En este quinto domingo de Cuaresma, nuestro Evangelio es la historia de Juan de Jesús resucitando a Lázaro de la muerte. Enfrentemoslo: todos estamos afligidos por la muerte. No importa cuánto hayamos logrado en esta vida, sabemos que todo será subsumido en el final. El temor a la muerte ronda dando vueltas a la vida entera. Pero, ¿tiene la muerte la última palabra? La Resurrección de Lázaro es como un clímax en los evangelios de los domingos anteriores. Como les he mencionado antes en la historia de la mujer Samaritana y el Ciego de nacimiento, se resume en estas historias toda la vida espiritual en una especie de modo icónico y esta no es ninguna excepción a la regla. Antes de que lleguemos a Lázaro la Iglesia nos pide que contemplemos un breve pasaje del Capítulo 37 del profeta Ezequiel. Es la famosa historia de los huesos secos. Recuerden, al profeta se le da la visión de los huesos secos, el resultado de una batalla y estos cuerpos que se ha consumido, dejando sólo los huesos. Pero luego escuchamos cómo el Espíritu del Señor sopla sobre ellos y primero le da los nervios y luego la carne y luego Dios les sopla su vida de vuelta sobre ellos. Es Dios que revive a Israel. Y escuchamos esta frase: ¨Yo voy a abrir las tumbas de ustedes, los haré salir de ellas¨. No sé que piensen Ustedes, pero no se me ocurre algo más extraordinario en todo el orden espiritual que esto. Enfrentemoslo. Todos estamos afligidos por la muerte. No importa lo que hayas logrado en tu vida, no importa cuánto hayas obtenido o lo que hayas podido producir o lo que sea, todos sabemos que será subsumido en nuestra propia muerte, ¿cierto? Y eso conduce a ciertos filósofos y a otros a decir, ¨Bueno, ¿cuál es el asunto? La vida es simplemente absurda, ¿cierto? LA MUERTE TIENE LA ÚLTIMA PALABRA. ¨YO voy a abrir las tumbas de Ustedes, los haré salir de ellas¨. Aquí está el Dios de Israel hablándonos, este Dios de la Biblia, el verdadero Dios que no piensa que la muerte tenga la última palabra, que anuncia que su propósito es claramente abrir nuestras tumbas y sacarnos de ellas. Es el Dios de los vivos, no de los muertos. Quiere soplar vida sobre nosotros, para revivir estos huesos secos. Y ahora piensen un segundo con la imagen de Ezequiel en mente -he mencionado que los huesos secos son sin lugar a dudas el resultado de una gran batalla. Eso de algún modo, resume el poder de la muerte, pienso, el miedo a la muerte de ser ejecutado. ¿Cuántos gobiernos e imperios corruptos son predicados sobre el miedo a la muerte? Y entonces podemos ver sobre estos huesos secos, es la manera en que la muerte ronda dando vueltas a la vida entera. Pero el Dios de Israel tiene señorío sobre todo ese campo de muerte. Tiene la intención de sacarnos de nuestras tumbas. Ese es entonces Ezequiel, Largo tiempo antes de JESÚS.

