Dedicación de la Basílica de Santa María

Basílica de Santa MaríaLlamada también Santa María de las Nieves. 5 de agosto

Santa María La Mayor

Dedicación de la basílica de Santa María, en Roma, construida en el monte Esquilino, que el papa Sixto III ofreció al pueblo de Dios como recuerdo del Concilio de Efeso, en el que la Virgen María fue saludada como Madre de Dios (c. 434).

Una vez que el Concilio de Éfeso, en el año 431, proclamó la maternidad divina de María, el Papa Sixto III erigió en Roma, sobre el monte Esquilino, una basílica dedicada a la Santa Madre de Dios. Recibe también el nombre de Santa María de las Nieves porque el sitio donde había de construirse quedó señalado de modo milagroso con una fuerte nevada en pleno verano.

Es la iglesia más antigua dedicada en Occidente a la Virgen María y uno de los templos más visitados de Roma y de toda la cristiandad.

No separemos la gloria de la cruz

Santo Evangelio según san Mateo 16, 13-23. Jueves XVIII del Tiempo Ordinario

San PedroEn el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, dame la gracia para poder descubrir quién eres para mí.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-23

En aquel tiempo, cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?” Ellos le respondieron: “Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros que Elías; otros, que Jeremías o alguno de los profetas”.

Luego les preguntó: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Simón Pedro tomó la palabra y le dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.

Jesús le dijo entonces: “¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ningún hombre, sino mi Padre, que está en los cielos! Y yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Los poderes del infierno no prevalecerán sobre ella. Yo te daré las llaves del Reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo”. Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.

A partir de entonces, comenzó Jesús a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que tenía que ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.

Pedro se lo llevó aparte y trató de disuadirlo, diciéndole: “No lo permita Dios, Señor. Eso no te puede suceder a ti”. Pero Jesús se volvió a Pedro y le dijo: “¡Apártate de mí, Satanás, y no intentes hacerme tropezar en mi camino, porque tu modo de pensar no es el de Dios, sino el de los hombres!”.

Palabra del Señor.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

lectio divinaCuando invertimos estos minutos a la oración con la Palabra, lo hacemos porque estamos en búsqueda, porque tenemos el anhelo de profundizar y conocer realmente quién es Jesús en nuestra vida.

Todos tenemos una experiencia diferente de Dios. Algunos han sido católicos desde siempre, otros hemos redescubierto la fe, otros hemos tenido una conversión reciente, otros creen en Dios sólo como un ser superior. Sin importar cuál ha sido nuestro camino para buscar a Dios, hoy Jesús nos dice ¡Alto! Si dices que me conoces, ¿quién soy yo para ti? En una verdadera relación no valen las respuestas prefabricadas o los tópicos de lo que dicen los demás. Podríamos parar nuestra meditación aquí y dedicar unos minutos a la contemplación de esta pregunta que quizás nos lleve un tiempo responder; sin embargo, el Evangelio nos da unas luces para poder buscar una mejor respuesta.

En nuestra historia, con nuestros actos buenos y caídas nos puede suceder algo muy similar a Pedro. En ocasiones nos sentimos muy cerca de Dios y somos capaces de decir desde el corazón ¡Tú eres el mesías, el Hijo de Dios vivo! Esta respuesta interiorizada, aunque con otras palabras quizás, nos hacen vivir un pedazo de cielo en la tierra; es la revelación del Espíritu Santo en nuestra propia historia después de algún momento fuerte de oración, retiro o apostolado donde tocamos la carne de Cristo en el necesitado.

Por otro lado, debido a nuestra debilidad humana, también podemos tener una respuesta como Pedro cuando se lleva aparte a Jesús; le queremos huir a la cruz y al sufrimiento; nos escuchamos más a nosotros mismos que a Dios. La cruz tiene una razón de ser en nuestra historia de vida, porque ella nos permite ser uno con Cristo, y ayudar en el sacrificio de salvación para que nuestros seres más queridos y muchos más lleguen al cielo.

El cristiano que busca el rostro de Dios, conocer a Cristo profundamente, está afianzado en roca firme y los poderes del infierno no lo podrán vencer.

«Pedro reacciona: “¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte”, y se transforma inmediatamente en piedra de tropiezo en el camino del Mesías; y creyendo defender los derechos de Dios, sin darse cuenta se transforma en su enemigo (lo llama “Satanás”). Contemplar la vida de Pedro y su confesión, es también aprender a conocer las tentaciones que acompañarán la vida del discípulo. Como Pedro, como Iglesia, estaremos siempre tentados por esos “secreteos” del maligno que serán piedra de tropiezo para la misión. Y digo “secreteos” porque el demonio seduce a escondidas, procurando que no se conozca su intención, “se comporta como vano enamorado en querer mantenerse en secreto y no ser descubierto”».

(Homilía de S.S. Francisco, 29 de junio de 2018).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Dedicaré un tiempo a la reflexión de cómo afronto las cruces en mi vida y qué lugar ocupa Cristo en ella.

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

El poder de las llaves

Respuestas para los hermanos evangélicos, pentecostales y todo el que quiera conocer la verdad

Sugerimos leer la Introducción a estas publicaciones antes de continuar con la lectura de éste capítulo.

«Las llaves son para abrir puertas. El día de Pentecostés fue Pedro quien abrió la puerta del Evangelio al pueblo judío» [1].

«Como intérprete docto en el reino de los cielos Pedro abrió el tesoro de cosas nuevas y de cosas viejas. Gálatas 2:11-15; 1 Pedro 1:1; 5:1 que puso delante de los judíos en Pentecostés (Hechos 2) y de los gentiles en casa de Cornelio (Hechos 10)» [2].

Continuando con Mateo 16, consideremos ahora el versículo 19: Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos. Vemos que Jesús solamente dio las llaves a Pedro, no a los demás Apóstoles [3]. ¿Cuáles son las «llaves del Reino»? Los hermanos dicen que se trata del poder de abrir misiones: Y habiendo llegado, y reunido a la iglesia refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles (Hch 14, 27; ver 1 Co 16, 9; 2 Co 2, 12; Col 4, 3). Pero estas citas dicen que fue Dios quien abrió la puerta. Además, Jesús le dio las llaves a un solo apóstol, no a los otros. Es decir que el poder que tiene Pedro no es compartido con otros aunque la Biblia habla de que Dios abre puertas.

Otros hermanos dicen que las llaves se refieren a Pedro, éste abriría la predicación en el día de Pentecostés. (Ver por ejemplo Compendio Manual de la Biblia por Henry Halley.) Recordamos que las llaves son «del reino». No puede ser que Pedro «abrió el reino» cuando predicó el día de Pentecostés, porque es Jesús quien lo abrió: Jesús vino predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado (Mr 1, 14-15). (Lc 17, 21). Ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros.

