Juan Damasceno, Santo
Memoria Litúrgica, 4 de diciembre
Doctor de la Iglesia
Martirologio Romano: San Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia, célebre por su santidad y por su doctrina, que luchó valerosamente de palabra y por escrito contra el emperador León Isáurico para defender el culto de las sagradas imágenes, y hecho monje en la laura de San Sabas, cerca de Jerusalén, compuso himnos sagrados y allí murió. Su cuerpo fue enterrado en este día (c. 750).
Etimológicamente: Juan = Dios es misericordia, es de origen hebreo.
Nota: Anteriormente se lo celebraba el 27 de marzo.13:30
Breve Biografía
Juan Damasceno (Yahia ibn Sargun ibn Mansur, nacido a mediados del siglo VII de una familia árabe cristiana y muerto en el 749) es considerado el último representante de la patrología griega y el equivalente oriental de San Isidoro de Sevilla por sus obras monumentales como la Fuente del conocimiento. Su actividad literaria es multiforme: pasa con autoridad de la poesía a la liturgia, de la elocuencia a la filosofía y a la apologética. Hijo de un alto funcionario del califa de Damasco, Juan fue compañero de juegos del príncipe Yazid, que más tarde lo promovió al mismo puesto del padre, que corresponde en cierto modo al de ministro de Hacienda. En calidad de “Logothete”, fue representante civil de la comunidad cristiana ante las autoridades árabes.
A un cierto punto Juan renunció a la corte y a su alto cargo, probablemente por las tendencias anticristianas del califa. En compañía del hermano Cosme, futuro obispo de Maiouma, se retiró al monasterio de San Sabas cerca de Jerusalén, en donde, ordenado sacerdote, profundizó su formación teológica, preparándose para el cargo de predicador titular de la basílica del Santo Sepulcro.
Era el período en el cual el emperador de Bizancio, León III Isáurico, inauguraba la política iconoclasta, es decir, desterraba todas las imágenes sagradas, cuyo culto era considerado como un acto de idolatría. El anciano patriarca de Constantinopla, San Germán, defendió el culto tradicional explicando la verdadera naturaleza del homenaje que se les rendía a las imágenes, pero pagó con la destitución su acto de valentía. Desde Jerusalén, bajo el dominio árabe, se hizo oír otra voz en favor del culto de las imágenes, la del entonces desconocido monje Juan Damasceno o de Damasco, que con sus Tres discursos en favor de las sagradas imágenes se impuso inmediatamente a la atención del mundo cristiano. El emperador, no pudiendo atacar directamente al monje, recurrió vilmente a la calumnia, haciendo falsificar una carta de Juan, en la que éste habría tramado una conjuración para restituir el dominio de la ciudad de Jerusalén al emperador bizantino.
En esta disputa teológica, hecha de sutiles distinciones, Juan pudo demostrar toda su preparación teológica, puesta al servicio no sólo del patriarca de Jerusalén, sino de toda la Iglesia. En efecto, el segundo concilio de Nicea, en reparación de las injurias recibidas por el defensor de la ortodoxia, proclamó no sólo su ciencia, sino también su santidad. León XIII lo proclamó doctor de la Iglesia en el año 1890.
La Iglesia lo recuerda el 4 de Diciembre, aunque en muchos sitios se mantiene la fecha tradicional antigua de festejarlo el 27 de Marzo.
Ante el llamado, una respuesta
Santo Evangelio según san Mateo 9, 35-10, 1.6-8. Sábado I de Advoento
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, ayúdame a descubrir qué pides de mí y dame un corazón generoso para ser dócil a tu voluntad.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 9, 35-10, 1.6-8
En aquel tiempo, Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, predicando el Evangelio del Reino y curando toda enfermedad y dolencia. Al ver a las multitudes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y desamparadas, como ovejas sin pastor. Entonces dijo a sus discípulos: «La cosecha es mucha y los trabajadores, pocos. Rueguen, por tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos».
Después, llamando a sus doce discípulos, les dio poder para expulsar a los espíritus impuros y curar toda clase de enfermedades y dolencias. Les dijo: «Vayan en busca de las ovejas perdidas de la casa de Israel. Vayan y proclamen por el camino que ya se acerca el Reino de los cielos. Curen a los leprosos y demás enfermos; resuciten a los muertos y echen fuera a los demonios. Gratuitamente han recibido este poder; ejérzanlo, pues, gratuitamente».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Si Jesús recorriera nuestras ciudades, pueblos o lugares de habitación, tal como lo hizo en Galilea, ¿qué vería? El Evangelio nos muestra que vio rostros cansados, gente arrutinada y acostumbrada a que su vida fuese igual siempre, vio gente que quizá había escuchado de Dios, pero no se había dado la oportunidad de conocer a Dios.
Jesús hoy quiere mirarnos con compasión y ternura, él desea hacernos las personas más felices, desea ser nuestro pastor.
No obstante, Jesús toma una solución muy concreta; pide a la gente que ore para que haya más obreros en la mies, llama a cada uno de esos hombres y mujeres por su nombre y los envía como sus misioneros.
Es probable que pensemos que pedir obreros para la mies es orar por las vocaciones, y aunque sí debemos pedírselo al Señor, no sólo las personas consagradas reciben un llamado de Dios para ser misioneros. Hoy mismo nosotros podemos ser la persona que Dios tiene en mente para que su alegría llegue a tanta gente arrutinada «como ovejas sin pastor». Esas ovejas son la gente que vemos todos los días… ¿Qué le vamos a responder al Señor que nos llama? El Señor nos ha dado bendiciones a manos llenas… ¡Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis!
«Añado una palabra que no quisiera que fuese retórica, por favor: ¡ánimo! No significa paciencia, resígnense. No, no, no significa esto. Sino al contrario, significa: osen, sean valientes, ¡vayan adelante! ¡Sean creativos! ¡Sean artesanos todos los días, artesanos del futuro! Con la fuerza de aquella esperanza que nos da el Señor que jamás defrauda, pero que también necesita de nuestro trabajo. Por esto rezo y los acompaño con todo mi corazón. El Señor los bendiga a todos y que la Virgen los proteja». (Homilía de S.S. Francisco, 21 de junio de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Hoy intentaré ser misionero con mi ejemplo de vida y oraré por las vocaciones.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Las trampas de la compasión
La compasión de Jesús es la misericordia
Un término ambiguo
Cuando se habla de compasión, se piensa inmediatamente en el sufrimiento del otro, en la situación trágica en la cual él se encuentra. Se trata de comprenderlo, de «simpatizar» con él, de compartir su desgracia y de llevarla con él. Esta situación de desgracia, por cierto, ha y que tratar de aliviarla, de solucionarla en la medida de lo posible. La palabra compasión connota además la idea del compartir psicológico y afectivo del sufrimiento, especialmente cuando este escapa a los controles médicos y otros. Cuando vamos a ver un enfermo canceroso en fase terminal, por nuestra presencia, por una palabra, por un gesto de ternura, nosotros expresamos como podemos la parte que tomamos en su sufrimiento y tratamos de reconfortarlo.