PERO AHORA PASEMOS AL EVANGELIO, y veamos la culminación de la profecía de Ezequiel. Así que hagamos ahora lo que hicimos antes -estar atentos a ciertas dinámicas de la historia, que es contada por San Juan de un modo tan brillante. JESUS dice, ¨Lázaro nuestro amigo se ha dormido, pero YO voy ahora despertarlo¨. Bueno, Lázaro ha muerto. No hay duda de ello. Esta horrible rotundidad le ha llegado a él. Al referirse despreocupadamente, a esto como Lázaro estaba dormido, ¿qué está haciendo JESÚS? Es lo mismo que hizo, ya que estamos, recuerden con la hija de Jairo, porque esta niñita había muerto. Sin dudas ella está muerta. Y JESÚS dice: ¨No, no, sólo está dormida¨, y se ríen de EL. Está relativizando el poder de la muerte. Todos nos quedamos dormidos esperando despertarnos totalmente. El sueño no tienen un poder definitivo sobre nosotros. El sueño no es una rotundidad definitiva. Y por ello, está diciendo aquí: tampoco está muerto. La muerte es como el sueño. De ella nos despertaremos. Luego escuchamos, ¨Cuando llegó JESÚS a Betania¨ -está a unos pocos kilómetros de Jerusalén- Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. ¿Por qué San Juan insiste sobre esto? Que Lázaro estaba realmente muerto. No hay lugar para la duda. No podemos decir, ¨no se dieron cuenta¨. ¨Oh, se le dio por muerto sólo unas horas antes¨, y eran tiempos antiguos y tal vez no sabían¨. No, no, está muerto. Ha estado cuatro días en la tumba. No importa cuán definitiva pensemos que es la muerte, DIOS ES MAS PODEROSO. No importa cuán abrumadora y definitiva  nos parezca, no es nada para Dios. Vean tenemos que ver ese contraste. Amo esto ahora en parte porque ayer celebramos la  Encarnación del Hijo de Dios el Dios de la vida. Cuando fui acólito, seminarista, estudiante, se celebraba como día solemne. He tenido desde esta festividad un amor especial a la Santísima Virgen María, tanto que ayer celebraba el matrimonio de Eduardo y SANDRA de blanco como la fiesta de San José, patrón de la Buena Muerte. Han estado en su casa de duelo. Le dice: ¨SEÑOR, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano¨. ¿Pueden oír en esa breve frase una alusión de lo que a cierto nivel, todos dicen a Dios cuando alguién que aman muere? Es el corazón humano todo, roto en la presencia de la muerte de un ser querido, ¨Bueno, SEÑOR, ¿cómo puede haber sucedido esto? ¿Cómo no evitaste esto? Hay un pequeño filo -no es resentimiento, es una palabra muy fuerte- ese filo de interrogatorio doloroso que todos sentimos ante la presencia de la muerte. Pero ella dice, ¨Pero aun ahora¨estoy segura de Dios te concederá cuanto le pidas¨. Y JESÚS le responde, y en línea con la expectativa común de los judíos de ese tiempo, ¨TU HERMANO RESUCITARÁ¨. Y Marta dice, ¨Bueno, sí, ya sé que resucitará en el último día con todos los muertos justos¨. Y luego JESÚS dice, YO SOY… ¿SE ACUERDAN LA SEMANA PASADA EL ¨EGO EIMI? YO SOY la Resurrección y la Vida¨. En otras palabras, lo que de cierto modo Israel estaba esperando vagamente, que tal vez al final de los tiempos que a través del poder de Dios los muertos justos resucitarán, JESÚS está diciendo

¨EGO EIMI¨ YO SOY EL PODER DIVINO. YO SOY la Resurrección y la Vida. Pienso que esta historia es hermosa, en este punto, Marta realiza una de las grandes confesiones de fe de todo el Nuevo Testamento. Piensen en San Pedro: ¨TU ERES EL CRISTO, EL HIJO DE DIOS VIVO¨. Piensen en Santo Tomás, luego de colocar sus dedos en las heridas del SEÑOR que dice, ¨SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO¨. Bueno, aquí está Marta, ahora escuchen: ¨SI SEÑOR, CREO FIRMEMENTE QUE TU ERES EL MESÍAS, EL HIJO DE DIOS EL QUE TENÍA QUE VENIR AL MUNDO¨. De nuevo quiero hablar un poquito en defensa de Marta. Sabemos de estas primeras historias, ella está allí con los detalles de hospitalidad y María a los pies del SEÑOR, y Marta se queja y JESÚS dice: ¨Oh Marta, Marta. María ha elegido la mejor parte¨. Bueno, vemos que esa Marta ha superado cualquier obsesión que tuviera con la susceptibilidad de lo práctico, y ella llega a una fe profunda como lo ven aquí. Vean lo que está sucediendo. Su hermano ha muerto. Está entonces el hecho de la rotundidad de la muerte. Y ella cuestiona a Dios: ¿Por qué se ha permitido que esto suceda? Pero luego está esta fe incipiente. ¨Si creo que él resucitará¨. Al final de los tiempos. . Al final de los tiempos. Luego está llegando a un lugar más profundo porque ha confrontado a JESÚS que dice, ¨YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA¨. Sí he llegado a creer eso también. ¿Lo ven? Es el movimiento del alma hacia una fe más profunda en el poder de Dios sobre la muerte. Y luego estos detalles espléndidos: `JESÚS al verla llorar y al ver llorar a los judíos que la acompañaban, se conmovió hasta lo más hondo y preguntó: ¿Dónde lo han puesto? Se muestra aquí la profunda aflicción de JESÚS. Está en la casa de sus amigos Marta, María y Lázaro. Lázaro ha muerto. Ve a la gente alrededor llorando, y se conmueve hasta lo más profundo. Vean mis Amigos, no piensen en Dios, como esta especie de principio filosófico distante, una primera causa indiferente. No, no. El Dios de la Biblia es un Dios que siempre ha entrado en nuestras vidas y especialmente en nuestro sufrimiento, y particularmente en nuestra experiencia de la angustia ante la presencia de la muerte. Y todos los que me están escuchando ahora mismo, yo incluído, todos conocemos esta experiencia, que Dios entra dentro nuestro. Es maravilloso.

