El Papa Francisco: Jamás condenar a un hijo por su orientación sexual

Antoine Mekary | ALETEIA

Audiencia General. El Papa Francisco ha puesto como ejemplo a san José para todos los padres y madres que enfrentan situaciones difíciles con sus hijos

El Papa Francisco habló hoy del poder de la oración que hace entrar la luz en las situaciones de oscuridad. Sin mirar las hojas de su catequesis preparada para su predicación de hoy, el Papa tuvo un pensamiento especial por los padres y madres de familia que viven momentos difíciles con sus hijos e hijas.

«Pienso en este momento en muchas personas que están aplastadas por el peso de la vida y ya no logran ni esperar ni rezar», dijo el Papa este miércoles 26 de enero de 2021 durante la tradicional audiencia general en el aula Pablo VI del Vaticano.

«Que San José pueda ayudarles a abrirse al diálogo con Dios, para reencontrar luz, fuerza y ayuda». Precisamente, el Papa reflexionó sobre la figura de San José como hombre que sueña.

El Papa también improvisó algunas palabras dirigidas a los padres con hijos enfermos, incluso que padecen daños permanentes. «¡Cuánto dolor ahí¡», expresó.

Sucesivamente, reflexionó sobre diversas situaciones: «Padres que ven en los hijos orientaciones sexuales diversas. ¿Cómo enfrentar esto? Acompañar a los hijos y no esconderse en una actitud condenatoria«, expresó mirando a los fieles y peregrinos presentes.

«Padres que ven partir a sus hijos debido a una enfermedad. Es más triste, lo vemos todos los días en el periódico, jóvenes que hacen locuras,  y terminan en una accidente en auto. Los padres que ve a los hijos que no estudian…».

«Pensemos a los tantos problemas de los padres, pensemos en cómo ayudarles. A estos padres, les digo no se asusten. Piensen en cómo san José a solucionado los problemas». En definitiva, el Papa insistió: «Jamás condenar a un hijo». 

Para ilustra esto, el Papa Francisco contó de la ternura que le suscitaban las madres que esperaban volver a abrazar a sus hijos haciendo filas interminables de frente a una cárcel en Buenos Aíres. 

Él – dijo – pasaba en el bus y las veía: “Madres que estaban ahí, a pesar de que sus hijos cometieron errores y no los dejan solos. La valentía de papá y de mamá acompañando a sus hijos siempre, siempre”. 

El Papa luego rezó para que Dios conceda valentía a todos los padres y madres que enfrentan dificultades con sus hijos, como lo hizo con San José. 

Francisco subrayó el poder de la oración en momentos de oscuridad.  “Pero la oración nunca es un gesto abstracto o intimista – como quieren promover esos movimientos espiritualistas más agnósticos que cristianos-, no, no es eso”. 

El Papa insistió en que “la oración siempre está indisolublemente unida a la caridad. Solo cuando unimos a la oración el amor por el prójimo logramos comprender los mensajes del Señor. 

José rezaba, trabajaba y amaba”. El Papa dijo que eran tres cosas buenas para los padres: rezar, trabajar y amar. “Y por esto recibió siempre lo necesario para afrontar las pruebas de la vida. Encomendémonos a él y a su intercesión”. 

Cabe recordar que no es la primera vez que el Papa Francisco habla de los padres con hijos de orientación sexual diversa.

Tres frases del Papa sobre la homosexualidad:  

1) ¿Quién soy yo para juzgar a un gay que busca a Dios? 28 de julio de 2013 (durante la conferencia de prensa en el avión de regreso de Brasil, donde tuvo lugar la XXVIII «Jornada Mundial de la Juventud”, Francisco respondió a la pregunta del periodista brasileño Ilze Scamparini, corresponsal de Italia y el Vaticano para la Rede Globo).

