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El Evangelio de hoy también nos habla de otro malentendido, muy diferente, con Jesús: el de sus familiares, quienes estaban preocupados porque su nueva vida itinerante les parecía una locura. (cf. v 21). De hecho, Él se mostraba tan disponible para la gente, sobre todo para los enfermos y pecadores, que ya ni siquiera tenía tiempo para comer. Estaba para la gente. No tenía tiempo ni siquiera para comer. Jesús era así: primero la gente, servir a la gente, ayudar a la gente, enseñar a la gente, curar a la gente. No tenía tiempo ni siquiera para comer (…) Jesús ha formado una nueva familia, que ya no se basa en vínculos naturales, sino en la fe en Él, en su amor que nos acoge y nos une entre nosotros, en el Espíritu Santo. Todos aquellos que acogen la palabra de Jesús son hijos de Dios y hermanos entre ellos. Acoger la palabra de Jesús nos hace hermanos entre nosotros y nos hace ser la familia de Jesús. (Ángelus del 10 de junio de 2018)

• Mark 3:20-21

Amigos, en el Evangelio de hoy familiares de Jesús afirman que está loco. En casos como este, el problema básico es siempre un ego temeroso. Los adictos al ego saben que a veces la mejor defensa es una buena ofensiva. Si quieres proteger el ego y sus prerrogativas, debes oprimir y desmoralizar a quienes te rodean.

 

 

Hay una versión muy poco sutil de este método: ataca, humilla, insulta y disminuye a quienes te rodean. Este es el método del matón. Pero la versión religiosa es mucho más sutil y, por tanto, más insidiosa y peligrosa. Toma la ley misma —especialmente la ley moral— y úsala para acusar y oprimir. “Sé lo que está bien y lo que está mal; Sé lo que la Iglesia espera de nosotros; y sé que no lo estás cumpliendo”.

Y por eso te acuso, hablo de ti, y te hago acordar de tu insuficiencia. Esto no es para condenar el ejercicio legítimo de la corrección fraterna o el oficio de la predicación. Pero es un recordatorio para no dejarse atrapar por la esclavitud de una adicción al ego. Debemos estar alerta a esto y evitarlo a toda costa.

 

 

Santa Inés, una jovencita que aún levanta pasiones en Roma

La virgen mártir patrona de las jóvenes, novias y vírgenes

 

 

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Santa Inés fue una virgen mártir romana de tan sólo 12 años de edad. Murió durante las persecuciones del emperador Diocleciano, entre los años 303 y 305 d.C.

Inés provenía de una de las familias más importantes de Roma, perteneciente a la Gens Clodia.

Pero a ella no le importaba la vida de nobleza. Era una jovencita que quería vivir enteramente para Jesús, sirviendo a los pobres.

La pequeña Inés extraía su fuerza y su coraje de la Eucaristía, que los cristianos celebraban al ponerse el sol reuniéndose secretamente en alguna casa, las llamadas “domus ecclesiae”, para la fracción del pan.

Por su notable belleza no le faltaban pretendientes que quisieran tomarla por esposa, pero ella había hecho voto de castidad, ofreciéndose de “esposa” a su amado Jesús.

Entre los que pidieron por esposa a la virgen se encontraba el hijo del prefecto de la ciudad de Roma.

Ante el rechazo a su hijo, el prefecto la hizo encerrar en un prostíbulo. Allí, ningún cliente se atrevió a tocarla, a excepción de un hombre que según la tradición religiosa al intentarlo quedó cegado por un ángel blanco, y que a través de la intercesión de la misma Inés recobró la vista.

 

 

Ante todo esto, la condenaron a morir desnuda en la hoguera. Pero las llamas se dividieron bajo su cuerpo sin siquiera tocarlo, y su cabello creció tanto como para cubrir su desnudez.

Fue entonces que después de este milagro la apuñalaron en la garganta como a un “cordero”.

 

 

Sus padres rescataron el cuerpo y le dieron sepultura en un pequeño espacio en la Vía Nomentana.

Patronazgo

Santa Inés es la patrona de las jovencitas, las vírgenes, las novias.

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Lugares de culto a santa Inés

En Roma hay dos lugares importantes dedicada a la santa.