Ahora bien, en las noticias concernientes a los cas os de aborto, de eutanasia, de suicidio asistido, es frecuente que se invoque la compasión para «justificar» el acto que fue ejecutado o que va a serlo. Si, antes de su nacimiento, un niño es declarado portador de una malformación grave, se hará valer que si se deja continuar el embarazo, el niño tendrá una vida que no vale ser vivida; se recomendará, por tanto, abortar por compasión, por piedad. Se comparte – se dice – la pena que le causa su estado, pero la mejor forma de ayudarlo, la única –se dice – efectivamente posible, es la de poner término a su vida. El niño será matado por compasión.
Se acrecienta que nadie tiene el derecho de imponer a una mujer de esperar un niño que será – se dice – para ella, para el padre, para la familia, un «peso» insoportable. Se invocará aquí la compasión hacia los padres. A seguir, se agrega que no se puede imponer a la sociedad el peso de existencias cuyo mantenimiento es costoso pero inútil; el discapacitado de nacimiento no aporta nada a la sociedad. Se admitirá por tanto el aborto por compasión hacia la sociedad, que, «a pesar suyo», debe resignarse a suprimir uno de sus miembros. Se llegará algunas veces hasta a ver en este acto un gesto de justicia social, de «purificación étnica», de eugenismo.
La compasión podrá también dirigirse a los médicos abortistas. Practicar un aborto es para ellos – se dice – una «decisión difícil de tomar» y un acto que ellos solo ejecutan para obedecer a su conciencia. Por tanto hay que compadecerse de los médicos que, por ejemplo «para el bien» del niño o de su madre, toman «con coraje» la decisión de proceder al aborto. Lejos de culparlos, habrá que sostenerlos sicológicamente y moralmente, protegerlos por un dispositivo legal apropiado.
Estos pocos ejemplos permiten percibir diferentes facetas de lo que se agrupa hoy en día bajo una sola palabra ambigua: la compasión. Está en primer lugar la compasión en el sentido habitual de simpatía, de conmiseración. Sin embargo, en los diversos ejemplos citados, se observa que la compasión es invocada y se ejerce de manera muy diferente según que ella hace una víctima, el niño no nacido, o que se supone que ella alivia a la madre, legitima leyes o cauciona la intervención de los médicos.
La compasión hoy
Nosotros podemos discernir la verdadera y la falsa compasión en hechos o en tomas de posición observables en el mundo hoy. Así aparecerán los estragos que la falsa compasión está haciendo tanto a nivel de las personas como a nivel de las sociedades humanas. Pasemos a ver pues algunos ejemplos.
1) En 1962, la Corte Criminal de Liège (Bélgica) fue llevada a juzgar a una madre que, «por compasión», había matado a su hijo. Durante su embarazo, esta madre había tomado Softenon, conocido hoy en día bajo el nombre de Talidomida. El niño había nacido portador de malformaciones graves. La madre decidió poner fin a la vida de su niño; lo que efectivamente hizo. Al término de un proceso muy «mediatizado», la mujer fue absuelta. Ella salió libre del tribunal, bajo los aplausos nutridos del público.
2) Los animales se benefician cada vez más de la «compasión» de los hombres. En un film «documental» de Al Gore, Una verdad que molesta, consagrado al recalentamiento climático, se ve una animación que muestra un oso polar extenuado buscando desesperadamente un apoyo seguro para salvarse la vida. El mensaje es claro: si el casquete polar se recalienta y se funde, la razón debe ser buscada en el número excesivo de hombres q que contaminan la tierra (1). Por tanto hay que controlar el crecimiento demográfico de la humanidad, del cual se asegura que es la causa de la degradación del medio ambiente. Además, la «compasión» hacia los animales, la protección de la fauna, de la flora y de las especies en vía de desaparición, requieren el respeto de cuotas que fijen el número, e incluso la «calidad» de los hombres autorizados a reproducirse. En una de sus variantes, esta posición recomienda a los hombres tener «compasión» por Gaïa, la Madre Tierra, que – adelantan – se degrada en razón de la acción devastadora del hombre. El hombre debe ser sacrificado al medio ambiente (2).
3) En el curso de los últimos años surgieron varios casos sonados de pedofilia. En EEUU, en México, en Irlanda y en otros países, miembros del alto o del bajo clero estuvieron implicados en varios procedimientos judiciales. En la mayor parte de esos casos, fue reprochado a las autoridad es eclesiásticas el haber tratado de apagar estos casos. Tanto tiempo como pudieron, esas autoridades aparentaron que nada, o muy poco, había pasado. El motivo más frecuentemente invocado es el de la «compasión» hacia los autores de los actos pedófilos. Se invoca la compasión para los pobres clérigos, que sufren ya tanto de sus pulsiones, y que sus superiores no pueden aplastar públicamente ni menos aún exponer a la condena infamante por las instancias judiciales competentes. Si hay que proteger a los abortistas, ¿por qué no habría que proteger a los pedófilos? Esta actitud recuerda el Caso de Recife (Brasil), que alimentó la crónica en marzo-abril de 2009 (3). En los dos casos, los casos de pedofilia y el de Recife, antes que manifestar la compasión por las pequeñas víctimas inocentes, se invoca la «compasión» por los que les han hecho un daño inmenso, médicos en Recife, clérigos en otras partes.
4) El 16 de noviembre de 2009, la prensa anunció un a iniciativa de Ségolène Royal. Siempre muy mediatizada, la presidenta de la región Poitou-Charente (Francia) anunció la distribución de «paquetes anti conceptivos» (4). Esos kits anticonceptivos contienen en particular preservativos y «chequeos contraception». El objetivo de Ségolène Royal, es de «venir en ayuda del desamparo de los alumnos», de reducir el desamparo malestar social que representan los «embarazos precoces». Luego de haber incitado al consumo sexual al adjuntar preservativos en el kit anticonceptivo, Ségolène Royal recuerda la existencia de una «circular que ya prevé la anticoncepción del día después». Aquí también, los adolescentes y los niños no nacidos corren el riesgo de pagar el costo de la pseudo-compasión.
5) Se asiste hoy en día a un cuestionamiento radical del matrimonio y de la familia. Los cristianos piden a la Iglesia autorizar el divorcio o permitir que los divorciados «se vuelvan a casar». Algunos van más lejos ya que piden que la Iglesia reconozca las uniones homosexuales, con o sin adopción de niños. Estas reivindicaciones se hacen todas en nombre de la «compasión». La Iglesia se equivocaría en mostrarse intransigente sobre estas cuestiones; ella no tendría piedad por los esposos injustamente abandonados por su cónyuge ni por los niños de la pareja divorciada. Ella ignoraría la tendencia homosexual inscrita en la constitución de algunos hombres o de algunas mujeres. Aquí también se hace llamado a la «compasión». Pero ¿cuál compasión?
