Ese es entonces el formato y la estructura del sínodo, pero ¿qué hay del contenido? Tal como el Papa y sus representantes han recalcado una y otra vez, el Sínodo sobre la Sinodalidad tratará sobre involucrar a la Iglesia entera, el pueblo de Dios entero, en el cumplimiento del encargo de Cristo de anunciar el Evangelio a todas las naciones. Tratará sobre todos nosotros —clero y laicado— caminando juntos (syn-hodos, “en camino con” en griego) bajo la guía del Espíritu Santo. En esta medida, el sínodo se desenvolverá en gran continuidad con el llamado universal a la santidad del Vaticano II y con el consistente énfasis postconciliar sobre una “nueva” evangelización. Materializará el permanente deseo del Papa Francisco de una Iglesia que salga de sí misma hasta las periferias a fin de llevar a Cristo a todas las personas. Hay muchísimo material en el Instrumentum laboris siguiendo estos lineamientos y estoy ansioso de participar de conversaciones que harán surgir estrategias aun más efectivas para lograr el propósito evangelizador de la Iglesia. Como he dicho a menudo, la Iglesia debería estar profundamente interesada en enviar al mundo como levadura a grandes abogados, físicos, líderes de negocios, inversores, educadores, escritores y artistas Católicos.

Si me fuera posible, quisiera también compartir una preocupación sobre el sínodo. A partir de los cientos de intervenciones que leí cuando estuve monitoreando el proceso pre-sinodal en mi región pastoral de California, a partir de las conclusiones de la etapa Continental y a partir del Instrumentum laboris mismo, diría que la preocupación dominante de aquellos que participaron es brindar una mayor sensación de bienvenida a aquellos que se sienten marginados de la vida de la Iglesia. La gente que tienen en mente incluye especialmente a las mujeres y a la comunidad LGBT. Ahora, abordar las sensaciones de marginación e intentar que la Iglesia sea lo más acogedora posible es siempre una preocupación pastoral legítima. Siempre.

Pero algunos han estado sugiriendo que el sínodo debería considerar un cambio en las enseñanzas morales y la disciplina sacramental de la Iglesia para que los Católicos marginados se sientan más incluidos. Y aquí dudo porque, precisamente los sentimientos, aun siendo intensos, no constituyen en sí mismos un argumento teológico. Existe una variedad de razones —algunas buenas, otras malas— del porqué una persona podría no sentirse bienvenida en la Iglesia. Si esa marginación es producto del odio o del prejuicio estúpido, entonces la situación debe abordarse inmediata y directamente. Pero si el alejamiento es causado por una desconexión profunda entre las demandas legítimas de la Iglesia y la forma en que alguien está viviendo, entonces lo que se necesita es que esta persona cambie su actitud. La cuestión es que no podemos decidir el asunto permaneciendo al nivel de los sentimientos. Tenemos que desplazarnos al nivel de la argumentación verdadera basada en la Biblia, la tradición teológica y la ley moral natural. Mi más auténtica esperanza es que la contribución tanto de la dimensión pastoral como de la propiamente teológica de este tema de la inclusividad sean una labor clave del sínodo. 

¿Podría pedirles por favor que recen por mí y por todos los delegados del sínodo mientras emprendemos nuestro trabajo? Y ¿podría pedirles que su oración tenga la forma de una simple invocación al Espíritu Santo?

Quien escucha a los otros sabe escuchar también al Señor, y viceversa. Y experimenta una cosa muy bonita, es decir que el Señor mismo escucha: nos escucha cuando le rezamos, cuando confiamos en Él, cuando le invocamos. Escuchar a Jesús se convierte así en el camino para descubrir que Él nos conoce. Este es el segundo verbo, que se refiere al buen pastor:  Él conoce a sus ovejas. Pero esto no significa solo que sabe muchas cosas sobre nosotros: conocer en sentido bíblico quiere decir también amar. Quiere decir que el Señor, mientras “nos lee dentro”, nos quiere, no nos condena. Si le escuchamos, descubrimos esto, que el Señor nos ama. El camino para descubrir el amor del Señor es escucharlo. Entonces la relación con Él ya no será impersonal, fría o de fachada. Jesús busca una cálida amistad, una confidencia, una intimidad. Quiere donarnos un conocimiento nuevo y maravilloso: el de sabernos siempre amados por Él y por tanto nunca dejados solos a nosotros mismos. Sobre todo en los sufrimientos, en las fatigas, en las crisis que son la oscuridad: Él nos sostiene atravesándolas con nosotros.  (Regina Caeli, 8 de mayo de 2022)

