LLEGAMOS AL TERCER DOMINGO DE ADVIENTO
Y la gran imagen de Isaías es el Desierto floreciente. Muchos de nosotros atravesamos tiempos desérticos, períodos secos de pruebas y preparación. Pero tal vez el Señor nos atrajo al desierto para despertar un sentido más profundo de dependencia de El. Debemos ser pacientes, y en este tiempo de espera, mirar hacia la Navidad -mirar el gran florecimiento del desierto.
Durante estas semanas de Adviento, escuchamos una semana tras otra al profeta Isaías un par de semanas atrás escuchamos la montaña sagrada la cual suben las tribus y escuchamos la semana pasada sobre los siete dones del Espíritu Santo y hoy la gran imagen de Isaías es la del Desierto floreciente -escuchen-¨Regocíjate yermo sediento y se cubra de flores que se alegra y de gritos de júbilo -tengan en cuenta que los autores de la Biblia eran gente de desierto y estaban familiarizados y he estado familiarizado un poquito con él en mí vida considerando que vivo en Lima y cuando salía de ella me encontraba el desierto costero con un clima seco. Pero cuando llega la lluvia de repente de la noche a la mañana el desierto florece y es extraordinario, piensa que en esta tierra nunca florecerá de vida y todo el desierto florece repentinamente. Bueno esa es la imagen que Isaías tiene en mente y quiero quedarme con esta posición de muerte y vida, porque muy a menudo en la Biblia los grandes héroes tienen que pasar tiempo en el desierto. Piensen en una historia tras otra, Abraham tiene que cruzar el desierto para llegar a la tierra prometida, José es enviado a Egipto y a prisión antes de estar listo para su misión. Piensen en Moisés sus varios años de pastor en el desierto antes de convertirse en un libertador Piensen en Juan el Bautista, una voz clamando en el desierto, piensen en Pablo quien va al desierto de Arabia por un largo período después de ver al SEÑOR RESUCITADO mientras intenta comprender lo que le sucedió a él. JESÚS mismo pasa 40 días y noches en el desierto.
¿Qué hay con los desiertos un lugar donde volvemos a los fundamentos un lugar donde se suprimen las cosas superfluas, en muchos casos donde entran en contacto con su propia pecaminosidad donde descubren su radical dependencia de Dios, sea lo que sea el desierto tiene esas cosas para los grandes héroes.
Pero observen como florecen estos personajes como Abraham luego de cruzar el desierto se convierte en padre de grandes naciones. Moisés, luego de su tiempo en el desierto, se convierte en el gran libertador de su pueblo. Juan el Bautista pasa tiempo en el desierto anuncia la llegada del Mesías. Pablo luego de pasar tiempo en el desierto en Arabia surge como el gran apóstol de los gentiles. En verdad en todos estos casos el desierto floreció de vida.
Apliquémosla a nuestra situación. Mucha, mucha gente que conozco, atraviesa tiempos desérticos y tal vez alguien que me esté escuchando ahora esté atravesando este tipo de periodo. He conocido a muchas personas con alegría y entrar en una turbulencia depresiva en que se les fue la sonrisa y ver las cosas negras y tocar fondo. Cualquiera que esté involucrado en un ministerio pastoral, se topará a menudo con gente que está atravesando, pero es tan desgarrador, pero si hay salida a la depresión, si la tengo pero ya no me afecta. El asunto es que a esa visible oscuridad, hay que ser brutalmente honestos de lo que significa atravesar la depresión. Le sugiero que lea algunos de los contenidos sobre los desiertos en la Biblia. Me he referido a José, Moisés y sobre Abraham, Juan el Bautista. Todos ellos pasaron muchos años, atravesaron primero el desierto floreciendo luego bajo la influencia del Espíritu Santo. No les ofrecí esto como una especie de solución superficial. Quien supera la depresión, florece y del modo más maravilloso, porque se ha convertido en una fuente de vida para muchos otros que estaban en la misma situación.
Ciertamente el desierto floreció. Piensen en su propia vida o tal vez estén atravesando el desierto. De nuevo piensen en José, que fue vendido por sus hermanos como esclavo. Esto está en manos del Espíritu, a veces se tarda años, es como si vivieran en un clima desértico ¿Cuándo florecerá? Luego como una gran gracia llega la lluvia y el desierto florece. La Biblia pienso que adora esta yuxtaposición, adora esta dinámica de desierto, que revive ahora. Con esto en mente, ese es Isaías.