“Usted estaba hablando del lobby gay. ¡Mah! Se ha escrito mucho sobre el lobby gay. Todavía no he encontrado a nadie que me dé un carnet de identidad en el Vaticano con «gay». Dicen que hay algunos. Creo que cuando estás con alguien así, tienes que distinguir entre ser una persona gay y la lobby, porque la lobby no es buena. Eso es malo. Si una persona es gay y busca al Señor y tiene buena voluntad, ¿quién soy yo para juzgarla? El Catecismo de la Iglesia Católica lo explica de una manera muy hermosa, pero dice: «Estas personas no deben ser marginadas por esto, deben ser integradas en la sociedad». El problema no es tener esta tendencia, no, debemos ser hermanos (…)».

2) «Los homosexuales tienen derecho a estar en la familia”.28 de mayo de 2019 (El Papa Francisco también habla de la homosexualidad en la entrevista concedida a la periodistamexicana Valentina Alazraki del grupo Televisa).

«Irregular» es una palabra que usted odia, y yo también, pero para entenderla. Si pudiéramos convencernos de que son hijos de Dios, eso cambiaría bastante. Me hicieron una pregunta durante el vuelo – después me enfadé, me enfadé porque un periódico lo publicó – sobre la integración familiar de las personas con orientación homosexual. Dije: las personas homosexuales tienen derecho a permanecer en la familia, las personas con orientación homosexual tienen derecho a permanecer en la familia, y los padres tienen derecho a reconocer a ese niño como homosexual, a esa hija como homosexual, no se puede expulsar a nadie de la familia o hacerles la vida imposible”.

3) «Aceptar a los homosexuales no significa aprobar sus actos». También en la entrevista del 28 de mayo de 2019 con Televisa.

«Cuando ves algunas señales en los chicos que están creciendo tienes que enviarlas, debí haber dicho por un profesional, y en vez de eso salí con un psiquiatra. Titular de ese periódico: «El Papa envía a los homosexuales al psiquiatra». ¡Eso no es cierto! Me hicieron la misma pregunta otra vez y repetí: son hijos de Dios, tienen derecho a una familia, y eso es todo. Y le expliqué: me equivoqué al usar esa palabra, pero quería decir esto. Cuando noten algo extraño, no, no extraño, algo fuera de lo común, no tomen esa pequeña palabra para deshacer el contexto. Lo que significa que tiene derecho a una familia. Y eso no significa que apruebe los actos homosexuales, sino todo lo contrario».

TIMOTEO Y TITO SANTOS

Obispos y Discípulos de San Pablo

Martirologio Romano: Memoria de los santos Timoteo y Tito, obispos y discípulos del apóstol san Pablo, que le ayudaron en su ministerio y presidieron las Iglesias de Éfeso y de Creta, respectivamente. Les fueron dirigidas cartas por su maestro que contienen sabias advertencias para los pastores, en vista de la formación de los fieles (s. I).

Etimología: Timoteo = Aquel que siente amor o adoración a Dios, es de origen griego.
Etimología: Tito = Aquel que es protegido y honrado, es de origen latino.

Breve Biografía

San Pablo nombró obispos a Timoteo y Tito, sus discípulos y colaboradores.

Los Santos Timoteo y Tito vivieron en la órbita del grande apóstol de las Gentes, y el nuevo calendario los coloca después de la fiesta de la “conversión” de San Pablo.

Timoteo es la imagen del discípulo ejemplar: obediente, discreto, eficaz, valiente. Por estas cualidades Pablo quiso que fuera su compañero de apostolado, en vez de Juan Marcos, durante el segundo viaje misionero en el año 50.

Había nacido en Listra, en donde Pablo lo encontró durante el primer viaje, y fue de los primeros convertidos al Evangelio; había sido educado en la religión hebrea por la abuela Loida y por la madre Eunice. Desde su encuentro con Pablo, siguió su itinerario apostólico; lo acompaña a Filipos y a Tesalónica.

Después los encontramos juntos en Atenas, en Corinto, en Éfeso y finalmente en Roma durante el primer cautiverio de Pablo. Fue un infatigable “viajero enviado” por el apóstol de las Gentes, y mantuvo los contactos entre Pablo y las jóvenes comunidades cristianas fundadas por él.