SANTOS
San Gabriel
San Miguel
San Rafael

REFERENCIAS BÍBLICAS

Juan 1:47-51

Amigos, hoy celebramos la Fiesta de los Santos Miguel, Gabriel y Rafael. Cuando se duda ampliamente de la existencia de Dios, simplemente parece poco científico creer en seres espirituales. Y, sin embargo, se mencionan de manera destacada en la Biblia; son ampliamente discutidos por los Padres de la Iglesia; y el Catecismo de la Iglesia Católica reafirma audazmente la existencia y actividad de los ángeles.

¿Recuerdas cómo hace unos años había un enorme interés en la cultura por los ángeles? Una de mis historias favoritas tenía que ver con un hombre que volaba un avión monomotor durante una fuerte tormenta. En un momento, su sistema de comunicación falló y se encontró sin medios para llegar al aeropuerto.

Justo cuando estaba a punto de perder la esperanza, una voz fuerte llegó a través de la radio. Daba indicaciones para llegar a un aeropuerto del que el piloto no sabía nada. La voz lo guió hasta la pista de un pequeño aeropuerto. Cuando aterrizó se dio cuenta de que el aeropuerto estaba abandonado. No había personal en tierra ni en la torre.

¿Un accidente? ¿O una señal de que “hay más cosas en el cielo y en la tierra de las que sueña tu filosofía, Horacio”?

Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, Santos

Fiesta Litúrgica, 29 de septiembre

Los 3 Arcángeles, los únicos cuyos nombres constan en la Biblia

Martirologio Romano: Fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael. En el día de la dedicación de la basílica bajo el título de San Miguel, en la vía Salaria, a seis miliarios de Roma, se celebran juntamente los tres arcángeles, de quienes la Sagrada Escritura revela misiones singulares y que, sirviendo a Dios día y noche, y contemplando su rostro, a él glorifican sin cesar.

Breve Semblanza

Son los nombres con que se presentan en la Sagrada Escritura estos tres príncipes de la corte celestial.

Miguel aparece en defensa de los intereses divinos ante la rebelión de los ángeles malos; Gabriel, enviado por el Señor a diferentes misiones, anunció a la Virgen Maria el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios y su maternidad divina; Rafael acompañó al joven Tobías cuando cumplia un difícil encargo y se ocupó de solucionar difíciles asuntos de su esposa.

Actualmente, se habla mucho de los ángeles: se encuentran libros de todo tipo que tratan este tema; se venden «angelitos» de oro, plata o cuarzo; las personas se los cuelgan al cuello y comentan su importancia y sus nombres.

Hay que tener cuidado, pues se puede caer en dar a los ángeles atribuciones que no les corresponden y elevarlos a un lugar de semidioses, convertirlos en «amuletos» que hacen caer en la idolatría, o crear confusiones entre lo que son las inspiraciones del Espíritu Santo y los consejos de los ángeles.

Es verdad que los ángeles son muy importantes en la Iglesia y en la vida de todo católico, pero son criaturas de Dios, por lo que no se les puede igualar a Dios ni adorarlos como si fueran dioses.

A pesar de que están de moda, por otro lado, es muy fácil que nos olvidemos de su existencia, por el ajetreo de la vida y principalmente, porque no los vemos.

Este olvido puede hacernos desaprovechar muchas gracias que Dios ha destinado para nosotros a través de los ángeles.

Por esta razón, la Iglesia ha fijado dos festividades para que, al menos dos días del año, nos acordemos de los ángeles y los arcángeles, nos alegremos y agradezcamos a Dios el que nos haya asignado un ángel custodio y aprovechemos estos días para pedir su ayuda.

Misión de los ángeles

Los ángeles son seres espirituales creados por Dios por una libre decisión de su Voluntad divina. Son seres inmortales, dotados de inteligencia y voluntad.

Debido a su naturaleza espiritual, los ángeles no pueden ser vistos ni captados por los sentidos.