Hechos 2, no menciona nada sobre abrir puertas. Hay que ser honestos con la Biblia. Pablo habla de abrir puertas, pero no menciona las llaves que Jesús solamente le dio a Pedro. ¿Qué son las «llaves»? En Mt 16, 19, Jesús cumple una profecía bíblica: Y pondré la llave de la casa de David sobre su hombro; y abrirá, y nadie cerrará; y cerrará, y nadie abrirá. Y lo hincaré como clavo en lugar firme; y será por asiento de honra a la casa de su Padre (Is 22, 22-23). Es el único lugar en el AT donde las llaves son simbólicas ( ver Jue 3, 25), entonces tiene que ser que Mt 16, 19 se refiere a éste.

La Iglesia es ahora la Nueva Casa del Nuevo Rey David (Hch 15, 16) [4]. El Rey Jesús tiene las llaves (Ap 3, 7) y ahora, como cualquier rey, se las confía al cuidado de su mayordomo Pedro [5].

¿Qué está haciendo Jesús? Además de cumplir la profecía de Isaías, Jesús usa un ejemplo de la realidad de su tiempo. Cada rey (David, Salomón, Herodes, César) tenía un palacio y el rey escogía un mayordomo (Ver por ejemplo Is 36, 22; Gn 41, 40) a quien le encargaba abrir y cerrar la puerta del palacio (es decir todas las oficinas de los ministros), manejar todos los asuntos del reino, sellar o no todos los documentos importantes y cuidar el tesoro del rey (Is 22, 15) (Ancient Israel, Roland de Vaux, 1961, p. 30). Ver el papel del portero en Mr 13, 32-34. «El que guarda las llaves tiene la autoridad dentro de la casa de ser el administrador y el que enseña» (The New Interpreter’s Bible, 1995, p. 346).

Jesús es el Rey y él da este encargo a Pedro. Pedro tiene la autoridad de abrir y de cerrar, entonces él es instrumento de acceso al rey y se encarga del tesoro que Jesús nos quiere dar (mencionado en Mt 6, 20). En Jn 10, 2-3 leemos: Mas el que entra por la puerta, el Pastor de las ovejas es. A éste abre el portero… Son dos personajes: el Pastor y el portero. El Portero tendrá las llaves por supuesto. En resumen, Jesús tiene las llaves (Ap 3, 7) y se las da a Pedro para edificar su Iglesia. Y ésta pertenece a Jesucristo, no a Pedro: edificaré mi Iglesia. El erudito bíblico protestante F. F. Bruce (quizás el más importante de los teólogos evangélicos) afirmó en su libro Los dichos difíciles de Jesús que Pedro es hecho mayordomo de la casa que Jesucristo iba a construir, ¡esto de un hombre en contra del papado!

El poder de atar y desatar en Mt 16, 19 se refería a asuntos legales y religiosos del pueblo de Dios. Se trata de doctrina (enseñanzas) y del poder de tomar decisiones, de declarar lo que está permitido y lo que está prohibido. El famoso erudito bíblico protestante W. F. Albright («decano de los expertos bíblicos norteamericanos») escribe en su comentario sobre Mateo que «la autoridad de Pedro de «atar» y «desatar» será llevar a cabo decisiones tomadas en el Cielo. Sus actividades de enseñar y disciplinar serán guiadas por el espíritu para cumplir la voluntad del Cielo» (Mateo in Anchor Bible, p. 198).

En el AT, cuando Dios estableció el Pacto con el pueblo de Israel, Él garantizó una autoridad viviente y continua con el sacerdocio de Moisés (2 Cr 19, 11; Mal 2, 7). La autoridad no terminó cuando el A.T. fue escrito sino continuó para salvaguardar y autenticar su interpretación.

Las religiones no católicas no tienen las llaves ni el poder de atar y desatar. Entonces, ¿cómo puede cada fundador de una iglesia protestante tener su interpretación de la Biblia? Ninguna profecia de la Escritura es de interpretación privada (2 P 1, 20). Sobre algunos aspectos, dice Pedro, no cualquiera puede entender las cartas de Pablo: …casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos en inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición (2 P 3, 15-16 y capítulo 3).

Pedro mostró su autoridad cuando hizo que nombraran a otro Apóstol (Hch 1, l5-22) y cuando juzgó a Ananías y Safira (Hch 5, 1-11). ¡Vemos en este texto que mentir a Pedro era mentir al Espíritu Santo (v. 3) El está protegido de la confusión en la fe causada por el error y las enseñanzas falsas: yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos (Lc 22, 32).

Notamos que Jesús dice «Satanás os ha pedido para zarandearos», es plural: el diablo quiere destruir a todos los apóstoles. Sin embargo, Jesús reza para Pedro: «yo he rogado por ti» (singular).

Notamos también que Jesús dijo esto después de hablar del papel de los Apóstoles en el reino. Comentando sobre estos versículos Juan Crisóstomo dice que «Dios permitió que Pedro cayera porque quiso hacerlo el gobernante del mundo. Pedro recordaría su caída y así tendría compasión hacía otros que caen».

¿Piensas que este deseo de Jesús de que Pedro no cayera en error ya no pertenece a sus sucesores?

El NT ofrece muchas listas de los Apóstoles. Solamente Mt 10, 2; Mr 3, 16; Lc 6, 14 y Hch 1, 13 nombran a todos. Los tres primeros especifican el papel de Simón como «Roca» agregando el nombre «Pedro». Pedro aparece primero en estos catálogos oficiales, Mateo 10, 2 comienza diciendo primero Simón. Y como unos eruditos han dicho, es redundante decir «primero Simón «al principio de la lista si solo quiere decir Simón comienza la lista en vez de subrayar el hecho de su primacía (ver St. Peter and the Popes. Michael Winter, Conn: Greenwood Press, 1979).

Algunos hermanos tratarían de utilizar el argumento, diciendo que Pedro no tuvo autoridad encima de los demás porque en su carta habla de sí mismo como anciano también, igual a los demás (1 P 5,1). Pero este argumento ignora lo que vimos (en Mt 16, 18-19; Lc 22, 23; Jn 21, 15-17, etc). El hecho es que Pedro es humilde, es parte de su enseñanza esta carta. Como el Presidente de un país es también compañero ciudadano sin que esto le quite su autoridad, el Papa es presbítero como cualquier otro pero a la vez tiene la autoridad de Pedro.

Cuidar a mis ovejas

Jesús advirtió a sus seguidores que no esperaran un tiempo fácil, igual como lo trataron a Él harían lo mismo con su Iglesia (Mt 10, 25). Él sabía que su «casa» sería atacada, sería necesario construirla encima de la roca (Mt 7, 24).

La profecía de Miqueas (7, 14) de que Dios iba a apacentar a su rebaño está cumplida en Juan 21, 15. Tres veces Jesús manda a Pedro a «cuidar, apacentar y pastorear a sus ovejas». La palabra griega POIMANE («pastorear») significa gobernar, regir, ser superintendente. (Ver pie de página número 1 de Mt 2, 6 regirá, es la misma palabra. También Cf. Ap 2, 27 y 19, 15). El erudito protestante Joaquín Jeremías admite la autoridad universal conferida a Pedro distinta a la palabra «pastor» para obispos locales [6].  

