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Referencias Bíblicas
• Luke 13:18-21
• Obispo Robert Barron

Amigos, el Evangelio de hoy compara el Reino de los Cielos con una semilla de mostaza. Pareciera ser una ley en la vida espiritual que Dios desee que las cosas buenas siempre comiencen de modo pequeño y crezcan a través del tiempo.  

 

 

Estamos tentados a decir, “Tú eres Dios. Tú puedes poner esto en marcha. Hazlo”. ¿Por qué Dios haría las cosas del modo que las hace? Podríamos tratar de dar algunas explicaciones. Es algo común en la Biblia ver que Dios se alegra si cooperamos. Le agrada que nosotros mismos nos involucremos en lo que Él hace —a través de nuestra libertad, inteligencia y creatividad. Y entonces Él planta las semillas que quiere que nosotros cultivemos.  

“Francisco, restaura mi Iglesia”. Por supuesto que Dios podría haber restaurado Su Iglesia, pero quería que san Francisco estuviera involucrado. Dios podría haber renovado la vida espiritual del Cristianismo a través una gran infusión de gracia, pero inspiró a san Antonio a dejar todo atrás y vivir solo en el desierto. 

Hay algo más. Cuando las cosas comienzan de modo pequeño, ellas pueden volar bajo el radar por algún tiempo, mientras juntan seriedad, peso y fortaleza. Y los que están involucrados pueden ser puestos a prueba.

 

 

Narciso de Jerusalén, Santo

Obispo, 29 de octubre

Por: Redacción | Fuente: Archidiócesis de Madrid

 

Martirologio Romano: Conmemoración de san Narciso, obispo de Jerusalén, merecedor de alabanzas por su santidad, paciencia y fe. Acerca de cuándo debía celebrarse la Pascua cristiana, manifestó estar de acuerdo con el papa san Víctor, y que no había otro día que el domingo para celebrar el misterio de la Resurrección de Jesucristo. Descansó en el Señor a la edad de ciento dieciséis años.

Breve Biografía


La envidia es mala. Son temibles para los padres los «celos» que muestran algunos pequeños cuando viene al hogar un nuevo hermano. Llenan la casa de disensiones y discordias entre los niños, ante el cuidado normal que los padres dan a sus otros hermanos. Esta situación llega a ser, en ocasiones, mortificante para los padres cuando se dan en una casa. Lo bueno del asunto es que de ordinario pasa pronto, basta con adquirir un mayor grado de madurez natural. Lo malo del caso es no cuidar las pequeñas envidiejas y permitir que se asienten en el hombre tomando el cariz de pecado.

Narciso nació a finales del siglo I en Jerusalén y se formó en el cristianismo bebiendo en las mismas fuentes de la nueva religión. Debieron ser sus catequistas aquellos que el mismo Salvador había formado o los que escucharon a los Apóstoles.


Era ya presbítero modelo con Valente o con el Obispo Dulciano. Fue consagrado obispo, trigésimo de la sede de Jerusalén, en el 180, cuando era de avanzada edad, pero con el ánimo y dinamismo de un joven. En el año 195 asiste y preside el concilio de Cesarea para unificar con Roma el día de la celebración de la Pascua.

 

Permitió Dios que le visitara la calumnia. Tres de sus clérigos —también de la segunda o tercera generación de cristianos- no pudieron resistir el ejemplo de su vida, ni sus reprensiones, ni su éxito. Se conjuraron para acusarle, sin que sepamos el contenido, de un crimen atroz. ¡Parece fábula que esto pueda pasar entre cristianos!

Viene el perdón del santo a sus envidiosos difamadores y toma la decisión de abandonar el gobierno de la grey, viendo con humildad en el acontecimiento la mano de Dios. Secretamente se retira a un lugar desconocido en donde permanece ocho años.

Dios, que tiene toda la eternidad para premiar o castigar, algunas veces lo hace también en esta vida, como en el presente caso. Uno de los maldicientes hace penitencia y confiesa en público su infamia. Regresa Narciso de su autodestierro y permanece ya acompañando a sus fieles hasta bien pasados los cien años. En este último tramo de vida le ayuda Alejandro, obispo de Flaviada en la Capadocia, que le sucede.