Uno en la iglesia de santa Inés en Agone en la famosa plaza Navona. Allí antiguamente se encontraba el estadio del emperador Domiciano, lugar del martirio de la santa.

Y la basílica que lleva su nombre, en el Complejo Monumental de Santa Inés extramuros, que Constantina (Constanza), la hija del emperador Constantino, mandó construir en agradecimiento a los favores adquiridos por la santa.

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Curiosidades en torno a la joven santa

Todos los días 21 de enero en la basílica de santa Inés se bendicen dos corderitos que serán donados al Papa de los cuales se extraerá la lana para tejer los sacros palios.

Una labor que viene encargada a las madres benedictinas de Santa Cecilia en Trastevere.

 

 

Arte y cultura

En arte santa Inés viene generalmente representada con la palma del martirio y un cordero.
La asociación del cordero con santa Inés, en realidad no ha quedado bien clara.

Según la tradición, algunos dicen que esta asociación vendría de la confusión de la lectura de su nombre “Agnes” (Inés) y “Agnus” (cordero). Otros afirman, que es debido al modo en que fue martirizada, degollada como un cordero.

Oración

Dios todopoderoso y eterno,
que eliges a los débiles para confundir
a los fuertes de este mundo;
concédenos a cuantos celebramos
el triunfo de tu mártir santa Inés
imitar la firmeza de su fe.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén.

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Oración del abrazo

Guillermo Serra – publicado el 14/03/19

Para reconciliarse, acariciar el alma, transmitir amor…

 

 

Rodear a una persona con los brazos puede transmitir tanto… Pídele a Dios poder llevarlo y recibirlo con este gesto, física y espiritualmente, con tus palabras, tu mirada,… Reza esta oración del abrazo escrita por el sacerdote Guillermo Serra:

Señor
enséñame a dar abrazos
que acaricien el alma
y sean ternura que envuelve
el corazón que los recibe.
Enséñame a dar abrazos
con cada palabra,
que alegre a la persona que lo recibe.
Que mis palabras sean colmadas de ternura y amor,
que no dejen espacio vacío de tristeza.

 

 

Ayúdame a tener deseos de dar abrazos
que corran hacia las necesidades
de afecto de mis hermanos.
Que ellos sanen y devuelvan el gozo,
que sostengan al que está por derrumbarse
y levante al que está abatido.
Dame Señor, la delicadeza de dar abrazos espirituales
que abracen, aun en la distancia,
a quienes más amo.
Que la proximidad física no sea impedimento
para decirles ¡cuánto los amo!
Que cada abrazo sea desde el fondo
del alma y lleve hasta ellos
tu gracia y bendición
porque Tú vives allí.

 

 

Regálame la sensibilidad
de entender quién necesita un abrazo
y darle sin medir excusas o falsos escrúpulos.
Enséñame a regalar abrazos
que rompan todos los miedos,
que derrumben toda barrera
para que surja el verdadero amor y la amistad sincera.
Dame la valentía de dar abrazos
que duren minutos y se prolonguen toda la vida.
Abrazos que sean eternos
porque el amor nunca acaba.
Dame Señor
la capacidad de abrazar con la mirada
y así hacer sentir amado a quien
comparte mis días.

 

 

No permitas Señor,
que pierda la capacidad tan maravillosa
de abrazar con el cuerpo y el alma
a quienes amo.
Porque el tiempo, la vida y las oportunidades pasan
y mi ser se empequeñece
cuando no brindo todo aquello
que está en mí como don, y no lo regalo.
Dame Señor
el deseo y la sinceridad
para amar en cada abrazo.
Préstame tus brazos,
tu amante Corazón
y tu Mirada,
para que cada abrazo
que a partir de hoy regale
sea desde tus mismas
entrañas de amor.
Amén.

 

 

La meditación, paso a paso

¿Necesita ayuda para hacer su meditación diaria? Le ofrecemos aquí una guía para que pueda realizarla.