ECHEMOS UN VISTAZO A LA SEGUNDA LECTURA. La cual amo. ES DE LA CARTA DE SANTIAGO. Saquen sus Biblias cuando tengan una oportunidad y lean la Carta de Santiago es muy corta y pueden leerla completa en una sesión, tiene una gran repercusión, tiene tanta riqueza espiritual y moral esta imagen para hoy es una imagen clásica del Adviento y es como la de Isaías, es una imagen de agricultura. -ESCUCHEN- DICE SANTIAGO: ¨Sean pacientes hasta la venida del Señor, el aliento es un tiempo de espera paciente, pero escuchen ahora, vean como el labrador con la esperanza de los frutos preciosos de la tierra aguarda pacientemente las lluvias tempraneras y las y las tardías. No tenemos aquí el desierto floreciendo pero es una imagen agrícola un poco actualizada, vean como el labrador, aguarda con la esperanza de los frutos preciosos de la tierra. Piensen ahora en un labrador mientras les estoy diciendo estas palabras. Piensen en los labradores que plantan semillas.
Si miran una semilla, no tiene mucho para ofrecer, no le alimentaría no, no tiene mucho para ofrecer, no es muy fascinante es simplemente este objeto pequeñito que se mete en el suelo y el labrador espera. Está fuera de su control. Una vez que la semilla es enterrada depende del clima que en verdad no puede controlar y depende del tiempo y de esta misteriosa alquimia, tierra y humedad, entonces basado en eso la semilla crece, tengan paciencia, vean como el labrador con la esperanza de los frutos preciosos de la tierra aguarda y deja sola la semilla no puede forzar su crecimiento, espere a que la lluvia llegue. Bueno el labrador espera todo esto hasta que crece la semilla y se convierte en algo hermoso.
De acuerdo ¿cómo interpretamos nuestras vidas estoy atravesando una depresión las cosas no se están resolviendo, estoy lleno de ansiedad y estoy fallando y esto no es lo que deseo. Así que no hay sentido Dios me ha abandonado nadie se preocupa por mí. Esa no es la forma de interpretarlo, sino como un tiempo de espera paciente. Tal vez el Señor los haya traído al Desierto, tal vez sea para despertar un sentido más profundo de la dependencia, en él tal vez sea algo que necesita ser purgado en USTEDES en mí. Un sufrimiento tonto o estúpido o la lluvia de invierno necesaria. Así que estamos es este tiempo de espera el Adviento porque hay una cualidad permanente en la vida cristiana, cierto ¿por qué? Todos nosotros enfrentemoslo no vamos a encontrar nuestra satisfacción definitiva en esta vida no lo haremos será siempre hasta cierto punto una experiencia de desierto, será como una semilla que está en al suelo y estamos esperando que tengamos paciencia y sepan que Dios no nos ha abandonado el gran y definitivo labrador.
¿Qué es la NAVIDAD? La NAVIDAD ES LA SEÑAL DE ESTO ES EL FLORECER DEL DESIERTO. NAVIDAD ES AQUELLA SEMILLA DANDO LUGAR FINALMENTE A SU FRUTO. NO PIERDAN LA ESPERANZA, MÁS BIEN SEAN PACIENTES MIENTRAS ESPERAMOS POR LA VENIDA
DEL SEÑOR Y DIOS NOS BENDIGA Y LA VIRGEN MADRE INMACULADA NOS GUARDE SU DON MATERNAL Y VIRGINAL PARA LLENARNOS DEL AMOR CURATIVO DEL DULCE NIÑO JESÚS PARA CADA UNO -UNA- DE USTEDES LLAMADOS AL AMOR DE LA VIDA.
Matthew 11:2-11
Amigos, en el Evangelio de hoy Juan el Bautista pregunta a Jesús si es “Él mismo… ¿o tenemos que esperar a otro?”. Cuando esta consulta es transmitida a Jesús, el Señor no responde teóricamente, sino más bien señalando cosas que están ocurriendo.
“Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia el evangelio a los pobres”.
¿Estaba Jesús haciendo todo esto en un sentido literal? ¡Si! Que Él era un obrador de milagros y sanador fue una de las percepciones fundamentales respecto a Jesús. Cuando Dios vino a nosotros en Cristo, se dedicó a reparar su creación herida y destrozada. Él no está interesado sólo en las almas sino también en los cuerpos.
Y es por ello que encontramos los relatos del hombre nacido ciego, de Bartimeo, del hombre paralítico que fue descolgado a través de un techo para llegar a Jesús, de la mujer con el flujo de sangre, del hombre sordo y tartamudo al que Jesús le dice “¡Ephphatha!” (¡Ábrete!). También vemos lo que sucede con Lázaro y con la hija de Jairo y al hijo de la viuda de Naín.
