Luke 7:1-10
Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús se maravilla con la fe del centurión Romano. “Yo les aseguro que ni siquiera en Israel he encontrado tanta fe”. ¡A menudo la Biblia no obliga a meditar sobre el significado de la fe! Podríamos decir que las Escrituras están cimentadas en la fe, y permanecen inspiradas en cada momento por el espíritu de la fe.
La Fe es una actitud de confianza en la presencia de Dios. La fe es estar abiertos a lo que Dios nos revela, nos hace, y nos invita. Debería ser obvio que, tratándose de Dios, que es una persona todopoderosa e infinita, no estamos nunca en control.
Uno de los principios más fundamentales de la fe es este: la vida no es acerca de tí. Tú no estás en control. Este no es tú proyecto. Más bien, somos parte del gran plan diseñado por Dios. Llevar esto hasta tus huesos y actuar en consecuencia, es tener fe. Cuando actuamos en base a esta visión transformadora, cosas maravillosas pueden suceder, porque nos hemos sometido a “un poder que ya está trabajando en nosotros y que puede hacer infinitamente más de lo que podemos pedir o imaginar”. Aún una fe muy pequeña puede hacer diferencias extraordinarias.
Pero quizá el reconocimiento más conmovedor de la pobreza de nuestra oración floreció de la boca de ese centurión romano que un día suplicó a Jesús que sanara a su siervo enfermo (cf. Mt 8,5-13). Él se sentía completamente inadecuado: no era judío, era oficial del odiado ejército de ocupación. Pero la preocupación por el siervo le hace osar, y dice: «Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; basta que lo digas de palabra y mi criado quedará sano» (v. 8). Es la frase que también nosotros repetimos en cada liturgia eucarística. Dialogar con Dios es una gracia: nosotros no somos dignos, no tenemos ningún derecho que reclamar, nosotros “cojeamos” con cada palabra y cada pensamiento… Pero Jesús es la puerta que nos abre a este diálogo con Dios. (Audiencia, 3 marzo 2021)
El Dulce Nombre de María
Memoria Litúrgica, 12 de septiembre
Origen de la fiesta: Victoria en la batalla de Viena, 1683
En 1682 el Sultán Mehmet IV declaró la guerra y escribió al emperador Leopoldo I: «Primero nosotros le ordenamos a que nos espere en su ciudad de residencia, Viena, para que le podamos decapitar… (…) Nosotros lo exterminaremos a usted y a todos sus seguidores… (…) Los niños y los adultos serán expuestos a las mas atroces torturas antes de ultimarlos en la manera mas ignominiosa imaginable…»
Kara Mustafa Pasha, frente al ejército Otomano del Sultán, llegó a las puertas de Viena y la sitió el 14 de julio de 1683. El emperador Leopoldo y la mayoría de las tropas y ciudadanos huyeron de la ciudad, quedando en ella solo 5000 civiles y 11,000 soldados al mando de Ernst Rüdiger von Starhemberg. El número de invasores era superior a los defensores, 20:1. Se propusieron destruir sus murallas socavándolas y dinamitándolas. En Septiembre, los defensores estaban sin comida y extenuados. Los turcos lograron abrir boquetes en la muralla y la ciudad estaba al borde de la derrota cuando providencialmente les llegó auxilio.
Juan Sobieski n.1629, coronado rey de Polonia en 1674, bien llamado el «León del Norte» vino al rescate. Partió de Cracovia el 15 de Agosto. En camino las tropas visitaron el santuario de la Virgen de Cñestochowa, patrona de Polonia, se consagraron a ella y Sobieski puso a Polonia bajo su protección. El 6 de Septiembre, los polacos cruzaron el Danubio 30km, N.O. de Viena y se unieron con las fuerzas imperiales y otras que habían respondido a la llamada de formar una Liga Santa de defensa con el respaldo del Papa Inocencio XI. (Luis XIV de Francia no respondió y mas bien aprovechó la oportunidad para atacar ciudades alemanas).
El 11 de Septiembre las tropas de Sobieski llegaron a Viena. Aunque los turcos les superaban en número (según cálculos de Sobieski, 76,000 vs 300,000), sabían que el futuro de Europa y de la cristiandad estaban en juego. El 12 de Septiembre, temprano en la mañana, Sobieski fue a Misa y se puso en manos de Dios.