 

 

Por: Extracto adaptado del libro LA MEJOR PARTE, del P. John Bartunek, L.C. | Fuente: La-oracion.com

1. Concéntrate (Oración inicial y petición)
2. Reflexiona (Evangelio del día)
3. Conversa (Diálogo con Cristo)
4. Comprométete (Propósito)

Paso 1. Concéntrate

 

• Aparta tu atención de las cosas externas y de tus preocupaciones, ponte en la presencia de Dios. Haz un acto preparatorio de fe, esperanza y amor.
• Recuerda que Dios está verdaderamente presente escuchándote, que tiene algo que decirte. Tú necesitas escucharlo.
• Pide a Dios la gracia que necesitas (petición).
• Elige el mejor tiempo y lugar adecuado para tu meditación.
• Prepara desde la noche anterior lo que vas a meditar.
Señor, sé que estás aquí y que nunca me dejas. Tú eres fiel. Gracias Señor por estar aquí. Gracias por todos los dones que me has dado: la vida, mi fe católica, mi vocación. Oh, Señor, tú eres rey eterno y me has hecho ciudadano de tu Reino. Sólo ahí seré feliz. Y eso es lo que deseo, ser feliz. Para eso me has creado y por eso mi espíritu me impulsa hacia Ti. Sé que nunca dejas de llamarme para que esté más cerca de Ti. Guía mis pensamientos esta mañana, llena mi corazón de amor por Ti, fortalece mi fe. Te ofrezco esta pequeña oración para glorificarte y para que tu Reino se extienda. Te pido que me ayudes a aumentar la virtud de la paciencia en mi corazón, mientras paso este tiempo meditando en tu palabra. Enséñame a ser manso y humilde de corazón como Tú eres.-

Paso 2. Reflexiona

• Selecciona la Palabra de Dios, que se encuentra en la Biblia, escritos de santos, documentos de la Iglesia o escritos espirituales, etc., de acuerdo con tu programa de vida espiritual.
• Lee despacio y reflexivamente el texto que vas a meditar. Léelo nuevamente buscando descubrir lo que Dios quiere de ti en el aquí y el ahora de tu vida. Ejercita toda tu mente: memoria, imaginación e inteligencia; deja que tus emociones participen.
• No se trata de aprender nuevas verdades, sino que las comprendas con más claridad, con mayor profundidad, saboréandolas, contemplándolas.
• Dios sabe qué gracias necesitas más. Busca cuáles son en este rato de meditación.
• Escucha con atención lo que el Espíritu Santo te inspira.
• Reflexiona en una o dos luces que te han llamado más la atención. Si has encontrado muchas, no te apresures, mantén la calma y reflexiona un punto a fondo, hasta que tu corazón esté satisfecho. Sólo entonces pasa al siguiente aspecto.

 

 

Me pongo a buscar el libro de meditaciones que he estado usando y me doy cuenta de que lo olvidé en casa una vez más. Afortunadamente hay un misal en la banca de enfrente. Lo tomo y leo el pasaje del Evangelio del domingo anterior. Habla sobre no poner vino nuevo en odres viejos, y no poner un parche nuevo en un paño viejo. Lo leo una vez más y nada me llama la atención. Lo leo una vez más lentamente, pero sólo escucho la respiración de la persona que está sentada atrás de mí. ¡Señor, enséñame qué me quieres decir hoy! – Miro una vez más la custodia en donde estás silenciosamente presente pero ninguna idea aparece. Traigo a mi mente mi salmo favorito (131) y lo recito en silencio dentro de mi corazón.

– «No está inflado, Yahveh, mi corazón, ni mis ojos subidos. No he tomado un camino de grandezas ni de prodigios que me vienen anchos. No, mantengo mi alma en paz y silencio como niño destetado en el regazo de su madre. ¡Como niño destetado está mi alma en mí! Espera, Israel, en Yahveh desde ahora y por siempre!»”

Como siempre, encuentro mucho material para considerar en estas simples palabras. Tener confianza en Dios y entregarle el control de mi vida. Yo siempre me estoy preocupando por tener el control de todo, especialmente de mi futuro; pero es Dios quien realmente tiene el control. Él me ha creado, tiene un plan para mí y quiere que confíe en Él. Vino al mundo para ganarse mi confianza. Él está ahora aquí presente en la Eucaristía para reafirmar su amor y su omnipotencia.

Debo confiar en Él. Necesito dejar que la quietud y el silencio penetren mi corazón.