En algunas ocasiones muy especiales, con la intervención de Dios, se han visto y oído materialmente. La reacción de las personas al verlos u oírlos ha sido de asombro y de respeto. Por ejemplo, los profetas Daniel y Zacarías.

En el siglo IV, el arte religioso representó a los ángeles con forma de figura humana. En el siglo V, se le añadieron las alas, como símbolo de su prontitud en realizar la Voluntad divina y en trasladarse de un lugar a otro sin la menor dificultad.

En la Biblia encontramos algunos motivos para que los ángeles sean representados como seres brillantes, de aspecto humano y alados. Por ejemplo, el profeta Daniel escribe que un «ser que parecía varón» -se refería al arcángel Gabriel- volando rápidamente, vino a él (Daniel 8, 15-16; 9,21). Y, en el libro del Apocalipsis, son frecuente las apariciones de ángeles que claman, tocan las trompetas, llevan mensajes o son portadores de copas e incensarios; otros que suben, bajan o vuelan; otros que están de pie en cada uno de los cuatro puntos cardinales de la tierra o junto al trono del Cordero, Cristo.

La misión de los ángeles es amar, servir y dar gloria a Dios, ser mensajeros y cuidar y ayudar a los hombres. Ellos están constantemente en la presencia de Dios, atentos a sus órdenes, orando, adorando, vigilando, cantando y alabando a Dios y pregonando sus perfecciones. Se puede decir que son mediadores, custodios, guardianes, protectores y ministros de la justicia divina.

La presencia y la acción de los ángeles aparece a lo largo del Antiguo Testamento, en muchos de sus libros sagrados. Aparece frecuentemente, también, en la vida y enseñanzas de Nuestro Señor, Jesucristo, en la Carta de san Pablo, en los Hechos de los Apóstoles y, principalmente, en el Apocalipsis.

Con la lectura de estos textos, podemos descubrir algo más acerca de los ángeles: nos protegen, nos defienden físicamente y nos fortalecen al combatir las fuerzas del mal.luchan con todo su poder por y con nosotros.

Como ejemplo, está la milagrosa liberación de San Pedro que pudo huir de la prisión ayudado por un ángel (Hechos 12, 7 y siguientes). También, aparece un ángel deteniendo el brazo de Abraham, para que no sacrificara a su hijo, Isaac.

Los ángeles nos comunican mensajes importantes del Señor en determinadas circunstancias de la vida. En momentos de dificultad, se les puede pedir luz para tomar una decisión, para solucionar un problema, actuar acertadamente y para descubrir la verdad.

Por ejemplo, tenemos las apariciones a la Virgen María, a San José y a Zacarías. Todos ellos recibieron mensajes de los ángeles.

Los ángeles cumplen, también, las sentencias de castigo del Señor, como el castigo a Herodes Agripa (Hechos de los Apóstoles) y la muerte de los primogénitos egipcios (Exódo 12, 29).

Los ángeles presentan nuestras oraciones al Señor y nos conducen a Él. Nos acompañan a lo largo de nuestra vida y nos conducirán, con toda bondad, después de nuestra muerte, hasta el trono de Dios para nuestro encuentro definitivo con Él. Este será el último servicio que nos presten pero el más importante. El arcángel Rafael dice a Tobías: «Cuando ustedes oraban, yo presentaba sus oraciones al Señor», (Tob 12, 12 – 16).

Ellos nos animan a ser buenos pues ven continuamente el rostro de Dios y también ven el nuestro. Debemos tener presentes las inspiraciones de los ángeles para saber obrar correctamente en todas las circunstancias de la vida. «Los ángeles se regocijan cuando un pecador se arrepiente», (Lucas 15, 10).

Jerarquía de los ángeles

Se suelen enumerar nueve coros u órdenes angélicos. Esta jerarquía se basa en los distintos nombres que se encuentran en la Biblia para referirse a ellos. Dentro de esta jerarquía, los superiores hacen participar a los inferiores de sus conocimientos.

Cada tres coros de ángeles constituyen una jerarquía y todos ellos forman la corte celestial.