Interpelado sobre la cuestión del matrimonio y del divorcio, Jesús reafirma con fuerza el designio de Dios desde los orígenes: el matrimonio querido por Dios es monógamo, fiel, indisoluble (5). Jesús restaura el matrimonio tal como era según el corazón de Dios en el momento de la creación (6). Él no hace ninguna concesión concerniente al matrimonio tal como Dios lo quiso. Los apóstoles se sorprenden incluso de este rigor de Jesús (7). Como algunos lo hacen hoy en día, ellos esperaban de Jesús una compasión rebajada, una tolerancia en cierta forma, frente a la Ley, frente a la voluntad claramente enunciada por el creador desde los orígenes. La justificación, la santificación aparecen aquí como una vuelta al principio, una recreación pasando por la conversión del corazón. Lo que Jesús resalta, es la igual dignidad del hombre y de la mujer. El hombre no puede reivindicar un «derecho» cualquiera a repudiar a su mujer. Lo que revela Jesús, es la fuerza de Dios que obra en el matrimonio. Es Dios quien une. La compasión no puede expresarse en el rechazo de la fuerza divina siempre en obra en el matrimonio. En compensación, la compasión de Dios se expresa en el perdón que Jesús propone a los y las que han cometido adulterio, se prostituyeron o que practicaron la homosexualidad (8). La compasión de Jesús no es de ninguna manera una aprobación del pecado; es una invitación a acoger el perdón y a volver al camino recto. La compasión de Jesús, es la misericordia (9).
6) Binding (1841-1920), jurista, y Hoche (1865-1943), médico, publicaron en 1920 una obra muy poco conocida y que sin embargo fue una de las más influyentes en el curso del siglo XX. Los autores explican que hay que «liberalizar la destrucción de una vida que no merece ser vivida» (10). Es el título de esta obra, donde se encuentra formulado y justificado el programa de eutanasia que será aplicado algunos años más tarde por Hitler. Como habitualmente, la argumentación da la impresión de estar impregnada de compasión. Hay, se asegura, categorías de individuo s cuya vida no merece la protección penal. Su vida no tiene valor. La eutanasia les ahorrará vivir una vida que no es digna de ser vivida. A estos individuos, hay que hacerles la eutanasia por su propio bien. Pero también hay que aplicarles la eutanasia por el bien de la sociedad: estos seres son no solamente sin valor, sino que son una carga para todos los que son útiles a la sociedad. La «compasión» hacia la sociedad debe ser invocada tanto como la «compasión » hacia estos seres que beben ser liberados de su falta total de valor y de utilidad. Ahora bien, detrás de esas consideraciones aparentemente enternecedoras s e esconden consideraciones pseudo-científicas de fuertes connotaciones eugenésicas y racistas. La compasión es aquí manipulada en beneficio de un programa político que es la negación misma de la compasión.
7) En el Affaire de Recife (11), pudimos observar u n caso flagrante de compasión mentirosa. En resumen, había que demostrar compasión hacia los médicos que habían practicado un doble aborto directo. Había que ahogar este caso como se ahogan otros (12). Ahora bien, la literatura médica informa situaciones semejantes a la vivida por «Carmen», la niña de Recife, pero donde la verdadera compasión fue expresada hacia las muy jóvenes madres y sus hijos. La prensa médica ya refería, en 1959, sobre la existencia de una treintena de casos conocidos de embarazos muy precoces, con frecuencia antes de la edad de 12 años. El caso más conocido e s el de una pequeña peruana, Lina Medina, nacida en 1933, que tuvo su primera menstruación a la edad de 8 meses (sic) y que se quedó embarazada a la edad de 5 años (sic). A la edad de 5 años y 8 meses, ella dio a luz un varó n, Geraldo, que, en 1954, tenía 15 años mientras que la mamá tenía 20 años. Les médicos habían diagnosticado, en la mamá, una pubertad precoz constitucional, no patológica.
Lo que es remarcable en la historia de Lina Medina, es precisamente que son los médicos quienes constataron que el embarazo de la niña no tenía nada de patológico. La eventualidad de un aborto no fue nunca considerada. Los médicos dieron al contrario prueba de compasión ver dadera hacia la madre y hacia su hijo. Notemos que de las últimas noticias, la madre vive en la periferia de Lima, en Perú. Hasta el presente, la madre nunca reveló el nombre del padre de su hijo. Este murió en 1979 a la edad de 40 años (13).
El artículo publicado por «La Presse Médicale», en su edición del 13 de mayo de 1939, precisa que el parto, por operación cesare a, fue realizado por el Dr. Geraldo Lozada. El breve artículo del 13 de mayo subraya que «La pequeña Lina está rodeada de cuidados minuciosos. Un Comité de Damas se constituyó para asegurar para ahora y para el fu turo los cuidados y las condiciones materiales de la vida de la pequeña mamá y del futuro bebé.»
El artículo del 31 de mayo de 1939, debido también al Dr. Escobel, llama este también a la compasión: «Se espera que el Estado, y el Hogar de la Madre, van a proteger a esta pobre niña, que creo en todos los corazones un movimiento de simpatía y de piedad, tanto aunque su pequeño nació el mismo día en que la nación peruana celebraba la Fiesta de la Madre.»
8) En razón de su gravedad, el sida es también una enfermedad que incita a la compasión. Establecimientos públicos o privados se especializaron en la prevención y/o el tratamiento de esta enfermedad. Centros de acogida y de cuidados fueron fundados para acoger, cuidar y acompañar hasta el fin a las personas afectadas por ese mal. Congregaciones religiosas, especializadas en los cuidados de salud, adaptaron sus programas a las situaciones nuevas creadas por la expansión de esta pandemia. El ejemplo de la Beata Madre Teresa de Calcuta hizo escuela. Sin embargo, no todos están inspirados en la compasión ejemplar de Madre Teresa.
En marzo de 2009, en el avión que lo conducía a África, el Papa Benedicto XVI se hizo atacar por periodistas porque había osado declarar que el preservativo no era verdaderamente la solución al problema. Siempre lista a enriquecer la colección de las «historias belgas», la Cámara de los Representantes, incluyendo a diversos mandatarios «cristianos», condenó las palabras «irresponsables» e «inaceptables» del Papa. ¡Por poco los honorables diputados no pidieron una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad de la ONU! A Dios gracias, el Senado belga no siguió a la Cámara de los Representantes en su delirio anticristiano.
Pero esta misma Cámara habría podido reivindicar la caución de algunos eminentes eclesiásticos. Entre ellos, cardinales mu y mediatizados, cuyos nombres son bien conocidos, recomendaron curiosamente el uso del preservativo presentando a este como un mal menor, para evitar el mal mayor, siendo este el peligro de contagio mortal en caso d el no recurso a esta precaución. El motivo invocado es pues la compasión.
La argumentación se desarrolla habitualmente como sigue: siendo la pulsión sexual irresistible e incontrolable, el uso del preservativo es el único medio eficaz de evitar el sida. Hace falta poco para que algunos «moralistas» lleguen hasta invocar el V mandamiento de Dios, «¡No matarás!», ¡para presentar el uso del preservativo como una obligación moral! Otros moralistas o pastores desarrollan una variante de esta argumentación: ellos enseñan a pecar sin riesgo.
