidad es un desorden moral grave y dista mucho de ser normal.
Como les decía, ideas no muy originales pues todas ellas se encuentran en el Catecismo de la Iglesia Católica. Consideraciones que la Iglesia y los católicos han mantenido durante siglos.
Lo curioso es que no me encontraba en una reunión de librepensadores u otro tipo de aquelarre bohemio. Se encontraban muchos católicos y algunos de más de una misa de domingo. ¿Qué es lo que había pasado entonces?
Algo muy sencillo y preocupante: los católicos se van mimetizando con una sociedad secularizada, la cual va minando sutil pero inexorablemente su fe hasta amoldarla a una especie de “buenas costumbres” sociales. Y como la sociedad se encuentra en un desvarío donde cada uno tiene su opinión, ellos, irresponsablemente, van perdiendo su identidad católica hasta terminar creyendo que ser católico es más un compromiso con las “buenas costumbres de la sociedad” que con el Dios de Jesucristo.
Por eso ya no reconocen lo que significa ser católico.
Por eso cuando expresé mi manera de ver la realidad las reacciones fueron varias. Algunos apuraron lo que estaban bebiendo. Otro hizo un gesto de disgusto y una pareja me dijo (ellos sí levantando la voz): “¡eres un fanático!”, con el mismo tono que hubieran empleado para referirse a que era un grosero o un enfermo sexual.
Los miré un poco sorprendidos y les dije tranquilamente: ¿Fanático?… no, tan sólo católico.
¿Cuáles son las armas más poderosas contra el diablo?
Los demonios a través de la tentación: no quieren la santidad de Cristo en nosotros, no quieren nuestro testimonio cristiano, no quieren que seamos discípulos de Jesús.
Contra el diablo, las armas más poderosas: meditar la palabra de dios, el rosario, la confesión, la misa
Entrevista al presidente de la Asociación Internacional de Exorcistas, P. Bamonte: No basta saber que los demonios existen, sino que es preciso conocer cómo actúan no caer en sus trampas
Recientemente, la Asociación Internacional de Exorcistas obtuvo el reconocimiento jurídico de la Congregación para el Clero, en el Vaticano. Con este motivo, el presidente de la Asociación, Padre Francesco Bamonte de los siervos del Corazón Inmaculado de María-, exorcista de la diócesis de Roma, concedió una entrevista a Radio Vaticana.
P.- El Papa Francisco ha mencionado muchas veces al demonio en sus homilías, recordándonos su existencia real y su actuar.
R. Sin duda, el fundamento de la predicación y de las enseñanzas del Papa Francisco es Jesucristo; pero el Papa nos exhorta a no olvidar lo que la Sagrada Escritura nos dice: que los demonios existen: son ángeles creados por Dios que se transformaron en malvados porque libremente eligieron rechazar a Dios y su Reino, dando origen así al infierno.
Los demonios actúan en la historia personal y comunitaria de los hombres, tratando de propagar entre los hombres la elección del mal. Por eso, no basta saber que existen, sino que es preciso también conocer cómo actúan para prevenir y rechazar sus ataques y no caer en sus trampas.
El Papa ha descrito a menudo cómo actúan los demonios a través de la tentación para separar a los hombres de Cristo. De hecho, quieren que seamos como ellos; no quieren la santidad de Cristo en nosotros, no quieren nuestro testimonio cristiano, no quieren que seamos discípulos de Jesús.
El Papa también ha subrayado varias veces que los demonios que son repelentes y repugnantes- se disfrazan de ángeles de luz para hacerse atractivos y engañar mejor a los hombres. Jesús en el Evangelio nos enseña cómo luchar y vencer a los demonios con su gracia.
P. ¿Cuáles son las armas más poderosas contra el diablo?
R. El arma poderosa, ante todo, es la lectura y la meditación de la Palabra de Dios, como dice el Papa Francisco, que nos ha invitado a llevar siempre en el bolsillo un Evangelio. En nuestro interior, esta Palabra, cuando entra, vive, actúa y nos llena de la gracia del Espíritu Santo.
Y luego está el Rosario, el encomendarse a la Virgen, a quien el demonio odia especialmente. Y la confesión frecuente: reconocernos pecadores humildemente, confesar nuestros pecados y pedir a Dios la fuerza para no pecar más. La participación en la Santa Misa los días festivos. Y también la lucha contra nuestros vicios, contra lo que el pecado original ha dejado en nosotros, para que triunfe el hombre nuevo en Cristo.
