¿Qué pasará el año 2022 que está ya aquí? Al respecto, recuerdo un encuentro que tuvo san Juan XXIII con periodistas, que dijo que le encantaba y le interesaban mucho las noticias escritas por periodistas de lo que había pasado, pero no se fiaba cuando hablaban del futuro.
Ciertamente el periodismo de principios de los años sesenta del siglo pasado, nada tiene que ver con el periodismo actual, pues los periodistas tienen –tenemos– acceso a una enorme cantidad de fuentes de información, en lo económico, lo político, lo social, lo religioso y el deporte.
Por eso, cuando me pongo a escribir sobre las previsiones del año 2022 no son fruto de otear el horizonte, sino a la lectura de estudios e informes (se han hecho muchos) que se han hecho sobre ese año, tanto los think-tank omo las instituciones más importantes del mundo. No hay gobierno o entidad relevante que no tenga sobre su mesa hoy unas previsiones de cara al 2022.
Para hablar del 2022, en primer lugar cabe destacar que el 2021 terminó con un cúmulo de incertezas y debilidades, tanto económicas como políticas. El 2021, año que ha oscilado entre la pandemia y la recuperación económica, las diferencias sociales entre los países del mundo, y dentro de los países, han aumentado. O sea que los que tenían dinero tienen más y los que tenían poco tienen menos.
Se trata de un desnivel cada vez más fuerte entre países ricos y en desarrollo, entre personas adineradas y no adineradas. Este hecho debe de reflexionar a la comunidad mundial y escuchar un poco más a las voces más proféticas, como la del papa Francisco.
1.- La salud.- Después de dos años vividos en plena pandemia de la Covid-19, con más de 250 millones de afectados, se sigue investigando para encontrar mejores vacunas y remedios más drásticos contra el virus que sigue propagándose en distintas versiones o cepas. La industria farmacéutica y los distintos gobiernos e instituciones mundiales han destinado miles de millones de dólares. Sin embargo, el gran esfuerzo dedicado el tratamiento de los enfermos de la Covid-19 ha causado dos problemas serios: el primero es el agotamiento del personal sanitario: médicos, enfermeras, auxiliares sanitarios y todo el personal de la sanidad; el segundo, es que el esfuerzo dedicado a la investigación de la Covid-19 ha reducido drásticamente el cuidado y la investigación en otras enfermedades muy comunes entre las personas. Un ejemplo es lo poco que se destina ac la salud mental que tanto se ha deteriorado durante la pandemia.
2.- Crecimiento económico. A finales del 2021 se produjo una desaceleración económica, como consecuencia de la permanencia de obstáculos al crecimiento, como las materias primas, los precios de los transportes, los precios de la energía, la inflación, el coste del cambio climático y los cuellos de botella en los suministros.
La mayor preocupación cara al 2022 es la inflación ¿La inflación ha venido para quedarse? Eso dependerá de las políticas monetarias, fiscales y salariales que se adopten. La previsión entre los economistas es que en 2022 no se superen los crecimientos que se registraron en el 2021. Es posible que la final de 2022 el crecimiento global del PIB ceda 1,5 o 2 puntos sobre el 2021. Lo positivo para el 2022 es la extensión de la vacuna contra la Covid-19 que se realizó en 2021.
En el caso de China, se prevé una desaceleración en 2022, a causa de sus esfuerzos (tolerancia cero para la Covid-19) para eliminar la pandemia y su política de no depender de las importaciones, junto a la fuerte crisis inmobiliaria.
La economía no tendrá para el 2022 el empuje que se esperaba, a causa de los riesgos que acechan.
3.- Crisis energética y de materias primas. La energía es un bien de primerísima necesidad, sobre todo para el funcionamiento de una economía industrializada y de servicios. Con el cambio climático se registran fuertes cambios tecnológicos al tener que cambiar energías contaminantes con energías netas. Tal es el caso, por ejemplo, de la industria del automóvil. Apunta esperanza en el desarrollo del hidrógeno verde de cara al 2022.
Los analistas aseguran que hay muchas dudas de que el precio de la energía se modere, se relaje.
Sin embargo, los altos precios del petróleo y del gas, sobre todo, ha hecho que muchas economías se dirigieran hacia el uso de la energía nuclear o del carbón, como es el caso de Alemania, de China e incluso de los Estados Unidos.
Y no solo hablemos de la energía, sino de otras materias primas como el cobre, el oro, el aceite, el azúcar, el trigo, el maíz, el café, el algodón, etc. Todos ellos mueven la economía.
Las energías alternativas, las que no ensucian la atmósfera, crecen demasiado lentamente, por diversos motivos. Son energías que dependen del factor clima, como por ejemplo la energía eólica, la fotovoltaica o solar y la hidráulica. La eólica depende del viento si sopla mucho o poco, la solar depende si donde están instalados los paneles hay más o menos luz del sol; la hidráulica si la pluviosidad y la cantidad de nieve caída es alta o estamos ante una sequía. Por esta razón nadie pronostica “cero emisiones” para el año 2040 y en 2022 no parece que se avanzará mucho.
Para el 2022 se celebrará en Egipto la Cumbre del Clima, con la esperanza de que se avance más que en la cumbre de Glasgow de 2021.
4.- ¿Habrá crisis monetarias? Un factor que tienen en cuenta los bancos centrales, desde el Fondo Monetario, a la Reserva Federal de los Estados Unidos, el Banco Central Europeo, el Banco de Japón y el Banco Central de China, es la marcha de la inflación, las ayudas recibidas por la fuerte crisis de la Covid-19, lo que ha comportado un fuerte incremento de la deuda. Se trata ahora de conjugar el crecimiento económico con la bajada de los precios.
Los bancos centrales han anunciado ya la retirada de los estímulos como la compra de bonos, y, algunos, como la Reserva Federal o el Banco de Inglaterra han anunciado ya una subida del precio del dinero, lo que hará probablemente el Banco Central Europeo en 2023 de cara a frenar los efectos inflacionistas.
5.- Los principales eventos electorales del año 2022 son analizados con lupa en las cancillerías de todo el mundo.
En 2022 habrá 15 convocatorias electorales, algunas de ellas de gran importancia.
En Norteamérica, estarán las elecciones de medio mandato de los Estados Unidos, donde Joe Biden se juega perder la mayoría en el Congreso y el Senado, lo que sería un gran hándicap para su política.
En América Latina, las elecciones tendrán un gran peso: serán las de Brasil (sobre la continuidad del presidente Bolsonaro) y las de Colombia. En este país habrá una multiplicidad de candidatos y donde la izquierda nunca ha ganado y el gobierno actual va mal en las encuestas.
En Asia habrá elecciones presidenciales en Corea del Sur (9 de marzo) y Filipinas. En Corea del Sur el Partido Demócrata del presidente Moon Jae-in se presenta débil (el presidente no va a la reelección) a causa de los escándalos sexuales, y la especulación inmobiliaria. La cuestión está, en Corea del Sur, si tensar más la línea dura contra China y Corea del Norte.