En el caso del sida, la compasión es pues invocada a dos títulos diferentes. Por supuesto, la compasión se dirige en primer lugar a los enfermos afectados por esta terrible enfermedad. Como para todos los que sufren enfermedades muy graves, hay que velar para que sus sufrimientos sean aliviados, para que reciban los cuidados de higiene de los que ellos tienen necesidad; hay que decirles palabras de ternura: decirles la ternura de los hombres, pero también la ternura de Dios. Pero en el caso que nos ocupa, la compasión es también invocada de manera mentirosa: el preservativo se impone – se insinúa – en razón de que las pasiones de los hombres son incontrolables y que carecen de libertad frente a las pulsiones que los asaltan.
No es nuestra intención retomar aquí las discusiones sobre el sida, sus causas, su tratamiento, etc. Tampoco queremos explicar de nuevo las dos finalidades, procreadora y unitiva, de la unión matrimonial. Dos constataciones deberían hacer reflexionar a los celadores de la falsa compasión. Recordemos en primer lugar que es suficiente con consultar las revistas de consumidores para aprender que los preservativos no son fiables un 100%. Si no es seguro un 100% para la anticoncepción, por qué lo sería para impedir la transmisión del sida?
Pero hay otro aspecto del problema, ampliamente des conocido por muchos eminentes pastores-teólogos. Es lo que los economistas llaman el efecto rebote. La imagen de la pelota que rebota es en efecto sugestivo: al término de una primera parábola, ella toca el suelo, pero es p ara repartir enseguida, hacia lo alto y más lejos. Dos ejemplos familiares harán comprender de lo que se trata. La llegada de las lámparas económicas fue saludada con entusiasmo: una lámpara económica de 11 watts da tanta luz como una lámpara clásica de 60 watts. Podríamos exclamar: «¡Qué economía!». Ahora bien, se observa que en razón misma del bajo consumo y de sus lámparas, las personas tienden a iluminar mejor sus casas multiplicando las lámparas y aumentando el número de horas de iluminación. Las lámparas económicas compensan así las economías que se suponía que ellas iban a provocar; ellas pueden incluso llevar a un aumento del consumo.
Otro ejemplo: algunos automóviles, antes equipados de un motor de mayor consumo de combustible, están hoy día equipadas de motores particularmente sobrios. Aquí también, las personas se dicen: «¡Qué economía!». Pero como el automóvil consume, digamos, 5 litros de gasolina en lugar de los 8 litros del automóvil precedente, las personas encuentran que andar en auto se volvió menos caro y andarán más de lo que lo hacían con el auto anterior. Se anda más con un automóvil que consume menos. De ello resulta que la economía realizada por el motor de la nueva generación es compensada por un aumento del número de kilómetros andados y con frecuencia por el aumento de la velocidad a la cual se tenía la costumbre de conducir.
Un tercer ejemplo del rebote es señalado por Jacques Suaudeau. Cuando llevar el cinturón de seguridad se hizo obligatorio en Inglaterra, se constató con sorpresa que el número de accidentes y de víctimas había aumentado. Un estudio atento reveló que los automovilistas creían encontrar una mayor seguridad al llevar colocado el cinturón de seguridad. Pero ellos tomaban más riesgos, manejaban más rápido que antes. El beneficio que se esperaba por llevar el cinturón de seguridad fue compensado por las tomas de riesgo aumentadas.
El fenómeno de rebote se observa también en la utilización del preservativo y en la incidencia de esta utilización sobre la extensión de la enfermedad. Los eminentes moralistas deberían tener cuenta de este fenómeno. Le matraqueo mediático incitando a recurrir al preservativo para limitar la expansión del sida tiene un efecto perverso: el preservativo da un sentimiento falso de seguridad.
Al recurrir a él, los usuarios tienden a compensar el riesgo disminuido por el preservativo multiplicando las relaciones azarosas más de lo que lo hacían habitualmente, variando las parejas, variando las relaciones y teniendo las primeras relaciones sexuales cada vez más temprano.
Remarquemos que es lo que explicó el Dr. Edward C. Green el 19 de marzo de 2009, luego del linchamiento mediático del que el Papa fue objeto en ocasión de su viaje a África:
«Nuestros mejores estudios […] ponen en evidencia u na asociación constante entre una mayor disponibilidad y un mayor uso de preservativos y una tasa más elevada (no más baja) de tasa de infección por HIV. Ello puede ser debido en parte a un fenómeno conocido como compensación del riesgo (el resaltado es nuestro, MS), lo que significa que cuando se utiliza una ‘tecnología’ que reduce el riesgo, como los preservativos, se pierde con frecuencia el beneficio (la reducción del riesgo) ‘compensando’ o tomando mayores riesgos que los que se tomarían sin la tecnología que reduce el riesgo. «(15)
He aquí también, a propósito del sida, un ejemplo remarcable de «compasión» mentirosa y violenta. Mentirosa porque reposa sobre aseveraciones de las cuales alguien un poco informado puede desenmascarar la falsedad. Violenta, porque en nombre de premisas falsas se empuja objetivamente a tomar el riesgo de morir y de dar la muerte.
9) ¿Se puede dar la comunión a parlamentarios que s e declaran públicamente en favor del aborto? A esta cuestión, algunos pasto res dieron prácticamente o teóricamente una respuesta afirmativa. Haría falta, se dice, tener compasión por los parlamentarios, desgarrados interiormente. Como cristianos, dicen ellos, ellos se oponen por cierto al aborto; pero en el momento del debate parlamentario, ellos votan por su legalización. Estos representantes, se dice, viven un drama de conciencia y no se debería rechazarlos si ellos se presentan para recibir la Santa Comunión. Situaciones análoga s se presentan, por ejemplo, para los médicos abortistas notorios, para los magistrados, los responsables políticos, etc. Todos tendrían necesidad de conforto espiritual y deberían poder aproximarse a la Santa Mesa.
Algunas tomas de posición recientes muestran que la Iglesia no puede aprobar esta pseudocompasión.
Pongamos en evidencia dos de ellas.
a. En noviembre de 2009, Juan Antonio Martínez Camino, jesuita, obispo auxiliar de Madrid y Secretario general de la Conferencia episcopal española, recuerda que al aprobar y al votar una ley en favor del aborto, los bautizados se colocan objetivamente en estado de pecado mortal (16). Los que promueven tales leyes pecan públicamente y no pueden ser admitidos a la Santa Mesa. Para estar seguro de haber sido bien escuchado, el obispo auxiliar de Madrid agrega que el que afirma que es legítimo quitar la vida a un ser humano inocente cae en la herejía e incurre en la excomunión «latae sententiae» (17). El 27 de noviembre de 2009, la Asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Española publicó una declaración según la cual los políticos que votan una proposición de ley liberalizando el aborto en España se colocan ellos mismos en «un estado de pecado objetivo, y si esta situación se prolonga, ellos no pueden ser admitidos a la Santa Comunión.» (18)
b. El domingo 22 de noviembre de 2009 (19), Patrick Kennedy, miembro demócrata de la Cámara de los Representantes de los EEUU, anuncia que el obispo de Providence, Thomas J. Tobin, le pidió abstenerse de recibir la Santa Comunión e invitó a los sacerdotes de su diócesis a no dársela. Hay que recordar que algún tiempo antes de esta prohibición, el Congresista Patrick Kennedy declaró públicamente su oposición a la enseñanza de la Iglesia sobre el respeto de la vida.