Dios siempre ha escogido personas (Noé, Moisés, los profetas, etc) para su propósito. Pero las religiones se rebelan contra el plan de Jesús cuando rehúsan ser cuidados por el sucesor de Pedro. Es como si un padre de familia nombrara a su hijo mayor para cuidar a los demás hijos, esto no necesariamente por ser perfecto, y los otros hijos no quisieran obedecerlo.

La única Iglesia que puede trazar una línea cronológica desde el presente hasta Jesús es la Católica, como la lista de los papas y las obras de los Padres Apostólicos lo demuestran. Cualquier persona seria lo puede verificar [7].

Después de su Resurrección, Jesucristo mandó a Pedro que apacentara todos sus corderos y ovejas (Jn 21, 15-17). Hermano, ¿eres tú una oveja de Jesús? Si te consideras así, entonces ¡Jesucristo pidió a Pedro que te cuidara!

Notamos otra vez el contexto: Pedro toma el liderazgo: Voy a pescar. Ellos le dijeron: Vamos nosotros también contigo (Jn 21,13). Sabemos lo que pasó. Al seguir el consejo de Jesús se llenó la red, tanto se llenó que todos los discípulos tuvieron que arrastrarla. Sin embargo, cuando Jesús pidió un pez, dice la Biblia que Pedro sacó la red a tierra (Jn 21, 11). ¿Será solamente coincidencia que Pedro, sin la ayuda de ningún otro pudo dominar la red cuando los demás no podían? No. Tampoco es coincidencia que la Biblia dice que la red llena de grandes peces.. y aun siendo tantos, la red no se rompió cuando Pedro la manejó. El es el Pastor. Actúa a las órdenes de Jesús: Traed de los peces que acabáis de pescar.

Otra cosa que hay que notar en él, es que inmediatamente después de pedir a Pedro que pastoreara a sus ovejas, Jesús habla de la forma en que Pedro iba a morir. ¿Por qué? Porque recordamos las palabras de Jesús: el pastor su vida da por las ovejas (Jn 10, 11).

Después de advertirles de estar guardando y preparados para toda exigencia Pedro preguntó: Señor, ¿dices esta parábola a nosotros, o también a todos? Y dijo el Señor: ¿Quién es EL MAYORDOMO fiel y prudente al cual su señor pondrá sobre su casa, para que a tiempo les dé su ración? ( Lc 12, 42). Vemos que Jesús contestó a Pedro con una pregunta: «¿Quién es el siervo?». En Jn 21, 15-17 conocemos la identidad de este siervo. Aquí está el siervo fiel quien está puesto encima de la casa para alimentarla con el alimento de la palabra de Dios, siendo que no sólo de pan vivirá el hombre (Mt 4, 4) . El alimento de Jesús era hacer la voluntad de su Padre. Entonces el alimento es la palabra de Dios (la enseñanza) y su voluntad que en parte son las leyes que nos ha dado. Nosotros queremos obedecer al Padre como Jesús.

Pedro, después de Jesús, es mencionado 196 veces en el NT. Pablo y Juan en segundo lugar, solamente son mencionados 46 veces. Solamente Jesús es nombrado más veces. Cuando los Apóstoles son nombrados, el nombre de Pedro es mencionado primero, aunque no fue el primer Apóstol llamado por Jesús. Pedro demostró su autoridad sobre toda la Iglesia cuando visitó las iglesias de Judea, Galilea y Samaria: – PANTON in griego (es «todo el mundo»)- haciendo una visita pastoral (Hch 9, 31-32), mientras Pablo visitó solamente las ciudades donde él había predicado (Hch 15, 36).

Infalibilidad

«En 1870 fue proclamado el dogma de la infalibilidad papal; sin embargo, ya esto no fue sino la proclamación de una creencia que había sido casi universalmente sostenida por todos los católicos fieles por cientos de años» [8].
 
Los hermanos procuran que los feligreses piensen que la infalibilidad del Papa significa que él no puede equivocarse en nada, ni pecar, por lo tanto este dogma parece ser una tontería. Pero la Infalibilidad no es lo mismo que la impecabilidad, el papa puede pecar y equivocarse como cualquier ser humano.

La infalibilidad consiste en que cuando bajo una cierta condición llamada EX CÁTEDRA, el Papa no puede equivocarse en las áreas de enseñanza, dogma y moral. Un dogma es un decreto, una prescripción legal o disciplinar, como las ordenanzas en Hch 16, 4, es decir, nunca diría algo falso o inmoral [9].

El hecho de que un Papa sea bueno, inteligente, sabio y hasta santo, es digno de reconoser, pero ello no es esencial. Lo importante es que el Magisterio de la Iglesia (su autoridad de enseñar) tiene la garantía de Cristo de ser protegido del error, esto es lo cuenta. Yo no confío en el Papa, sino en Jesucristo quien lo nombró.

Jesús reconoció la autoridad de la «cátedra de Moisés» para enseñar, a cargo de los escribas y fariseos (Mt 23, 2-3): Todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo (aunque ellos no practicaban lo que decían). Esta cátedra (asiento) no era solamente una metáfora para hablar del poder. Verdaderamente había un asiento de piedra frente a la sinagoga donde el líder con la autoridad (generalmente un escriba) hacia juicios sobre asuntos doctrinales y legales. Como dice la Misna Abote (comentario judío), los judíos entendían que la revelación que Moisés recibió de Dios fue transmitida por sucesión ininterrumpida desde Josué pasando por los ancianos, profetas y el Sanedrín (Hch 15, 21).

Siendo que Jesús reconoció la autoridad del magisterio de los fariseos para interpretar las Sagradas Escrituras cuando hablaban «desde la cátedra», reconocemos el magisterio de la Iglesia que habla, no solamente con la autoridad de Moisés, sino la de Jesús mismo. El que a vosotros recibe, a mí me recibe (Mt 10, 40). El que a vosotros oye, a mí me oye (Lc 10, 16). Y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos (Mt 16, 19). Por medio de este don de Dios, se asegura que la fe recibida de Jesús será mantenida.

Obedeced a vuestros pastores (Heb 13, 17).

Como vimos en Mateo 24, leemos del siervo que el Maestro puso como encargado del hogar: ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa, para que les dé el alimento a tiempo? Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así. De cierto os digo que sobre todos sus bienes les pondrá. Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir; y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos, vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe, y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes (Mt 24, 45-51). Primero, vemos que Jesús habla del siervo a quien él «pone sobre su casa» (que representa la Iglesia). Este siervo puede actuar bien o mal, y si es desobediente y «golpea a sus consiervos» (abusar de su autoridad) va a ser castigado. Pero no por ser mal siervo, Jesús le quita su poder, ni el da permiso de salir de la casa en rebeldía. El mismo va a castigar a aquellas malas autoridades de la Iglesia.