P.- La presencia de un sacerdote exorcista en la diócesis ¿es necesaria?
R.- Es importantísima. De hecho, cuando no hay un sacerdote exorcista, a menudo la gente se dirige a magos, hechiceros, lectores de cartas y del futuro, sectas Por otra parte, no tiene sentido pensar que si las personas saben que hay un exorcista en su diócesis, serán más propensas a creer que son víctimas de una posesión diabólica. La primera preocupación de todo exorcista con buen sentido es evitar que se forme o se mantenga la creencia de una posesión cuando ésta no existe.
El exorcista es ante todo un evangelizador, un sacerdote, por lo que sea cual sea el origen del mal que padece quien acude a él, sea o no sea una auténtica forma de acción extraordinaria del demonio, el sacerdote exorcista se esfuerza por infundir serenidad, paz, confianza en Dios y esperanza en su gracia.
Y cuando se comprueba realmente la existencia de un caso de posesión diabólica, el sacerdote exorcista acompañará a esos hermanos y hermanas que sufren a causa del maligno, con humildad, fe y caridad, para sostenerlos en la lucha, para darles ánimos en el duro camino de la liberación, y para reavivar en ellos la esperanza.
P.- ¿Es grande el sufrimiento de las personas que sufren realmente el estado de posesión diabólica?
R.- En mi experiencia, como en la de muchos otros exorcistas naturalmente relativa a personas realmente poseídas- encuentro hombres y mujeres perfectamente sanos de mente, pero expuestos a un nivel de sufrimiento difícilmente imaginable.
Ante tanto dolor es imposible permanecer indiferente: deseo sinceramente que muchos otros hermanos sacerdotes se den cuenta de esta dramática realidad, a menudo ignorada o subestimada. El exorcismo es una forma de caridad en beneficio de personas que sufren. Está dentro de las obras de misericordia corporal y espiritual.
P. Hablemos del servicio que ofrece el Vicariado de Roma
R.- En algunas diócesis se ofrece un servicio de primera escucha para quienes piden un exorcista. Los sacerdotes cuentan con la ayuda de un equipo de voluntarios formado por médicos especialistas en psiquiatría y psicoterapeutas, que evalúan si es necesario los aspectos médicos. Hay personas que confunden problemas de origen médico con problemas de origen espiritual. Los casos que se consideran serios y en los que debe intervenir un sacerdote exorcista son limitados.
P.- La Asociación Internacional de Exorcistas que se ha creado recientemente es una novedad en la Iglesia
R.- En la larga historia de la Iglesia, aún no se había constituido una Asociación Internacional de Exorcistas: esto es un signo de los tiempos. El Espíritu Santo, en respuesta a las exigencias especiales de nuestra época, ha suscitado una toma de conciencia de que entre los mandatos que Cristo a la Iglesia, está incluido el de expulsar a los demonios en su Nombre.
Al mismo tiempo, el Espíritu Santo ha inspirado en la Iglesia una asociación de sacerdotes exorcistas para que tengan la fuerza que deriva del estar en comunión con otros hermanos que ejercen el mismo ministerio; y para que, encontrándose periódicamente y compartiendo sus experiencias, puedan ofrecer una ayuda más eficaz a quienes se dirigen a ellos.
El Papa Francisco envió un mensaje en septiembre a los exorcistas italianos, expresando su aprecio por el servicio eclesial que realizan con el ministerio del exorcismo, ejerciendo una forma de caridad en beneficio de personas que sufren y necesitan liberación y consuelo.
¿ Las armas fáciles? No, las mentes sin valores
Reforzar la observancia religiosa tiene un enorme valor para que una sociedad se respete y ayude, no que se mate
Los asaltos en instituciones educativas y otros sitios públicos por desquiciados, matando e hiriendo a quienes pudieron, tienen aterrorizada a la población estadounidense. Muchos están a favor de armarse para defenderse en caso de ser atacados, y en Texas se ha hecho legal el porte abierto de armas, por la misma razón.