A menudo le llevaba las cartas y le daba noticias respecto de las mismas comunidades. Entre el 63 y el 66, cuando recibió la primera carta que le envió Pablo, Timoteo era el jefe de la Iglesia de Éfeso. Desde Roma Pablo le escribió una segunda carta, invitándolo a visitarlo antes del invierno. Es conmovedora la petición del anciano apóstol al “hijo” Timoteo, para que le llevara el abrigo que había dejado en Tróade, pues le servía para el frío en la cárcel de Roma. Timoteo estuvo presente en el martirio de Pablo; después regresó definitivamente a la sede de Éfeso, en donde, según una antigua tradición, murió mártir en el año 97.

El segundo fiel colaborador de Pablo fue San Tito, de origen pagano. Convertido y bautizado por el mismo apóstol, que lo llama “hijo mío”, se encuentra en compañía de Pablo en Jerusalén, en el año 49. Hizo con él el tercer viaje misionero y fue Tito quien llevó la “carta de las lágrimas” de Pablo a los fieles de Corinto, entre los cuales restableció la armonía y organizó la colecta para los pobres de Jerusalén.

Después del cautiverio de Roma, Pablo, de paso por Creta, dejó ahí a Tito con la misión de organizar la primera comunidad cristiana. Aquí recibió la carta de Pablo. Es un documento muy importante, porque nos informa sobre la vida interna de la Iglesia apostólica. Después Tito fue a Roma donde su Maestro, que lo mandó probablemente a evangelizar a Dalmacia, en donde todavía hoy está muy difundido su culto. Una antigua tradición, históricamente no confirmada, dice que Tito murió en Creta, de edad muy avanzada.

Hay que ponerse en camino

Santo Evangelio según san Lucas 10, 1-9. Santos Timoteo y Tito

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Creo en ti, Señor, aunque a veces no entienda muchas cosas que pasan en mi vida y a mi alrededor. Confío en ti porque nunca me vas a fallar y en tus manos siempre estoy seguro. Te amo porque me he sentido mirado y amado por ti. Te doy infinitas gracias por tu presencia constante en mi vida y las miles de formas en que actúas en ella cada día. Me entrego a ti; jamás permitas que nada ni nadie me separe de ti.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 10, 1-9

En aquel tiempo, Jesús designó a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir, y les dijo: “La cosecha es mucha y los trabajadores pocos. Rueguen, por tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos. Pónganse en camino; yo los envío como corderos en medio de lobos. No lleven ni dinero, ni morral, ni sandalias y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa digan: ‘Que la paz reine en esta casa’. Y si allí hay gente amante de la paz, el deseo de paz de ustedes se cumplirá; si no, no se cumplirá. Quédense en esa casa. Coman y beban de lo que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les den. Curen a los enfermos que haya y díganles: ‘Ya se acerca a ustedes el Reino de Dios’”.
Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

¡Poneos en camino! Ésta es la invitación que me haces en este pasaje. Ponerse en camino implica mucho, implica salir de la comodidad, de las propias seguridades, de los planes personales. Significa sudor, ejercicio, cansancio. No es sencillo ponerse en camino y por ello me das indicaciones.

Detrás de los consejos que das encuentro una invitación a la confianza y al abandono en tus manos providentes. Ni alforja, ni túnica, ni sandalias, confiar en que Tú me irás dando lo que necesito. Nunca me mandas algo que no pueda realizar, por ello puedo confiar en ti. Tú nunca me pides imposibles. Me pides confianza para desprenderme de todo y salir a anunciarte.

Ponerse en camino es el llamado a salir a evangelizar y compartir esa experiencia que tengo de ti. Decirle al mundo que hay un Dios que los ama, que quiere lo mejor para ellos. Enseñarles que eres el Salvador, el Amigo, el Hermano. Mostrarles que no están solos, sino que Tú siempre los acompañas.

Ponerse en camino no es algo sólo para las misiones de Semana Santa o Navidad. Es salir a predicar en mi casa, en mi trabajo, en mi escuela, en mi universidad, entre mis amigos. Es salir del lugar de intimidad contigo y compartirte a los demás, a todos aquellos con los que me cruzo en el camino.