Y está seguido de -pienso que es versículo más corto del Nuevo Testamento pero uno de los más elocuentes- simplemente esto: ¨JESÚS SE PUSO A LLORAR¨. Nunca escuchamos que JESÚS se ría en los Evangelios. Dice un montón de cosas irónicas y graciosas. Pero vemos esta emoción retratada claramente. Está tan conmovido que comienza a llorar. Las lágrimas de JESÚS son las lágrimas de Dios, cuando se introduce en lo que más nos atormenta, lo que más nos confunde, lo que rompe nuestros corazones, su corazón se rompe con nosotros. Y la gente -es adorable- dice, ¨De veras –cuánto lo amaba-¨. Ahora JESÚS se acerca a la tumba de Lázaro. Y vemos algo aquí está muy claro en todos los Evangelios. JESÚS no es simplemente un maestro moral, no es simplemente un gurú espiritual. Ha venido la Palabra hecha carne. Ha venido Dios y Hombre juntos. Ha venido un gran guerrero para combatir con nuestro mayor enemigo. Sí, el combate contra toda manifestación de pecado. Eso es cierto. Observenlo confrontando a los escribas y fariseos y todo lo demás. Pero el enemigo principal que siempre ha vencido Dios es la misma muerte. ¨YO voy a abrir las tumbas de Ustedes, les haré salir de ellas¨.  Bueno, aquí está sucediendo EL dice: ¨Quiten la losa¨. ¨SENOR LLEVA CUATRO DÍAS¨. Ya huele mal. Están en un ambiente desértico. Y se enfatiza nuevamente la cruda rotundidad de la muerte. Pero JESÚS no se preocupa por eso. SINO en cambio con una voz potente dice: ¨Lázaro sal de ahí¨. Las palabras de Dios no son meramente descriptivas, sino que son creativas

No describen como una derivación lo que está sucediendo, sino que realizan lo que sucede.¨Que exista la luz¨ y hubo luz. ¨Que aparezca el suelo firme¨ y apareció. ¨Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven a él sin haber empapado la tierra, así sucede con la palabra que sale de mi boca¨. Ese es el profeta Isaías. ¨Este es mi cuerpo, esta es mi sangre¨. Y entonces lo son. Y así aquí: ¨Lázaro sal de allí¨. Este no es sencillamente un pensamiento esperanzado. Oh, sal de allí¨. Me refiero que podría pararme frente a una tumba y decir, hablado desde mi corazón roto, pero no tendría ningún poder eficaz. Pero cuando JESÚS habla, por ser quién es, lo que dice es. Y entonces salió el muerto, atado con vendas las manos y los pies, y la cara envuelta en un sudario. ¿Acaso no adoran la particularidad de esa descripción. Recordarán esto. Créanme, recordarán esto. ¨Lázaro sal de allí¨. Y entonces él sale. ¨YO mismo abriré sus sepulcros, los haré salir de ellos¨. Y luego la adorable frase final: ¨Desatenlo para que pueda andar¨. Bueno, ese es el poder liberador de CRISTO. Estamos atados por un montón de cosas. Cosas que nos paralizan, cosas que nos atormentan, cosas que nos limitan. Pero lo que nos ata definitivamente es nuestro miedo a la muerte. Un día escucharemos la misma voz llamándonos a Salir de nuestras tumbas y resucitándonos. Es el CRISTO que quiere liberarnos. DESDE PAX RECIBAN EL MAYOR DESEO DE AMOR PARA CADA UNO DE USTEDES CON LA VIDA DE JESÚS EL SEÑOR Y LA DULCE MADRE DE DIOS Y NUESTRA CON LA INVITACIÓN DE LLEGAR A LA PASCUA.