Paso 3. Conversa

• La oración nunca es pasiva ni exhaustiva. Tú recibes la verdad y la gracia de la revelación de Dios y das tu propia respuesta, conversas con Dios de corazón a corazón, y esto, es el alma de la meditación.
• Tus respuestas pueden ser palabras de amor, gratitud, alabanza, arrepentimiento o petición. En ocasiones serán un torrente de palabras y en otras sólo repetirás frases cortas o incluso una palabra.
• Este paso consiste principalmente abrir tu corazón para que la palabra de Dios penetre ahí, regenere e inflame con su luz los recovecos más profundos y secretos de tu vida.

 

Mi amado Señor, Tú eres el centro del universo y tienes el control de todas las cosas. Sé que tienes un plan para mi vida y que, cualquiera que éste sea, será lo mejor para mí, para mi familia, para la Iglesia. Tú me has creado para algo y deseas que lo haga. Quiero conocer tu plan sobre mí y seguirlo. Oh, Señor, soy tan débil. Me preocupo tanto cuando no puedo tener todo bajo control. ¿Por qué no me dices cuál es tu plan en vez de que trate de adivinarlo, me preocupe y luche para descubrir lo que quieres de mí? (Pausa para escuchar).

Tus caminos son misteriosos, pero Tú eres Dios, yo no. Mi parte consiste sólo en hacer todo lo mejor posible y en confiar en Ti para todo lo demás. Hoy, por lo menos, sé qué quieres que haga. Tengo mis obligaciones, y a pesar de que Tú sabes que preferiría eludirlos e irme a descansar, no lo haré.

Trataré de hacerlos lo mejor que pueda porque eso es lo que Tú quieres, Señor, y Tú siempre quieres lo que es mejor para mí. (Silencio para poder escuchar).

Paso 4. Comprométete

• Hacia el final de la meditación hay que concluir y renovar tu compromiso con la misión que Dios te ha dado. Este paso es el puente entre la oración y la acción.
• Si puedes enlaza este compromiso con las tareas específicas de tu día. Algunas veces el Espíritu Santo te impulsará a un acto concreto de caridad (visitar a un enfermo) o de autocontrol (pedir disculpas).
• Termina tu meditación renovando tu compromiso con Cristo y, si te ayuda, dedica un tiempo a escribir las luces que Dios te inspiró durante la meditación y agradéceselas.
• Brevemente revisa cómo te fue en la meditación, qué te ayudó o qué obstáculos encontraste.
• Termina con una oración vocal breve como el padrenuestro, el avemaría, o cualquiera otra de tus oraciones favoritas.

 

 

Miro una vez más la Hostia en la custodia. – ¿Qué puedo hacer hoy para mostrarte mi amor, Señor? No se me ocurre nada. En mi programa de vida estoy trabajando en la virtud de la paciencia. Siempre la pierdo cuando hablo con… acerca de la Iglesia. No podemos ponernos de acuerdo. Hoy comeremos juntos. No lo voy a contradecir y trataré de desviar la conversación lejos de estos puntos en que discutimos. Señor, te prometo que no discutiré hoy. Quiero que mi sinceridad y gentileza reflejen las tuyas. Ayúdame a ser más como Tú. Padre Nuestro…

Extracto adaptado del libro LA MEJOR PARTE, del P. John Bartunek, L.C.

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Un corazón de puertas abiertas

Santo Evangelio según san Marcos 3, 20-21.

 

 

Sábado II del Tiempo Ordinario

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.

¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Jesús, te doy gracias de todo corazón por el inmenso amor que me has tenido. Gracias por todo. Te quiero, Jesús. Deseo que mi vida te haga sonreír a cada instante. Quiero que los demás también te conozcan y te amen. Llena mi vida de tu presencia, Señor; que quien me vea, te descubra a ti. Yo quiero ser como una ventana por la que se pueda mirarte. Quiero ser un reflejo de tu luz aquí en el mundo. Jesús, ven a mi vida, transfórmala. Lo que no te agrade de mí, quémalo con el fuego de tu amor y concédeme que algún día mi vida esté tan configurada contigo que nuestros corazones latan al unísono.