10) Las trampas de la compasión que examinamos fueron objeto de varias declaraciones de la más alta importancia de la parte de Su Excelencia Mons. Raymond L. Burke, Prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica y Arzobispo Emérito de Saint Louis MO, en los EEUU. Nos limitaremos a presentar tres de estos documentos. a. El viernes 3 de mayo de 2009, el Arzobispo Burke pronunció el discurso principal del «Almuerzo y Oración» reuniendo católicos rezando por la nación americana. Este discurso tiene por título Las enseñanzas de la Iglesia católica. El Prefecto allí analiza las prácticas hostiles a la vida, al matrimonio y a la familia.
Denunciando la falsa compasión en la acción de los poderes públicos, el Arzobispo subraya que los ataques contra la vida, el matrimonio y la familia ruinan los fundamentos sobre los cuales está construida la nación americana y las naciones apegadas a esos mismos fundamentos. Él alerta a los católicos – sean ellos médicos, hombres políticos, hombres de negocios, etc. – a respetar la ley natural y la ley divina, que están en el corazón de la enseñanza de la Iglesia. El Arzobispo invita a la oración, al ayuno, a la confesión, a la Santa Comunión para que el Señor ilumine a los líderes. Una atención especial debe ser reservada, en las universidades y las instituciones de educación católica, a la juventud. Esta debe ser preparada a reconocer que allí donde Dios es rechazado, la secularización y el relativismo abren el camino a leyes y a programas políticos inmorales. Al contrario, hay que acuciar a los legisladores y a los electores a corregir las leyes gravemente injustas.
En fin, «que un doctorado honoris causa haya sido conferido por Notre-Dame University a un Presidente que promueve agresivamente una agenda anti-vida y anti-familia es fuente del mayor escándalo.».
b. El 18 de septiembre de 2009, el Arzobispo Burke tomaba la palabra en la XIV Cena anual del Partenariato organizado por «Inside Catholic» (21). Este discurso fue publicado bajo forma de artículo en Crisis Magazine, de fecha de 26 de septiembre de 2009. Tiene como título «Reflexiones sobre la Lucha para Adelantar la Cultura de la Vida.»
El Arzobispo nos ofrece aquí un discurso de una fuerza excepcional. He aquí, citados libremente, algunas ideas fuerza de este discurso:
«Es imposible ser católico practicante, alguien que sostiene en su conducta el derecho al aborto o el derecho al matrimonio de personas del mismo sexo. Debemos reconocer el escándalo dado por los cristianos que omiten hacer respetar la ley moral natural en la vida pública. Esta omisión engendra la confusión e induce a error a todos los ciudadanos. Por nuestras acciones y nuestras omisiones, no podemos conducir a los hombres y a las mujeres a hacer el mal y a pecar, así como a dañar gravemente a los hermanos, a las hermanas, a la nación. Nuestro Señor fue inequívoco en su condena de los que, por sus acciones, provocarían un verdadero escándalo, es decir que hundirían a los otros en la confusión o los conducirían a pecar (22). Es por ello que la disciplina de la Iglesia prohíbe dar la Santa Comunión y dar funerales religiosos a los que persisten, luego de haber sido amonestados, en violar gravemente la ley divina (23). Ciertamente, la Iglesia confía cada alma a la misericordia de Dios […], pero ello no la dispensa de proclamar la verdad de la ley divina. Cuando alguien ha públicamente adherido y cooperado en actos culpables, […] su arrepentimiento de tales acciones debe este también ser público.»
Llamando las cosas por su nombre, el Arzobispo Burke no duda en ir al fondo del problema: «Se ve la mano del Padre de la Mentira actuando en la poca atención dada a la situación de escándalo, o en el hecho que son ridiculizados o incluso censurados los que sienten el escándalo.»
c. El 29 de septiembre de 2009, el Arzobispo Burke intervenía para tomar la defensa de los militantes pro-life que protestaban contra el escándalo de los funerales grandiosos y muy mediatizados celebrados para el Senador Ted Kennedy (24). Este senador «católico» se había con frecuencia distinguido por sus posiciones inaceptables en materia del respeto de la vida y de la familia. Algunos católicos, compadecidos por el Senador, habían agredido vivamente a los militantes pro-vida y pro-familia, acusándolos entre otras cosas de quebrar la unidad de la Iglesia. La puesta a punto del Arzobispo no tuvo que hacerse esperar: «Una de las ironías de la situación presente es que alguien que siente el escándalo frente a acciones públicas, gravemente culpables, de otro católico es acusado de faltar de caridad y de causar una división en la unidad la Iglesia”.
«En una sociedad donde el pensamiento está gobernad o por la ‘tiranía del relativismo’, y en la cual lo políticamente correcto y el respeto humano son los últimos criterios de lo que se debe hacer o de lo que se debe evitar, la idea de inducir a alguien a un error moral tiene poco sentido. […] Lo que causa admiración en una sociedad semejante, es el hecho que en ella hay quienes omiten de observar lo políticamente correcto, y que, por ello mismo, parecen perturbar la así llamada paz de la sociedad. Sin embargo, mentir u omitir de decir la verdad no es jamás un signo de caridad.»
Una cuestión inevitable
La pseudo-compasión, con frecuencia invocada en favor de otros actos en sí malos, como el aborto, conduce por tanto al escándalo; ella invita a los otros a pecar gravemente. El escándalo, es la primera cosa a evitar (25). La pseudo- compasión conduce también a la herejía, al desgarro en la Iglesia, ya que ella incita a los fieles a separarse de un punto no negociable de la doctrina de la Iglesia: el deber de respectar la vida inocente. La pseudo-compasión refuerza la deriva hacia la «tiranía del relativismo», que se observa en algunos pastores y/o teólogos. Finalmente, la pseudo-compasión podría conducir a una situación en la cual la doctrina de la Iglesia y la moral natural resultarían de un procedimiento consensual y se formularían en compromisos.
Algunos, abusados por la pseudo-compasión hacia los que pecan públicamente contra la vida, estiman que la Iglesia es, sobre es tas cuestiones, muy severa. La Iglesia, en efecto, no se muerde la lengua: «Los excomulgados y los que están en entredicho […] y los que persisten con obstinación en un pecado grave y manifiesto, no serán admitidos a la santa comunión.» (26) Ahora bien si se recuerda el carácter mentiroso y violento de la pseudo-compasión, se observará enseguida que esta severidad es solo aparente, que ella es incluso una alta expresión de la caridad. Ella es un llamado urgente al cambio de vida. La negación de dar la comunión por las razones que hemos recordado no es sino que la expresión del amor de la Iglesia por los más débiles, y la invitación al arrepentimiento dirigido a los que corren el riesgo de quedar encadenados en sus pecados, y de encadenar allí a los otros.
Resta una cuestión delicada pero inevitable. Ya que, en las condiciones recordadas, la Santa Comunión debe ser negada a un laico ¿el código de derecho canónico prevé medidas de suspensión, al doble motivo de escándalo y de herejía, para los clérigos que manifiestan públicamente su pseudo- compasión por los abortistas?