El presidente Obama ha mostrado su enojo ante tan terribles sucesos, e insiste en el control de la venta de armas, sobre todo las de uso militar, para reducir las muertes. Muchos se oponen, aunque las medidas que propone Obama no afectan el constitucional derecho a poseer y portar armas.
El principal opositor al control de armas en manos ciudadanas ha sido, y con mucho éxito, la National Rifle Association (NRA) una poderosa organización no gubernamental, por gran capacidad demostrada de cabildeo (lobbing) ante el Congreso federal.
Hay defensores del libre comercio, posesión y porte de todo tipo de armas por los habitantes de los Estados Unidos que insisten en lo mismo, inclusive mostrando estadísticas sobre homicidios con armas de fuego a la baja cuando los gobiernos no han impuesto algunos controles sobre ellas.
“Las armas no matan, matan las personas”, dicen. Y tienen razón, pero si fuera más difícil conseguir un arma y el parque a discreción, habría menos matanzas. Sin embargo, hay tantos millones de armas de fuego en manos civiles, que seguiría siendo fácil posesionarse de alguna y salir a matar inocentes.
Cierto, son las personas las que matan, con armas de fuego, blancas, explosivos y hasta vehículos. Así que el problema está en las mentes de las personas. Esto es lo que hay que enfocar: las mentes, con sus esquemas de valores, para que menos desquiciados se convenzan de salir a matar a cuantos puedan, sabiendo que no saldrán vivos de su aventura, por ser muertos o por suicidio.
Hay que reforzar los esfuerzos de educación en valores, sobre todo porque muchas conductas de personas y de grupos dan razones para pensar que matar a otros está bien. Las familias, las iglesias, las escuelas y otras organizaciones deben hacer mayores, mucho mayores esfuerzos educativos, sobre el valor de la vida humana, la propia y la ajena.
Pero hay más aún de fondo. La sociedad estadounidense tiene serios problemas de deformación y desorientación de la psicología humana. Es algo que está a la vista. Si alguien, jóvenes en general, se convence de salir a matar, por diferentes razones que crea en su cabeza, y lo hace con toda frialdad, es porque está enfermo, desorientado, y en ese estado mental ni siquiera se le ocurrirá, quizás, pensar en el valor de la vida.
De esta manera, la reeducación popular incluye no solamente el adoctrinamiento en los valores fundamentales de la vida, sino en reducir las causas para que los niños y los jóvenes puedan convencerse fácilmente de que pueden matar a otros para desquitarse con la sociedad. Es lo mismo que el llamado bullying pero llevado al extremo. ¿Por qué puedo maltratar y golpear a otros por diversión? Por falta de educación, esa que inicia en la familia. Así, también se justifica matar por darse el gusto, con las razones que se quiera detrás de estas decisiones.
Sí, las armas solas no matan, pero entonces la sociedad y el gobierno de los Estados Unidos deben hacer enormes esfuerzos por revisar sus conductas y sus ejemplos que justifican el daño a otros. Deben redoblar y más los esfuerzos de educación en valores y los de entender las causas de los traumas mentales que llevan a matar y destruir, incluyendo la propia vida.
Algo muy grave ocurre en las mentes policiales y de sus jefes en los Estados Unidos. El número de asesinatos de civiles desarmados es espantoso, no tiene parangón en ningún país del mundo, que se sepa. Lo terrible es que a todos ellos les parece bien, lo toleran y lo justifican, con increíble impunidad. Esta es una mentalidad enfermiza que debería ser cambiada, pero nada se hace para siquiera intentarlo. Si los policías matan sin miramientos, ¿por qué un civil no puede hacerlo?
Aunque a muchos indiferentes religiosos, ateos y antirreligiosos les moleste, se debe insistir en el valor trascendente del respeto al prójimo que la religión exige. Los valores y derechos humanos fundamentales adquieren mucha mayor relevancia cuando se sabe que hay un Dios a quien rendirle cuentas, y que el amor al próximo es esencia de vida. Reforzar la observancia religiosa tiene un enorme valor para que una sociedad se respete y ayude, no que se mate.
Dicen los defensores de las armas en manos civiles que por ejemplo en Suiza, las armas militares, como se hacía en la Edad Media, siguen en custodia en los hogares suizos, y que no se usan para matar a nadie. Cierto, y por eso mismo, deben observar las conductas y la educación allá, para corregir lo necesario, y que de esta forma cada vez a menos personas, se le ocurra salir a matar. No sólo en los Estados Unidos hay locos que matan por placer, lo sabemos, pero su ejemplo es esencial para el resto del mundo.
