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Referencias Bíblicas

• Luke 13:1-9

• Obispo Robert Barron

Amigos, el Evangelio de hoy nos trae la parábola de la higuera que no da fruto. 

Esto es algo usual en la literatura teológica de Israel: el árbol que no da fruto evoca la persona moral que no produce fruto espiritual. Cada persona tiene una misión: ser conducto de la gracia divina en el mundo. Como planta enraizada en Dios —piensen en la imagen de la vid y las ramas de Jesús— estamos destinados a producir frutos del amor, la paz, la compasión, la justicia, y la no violencia. 

 

 

Y notemos que ello no debería realizarse con esfuerzo. Cuanto más nos acercamos a Dios, nos volvemos más llenos de vida. Pero el misterio del pecado es que resiste la invasión de Dios; preferimos seguir nuestro propio camino; nos aferramos a nuestras propias prerrogativas y nuestra propia y estrecha libertad. Y el resultado es que nos falta vida. Sentimos como una depresión, como si la vida no llegara a ningún lado; en el lenguaje de Dante, es como estar “perdido en un bosque oscuro”. 

En la parábola de Jesús, el viñador le ruega al propietario una oportunidad más de abonar el árbol y cavar a su alrededor, con la esperanza de hacerlo volver a la vida. Pero si esa vida no llega, el árbol será cortado. Esta es una nota de urgencia que se repite una y otra vez en la Biblia. Podemos quedarnos sin tiempo. Podemos volvernos tan resistentes a la gracia de Dios que nuestras hojas se vayan secando. Esto no es una venganza divina; es algo de la física espiritual. 
¡Así que no tengas miedo de Dios! Entrégate a Él.

 

 

Cedda (Cedd), Santo

Obispo, 26 de octubre

Por: Redacción | Fuente: Newadvent.org

 

Martirologio Romano: En Lastingham, en Northumbria, san Ceda, hermano de san Ceada, ordenado obispo de los sajones orientales por san Finano, distinguido por asentar los cimientos de esta nueva Iglesia († 664).

Breve Biografía


Obispo del Saxons Oriental, hermano de San Ceadda; murió el 26 de Octubre de 664. Tenía otros dos hermanos también sacerdotes, Cynibill y Caelin, todos nacidos de una familia Anglo establecida en Northumbria.

Con su joven hermano Ceadda, él se mudó a Lindisfarne bajo el San Aidan.

En 653 fue uno de cuatro sacerdotes enviados por Oswiu, Rey de Northumbria, a evangelizar parte de su reino por solicitud de su consejero.

Poco tiempo después, sin embargo, fue llamado a realizar la misma labor misionera en Essex colaborando con Sigeberht, el Rey de Saxons Oriental, a convertir a sus subditos al cristianismo.


Aquí fue consagrado obispo y era muy activo fundando iglesias, y estableció monasterios en Tilbury y Ithancester.

De vez en cuando volvía a visitar su Northumbria natal, y allí, por solicitud de Aethelwald, fundó el monasterio de Laestingaeu, ahora Lastingham, en Yorkshire.

De esta casa él fue el primer abad, no obstante sus responsabilidades episcopales.

En el Sínodo de Whitby, aunque Celta en su educación, adoptó la liturgia romana.

Inmediatamente después del sínodo realizó una visita a Laestingaeu, donde ayudó a víctimas de una plaga.

Florence de Worcester y William de Malmesbury en tiempos posteriores lo mencionan como el segundo Obispo de Londres, pero San Bede, casi un contemporáneo, nunca le da ese título.

 

 

Podemos dar fruto

Santo Evangelio según San Lucas 13, 1-9.

Sábado XXIX de Tiempo Ordinario.
Por: Jesús Alberto Salazar Brenes, LC
Fuente: somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.


Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!



Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)



Señor, cambia mi corazón de piedra por uno de carne y dame la gracia de un sincero arrepentimiento para regresar a tu amor.



Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Lucas 13, 1-9



En aquel tiempo, algunos hombres fueron a ver a Jesús y le contaron que Pilato había mandado matar a unos galileos, mientras estaban ofreciendo sus sacrificios. Jesús les hizo este comentario: «¿piensan ustedes que aquellos galileos porque les sucedió esto, eran más pecadores que todos los demás galileos? Ciertamente que no; y si ustedes no se convierten, perecerán de manera semejante. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿piensan acaso que eran más culpables que todos los demás habitantes de Jerusalén? Ciertamente que no; y si ustedes no se convierten, perecerán de manera semejante». Entonces les dijo esta parábola: «Un hombre tenía una higuera plantada en su viñedo; fue a buscar higos y no los encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Mira, durante tres años seguidos he venido a buscar higos en esta higuera y no los he encontrado. Córtala. ¿Para qué ocupar la tierra inútilmente?’. El viñador le contestó: «Señor, déjala todavía este año; voy a aflojar la tierra alrededor y echarle abono, par a ver si da fruto. Si no, el año que viene la cortaré'».