No es por casualidad que Jesús haya escogido a Judas, quien lo traicionó, así la traición de Judas nos preparaba para comprender a los obispos y Papas que actuarían igual a lo largo de la historia. En el capítulo anterior al 24, Jesús dijo a sus Apóstoles que escucharan las enseñanzas de los fariseos porque tenían la autoridad de la cátedra de Moisés, pero sin imitar sus acciones (Mt 23, 1).

Este dogma de la Infalibilidad se funda en que Cristo promete estar con nosotros hasta el fin del mundo. Nunca nos abandonará como ya vimos. Pedro recibió la inspiración de Dios de que Jesús era el Cristo, el Hijo de Dios vivo: Le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos (Mt 16, 17). El tomó decisiones importantes en la Iglesia Primitiva, como reemplazar a Judas (Hch 1, 15 -26. Ver 15, 7-12) y permitir la entrada de Cornelio y los otros gentiles a la Iglesia (Hch 10 es el fondo de Hch 15). Esta fue su segunda decisión infalible. Entonces, oídas estas cosas (que dijo Pedro), callaron, y glorificaron a Dios diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida! (Hch 11, 18). Pedro había hablado, -él que tiene las llaves- o mejor, Dios habló otra vez por él. Así cuando convocaron el Concilio de Jerusalén para tomar una decisión, ya Pedro la había tomado en Hch 10 y 11. Santiago solamente la repitió: Por lo cual yo juzgo [10] que no se inquiete a los gentiles.

Sin este don que Dios le confiere, ¿cómo podríamos asegurar que nuestra interpretación de la Biblia es verdadera? Vemos el problema con tantas divisiones entre los protestantes, cada cual diciendo que su interpretación es la correcta. Jesús prometió enviarnos el Espíritu Santo para llevarnos a la plenitud de la verdad (Jn 14, 16 y 26; 16, 13). ¿Cómo iba a llegar esta verdad sino a través de su Iglesia?

Sobre la infalibilidad del Papa nos recuerda otro autor que tenemos que diferenciar entre los tipos de proclamaciones papales: «Los cristianos deben aprender a distinguir los documentos en los que la Iglesia compromete su infalibilidad (las definiciones dogmáticas) de los demás documentos… Entre esos últimos, aún es preciso distinguir entre los escritos del Papa y los correspondientes a los diversos organismos del Vaticano… Ni qué decir que estos textos no tienen todos la misma «autoridad»» (Pierre Descouvement, Guía de las Dificultades de la Fe Católica, Edit. Desclée de Bouwer, España, 1992, pp. 247-248).

En cuanto a los documentos del Papa se distinguen: Las Constituciones, las Epístolas, las Epístolas encíclicas con destinario concreto y sin contenido dogmático, Epístolas Apostólicas, Cartas decretales, Cartas Encíclicas, Cartas apostólicas, Epístolas de las Conferencias Episcopales y quirógrafos, cartas de opinión personal.

Los protestantes indirectamente admiten que Dios puede dar el don de la infalibilidad a hombres. Lo hizo con los autores de la Biblia, ya que creen como nosotros que la Biblia es infalible. Hizo a Pedro infalible cuando escribió su Primera y Segunda Carta. Entonces si Dios le dio el don de la infalibilidad cuando enseñó por escrito, ¿por qué no cuando enseñó verbalmente? Y si esto sucedió con él ¿por qué no con su sucesor, sabiendo que sin éllo, habría divisiones en la interpretación de la Biblia? ¿Cómo asegurar que la interpretación de la Biblia es también infalible? (Ver artículo ¿Es la Biblia la única Regla de la Fe?).

El Papa nunca revela algo nuevo, sino cuida y expone fielmente la revelación transmitida por los Apóstoles. El sólo define una verdad, y lo hace en unión con toda la Iglesia. Por eso, la infalibilidad del Papa está vinculada con la infalibilidad de la Iglesia.

Los autores del NT, Mateo, Marcos, Juan, etc., eran hombres falibles. Si el Espíritu Santo pudo utilizarles para escribir la Biblia infalible, ¿por qué no pudo garantizar la interpretación de ésta a través de los siglos por las autoridades de la Iglesia? [11]  Jesús dio una interpretación infalible del AT (hasta agregó nueva revelación), después otorgó este don a su Iglesia que seguiría su obra.

No sería nada de nuevo en la historia del pueblo de Dios. En el AT el sumo sacerdote tenía un carisma semejante. En Ex 28, 30 vemos que éste llevaba en su pecho el pectoral del juicio Urim y Tumim. Leemos que dice una revista anticatólica: «El Urim y Thummin (sic) formaban parte de la indumentaria del Sumo Sacerdote… era conocido como Luz y Perfección. URIM.- Tipo de la luz del Espíritu Santo. THUMMIN.- La perfección de la Palabra en los corazones. Se decía que cuando el Sumo Sacerdote quería conocer la voluntad de Dios para el pueblo, hacía uso del Urim y Thummin, mostrando al Sacerdote la voluntad y los deseos de Dios» (La Buena Semilla, revista evangélica, No. 3 junio-julio, 1996, p. 14).

Entonces este «pectoral de juicio» con el Urim y Tumim (que significan «luz y verdad» en Hebreo) era para saber la voluntad de Dios y arreglar desacuerdos entre el pueblo de Israel. Por ejemplo, Moisés ordenó a Josué que buscara al sumo sacerdote Eleazar, quien con su Urim y Tumim, pudo saber cuándo y por dónde los israelitas deberían pasar (Nm 27, 21). En 1 S 14, 41 Saúl hizo que el sacerdote utilizara el Urim y Tumim para resolver el conflicto sobre quién tenía la culpa . Ver también otros momentos en Esd 2, 63 y Neh 7, 65.

Cuando Dios obraba por medio de este carisma los resultados eran infalibles, y no tenía nada que ver si el sacerdote era un santo o un malvado. En el NT leemos: Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación ( Jn 11, 49-52). Caifás, aunque no creyó en el Mesías y peor todavía lo condenó a muerte, ¡profetizó correctamente por medio de su oficio de sumo sacerdote del pueblo de Dios! ¿Vamos a pensar menos en el Apóstol Pedro?

Algunos hermanos citan a Gá 2, 11-14 donde Pablo reprendió a Pedro como prueba de que Pedro no tenía la protección divina del error. Pero esto es prueba que Pablo vio a Pedro como jefe de la Iglesia, por eso tuvo que enfrentarle. Por ser el líder podía hacer mucho daño al rebaño. Además Pedro no había hablado infalible (ex cátedra). Por lo tanto no había definido nada sobre doctrina, el problema era de su conducta. Pablo le llamó la atención como lo puede hacer un súbdito con su superior. Pedro se dejó llevar por la opinión de algunos judíos que querían obligar la circuncisión. Interesantemente, en otra ocasión Pablo hizo lo mismo. Actuó teniendo en cuenta la posible sorpresa y escándalo de los demás: Quiso Pablo que éste [Timoteo] fuese con él; y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares (Hch 16, 3). Yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo (Gá 5, 2).