En Filipinas no se presenta Rodrigo Duterte, pero apoyará la alianza de su hija Sara con Ferdinand Marcos Jr., hijo del presidente fallecido. Su situación estratégica es importante de cara a las relaciones USA-China.
En Australia, las elecciones federales tienen un significado geoestratégico, porque Australia se ha colocado como aliado junto a Estados Unidos y Gran Bretaña en el sur del Pacífico, para hacer frente a China y sus aliados.
En Europa celebrarán elecciones presidenciales Francia, Hungría, Irlanda del Norte (con el bréxit como tema clave) y Suecia.
Sin duda las más importantes son las presidenciales francesas, donde Emmanuel Macron, que no tiene demasiada popularidad tendrá enfrente a dos partidos de extrema derecha: el de Marine Le Pen y el recién llegado a la política, Éric Zemmour. No se espera que gane la extrema derecha que presentan programas extremos, tanto las políticas institucionales, como en su relación con la Unión Europea.
Entre los países del norte de África y sur del Mediterráneo estarán las elecciones de Libia, Líbano y Túnez, países donde los equilibrios internos e internacionales. También, en África, habrá elecciones presidenciales en Kenia con su influencia en los países del cuerno de África
6.- La geopolítica en el mundo gira en torno a las tensiones entre las tres grandes potencias de hoy: Estados Unidos, China y Rusia. El centro de interés está en el océano Pacífico, donde las potencias de Estados Unidos, Japón, Corea del Sur y Australia compiten con China, no solo para las rutas comerciales, sino sobre todo pensando en la isla de Formosa que China acosa cada vez más con el fin de anexionarla. Están también archipiélagos o islas que disputan las potencias. Rusia, que tiene su ventana en el Pacífico a través de Vladivostok, pugna por mantener las islas Kuriles, anexionadas durante la segunda Guerra Mundial cuando pertenecían a Japón.
En Europa, existe la presión de Rusia sobre Ucrania, al situar a unos 100.000 hombres cerca de la frontera del nordeste. Estados Unidos ya ha dicho que si Rusia invade Ucrania las represalias económicas serán tremendas. Rusia ya se anexionó la península de Crimea que pertenecía a Ucrania y mantiene un frente bélico en la región nordeste ucraniana, del Donbás, que se quiere anexionar. Para Putin Ucrania es la niña de sus ojos.
Clave puede ser la entrevista que el próximo 10 de enero mantendrán, en Ginebras, los dos presidentes, Joe Biden y Vladimir Putin, a petición de este último. El día 30 hablaron largamente por teléfono, y Putin dijo que rechaza cualquier tipo de acercamiento de Ucrania a la OTAN. Las espadas están en alto.
Basilio Magno, Santo
Memoria Litúrgica, 2 de Enero
Obispo y Doctor de la Iglesia
Martirologio Romano: Memoria de los santos Basilio Magno y Gregorio Nazianceno, obispos y doctores de la Iglesia. Basilio, obispo de Cesarea de Capadocia (hoy en Turquía), apellidado “Magno” por su doctrina y sabiduría, enseñó a los monjes la meditación de la Escritura, el trabajo en la obediencia y la caridad fraterna, ordenando su vida según las reglas que él mismo redactó. Con sus egregios escritos educó a los fieles y brilló por su trabajo pastoral en favor de los pobres y de los enfermos. Falleció el día uno de enero de 379. Gregorio, amigo suyo, fue obispo de Sancina, en Constantinopla y, finalmente, de Nacianzo. Defendió con vehemencia la divinidad del Verbo, mereciendo por ello ser llamado “Teólogo”. La Iglesia se alegra de celebrar conjuntamente la memoria de tan grandes doctores.
Etimológicamente: Basilio = Aquel que es un rey, es de origen griego.
Breve Biografía
BASILIO nació en Cesarea, la capital de Capadocia, en el Asia Menor, a mediados del año 329. Por parte de padre y de madre, descendía de familias cristianas que habían sufrido persecuciones y, entre sus nueve hermanos, figuraron San Gregorio de Nicea, Santa Macrina la Joven y San Pedro de Sebaste. Su padre, San Basilio el Viejo, y su madre, Santa Emelia, poseían vastos terrenos y Basilio pasó su infancia en la casa de campo de su abuela, Santa Macrina, cuyo ejemplo y cuyas enseñanzas nunca olvidó. Inició su educación en Constantinopla y la completó en Atenas. Allá tuvo como compañeros de estudio a San Gregorio Nacianceno, que se convirtió en su amigo inseparable y a Juliano, que más tarde sería el emperador apóstata.
Basilio y Gregorio Nacianceno, los dos jóvenes capadocios, se asociaron con los más selectos talentos contemporáneos y, como lo dice éste último en sus escritos, “sólo conocíamos dos calles en la ciudad: la que conducía a la iglesia y la que nos llevaba a las escuelas”. Tan pronto como Basilio aprendió todo lo que sus maestros podían enseñarle, regresó a Cesárea.
Ahí pasó algunos años en la enseñanza de la retórica y, cuando se hallaba en los umbrales de una brillantísima carrera, se sintió impulsado a abandonar el mundo, por consejos de su hermana mayor, Macrina. Esta, luego de haber colaborado activamente en la educación y establecimiento de sus hermanas y hermanos más pequeños, se había retirado con su madre, ya viuda, y otras mujeres, a una de las casas de la familia, en Annesi, sobre el río Iris, para llevar una vida comunitaria.
Fue entonces, al parecer, que Basilio recibió el bautismo y, desde aquel momento, tomó la determinación de servir a Dios dentro de la pobreza evangélica. Comenzó por visitar los principales monasterios de Egipto, Palestina, Siria y Mesopotamia, con el propósito de observar y estudiar la vida religiosa. Al regreso de su extensa gira, se estableció en un paraje agreste y muy hermoso en la región del Ponto, separado de Annesi por el río Iris, y en aquel retiro solitario se entregó a la plegaria y al estudio. Con los discípulos, que no tardaron en agruparse en torno suyo, entre los cuales figuraba su hermano Pedro, formó el primer monasterio que hubo en el Asia Menor, organizó la existencia de los religiosos y enunció los principios que se conservaron a través de los siglos y hasta el presente gobiernan la vida de los monjes en la Iglesia de oriente. San Basilio practicó la vida monástica propiamente dicha durante cinco años solamente, pero en la historia del monaquismo cristiano tiene tanta importancia como el propio San Benito.