Dámaso I, Santo
Memoria Litúrgica, 11 de diciembre
XXXVII Pontífice
Martirologio Romano: San Dámaso I, papa de origen hispano, que en los difíciles tiempos en que vivió, reunió muchos sínodos para defender la fe de Nicea contra cismas y herejías, procuró que san Jerónimo tradujera al latín los libros sagrados y veneró piadosamente los sepulcros de los mártires, adornándolos con inscripciones († 384).
Breve Biografía
San Dámaso, de origen español, nació hacia el año 305. Su pontificado comprende desde el año 366 al 384. Fue diácono de la Iglesia de Roma durante el pontificado del Papa Liberio.
Su elevación a la cátedra de Pedro no se vio exenta de contrastes debido a los enfrentamientos de los dos partidos contrapuestos. Pero los frutos de su pontificado no se dejaron esperar. Ignorando las amenazas imperiales, depuso a los obispos que se habían adherido al arrianismo y condujo a la Iglesia a la unidad de la doctrina. Estableció el principio de que la comunión con el obispo de Roma es signo de reconocimiento de un católico y de un obispo legítimo.
Durante su pontificado hubo una explosión de ritos, de oraciones, de predicaciones, con nuevas instituciones litúrgicas y catequéticas que alimentaron la vida cristiana. A la iniciativa de este Papa se deben los estudios para la revisión del texto de la Biblia y la nueva traducción al latín (llamada Vulgata) hecha por San Jerónimo, a quien San Dámaso escogió como secretario privado.
En estos años la Iglesia había logrado una nueva dimensión religioso-social, convirtiéndose en un componente de la vida pública. Los obispos escribían, catequizaban, amonestaban y condenaban pública y libremente.
En el año 380, con ocasión del sínodo de Roma, el Papa Dámaso expresó su agradecimiento a los jefes del imperio que habían devuelto a la Iglesia la libertad de administrarse por sí misma. Con esta libertad conquistada, los antiguos lugares de oración como las catacumbas se habrían arruinado si este extraordinario hombre de gobierno no hubiera sido al mismo tiempo un poeta sensible a los antiguos recuerdos y a las gloriosas huellas dejadas por los mártires. Efectivamente, no sólo exaltó a los mártires en sus famosos “títulos” (epigramas grabados en lápidas por el calígrafo Dionisio Filocalo), sino que los honró dedicándose personalmente a la identificación de sus tumbas y a la consolidación de las criptas en donde se guardaban sus reliquias.
En la cripta de los Papas de las catacumbas de San Calixto, él añadió: “Aqui, yo, Dámaso, desearía fueran enterrados mis restos, pero temo turbar las piadosas cenizas de los mártires”. San Jerónimo sostiene que el Papa Dámaso murió casi a los ochenta años. Fue enterrado en la tumba que él mismo se había preparado, humildemente alejada de las gloriosas cenizas de los mártires, sobre la vía Ardeatina. Más tarde sus restos mortales fueron trasladados a la iglesia de San Lorenzo.
El regalo que Cristo nos prepara
Santo Evangelio según san Mateo 11, 2-11. Domingo III de Adviento
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Hoy vengo ante ti, Señor, con el deseo de conocerte más. Muéstrame el amor de tu corazón y enciende el mío con este mismo amor. Oh, Virgen María, ayúdame a conocer mejor a tu Hijo Jesús. Pide por mí, para que pueda encontrarme con Él en esta oración y que mi relación con Él sea más real, más personal, más cercana. Así sea.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 11, 2-11
En aquel tiempo, Juan se encontraba en la cárcel, y habiendo oído hablar de las obras de Cristo, le mandó preguntar por medio de dos discípulos: «¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?».
Jesús les respondió: «Vayan a contar a Juan lo que están viendo y oyendo: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios de la lepra, los sordos oyen, los muertos resucitan y a los pobres se les anuncia el Evangelio. Dichoso aquel que no se sienta defraudado por mí».
Cuando se fueron los discípulos, Jesús se puso a hablar a la gente acerca de Juan: «¿Qué fueron ustedes a ver en el desierto? ¿Una caña sacudida por el viento? No. Pues entonces, ¿qué fueron a ver? ¿A un hombre lujosamente vestido? No, ya que los que visten con lujo habitan en los palacios. ¿A qué fueron, pues? ¿A ver a un profeta? Sí, yo se lo aseguro; y a uno que es todavía más que profeta. Porque de él está escrito: He aquí que yo envío a mi mensajero para que vaya delante de ti y te prepare el camino. Yo les aseguro que no ha surgido entre los hijos de una mujer ninguno más grande que Juan el Bautista. Sin embargo, el más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más grande que él».