La victoria salvó a Europa y frustró el plan de conquista islámica de Europa. Sobieski dio todo el crédito por la victoria a Dios. Dijo: «Veni, vidi, Deus vicit». En agradecimiento a Nuestra Señora por la victoria obtenida, el Papa Inocencio XI extendió la fiesta del Dulce Nombre de María a la Iglesia Universal, el 12 de Septiembre.
El Nombre
Ha sido Lucas en su evangelio quien nos ha dicho el nombre de la doncella que va a ser la Madre de Dios: «Y su nombre era María». El nombre de María, traducido del hebreo «Miriam», significa, Doncella, Señora, Princesa.
Estrella del Mar, feliz Puerta del cielo, como canta el himno Ave maris stella. El nombre de María está relacionado con el mar pues las tres letras de mar guardan semejanza fonética con María. También tiene relación con «mirra», que proviene de un idioma semita. La mirra es una hierba de África que produce incienso y perfume.
En el Cantar de los Cantares, el esposo visita a la esposa, que le espera con las manos humedecidas por la mirra. «Yo vengo a mi jardín, hermana y novia mía, a recoger el bálsamo y la mirra». «He mezclado la mirra con mis aromas. Me levanté para abrir a mi amado: mis manos gotean perfume de mirra, y mis dedos mirra que fluye por la manilla de la cerradura». Los Magos regalan mirra a María como ofrenda de adoración. «Y entrando a la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron y abriendo sus cofres, le ofrecieron oro, incienso y mirra». La mirra, como María, es el símbolo de la unión de los hombres con Dios, que se hace en el seno de María. Maria es pues, el centro de unión de Dios con los hombres. Los lingüistas y los biblistas desentrañan las raíces de un nombre tan hermoso como María, que ya llevaba la hermana de Moisés, y muy común en Israel. Y que para los filólogos significa hermosa, señora, princesa, excelsa, calificativos todos bellos y sugerentes.
La Misión
En la Historia de la Salvación es Dios quien impone o cambia el nombre a los personajes a quienes destina a una misión importante. A Simón, Jesús le dice: «Tú te llamas Simón. En adelante te llamarás Kefá, Pedro, piedra, roca, porque sobre esta roca edificaré mi Iglesia». María venía al mundo con la misión más alta, ser Madre de Dios, y, sin embargo, no le cambia el nombre. Se llamará, simplemente, MARIA, el nombre que tenía, y cumple todos esos significados, pues como Reina y Señora la llamarán todas las generaciones. María, joven, mujer, virgen, ciudadana de su pueblo, esposa y madre, esclava del Señor. Dulce mujer que recibe a su niño en las condiciones más pobres, pero que con su calor lo envuelve en pañales y lo acuna. María valiente que no teme huir a Egipto para salvar a su hijo. Compañera del camino, firme en interceder ante su hijo cuando ve el apuro de los novios en Caná, mujer fuerte con el corazón traspasado por la espada del dolor de la Cruz de su Hijo y recibiendo en sus brazos su Cuerpo muerto. Sostén de la Iglesia en sus primeros pasos con su maternidad abierta a toda la humanidad. María, humana. María, decidida y generosa. María, fiel y amiga. María fuerte y confiada. María, Inmaculada, Madre, Estrella de la Evangelización.
Confianza y humildad
Santo Evangelio según san Lucas 7, 1-10. Lunes XXIV del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Jesús, aumenta mi fe y mi confianza en ti.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Lucas 7, 1-10
En aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar a la gente, entró en Cafarnaúm.
Había allí un oficial romano, que tenía enfermo y a punto de morir a un criado muy querido. Cuando le dijeron que Jesús estaba en la ciudad, le envió a algunos de los ancianos de los judíos para rogarle que viniera a curar a su criado. Ellos, al acercarse a Jesús, le rogaban encarecidamente, diciendo: “Merece que le concedas ese favor, pues quiere a nuestro pueblo y hasta nos ha construido una sinagoga”. Jesús se puso en marcha con ellos.