Jerarquía Suprema:

  • serafines
  • querubines
  • tronos

Jerarquía Media:

  • ominaciones
  • virtudes
  • potestades

Jerarquía Inferior:

  • principados
  • arcángeles
  • ángeles

Serafines: Son los «alabadores» de Dios. Serafín significa «amor ardiente». Los serafines alaban constantemente al Señor y proclaman su santidad.
(Isaías 6, 17)

Querubines: Son los «guardianes» de las cosas de Dios. Aparecen como encargados de guardar el arca de la alianza y el camino que lleva al árbol de la vida. Entre dos querubines comunica Yahvé sus revelaciones. «Se sienta sobre querubines».
(Génesis, Éxodo, en la visión de Ezequiel, 1, 4 y Carta a los Hebreos, 9,5).

Potestades, Virtudes, Tronos, Principados y Dominaciones:

En la Biblia encontramos estos diversos nombres cuando se habla del mundo angélico. Hay quien interpreta los nombres de los ángeles como correspondientes a su grado de perfección. Para San Gregorio, los nombres de los ángeles se refieren a su ministerio:

  • los principados son los encargados de la repartición de los bienes espirituales
  • las virtudes son los encargados de hacer los milagros
  • las potestades son los que luchan contra las fuerzas adversas
  • las dominaciones son los que participarán en el gobierno de las sociedades
  • los tronos son los que están atentos a las razones del obrar divino.

Existe, también, una jerarquía basada en los distintos nombres que se encuentran en la Biblia para referirse a ellos. A los arcángeles les podríamos llamar los «asistentes de Dios». Son ángeles que están al servicio directo del Señor para cumplir misiones especiales.

Arcángel San Miguel: es el que arrojó del Cielo a Lucifer y a los ángeles que le seguían y quien mantiene la batalla contra Satanás y demás demonios para destruir su poder y ayudar a la Iglesia militante a obtener la victoria final. El nombre de Miguel significa «quien como Dios». Su conducta y fidelidad nos debe invitar a reconocer siempre el señoría e Jesús y buscar en todo momento la gloria de Dios.

Arcángel San Gabriel: en hebreo significa «Dios es fuerte», «Fortaleza de Dios». Aparece siempre como el mensajero de Yahvé para cumplir misiones especiales y como portador de buenas noticias. Anunció a Zacarías el nacimiento de Juan, el Bautista y a la Virgen María, la Encarnación del Hijo de Dios.

Arcángel San Rafael: su nombre quiere decir «medicina de Dios». Tiene un papel muy importante en la vida del profeta Tobías, al mostrarle el camino a seguir y lo que tenía que hacer. Tobías obedeció en todo al arcángel San Rafael, sin saber que era un mensajero de Dios. Él se encargó de presentar sus oraciones y obras buenas a Dios, dejándole como mensaje bendecir y alabar al Señor, hacer siempre el bien y no dejar de orar. Se le considera patrono de los viajeros por haber guiado a Tobías en sus viajes. Es patrono, también, de los médicos (de cuerpo y alma) por las curaciones que realizó en Tobit y Sara, el padre y la esposa de Tobías.

Los ángeles custodios

Dios ha asignado a cada hombre un ángel para protegerle y facilitarle el camino de la salvación mientras está en este mundo. Afirma sobre este tema San Jerónimo: «Grande es la dignidad de las almas, cuando cada una de ellas, desde el momento de nacer, tiene un ángel destinado para su custodia».

En el Antiguo Testamento se puede observar como Dios se sirve de sus mensajeros para proteger a los hombres de la acción del demonio, para ayudar al justo o librarlo del peligro, como cuando a Elías lo alimentó un ángel, (1 Reyes, 19, 5).

En el Nuevo Testamento también se pueden observar muchos sucesos y ejemplos en los que aparecen estos seres: el mensaje a San José para que huyera a Egipto y los ángeles que sirvieron a

Jesús, después de las Tentaciones en el desierto, entre otros ejemplos.

Se puede decir que los ángeles custodios son compañeros de viaje, que siempre estarán al lado de cada uno de nosotros, en las buenas y en las malas, sin separarse ni un solo momento. Está a nuestro lado mientras trabajamos, descansamos, cuando nos divertimos y cuando rezamos, cuando le pedimos ayuda y cuando le olvidamos. Y, lo más importante, es que no se aparta de nosotros ni siquiera cuando perdemos la gracia de Dios por el pecado. Nos presta auxilio para enfrentar de mejor ánimo las dificultades y tentaciones de la vida diaria.