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Seguimos avanzando en el camino del Adviento. El domingo pasado nos invitaba a preparar un regalo a Jesús; hoy, en cambio, el Evangelio tiene que ver con uno de los mayores regalos que Jesús nos quiere dar.
«El más pequeño en el Reino de los cielos, es todavía más grande que Juan el Bautista». Cuando el Hijo se hizo carne, sucedió un cambio radical en nuestra relación con Dios. En el Antiguo Testamento, el Señor estaba presente en su pueblo elegido, y se manifestaba a través de los patriarcas y profetas. Pero siempre permanecía como alguien fuera de su alcance, totalmente por encima de sus límites. Sin embargo, cuando María engendra a Cristo, podemos ver realmente a Dios entre nosotros: ¡tiene un rostro, manos, pies, una voz concreta! Ha venido a sanar a los enfermos, a dar la vida a los muertos, a salvarnos de nuestros pecados. Pero también ha venido para que tratemos con Él, incluso a nuestro nivel humano: podemos llamarlo amigo. El Reino de los cielos que Cristo vino a traer consiste en una amistad real y personal con Él, nuestro Dios y Señor. ¡He aquí el maravilloso regalo que Jesús nos trae en la Navidad! Agradezcámosle en esta oración el regalo de su amistad y cercanía…
Pero la amistad es una relación en dos direcciones. Es un don que se recibe y luego se corresponde. Por eso, un amigo auténtico no es el que sólo te busca cuando todo va bien. Llegan los problemas en la vida, y en esos momentos se prueba quiénes son los amigos de verdad. A Juan el Bautista le costó la cárcel y el martirio, pero permaneció fiel, y no se sintió defraudado por Cristo.
Dios permite ocasiones de dificultad y de oscuridad para purificar nuestra amistad con Él. Nació en este mundo para buscar amigos, amigos de verdad, de ésos que le siguen en las buenas y en las malas. Hoy nos invita a renovar y fortalecer nuestra amistad con Él. Ofrezcámosle nuestro corazón en esta oración; ese corazón que tal vez le ha abandonado más de una vez, pero que esta Navidad quiere amarle un poco más, ser más fiel, un mejor amigo.
«Es el momento de redescubrir la presencia de Dios y su ternura de padre. Dios no ama la rigidez. Él es Padre, es tierno. Todo lo hace con ternura de Padre. Seamos también nosotros como la multitud que interrogaba a Juan: “¿Qué tenemos que hacer?”. La respuesta del Bautista no se hace esperar. Él invita a actuar con justicia y a estar atentos a las necesidades de quienes se encuentran en estado precario. Lo que Juan exige de sus interlocutores, es cuanto se puede reflejar en la ley. A nosotros, en cambio, se nos pide un compromiso más radical. Se nos pide ser instrumentos de misericordia, conscientes de que seremos juzgados sobre esto. Quién ha sido bautizado sabe que tiene un mayor compromiso. La fe en Cristo nos lleva a un camino que dura toda la vida: el de ser misericordiosos como el Padre».
(Homilía de S.S. Francisco, 13 de diciembre de 2015).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Participaré en la misa este domingo con un fervor especial, agradeciendo a Cristo el don de su amistad y pidiéndole la gracia de serle un amigo auténtico.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Oración para el Tercer Domingo de Adviento
Oración para prender la tercera vela de la Corona de Adviento
La corona o guirnalda de Adviento es el primer anuncio de Navidad.
La palabra ADVIENTO es de origen latín y quiere decir VENIDA. Es el tiempo en que los cristianos nos preparamos para la venida de Jesucristo. El tiempo de adviento abarca cuatro semanas antes de Navidad.
Una costumbre significativa y de gran ayuda para vivir este tiempo es La corona
ORACIÓN PARA EL TERCER DOMINGO
ENTRADA.
Se entona algún canto. Saludo.
Guía: En el nombre del Padre y del Hijo Y del Espíritu Santo. Acto de Contrición.
Guía: Reconozcamos ante Dios que somos pecadores.
Todos: Yo confieso ante Dios todopoderoso…
LITURGIA DE LA PALABRA.
Lectura de la Primera carta a los Tesalonicenses 5,23: ”Que el propio Dios de la paz los santifique, llevándolos a la perfección. Guárdense enteramente, sin mancha, en todo su espíritu, su alma y su cuerpo, hasta la venida de Cristo Jesús, nuestro Señor”. Palabra de Dios.