Cuando ya estaba cerca de la casa, el oficial romano envió unos amigos a decirle: “Señor, no te molestes, porque yo no soy digno de que tú entres en mi casa; por eso ni siquiera me atreví a ir personalmente a verte. Basta con que digas una sola palabra y mi criado quedará sano. Porque yo, aunque soy un subalterno, tengo soldados bajo mis órdenes y le digo a uno: ‘¡Ve!’ y va; a otro: ‘¡Ven!’ y viene; y a mi criado: ‘¡Haz esto!’, y lo hace”.
Al oír esto, Jesús quedó lleno de admiración, y volviéndose hacia la gente que lo seguía, dijo: “Yo les aseguro que ni en Israel he hallado una fe tan grande”. Los enviados regresaron a la casa y encontraron al criado perfectamente sano.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En este día, el Evangelio nos invita a ver la gran fe del centurión. Y esta fe tiene dos características, la confianza y la humildad. Dos pilares en la vida de todo cristiano, que llevan adelante el camino de santidad.
En primer lugar, la confianza. El centurión sabe que, si él hace grandes cosas, siendo hombre, qué no hará Dios. El paso más grande y por el cual crece nuestra fe, es la confianza absoluta, es el abandono confiado en Dios. Es aventarse en sus manos sabiendo que lo que nos suceda es voluntad suya y para gloria suya.
Confiar es muy difícil, pues es dejar que Dios actúe en nosotros como Él más quiera, pero lo que lo hace fácil es saber que lo que Él haga va a ser lo mejor para nosotros. Si todo lo que hagamos en nuestra vida lo ponemos en las manos de Dios, eso va a dar mucho fruto.
Y en segundo lugar tenemos la humildad, pues el centurión se reconoce indigno de presentarse ante Cristo y, sobre todo, de recibirlo en su casa. Él sabe que no es nadie y que nada se merece, pero confía en el amor misericordioso de Dios.
El sentirse indigno del amor de Dios da pie a la gratitud, que es lo que más le agrada a Dios. No dejemos de agradecer por todo lo que nos suceda en nuestras vidas, ya que todo es para gloria de Dios. No dejemos de agradecer, pues cuando lo dejemos de hacer, hemos empezado a envejecer, a perder fuerzas.
«“Porque también yo, que soy un subalterno, tengo soldados a mis órdenes”. Son palabras que expresan la conciencia del gobernante que sabe que sobre él hay otro que manda. Y esto lo lleva a rezar. El gobernante que tiene esta conciencia, reza, Si no reza, se cierra en la propia autorreferencia o en aquella de su partido, en ese círculo del que no puede salir: es un hombre cerrado en sí mismo. Pero cuando ve los problemas reales y tiene esta conciencia de subalterno, un gobernante reza porque tiene la conciencia de que hay otro que tiene más poder que él. ¿Quién tienen más poder que un gobernante? El pueblo, que le ha dado el poder y Dios, de quien viene el poder a través del pueblo. Es muy importante la oración del gobernante, tan importante porque es la oración por el bien común del pueblo que le ha sido confiado».
(Homilía de S.S. Francisco, 18 de septiembre de 2017, en santa Marta).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscar un tiempo para estar con Jesús Eucaristía para recordar todo su amor por mí y agradecerle por todo lo que ha hecho en mi vida y pedirle que ilumine especialmente a nuestros gobernantes.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Fortaleza, resistir ante las dificultades
Uno de los grandes defectos de nuestro mundo es la debilidad de voluntad
Por: Francisco de Paula Cardona Lira | Fuente:
Uno de los grandes defectos de nuestro mundo es la debilidad de voluntad. Las personas parecen que están vacunadas contra todo tipo de esfuerzos; el placer, la comodidad, los caprichos, la superficialidad, el desorden son la ley. Todo parece hacernos ver que la fortaleza de la voluntad cada día está más escasa.
Cuando hay un problema conyugal, lo más fácil es destruir el matrimonio. El divorcio se presenta como una salida muy práctica y atractiva. Los niños y los jóvenes huyen de cualquier esfuerzo. El placer sexual es ahora lo más importante para muchos. ¿Por qué tanta debilidad? ¿Por qué tanto miedo al esfuerzo?
¿Cómo es una persona que vive la virtud de la Fortaleza?
Se considera que una persona es fuerte, que vive la virtud de la Fortaleza, cuando en situaciones que puedan atentar contra su propia persona, resiste las influencias perjudiciales, soporta todas las molestias que encuentra y se entrega con valentía para vencer las dificultades y para acometer empresas grandes.