El vicio capital de la envidia presenta un cuadro de tristeza permanente ante la contemplación de los bienes materiales o morales que otros poseen. En lo moral, es pecado porque la caridad es amar y, cuando se ama, hay alegría con los bienes del amado. Cuando hay envidia no hay amor, hay egoísmo, desorden, pecado.

El envidioso vive acongojado -casi sin vida- por el bien que advierte en el otro y que él anhela tener. En ocasiones extremas puede llegar a convertirse en una anomalía psíquica peligrosa ya que lleva a la ceguera y desesperación cuyas consecuencias van de la maledicencia al crimen, pasando por la calumnia y la traición: el envidioso se considera incapaz de alcanzar las cualidades ajenas; la estimación que los demás disfrutan es considerada como un robo del cariño que él merece; en la eficacia del trabajo ajeno, acompañado de éxito y merecidos triunfos, el envidioso ve intriga y apaño.

Ayer y hoy hubo y hay envidiosos. A los prójimos toca sufrir pacientemente las consecuencias. Sin olvidar que la envidia fue la causa humana que llevó al Señor al Calvario.

¡Gracias, San Narciso, porque me das ejemplo de paciencia ante la cruz!

 

 

El poder de lo más sencillo

Santo Evangelio según San Lucas 13, 18-21.

 

 

Martes XXX del tiempo Ordinario.
Por: Rubén Tornero, LC
Fuente: somosrc.mx

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!



Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)



Jesús, te doy las gracias por todos los beneficios que me has regalado a lo largo de toda mi vida, en especial, por este momento que me das para estar en intimidad contigo. Aumenta mi fe. Dame una fe operante y luminosa capaz de testimoniar el gran amor que me tienes. Dame una confianza capaz de abandonar toda mi vida en tus manos de modo que puedas actuar en mí y a través de mí con total libertad. Aumenta mi amor. Haz que mi corazón se inflame de tal manera con el fuego de tu amor, que no sepa ser sino instrumento por el cual todos los hombres que me miren, vean en mí un reflejo tuyo, una chispa de tu hoguera eterna. Amén.



Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Lucas 13, 18-21



 

En aquel tiempo, Jesús dijo: «¿A qué se parece el Reino de Dios? ¿Con qué podré compararlo? Se parece a la semilla de mostaza que un hombre sembró en su huerta; creció y se convirtió en un arbusto grande y los pájaros anidaron en sus ramas». Y dijo de nuevo: «¿Con qué podré comparar al Reino de Dios? Con la levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina y que hace fermentar toda la masa».



Palabra del Señor



Medita lo que Dios te dice en el Evangelio



Jesús, hoy me dices que tu Reino es como un grano de mostaza o un poco de levadura. Me haces ver que algo tan pequeño puede llegar a tener efectos tan grandes. Así es tu Reino. Comienza por algo que a mis ojos parece tan minúsculo, pero que tiene la fuerza para cambiar el entorno. Me invitas a valorar, una vez más, el poder de lo pequeño.



Una sonrisa, un gesto de caridad y cariño, una palabra de aliento pueden ser el comienzo de la conversión de un alma. ¡Y al contrario! Un mal trato de parte de los que nos llamamos cristianos puede alejar a una persona de tu amor. Mi ayuda o mi resistencia a tu Reino no son indiferentes.



¡Qué confianza has tenido, Jesús, en mí al confiarme algo tan importante para ti!



Muchas veces puedo pensar que son inútiles todos mis esfuerzos por extender tu Reinado, pues no veo grandes frutos de manera inmediata. Se me olvida que, aunque es el hombre quien siembra, eres Tú quien hace crecer y dar fruto.



Ayúdame, Jesús. Tú me has llamado a colaborar en la extensión de tu Reino. Quiero corresponder con generosidad a tu invitación. Perdóname si con mi mal ejemplo he hecho que alguien se aleje de ti. Dame la gracia de valorar los pequeños detalles. Gracias por todo, Jesús.