 

 

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Marcos 3, 20-21

En aquel tiempo, Jesús entró en una casa con sus discípulos y acudió tanta gente, que no los dejaban ni comer. Al enterarse sus parientes, fueron a buscarlo, pues decían que se había vuelto loco.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

Muy amada creatura:

Busco una casa. No pido una mansión ni un hotel de lujo. Sólo una casa, un corazón que quiera recibirme. No pido que sea perfecta ni que todo esté impecable. No pido una casa digna de mí porque sé que no las hay. Yo me encargo de hacerla digna, de limpiar y transformar la casa que me presten, el corazón que me acoja.

Busco una casa. Busco un corazón donde habitar. No importa si es moderna o si el tiempo ya ha carcomido la pintura de las paredes. Busco una casa y sólo pido una única condición: Que no tenga puertas.

Es lo único que pido. Quiero una casa, anhelo un corazón que no tenga cuartos secretos para mí. Deseo ardientemente que esa casa, ese corazón, esté siempre abierto, que sea 24/7, pues muchos me buscan y quiero que me encuentren siempre disponible en el hogar que me acoja.

Busco una casa, un corazón sin puertas, con el fin de acoger a todos sin discriminar a ninguno. Busco un hogar donde quepan todos sin ninguna excepción, desde aquellos que sedientos beben mis palabras hasta los que piensan que estoy loco. Busco un corazón, en resumen, que me acoja y sea capaz de amarme y permitir que los demás me amen o desprecien en él… ¿puedo encontrar en ti ese corazón que busco? Atte. Jesús

«Y a su hijo ¿dónde lo mandó? ¿a un palacio, a una ciudad, a hacer una empresa? ¡Lo mando a una familia! Dios entró al mundo en una familia. Y pudo hacerlo porque esa familia era una familia que tenía el corazón abierto al amor, que tenía las puertas abiertas al amor. […] Dios siempre golpea las puertas de los corazones. Le gusta hacerlo. Le sale de adentro. Pero ¿saben qué es lo que más le gusta? Golpear las puertas de la familias y encontrar la familias unidas, encontrar las familias que se quieren, encontrar las familias que hacen crecer a sus hijos y los educan y que los llevan adelante y que crean una sociedad de bondad, de verdad y de belleza». (Homilía de S.S. Francisco, 27 de septiembre de 2015).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Hoy voy a sonreír en todo momento, buscando que todos, sin excepción, vean a Dios en mí.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!

¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.

Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Amén.

 

 

¿Por qué las Sectas prohíben a las mujeres usar pantalón?

¿La Biblia realmente prohíbe el uso del pantalón?

 

 

Por: Yasmín Oré | Fuente: Religión en Libertad

Más de uno nos hemos dado cuenta que la mayoría de sectas, así como también en algunas iglesias cristianas-evangélicas suelen prohibir el uso del pantalón entre sus integrantes mujeres. Aquí mencionaré algunas de ellas divididos en dos grupos:

1.No usan pantalón permanentemente:

Testigos de Jehová
Adventistas
Luz del Mundo
Movimiento Misionero Mundial
Otras denominaciones pentecostales

2. No usan pantalón solo en misiones y celebraciones religiosas:

Mormones
Bautistas
Iglesia Cristiana Alianza Misionera
Asambleas de Dios
Otras denominaciones evangélicas-pentecostales

La diferencia entre estos dos grupos radica en que las del primero tienen la prohibición como doctrina o mandamiento debido a que sacan de contexto un versículo bíblico del Antiguo Testamento. En el caso del segundo grupo, las mujeres obedecen esta norma sólo al misionar o asistir a sus reuniones dominicales, basándose en otros versículos bíblicos como las recomendaciones de San Pablo sobre el pudor y la modestia: “Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad” 1 Timoteo 2:9, 10

¿La Biblia realmente prohíbe el uso del pantalón?

Las sectas y algunas denominaciones cristianas que suelen aplicar esta doctrina de manera radical y en su lugar las mujeres vistan sólo con faldas o vestidos, es debido a la aplicación de un versículo del libro de Deuteronomio:

5 No vestirá la mujer traje de hombre, ni el hombre vestirá ropa de mujer; porque abominación es a Jehová tu Dios cualquiera que esto hace. Deuteronomio 22,5

Sin embargo, si analizamos bien la cita y en armonía con los siguientes versículos nos daremos cuenta que en ningún lugar habla la palabra “pantalón” ya que en ese tiempo ni los hombres lo solían usar. Realmente esto a lo que se refiere es que no debían usar la misma ropa los hombres que las mujeres de aquel tiempo, pues era muy frecuente que el pueblo usara costumbres paganas y esta era una de ellas. Por ejemplo, en la fiesta de ídolos paganos “Fiesta de Venus o Marte” era costumbre, que las mujeres tomaran la ropa de los hombres y a Dios le disgustaba que el pueblo de Él en ese tiempo imitara estos actos paganos.