La virtud de la Fortaleza hace a la voluntad férrea, de acero, inflexible ante las dificultades, las tentaciones, los desánimos y problemas, grandes o pequeños de la vida de todos los días. La convierte en valiente para acometer, para atacar al enemigo.
¿Por qué la Fortaleza te ayuda a resistir las dificultades?
Decíamos que una persona que vive la virtud, en primer lugar, resiste las influencias perjudiciales, soporta todas las molestias que encuentra. Esta es la primera faceta de la virtud: resistir las dificultades, soportar las molestias.
¿Cuántas personas hay que no son capaces de soportar ni la más pequeña molestia?
¿Cuántos habrá que no resistan las influencias que les hacen daño? ¿Por qué sucede esto? Simplemente, porque no han cultivado en sus personas la Fortaleza de espíritu. La voluntad, debilitada, cae fácilmente ante las dificultades, por más pequeñas que sean.
El que no está acostumbrado al esfuerzo, difícilmente podrá resistir las dificultades de la vida.
¿Qué es lo que nos propone el mundo de hoy ante las dificultades, por ejemplo, en el matrimonio? Basta que veamos algunas películas o telenovelas y podremos observar que, ante las dificultades propias de un matrimonio, la solución más fácil y cómoda es destruirlo. Irse con otra. Olvidar y rechazar cobardemente el compromiso contraído libremente. ¿Por qué se da esto? Por la debilidad de voluntad, por la pobreza de la vivencia de la Fortaleza en las personas.
Para resistir a los embates de las olas, es necesario ser fuerte. Para resistir los dolores que crea una enfermedad, hay que ser fuerte. Para resistir ante los cambios de humor, de estado de ánimo, hay que ser fuertes.
¿Cuántas veces has caído ante un mal humor? ¿Cuántas veces has perdido el control personal por falta de Fortaleza? ¿Cómo has herido a los demás porque no has sabido ser fuerte y dominarte a ti mismo? ¿Cuántas veces no has tenido el valor de responsabilizarte de las consecuencias de tus decisiones? ¿Cuántas…?
La virtud de la Fortaleza en su aspecto de resistir no se da gratuitamente. Hay que irla formando, día a día, desde pequeños. Empieza hoy mismo, contigo, dominándote en pequeñas cosas que exijan un esfuerzo: Levantarte inmediatamente, arreglar bien tus cosas, privarte de algún capricho, ser paciente con tus hijos, dar gusto a tu cónyuge, no dejar las cosas fuera de lugar.
En fin, un sinnúmero de pequeñeces que irán poco a poco construyendo en ti la virtud de la Fortaleza, como aquel albañil que, ladrillo a ladrillo, construye una hermosa casa.
Fatigas, esfuerzos y constancia darán como fruto la vivencia de la virtud. Recordemos que, humanamente, la persona que quiere ser madura y cumplir con su fin natural de crecer como tal, necesariamente ha de ser dueña de sí misma, dueña de sus decisiones, señora de sus inclinaciones e instintos. El niño busca siempre cumplir sus caprichos porque todavía no forma la virtud de la Fortaleza.
Pero ¿un adulto? ¿Un adulto puede ser esclavo de sus flojeras, de sus enojos, de sus iras y malos humores? Si no posee una fortaleza personal que resista estas dificultades, nunca llegará a ser verdaderamente adulto.
Resistir, el gran reto del hombre ante las dificultades. Dificultades internas, que le nacen desde adentro por el egoísmo, por amarse a sí mismo. Dificultades externas, que la vida nos presenta todos los días: encontrar el sustento, conservar lo que se tiene, estudiar, mejorar…
Si quieres que tus hijos triunfen en la vida, que permanezcan siempre fieles a Dios, que resistan las molestias de sus propias vidas, ayúdales a que se ejerciten diariamente en la formación de la virtud de la Fortaleza, en su primer forma: RESISTIR.
¿Por qué que la Fortaleza nos ayuda a acometer?
En muchas ocasiones pensamos que la fortaleza se limita en soportar las molestias que se nos presentan. Sin embargo, ella es importante para entregarse con valentía para vencer las dificultades y acometer acciones y empresas grandes.
La pereza, la flojera, hay que vencerla con esfuerzo, con entusiasmo, con decisión. Obtener algo mejor para la casa, sin duda que cuesta esfuerzo.