¿Por qué quiso la Virgen quedarse en Chiquinquirá?
Así nació una de las advocaciones marianas más queridas en América Latina
La historia comienza en el año 1560, cuando el español Antonio de Santana recibe el encargo de administrar Suta (Boyacá).
Fue él quien solicitó al fraile dominico Andrés Jadraque una imagen de la Virgen María, para colocarla en la capilla de la región.
Y así fue como Fray Andrés fue a Tunja y encargó a Alonso de Narváez que le pintara una copia de la imagen de la Virgen María.
Esta pintura se hizo en un lienzo de algodón de 1,26 x 1,13 cm., tejido por los indios, utilizando mezcla de tierra de colores y zumo de yerbas y flores.
Al ver que a los lados de la imagen quedaba mucho espacio decidió pintar al lado derecho a san Antonio de Padua y al lado izquierdo pintó a san Andrés.
Una imagen olvidada
Esta imagen fue colocada en la capilla donde Fray Andrés catequizaba a los indios.
Cuando este fue enviado a otro convento, la imagen quedó abandonada y con el tiempo la capilla se deterioró, hasta el punto de dañar la imagen.
El cuadro, por tal motivo, fue usado para otros quehaceres domésticos puesto que había perdido su belleza.
En 1577 muere Antonio de Santana y su esposa decide retirarse a la aldea de Chiquinquirá y llevar consigo el lienzo que era usado para los servicios domésticos.
Al pasar los años, María Ramos, cuñada del difunto, decide vivir también en Chiquinquirá y ahí encuentra el lienzo abandonado y en muy mal estado.
La venerada imagen de la Virgen de Chiquinquirá, patrona de Colombia, cuya imagen original fue instalada en la catedral primada de Bogotá a petición del Papa Francisco
María se quiso quedar en Chiquinquirá
“¿Hasta cuándo, rosa del cielo, habéis de estar tan escondida? ¿Cuándo será el día en que os manifestéis y os dejéis ver al descubierto para que mis ojos se regalen de vuestra soberana hermosura, que llene de alegría mi alma?”, repetía María Ramos con frecuencia.
Hasta que el 26 de diciembre de 1586 fue testigo de una luz fulgurante que salía del cuadro e invadía la capilla.
Toda la pintura estaba renovada completamente, aunque permanecieron los agujeros que tenía.
Alzando el cuadro se distinguía aún el rostro de la Madre Santísima que permaneció encendido todo el día; hasta quedar la imagen tal como hoy se contempla.
La noticia se propagó velozmente y fueron muchos los que acudieron a ver la imagen renovada.
Actualmente, son muchos los que peregrinan al Santuario y se postran ante el cuadro de María para pedir su intercesión.
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Una invitación al recogimiento
Este cuadro ante el cual san Juan Pablo II consagró a Colombia bajo los cuidados de María, estuvo en varias capillas desde el prodigio ocurrido.
Finalmente se ubicó en el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, que desde sus inicios ha sido encargado a los dominicos. Año tras año recibe la visita de los peregrinos.
En él se descubre el rostro de María que destaca por su modestia y ligera sonrisa. Sus ojos entrecerrados mueven al recogimiento.
Aparece con un velo blanco que cubre su cabeza y viste un manto celeste, una túnica rosada. Un rosario cuelga de las manos de María y del Niño Jesús. Con la derecha Él tiene un hilo que pende del pie de un pajarillo.
A la derecha de María, está san Antonio de Padua, quien sostiene un libro. Sobre él está el Niño Jesús con el mapamundi en sus manos. Con la derecha sostiene una palma.
A la izquierda está san Andrés leyendo la Sagrada Escritura y cogiendo la cruz del martirio.
María sostiene en sus brazos al Niño Jesús invitándonos a acogernos a Él, quien puede remediar todos nuestros males.
Aquí puedes ver imágenes de la queridísima Virgen de Chiquinquirá. Además, las muestras de cariño de parte del Papa Francisco, san Juan Pablo II y los colombianos:
14 hechos sorprendentes que debes saber sobre la Virgen de Chiquinquirá: