Matthew 19:16-22
Amigos, el Evangelio de hoy nos cuenta la historia del joven rico. Este joven rico tiene un deseo profundo de participar en la vida eterna. Está hambriento por los bienes infinitos del espíritu. Sabe lo que quiere, y sabe dónde encontrarlo. Jesús es el bien infinito que nuestra alma desea. Él es el propio Dios hecho carne.
Si quieres vivir en amistad con Dios, hay ciertas cosas que debes sacar de tu vida. La amistad con Dios significa una vida de amor; por lo tanto, aquellas cosas que violan gravemente ese amor deben ser eliminadas.
Jesús mira al joven rico y le dice: “Si quieres ser perfecto, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el Cielo. Después, ven y sígueme”. Dios no es otra cosa que amor, de principio a fin, y por eso la vida de amistad con él, en el sentido más pleno, es una vida de amor total, un amor que hace olvidarnos de nosotros mismos.
Pero llegado ese momento, trágicamente el joven retrocede. La vida espiritual, en su máxima expresión, se trata de dar tu vida, y las muchas posesiones del joven eran un problema.
Elena, Santa
Reina, 18 de agosto
Fuente: Archidiócesis de Madrid
Martirologio Romano: En Roma, en la vía Labicana, santa Elena, madre del emperador Constantino, que tuvo un interés singular en ayudar a los pobres y acudía a la iglesia piadosamente confundida entre los fieles. Habiendo peregrinado a Jerusalén para descubrir los lugares del Nacimiento de Cristo, de su Pasión y Resurrección, honró el pesebre y la cruz del Señor con basílicas dignas de veneración († c. 329).
Breve Biografía
En un mesón propiedad de sus padres en Daprasano (Nicomedia) nació pobre en el seno de una familia pagana. Allí pudo, en su juventud, contemplar los efectos de las persecuciones mandadas desde Roma: vió a los cristianos que eran tomados presos y metidos en las cárceles de donde salían para ser atormentados cruelmente, quemados vivos o arrojados a las fieras. Nunca lo entendió; ella conocía a algunos de ellos y alguna de las cristianas muertas fueron de sus amigas ¿qué mal hacían para merecer la muerte? A su entender, sólo podía asegurar que eran personas excelentes.
San Ambrosio, que vivió en época inmediatamente posterior, la describe como una mujer privilegiada en dones naturales y en nobleza de corazón. Y así debía ser cuando se enamoró de ella Constancio, el que lleva el sobrenombre de Cloro por el color pálido de su tez, general valeroso y prefecto del pretorio durante Maximiano. Tenía Elena 23 años al contraer matrimonio. En Naïsus (Dardania) les nació, el 27 de febrero del 274, el hijo que llegaría a ser César de Maximiano como Galerio lo fue de Diocleciano.
Pero no todo fueron alegrías. Elena fue repudiada por motivos políticos en el 292 para poder casarse Constancio con la hijastra de Maximiano y llegar a establecer así el parentesco imprescindible entre los miembros de la tetrarquía. Le costó mucho saberse pospuesta al deseo de poder de su marido, pero esto lo aceptó mejor que el hecho de verse separada de su hijo Constantino que pasó a educarse en el palacio junto a su padre y donde se reveló como un fantástico organizador y estratega.
Muerto Constancio Cloro en el 306, Constantino decide llevarse a su madre a vivir con él a la corte de Tréveris. En esta época aún no hay certeza histórica de que su madre fuera cristiana. Sí, cuando -por testimonio de Eusebio de Cesarea- aparezca sobre el sol el signo de la cruz con motivo de la batalla de Saxa Rubra y la leyenda «con este signo vencerás» que dio el triunfo a Constantino y lo hizo único Emperador de Roma, en el 312.
Aunque el emperador retrasará su bautismo hasta la misma muerte, es complaciente con la condición de cristiana que tiene su madre que daba sonados ejemplos de humildad y caridad. Incluso parece descubrirse la influencia materna tras el Edicto de Milán que prohibía la persecución de los cristianos y los edictos posteriores que terminan vetando el culto a los dioses lares. Agasaja a su madre haciéndola Augusta, acuña monedas con su efigie y le facilita levantar iglesias.
En el 326 Elena está con su hijo en Bizancio, a orillas del Bósforo. Aunque se aproxima ya a los setenta años alienta en su espíritu un deseo altamente repensado y nunca confesado, pero que cada día crece y toma fuerza en su alma; anhela ver, tocar, palpar y venerar el sagrado leño donde Cristo entregó su vida por todos los hombres. Organiza un viaje a los Santos Lugares en cuyo relato se mezclan todos los elementos imaginables pertenecientes al mundo de la fábula por tratarse del desplazamiento de la primera dama del Imperio a los humildes a lejanos lugares donde nació, vivió, sufrió y resucitó el Redentor.
Pero aparte de todo lo que de fantástico pueda haber en los relatos, fuentes suficientemente atendibles como Crisóstomo, Ambrosio, Paulino de Nola y Sulpicio Severo refieren que se dedicó a una afanosa búsqueda de la Santa Cruz con resultados negativos entre los cristianos que no saben dar respuesta satisfactoria a sus pesquisas. Sintiéndose frustrada, pasa a indagar entre los judíos hasta encontrar a un tal Judas que le revela el secreto rigurosamente guardado entre una facción de ellos que, para privar a los cristianos de su símbolo, decidieron arrojar a un pozo las tres cruces del Calvario y lo cegaron luego con tierra.
Las excavaciones resultaron con éxito. Aparecieron las tres cruces con gran júbilo de Elena. Sacadas a la luz, sólo resta ahora la grave dificultad de llegar a determinar aquella en la que estuvo clavado Jesús. Relatan que el obispo Demetrio tuvo la idea de organizar una procesión solemne, con toda la veneración que el asunto requería, rezando plegarias y cantando salmodias, para poner sobre las cruces descubiertas el cuerpo de una cristiana moribunda por si Dios quisiera mostrar la Vera Cruz. El milagro se produjo al ser colocada en sus parihuelas sobre la tercera de las cruces la pobre enferma que recuperó milagrosamente la salud.
Tres partes mandó hacer Elena de la Cruz. Una se trasladó a Constantinopla, otra quedó en Jerusalén y la tercera llegó a Roma donde se conserva y venera en la iglesia de la Santa Cruz de Jerusalén.
No han faltado autores que atribuyan a la fábula el hecho de la invención por Elena basándose principalmente en que no hay noticia expresa de tamaño acontecimiento hasta un siglo después. Ciertamente es así, pero lo resuelven otros estudiosos afirmando que la fuente histórica que relata los acontecimientos es el historiador contemporáneo Eusebio de Cesarea al que en su Vita Constantini sólo le interesan los acontecimientos realizados por Constantino, bien porque sigue los cánones de la historia contemporánea, o quizá porque sólo le interesa adular a su anfitrión.
Murió Elena sin que sepamos el sitio ni la fecha. Su hijo Constantino dispuso trasladar sus restos con gran solemnidad a la Ciudad Eterna y parte de ellos se conservan en la iglesia Ara Coeli, dedicada a Santa Elena, la mujer que dejó testimonio tangible y visible en unos maderos del paso salvador por la tierra de Jesús, el Hijo de Dios encarnado.
El camino a la vida eterna
Santo Evangelio según san Mateo 19, 16-22. Lunes 20ª semana del Tiempo Ordinario
Por: Erick Flores, LC | Fuente: www.somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Abre, Señor, mi corazón para ser totalmente generoso contigo. Que el amor que ya tengo por ti pueda crecer y llevarme a estar siempre dispuesto a darlo todo por ti.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 19, 16-22
En aquel tiempo, se acercó a Jesús un joven y le preguntó: “Maestro, ¿qué cosas buenas tengo que hacer para conseguir la vida eterna?” Le respondió Jesús: “¿Por qué me preguntas a mí acerca de lo bueno? Uno solo es el bueno: Dios. Pero, si quieres entrar en la vida, cumple los mandamientos”. Él replicó: “¿Cuáles?”.
Jesús le dijo: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, ama a tu prójimo como a ti mismo.
Le dijo entonces el joven: “Todo eso lo he cumplido desde mi niñez, ¿qué más me falta?» Jesús le dijo: “Si quieres ser perfecto, ve a vender todo lo que tienes, dales el dinero a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme”. Al oír estas palabras, el joven se fue entristecido, porque era muy rico.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Llega un momento de la vida en que nos encontramos en un punto decisivo, crucial, como si estuviéramos en un camino que tiene dos vertientes y preguntáramos qué tenemos que hacer para llegar a donde queremos. En una ciudad que no conocemos le preguntamos a alguien de ahí pues conoce los caminos porque camina por ellos todos los días. Para encontrar el camino a la vida eterna y la felicidad le preguntamos a quien sabe y ha ido por ese camino.
En cierto sentido es muy simple ver qué hacer para alcanzar la vida eterna porque se han escrito muchas cosas que son, hasta cierto punto, obvias. Los mandamientos son formas de vivir de acuerdo a la ley de nuestro Padre común, al igual que en toda casa los papás ponen unas reglas por el bien de los hijos y de toda la familia.
No es que sean autoritarios o que no amen a sus hijos y les guste verlos sufrir, por el contrario, los aman y quieren lo mejor para ellos, aunque sea difícil. Así es Dios con nosotros que nos da los mandamientos para mostrar las reglas de la casa y en cierta forma, si bien difícil de ver, nos mostrará su amor a través de esto.
Una de las preguntas con las que me quedo es, si toda la gente puede seguir los consejos de Cristo o hay algunos que no pueden, ya que parece que el joven rico los cumple, pero le falta algo. Me lo imagino como subir de nivel, primero los mandamientos, después los consejos de Cristo que cuestan más, pero nos acercan a Él y nos hacen ser parte de sus amigos más íntimos o familia.
La invitación que le hace Cristo al joven es dejar lo que tiene de más porque es lo que necesita, y después viene el hecho de poder donarlo a los demás.
«El que sigue a Cristo lo hace dando la vida; no es un seguimiento parcial. El pobre joven rico quiso hacer un seguimiento parcial y no pudo. Esto nos pone ante la verdad medular de nuestra consagración religiosa. Fiarse del Señor significa entregarnos a Él sin guardarse nada en el bolsillo; no solo dando lo material y lo superfluo, sino darle todo lo que consideramos como propio, hasta nuestros gustos y opiniones. La entrega de la propia vida no es algo opcional, sino que es la consecuencia de un corazón que fue “tocado” por el amor de Dios».
(Discurso de S.S. Francisco, 6 de diciembre de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Ayudar a alguien que vea en necesidad o dar de mi tiempo a alguien.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Alberto Hurtado: Un santo para el Chile del siglo XXI

Aleteia
Macarena Gayangos – Aleteia Chile – publicado el 18/02/21
A 120 años del natalicio del famoso santo del país sudamericano y su aporte a la sociedad actual“Es un santo visionario”. Así lo define María Paz Vega, directora ejecutiva de la Fundación Padre Hurtado, ante los 120 años del natalicio de San Alberto Hurtado, el segundo santo chileno.
“Él supo comprender la gran brecha social y económica que ya existía en nuestro país. Se dio cuenta de la falta de una buena educación y también de la falta de vocaciones religiosas, algo que a él le preocupaba. Lo que ocurre hoy en Chile no está muy lejos de sus mensajes, libros y pensamientos que nos dejó. Es necesario volver a mirar su legado, no sólo sus obras, con los ojos del siglo XXI, de esa manera vamos a despertar su anhelado sentido social, del que él hablaba en su tiempo, y que nos va a permitir ser un mejor país”.

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Palabras que resuenan hoy
“El 19 de octubre del 2019 se produjo el estallido social en Santiago y en gran cantidad de ciudades de Chile. Palabras como dignidad, justicia y equidad resuenan hasta el día de hoy; conceptos que el Padre Hurtado ya mencionaba en su época”, expresó Paz Vega.