Únicamente el fuerte ha de ser capaz de lograrlo. El esfuerzo es su medida. No basta soportar las dificultades, hay que acometer con valentía y decisión ante estas contrariedades. ¿Cuántas horas y horas de esfuerzo se requieren para enseñar algo a los hijos? ¿Cuánta paciencia hay que tener para construir esa casa sobre piedra? ¿Cuántos años se han de dedicar para sacar adelante los estudios de primaria? El fuerte, el que sabe acometer ante estas dificultades saldrá victorioso. El que se decida a remar en su lancha y cruzar el mar, necesitará de mucha fuerza y constancia para llegar a un puerto seguro.
Para formarse en la Fortaleza, es necesario esforzarse valientemente. Para lograr que tu familia sea una auténtica familia según lo que Dios quiere de ella, no basta resistir las dificultades, hay que enfrentarse a ellas, tomar al toro por los cuernos, y ponerse a trabajar para que cada día tu hogar mejore.
Para alcanzar la vida eterna, hay que esforzarse. Jesús nos dice: «De los esforzados es el Reino de los Cielos». El que se esfuerza, formará en él a la virtud de la Fortaleza.
Las grandes batallas se ganan luchando. Quien se siente a contemplar al ejército enemigo, jamás podrá vencerlo. El que quiera ser mejor, tendrá que esforzarse por serlo. El niño que quiere sacar un diez, habrá de esforzarse. El marido que ame a su esposa, habrá de esforzarse por darle a ella lo mejor. La esposa que ame a su marido buscará, de igual forma, todo aquello que lo haga feliz. El que quiera educar a sus hijos, requerirá de grandes esfuerzos constantes para que ellos, al cabo de los años, se formen como verdaderas personas, como auténticos cristianos. El que quiera alcanzar la vida eterna, que se esfuerce por lograrlo.
En la Biblia puedes consultar
Son muy abundantes los pasajes donde Jesucristo nos habla del esfuerzo, de la
Fortaleza. Estos son algunos de ellos:
San Lucas 4,1-13, donde podrás contemplar la fortaleza del Señor ante las tentaciones del demonio en el desierto.
San Lucas 9, 62, donde nos habla de resistir para alcanzar el Reino de los Cielos.
San Lucas 13, 24, nos recuerda:»Esfuércense por entrar por la puerta estrecha…»
San Lucas 16, 16, donde nos habla que hay que esforzarse por entrar en el Reino de los Cielos.
También, aprenderemos mucho de la fortaleza de Cristo al contemplarle resistiendo con paciencia amorosa los sufrimientos de la Pasión.
Cuando la comodidad se haga presente en tu vida, o la pereza, o el placer, recuerda que si no es por el esfuerzo, sencillamente no entrarás al Reino de los Cielos.
Ten cuidado de los placeres fáciles que te ofrece el mundo, te apartarán de Dios.
Cuídate de ti mismo cuando te lleguen los enojos e impaciencias. ¡Véncete a ti mismo! Esfuérzate.
Cuida tu fe, tu amistad con Dios cuando te encuentres frente una tentación. Sé fuerte. Resiste. No te dejes vencer.
Los hijos y el teléfono Móvil
Una serie de consejos para su buen uso, desde el punto de vista de la educación
Podemos afirmar que el teléfono móvil es uno de esos avances tecnológicos que ha cambiado, en el mundo civilizado, nuestra forma de concebir la comunicación y en muchos casos hasta nuestros propios hábitos de vida. En España, el número de teléfonos móviles pasó, en diez años, de 7 a 34 millones, siendo hoy en día el número de usuarios superior a 39 millones.
La comunicación es ahora un concepto más personalizado e individualizado, ya que ahora con el móvil contactamos no con un lugar físico, sino con una persona, independientemente de dónde ésta se encuentre.
Uno de los sectores de la sociedad donde más está influyendo y donde se han introducido unos nuevos hábitos comunicativos es la juventud. De hecho, es en este entorno virtual o “ciberespacio”, donde los jóvenes parecen sentirse más a gusto.
Es digno de tener en cuenta que, en España, más del 80% de los jóvenes a partir de 15 años posee un teléfono móvil y que, año tras año, no solo va aumentando este porcentaje, sino que va disminuyendo la edad en la que ya lo poseen.