El Evangelio de hoy acerca de la resurrección de Lázaro tiene un mensaje dirigido a todos nosotros.

Todos los que leen esto están, en cierto grado, espiritualmente muertos. Tal vez eres como Lázaro: cuatro días en tu tumba. Tal vez sientas que simplemente no hay esperanza para los que son como tú. No me importa cuán lejos hayas caído. No me importa cuán muerto estés. La voz de Jesús puede devolver la vida, sacarte de la tumba.

Escuchen lo que Jesús dice: “Desatenlo para que pueda caminar”. Dios odia la muerte y los caminos de la muerte. Odia todas las formas en las que solemos atarnos. Odia como nos hemos metido en tumbas y sepulcros.

Tal vez estás hundido en una adicción. Tal vez has hecho cosas de las que estás tan avergonzado que ni siquiera puedes hablar de ellas. Tal vez has perdido toda relación con las personas que más amas. Tal vez has sido un tonto de primera clase. Tal vez solo sientes que eres un fracaso. Quizás te aterra morir. No me importa ¡Escucha la voz!

“Desatenlo para que pueda caminar”.

 Aquí sentimos claramente que Dios es vida y da vida, pero asume el drama de la muerte. Jesús podría haber evitado la muerte de su amigo Lázaro, pero quiso hacer suyo nuestro dolor por la muerte de nuestros seres queridos y, sobre todo, quiso mostrar el dominio de Dios sobre la muerte. En este pasaje del Evangelio vemos que la fe del hombre y la omnipotencia de Dios, el amor de Dios, se buscan y, finalmente, se encuentran. (…) Y la respuesta de Dios no es un discurso, no, la respuesta de Dios al problema de la muerte es Jesús: “Yo soy la resurrección y la vida… ¡Tened fe! (Ángelus, 29 marzo 2020)

Cástulo, Santo

Mártir, 26 de marzo

Martirologio Romano: En Roma, en la vía Labicana, san Cástulo, mártir.

Breve Biografía

Durante el reinado de Diocleciano, el Papa San Cayo estuvo grandemente preocupado por la seguridad de los cristianos en Roma.

Cástulo, un celoso cristiano que era camarero del emperador, se ofreció; a arreglar todo lo necesario para que se tuvieran servicios religiosos en el mismo palacio del emperador, ya que este lugar no se prestaba para investigación alguna; y aún más, Cástulo albergó; a los cristianos en su propia casa, adjunta al palacio y les procuró; un lugar para sus reuniones. No contento con servir así; a la Iglesia, él y su amigo Tiburcio recorrieron Roma convirtiendo hombres y mujeres al cristianismo y llevándoles ante el Papa para que fueran bautizados. Posteriormente fue traicionado por un apóstata cristiano llamado Torcuato. Llevado ante Fabiano, prefecto de la ciudad, fue cruelmente atormentado y después arrojado a un foso cubierto con arena.

La leyenda diría después que fue enterrado en el cementerio que lleva su nombre en las catacumbas de la Via Labicana en Roma.

Hacia la segunda mitad del siglo VIII, probablemente entre los años 764 y 772, unos monjes llevaron reliquias de San Cástulo desde Roma a un monasterio benedictino en Moosburg. Este monasterio fue importante fuente de cristiandad en las regiones de Holzland y Hallertau. Esta devoción motivó que la Santa Sede declarara a San Cástulo el santo patrono de la Hallertau y de la ciudad de Moosburg.

En las Actas de San Sebastián se menciona que la viuda de Cástulo, Irene de Roma, fue quien se hizo cargo de la recuperación del santo cuando fue herido por las flechas.

Cástulo ser honrado desde la Antigüedad tardía como el santo patrón de los agricultores y pastores.

Llamada de la muerte a la vida

Santo Evangelio según san Juan 11, 1-45. Domingo V de Cuaresma

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, ya hemos recorrido varias semanas de Cuaresma, preparando nuestro corazón para vivir contigo los Misterios de tu Pasión, Muerte y Resurrección, misterios de Redención que nos llevan de la muerte del pecado a la vida eterna. Ayúdame a continuar disponiendo mi corazón, para seguir, con confianza y esperanza, tu constante llamada… de la muerte a la vida.