«Quien no se pone en camino, nunca conocerá la imagen de Dios, nunca encontrará el rostro de Dios. Los cristianos sentados, los cristianos quietos no conocerán el rostro de Dios: no lo conocen. Dicen: ‘Dios es así, así…’, pero no lo conocen. Los quietos. Para caminar es necesaria esa inquietud que el mismo Dios ha puesto en el corazón y que te anima a buscarlo. Ponerse en camino es dejar que Dios o la vida nos pongan a prueba, ponerse en camino es arriesgar».

(Homilía de S.S. Francisco, 10 de febrero de 2015, en santa Marta).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy ofreceré una decena del rosario por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

La mies es mucha y los obreros pocos

Nuestro primer deber es pedir al «Dueño de la mies» que, en su misericordia,, no cese en llamar a más obreros para esa importante tarea

Por: San Juan Pablo II | Fuente: www.vatican.va

«Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies» (Lc 10, 2).
Estas palabras de Jesús, dirigidas a los Apóstoles, muestran la solicitud que el buen Pastor tiene siempre por sus ovejas. Lo hace todo para que «tengan vida y la tengan en abundancia» (Jn 10, 10). Después de su resurrección, el Señor confiará a sus discípulos la responsabilidad de proseguir su misma misión, para que se anuncie el Evangelio a los hombres de todos los tiempos. Y son muchos los que han respondido y siguen respondiendo con generosidad a su constante invitación: «Sígueme» (Jn 21, 22). Son hombres y mujeres que aceptan poner su existencia totalmente al servicio de su Reino.
Con ocasión de la próxima XLI Jornada mundial de oración por las vocaciones (2 mayo 2004), que se celebra tradicionalmente el IV domingo de Pascua, todos los fieles se unirán en una ferviente oración por las vocaciones al sacerdocio, a la vida consagrada y al servicio misionero. En efecto, nuestro primer deber es pedir al «Dueño de la mies» por los que ya siguen más de cerca a Cristo en la vida sacerdotal y religiosa, y por los que él, en su misericordia, no cesa de llamar para esas importantes tareas eclesiales.

Oremos por las vocaciones
2. En la carta apostólica Novo millennio ineunte recordé que, «a pesar de los vastos procesos de secularización, se detecta una exigencia generalizada de espiritualidad, que en gran parte se manifiesta precisamente en una renovada necesidad de oración» (n. 33). En esta «necesidad de oración» se inserta nuestra petición común al Señor para que «envíe obreros a su mies».

Constato con alegría que en muchas Iglesias particulares se forman cenáculos de oración por las vocaciones. En los seminarios mayores y en las casas de formación de los institutos religiosos y misioneros se celebran encuentros con esa finalidad. Numerosas familias se convierten en pequeños «cenáculos» de oración, ayudando a los jóvenes a responder con valentía y generosidad a la llamada del Maestro divino.

¡Sí! La vocación al servicio exclusivo de Cristo en su Iglesia es don inestimable de la bondad divina, don que es preciso implorar con insistencia, confianza y humildad. El cristiano debe abrirse cada vez más a este don, vigilando para no desaprovechar «el tiempo de la gracia» y el «tiempo de la visita» (cf. Lc 19, 44).

Reviste particular valor la oración unida al sacrificio y al sufrimiento. El sufrimiento, vivido como cumplimiento en la propia carne de lo que falta «a las tribulaciones de Cristo en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia» (Col 1, 24), se convierte en una forma de intercesión muy eficaz. Muchos enfermos, en todas las partes del mundo, unen sus penas a la cruz de Jesús, para implorar vocaciones santas. También a mí me acompañan espiritualmente en el ministerio petrino que Dios me ha encomendado, y dan a la causa del Evangelio una contribución inestimable, aunque a menudo totalmente escondida.