Lucha contra la herejía arriana
Por aquella época, la herejía arriana estaba en su apogeo y los emperadores herejes perseguían a los ortodoxos. En el año 363, se convenció a Basilio para que se ordenase diácono y sacerdote en Cesárea; pero inmediatamente, el arzobispo Eusebio tuvo celos de la influencia del santo y éste, para no crear discordias, volvió a retirarse calladamente al Ponto para ayudar en la fundación y dirección de nuevos monasterios. Sin embargo Cesárea lo necesitaba y lo reclamó. Dos años más tarde, San Gregorio Nacianceno, en nombre de la ortodoxia, sacó a Basilio de su retiro para que le ayudase en la defensa de la fe del clero y de las Iglesias. Se llevó a cabo una reconciliación entre Eusebio y Basilio; éste se quedó en Cesárea como el primer auxiliar del arzobispo; en realidad, era él quien gobernaba la Iglesia, pero empleaba su gran tacto para que se diera crédito a Eusebio por todo lo que él realizaba. Durante una época de sequía a la que siguió otra de hambre, Basilio echó mano de todos los bienes de todos los bienes que le había heredado su madre, los vendió y distribuyó el producto entre los más necesitados; mas no se detuvo ahí su caridad, puesto que también organizó un vasto sistema de ayuda, que comprendía a las cocinas ambulantes que él mismo, resguardado con un delantal de manta y cucharón en ristre, conducía por las calles de los barrios más apartados para distribuir alimentos a los pobres.
Obispo de Cesárea
El año de 370 murió Eusebio y, a pesar de la oposición que se puso de manifiesto en algunos poderosos círculos, Basilio fue elegido para ocupar la sede arzobispal vacante. El 14 de junio tomó posesión, para gran contento de San Atanasio y una contrariedad igualmente grande para Valente, el emperador arriano. El puesto era muy importante y, en el caso de Basilio, muy difícil y erizado de peligros, porque al mismo tiempo que obispo de Cesárea, era exarca del Ponto y metropolitano de cincuenta sufragáneos, muchos de los cuales se habían opuesto a su elección y mantuvieron su hostilidad, hasta que Basilio, a fuerza de paciencia y caridad, se conquistó su confianza y su apoyo.
Antes de cumplirse doce meses del nombramiento de Basilio, el emperador Valente llegó a Cesárea, tras de haber desarrollado en Bitrina y Galacia una implacable campaña de persecuciones. Por delante suyo envió al prefecto Modesto, con la misión de convencer a Basilio para que se sometiera o, por lo menos, accediera a tratar algún compromiso. Varios habían renegado por miedo, pero nuestro santo le respondió:
¿Qué me vas a poder quitar si no tengo ni casas ni bienes, pues todo lo repartí entre los pobres? ¿Acaso me vas a atormentar? Es tan débil mi salud que no resistiré un día de tormentos sin morir y no podrás seguir atormentándome. ¿Qué me vas a desterrar? A cualquier sitio a donde me destierres, allá estará Dios, y donde esté Dios, allí es mi patria, y allí me sentiré contento . . .
El gobernador respondió admirado: “Jamás nadie me había contestado así”. Y Basilio añadió: “Es que jamás te habías encontrado con un obispo”.
El emperador Valente se decidió en favor de exilarlo y se dispuso a firmar el edicto; pero en tres ocasiones sucesivas, la pluma de caña con que iba a hacerlo, se partió en el momento de comenzar a escribir. El emperador quedó sobrecogido de temor ante aquella extraordinaria manifestación, confesó que, muy a su pesar, admiraba la firme determinación de Basilio y, a fin de cuentas, resolvió que, en lo sucesivo, no volvería a intervenir en los asuntos eclesiásticos de Cesárea.
Pero apenas terminada esta desavenencia, el santo quedó envuelto en una nueva lucha, provocada por la división de Capadocia en dos provincias civiles y la consecuente reclamación de Antino, obispo de Tiana, para ocupar la sede metropolitana de la Nueva Capadocia.
La disputa resultó desafortunada para San Basilio, no tanto por haberse visto obligado a ceder en la división de su arquidiócesis, como por haberse malquistado con su amigo San Gregorio Nacianceno, a quien Basilio insistía en consagrar obispo de Sasima, un miserable caserío que se hallaba situado sobre terrenos en disputa entre las dos Capadocias. Mientras el santo defendía así a la iglesia de Cesárea de los ataques contra su fe y su jurisdicción, no dejaba de mostrar su celo acostumbrado en el cumplimiento de sus deberes pastorales. Hasta en los días ordinarios predicaba, por la mañana y por la tarde, a asambleas tan numerosas, que él mismo las comparaba con el mar. Sus fieles adquirieron la costumbre de comulgar todos los domingos, miércoles, viernes y sábados. Entre las prácticas que Basilio había observado en sus viajes y que más tarde implantó en su sede, figuraban las reuniones en la iglesia antes del amanecer, para cantar los salmos. Para beneficio de los enfermos pobres, estableció un hospital fuera de los muros de Cesárea, tan grande y bien acondicionado, que San Gregorio Nacianceno lo describe como una ciudad nueva y con grandeza suficiente para ser reconocido como una de las maravillas del mundo. A ese centro de beneficencia llegó a conocérsela con el nombre de Basiliada, y sostuvo su fama durante mucho tiempo después de la muerte de su fundador. A pesar de sus enfermedades crónicas, con frecuencia realizaba visitas a lugares apartados de su residencia episcopal, hasta en remotos sectores de las montañas y, gracias a la constante vigilancia que ejercía sobre su clero y su insistencia en rechazar la ordenación de los candidatos que no fuesen enteramente dignos, hizo de su arquidiócesis un modelo del orden y la disciplina eclesiásticos.
No tuvo tanto éxito en los esfuerzos que realizó en favor de las iglesias que se encontraban fuera de su provincia. La muerte de San Atanasio dejó a Basilio como único paladín de la ortodoxia en el oriente, y éste luchó con ejemplar tenacidad para merecer ese título por medio de constantes esfuerzos para fortalecer y unificar a todos los católicos que, sofocados por la tiranía arriana y descompuestos por los cismas y la disensiones entre sí, parecían estar a punto de extinguirse. Pero las propuestas del santo fueron mal recibidas, y a sus desinteresados esfuerzos se respondió con malos entendimientos, malas interpretaciones y hasta acusaciones de ambición y de herejía. Incluso los llamados que hicieron él y sus amigos al Papa San Dámaso y a los obispos occidentales para que interviniesen en los asuntos del oriente y allanasen las dificultades, tropezaron con una casi absoluta indiferencia, debido, según parece, a que ya corrían en Roma las calumnias respecto a su buena fe. “¡Sin duda a causa de mis pecados, escribía San Basilio con un profundo desaliento, parece que estoy condenado al fracaso en todo cuanto emprendo!»”
Sin embargo, el alivio no había de tardar, desde un sector absolutamente inesperado. El 9 de agosto de 378, el emperador Valente recibió heridas mortales en la batalla de Adrianópolis y, con el ascenso al trono de su sobrino Graciano, se puso fin al ascendiente del arrianismo en el oriente. Cuando las noticias de estos cambios llegaron a oídos de San Basilio, éste se encontraba en su lecho de muerte, pero de todas maneras le proporcionaron un gran consuelo en sus últimos momentos. Murió el 1º de enero del año 379, a la edad de cuarenta y nueve años, agotado por la austeridad en que había vivido, el trabajo incansable y una penosa enfermedad. Toda Cesárea quedó enlutada y sus habitantes lo lloraron como a un padre y a un protector; los paganos, judíos y cristianos se unieron en el duelo.
