Amigos, la imagen de Dios como pastor es un clásico de la Biblia. En el libro del profeta Ezequiel, escuchamos que Dios vendrá un día a pastorear al mismo Israel. Los pastores custodiaban, guiaban, protegían y velaban por sus rebaños, así como Dios guarda, guía, protege y vela por Israel. 

Esta imagen adquiere una expresión culminante en las palabras de Jesús: “Yo soy el buen pastor”. ¿Qué es precisamente lo que lo hace bueno? Un buen pastor da su vida por las ovejas. El buen pastor está tan orientado hacia los demás, tan devoto de sus ovejas, que está dispuesto a entregar su vida para que ellas puedan vivir. 

Claro, un buen pastor debería hacer todo lo que pueda para proteger y guiar a su rebaño, pero ¿quién de nosotros esperaría realmente que diera la vida? Pero esto es precisamente lo que Jesús dice. 

Imagínese la diferencia entre humanos y ovejas; ahora, multiplique esa diferencia infinitamente. Eso te dará una idea de la diferencia entre Dios y la humanidad. Y, sin embargo, Dios está dispuesto a dar su vida por personas como nosotros.

Anselmo, Santo

Memoria Litúrgica, 21 de abril

Por: P. Ángel Amo | Fuente: Catholic.net

Obispo y Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: San Anselmo, obispo y doctor de la Iglesia, que, nacido en Aosta, fue monje y abad del monasterio de Bec, en Normandía, enseñando a los hermanos a caminar por la vía de la perfección y a buscar a Dios por la comprensión de la fe. Promovido a la insigne sede de Canterbury, en Inglaterra, trabajó denodadamente por la libertad de la Iglesia, sufriendo por ello dificultades y destierros († 1109).

Etimológicamente: Anselmo=Aquel que tiene la protección divina, es de origen germánico.

Breve Biografía

San Anselmo nació en Aosta (Italia) en 1033 de noble familia. Desde muy niño se sintió inclinado hacia la vida contemplativa. Pero su padre, Gandulfo, se opuso: no podía ver a su primogénito hecho un monje; anhelaba que siguiera sus huellas. A causa de esto, Anselmo sufrió tanto que se enfermó gravemente, pero el padre no se conmovió. Al recuperar la salud, el joven pareció consentir al deseo paterno.

Se adaptó a la vida mundana, y hasta pareció bien dispuesto a las fáciles ocasiones de placeres que le proporcionaba su rango; pero en su corazón seguía intacta la antigua llamada de Dios.

En efecto, pronto abandonó la casa paterna, pasó a Francia y luego a Bec, en Normandía, en cuya famosa abadía enseñaba el célebre maestro de teología, el monje Lanfranco.

Anselmo se dedicó de lleno al estudio, siguiendo fielmente las huellas del maestro, de quien fue sucesor como abad, siendo aún muy joven. Se convirtió entonces en un eminente profesor, elocuente predicador y gran reformador de la vida monástica. Sobre todo llegó a ser un gran teólogo.

Su austeridad ascética le suscitó fuertes oposiciones, pero su amabilidad terminaba ganándose el amor y la estima hasta de los menos entusiastas. Era un genio metafísico que, con corazón e inteligencia, se acercó a los más profundos misterios cristianos: «Haz, te lo ruego, Señor—escribía—, que yo sienta con el corazón lo que toco con la inteligencia».

Sus dos obras más conocidas son el Monologio, o modo de meditar sobre las razones de la fe, y el Proslogio, o la fe que busca la inteligencia. Es necesario, decía él, impregnar cada vez más nuestra fe de inteligencia, en espera de la visión beatífica. Sus obras filosóficas, como sus meditaciones sobre la Redención, provienen del vivo impulso del corazón y de la inteligencia. En esto, el padre de la Escolástica se asemejaba mucho a San Agustín.

Fue elevado a la dignidad de arzobispo primado de Inglaterra, con sede en Canterbury, y allí el humilde monje de Bec tuvo que luchar contra la hostilidad de Guillermo el Rojo y Enrique I. Los contrastes, al principio velados, se convirtieron en abierta lucha más tarde, a tal punto que sufrió dos destierros.

Fue a Roma no sólo para pedir que se reconocieran sus derechos, sino también para pedir que se mitigaran las sanciones decretadas contra sus adversarios, alejando así el peligro de un cisma. Esta muestra de virtud suya terminó desarmando a sus opositores. Murió en Canterbury el 21 de abril de 1109. En 1720 el Papa Clemente XI lo declaró doctor de la Iglesia.