Louvain-la-Neuve, Enero 2010
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(1) «Le Monde» del 19 de noviembre de 2009 titulaba en cabecera y en la primera página: «El peso de la natalidad amenazaría el clima». La continuación de este artículo debido a Grégoire Allix, aparece e n la p. 4 bajo el título «Limitar los nacimientos, ¿un remedio al peligro climático? Las Naciones Unidas llaman a tomar en cuenta la cuestión demográfica en ocasión de la cumbre de Copenhague.»
(2) Cf. a este respecto nuestra obra «La face caché e de l’ONU», pp. 61-70; este capítulo está titulado: «La Carta de la tierra y el imperativo ecológico». Ver lo que escribe San Pablo a este respecto, Rm 8, 18-22.
(3) Así como se lo recuerda, una niña de 9 años, «C armen», violada por su padrastro, se encontró embarazada de gemelas. A pesar de los llamados a la compasión lanzados por Dom José Cardoso Sobrinho (entonces Arzobispo de Recife) y de sus colaboradores, esta niña fue sometida a un doble aborto, bajo la presión entre otras de movimientos feministas radicales. Curiosamente, Dom Cardoso fue desacreditado por un dignatario eclesiástico romano, que intentó hacer valer que los que querían proteger a las gemelas tuvieron falta de «compasión» hacia los médicos abortistas, «que habían debido tomar una decisión difícil».
(4) Ver a este respecto «La Libre Belgique» del 14 de noviembre de 2009 y «Le Monde» del 16 de noviembre de 2009.
(5) Cf. Mt 19, 1-9; Mc 10, 1-12; Lc 16, 18.
(6) Cf. en particular Gn. 1, 28; 2, 18-24; cf. Jn 1 , 1.
(7) Cf. Mt 19, 10.
(8) Cf. Gn 19, 1-29; Rm 1.
(9) Cf. Lc 7, 36-50, donde la escena pasa en lo de un fariseo; 15, 3-32; 19, 1- 10; 23, 40-43.
(10) En colaboración con Klaudia Schank, nosotros t raducimos y presentamos esta obra: «Euthanasie: Le dossier Binding et Hoche . Traduction de l’allemand, présentation et analyse de ‘Libéraliser la destruct ion d’une vie qui ne vaut pas d’être vécue’. Texto integral de la obra publicada en 1922 en Leipzig», Paris, Éd. Le Sarment-Fayard, 2002, 138 pp. ISBN: 2-866-79 329-3.
(11) Cf. más arriba, n° 3.
(12) Ver más arriba, en el nº 3, los casos de pedofilia.
(13) Ver a este respecto «La plus jeune mère du mon de», breve artículo en «La Presse Médicale», Paris, 13 de mayo de 1939, p. 744 ; ver también la carta del Dr. Edmundo Escobel (Lima), «La plus jeune mère du monde», en «La Presse Médicale», Paris, 31 de mayo de 1939, p. 875. Este caso está también relatado en la obra de Rodolfo Pasqualini, «Endocrinología», Buenos Aires, Ediciones El Ateneo, 1959. Ver especialmente las pp. 684-686. Pa squalini cita el artículo de Escobel en la p. 686
(14) Voir Jacques Suaudeau, article «Sexualité sans risques», pp. 905-926 du «Lexique des termes ambigus et controversés», du Conseil Pontifical pour la Famille, publié chez Téqui, Paris, 2005.
(15) Edward C. Green es director del AIDS Preventio n Project en el Harvard Center for Population and Development Studies. El t exto que citamos se encuentra en http://www.lifesitenews.com/ del 19 de marzo de 2009. Se encuentran en este sitio otras informaciones.
(16) Fuente: http://www.elmundo.es/, despacho del 1 2 de noviembre de 2009. Ver también http://www.sectorcatolico.com/, despacho del 30 de diciembre de 2009.
(17) Cf. Código de Derecho canónico, 751; 1364, § 1 ; 1398.
(18) Cf. http://www.lifesitenews.com/, 27 de noviembre de 2009. La posición exenta de ambigüedad reafirmada por la Conferencia Episcopal Española (CEE) por su Secretario general S. E. Mons. Martínez Camino, fue también reafirmada por Isidoro Catela Marcos, Director de la Oficina de Información de la CEE. Ver la página web ACI Prensa http://www.aci prensa.com/, despacho del 4 de enero de 2010, que reenvía ella misma a http://www.conferenciaepiscopal.es
(19) Ver el sitio de «The Providence Journal» http: //www.projo.com/ del 23 de noviembre de 2009, el artículo de John Mulligam, «Kennedy: Barred from Communion», y los links mencionados.
(20) El texto completo se encuentra sobre http://ww w.lifesitenews.com/ > del 8 de mayo de 2009.
(21) El texto fue publicado en el sitio internet ht tp://insidecatholic.com y está datado el 26 de septiembre de 2009.
(22) Cf. Lc 17, 1-2.
(23) Código de Derecho Canónico, 915; 1184, § 1, 3 °.
(24) Cf. el artículo de John-Henry Westen, ‘A Vatic an Archbishop: Kennedy Funeral Critics Not Hurting Unity but Helping Churc h’, en LifeSiteNews.com, 29 de septiembre de 2009. Las citaciones provienen de este artículo.
(25) Lc 17, 1 s. (26) Cf. Canon 915.
Santa Misa en Chipre. Francisco: se necesitan cristianos luminosos
Cristianos que «lleven la luz recibida de Cristo para iluminar la noche que a menudo nos rodea».
Fuente: Vatican News
En la memoria de San Francisco Javier el Papa celebró la Santa Misa en el Estadio Neo GSP de Chipre. Del Evangelio de Mateo, que narra de los ciegos que expresaban a gritos a Jesús su miseria y esperanza, el Papa Francisco desarrolló su reflexión, deteniéndose en tres pasos del encuentro que, en este camino de Adviento, “pueden ayudarnos a acoger al Señor que viene.”
«¡Hijo de David, ten piedad de nosotros!»
Los ciegos que gritaban a Jesús mientras lo seguían, llamándolo “Hijo de David” – título que era atribuido al Mesías, que las profecías anunciaban como proveniente de la estirpe de David – no lo “veían”, pero “escuchaban su voz y seguían sus pasos”. Buscaban en Cristo “lo que habían preanunciado los profetas, es decir, los signos de curación y de compasión de Dios en medio de su pueblo”. Los dos ciegos del Evangelio – dijo el Santo Padre – “se fían” de Jesús y lo siguen en busca de luz para sus ojos. Y lo hacen porque “perciben que, en la oscuridad de la historia, Él es la luz que ilumina las noches del del corazón y del mundo, que derrota las tinieblas y vence toda ceguera”.