Además no olvidamos que Pablo, a pesar de tener una visión de Jesús, y ser llevado al tercer cielo, en la misma carta (1 Ti 1, 18) dice que se fue a hablar con la Iglesia para recibir la aprobación:

La admisión de su error por parte de Pedro no disminuyó su autoridad sino fue aumentada por su muestra de humildad. Es señal de un buen líder.

En el AT leemos algo muy significativo en cuanto al pensamiento de Dios sobre la autoridad que Él constituye: En aquellos días María y Aarón criticaron a Moisés porque había tomado por esposa a una mujer extranjera. Decían: «¿Acaso el Señor le ha hablado solamente a Moisés? ¿Acaso no nos ha hablado también a nosotros?»….

El señor les dijo: «Escuchen mis palabras. Cuando hay un profeta entre ustedes, yo me comunico con él por medio de visiones y de sueños. Pero con Moisés, mi siervo, es muy distinto: él es el siervo más fiel de mis casa; yo hablo con él cara a cara, abiertamente y sin secretos, y él contempla cara a cara al Señor. ¿Por qué, pues se han atrevido ustedes a criticar a mis siervo, Moisés?». Y la ira del Señor se encendió contra ellos. Cuando él se fue y la nube se retiró de encima de la tienda, María estaba leprosa…» (Nm 12, 1-2, 6-10).

¿Qué vemos aquí?

  1. Moisés hizo algo malo en casarse con alguien fuera del pueblo de Dios.
  2. El profeta y la hermana de Moisés le critican. Pero la crítica más seria está en contra de Moisés como portavoz de Dios: «¿Acaso el Señor le ha hablado solamente a Moisés? ¿Acaso no nos ha hablado a nosotros también?». Era cuestionar el papel de Moisés como mediador y portavoz. Era cuestionar su AUTORIDAD. Y en hacer esto era cuestionar a Dios mismo . (Por supuesto Dios habla a todos pero no con la misma autoridad).
  3. El castigo fue que Dios le dio la lepra.
  4. Claro que Pablo criticó a Pedro (su manera de actuar pero no su autoridad de portavoz).

Cada día en miles de Misas en el mundo rezamos por el Papa, en la oración eucarística, como Jesús oró por Pedro en Lc 22, 32 [12].  Si estas oraciones no sirven para ayudarle a él, ¿qué de la oración intercesora nuestra? ¿Qué posibilidad de ayuda tenemos nosotros, cuando pedimos a otros que oren por nuestras necesidades si la oración por el otro no sirve?

Algunos hermanos dirán que el Papa no es el vicario de Cristo, sino que lo es el Espíritu Santo. Y es verdad que el Espíritu Santo es vicario de Cristo (Jn 15, 26 y 16, 13-15) pero no excluye a Pedro. La palabra vicario significa «uno que tiene el poder y facultad de un superior y lo representa». Somos embajadores en nombre de Cristo (2 Co 5,20). Jesús dijo: El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió (Lc 10, 16). El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió (Jn 13, 20). Es muy interesante notar que recibir o rechazar al vicario de Cristo es recibir o rechazar al Padre Celestial. Me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús dice Pablo (Gá 4, 14).

Podemos resumir este tema en unos puntos:

  1. Jesús prometió la asistencia divina para su Iglesia (Mt 28, 19-20; Jn 14, 26).
  2. Por eso la Iglesia es columna y baluarte de la verdad(1 Ti 3, 15).
  3. La Iglesia por lo menos se remonta al Papa Lino (reemplazó a Pedro). Él está mencionado en 2 Ti 4, 21 y nadie duda de Pablo.
  4. ¿Por qué la Iglesia asoció su autoridad Pedro quien traicionó a Jesús y no a Pablo?: PORQUE JESÚS LO HABÍA NOMBRADO.

Los hermanos saben que el contexto de un texto bíblico es importante para us interpretación correcta. Es así con Mt 16. En Mt 17, 24-27 Jesús pide a Pedro que pague el impuesto del templo. En 16, 19 Jesús le encargó las llaves del Reino. Jesús le da este poder. Cuando los demás apóstoles quieren algo, van con el que tiene las llaves del tesoro.

Igual en Mt 14, 22s Jesús le da a Pedro un poder sobrenatural de hacer lo que ningún hombre había hecho; caminar sobre las aguas. Y cuando comienza a hundirse, le extendió la mano. En este momento su fe comenzaba a fallar. Pero en realidad Pedro no cuenta con su fe, ni obras para mantenerse, sino en realidad, fue la mano del Señor quien lo levantó. Así, Jesús dijo que iba a orar para que su fe no fallara. (Lc 22, 32). Es Jesús extendiéndole la mano. Esto es el contexto de Mt 16.

El famoso teólogo francés Garrigou-Lagrange, ha concluido que la palabra griega PROTOS en Mateo 10, 2 sin duda demuestra la primacia de Pedro. En su contexto quiere decir «principal-el primero» (Evangile selon Saint Mattieu, p. 195).

Si esperas encontrar una Iglesia perfecta, nunca lograrás esta meta. No existe tal Iglesia. Y si fuera perfecta, no lo sería más desde el momento en que tú entraras en ella. Si estuvieras en el primer siglo, ¿cuál congregación hubieras escogido? ¿La de Corinto? ¿la de La Odisea? ¿la de los Gálatas? Todas tenían sus problemas. El reto es amar a (tolerar a veces) la Iglesia que Cristo fundó aún con todas las imperfecciones que tiene. ¿Sería interesante preguntar a muchos protestantes qué tal grado de infalibilidad dan a su pastor en su interpretación de la Biblia.

Y no me digas que «aceptaste a Jesús como tu salvador y Señor» si no quieres aceptar su voluntad. Jesús dijo: No todo que el que me dice Señor, Señor (aleluya, gloria a Dios, o palabras semejantes) entrará en el reino, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos (Mt 7, 21). Y su voluntad es que él le dió la autoridad a Pedro y a la Iglesia, Jesús quiere que seamos cuidados por Pedro.

¿Qué dijo la Iglesia primitiva respeto a la Infalibilidad?

Desde tiempos primitivos el Obispo de Roma era como el árbitro final de la fe cristiana. Hasta el cisma griego del siglo IX no había oposición masiva contra el Papa. Los primeros ocho Concilios Ecuménicos, que tuvieron lugar en el oriente, siempre recibieron la aprobación del Papa antes de ser convocados, y su consentimiento antes de ser proclamados como obligatorios para la Iglesia universal.