(Nota introductoria a la semana:
En esta semana de Cuaresma, llamada “Semana de Pasión”, precisamente porque nos acercamos a la Pasión de Cristo, el Evangelio nos presenta a Jesús continuamente cuestionado, rechazado y perseguido. Jesús experimenta, por parte de muchas personas, el rechazo de su salvación. Sin embargo, se encuentra también con muchas otras personas que acogen su obra redentora).

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 11, 1-45

En aquel tiempo, [un cierto Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta, su hermana, había caído enfermo. María era la que ungió al Señor con perfume y le enjugó los pies con su cabellera; el enfermo era su hermano Lázaro.] Las hermanas mandaron recado a Jesús, diciendo: «Señor, tu amigo está enfermo». Jesús, al oírlo, dijo: «Esta enfermedad no acabará en la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella». Jesús amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando se enteró de que estaba enfermo, se quedó todavía dos días en donde estaba. Sólo entonces dice a sus discípulos: «Vamos otra vez a Judea». [Los discípulos le replican: «Maestro, hace poco intentaban apedrearte los judíos, ¿y vas a volver allí?» Jesús contestó: «¿No tiene el día doce horas? Si uno camina de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero si camina de noche, tropieza, porque le falta la luz. Dicho esto, añadió: «Lázaro, nuestro amigo, está dormido; voy a despertarlo». Entonces le dijeron sus discípulos: «Señor, si duerme, se salvará». Jesús se refería a su muerte; en cambio, ellos creyeron que hablaba del sueño natural. Entonces Jesús les replicó claramente: «Lázaro ha muerto, y me alegro por vosotros de que no hayamos estado allí, para que creáis. Y ahora vamos a su casa». Entonces Tomás, apodado el Mellizo, dijo a los demás discípulos: «Vamos también nosotros y muramos con él».] Cuando Jesús llegó, Lázaro llevaba ya cuatro días enterrado.

[Betania distaba poco de Jerusalén: unos tres kilómetros; y muchos judíos habían ido a ver a Marta y a María, para darles el pésame por su hermano.] Cuando Marta se enteró de que llegaba Jesús, salió a su encuentro, mientras María se quedaba en casa. Y dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano. Pero aún ahora sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá». Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará». Marta respondió: «Sé que resucitará en la resurrección del último día». Jesús le dice: «Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque haya muerto, vivirá; y el que está vivo y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto?». Ella le contestó: «Sí, Señor: yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que tenía que venir al mundo». [Y dicho esto, fue a llamar a su hermana María, diciéndole en voz baja: «El Maestro está ahí y te llama». Apenas lo oyó, se levantó y salió adonde estaba él; porque Jesús no había entrado todavía en la aldea, sino que estaba aún donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con ella en casa consolándola, al ver que María se levantaba y salía deprisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar allí. Cuando llegó María adonde estaba Jesús, al verlo se echó a sus pies diciéndole: «Señor, si hubieras estado aquí no habría muerto mi hermano».] Jesús, [viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban,] sollozó y, muy conmovido, preguntó: «¿Dónde lo habéis enterrado?». Le contestaron: «Señor, ven a verlo». Jesús se echó a llorar. Los judíos comentaban: «¡Cómo lo quería!». Pero algunos dijeron: «Y uno que le ha abierto los ojos a un ciego, ¿no podía haber impedido que muriera éste?».