La crisis política llevó a que todos los partidos políticos acordarán la redacción de una nueva Constitución la que será redactada por 155 personas elegidas el próximo 11 de marzo. Uno de los candidatos a esta elección es el psicólogo Benito Baranda, quien fuera director ejecutivo del Hogar de Cristo y actual presidente ejecutivo de la Fundación América Solidaria. A él como a miles el padre Hurtado lo interpeló.
“La vida y obra del Padre Hurtado marcaron la Historia de Chile. Él nos hizo entender que la responsabilidad sobre la pobreza y la desigualdad era de nosotros. Que la injusticia la creaban nuestras acciones. Decisiones y la manera en que definimos nuestra prioridades vitales, y esto lo vinculó estrechamente con el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia. Demostró que cambiando la realidad podíamos vivir todas y todos mejor. Que podíamos tener una país de mayor concordia y entendimiento; porque todos queremos un Chile fraterno”, comenta Baranda.

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Al servicio de los demás
Alberto Hurtado nació en una familia aristocrática empobrecida, y pierde a su padre a los cuatro años. Ana, su mamá, queda a cargo de él y de su hermano Miguel. Ingresa al Colegio San Ignacio en Santiago, donde destacó por ser buen alumno, alegre y estar siempre al servicio de los demás.
Hurtado sabía que quería ser sacerdote, la difícil situación económica de su madre le hacía imposible entrar a la Compañía de Jesús. Por eso, una vez finalizado el colegio entró a estudiar Leyes en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Para ayudar a su familia trabajaba en las tardes y en las pocas horas que le quedaban libres se lo dedicaba a la Parroquia Virgen de Andacollo.
En 1923 ingresó al noviciado y ordenado sacerdote en Bélgica, en 1933. Volvió a Chile en 1936 y de inmediato se puso a trabajar como profesor del Colegio San Ignacio; fue asesor de la Acción Católica Juvenil. En cada lugar el Padre Hurtado veía la cara de Cristo en los pobres, y en 1944 fundó el Hogar de Cristo.
Su obra se multiplicó con su trabajo en la Acción Católica, en la Acción Sindical de Chile y en la Revista Mensaje. Pese a la cantidad de tareas impuestas, nunca dejó de realizar Dirección Espiritual. Tenía 51 años cuando le diagnosticaron cáncer. Pese a los fuertes dolores de su enfermedad, siguió trabajando por Cristo desde su pieza en el Hospital. Muere el 18 de agosto de 1952. El 16 de octubre de 1994, Su Santidad Juan Pablo II lo beatificó y fue canonizado el 23 de octubre del 2005 por el Papa Benedicto XVI.

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¿Qué haría Cristo en mi lugar?
El sacerdote jesuita Felipe Berríos, quien vive en el campamento de la Chimba en la ciudad de Antofagasta, en el extremo norte del país, cuenta de forma muy natural lo siguiente:
“No sé si al Padre Hurtado le habría gustado mucho que lo catalogaran de Santo. Yo creo que a él le entusiasmaba la santidad de quien da la vida por los demás, la santidad que busca la justicia que nos lleva a cumplir primero, antes que la caridad. El Padre Hurtado es la respuesta a la pregunta ¿Qué haría Cristo en mi lugar? Y jugarnos con la respuesta. Es un Santo más allá de los altares, porque todo ser humano que se la juega por los demás, por la justicia tiene un poco de él” y el sacerdote finaliza “el Padre Hurtado es una santo netamente chileno porque ama a Dios en los demás, en la historia, en la política, en la ciencia, en el arte, y este es el Padre Hurtado que tenemos que rescatar”.
La Fundación Padre Hurtado durante este año realizará distintas acciones por el natalicio del santo chileno, además de la labor de visibilizar la gran riqueza en escritos y testimonio que dejó este santo chileno.
“Siento que tenemos una deuda con él. Las nuevas generaciones no todas conocen su gran legado, su ser educador, abogado, líder de jóvenes y obreros. Sólo nos hemos quedado con sus grandes obras, que sin duda son importantes, pero el Padre Hurtado es más que eso”, dice la directora ejecutiva de la fundación.