El Tercer Concilio de Constantinopla (680) declaró que «la Iglesia Apostólica de Pedro jamás desvió de la Verdad y el Cuarto Concilio de Constantinopla (869) enseñó que » la religión siempre ha sido preservada de mancha en la Sede Apostólica».

En el año 451 cuando leyeron la carta dogmática del Papa León a su representante, el obispo Elavian, los obispos de Calcedón (cerca de Constantinopla) respondieron unánimemente: «Pedro ha hablado por la boca de León». El Concilio de Efeso (431) llamó al Papa Celestino «guardián de la fe» quien enseña la doctrina verdadera porque es el sucesor del Bendito Apóstol Pedro, cabeza de la fe y Jefe de los Apóstoles».

Al fin y al cabo, si aceptas el canon (la lista) del N.T. decidido por los Concilios de Hipona Y Cártago, ¿por qué no aceptas el primado de la Iglesia de Roma, proclamado en el Concilio de Nicea en 325 d. C. ¡70 AÑOS ANTES DE CÁRTAGO!

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NOTAS:

[1] Catolicismo ROMANO por el teólogo evangélico Rev. Dr. Hugo P. Jeter, (Editorial CLIE, España 1994. p. 51). Además de estar lleno de presentaciones erróneas de la enseñanza católica, por ser un libro impreso en 1994 que pretende ofrecer «entendimiento de la Iglesia Católica Actual» (como dice el subtítulo), éste presenta prácticas antiguas como, «Para recibir los elementos de la Misa, el participante se dirige al frente y se arrodilla ante el altar» (p. 37). Esta práctica cambió con el Concilio Vaticano II en 1965.

[2] El evangélico Sr. Raúl Caballero Yoccou en el libro Sobre Esta Roca Edificaré Mi Iglesia, (Edit Unlit, USA, 1991,1993, p. 19). Gálatas 2, 11-15 y 1 Pedro 1:1; 5:1 no tienen nada que ver con las llaves, además el NT nunca habla de que Pedro abre puertas, es Dios quién las abre (Hch 14,27; 2 Co 12 y Col 4,3) directamente y/o por Pablo (1 Co 16,). Sin embargo solamente Pedro recibió las llaves de Jesucristo. No Pablo.

[3] En el librito La Biblia Católica tiene la Respuesta por el teólogo evangélico Dr. Oswald Smith (publicado por Cruzada Mexicana en Cada Hogar) leemos:»Estas llaves y Poder representan la autoridad que dio a TODOS LOS CREYENTES en Mateo 18:18-19. De cualquier manera aquí se habla de un reino y no de las llaves de la Iglesia» (p. 3). Pero Jesús no dio las llaves a todos sino solamente a Pedro :»a ti», y no «a ustedes». Este folleto esta lleno de errores.

[4] Ver Concordancia atrás de la Reina Valera, p. 248.

[5] Algunas personas tratan de usar el argumento de que Is 22, 22 se refiere a Jesús porque el profeta anunció al Señor. Es verdad que Isaías profetizó a Jesús. pero el capítulo 22, 22-23 no habla de Jesucristo. El rey Ezequías, el descendiente real del trono de David le hace mayordomo del palacio a Eliaquim. La profecía sobre las llaves trata de Eliaquim, no del rey quien las entrega. Jesús en Apocalipsis 3, 7 tiene la llave de David, pero él no es mayordomo. Como los reyes del AT, Jesús, descendiente del trono de David, da las llaves a Pedro su mayordomo (The Collegeville Bible Commentary). ¿O piensas que Jesús es el mayordomo y que hay otro mesías, descendiente de David más grande que él? En resumen, las llaves son símbolo de autoridad.

[6] Theological Dictionary of the New Testament, Eerdmans, USA, 1993, p. 498 citado en Peter and the Orthodox: a reprise, Ray Ryland, Catholic Answers, Oct 1996, pp. 26, igual que Crisóstomo.

[7] Tengo a la mano 16 citas de los Padres Apostólicos que afirman que Pedro estuvo (y murió) en Roma. La arqueología ha confirmado este hecho. Tendríamos que admitir que algunos (muy pocos) Padres Apostólicos pensaron que la roca de Mt 16, 18 era también la confesión de Pedro en v. 16 sin excluir que lo fuera Pedro.

[8] ¿Por qué Soy Evangélico?, por C. William Fisher (en inglés titulado «¿Por qué soy nazareno?») (USA: Casa Nazarena de Publicaciones.1961), p. 52.

[9] No se trata de comparar al Papa con el Apóstol Pedro en cosas superficiales como su manera de vestir, vivir, etc., sino de considerar en él lo más profundo como Pastor Supremo de la Iglesia Universal.

[10] La Palabra de Pedro sigue siendo ley en la Iglesia. En el griego KRINO, mejor traducido «opino» como en Hch 13, 46; 15, 19; 16, 15 y 26, 8 entre otros (Ibid., p. 28).

[11] El autor del libro Análisis del ROMANISMO, J.A. Phillips (USA: Casa Bautista de Publicaciones) trata de este tema pero se contradice. Mientras dice que el Papa no puede proclamar un dogma infalible porque, «No hay lenguaje humano capaz de poseer la flexibilidad suficiente para expresar y transmitir de una manera absoluta y precisa las formulas de verdades que no pueden probarse por medio de la investigación y corroborarse en la escuela de la experiencia. Los vocablos, ya escritos o hablados, son cosas maravillosas. No obstante, las palabras son meramente símbolos» (p. 95). Por otro lado, hablando de la Biblia dice, «Existen dos diferencias entre la doctrina de la infalibilidad de la Biblia sostenida por los protestantes…. El Espíritu Santo es indispensable para poder comprender la Escritura»(pp. 97-98). ¿No está la Biblia del Sr. Phillips escrito «en un lenguaje humano»? ¿Cómo es «sostenida como infalible por los protestantes» como afirma él si, según él, «no hay lenguaje humano capaz de poseer la flexibilidad suficiente para expresar y transmitir de manera absoluta…»?
Es interesante notar que durante la persecución de Herodes, Santiago fue tomado preso y asesinado sin que hubiera mucho alboroto entre los cristianos, pero cuando sucedió esto con Pedro: la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él (Hch 12, 5). Pedro era el gran líder de la Iglesia.

«Con la verdad del Evangelio no se negocia«

Catequesis del Papa Francisco, 4 de agosto de 2021

Papa FranciscoTras una breve pausa en el mes de julio, el Papa Francisco ha reanudado esta mañana su tradicional Audiencia General de los miércoles en el Aula Pablo VI. En la Catequesis de hoy, el Pontífice ha continuado con su ciclo sobre la Carta de San Pablo a los Gálatas, la cual – ha dicho – “es el anuncio de Pablo que nos da vida a todos”.

