.

 

 

Referencias Bíblicas
• John 8:51-59
• Obispo Robert Barron

 

Amigos, hoy Jesús se refiere a sí mismo como “Yo Soy”, el nombre que Dios reveló a Moisés. Reflexionemos entonces sobre este episodio del Éxodo. Mientras cuidaba ovejas en una región montañosa, Moisés ve algo extraño. Un Ángel del Señor se le aparece entre las llamas, ardiendo en un arbusto. Dios lo ve y lo llama por su nombre: “Moisés, Moisés. Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob”. Este es un Dios muy familiar, uno que conoce los antepasados de Moisés.



Moisés se atreve a preguntar, “Si los Israelitas me preguntan ‘¿Cuál es su nombre?’ entonces, ¿qué les responderé?” Dios dijo a Moisés: “Yo Soy el que Soy”. ¿Qué significa eso? Dios está diciendo, en esencia, “No puedo ser definido, descrito o delimitado. No soy un ser, sino más bien el puro acto de ser en sí mismo”.



“Tú hablarás así a los Israelitas: ‘Yo Soy’ me envió a ustedes”. El puro acto de ser en sí mismo no se puede evitar, y no se puede controlar. Solo podemos someternos en la fe. ¡Qué impactados y extrañados deben haberse sentido los que oían a Jesús cuando Él tomó este nombre para sí mismo!

 

 

Macario de Antioquía, Santo

Peregrino, 10 de abril

Por: Redacción | Fuente: Catholic.net

Martirologio Romano: En Gante, en Flandes, ahora en Bélgica, san Macario, peregrino, que fue recibido entre los monjes de San Bavón, y al año siguiente falleció consumido por la peste († 1012).

Breve Biografía

Hijo de una familia cristiana de origen armenio, fue educado por el arzobispo de Antioquía, fue tan buen estudiante que muy pronto se vio ejerciendo tareas encargadas por su mentor, en su cumplimiento resaltaban siempre sus conocimientos y virtudes, por lo que el arzobispo decidió nombrarlo su sucesor.

Gobernó durante algún tiempo la Iglesia en Antioquía, pero temiendo que los honores que recibía constantemente le hicieran perder la humildad, renunció al cargo y partió en secreto en peregrinación a Palestina. Allí se intenta convertir a sarracenos reacios a escucharle, y fue echado a la cárcel, atado de pies y manos y cargado una pesada piedra colgada de su cuello. Sin embargo, milagrosamente logra escapar sin sufrir ningún daño.


Decidió, entonces, peregrinar hacia el oeste, pasa por varias provincias de Francia, llegando finalmente a Flandes y, deteniéndose en Gante, donde es recibido por los monjes de San Bavón . Después de unos meses, pensó regresar al este, pero una terrible enfermedad cayó sobre Gante, por lo que decidió quedarse para atender a los enfermos, mientras en sus oraciones pedía al Señor que permitiera la sanación del pueblo que sufría, ofreciendo su vida a cambio de la vida de toda esa gente, murió poco después, y junto con él desapareció la enfermedad, era el 12 de abril de 1012.

 

 

La fuente de nuestra felicidad

Santo Evangelio según San Juan 8, 51-59.

 

Jueves V de Cuaresma
Por: Abraham Cortés Ceja, LC
Fuente: Somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!



Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)



María, Madre mía, tú que guardaste la palabra de tu Hijo con amor, concédeme la gracia de comprender la belleza que hay en la palabra de tu Hijo, para desear profundamente guardarla para siempre en mi corazón.



Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Juan 8, 51-59



En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Yo les aseguro: el que es fiel a mis palabras no morirá para siempre». Los judíos le dijeron: «Ahora ya no nos cabe duda de que estás endemoniado. Porque Abraham murió y los profetas también murieron, y tú dices: ‘El que es fiel a mis palabras no morirá para siempre’. ¿Acaso eres tú más que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser tú?». Contestó Jesús: «Si yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. El que me glorifica es mi Padre, aquel de quien ustedes dicen: ‘Es nuestro Dios’, aunque no lo conocen. Yo, en cambio, sí lo conozco; y si dijera que no lo conozco, sería tan mentiroso como ustedes. Pero yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se regocijaba con el pensamiento de verme; me vio y se alegró por ello». Los judíos le replicaron: No tienes ni cincuenta años, ¿y has visto a Abraham?». Les respondió Jesús: «Yo les aseguro que desde antes que naciera Abraham, yo soy». Entonces recogieron piedras para arrojárselas, pero Jesús se ocultó y salió del templo.



Palabra del Señor



Medita lo que Dios te dice en el Evangelio



¿Cuántas cosas, a lo largo de nuestra vida, vamos conservando porque tiene un valor especial y particular que no queremos perder y olvidar? Guardamos en nuestro corazón experiencias, momentos de encuentro, enseñanzas, una palabra o una mirada. También si abrimos nuestros escritorios o armarios, vemos que guardamos muchas cosas porque también en ellas encontramos algún valor, un gusto particular o porque tienen un significado de gran importancia.