San Gregorio Nacianceno, Arzobispo de Constantinopla, en el día del entierro: “Basilio santo, nació entre santos. Basilio pobre vivió pobre entre los pobres. Basilio hijo de mártires, sufrió como un mártir. Basilio predicó siempre con sus labios, y con sus buenos ejemplos y seguirá predicando siempre con sus escritos admirables”.
Setenta y dos años después de su muerte, el Concilio de Calcedonia le rindió homenaje con estas palabras: “El gran Basilio, el ministro de la gracia quien expuso la verdad al mundo entero indudablemente que fue uno de los más elocuentes oradores entre los mejores que la Iglesia haya tenido; sus escritos le han colocado en lugar de privilegio entre sus doctores.
Ponerse en camino y buscar la estrella
Santo Evangelio según san Mateo 2, 1-12. Domingo de la Epifanía del Señor.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
«Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de júbilo (…) tocad para Dios tocad; tocad para nuestro Rey, tocad» (Salmo 47). Señor, Tú eres grande, Tú eres mi Dios, Tú eres mi todo. Vengo con gran alegría a cantar para Ti. Te ofrezco todo lo que soy y todo lo que tengo, todo lo debo a Ti. Te alabo, te bendigo, te doy gracias.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 2, 1-12
Jesús nació en Belén de Judá, en tiempos del rey Herodes. Unos magos de Oriente llegaron entonces a Jerusalén y preguntaron: «¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos surgir su estrella y hemos venido a adorarlo».
Al enterarse de esto, el rey Herodes se sobresaltó y toda Jerusalén con él. Convocó entonces a los sumos sacerdotes y a los escribas del pueblo y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías. Ellos le contestaron: «En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres en manera alguna la menor entre las ciudades ilustres de Judá, pues de ti saldrá un jefe, que será el pastor de mi pueblo, Israel».
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos, para que le precisaran el tiempo en que se les había aparecido la estrella y los mandó a Belén, diciéndoles: «Vayan a averiguar cuidadosamente qué hay de ese niño, y cuando lo encuentren, avísenme para que yo también vaya a adorarlo».
Después de oír al rey, los magos se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto surgir, comenzó a guiarlos, hasta que se detuvo encima de donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa y vieron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Advertidos durante el sueño de que no volvieran a Herodes, regresaron a su tierra por otro camino. Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio.
La vida del hombre es un peregrinar a Dios; así como estos magos el hombre busca a Dios. Pero ¿dónde está Dios? ¿Dónde lo podremos encontrar? ¿Cuál es el camino que debemos seguir? El hombre camina, el hombre busca la verdad y va a ella. Y en la vida uno se encuentra con muchas dificultades; a veces parece que no vemos la luz, a veces tenemos que volver a atrás y rehacer el camino. A veces, en fin, tenemos que seguir andando aunque nuestro destino parezca muy difícil, aunque pensemos que por más que luchemos no llegaremos.
Sólo quien se pone en camino tiene la esperanza de llegar, sólo quien busca a Dios lo encuentra. Pero lo más hermoso de la peregrinación del hombre es que Dios mismo es quien le sale al encuentro, pero necesita que nosotros decidamos buscarlo, quiere que nosotros caminemos, busca que nosotros lo encontremos. Pero ¿cuál es el rostro de Dios? ¿El rostro del poder, del dinero, del dominio? No, Jesús no nace en medio de la riqueza ni quiere dominar porque quiere mostrarnos que el amor y la misericordia son el verdadero rostro de Dios.
«Los Magos que vienen de Oriente son sólo los primeros de una larga lista de hombres y mujeres que en su vida han buscado constantemente con los ojos la estrella de Dios, que han buscado al Dios que está cerca de nosotros, seres humanos, y que nos indican el camino» (Benedicto XVI, JMJ Colonia). El camino de la santidad es seguir la estrella y ofrecerle a Dios toda nuestra vida.
Cristo acaba de nacer, aún no sabe hablar y todas las gentes –representadas por los Magos– ya pueden encontrarlo, reconocerlo, adorarlo. Dicen los Magos: “Vimos su estrella en Oriente y hemos venido a adorarlo”. Y Herodes oyó esto apenas los Magos llegaron a Jerusalén. Estos Magos eran hombres prestigiosos, de regiones lejanas y culturas diversas, y se habían encaminado hacia la tierra de Israel para adorar al rey que había nacido. Desde siempre la Iglesia ha visto en ellos la imagen de la entera humanidad, y con la celebración de hoy, de la fiesta de la Epifanía, casi quiere guiar respetuosamente a todo hombre y a toda mujer de este mundo hacia el Niño que ha nacido para la salvación de todos».
(Homilía de S.S. Francisco, 6 de enero de 2016).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy voy a hacer un momento de oración delante de la Eucaristía, para escuchar que es lo que Él me pide para este nuevo año y para agradecerle las gracias de este periodo navideño.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¿Quiénes y cuantos eran los Reyes Magos?
El evangelista presenta a unos magos que venían de Oriente, no dice cuántos eran ni cómo se llamaban.
Originarios de la Media (hoy Irán) donde constituían una clase sacerdotal, los magos habían adquirido gran influencia en Babilonia (hoy Iraq). Se distinguían por su afición al estudio de la Astronomía, o mejor, Astrología, que era -y sigue siendo- una ciencia adivinatoria basada en el principio de que la vida de los hombres se desarrolla bajo la influencia de los astros.
Por el trato con los judíos, que habían difundido por todo el Occidente sus esperanzas mesiánicas, tenían conocimiento del esperado Mesías, Rey de los judíos, el cual, como todos los grandes personajes, debía tener una estrella que vaticinase su destino. La naturaleza de esta estrella es muy misteriosa.
En el relato de San Mateo, la estrella juega un papel importante. Es una estrella que los magos vieron en Oriente, pero que luego se les perdió de vista encontrándola al salir de Jerusalén camino a Belén, donde se mueve delante de ellos en dirección norte-sur, finalmente se detiene sobre la casa donde estaba el Niño. Los magos dicen haberla conocido como la estrella de Jesús. «Hemos visto su estrella en Oriente y hemos venido a adorarle» (Mt. 2,2)
Una de las tradiciones sobre los Magos de Oriente dice que había tres Magos que, además, eran reyes. Los Tres Reyes de Oriente: Melchor, anciano de barba larga que obsequia al Señor con oro como corresponde a un Rey. Gaspar, joven lampiño que le obsequia incienso (es un perfume a base de resina de árboles que se quemaba en el templo) como homenaje a su Divinidad. Baltazar, de raza negra, que le entrega mirra (polvo perfumado que se mezcla con aceite para consagrar a los sacerdotes, o bien mezclado con el vino ayudaba a calmar dolores) a Jesús hombre como profecía de su muerte y sufrimiento.