Jesús, sollozando de nuevo, llega al sepulcro. Era una cavidad cubierta con una losa. Dice Jesús: «Quitad la losa». Marta, la hermana del muerto, le dice: «Señor, ya huele mal, porque lleva cuatro días.» Jesús le dice: «¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?». Entonces quitaron la losa. Jesús, levantando los ojos a lo alto, dijo: «Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que tú me escuchas siempre; pero lo digo por la gente que me rodea, para que crean que tú me has enviado». Y dicho esto, gritó con voz potente: «Lázaro, ven afuera». El muerto salió, los pies y las manos atados con vendas, y la cara envuelta en un sudario. Jesús les dijo: «Desatadlo y dejadlo andar». Y muchos judíos que habían venido a casa de María, al ver lo que había hecho Jesús, creyeron en él.
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Jesús, tus queridos amigos, Marta, María, Lázaro, que tantas veces te habían acogido en su casa, habiendo escuchado que realizabas tantos milagros…, te llamaron angustiados, para pedir la curación de Lázaro. Te estuvieron esperando… y Tú decidiste dejar pasar el tiempo. Señor, ¿por qué esperaste a que muriera para ir en su ayuda? Señor, ¿por qué dejas pasar el tiempo cuando tus amigos te buscan? Yo mismo me pregunto por qué tantas veces no hallo respuesta, cuando más te necesito. A veces, es muy difícil comprenderte…, pero ayúdame a confiar.

“Tus caminos no son nuestros caminos” (cf. Is 55, 7-9). Me pregunto el porqué de la muerte de Lázaro… y de tantas muertes que podrían haberse evitado. Ayúdame, Señor, a abrirme con confianza para poder comprender que tu amor busca para nosotros el bien mayor. Sí. Desde luego que la resurrección de Lázaro fue algo más maravilloso que su curación. Y me pregunto, ¿qué experimentaría el mismo Lázaro y qué sentido dio a su nueva vida?

Pero no sólo pensabas en Lázaro. Estabas preparando a tus discípulos –y a nosotros– para comprender que tu propia muerte no quedaría sin resurrección, que esta muerte sería precisamente el camino de la Resurrección, con la que triunfarías sobre el misterio de la muerte misma, que nos abriría el camino de la Redención, de nuestra propia resurrección, en ti.

Te pido, Señor, que estos días que nos preparan para vivir contigo el Misterio Pascual, me ayuden a continuar mi vida a tu lado, contigo y en ti, escuchando tu constante llamada de la muerte a la vida; comprendiendo qué me ata y no me deja caminar hacia ti. Me acojo a María, para que Ella, como buena madre, me acompañe en este camino de salvación que tienes para mí.

«Estamos llamados a quitar las piedras de todo lo que sabe a muerte: por ejemplo, la hipocresía con la que vivimos la fe es la muerte; la crítica destructiva hacia los demás es la muerte; la ofensa, la calumnia, son la muerte; la marginación de los pobres es la muerte. El Señor nos pide que quitemos estas piedras de nuestros corazones, y la vida volverá a florecer a nuestro alrededor. Cristo vive, y quien lo acoge y se adhiere a Él entra en contacto con la vida. Sin Cristo, o fuera de Cristo, no sólo no hay vida, sino que se recae en la muerte».

(S.S. Francisco, Ángelus del 29 de marzo de 2020).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Aprovechar un momento de oración para escuchar la llamada de Cristo que me llama de la muerte a la vida; para comprender a qué tengo que morir en este momento de mi vida, para acercarme más a la vida a la que Dios me llama.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Me han diagnosticado cáncer

Postrada en la cama he pensado mucho en ti. No te entiendo. Pero voy entendiendo que lo que vale realmente es la vida, y ésta no termina con mi enfermedad y muerte física.

Hola Jesús,

Señor, buenas noches. No sé si son buenas. Me han diagnosticado esta mañana un cáncer. Mi familia está hundida. No se lo quiere creer. Esta noche, sin poder conciliar el sueño, me dirijo a ti como el salmista: «Estoy agotada de gemir, de noche lloro sobre el lecho, riego mi cama con lágrimas».

Me rebelo contra ti. ¿Por qué has permitido que me entre esta enfermedad tan temible? ¿No eres tú el Dios de la vida y del amor? ¿Cómo es posible que me toque a mí, tan joven y con el mundo abierto a la ilusión? ¿Por qué mis padres lloran tanto y no encuentran consuelo? Esta vez, Señor, me la has jugado bien.

Mi conciencia se ha oscurecido ante la sombra maldita de este mal que corroe mi salud poco a poco. Me cuesta mucho salir de esta situación. Me abruma la pena, el desconcierto. Ni siquiera mis padres aceptan las palabras del doctor.

¿Qué hacer?, me pregunto en estas duras horas de soledad. Tan sólo me han dado unos meses de vida. No me lo puedo creer. Y así me tienes, postrada en la cama. He pensado mucho en ti. Demasiado. No te entiendo. Pero al dirigirme a ti con las palabras de tu salmo, voy entendiendo y aceptando que lo que vale realmente es la vida. Y ésta no termina con mi enfermedad y muerte física.