Oremos por los llamados al sacerdocio y a la vida consagrada
3. Deseo de corazón que se intensifique cada vez más la oración por las vocaciones; una oración que ha de ser adoración del misterio de Dios y acción de gracias por las «maravillas» que él ha hecho y sigue haciendo, a pesar de la debilidad de los hombres; una oración contemplativa, llena de asombro y gratitud por el don de las vocaciones.
La Eucaristía está en el centro de todas las iniciativas de oración. El Sacramento del altar tiene un valor decisivo para el nacimiento de las vocaciones y para su perseverancia, porque en el sacrificio redentor de Cristo los llamados pueden encontrar la fuerza para dedicarse totalmente al anuncio del Evangelio. Conviene que a la celebración eucarística se una la adoración del santísimo Sacramento, prologando así, en cierto modo, el misterio de la santa misa. Contemplar a Cristo, presente real y sustancialmente bajo las especies del pan y el vino, puede suscitar en el corazón de quienes están llamados al sacerdocio o a una misión particular en la Iglesia el mismo entusiasmo que, en el monte de la Transfiguración, impulsó a Pedro a exclamar: «Señor, es bueno estar aquí» (Mt 17, 4; cf. Mc 9, 5; Lc 9, 33). Se trata de un modo privilegiado de contemplar el rostro de Cristo con María y en la escuela de María, a quien, por su actitud interior, puede definirse muy bien como «mujer eucarística» (Ecclesia de Eucharistia, 53).

Quiera Dios que todas las comunidades cristianas se conviertan en «auténticas escuelas de oración», donde se ore para que no falten obreros en el vasto campo de trabajo apostólico. También es necesario que la Iglesia acompañe con constante solicitud espiritual a aquellos que Dios ha llamado y que «siguen al Cordero a dondequiera que vaya» (Ap 14, 4). Me refiero a los sacerdotes, a las religiosas y a los religiosos, a los eremitas, a las vírgenes consagradas, a los miembros de los institutos seculares, en una palabra, a todos los que han recibido el don de la vocación y llevan «este tesoro en recipientes de barro» (2 Co 4, 7). En el Cuerpo místico de Cristo existe una gran variedad de ministerios y carismas (cf. 1 Co 12, 12), todos destinados a la santificación del pueblo cristiano. En la solicitud recíproca por la santidad, que debe animar a cada miembro de la Iglesia, es indispensable orar para que los «llamados» permanezcan fieles a su vocación y alcancen el grado más elevado posible de perfección evangélica.

La oración de los llamados

4. En la exhortación apostólica postsinodal Pastores dabo vobis subrayé que «una exigencia imprescindible de la caridad pastoral hacia la propia Iglesia particular y hacia su futuro ministerial es la solicitud del sacerdote por dejar a alguien que tome su puesto en el servicio sacerdotal» (n. 74).
Por tanto, sabiendo que Dios llama a los que quiere (cf. Mc 3, 13), cada ministro de Cristo tiene el deber de orar con perseverancia por las vocaciones. Nadie es capaz de comprender mejor que él la urgencia de un relevo generacional que asegure personas generosas y santas para el anuncio del Evangelio y la administración de los sacramentos.

Precisamente desde esta perspectiva es sumamente necesaria «la adhesión espiritual al Señor y a la propia vocación y misión» (Vita consecrata, 63). De la santidad de los llamados depende la fuerza de su testimonio, capaz de implicar a otras personas, impulsándolas a consagrar su vida a Cristo. Esta es la manera de contrastar la disminución de las vocaciones a la vida consagrada, que amenaza la existencia de muchas obras apostólicas, sobre todo en los países de misión.

Además, la oración de los llamados, sacerdotes y personas consagradas, reviste un valor especial, porque se inserta en la oración sacerdotal de Cristo. En ellos él ruega al Padre para que santifique y mantenga en su amor a los que, aun estando en este mundo, no pertenecen a él (cf. Jn 17, 14-16).

El Espíritu Santo haga que la Iglesia entera sea un pueblo de orantes, que eleven su voz al Padre celestial para implorar vocaciones santas para el sacerdocio y la vida consagrada. Oremos para que aquellos que el Señor ha elegido y llamado sean testigos fieles y gozosos del Evangelio, al que han consagrado su existencia.