El Papa se ha parado un instante para recordar la figura de Pablo, hombre “entusiasta” con la misión de evangelizar, pues – dice el Papa – “parece que no ve otra cosa que esta misión que el Señor le ha encomendado. Todo en él está dedicado a este anuncio, y no posee otro interés que no sea el Evangelio”. Además, dice Francisco, “el amor, el interés y el trabajo de Pablo es anunciar”, hasta el punto que interpreta toda su existencia como una llamada a evangelizar y a hacer conocer el mensaje de Cristo y el Evangelio.

El anuncio de Pablo, anterior a los Evangelios, es el que nos da vida a todos

“Pablo – prosigue el Papa – no piensa en los “cuatro evangelios”, como es espontáneo para nosotros. De hecho, mientras está enviando esta Carta, ninguno de los cuatro evangelios ha sido escrito todavía”. “Para él – dice el Papa – el Evangelio es lo que él predica, el kerygma, el anuncio de la muerte y resurrección de Jesús como fuente de la salvación”. Un Evangelio que se expresa con cuatro verbos: «que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras; que se apareció a Cefas: “Este es el anuncio de Pablo, el anuncio que nos da vida a todos” agrega el Papa.

El Evangelio es uno solo

Papa FranciscoFrancisco, en su Catequesis, también cuenta que el apóstol no logra explicarse por qué los Gálatas están pensando en acoger otro “evangelio”. Estos cristianos todavía no han abandonado el Evangelio anunciado por Pablo, pero hay que tener en cuenta que “todavía son principiantes y su desorientación es comprensible”. De hecho – dice el Papa – “no conocen todavía la complejidad de la Ley mosaica y el entusiasmo en el abrazar la fe en Cristo les empuja a escuchar a los nuevos predicadores”. Ante este hecho, el Papa asegura fuertemente que “el Evangelio es solo uno y es el que Pablo ha anunciado; no puede existir otro”.

Sobre la verdad del Evangelio no hay nada que negociar

El Pontífice hoy ha querido dejar claro, al igual que Pablo en su tiempo, que no se puede negociar con la verdad del Evangelio: “O recibes el Evangelio tal como es, tal como ha sido proclamado, o recibes cualquier otra cosa” dice el Papa, “pero no se puede negociar con el Evangelio, no se puede transigir, la fe en Jesús no es moneda de cambio: es salvación, es encuentro, es redención. No se vende barato”.

No hay evangelios “de moda”, el evangelio es siempre una novedad

Papa FranciscoPor último, el Papa Francisco señala que la comunidad de los gálatas está animada por los buenos sentimientos, está convencida de que escuchando a los nuevos misioneros podrá servir aún mejor a Jesucristo. Incluso empezaron a sospechar del propio Pablo, creyendo que era «poco ortodoxo con respecto a la tradición». Pero la novedad del Evangelio, dice el Papa Francisco, «es una novedad radical, no es una novedad pasajera: no hay evangelios «de moda». La situación vivida por los gálatas es una situación que se repite en todos los tiempos, y por eso, observa Francisco, las palabras del Apóstol son útiles también para nosotros hoy, que debemos saber desenredarnos en el «laberinto de las buenas intenciones».

“Vemos hoy, algunos movimientos que predican el Evangelio a su manera, a veces con sus verdaderos carismas; pero luego exageran y reducen todo el Evangelio al «movimiento». Y esto no es el Evangelio de Cristo: es el Evangelio del fundador, de la fundadora”.

¿Qué diferencia hay entre un sacerdote diocesano y un religioso?

Son un modo de vivir diverso del único sacerdocio confiado por el Señor Jesús a su Iglesia

sacerdoteEn la última cena (Mt 26; Mc 14; Lc 22), el Señor Jesús instituyó el Sacramento de la Eucaristía y el Sacramento del Orden, este último con el objetivo de seguir celebrando el primero y así, perpetuar la presencia del mismo Señor en las especies eucarísticas. Sin embargo, hay sacerdotes “diocesanos” y sacerdotes “religiosos”. ¿Cuál es la diferencia?

El ministerio sacerdotal confiado a los apóstoles fue, posteriormente, comunicado por ellos a otros que los sucederían en la misión, a los cuales llamaron Epíscopos (obispos) (1 Tim 3,1ss; 2 Tim 1,6). Este ministerio, además de la potestad de celebrar los sacramentos, conlleva el oficio pastoral. Con el tiempo, los mismos apóstoles van asociando a su ministerio a otros a los que llaman presbíteros (Hch 14,23), sin olvidar la presencia casi inmediata de los diáconos (Hch 6,1-7). Así, cada comunidad cristiana, situada en un territorio determinado, estaba pastoreada por un obispo con un grupo de presbíteros y diáconos, situación que continúa hasta hoy. El oficio del presbítero (sacerdote) ha sido siempre el de colaborar con su obispo en el ministerio pastoral de la Iglesia.

Por otra parte, desde los primeros siglos de la Iglesia, se empezó a gestar un movimiento de personas que de manera individual se alejaban de la vida común para dedicarse únicamente al Señor, especialmente yéndose al desierto, conocidos como eremitas y anacoretas. Con el tiempo, se empiezan a reunir en grupos para compartir este estilo de vida. Esto es el germen de los que más a delante se llamará vida religiosa. Esta consiste en vivir la consagración al Señor, como sacerdote o como hermano, en una comunidad con un carisma específico, esto es, la intención con la cual fue fundada: atender a los jóvenes, a los niños sin hogar, a las prostitutas, a los enfermos, a los privados de libertad, a los inmigrantes, entre otros.

sacerdotesEsto nos lleva, entonces, a hablar del modo de vivir diverso del único sacerdocio confiado por el Señor Jesús a su Iglesia, esto es, sacerdote diocesano y sacerdote religioso. Es el mismo sacerdocio vivido de modo diverso, en cuanto a su comunidad específica.

El sacerdote diocesano tiene un modo de vida que brota de lo que los apóstoles fundaron en las primeras comunidades: un obispo y un grupo de sacerdotes con él pastoreando un territorio determinado llamado Diócesis (de ahí su nombre, diocesanos). El carisma particular está inspirado en Cristo Buen Pastor, que da la vida por sus ovejas (Jn 10). Propiamente, atienden las parroquias y otras dependencias de la diócesis. Están bajo la autoridad exclusiva de su obispo, por medio de las promesas hechas el día de su ordenación: castidad, pobreza y obediencia.

El sacerdote religioso tiene las mismas facultades de un sacerdote diocesano, es decir, la capacidad de celebrar los sacramentos, pero lo que lo distingue es su modo de vivir. Ya no es entorno a un obispo en una diócesis determinada, sino en una comunidad especifica de religiosos, con un carisma propio, inspirado por el fundador de tal comunidad, bajo la autoridad de un hermano superior de la misma comunidad. Toda la comunidad bajo la autoridad y cuidado del obispo de la diócesis en la que reside. Cada uno profesa, antes de su ordenación sacerdotal, los votos de pobreza, castidad y obediencia. Así tenemos a los Redentoristas, Vicentinos, Carmelitas, Siervos de Jesús, Salesianos, Somascos, Jesuitas y muchos más.