Regiamente ataviados y montados en un camello, caballo y elefante, emprenden el viaje para adorar al Niño.
¿Cuántos Magos había?
En cuanto al número, los monumentos arqueológicos fluctúan considerablemente, un fresco del cementerio de San Pedro y San Marcelino en Roma representa a dos; un sarcófago que se conserva en el museo de Letrán muestra a tres; cuando aparecen en el cementerio de Santa Domitila y hasta ocho en un vaso del museo Kircheniano. En las tradiciones orales, sirias y armenias llega a hablarse de doce.
Ha prevalecido, no obstante, el número de tres, acaso con la correlación con los tres dones que ofrecieron: oro, incienso y mirra, o porque se les creyó representantes de las tres razas: Aria, Amarilla y Negra (Sem, Cam y Jafet, los hijos de Noé que dieron origen a dichas razas).
El número definitivo lo proclama en Occidente el Papa San León I en el siglo V; además este Papa fija también sus edades en 20, 40 y 60 años; y sus razas como blanca, negra y amarilla, que son las únicas admitidas en la antigüedad.
En cuanto a sus nombres, Beda el venerable, Teólogo inglés de principios del Siglo VIII, fue uno de los que primero usaron los sombres que hoy nos son tan familiares: Melchor, Gaspar y Baltazar. A finales del Siglo VII y en el siglo IX, aparecen en París y en Italia respectivamente un manuscrito anónimo en donde aparecen los nombres de Bisthisares, Melechior y Guthaspa.
En escritos de otros autores y diferentes regiones se les conoce con nombres de nobles persas.
¿Eran Reyes los Magos de Oriente?
Su condición de reyes carece de fundamento histórico, parece que esto se deduce de un salmo que dice: «los reyes de Tarsis y las Islas le ofrecerán sus dones; los reyes de Arabia, Saba le traerán regalos».
Nunca en las antiguas representaciones del arte cristiano aparecen con atributos regios, sino simplemente con gorro frigio y hábitos de nobles persas.
¿De dónde venían los Magos de Oriente?
También sobre el lugar de su origen discrepan los documentos antiguos, unos los hacen proceder de Persia, otros de Babilonia o de Arabia y otros de Egipto o de Etiopía. Sin embargo un dato arqueológico del tiempo de Constantino muestra la antigüedad de la tradición que parece interpretar mejor la intención del evangelista, haciéndolos oriundos de Persia. Esto fue debido a lo que refiere una carta sinodal del Concilio de Jerusalén del año 836, que en el 614, cuando los soldados persas de Cosroas II, destruyeron todos los santuarios de Palestina, respetaron la Basílica Constantiniana de la Natividad en Belén, porque al ver el mosaico del frontispicio que representaba la adoración de los Reyes Magos, creyeron por la indumentaria que se trataba de sus compatriotas.
La Estrella de Belén identificada por la astronomía
-Fuente: Zenit
El evangelista Mateo (2, 2) relaciona el nacimiento de Jesús en Belén con la aparición de una estrella particularmente luminosa en el cielo de Palestina.
Johannes Kepler, 1603, astrónomo y matemático de la corte al observar desde el castillo de Praga el acercamiento de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis, se preguntó por primera vez si el Evangelio no se refería precisamente a ese mismo fenómeno. Hizo cálculos hasta descubrir que una conjunción de este tipo tuvo lugar en el año 7 a.C.
Encuentro de una tablilla.En 1925 el erudito alemán P. Schnabel descifró anotaciones neobabilonias acuñadas en una tabla de arcilla encontrada entre las ruinas de un antiguo templo del sol, cien kilómetros al norte de Babilonia. La tablilla revela la existencia de una conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis en el año 7 a.C., en tres ocasiones, durante pocos meses: del 29 de mayo al 8 de junio; del 26 de septiembre al 6 de octubre; del 5 al 15 de diciembre. Según los cálculos matemáticos, esta triple conjunción se vio con gran claridad en la región del Mediterráneo.
La triple conjunción de los dos planetas explica también la aparición y la desaparición de la estrella, dato confirmado por el Evangelio. La tercera conjunción de Júpiter y Saturno, unidos como si se tratara de un gran astro, tuvo lugar del 5 al 15 de diciembre. En el crepúsculo, la intensa luz podía verse al mirar hacia el Sur, de modo que los Magos de Oriente, al caminar de Jerusalén a Belén, la tenían en frente. La estrella parecía moverse, como explica el Evangelio, «delante de ellos» (Mt 2, 9).
Iniciar el año con orden
Educar a nuestros hijos en valores y fomentar la responsabilidad.
Inicia el año y es muy común que nos sintamos fuera de ritmo, por las vacaciones y por tantas fiestas, pero es muy necesario que pongamos cuanto antes, orden a nuestra vida y sobre todo, que ordenemos la rutina de nuestros hijos.
Una forma muy común de lograrlo es hacer los tradicionales propósitos de año nuevo, que a veces son de mucha utilidad, pero otra forma es hacer un calendario de valores para nuestra familia que realizaremos durante el año que comienza.
Estas dos estrategias son excelentes para fomentar en nuestros hijos el orden y la responsabilidad y una muy buena forma de mantener a la familia interesada y unida. Aquí están mis 5Tips para lograrlo.
PRIMERO. Haz una lista de los propósitos de cada uno de tus hijos.
Es importante que ellos los hagan para que estén dispuestos a llevarlos a cabo. Por supuesto que podemos ayudarles, pero al final, ellos deberán estar de acuerdo y dispuestos a realizarlos.
Otro punto importante es que nosotros como papás debemos acompañarlos y hacer una lista de propósitos también.
Es bueno que sean acciones sencillas, alcanzables y que nos lleven a mejorar. Y si nos proponemos una para cada mes del año que comienza, es mucho mejor.
SEGUNDO. Habla con ellos y hagan una estrategia para cumplirlos.
Es importante que hagamos una estrategia personal y familiar para cumplir los propósitos de año nuevo. Y para eso es necesario tomarnos tiempo para que cada uno de nuestros hijos haga su lista de propósitos y después defina las acciones concretas que realizará para cumplirlos.
Cuando nuestros hijos son pequeños pueden hacer dibujos para recordar lo que debe realizar durante ese mes.
Y para los jóvenes, es necesario que hagan un calendario para que lo tengan presente. Este calendario es muy necesario tenerlo en un lugar visible para no olvidarlo.
TERCERO. Haz un calendario de valores que se van a llevar a la practica durante este año en la familia.
A la par de esto, es muy bueno establecer los valores que en familia conoceremos y practicaremos.
Es necesario que se los expliquemos a nuestros hijos para que puedan comprenderlos y llevarlos a la práctica.
El inicio de año es la mejor época para esto pues así, comenzaremos el año ordenadamente y con un objetivo familiar claro.