A ti, Señor,
nos dirigimos con confianza.

Hijo de Dios,
enviado por el Padre
a los hombres
de todos los tiempos
y de todas las partes
de la tierra,
te invocamos
por medio de María,
Madre tuya y Madre nuestra:
haz que en la Iglesia
no falten las vocaciones,
sobre todo
las de especial dedicación
a tu Reino.

Jesús, único Salvador del hombre,
te rogamos
por nuestros hermanos y hermanas
que han respondido «sí»
a tu llamada al sacerdocio,
a la vida consagrada y a la misión.
Haz que su existencia
se renueve de día en día,
y se conviertan en Evangelio vivo.

Señor misericordioso y santo,
sigue enviando
nuevos obreros
a la mies de tu Reino.
Ayuda a aquellos que llamas
a seguirte en nuestro tiempo:
haz que, contemplando tu rostro,
respondan con alegría
a la estupenda misión
que les confías
para el bien de tu pueblo
y de todos los hombres.

Tú, que eres Dios,
y vives y reinas
con el Padre y el Espíritu Santo
por los siglos de los siglos.

Amén.

Informe sobre abusos en Múnich, Benedicto XVI aclara su declaración

El Papa emérito, que se disculpa por el error y emitirá una declaración detallada.

Fuente: Vatican News

Benedicto XVI ha corregido su declaración sobre el reciente informe sobre la gestión de los abusos en la Archidiócesis alemana de Múnich y Freising. En una declaración hecha pública en la agencia de noticias KNA por su secretario especial, el Arzobispo Georg Gänswein, el Papa emérito afirma, en contra de sus anteriores afirmaciones, que cuando era Arzobispo de Munich (1977-1982) asistió a una reunión del ordinariato celebrada el 15 de enero de 1980.

El error – se lee en la nota – no se cometió con mala intención, sino que fue consecuencia de un descuido en la redacción de su opinión». Cómo pudo ocurrir esto, lo aclarará en el dictamen que presentará más adelante. Lamenta mucho este error y pide una disculpa».

Sin embargo – se precisa en la declaración – «permanece objetivamente correcta, como se verifica en la documentación, la afirmación según la cual en el curso de esta reunión no se tomó ninguna decisión en relación a un encargo pastoral para el sacerdote en cuestión.

Por el contrario, sólo se aceptó la solicitud de proporcionarle alojamiento en Múnich durante el periodo de su tratamiento terapéutico”.

Por ello, el Papa emérito, que cumplirá 95 años el próximo 16 de abril, y que durante su pontificado ha luchado con fuerza contra la lacra de los abusos, como tantas veces ha subrayado el Papa Francisco, se pronunciará sobre el informe. De momento, dice la nota a la KNA, se esfuerza por leerlo rápidamente, pero pide comprensión por el hecho de que le llevará tiempo examinarlo en su totalidad «en vista de su edad y su salud, pero también por la amplitud del documento»: de hecho, tiene más de 1.000 páginas. Lo que ha leído hasta ahora – afirma – le llena de «vergüenza y dolor por el sufrimiento de las víctimas». Por último, dice estar «muy cerca de su antigua Archidiócesis de origen y de su compromiso con la clarificación». En particular, sus pensamientos están con las víctimas que han tenido que soportar los abusos sexuales y la indiferencia».

Las opiniones de cada día

Vivimos llenos de opiniones, si por opinión entendemos todo aquello que aceptamos sin certeza empírica y sin evidencia racional.

Vivimos llenos de opiniones, si por opinión entendemos todo aquello que aceptamos sin certeza empírica y sin evidencia racional.

Porque es opinión que esta casa a la que acabo de entrar tiene unos cimientos medianamente seguros.12:19

O también lo es suponer que este señor vestido de policía que se acerca hacia mí lo hace con buenas intenciones.

O también lo es aceptar que la fecha de caducidad de este producto es correcta y no está equivocada.