Palabra del Señor



Medita lo que Dios te dice en el Evangelio



 

 

¿Por qué en el mundo hay tanto sufrimiento? ¿Por qué parece que Dios no actúa? ¿Es acaso que Dios se olvida de alguna de sus criaturas? Era la misma pregunta que se hacían los israelitas al ver las desgracias que sucedían; sin embargo, Jesús les invita a pensar más allá. Los sufrimientos de esta vida siempre van a existir independientemente de nosotros. El mayor dolor que quiere evitarnos Él es el sufrimiento eterno, por eso nos hace la invitación desde el fondo de su corazón:



¡Conviértanse! Vuelvan a mí que tanto los amo, porque los sufrimientos de esta vida no son ni siquiera comparables al gozo de la vida eterna.



 

Jesús es ese agricultor paciente que, aunque nuestra vida no esté dando quizás los frutos en abundancia como la higuera seca, espera y nos ayuda con sus regalos de la gracia para que podamos dar fruto. Ante la tristeza, el desaliento, la indignación, el pecado, Cristo confía en nosotros, aunque nosotros hayamos perdido nuestra confianza. Él nos llama a esa sincera conversión y a la vez nos da las herramientas para alcanzarla. Cada uno de nosotros tiene un potencial enorme para dar fruto: ¿por qué te resistes a dar lo que Dios pide de ti? ¿Por qué te resistes a ser la mejor versión de ti mismo? Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar, te enseña a que hagas cuanto puedes, y a que pidas lo que no puedes, según decía san Agustín.



«Lo que nos sostiene a lo largo del tiempo, nos sostiene a lo largo de la historia para crecer hacia arriba y dar fruto. Las raíces. Sin raíces no hay flores, no hay frutos. Decía un poeta que «todo lo que el árbol tiene de florido le viene de lo que tiene de soterrado», las raíces. Nuestras vocaciones tendrán siempre esa doble dimensión: raíces en la tierra y corazón en el cielo. No se olviden esto. Cuando falta alguna de estas dos, algo comienza a andar mal y nuestra vida poco a poco se marchita, como un árbol que no tiene raíces, marchita».
(Homilía de S.S. Francisco, 20 de enero de 2018).



Diálogo con Cristo



Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.



Propósito



Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.



Hoy daré un paso más hacia mi conversión intentando ser más bondadoso con la gente con la que convivo, amándolos como Cristo lo hace.



 

 

Despedida



¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 

La oración mental puede ser más poderosa que las de fórmula

Las fórmulas de oración -como el Rosario- son beneficiosas, pero la oración mental puede impactarnos más al alma, llevándonos a una unión más profunda con Dios

 

 

Nuestros primeros pasos en la oración casi siempre implican aprender fórmulas de oración, como el Padre Nuestro y el Ave María.

Aunque estas oraciones son muy buenas y nunca deben abandonarse, nuestra vida espiritual necesita incorporar la oración mental reflexiva.

Este tipo de oración es la simple relación de nuestras alegrías y penas con Dios.
Preferencia por la oración mental

San Francisco de Sales llega a preferir la oración mental a las oraciones de fórmula en su Introducción a la vida devota:

«El Rosario es una devoción útil cuando se usa correctamente, y hay varios libritos que lo enseñan. También está bien rezar las letanías piadosas y las demás oraciones vocales señaladas para las Horas y que se encuentran en los Manuales de devoción; pero si tienes el don de la oración mental, que ésta ocupe siempre el lugar principal, de modo que si, habiéndola hecho, los negocios o cualquier otra causa te impiden rezar tus oraciones vocales acostumbradas, no te turbes, sino confórmate con rezar el Padrenuestro, la Salutación angélica y el Credo después de tu meditación».

A continuación, explica que si te sientes atraído a hablar claramente a Dios en oración mental mientras recitas una oración de fórmula, no debes tener miedo de dejar lo que estás haciendo y cambiar de rumbo:

«Si, mientras rezas las oraciones vocales, tu corazón se siente atraído por la oración mental, no te resistas a ella, sino deja tranquilamente que tu mente caiga en ese canal, sin preocuparte porque no hayas terminado tus oraciones vocales señaladas. La oración mental que has sustituido por ellas es más aceptable a Dios, y más provechosa a tu alma».

Poner nuestro corazón en Dios

 

 

Una de las principales razones por las que la oración mental puede ser más poderosa que la oración de fórmula es que, normalmente, este tipo de oración implica exponer nuestro corazón a Dios.

Puede ser tentador utilizar la oración de fórmula como una muleta, en la que nunca hablas a Dios con tus propias palabras.

Dios desea por encima de todo desarrollar una relación con nosotros y es difícil hacerlo si nunca le hablamos como si estuviéramos hablando con un amigo.

La oración con fórmulas es ciertamente una gran práctica, pero si nunca hablamos con Dios desde lo más profundo de nuestro corazón, probablemente nunca creceremos en nuestro amor a Dios.

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