También nosotros, como los dos ciegos, somos viajeros a menudo inmersos en la oscuridad de la vida. Lo primero que hay que hacer es acudir a Jesús, como Él mismo dijo: «Vengan a mí todos los cansados y abrumados por cargas, y yo los haré descansar» (Mt 11,28). ¿Quién de nosotros no está de alguna manera cansado y abrumado? Pero nos resistimos a ir hacia Jesús; muchas veces preferimos quedarnos encerrados en nosotros mismos, estar solos con nuestras oscuridades, autocompadecernos, aceptando la mala compañía de la tristeza. Jesús es el médico, sólo Él, la luz verdadera que ilumina a todo hombre (cf. Jn 1,9), nos da luz, calor y amor en abundancia. Sólo Él libera el corazón del mal.
El “primer paso” indicado por el Papa es, pues, “ir hacia Jesús”: darle la posibilidad de curarnos el corazón.
Si cada uno piensa en sí mismo, no podrá curarse la ceguera
Tal como reza el relato evangélico, en este caso no se cura a un solo ciego, sino dos: “se encuentran – dijo el Papa – juntos en el camino”. Lo significativo, tal como indicó el Santo Padre, es que dicen a Cristo “ten piedad de nosotros”. No piensa “cada uno en su propia ceguera, sino que piden ayuda juntos”. Se trata del “signo elocuente de la vida cristiana, el rasgo distintivo del espíritu eclesial” que es “pensar, hablar y actuar como un ‘nosotros’, saliendo del individualismo y de la pretensión de la autosuficiencia que enferman el corazón”.
Los dos ciegos, al compartir sus sufrimientos y con su amistad fraterna, nos enseñan mucho. Cada uno de nosotros de algún modo está ciego a causa del pecado, que nos impide “ver” a Dios como Padre y a los otros como hermanos. Esto es lo que hace el pecado: distorsiona la realidad, nos hace ver a Dios como el amo y a los otros como problemas. Es la obra del tentador, que falsifica las cosas y tiende a mostrárnoslas bajo una luz negativa para arrojarnos en el desánimo y la amargura. Y la horrible tristeza, que es peligrosa y no viene de Dios, anida bien en la soledad. Por tanto, no se puede afrontar la oscuridad estando solos. Si llevamos solos nuestras cegueras interiores, nos vemos abrumados. Necesitamos ponernos uno junto al otro, compartir las heridas y afrontar el camino juntos.
Son esos los motivos por los que el Papa señala el segundo paso: el de llevar “juntos” a Jesús nuestras heridas. Y es el motivo por el que “frente a cada oscuridad personal y a los desafíos que se nos presentan en la Iglesia y en la sociedad” somos llamados “a renovar la fraternidad”, puesto que, “si permanecemos divididos entre nosotros, si cada uno piensa sólo en sí mismo o en su grupo, si no nos juntamos, si no dialogamos, si no caminamos unidos, no podremos – aseguró Francisco – curar la ceguera plenamente”.
Se necesitan cristianos “luminosos”
Aunque Jesús había recomendado a los ciegos, tras haberlos curado, que no dijeran nada a nadie, ellos, sin embargo, hicieron lo contrario. No fue para “desobedecer al Señor”, sino simplemente porque “no lograron contener el entusiasmo” del encuentro y de su curación. De ahí que el tercer y último paso indicado por el Papa haya sido el de “anunciar el Evangelio con alegría”, signo distintivo del cristiano:
La alegría del Evangelio, que es incontenible, «llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 1), libera del riesgo de una fe intimista, distante y quejumbrosa, e introduce en el dinamismo del testimonio.
Vivir con alegría el anuncio liberador del Evangelio, aseguró Francisco, “no se trata de proselitismo, sino de testimonio; no es moralismo que juzga, sino misericordia que abraza; no se trata de culto exterior, sino de amor vivido”. He aquí que animó a los chipriotas, tras haber manifestado su alegría por ver cómo viven el Evangelio, a seguir adelante y a renovar el encuentro con Jesús, saliendo “sin miedo” para testimoniarlo, llevando “la luz” recibida para “iluminar la noche que a menudo nos rodea”.
Se necesitan cristianos iluminados, pero sobre todo luminosos, que toquen con ternura las cegueras de los hermanos, que con gestos y palabras de consuelo enciendan luces de esperanza en la oscuridad; cristianos que siembren brotes de Evangelio en los áridos campos de la cotidianidad, que lleven caricias a las soledades del sufrimiento y de la pobreza.
Renovar la confianza en Jesús, que “escucha el grito de nuestras cegueras” y que “quiere tocar nuestros ojos y nuestro corazón”, “atraernos hacia la luz, hacernos renacer y reanimarnos interiormente” es la recomendación final del Papa que invoca, al final de su homilía al Hijo de Dios:
“¡Ven, Señor Jesús!”
Agradecimiento de Mons. Selim Sfeir y saludo final del Papa: «pienso en los migrantes»
Al final de la Santa Misa el agradecimiento de Monseñor Selim Sfeir, Arzobispo de Chipre de los Maronitas, al Papa por su visita. Un agradecimiento que se convierte en Acción de gracias a Dios, por Su amor incondicional por cada uno de nosotros, por “permitirnos ser responsables los unos de los otros”, por representar Su presencia “vivificante” para los demás. También a la Santísima Trinidad, por su “obra de salvación” en Su Iglesia “en nombre de todos los pueblos, lenguas y civilizaciones” que se encuentran en tierra chipriota. Las alabanzas a Dios Padre, a Jesús, al Espíritu y la expresa voluntad dirigida a María de ir con ella “hacia los demás” y hacia su Hijo Jesús, hecha ante el Sucesor de Pedro, culmina con los aplausos de los presentes y con el saludo final del Papa Francisco que, previa entrega de un cáliz al Arzobispo de Chipre de los Maronitas y al Patriarca Latino de Jerusalén, demuestra su gratitud por la acogida y el afecto brindado, y dice:
Aquí en Chipre estoy respirando un poco de esa atmósfera típica de Tierra Santa, donde la antigüedad y la variedad de las tradiciones cristianas enriquecen al peregrino. Esto me hace bien, y hace bien encontrar comunidades de creyentes que viven el presente con esperanza, abiertas al futuro, y que comparten este horizonte con los más necesitados. Pienso particularmente en los migrantes que buscan una vida mejor, con los que tendré mi último encuentro en esta isla, junto a los hermanos y hermanas de diversas confesiones cristianas.
Gracias a todos los que han colaborado en esta visita. Recen por mí. Que el Señor los bendiga y la Virgen Santa los proteja. Efcharistó! [¡Gracias!]
El saludo a la comunidad judía chipriota
Al regresar a la Nunciatura Apostólica, donde almorzó en privado, el Santo Padre Francisco se reunió brevemente con el rabino jefe de Chipre, Arie Zeev Raskin, y a través de él envió un saludo a la comunidad judía chipriota.
También encontró al director de la prisión de la isla, que le llevó los saludos y un regalo de los reclusos, entre los que se encontraban inmigrantes encarcelados por falta de documentos. El Santo Padre, en la Iglesia Parroquial de la Santa Cruz, punto de referencia para la comunidad católica en Chipre, prosigue su agenda con la Oración Ecuménica con los migrantes.