Por todo ello es necesario tener presentes una serie de consejos para su buen uso, siempre desde el punto de vista de la educación.
Normas de utilización
El uso del móvil por parte de los más jóvenes debe estar condicionado a una serie de normas que deben estar claramente especificadas, comunicadas y aceptadas. Aunque variarán según cada caso (edad, circunstancias, formas de ser, etc.), a continuación relatamos una lista de sugerencias:
· Se usará sólo cuando sea necesario. Entendiendo que el concepto de necesario es difícil de concretar, (y sobretodo diferente para padres e hijos) se pactarán determinadas situaciones de uso.
· Se intentará usarlo de forma que no nos aísle de las personas que nos rodean, observando una serie de normas de educación y cortesía, que se irán detallando más abajo.
· El teléfono móvil debe ser apagado en determinados lugares y situaciones, como por ejemplo: la Iglesia, un cine, teatro, museo, en reuniones, en clase (es recomendable no llevarlo al colegio), en el médico, en cualquier lugar dónde se solicite que sea apagado (hospital, avión, etc.) y en definitiva en cualquier circunstancia dónde se considere que se puede molestar a otras personas.
· Sería conveniente crear una mentalidad de que en nuestro trato social, debe tener prioridad la persona con la que nos encontramos hablando físicamente al lado, que otra persona que nos llama al móvil. Es decir, que no ocurre nada por no contestar una llamada en algún momento y responder con otra llamada más tarde. Y en el caso de que se considere necesario contestar al instante, pedir disculpas a la persona con la que estamos.
· Tener un control del gasto de manera que sea comedido. Como hemos comentado antes, es recomendable que el adolescente se costee él mismo el móvil, ya que así también aprenderá a racionalizarlo.
· En cualquier caso, para decidir las normas de uso del teléfono móvil se debe tener en cuenta el grado de necesidad, el grado de madurez del hijo y la edad del mismo. Más abajo se trata de orientar respecto al uso según la edad.
· Que el hijo sea capaz de utilizar otros medios de comunicación que se adapten más a otras circunstancias, como por ejemplo el teléfono fijo (para llamar a otro fijo, que es más económico), el correo, el quedar físicamente, etc.
· Como siempre en educación es imprescindible para que los hijos utilicen bien el móvil, predicar con el ejemplo, ajustándonos y respetando nosotros también a esas normas establecidas.
· Y por último, debemos intentar que el teléfono móvil no nos separen de nuestros hijos debido a que sea un medio o un lenguaje del que nosotros nos sentimos alejados y desconocemos. Por ejemplo, sería interesante intercambiar mensajes SMS con nuestro hijo adolescente aprendiendo esa jerga específica de la que hablábamos antes, evitando así la llamada “brecha digital” que separa a la generación de jóvenes de hoy con la de sus padres debido al uso de las nuevas tecnologías.
Problemas para la salud
Existen numerosas investigaciones que apuntan a que el uso del teléfono móvil, por estar basado en emisiones electromagnéticas en la banda de las microondas, resulta perjudicial para la salud. Incluso llegan a insinuar que una prolongada exposición a estas radiaciones llega a crear serios trastornos cerebrales, cataratas, Alzheimer, pérdida de memoria o fuertes dolores de cabeza.
Según un reciente estudio subvencionado por el Gobierno Británico, los teléfonos móviles podrían tener efectos biológicos más perjudiciales en los niños, ya que su sistema inmunológico no está del todo formado.
Otra consecuencia negativa del excesivo uso de la telefonía móvil son los trastornos psicológicos, cuando se presentan casos de verdadera adicción. Según otro estudio de la Universidad de Lancaster, uno de cada tres usuarios de móvil está enganchado. Los síntomas son: ansiedad cuando se olvida el teléfono, se quedan si cobertura o saldo, sentirse mal cuando se alejan unos metros del aparato; en resumen, que no son capaces de pasar sin su teléfono móvil en el día a día, enviando decenas de mensajes diarios, usándolo como reloj, despertador, listín telefónico, etc. Y recurriendo a él en cualquier momento que no están ocupados, como en una sala de espera, un semáforo en rojo, etc.
El uso del móvil por edades
– Menores de 11 años: en términos generales desaconsejamos que los hijos menores de esta edad hagan uso de la telefonía móvil, ya que carecen de criterio para usarlo y su uso resulta innecesario en la mayoría de los casos.