Este calendario de valores debe ser entendible para todos los miembros de la familia y sobre todo para nuestros hijos pequeños que quizá, sea más difícil que lo puedan comprender.
De ser necesario, busca apoyos didácticos para lograr que todos comprendan cada valor y en qué consiste cada uno de ellos.
CUARTO. Que ellos propongan actividades para lograrlo.
Para lograr que todos participen en este calendario de valores y para que lo sientan real y cercano, es bueno hacer que cada uno de nuestros hijos propongan actividades, de acuerdo a su edad, para llevar a la vida cotidiana estos valores.
Es bueno que estas actividades las pongamos visibles y fáciles de ubicar para que nuestros hijos no las olviden durante los días. Podemos usar dibujos, canciones, actividades didácticas o láminas para que nuestros pequeños lo tengan presente.
Y QUINTO. Revisa cada semana como se va llevando este plan familiar.
Para que un plan se lleve a cabo es necesario que sea revisado. Y para eso podemos hacer una junta semanal con todos los miembros de la familia para ver cómo vamos en el cumplimento de los propósitos de este año y como hemos llevado a la práctica el valor del mes.
Ambas actividades son muy formativas y se complementan muy bien para educar a nuestros hijos en valores y fomentar la responsabilidad que tan necesaria es en estos días.
La junta puede ser durante la cena o antes de ella para que sea un momento significativo y que todos estén presentes y dispuestos a participar.
La idea es que este año, tengamos un poco más de orden y que nuestra familia esté bien educada en valores ya que la sociedad cada día más nos invita a dejarlos de lado y hacer lo que nuestros instintos nos piden, sin importar si esto nos hace mal o si dañamos a los demás.
¿Qué deseo en un año nuevo?
Este año será distinto si te abres a Dios, si rompes con tu egoísmo, si empiezas a vivir no para ti mismo, sino para tantos corazones que te encontrarás este año.
Por: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
La pregunta me deja un poco inquieto. Porque sé que el «año nuevo» es simplemente una hoja de calendario, un cambio en los números, una simple tradición humana. Porque el tiempo escapa a nuestro control, y fluye sin cesar.
Pero casi todos, al llegar el año nuevo, damos una mirada al año que termina y soñamos en el año que comienza.
Lo pasado queda allí: fijo, inmodificable, casi pétreo. Con sus momentos buenos y sus fracasos, con sus sueños realizados y con los sueños que se evaporaron en el vacío, con las ayudas que me ofrecieron y con las ayudas que pude ofrecer a otros, con mis omisiones y mis cobardías.
Lo futuro inicia, como inició ayer, como inició hace un mes, como iniciará mañana.
Cada instante se presenta como una oportunidad que en parte depende de mi prudencia y de mis decisiones. En otra buena parte, depende de las decisiones de otros. En los dos casos, y aunque no siempre nos demos cuenta, depende de Dios.
De nuevo, ¿qué deseo en un año nuevo? Desearía la paz en Tierra Santa. Para que nadie privase a nadie de su tierra, de su casa, de su familia. Para que las religiones fueran vividas como lo que son: un camino para unir a los hombres bajo la luz de Dios. Para que la tierra donde vivió, murió y resucitó Cristo testimoniase con un estilo de vida nuevo la gran belleza del Evangelio.
Luego, desearía la paz en tantos lugares del planeta. Especialmente en África, donde todavía unos poderosos venden armas para la muerte pero no ofrecen comida para los hambrientos.
Querría, además, que desapareciese el aborto en todos los países del mundo. Lo cual no es ningún sueño imposible: basta con aprender a vivir responsablemente la vocación al amor para que ningún hijo sea visto como un “enemigo” o un obstáculo en el camino de la propia vida. Porque lo mejor que podemos hacer es vivir para los demás. Porque cada niño pide un poquito de amor y de respeto. Porque cada madre que ha empezado a serlo merece ayuda y apoyo, para que no le falten las cosas que más necesite durante los meses de embarazo y los primeros años de su hijo.
En este nuevo año me gustaría dialogar con quien piensa de modo distinto en un clima de respeto, sin insultos, sin desprecios, sin zancadillas. Porque si él y si yo somos humanos, porque si él y si yo queremos encontrar la verdad, podemos ayudarnos precisamente con una palabra nacida desde los corazones que saben escucharse y, más a fondo, que saben amarse…
El año que inicia querría tener más energías, más entusiasmo, más convicción, para enseñar a los otros lo que para mí es el tesoro verdadero: mi fe católica. Enseñarla, sobre todo, con mi vida. Querría ser, en ese sentido, más coherente, más bueno, más abierto, más disponible, más cercano. Especialmente cuando me encuentre con un pobre, con un enfermo, con una persona triste o desesperada, con quien llora porque sabe lo que muchos no se atreven a reconocer: que ha pecado. Porque sólo cuando me pongo ante mis faltas con honestidad clara y completa, descubro mi miseria y comprendo la de los otros. Y porque cuando reconozco mi miseria y la ajena puedo entender que necesitamos al único que puede limpiarnos con su palabra llena de perdón y de esperanza: Dios.
¿Qué deseo en un año nuevo? Quizá deseo demasiado. Quizá he soñado despierto. Quizá me he dejado llevar por una emoción inconsistente. Mientras, el reloj sigue su marcha, y, sin saberlo, me dice: este año será un poco distinto si te abres a Dios, si rompes con tu egoísmo, si empiezas a vivir no para ti mismo, sino para tantos corazones que encontrarás en los mil cruces de camino de este año que está iniciando…
San Basilio el Grande y san Gregorio Nacianceno, grandes amigos
Obispos y doctores de la Iglesia. La protegieron del arrianismo. San Basilio fue ejemplar en la pobreza evangélica y la caridad
Basilio nació en Cesarea, la capital de Capadocia (actual Turquía), en el año 329. Tanto su familia paterna como materna habían sufrido persecuciones y, entre sus nueve hermanos, figuraron san Gregorio de Nisa, santa Macrina la Joven y san Pedro de Sebaste.
Su padre era san Basilio el Viejo y su madre santa Emelia. Su abuela, santa Macrina.
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Grandes amigos
Comenzó su educación en Constantinopla y la completó en Atenas. San Gregorio Nacianceno, su compañero, se convirtió muy pronto en amigo para toda la vida. La Iglesia también celebra el 2 de enero su festividad.
Al acabar los estudios, regresó a Cesarea y fue maestro de retórica. Pero recibió una moción de Dios, que él recordó así:
“Un día, como si despertase de un sueño profundo, volví mis ojos a la admirable luz de la verdad del Evangelio…, y lloré por mi miserable vida”.
Decidió entonces servir a Dios viviendo la pobreza evangélica. Estuvo en monasterios de Egipto, Palestina, Siria y Mesopotamia, y aprendió cómo era la vida religiosa. Así, formó el primer monasterio del Asia Menor.
La herejía arriana se extendía y Basilio fue ordenado sacerdote en el año 363. El arzobispo Eusebio de Cesarea tuvo celos de él y Basilio decidió retirarse de nuevo.