Ahora más que nunca, Señor, entiendo tu muerte en la cruz. Desde ella contemplo mi cuerpo agotado y unido al tuyo en la cruz. Desde ella percibo en mi cuerpo débil que estoy llamada a estar contigo, tras mis pocos años pasados aquí con mis padres, mi familia y mis muchas amistades. Ahora, cuando la luz del sol ha abierto sus puertas a la naturaleza, me doy cuenta de que si no acepto esta realidad de mi futura muerte, todo será inútil. Y, sin embargo, sé que mis sufrimientos unidos a los tuyos, servirán para la purificación de otros seres humanos que, con el mismo mal, se debaten y se quedan obnubilados ante la desgracia que azota sus propias carnes.

Yo, no obstante, Señor, tras esta noche pasada en blanco, me siento, en este bello amanecer, más tranquila. Me he preguntado durante estas horas el camino que debía elegir.¿Desesperarme? ¿Caer en depresión?… He leído despacio algunos salmos. El 7 me ha impactado de tal manera que he encontrado en él un consuelo y una paz que no esperaba. “Señor, mi refugio y mi escudo”.

En tus palabras he visto, no su significado externo, sino el interno. Ahora que me encuentro sumida en una dificultad real y grave, anhelo con toda mi alma que me des fuerzas para afrontarla. No quiero otra cosa que ponerme en tus manos. Mi idea sería que me curaras, pero en tus manos anhelo que sea tu voluntad la que se cumpla y no la mía. Ya sabes que me gustaría ver mis cosas a mi modo. Sin embargo, deseo aprender en este tiempo a verlas como tú las ves.

Pero ten en cuenta, Señor, que voy a luchar con todas mis fuerzas y la ayuda de la ciencia para que mi mal, si es tu voluntad, desaparezca de mi cuerpo joven, atenazado por el aguijón de la muerte futura próxima.

Quiero agradecerte los años que me has concedido de vida en este mundo. A ti, el primero, y después a todos cuantos han hecho de mí una persona creyente. Esta fe me lanza a ver en mi cáncer una manifestación del dolor que sufre el mundo. Un dolor que, unido al tuyo y al de la toda la humanidad, hará que mi alma y mi persona entera se purifiquen como el oro en el crisol.

No permitas, Señor, que mis seres queridos se entristezcan. Mi vida , como la de todos los seres humanos, es un lento morir a las realidades de este mundo físico para entrar en el celestial. Ahora me doy cuenta de que todo afán y todo cuanto hacemos en esta vida material debe tener como norte y fin el encuentro contigo, cuando tú lo digas, cuando llegue tu hora.

Quisiera que mi último suspiro fuera decirte “qué admirable es tu nombre en toda la tierra”.

Con esta fe, esperanza y amor, manténme alegre, incluso en el dolor y con mi “hermano el cáncer.”
Gracias, Señor por leer esta carta desde mi cruz del sufrimiento que me une a ti y a todos los sufrientes de esta humanidad.

Te quiere mucho, María del Mar, 20 años

San Braulio, el sabio obispo patrono de Aragón

Fue obispo de Zaragoza y discípulo de san Isidoro y contribuyó a la unidad el reino y a suavizar las leyes

San Braulio fue discípulo de san Isidoro, obispo, escritor y doctor de la Iglesia.

Como miembro de la escuela isidoriana, ayudó a la redacción final de las «Etimologías«, un libro crucial para la cultura.

Estuvo presente en los concilios V (636) y VI (638) de Toledo. Influyó en los reyes de su época e hizo que las leyes fueran más justas. Se le atribuyen las Actas de los mártires de Zaragoza. Falleció el 26 de marzo del año 651.

Santo patrón

San Braulio es patrono de Aragón y de la Universidad de Zaragoza.

Oración

Señor, tú que colocaste a san Braulio en el número de los santos pastores
y lo hiciste brillar por el ardor de la caridad y de aquella fe que vence al mundo,
haz que también nosotros, por su intercesión,
perseveremos firmes en la fe y arraigados en el amor
y merezcamos así participar de su gloria.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.