 

 

«Jesús habla de dos cosas de la vida cotidiana: la levadura no se mantiene levadura, porque al final se estropea; se mezcla con la harina, está en camino y hace el pan; y de la misma manera la semilla no permanece semilla: muere y da vida al árbol. Entonces: la levadura y la semilla están en camino para «hacer» algo. Y también el reino es así. Levadura y semilla mueren. La levadura ya no es levadura: se mezcla con la harina y se convierte en pan para todos, comida para todos. La semilla ya no será semilla: será árbol y se convierte en casa para todos, para los pájaros…».
(Homilía de S.S. Francisco, 25 de octubre de 2016).



Diálogo con Cristo



Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.



Propósito



Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.



Hoy buscaré dar una palabra de aliento y una sonrisa a quien lo necesite.



Despedida



¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 

La beata Chiara Badano da 5 tips para ser un huracán de luz

Chiara «Luce» Badano nos comparte los ingredientes de la receta que te llevarán a ser más virtuosos y a vivir bajo la mirada y amor de Dios por medio de su testimonio de amor

 

 

Chiara Badano es también conocida bajo el apodo de «Luce» mismo que le fue dado por la sierva de Dios Chiara Lubich, que quiere decir: luz. Desde pequeña se mostraba alegre y con muchas cualidades como el amor que la llevaba al vivir su fe de una manera extraordinaria en lo ordinario. Ella decía: 

«Tengo mi corazón y con él siempre puedo amar».

Es también la primera joven perteneciente a la generación X en ser beatificada, sin duda fue y sigue siendo inspiración para todos los jóvenes que buscan vivir de tal forma que cumplan sus anhelos de llegar al cielo. 

Su testimonio nos deja firmes enseñanzas que podemos poner en práctica para dar testimonio del amor de Cristo en nuestras vidas, así como Chiara lo hizo: siento un huracán de luz en un mundo que se está oscureciendo.

1 Sal de la tierra, luz del mundo

 

El Evangelio de Mateo es muy claro al decirnos que necesitamos ser el condimento que le da sabor a la vida, pues sin sal la comida no tiene sabor; a la vez, nos dice que la luz no está para ocultarse debajo de una mesa, donde nadie la pueda ver; al contrario, esta luz tiene que resplandecer. 

Chiara se tomó muy en serio estas palabras y, por ello, era conocida por ser «luz» en el mundo. Lo hacía alimentándose de la palabra de Dios, con fidelidad y compartiendo una sonrisa con todo aquel que se cruzaba en su camino.

2 Amistad

Otra de las cualidades de esta joven beata es que era sumamente amistosa, por esta razón es que era tan fácil acercarse a ella y a su carisma. Busquemos ser santos en compañía de nuestros amigos aquí en la tierra y con ayuda de nuestros amigos del cielo que son los santos. 

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3 Servir con la alegría

Uno de los servicios y apostolados que Chiara hacía era el servir con alegría y generosidad a los demás, especialmente a los más pobres. Compartía con ellos a través de un gesto cariñoso. 

Es importante que dediquemos un espacio al apostolado y a servir a los demás. Hay una amplia variedad de apostolados en los que puedes servir. Además, especialistas señalan que los beneficios de hacer apostolado son muchos.

4 Ante todo, aceptar la voluntad de Dios

 

 

Muchas veces nos cuesta aceptar o seguir la voluntad de Dios, especialmente cuando deseamos muy especialmente algo; o incluso cuando ocurre algo que no nos gusta, pero que es por una razón específica que Dios bien conoce. 

Chiara constantemente decía: «Si esto es lo que quieres, Jesús, yo también»; y más aún cuando llegó la enfermedad y fue diagnosticada con un tipo de cáncer incurable en los huesos. 

¿Cuántas veces le preguntamos a Dios si lo que estamos haciendo con nuestra vida es en verdad lo que él quiere para nosotros?

5 Sentirse amado por Dios

Su amor y alegría eran causados, precisamente, porque se sabía amada por Dios, de tal forma que contagió ese amor y anhelo a los demás. Su amor y fidelidad a Dios eran tan grandes que, antes de morir, preparó su funeral y pidió ser enterrada con un vestido de novia, porque iba al banquete de bodas con su esposo amado que es Dios.

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