Muchas veces se piensa en el ángel de la guarda como si fuera algo infantil. Pero, si pensamos que al crecer la persona se enfrentará a una vida con mayores tentaciones y dificultades, el ángel custodio será de gran ayuda.

Para que la relación de la persona con el ángel custodio sea eficaz, necesita hablar con él, llamarle, tratarlo como el amigo que es. Así podrá convertirse en un fiel y poderoso aliado nuestro.

Debemos confiar en nuestro ángel de la guarda y pedirle ayuda, pues además de que él nos guía y nos protege, está muy cerca de Dios y le puede decir directamente lo que queremos o necesitamos.

Recordemos que los ángeles no pueden conocer nuestros pensamientos ni deseos íntimos si nosotros no se los hacemos saber de alguna manera, ya que sólo Dios sabe lo que hay dentro de nuestro corazón. Ellos, en cambio, sólo pueden conocer lo que queremos intuyéndolo por nuestras obras, palabras, gestos, etc.

También podemos pedirle favores especiales a los ángeles de la guarda de otras personas para que las protejan de determinados peligros o las guíen en situaciones difíciles.

¿Qué nos enseñan los ángeles?

Nos enseñan a:

  • glorificar al Señor, proclamar su santidad y rendirle sus homenajes de adoración, de amor y de ininterrumpida alabanza.
  • cumplir con exactitud y prontamente todas las órdenes que recibimos del señor y a cumplir su Voluntad sin discutir sus mandatos ni aplazando el cumplimiento de éstas.
  • servir al prójimo, pues ellos están preocupados por nosotros y quieren ayudarnos en las diversas circunstancias que se nos presentan en la vida. Esto nos anima a compartir con nuestros hermanos penas y alegrías.

¿Quiénes son los ángeles caídos?

Dios creó a los ángeles como espíritus puros, todos se encontraban en estado de gracia. Pero algunos, encabezados por Luzbel, el más bello de los ángeles, por su malicia y soberbia se negaron a adorar a Jesucristo, Dios hecho hombre, por sentirse seres superiores. Así, rechazaron eternamente a Dios con un acto inteligente y libre de su parte.

A Luzbel -también denominado Lucifer, Diablo o Satán- junto con los ángeles rebeldes que le siguieron -convertidos en demonios- fueron arrojados del Cielo al infierno. Quedaron confinados a un estado eterno de tormento en donde nunca más podrán ver a Dios.

No cambiaron su naturaleza, siguen siendo seres espirituales y reales.

Lucifer es el enemigo de Dios. Jesús le llama “el engañador”, “el padre de la mentira”. Su constante actividad en el mundo busca apartar a los hombres de Dios mediante engaños e invitaciones al mal. Quiere evitar que lo conozcan, que lo amen y que alcancen la felicidad eterna. Es un enemigo con el que se tiene que luchar para poder llegar al Cielo.

Los demonios se encuentran organizados en jerarquías, tal y como fueron creados en un principio, subordinados los inferiores a los superiores.

Satanás y sus demonios comenzaron sus maléficas acciones con Adán y Eva y no se dan por vencidos en su labor. Aprovechan la inclinación del hombre hacia el mal por su naturaleza que quedó dañada después del pecado original. Son muy astutos, disfrazan el mal de bien. Su acción ordinaria en el hombre es la tentación. Por ello rezamos en el Padrenuestro: “…no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.”

¿Por qué creer en los ángeles?

Toda la Sagrada Escritura está llena de versículos y capítulos completos que hablan de los ángeles. Si creemos en la Sagrada Escritura, no podemos negar la existencia y la acción de los ángeles.

Además del testimonio de la Revelación, tenemos el de los Santos Padres de la Iglesia quienes nos dejaron bellas y sugestivas descripciones de los ángeles que fueron retomadas por Santo Tomás no sólo en el aspecto teológico sino en un dinamismo cristiano. La Iglesia ha definido dogma de fe la existencia de los ángeles.

El culto a los ángeles de la guarda comenzó en la península Ibérica y después se propagó a otros países. Existe un libro acerca de esta devoción en Barcelona con fecha de 1494.

El Concilio IV de Letrán, en 1215, se señaló que Dios es creador de todas las cosas, de las visibles y de las invisibles, de las criaturas espirituales y las corporales. Se señaló que a unas y a otras, las creó de la nada.