La lista de opiniones diarias podría ser larguísima. Mientras escribo estas líneas, tengo la opinión de que mañana lloverá, porque el meteorólogo estaba más seguro que de costumbre. Y también opino que habrá buena cosecha este año, y que me llamará un amigo a mediodía…

Pero ocurren sorpresas desagradables o desengaños dolorosos. El amigo no llama. La lluvia no llega. El edificio muestra su fragilidad en un terremoto que de por sí no debería haber causado daños en una casa bien construida.

Los desengaños y los choques con la realidad no provocan, normalmente, una total desconfianza hacia las opiniones. No podemos vivir sin ellas, porque cada día está cimentado sobre suposiciones que, en muchas ocasiones, “funcionan”.

Seguimos en camino, con la ayuda de algunas certezas bien fundadas y de muchas opiniones que suponemos válidas. Esperamos que los desengaños sean pocos, especialmente en el mundo de las relaciones humanas. Y deseamos que quienes opinan que somos fiables y honestos puedan encontrar, en nuestro comportamiento de cada día, la dicha de descubrir que estaban en lo cierto…

¿Por qué nos persignamos al pasar frente a una Iglesia?

Es curioso observar cómo la gente al pasar por una Iglesia católica tiene diversas reacciones

Entre los católicos se acostumbra que cada vez que pasamos frente a una Iglesia nos santiguamos haciendo la señal de la cruz. Pero ¿Qué significa hacer este signo? ¿Es obligación hacerla o no?

Es curioso observar cómo la gente al pasar por una Iglesia católica tiene diversas reacciones, desde aquellos que se detienen por un momento y hacen la señal de la cruz, otros que parecen hacer ciertas muecas como si se avergonzaran de que los vieran y tratan de disimular haciéndolo de manera rápida y sin sentido, finalmente, están los que pasan de largo sin hacer ningún signo.

Hacer la señal de la cruz o santiguarse de manera consciente es una forma de saludo a Dios, de quien decimos que todo templo es su casa, porque allí habita en la forma del pan, en el Santísimo Sacramento del Altar.

Pero no solamente nos santiguamos cuando pasamos frente a un templo, también lo hacemos al levantarnos en las mañanas, al salir de casa, al empezar la jornada de trabajo diaria, antes de recibir los alimentos y al acostarnos por el día que termina.

El Catecismo de la Iglesia Católica refiere en su numeral 2157 que: “El cristiano comienza su jornada, sus oraciones y sus acciones con la señal de la cruz, “En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén”. El bautizado consagra la jornada a la gloria de Dios e invoca la gracia del Señor que le permite actuar en el Espíritu como hijo del Padre. La señal de la cruz nos fortalece en las tentaciones y en las dificultades”.

Por tanto, hacemos este signo para recordar nuestra fe en Cristo Jesús que murió por nosotros en la cruz aun siendo pecadores; asimismo, nos reconocemos hijos de Dios a quien invocamos en el misterio de la Santísima Trinidad para ponernos bajo su protección y ayuda.

Cuando nos persignarnos retomamos una tradición apostólica muy antigua. El escritor Tertuliano, escribía: “En todos nuestros viajes y movimientos, en todas nuestras salidas y llegadas, al ponernos nuestros zapatos, al tomar un baño, en la mesa, al prender nuestras velas, al acostarnos, al sentarnos, en cualquiera de las tareas en que nos ocupemos, marcamos nuestras frentes con el signo de la cruz”.

Para nosotros los católicos la cruz no es símbolo de muerte, sino de salvación, pues ésta es la llave por la que nosotros podemos entrar al Reino. Ya lo dijo Jesús: “El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, tome su cruz y me siga” (Mc 8, 34). Por tanto, más que el signo de la cruz y el acto de persignarse, nos recuerdan que queremos ser seguidores de Jesús de una manera total y comprometida.

Hay que decir que fuera de la Misa y de las oraciones, no es obligatorio hacer la señal de la cruz, pero sí es necesario y bueno ya que nos hace ser coherentes con nuestra fe en vida, palabra y actos.