 

 

Por ello, esta prohibición no debemos extrapolarlo a la actualidad con las prendas que utilizamos por razón cultural. Si fuera de esa manera también ellos tendrían que obedecer las prohibiciones de los siguientes versículos que nos dice que no debemos usar ropa de lana (Deut 22, 11) o usar flecos en las cuatro puntas de nuestros mantos (Deut 22,12). Sin embargo, estas denominaciones hacen caso omiso de lo siguiente y se centran solo en el que se menciona la ropa de varón.

Además, el pantalón no puede ser considerada como prenda exclusiva del varón ni la falda tampoco en la mujer pues en países como Escocia o algunas Islas polinesias los varones suelen usar faldas y también se caería en la misma contradicción. En tal sentido, se puede concluir diciendo que la Biblia no lo prohíbe y las mujeres lo pueden utilizar sin ningún problema o temor a pecar.

 

Inés, Santa

Memoria Litúrgica, 21 de ener

Virgen y Mártir

 

Martirologio Romano: Memoria de santa Inés, virgen y mártir, que siendo aún adolescente, ofreció en Roma el supremo testimonio de la fe, consagrando con el martirio el título de la castidad. Obtuvo victoria sobre su edad y sobre el tirano, suscitó una gran admiración ante el pueblo y adquirió una mayor gloria ante el Señor. Hoy se celebra el día de su sepultura (s. III/IV).

 

Etimología: Inés = aquella que se mantiene pura, es de origen griego.

 

Breve Biografía

Hay muy buenos documentos sobre la existencia de esta mártir que vivió a comienzos del siglo IV y que fue martirizada a los doce años, durante la feroz persecución de Diocleciano.

Su popularidad y su devoción hacen pensar que no son improbables las leyendas que se nos han transmitido de boca en boca y también con escritos. Basado en una tradición griega, el Papa Dámaso habla del martirio de Santa Inés sobre una hoguera.

Pero parece más cierto lo que afirma el poeta Prudencio y toda la tradición latina, es decir, que la jovencita, después de haber sido expuesta a la ignominia de un lugar de mala fama por haberse negado a sacrificar a la diosa Vesta, fue decapitada.

Así comenta el hecho San Ambrosio, al que se le atribuye el himno en honor de Agnes beatae virginis: “¿En un cuerpo tan pequeño había lugar para más heridas? Las niñas de su edad no resisten la mirada airada de sus padres, y las hace llorar el piquete de una aguja: pero Inés ofrece todo su cuerpo al golpe de la espada que el verdugo descarga sobre ella”.

 

 

Alrededor de su imagen de pureza y de constancia en la fe, la leyenda ha tejido un acontecimiento que tiene el mismo origen de la historia de otras jóvenes mártires: Agata, Lucia, Cecilia, que también encuentran lugar en el Canon Romano de la Misa. Según la leyenda popular, fue el mismo hijo del prefecto de Roma el que atentó contra la pureza de Inés. Al ser rechazado, él la denunció como cristiana, y el prefecto Sinfronio la hizo exponer en una casa de mala vida por haberse negado a rendirle culto a la diosa Vesta. Pero Inés salió prodigiosamente intacta de esa difamante condena, porque el único hombre que se atrevió a acercarse a ella cayó muerto a sus pies.

Pero el prefecto no se rindió ante el prodigio y la condenó a muerte. Un antiguo rito perpetúa el recuerdo de este ejemplo heroico de pureza. En la mañana del 21 de enero se bendicen dos corderitos, que después ofrecen al Papa para que con su lana sean tejidos los palios destinados a los Arzobispos. La antiquísima ceremonia tiene lugar en la iglesia de Santa Inés, construida por Constantina, hija de Constantino, hacia el 345.