La libertad de los hijos de Dios

Santo Evangelio según San Juan 10, 11-18. Domingo IV de Pascua

Por: Jesús Salazar, LC | Fuente: somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, hazme reconocer tu voz y llévame hacia ti.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 10, 11-18

En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: «Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida pos sus ovejas. En cambio, el asalariado, el que no es el pastor ni el dueño de las ovejas, cuando ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; el lobo se arroja sobre ellas y las dispersa, porque a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen pastor, porque conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí, así como el Padre me conoce a mí y yo conozco al Padre. Yo doy la vida por mis ovejas. Tengo además otras ovejas que no son de este redil y es necesario que las traiga también a ellas; escucharán mi voz y habrá un solo rebaño y un solo pastor. El Padre me ama porque doy mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita, yo la doy porque quiero. Tengo el poder para darla y lo tengo también para volverla a tomar. Éste es el mandato que he recibido de mi Padre.

Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Antes de conocer al pastor y su bondad, conozcamos primero a las ovejas. El concepto bíblico de oveja no es nuestro concepto moderno de personas que van donde todos van, que hacen lo que todos hacen, que no piensan y siguen ciegamente a un líder. Esto es todo lo contrario a las ovejas que quiere el Señor. Las ovejas que quiere Jesús son aquellas que, teniendo la capacidad de escuchar, le siguen porque conocen la bondad del pastor, es decir, han decidido hacerlo.Jesús también tiene otras ovejas que están con otros pastores que las maltratan, les quitan su lana, les han dado una falsa imagen del verdadero pastor; no obstante, tienen toda la libertad de rechazar o seguir al verdadero pastor.

¡Qué alegría hay en el cielo por una oveja que rompa su esclavitud de los falsos pastores!

Jesús, el verdadero pastor, dice: «doy mi vida», esto es un acto voluntario y en tiempo presente, no dice «daré mi vida», ni «dí» mi vida. «Doy» significa que Cristo está derramando toda su sangre por ti y, esto se cumple en la Eucaristía, que es el mismo calvario. Si hoy escuchas la voz del Señor que te llama a regresar, no endurezcas tu corazón, sal de tu Egipto, hacia la libertad de los hijos de Dios. ¡Haz tu pascua!

«No podemos hacer nada sin amor. Un gesto de amor una mirada de amor… Tú podrás hacer programas para ayudarles, pero sin amor… Y amor es «dar la vida». Él ha dado el ejemplo, ha dado la vida. Amar. Si tú no eres capaz, o al menos tú no has -y digo «tú» pero lo digo a todos, porque ella ha hecho la pregunta, pero lo digo a todos- si tú no tienes el corazón dispuesto a amar -el Señor nos enseña a amar- no podrás realizar una buena misión. La misión pasará como una aventura, un turismo. Prepararse e ir con un corazón dispuesto a amar. Ayudarles a amar».

(Homilía de S.S. Francisco, 27 de mayo de 2017).
Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Rezaré por la unidad de los cristianos para que podamos escuchar, con humildad, la voz del verdadero pastor para poder abrir nuestro corazón al amor.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.

¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

¿Cuáles son las cualidades de un buen pastor?

Photo Courtesy of Sr. Amata CSFN

En una parroquia, el catequista pidió a los niños que escribieran preguntas al Señor Jesús. Uno de ellos preguntó: “Señor Jesús, ¿eres amigo de nuestro sacerdote o solo os conocéis del trabajo?”El cuarto domingo de Pascua se celebra como el Domingo del Buen Pastor. Este día se lee en toda la Iglesia el Evangelio del Buen Pastor.También rezamos por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Esta es una invitación a cada uno de nosotros para que nos unamos a esta oración no sólo en este día, sino durante todo el año.El buen pastor da la vida por las ovejasJesús es el buen pastor y el modelo para todo pastor de cómo debe dar su vida por aquellos a quienes ha sido enviado.Dar la vida a los demás significa dar su tiempo, su fuerza, su capacidad, su atención; vivir para los demás y no para uno mismo.

Conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mí

Photo Courtesy of Sr. Amata CSFN

En una parroquia italiana, el catequista pidió a los niños que escribieran preguntas al Señor Jesús. Uno de los niños preguntó:

“Señor Jesús, ¿eres amigo de nuestro sacerdote o solo os conocéis del trabajo?”

Por supuesto, esto se aplica a cada uno de nosotros: ¿somos amigos del Señor Jesús? ¿o lo conocemos sólo de vista?

Photo Courtesy of Sr. Amata CSFN

El papa Francisco es un ejemplo de cómo buscar personas en la periferia, como Jesús que busca una oveja perdida. Y cuando lo encuentra, se lo pone sobre los hombros y lo lleva al redil.

Jesús vio a las ovejas pastando en las zonas pobres del desierto y en los fértiles pastos de Galilea.

Photo Courtesy of Sr. Amata CSFN

Vio a los pastores que siempre iban delante de las ovejas, conduciéndolas a los mejores lugares.

Recemos por nuestros pastores, para que con valor y amor nos lleven a Jesús.