Sin embargo, san Gregorio Nacianceno lo reclamó para que defendiera la fe. Basilio lo hizo cediendo todo protagonismo al arzobispo.
Fundó un hospital para los pobres
Y mientras, una terrible sequía dejó sin alimento a la población. Pero Basilio decidió poner el patrimonio familiar a la venta para hacer acopio de alimentos y distribuirlos entre los más necesitados.
Organizó un sistema de cocinas ambulantes y él mismo servía comida. Más adelante fundaría un gran hospital para los pobres.
Arzobispo de Cesarea
Al morir Eusebio en el año 370, Basilio fue elegido arzobispo. Eso le enfrentaría al emperador Valente, que era arriano.
Valente quiso castigarlo con el exilio pero, en tres ocasiones, en el momento de firmar el documento se le partía la pluma de caña. El suceso hizo que, por miedo, el emperador decidiera no volver a inmiscuirse en los asuntos eclesiásticos de Cesarea.
Murió el 1 de enero del año 379, a los 49 años, agotado por su austeridad de vida y por su labor contra las herejías y los cismas de las Iglesias de Oriente. San Gregorio Nacianceno, arzobispo de Constantinopla, declaró en el día del entierro:
“Basilio santo nació entre santos. Basilio pobre vivió pobre entre los pobres. Basilio hijo de mártires, sufrió como un mártir. Basilio predicó siempre con sus labios, y con sus buenos ejemplos y seguirá predicando siempre con sus escritos admirables.”
El Concilio de Calcedonia dijo poco después que “fue uno de los más elocuentes oradores entre los mejores que la Iglesia haya tenido; sus escritos le han colocado en lugar de privilegio entre sus doctores.”
Basilio el Grande es uno de los tres Padres de la Iglesia capadocios junto con san Gregorio Nacianceno y san Juan Crisóstomo.
Santo patrón
San Basilio el grande es patrono de la Capadocia y de la dirección de hospitales.
Texto de san Basilio sobre la pobreza evangélica
“Según las palabras del Señor, no es conveniente ser rico, sino pobre: no juntar riquezas en la tierra sino en el cielo.
Indiferente y sana actitud hacia la riqueza es servirse de ella conforme a los mandamientos: esto para nosotros es útil en muchos casos, ante todo para purificar el alma de los pecados.
Nuestra mayor suerte no es pues, la abundancia en cosas temporales, sino que nosotros somos llamados a coparticipar en los verdaderos y eternos bienes.”
Isaías 60:1-6 / Efesios 2:2-3a.5-6 / Mateo 2:1-12
El evangelio que nos ha proclamado el sacerdote, hermanas y hermanos, parece que quiera instruirnos más expresando sentimientos y actitudes que diálogos. Porque la parte más importante de la narración, que es el encuentro de los magos con Jesús, no contiene ninguna reproducción de palabras dichas por los personajes que intervienen. Me explico.
Primero, el evangelista nos ha dicho que los magos habían visto en el firmamento, cuando todavía estaban en su tierra, en Oriente, una estrella que brillaba de una forma nueva. Y dedujeron que era la estrella que indicaba el nacimiento del nuevo rey de los judíos. Esta estrella los puso en camino y los condujo a Jerusalén, la Ciudad Santa de Israel. En este punto de la narración, sí que hemos encontrado un diálogo entre los magos que preguntaban por el lugar donde podían encontrar al recién nacido rey de los judíos porque quieren presentarle su homenaje, y cuyo rey Herodes esperaban una respuesta. Herodes, a pesar del temor por el peligro que este niño podía representar por su trono (cf. Mt 2, 13.15), se la da después de consultar a los sumos sacerdotes ya los letrados conocedores de las Sagradas Escrituras. Les dice que el rey de los judíos debe nacer en Belén de Judea.
Una vez recibida la respuesta, los magos se pusieron en camino hacia esta pequeña población de la tierra de Judá. A partir de ahí, el evangelista san Mateo ya no nos relata más diálogo. Solo vivencias interiores de los magos y gestos que las expresan. Pero estas vivencias y gestos nos permiten entrar en el núcleo de la celebración de hoy.
La primera vivencia es la humildad expresada por todo su itinerario de búsqueda pero sobre todo en la postración en tierra frente al niño; ellos, altos personajes en sus tierras, se sienten pequeños frente a Jesús. La segunda vivencia de los magos es la alegría inmensa al volver a ver a la estrella que habían descubierto y les había hecho poner en camino y que ahora, llegados a Belén les indicaba la casa donde estaba el niño que buscaban para presentarle el su homenaje. Entran y lo encuentran con su madre, Maria. La tercera vivencia es el reconocimiento de Jesús expresado con acciones concretas.
Se postran en tierra, le presentan su homenaje, abren las arquetas y le ofrecen los presentes de oro, incienso y mirra. Con la postración en el suelo, reconocen en el niño Jesús su condición de rey de los judíos, de Mesías y Pastor de Israel y adoran la presencia soberana de Dios en él. Con sus presentes, además, hacen realidad lo que afirmaba la esperanza mesiánica de Israel, tal y como hemos escuchado en la primera lectura y en el salmo responsorial: que los reyes de oriente ofrecerían presentes en el Mesías y le traerían oro y incienso , y que le rendirían homenaje a todos los pueblos.
Así se narra la epifanía a los magos. Es decir, la manifestación del niño Jesús a los primeros no judíos, como signo de que él ha venido a «iluminar todos los pueblos» de la tierra (cf. prefacio), no sólo el pueblo de la Primera Alianza. Esta realidad universal, la tradición cristiana la ha expresado representando a estos magos como pertenecientes a pueblos y razas diferentes. Porque, como escuchábamos en la segunda lectura: en Jesucristo, todos los pueblos tienen parte en la misma herencia, forman un mismo cuerpo y comparten la misma promesa.
La narración casi no hablaba de miradas. Sólo mencionaba una cuando decía que los magos vieron al niño con María, su madre. Ven a Jesús con los ojos corporales llenos de alegría por haber encontrado al recién nacido objeto de su ardua búsqueda y, también, lo ven con la mirada de la fe que les hace descubrir la identidad de aquel niño ante el que se postran para adorar -lo. Pero podemos deducir otras miradas. Ellos, unos personajes tan singulares y venidos de lejanas tierras, también fueron mirados por María y Jesús. Quizás por José, que en el evangelio de Mateo tiene un papel muy importante en toda la infancia de Jesús, pero que en la escena de los magos no se nos dice que lo estuviera presente. Fueron mirados por María que, gozosa porque con su maternidad ha puesto al mundo al Salvador, les muestra a su Hijo (cf. Mt 1, 21). Y fueron mirados sobre todo por Jesús que, a través de los ojos corporales, los mira con el corazón. Porque su mirada es la de Dios, y tal y como dice el Papa Francisco, “Dios no mira con los ojos, Dios mira con el corazón” porque mira desde el amor que le lleva a amar a cada persona concreta sea quien sea y sea como sea (cf. Fratelli tutti, n. 281).