En el Evangelio de este día, lo primero que leemos es la invitación que nos hace el Señor de guardar su palabra. ¿Qué significa esta invitación? Es una invitación que el Señor realiza deseando que descubramos en su palabra una riqueza y profundidad únicas para nuestra vida. Porque es su palabra la que orienta, alimenta, fortalece, sostiene, sana y da sentido a nuestra existencia, a nuestra realidad, en nuestra vida personal, familiar, académica o profesional. Su palabra es amor, porque nos comunica aquello que el Padre, que tanto ama a su Hijo, y a nosotros sus hijos, le dice en ese encuentro personal de su oración. Su palabra atrae, cautiva, consuela y anima. En su palabra no solo encontramos riqueza sino también vida. Por lo tanto, no solo se trata de escuchar su palabra y guardarla, sino de hacerla vida y trasmitirla.



Que nuestra oración, a ejemplo de nuestra Madre María, sea el momento privilegiado en el que escuchamos y experimentamos la grandeza de su palabra, guardándola en nuestro corazón, y que sea su palabra lo único que valga la pena conservar, porque su palabra es eterna. Abracemos su palabra, custodiémosla y que ella sea la fuente de felicidad.



«El antídoto más eficaz contra el virus de la falsedad es dejarse purificar por la verdad. En la visión cristiana, la verdad no es sólo una realidad conceptual que se refiere al juicio sobre las cosas, definiéndolas como verdaderas o falsas. La verdad no es solamente el sacar a la luz cosas oscuras, “desvelar la realidad”, como lleva a pensar el antiguo término griego que la designa, aletheia (de a-lethès, “no escondido”). La verdad tiene que ver con la vida entera. En la Biblia tiene el significado de apoyo, solidez, confianza. La verdad es aquello sobre lo que uno se puede apoyar para no caer. En este sentido relacional, el único verdaderamente fiable y digno de confianza, sobre el que se puede contar siempre, es decir, “verdadero”, es el Dios vivo. He aquí la afirmación de Jesús: “Yo soy la verdad”. El hombre, por tanto, descubre y redescubre la verdad cuando la experimenta en sí mismo como fidelidad y fiabilidad de quien lo ama. Sólo esto libera al hombre: “La verdad os hará libres”».
(Del mensaje de S.S. Francisco, para la 52 jornada mundial de comunicación).



 

 

Diálogo con Cristo



Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.



Propósito



Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.



Hoy haré 15 minutos de meditación y trataré de hacer vida lo que me sugiera Jesús en este rato de contacto íntimo con Él.



 

 

Despedida



¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 

A punto de acabar la Cuaresma, ¿qué ha cambiado en tu vida?

Hagamos una revisión de nuestro progreso, a pocos días de terminar la Cuaresma, ¿qué tanto hemos avanzado espiritualmente? Seamos sinceros

 

 

Seguramente estás pensando que el tiempo ha pasado sin sentirlo y que no has tenido oportunidad de cumplir cabalmente lo que te propusiste al iniciar la Cuaresma. Con tantas ocupaciones y exigencias de la vida moderna, no es raro enfrentarse a la realidad de la justificación y los pretextos.

Examinémonos sinceramente

Pero seamos sinceros con nosotros mismos: ¿de verdad no hemos podido cambiar en nada?, hagamos un breve examen:

¿Ayunaste el Miércoles de Ceniza?
¿Ya te confesaste?
¿Has dado limosna?
¿Visitaste a un enfermo?
¿Escuchaste a alguien que tenía un problema y lo consolaste?
¿Has hecho oración?
¿Intentas ser más paciente?
¿Has ofrecido tus trabajos y actividades del día a Dios?
¿Tratas con más caridad a tu familia?
¿Tienes el propósito firme de cambiar algún defecto?
¿Ayudaste a alguien que tuvo una dificultad?
¿Fuiste a Misa los domingos y antes no lo hacías?
¿Estás planeando asistir a las celebraciones de Semana Santa?
¿Ayunarás el Viernes Santo?
¿Comulgarás el domingo de Pascua de Resurrección?
¿Esta Cuaresma ha tenido un significado diferente a las anteriores?

Tus resultados indican que hay cambio

Si has respondido afirmativamente a una o varias de estas preguntas, vas por buen camino. Porque si te has esforzado, por lo menos en un punto, tu Cuaresma no ha sido igual que las pasadas. Tu corazón está puesto en Dios y en querer hacer su voluntad.

Y en vez de sentirte culpable por no esforzarte más, toma nota de tu progreso y sigue adelante. Aún queda tiempo para hacer un buen examen de conciencia y reconciliarte con Dios y tus seres queridos. Constantemente hay gente a la que puedes ayudar; todos los días pueden ser santificados si se los ofreces al Señor desde que despiertas; desde este momento puedes comenzar a orar si hablas con Él.

Y lo mejor, puedes programar tus días para acudir a la iglesia durante el Triduo Pascual y participar en la Misa de Resurrección, comulgando en la fiesta más importante del cristianismo.

Porque celebraremos que fuimos justificados y que el Señor Jesús ha vencido a la muerte para siempre. Anímate y concluye bien tu Cuaresma, recuerda que mientras tengamos vida hay oportunidad para convertirnos cada vez más.

Te puede interesar :Guía definitiva para tu examen de conciencia

Te puede interesar :¿Sabías que san Juan Pablo II tuvo una hermana mayor?

Te puede interesar :El amor de Dios se recibe gratuitamente, explica el Papa Francisco