En 1870, debido al materialismo y racionalismo que imperante en esa época, el Concilio Vaticano I afirmó de nuevo la existencia de los ángeles.

Pablo VI volvió a poner de manifiesto la existencia de los ángeles en 1968, al formular el Credo.

En la reforma litúrgica de la Iglesia de 1969, quedó establecido el día 29 de septiembre para dar culto a los arcángeles San Miguel, San Rafael y San Gabriel y el día 2 de Octubre, para rendir culto a los ángeles custodios.

Oración a San Miguel Arcángel

San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla.
Ayúdanos a luchar contra el mal.
Que Dios oiga tu voz y tú, como jefe del ejército del Cielo,
combate y vence a Satanás
y a todos los espíritus malos que andan por el mundo
deseando la ruina de las almas.
Amén.

Oración al Ángel de la Guarda

Ángel del Señor, que eres mi custodio,
Puesto que la Providencia soberana me encomendó a ti,
Ilumíname, guárdame, rígeme y gobiérname
en este día.
Amén.

Ángel de la Guarda, dulce compañía
No me desampares, ni de noche ni de día,
hasta que me encuentre en los brazos de Jesús y de María.

¿De qué me conoces?

Santo Evangelio según San Juan 1,47-51. Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.

Por: Hiram Samir Galán Jaime, LC | Fuente: somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, eres mi Creador, mi Redentor y mi Padre. Sé que tienes algo que decirme hoy, pero necesito tu gracia para estar atento y escucharte. Que todos mis pensamientos y mis sentimientos se dirijan hacia ti para alabarte y darte gloria. Y que por mi testimonio los demás se acerquen a ti.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Juan 1, 47-51

En aquel tiempo, cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: «Este es un verdadero israelita en el que no hay doblez». Natanael le preguntó: «¿De dónde me conoces?» Jesús le respondió: «Antes de que Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera». Respondió Natanael: «Maestro, Tú eres el Hijo de Dios, Tú eres el rey de Israel». Jesús le contestó: «Tú crees, porque te he dicho que te vi debajo de la higuera. Mayores cosas has de ver». Después añadió: «Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Todos tenemos una parte de nuestra vida que podríamos decir es secreta. Es decir, en nuestro corazón tenemos situaciones, sufrimientos y gozos que muchas personas no conocen y que, incluso, sólo nosotros conocemos. Es por ello que tienen mucho peso y repercusión en nuestra vida para bien y para mal.

Pero realmente creemos que eso permanece oculto a los ojos de Dios. Me refiero, sobre todo, a aquellos pecados o heridas que guardamos en nuestro corazón y que permanecen sin sanar porque creemos que nadie nos podría entender. Pero no es así. Dios, desde que nos creó, sabía del barro que estaríamos hechos y las caídas y las heridas que sufriríamos en nuestro camino por esta vida. Pero aun así nos ama. Y no sólo nos comprende y acepta con todo lo que somos, sino que también nos quiere sanar.

Sólo necesita que le abramos el corazón y aunque Él ya lo sabe lo que necesitamos o anhelamos, quiere escucharlo de nuestros labios. Quiere que confiemos en Él como el niño que se lanza del árbol a los brazos de su padre sabiendo que éste no permitirá que caiga al suelo y se lastime.

María, Madre nuestra, ayúdanos a comprender que sólo en Dios puede descansar nuestra alma. Que sólo con su amor podremos sanar; sólo con su amor podremos ser felices.

«El Señor me espera, el Señor quiere que yo abra la puerta de mi corazón, porque Él está ahí y me espera para entrar. Sin condiciones. Claro que alguno podrá decir: «Pero, padre, a mí me gustaría pero ¡tengo muchas cosas feas dentro!». «¡Es mejor!» Porque te espera, así como eres, no como te dicen que se debe hacer. Se debe ser como eres tú. Te ama así, para abrazarte, besarte, perdonarte. Ve sin tardanza al Señor y dile: «Tú sabes, Señor, que yo te amo»».

(Homilía de S.S. Francisco, 8 de enero de 2016, en Santa Marta).

Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy en oración le contare lo más íntimo y secreto de mi alma a Jesús confiando y abandonándome en su amor.

Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

La jerarquía angélica

Descripción basada en los distintos nombres que se encuentran en la Biblia

Se suele enumerar nueve coros u órdenes angélicos. Esta jerarquía se basa en los distintos nombres que se encuentran en la Biblia para referirse a ellos. Dentro de esta jerarquía ,los coros de ángeles superiores hacen participar a los inferiores de sus conocimientos.