La epifanía, la manifestación de Jesús, sigue también en nuestros días. Jesús se deja encontrar en brazos de aquella que María representa y personifica: la Iglesia. La Iglesia continúa a lo largo de la historia la acción de poner a Jesucristo en el mundo para que pueda estar al alcance de cada persona. Nosotros, provenientes de pueblos no judíos, también hemos descubierto a Jesucristo como Salvador, como aquél que nos mira con el corazón porque nos ama tal como somos, y nos hace entrar en su herencia junto con una multitud de hermanos.
Este año la solemnidad de la epifanía está marcada, también, por la pandemia que sigue vidas, perjudica la salud, crea preocupación, y aumenta las situaciones de precariedad, de pobreza, de marginación. Pero, también en esta coyuntura, Jesucristo es Salvador. Y, como los magos al descubrir en la naturaleza la señal de la estrella, también nosotros debemos saber leer a la luz de la Sagrada Escritura la señal de la naturaleza que es la pandemia y encontrar una invitación a ponernos en camino hacia el encuentro con el Señor. Él nos ayudará a vivir esta situación como momento de salvación y amor fraterno; y nos consolará en el sufrimiento, nos abrirá nuevas perspectivas de esperanza, nos hará encontrar la herencia que es la vida más allá de la muerte, nos enseñará a construir un dinamismo social nuevo, más solidario entre las personas, más empapado de paz , más respetuoso del medio ambiente.
En la Eucaristía que estamos celebrando como miembros de la Iglesia, el Señor Jesús se hará presente en los Santos Dones del pan y del vino. Acerquémonos con las actitudes profundas que nos enseñan los magos: con humildad, con fe, con espíritu de adoración para hacerle homenaje con el don de nuestra vida y con la entrega a los demás, con voluntad de poner en práctica su Palabra divina para llegar a la plenitud de nuestra existencia en el desempeño de su promesa. Y experimentaremos la alegría de encontrarnos en la presencia del Señor unidos a una multitud de hermanos. Y de sabernos mirados amorosamente por él no tanto con los ojos del cuerpo como con los del corazón. Porque la mirada de Jesús, el Hijo de María, es la mirada entrañable de Dios.
Papa: «Dejemos que Dios toque nuestras zonas oscuras»
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A la hora del rezo del Ángelus, el domingo 2 de enero, el Papa Francisco invitó a los fieles y peregrinos a aprovechar estos días navideños para acoger al Señor en nuestro corazón, no sólo con palabras, sino con gestos concretos.
«Invitémoslo oficialmente a formar parte de nuestras vidas -dijo el Pontífice- sobre todo presentándole nuestra zonas oscuras y contándole sin miedo los problemas sociales y eclesiales de nuestro tiempo, porque Dios ama habitar entre nosotros».
El domingo 2 de enero, el Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus, asomado desde la ventana del Palacio Apostólico del Vaticano junto a los fieles y peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro.
El Pontífice reflexionó sobre el Evangelio del día, según san Juan (Jn 1, 14), que presenta una hermosa frase que siempre rezamos a la hora del Ángelus y que es la única que nos revela el sentido de la Navidad: «El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros».
Estas palabras contienen una paradoja -dijo el Santo Padre- ya que ponen juntas dos realidades opuestas: el Verbo y la carne:
“Verbo indica que Jesús es la Palabra eterna del Padre, infinita, que existe desde siempre, antes de todas las cosas creadas; carne, en cambio, indica precisamente nuestra realidad creada, frágil, limitada, mortal”
En este contexto, Francisco puntualizó que antes de Jesús eran dos mundos separados: «El Cielo opuesto a la tierra, lo infinito opuesto a lo finito, el espíritu opuesto a la materia».
En este sentido, el Papa se detuvo a analizar otro binomio presente en el Prólogo del Evangelio de Juan: luz y tinieblas (cfr. v. 5):
«Jesús es la luz de Dios que ha entrado en las tinieblas del mundo. Dios es luz: en Él no hay opacidad; en nosotros, en cambio, hay muchas oscuridades. Ahora, con Jesús, se encuentran la Luz y las tinieblas: la santidad y la culpa, la gracia y el pecado».
Pero… ¿qué quiere anunciar el Evangelio con estas polaridades? Para Francisco se trata de una cosa espléndida, es decir, el modo de actuar de Dios:
“Ante nuestra fragilidad, el Señor no retrocede. No permanece en su beata eternidad y en su luz infinita, sino que se hace cercano, se hace carne, desciende a las tinieblas, habita tierras extrañas a Él. Lo hace porque no se resigna a que podamos extraviarnos yendo lejos de Él, lejos de la eternidad, lejos de la luz. He aquí la obra de Dios: venir entre nosotros. Si nosotros nos consideramos indignos, eso no lo detiene. Si lo rechazamos, no se cansa de buscarnos. Si no estamos preparados y bien dispuestos a recibirlo, prefiere venir de todos modos”
Continuando con su alocución, el Pontífice recordó que, a menudo, nos mantenemos a distancia de Dios porque pensamos que no somos dignos de Él por otros motivos:
“Y es verdad. Pero la Navidad nos invita a ver las cosas desde su punto de vista. Dios desea encarnarse. Si tu corazón te parece demasiado contaminado por el mal, desordenado, no te cierres, no tengas miedo. Piensa en el establo de Belén. Jesús nació allí, en esa pobreza, para decirte que ciertamente no teme visitar tu corazón, habitar en una vida desaliñada. Habitar. Es el verbo que utiliza hoy el Evangelio: expresa un compartir total, una gran intimidad. Esto es lo que Dios quiere”
Pero para lograr que Dios habite en nuestro corazón -añadió el Santo Padre- cada uno debe hacerle un espacio, pero no sólo con palabras, sino con gestos concretos:
Tal vez haya aspectos de la vida que guardamos para nosotros, exclusivos, lugares interiores en los cuales tenemos miedo que entre el Evangelio, donde no queremos poner a Dios en medio.
Por ello, Francisco invitó a todos a aprovechar estos días navideños para acoger al Señor en nuestro corazón.
Y ¿cómo podemos hacerlo? El Papa sugiere dos formas: deteniéndonos ante el pesebre, «porque muestra a Jesús que viene a habitar toda nuestra vida concreta, ordinaria, donde no va todo bien, donde hay muchos problemas»; y presentándole allí nuestras situaciones, lo que vivimos.
Ante el pesebre, hablemos con Jesús de nuestras vicisitudes concretas -aseveró Francisco- invitémoslo oficialmente a nuestra vida, sobre todo a las zonas oscuras, a nuestros «establos interiores». Y también contémosle sin miedo los problemas sociales y eclesiales de nuestro tiempo, porque Dios ama habitar entre nosotros.
«Que la Madre de Dios, en quien el Verbo se hizo carne, nos ayude a cultivar una mayor intimidad con el Señor», concluyó.