Santa Sede: Hay transparencia en las operaciones del Banco IOR
El Vaticano expresa su más grande confianza en la dirección
ROMA, martes 21 de septiembre de 2010 (ZENIT.org) La Santa Sede expresa su más grande confianza hacia el presidente del IOR (Istituto per le Opere Religiose), la banca del Vaticano, y recuerda su elección de la transparencia de las operaciones.
Las autoridades del IOR llevan tiempo realizando contactos y encuentros, tanto con la Banca de Italia como con los organismos internacionales competentes la Organisation for Economic Co-operation and Development (OCDE) y el Grupo de Acción Financiera Internacional contra el blanqueo de dinero (GAFI) para la inserción de la Santa Sede en la llamada White List.
Un comunicado de la Secretaría de Estado publicó hoy martes un comunicado en el que puntualiza un artículo en el diario italiano La Repubblica, que informa de una investigación sobre el presidente del banco, Ettore Gotti Tedeschi, y otro importante cargo del banco.
Según el diario, el motivo sería una presunta violación de la ley italiana contra el blanqueo de capital, el decreto legislativo 231 de 2007. El tribunal de Roma ha retenido de forma preventiva 23 millones de euros del IOR, una medida que ha provocado la perplejidad del Vaticano.
La Santa Sede hace saber que las informaciones requeridas por el tribunal ya estaban disponibles en la oficina competente del Banco de Italia, y que operaciones análogas tienen lugar de forma habitual con otros institutos de crédito italianos.
Respecto a los importes citados, es hace presente que se trata de transacciones por tesorería hacia instituciones crediticias no italianas, cuyo destinatario es el propio IOR.
La Santa Sede expresa por ello la máxima confianza en el presidente y en el director general del IOR, concluye la nota.
El IOR, más conocido (aunque erróneamente) como banco del Vaticano, fue fundado por Pío XII en 1942 y reestructurado por Juan Pablo II en 1990, y se dedica a la custodia de los bienes muebles e inmuebles transferidos o confiados al propio Instituto por personas físicas o jurídicas y destinadas a obras de religión o de caridad».
Los órganos del Instituto son la Comisión cardenalicia (cinco cardenales nombrados por el Pontífice), un prelado, nombrado por esta Comisión que sigue las actividades del Instituto y participa como secretario en las reuniones de la Comisión, y el Consejo de superintendencia.
Este Consejo es responsable de la administración y gestión del Instituto, además de la vigilancia y supervisión de sus actividades en el plano financiero, económico y operativo.
Sus miembros deben ser cinco laicos de reconocida experiencia económico-financiera, nombrados para cinco años (aunque prorrogables) por la Comisión cardenalicia. El papel del Consejo de superintendencia es comparable al de un consejo de administración.
Dos actitudes que los fieles debemos tomar en Adviento
Nos las señaló el Papa Francisco durante la meditación del Ángelus
En la meditación del Ángelus del primer domingo de Adviento, 2 de diciembre de 2018, el Papa Francisco señaló dos actitudes que en este tiempo litúrgico debe tener el fiel: salir de sí, para abrirse a los demás y a Jesús que llega, y una actitud de vigilancia y oración.
El Papa recordó qué es el Adviento y cuál es la aplicación en la vida del cristiano de este tiempo litúrgico eclesial: «En Adviento no vivimos sólo la expectativa de la Navidad, sino que estamos invitados a despertar la espera del glorioso regreso de Cristo, preparándonos para el encuentro final con Él con elecciones coherentes y valientes. En estas cuatro semanas estamos llamados a dejar atrás un estilo de vida resignado y rutinario, alimentando esperanzas y sueños para un futuro nuevo».
Estamos llamados también en Adviento, a dejar de vivir encerrados en nosotros mismos: «El sueño interior nace de girar siempre en torno a nosotros mismos y de quedar bloqueados en el encierro de la propia vida, con sus problemas, sus alegrías y sus dolores. Aquí yace la raíz del letargo y la pereza de que habla el Evangelio. El Adviento nos invita a un compromiso de vigilancia, mirando fuera de nosotros mismos, ampliando nuestras mentes y corazones para abrirnos a las necesidades de nuestros hermanos y al deseo de un mundo nuevo».
Si tenemos que vernos a nosotros mismos, en sobre todo en aquello que debemos cambiar, lo cuál también puede ser meditación en este Adviento: Hablando del Evangelio del día, señaló el Pontífice que «las palabras de Jesús resuenan particularmente incisivas: Tengan cuidado de no dejarse aturdir por los excesos, la embriaguez y las preocupaciones de la vida, para que ese día [ndr. el día de nuestra comparecencia ante Cristo] no caiga de improviso sobre ustedes. […] Estén despiertos todo el tiempo y oren incesantemente».
La segunda actitud en este Adviento: Vigilancia y Oración
Es claro, no hay preparación adecuada para la venida del Salvador del mundo sin oración.
Dice el Evangelio de San Lucas: «Levántense y alcen la cabeza, porque su liberación está cerca». «Se trata de levantarse y orar volviendo nuestros pensamientos y corazones a Jesús que está a punto de venir. Nos levantamos cuando se espera algo o alguien. Nosotros esperamos a Jesús y queremos esperarlo en la oración, que está estrechamente ligada a la vigilancia», dijo el Papa Francisco.
San Juan Damasceno, el defensor de las imágenes
Defendió el uso de las imágenes y escribió bellísimos textos sobre la Virgen
San Juan Damasceno nació en el año 675 en el seno de una familia que servía a los Omeyas. Y decidió aislarse en el monasterio de Sabas, cerca de Jerusalén, donde se dedicó a la oración y el estudio.
En primer lugar, su nombre -Damasceno- se debe a su origen: Damasco, en Siria.
Defensor contra la iconoclasia
De hecho, Juan fue un sacerdote famoso por su santidad y por su valentía.
Por ejemplo, cuando el emperador de Constantinopla, León III el Isaurio, ordenó la destrucción de las imágenes religiosas porque -por influencia de los iconoclastas– creía que eran adoradas, san Juan Damasceno defendió que siguieran existiendo ya que ayudaban al culto de Dios y a la veneración de la Virgen y los santos.
En este sentido, esta frase suya ha pasado a la historia:
Lo que es un libro para los que saben leer, es una imagen para los que no leen. Lo que se enseña con palabras al oído, lo enseña una imagen a los ojos. Las imágenes son el catecismo de los que no leen.
Finalmente falleció en torno al 749 y se sabe que fue enterrado un 4 de diciembre.
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Texto de san Juan Damasceno sobre la Virgen
«Convenía que aquella que en el parto había conservado íntegra su virginidad, conservase sin ninguna corrupción su cuerpo después de la muerte. Convenía que aquella que había llevado en su seno al Creador hecho niño, habitara en la morada divina. Convenía que la Esposa de Dios entrara en la casa celestial. Convenía que aquella que había visto a su Hijo en la Cruz, recibiendo así en su corazón el dolor de que había estado libre en el parto, lo contemplase sentado a la diestra del Padre. Convenía que la Madre de Dios poseyera lo que corresponde a su Hijo, y que fuera honrada como Madre y Esclava de Dios por todas las criaturas.» (Hom. II in Dormitionem B. V. Mariae, 14)