Cada tres coros de ángeles constituyen un nivel jerárquico y todos ellos juntos forman la corte celestial.

I. Jerarquía Suprema:
– querubines
– serafines
– tronos

II. Jerarquía Media:
– dominaciones
– virtudes
– potestades

III. Jerarquía Inferior:
– principados
– arcángeles
– ángeles

Serafines

Son los «alabadores» de Dios. Serafín significa «amor ardiente». Los serafines alaban constantemente al Señor y proclaman su santidad.
Para apoyar esto, se puede leer Isaías 6,2.

Querubines

Son los «guardianes» de las cosas de Dios. Aparecen como los encargados de guardar el arca de la alianza y el camino que lleva al árbol de la vida. Entre dos querubines comunica Yahvé sus revelaciones. «Se sienta sobre querubines».
Se habla de ellos en el Génesis, en el Éxodo, en la visión de Ezequiel (1,4) y en la carta a los hebreos (9,5).

Potestades, Virtudes, Tronos, Principados y Dominaciones

En la Biblia encontramos estos diversos nombres cuando se habla del mundo angélico. San Dionisio interpreta los nombres de los diferentes grupos de ángeles como correspondientes a su grado de perfección. Para San Gregorio estos nombres se refieren a su ministerio: los principados son los encargados de la repartición de los bienes espirituales; las virtudes son los encargados de hacer los milagros; las potestades son los que luchan contra las fuerzas adversas; las dominaciones son los que participan en el gobierno de las sociedades, y los tronos son los que están atentos a las razones del obrar divino.

Ángeles

Su misión es ayudar a los hombres a llegar a la salvación eterna, guiándolos y protegiéndolos de los peligros de alma y cuerpo.

Arcángeles

Les podríamos llamar los «asistentes» de Dios. Son ángeles que están al servicio directo del Señor para cumplir misiones especiales.

– Arcángel San Miguel: Es el que arrojó del cielo a Lucifer y a los ángeles que le seguían y quien mantiene la batalla contra Satanás y demás demonios para destruir su poder y ayudar a la Iglesia militante a obtener la victoria final. El nombre de Miguel significa «quién como Dios». Su conducta y su fidelidad nos deben invitar a reconocer siempre el señorío de Jesús y a buscar en todo momento la gloria de Dios.

– Arcángel San Gabriel: En hebreo significa «Dios es fuerte», «fortaleza de Dios». Aparece siempre como el mensajero de Yahvé para cumplir misiones especiales y como portador de noticias felices. Por ejemplo, anunció a Zacarías el nacimiento de Juan el Bautista, y a la Virgen María la encarnación del Hijo de Dios.

– Arcángel San Rafael: Su nombre quiere decir «medicina de Dios». Tiene un papel muy importante en la vida de Tobías al mostrarle el camino a seguir y lo que tenía que hacer. Tobías obedeció en todo al arcángel Rafael sin saber que era un ángel enviado por el Señor. Él se encargó de presentar sus oraciones y obras buenas a Dios. Y les dejó como mensaje bendecir y alabar a Dios, hacer siempre el bien y nunca dejar de orar.

Se le considera patrono de los viajeros por haber guiado a Tobías en sus viajes por tierra y por mar. Es patrono de los médicos (enfermedades de cuerpo y alma) por las curaciones que realizó en Tobit y Sara, el padre y la esposa de Tobías.

8 cosas que no sabías de los Arcángeles

Cada 29 de septiembre la Iglesia Católica celebra la fiesta de tres Santos Arcángeles

Por: Redacción | Fuente: ACI Prensa

Cada 29 de septiembre la Iglesia Católica celebra la fiesta de tres Santos Arcángeles: San Miguel, San Gabriel y San Rafael.

Aquí 8 cosas que tal vez no sabías de ellos:

  1. Son los más cercanos a los humanos

Desde Pseudo-Dionisio Areopagita, Padre de la Iglesia del siglo VI, se suele enumerar tres jerarquías de ángeles. En la primera están los Serafines, Querubines y Tronos. Les siguen las Dominaciones, Virtudes y Potestades. Mientras que en la tercera jerarquía se encuentran los Principados, Arcángeles y Ángeles. Estos últimos son los que están más cercanos a las necesidades de los seres humanos.