Breve pausa para meditar. Reflexión.
Guía: Los hombres de hoy no verán en persona a Cristo en esta Navidad. Pero sí verán a la Iglesia, nos verán a nosotros. ¿Habrá más luz, más amor, más esperanza reflejada en nuestra vida para que puedan creer en El?
ENCENDIDO DE LA VELA. Oración.
Guía: En las tinieblas se encendió una luz, en el desierto clamó una voz. Se anuncia la buena noticia: ¡El Señor va a llegar! ¡Preparen sus caminos, porque ya se acerca! Adornen su alma como una novia se engalana el día de su boda. ¡Ya llega el mensajero!. Juan Bautista no es la luz, sino el que nos anuncia la luz.
Cuando encendemos estas tres velas cada uno de nosotros quiere ser antorcha tuya para que brilles, llama para que calientes. ¡Ven, Señor, a salvarnos, envuélvenos en tu luz, caliéntanos en tu amor!
PADRE NUESTRO.
Guía: Unidos en una sola voz digamos: Padre nuestro…
CONCLUSION.
Guía: Ven, Señor, haz resplandecer tu rostro sobre nosotros.
Todos: Y seremos salvados. Amén
San Dámaso, el Papa de las catacumbas
Restauró las catacumbas, combatió al antipapa Ursino y gracias a él, san Jerónimo elaboró la Vulgata
Dámaso nació en el año 305 en lo que hoy es Portugal, en una familia de ascendencia española. Creció en Roma.
Era intelectual y experto en Sagrada Escritura. Fue el mecenas de san Jerónimo, entre cuyos trabajos se encuentra la Vulgata, traducción de la Biblia al latín que se utiliza en la Iglesia romana como oficial desde el Concilio de Trento.
San Dámaso combatió las calumnias, le herejía del arrianismo y la presencia del antipapa Ursino. Defendió la Iglesia, mejoró la liturgia y restauró las catacumbas, testimonio de los mártires.
Falleció el 11 de diciembre del año 384.
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Santo patrón
San Dámaso es patrón de los arqueólogos.
Oración a san Dámaso
Oh glorioso papa san Dámaso,
que junto a san Jerónimo tanto hiciste por el cristianismo
y amaste fielmente a la Iglesia en los tiempos difíciles,
mandaste traducir la Biblia al idioma popular,
diste gloria y promoviste el culto de los numerosos mártires
que entregaron la vida por su fe
haciendo grabar sus nombres para que no fueran olvidados
en lápidas en las catacumbas de Roma,
alzaste iglesias y catedrales
y nos legaste, entre otras, la oración:
«Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en un principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén»:
yo quiero glorificar a la Santísima Trinidad contigo
y pedir tu intercesión para alivio de mis males.
Ayúdanos en nuestros sufrimientos
Oh venerable y ejemplar san Dámaso,
que por tu digna, leal y virtuosa vida
y los sufrimientos en tu suplicio
mereciste estar junto a los elegidos de Dios,
te rogamos tu valiosa ayuda y protección
para conseguir que Dios Nuestro Señor
aligere y haga desaparecer nuestras cargas y sufrimientos,
que Él sabe son muchos y cómo nos duelen;
pide por los que llegamos a ti con esperanza,
y que tus oraciones nos sirvan
para conseguir de Dios los bienes y favores necesarios
para dejar atrás todo lo que nos hace sufrir,
y en especial pedimos que nos sea concedido:
(hacer la petición).
En los momentos difíciles
San Dámaso bueno y distinguido,
esperamos confiadamente tu auxilio y protección,
para salir adelante en estos momentos difíciles,
atiende sin tardar nuestro pedido
y ruega mucho a Dios que no deje de asistirnos,
pues sin Él, que es todo misericordia y bondad
y está atento a las desgracias de sus hijos,
no es posible que salgamos de tanta pena.
San Dámaso, confiamos en ti
San Dámaso bendito, en tus manos dejo mis angustias,
como lo hacen también los que a ti llegan
buscando alivio y consuelo en sus dificultades,
intercede con tu habitual generosidad,
danos tu poderosa asistencia
y pide auxilio para los que hoy te necesitamos, ante la Santísima Trinidad,
Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo,
para mitigar nuestras necesidades y carencias,
nuestras adversidades y problemas
y que podamos llevar una vida mejor,
llena de salud, felicidad, paz, amor y bienestar.
Por nuestro Señor Jesucristo,
que vive y reina con Dios Padre,
en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos.
Amén.
(Se rezan tres Padrenuestros y siete Glorias. Se repite tres días sucesivos).