No perdamos esta costumbre de reconocimiento a Dios que se encuentra vivo y presente en el Sacramento del Altar en cada Iglesia que hay en el mundo. ¡No te avergüences! Hagamos la señal de la cruz con amor, devoción y orgullo de sabernos hijos amados por Dios. Recuerda las palabras de Jesús: “Yo les aseguro: Si alguno se avergüenza de mí y de mis palabras en medio de esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga con la Gloria de su Padre rodeado de sus santos ángeles” (Mc 8, 38).

Oración para pedir trabajo y superar las dificultades económicas

Dios fortalece nuestra fe y ánimo para no decaer ante las dificultades.

La siguiente es una oración para pedir trabajo, pues la falta de empleo es un momento difícil para toda persona y familia. El desempleo y la falta de recursos materiales puede causar desesperación, sin embargo, esta situación también puede ser un aliciente para aumentar nuestra fe en Dios.

Como señala la Biblia: “Pon en manos de Dios todas tus obras, y tus proyectos se cumplirán” (Pr 16,3).

La oración es de la autoría de monseñor Pedro Agustín Rivera Díaz, coordinador de la Comisión de Liturgia y Espiritualidad de la Arquidiócesis Primada de México.

Oración para el bienestar
Padre mío, A Ti levanto mis ojos y dirijo mis súplicas.
Tú conoces mis necesidades y estado de ánimo,
te pido derrames tu Espíritu Santo en mí,
en mi familia y en todos tus hijos que no tenemos empleo
y padecemos tantas necesidades,
para que tengamos fortaleza, amor y templanza.

Fortalece nuestra fe y ánimo, para no decaer ante las dificultades.
Danos tu amor para poder amar a los que nos rodean.
Danos templanza para que sin lamentar lo perdido, aprovechemos lo que ahora tenemos
y busquemos y encontremos siempre lo mejor, no sólo en lo material sino también en la relación familiar,
con los demás y sobre todo Contigo, mi Señor.

Gracias porque en tu Hijo me muestras cuánto y cómo nos amas.
Él vivió en una familia, trabajó y padeció muchas necesidades,
como nosotros en la actualidad.

En Jesús y en su familia encontramos fortaleza y consuelo y un modelo a seguir,
te pedimos que como a ellos, nunca nos falte lo necesario para vivir,
tengamos buen ánimo y nos mantengamos unidos en la oración.

Gracias Padre mío, sé que escuchas las súplicas
que ponemos en las manos de nuestra madre santa María de Guadalupe para que lleguen a Ti.

Esto y todo lo que guardamos en nuestro corazón
te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Santos Timoteo y Tito, los dos grandes colaboradores del Apóstol Pablo

Aleteia

Eran como hermanos y le ayudaron en la predicación del Evangelio. Tito pasó de ser pagano a enérgico colaborador de san Pablo. Se conocieron en Antioquía. San Pablo lo llama su ayuda preciosa, su “hijo querido según la fe”, su amadísimo hermano. Tito acompañó a san Pablo en su tercer viaje: Asia Menor, Macedonia, Acaya, Jerusalén. Luego sería nombrado obispo de Creta.

Timoteo, por su parte, era de Listra. Su familia –judía- acoge a san Pablo y los tres –madre, abuela e hijo- se convierten. Timoteo acompaña a san Pablo en sus viajes por Asia y Grecia y es dócil y fiel. Le cuida tras diversos castigos, le hace de secretario y le atiende en la ancianidad: «No hay hombre que esté tan unido a mí de corazón y de espíritu», dice san Pablo. San Timoteo será nombrado obispo de Éfeso.

San Pablo escribió cartas a Timoteo y a Tito que forman parte del Nuevo Testamento y están llenas de excelentes recomendaciones para la formación de pastores y fieles.

Oración colecta de la misa. Oh, Dios, que hiciste brillar con virtudes apostólicas a los santos Timoteo y Tito, concédenos, por su intercesión, que, viviendo en este mundo con piedad y justicia, merezcamos llegar a la patria celestial. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.