  1. Los arcángeles son también santos

La palabra “santo” (del griego ‘hagios’) significa “el que es sagrado”. No significa “ser humano santo”, sino que puede aplicarse a los santos que no son humanos.

Los arcángeles eligieron estar del lado de Dios y rechazaron al diablo, por lo tanto son ángeles santos.

  1. Son mensajeros de anuncios importantes

La palabra Arcángel proviene de las palabras griegas “Arc” que significa “principal” y “ángel” que es “mensajero de Dios”. Al respecto, señala San Gregorio Magno:

“Hay que saber que el nombre de ‘ángel’ designa la función, no el ser del que lo lleva. En efecto, aquellos santos espíritus de la patria celestial son siempre espíritus, pero no siempre pueden ser llamados ángeles, ya que solamente lo son cuando ejercen su oficio de mensajeros. Los que transmiten mensajes de menor importancia se llaman ángeles, los que anuncian cosas de gran trascendencia se llaman arcángeles”

  1. Hay 7 Arcángeles según la Biblia

En el libro de Tobías (12,15) San Rafael se presenta como “uno de los siete ángeles que están delante de la gloria del Señor y tienen acceso a su presencia”. Mientras que en el Apocalipsis (8,2) San Juan describe: “vi a los siete Ángeles que estaban delante de Dios, y ellos recibieron siete trompetas”. Por estas dos citas bíblicas se afirma que son 7 Arcángeles.

  1. Solo conocemos tres nombres

La Biblia solo da el nombre de tres Arcángeles: Miguel, Rafael y Gabriel. Los otros nombres (Uriel, Barachiel o Baraquiel, Jehudiel, Saeltiel) aparecen en libros apócrifos de Enoc, el cuarto libro de Esdras y en literatura rabínica.

Sin embargo, la Iglesia solamente reconoce los tres nombres que se encuentran en las Sagradas Escrituras. Los demás pueden servir como referencia, pero no son doctrina.

  1. Gabriel significa “fortaleza de Dios”

En el Antiguo Testamento, San Gabriel Arcángel aparece en el libro sagrado de Daniel explicándole al profeta una visión del carnero y el chivo (Dn. 8:16), así como instruyéndolo en las cosas futuras (Dn. 9,21-27).  En los Evangelios, San Lucas (1,11-20) lo menciona anunciando a Zacarías el nacimiento de San Juan Bautista y a María (Lc. 1,26-38) que concebiría y daría a luz a Jesús.

San Gabriel Arcángel es conocido como el “ángel mensajero”, se le representa con una vara de perfumada azucena y es patrono de las comunicaciones y de los comunicadores porque trajo al mundo la más bella noticia con la Anunciación.

  1. Rafael en hebreo es “Dios sana”

El único libro sagrado que menciona a San Rafael Arcángel es el de Tobías y figura en varios capítulos. Allí se lee que Dios envía a este arcángel para que acompañe a Tobías en un viaje, en el que se casó con Sara, una mujer cuyos maridos fueron asesinados por el demonio Asmodeo.

De igual manera San Rafael le indicó a Tobías cómo devolverle la vista a su padre. Por esta razón es invocado para alejar enfermedades y terminar felizmente los viajes.

  1. Miguel significa “¿Quién como Dios?”

El nombre del Arcángel Miguel viene del hebreo “Mija-El” que significa “¿Quién como Dios?” y que, según la tradición, fue el grito de guerra en defensa de los derechos de Dios cuando Lucifer se opuso a los planes salvíficos y de amor del Creador.

San Miguel es mencionado por su nombre en tres libros de la Escritura: en el libro de Daniel se le describe como ‘uno de los principales príncipes’ en la jerarquía celestial; en Judas se dice que San Miguel había peleado con el diablo por el cuerpo de Moisés; y en Apocalipsis, San Miguel y sus ángeles son representados luchando contra el diablo y arrojándolos del cielo.

La Iglesia Católica ha tenido siempre una gran devoción al Arcángel San Miguel, especialmente para pedirle que nos libre de los ataques del demonio y de los espíritus infernales. Se le suele representar con el traje de guerrero o soldado centurión poniendo su talón sobre la cabeza del enemigo.