– Entre 11 y 13 años: a estas edades usan con frecuencia el teléfono fijo, pero todavía no tienen el criterio bien formado para usar correctamente un móvil, por lo que no consideramos aconsejable que tengan uno propio.
Una buena idea puede ser que utilicen, en determinadas ocasiones, un teléfono móvil de la familia, incluso que lo prestemos en algún caso, cuando nos interese (para nuestra tranquilidad) estar mutuamente localizables.
– Entre 13 y 15 años: esta es quizá la edad más complicada, pues aunque puedan no estar del todo preparados y su necesidad real no ser tan evidente, la presión que se recibe del exterior (compañeros, amigos, primos, etc.) es tan grande que para los chicos el hecho de tener un móvil se puede convertir en una verdadera obsesión.
Aunque son muy capaces técnicamente de usar los servicios del móvil, a esta edad es muy fácil caer en la adicción, por lo que no lo consideramos todavía aconsejable.
Como en el caso anterior, pueden usar, ahora con más frecuencia, uno de la familia para determinadas ocasiones, que ahora pueden ser más frecuentes. Es el momento ideal para formarle en el uso correcto y comedido del mismo (siempre precedido del ejemplo personal).
– Mayores de 16 años: a estas edades consideramos que el hijo o hija ya puede hacerse responsable de la posesión de un teléfono móvil. Es muy necesario que se establezcan a priori las normas de uso y aconsejamos asimismo que se haga totalmente responsable de su mantenimiento económico (incluso de la propia adquisición del móvil), ya que de esta manera lo valorará más y será más consciente del gasto que supone, evitando despilfarros o consumo desmedido.
El Dulce Nombre de María, una fiesta olvidada que retorna tras un atentado
Juan Pablo II volvió a proponerla después de la tragedia de las Torre Gemelas en 2001
La liturgia celebra el 12 de septiembre la fiesta del Dulce Nombre de María, ocho días después del nacimiento de Nuestra Señora.
Sus padres le pusieron por nombre María, que significa, en su forma hebrea Myriam, “Excelsa”, que en su forma antigua aramea vincula al nombre con los vocablos hebreos mir, relacionado con la luz y yam; mar. Luz sobre el mar; de ahí el apelativo latino, recogido por las letanías, Stella Maris; «Estrella del Mar».
También existe otra etimología, también derivada del arameo, pero de una traducción asumida por los Padres de la Iglesia: “Señora”.
Su inicio, en Cuenca
Esta fiesta fue celebrada por primera vez en España, gracias a la diócesis de Cuenca en 1513.
El papa Julio II se la concedió y pronto se extendió a todas las diócesis de España.
Más tarde, en 1683 esta fiesta fue extendida a toda la Iglesia por el papa Inocencio XI, para agradecer a María la victoria de Sobieski, rey de Polonia, contra los turcos, que asediaban a Viena y amenazaban a Occidente.
La intercesión de la Virgen
Alrededor de los años 70 del siglo XX, la fiesta del Dulce Nombre de María desapareció oficialmente del calendario litúrgico (aunque en algunos países como España siguió celebrándose).
Y fue Juan Pablo II que después del atentado de las Torre Gemelas en el 2001 y recordando la intercesión de la Virgen en la victoria del ejército polaco que puso fin al asedio de Viena por los turcos, volvió a proponer la fiesta con su fecha original, que justamente es un día después del fatídico atentado terrorista.
Estas fueron sus palabras en el Ángelus del día 16 de septiembre del 2001 en Frosinone:
“Que la Virgen consuele e infunda esperanza también a cuantos sufren a causa del trágico atentado terrorista, que en los días pasados ha herido profundamente al amado pueblo estadounidense. A todos los hijos de esa gran nación dirijo, también ahora, mi pensamiento acongojado y partícipe. Que María acoja a los difuntos, consuele a los supervivientes, sostenga a las familias particularmente probadas y ayude a todos a no ceder a la tentación del odio y de la violencia, sino a comprometerse al servicio de la justicia y la paz”.
Fuente: vaticannews.va; w2.vatican.va; «Traducción y traductores, del romanticismo al realismo», Francisco Lafarga, Luis Pegenaute,pag. 16