En síntesis, es el mismo sacerdocio, sólo que el diocesano lo ejerce bajo la autoridad de un Obispo en un territorio específico llamado Diócesis, mientras que el religioso lo ejercer bajo la autoridad de un Superior, siguiendo el carisma de su fundador y viviendo en una comunidad.

El deporte y el Magisterio de la Iglesia

El Padre Kevin Lixey, responsable de la oficina

El Deporte y el Magisterio de la Iglesia

La copa mundial de fútbol o las finales, nos recuerda y pone en evidencia una vez más la grande relevancia que el deporte tiene, para bien o para mal, en la sociedad actual. Mientras en un país un periódico trata del ultimo escándalo de fútbol, el periódico de otro país habla de cómo se está usando la religión para atraer más gente a los estadios. En todo caso, sea en el ámbito juvenil, sea en el profesional, el deporte es un fenómeno dominante en nuestra sociedad.

Cuando no hay un juego “en vivo” estarán los comentarios que llenan la radio, la televisión y los periódicos. Se dice que en Italia “el fútbol hablado” es más seguido que el mismo fútbol profesional. Se habla tanto de lo que dice el jugador tal, o el entrenador “x”, o “fulano de tal” sobre el último partido…pero rara vez escuchamos qué han dicho los Papas sobre el tema. De hecho ¡Qué dice la Iglesia sobre el deporte? Pablo VI se interrogó en 1966: “¿Existe verdaderamente un dialogo entre Iglesia y deporte? ¿Qué tiene que ver la religión con esto? ¿No es el deporte por definición, extraño a la religión? La palabra ‘juego’, en cierto modo, ¿no da la idea de trivialidad, de superficialidad, de desafío a quien trabaja seriamente en la gran obra de conducir las almas a Dios, santifícalas y salvarlas?»1

deporteAl responder a estas preguntas, el mismo Pablo VI, al contrario de esta “presunta sospecha”, afirma que: “Nosotros sentimos una gran estima por la actividad deportiva, por la diversidad de aspectos humanos que ella manifiesta, promueve, pone en juego, premia y corona.»2

Por más de cien años, la Iglesia, a través de los pontificados, ha hablado al mundo deportivo, y a los deportistas. Mejor dicho, ha dirigido su palabra hacia el hombre, que practica el deporte. Las grandes ocasiones como los Olimpiadas, el mundial de fútbol, la inauguración de un nuevo estadio, o una audiencia a un equipo de deportistas con el Papa… han sido las ocasiones propicias, en las que el Vicario de Cristo ha podido dirigir su palabra a los deportistas: son mas de 200 los discursos pronunciados por los papas del ultimo siglo.

San Pío XLos primeros cinco discursos vienen de San Pío X, el primer Papa en recibir en el patio de San Dámaso un grupo internacional de deportistas católicos en 1905. El Pió XI, que fue montañero en su juventud, e incluso pasó toda una noche a pie a unos 4600 metros de altura en un sendero del Monte Rosa esperando que mejorase las condiciones climáticas,3 pronunció unos 5 discursos sobre el deporte y las lecciones que enseña la montaña. Al Papa Pío XII, llamado “el amigo de los deportistas” –el primero en instalar un gimnasio en el Vaticano– podemos atribuir unos 20 discursos. Encontramos 9 discursos en Juan XXIII. Sea en ocasión de las atletas de visita, sea en ocasión de los grande eventos, Pablo VI dirigió 35 discursos. Por fin, como uno puede imaginar, el servo de Dios, Juan Pablo II, llamado el “Papa deportista”, tuvo 120 discursos a los deportistas que suman más de la mitad de todos los discursos tenidos por los papas!4

Entrando un poco en esta rica historia, compuesta por más de un siglo de discursos deportivos de los papas, quisiera delinear algunos de los rasgos que caracterizan el pensamiento de la Iglesia, que mira no solamente al deporte, pero al hombre mismo que ejerce actividades deportivas. Con esto, no pretendo dar una visión completa y exhaustiva, quisiera más bien, que esto sirva como aperitivo, que incite un vivo interés por este tesoro de enseñanzas, –infelizmente poco conocidas– sobre el deporte. Empiezo con el deporte en sí mismo, como actividad educativa y recreativa, para luego llegar al fenómeno más reciente del deporte como espectáculo y fenómeno social.

“Ahora bien, ¿Cuál es, en primera lugar, el oficio y el objetivo del ‘deporte’, sana, y cristianamente entendido, si no precisamente cultivar la dignidad y la armonía del cuerpo humano, desarrollar la salud, el vigor, la agilidad y la gracia del mismo?»5 Estas palabras del Pío XII introducen el fin básico del deporte. Seguramente, es un fin bastante conocido y realizado por tantas personas deportivas. Pero, a pesar de ser tan básico, es a la vez fácilmente descuidado en el mundo del deporte de hoy. Baste citar él titulo del libro del Barrie Houlihan, “Dying to win” (Morir para vencer) para ver cómo una distorsión del deporte, por ejemplo, la del doping, niega fundamentalmente este fin de educar y fortalecer el cuerpo hasta el punto de que algo saludable se convierte en algo dañoso y incluso mortal.

deportistasTambién en un mundo donde crece la obesidad y las enfermedades físicas –ambas a veces condicionadas por una vida llena de stress– hay mucho que recuperar en el mismo deporte y en la sana recreación física para que estas actividades saludables vuelvan a ser practicadas y disfrutadas en bien del cuerpo.

Pero, más allá de la salud física, ¿hay algo más que podemos encontrar en el deporte? En su discurso a un congreso italiano sobre la educación física, Pío XII delinea cuatro fines que tiene el deporte, que son: 1) un fin próximo, el de educar, desarrollar, y fortalecer el cuerpo; 2) un fin remoto, porque el deporte sirve para predisponer el cuerpo al servicio del alma y de la persona; 3) un fin mas profundo todavía– el de contribuir a la perfección del hombre; y 4) un fin ultimo, el de acercar el hombre a Dios.6

En cuanto al segundo fin, el deporte al servicio de la persona, cuerpo y alma, el mismo Papa Pío XII observa: “El deporte, adecuadamente dirigido, desarrolla el carácter, hace del hombre una persona valerosa, que pierde con generosidad y vence sin presunción; ello afina los sentidos, clarifica e ilumina la mente, y forja una voluntad de hierro para perseverar. No es solamente desarrollo físico. El deporte correctamente entendido tiene en cuenta al hombre entero.7

Siguiendo el mismo fin, Juan XXIII observa cómo “también en el deporte, pueden encontrar desarrollo las verdaderas y fuertes virtudes cristianas, que la gracia de Dios hace, luego, estables y fructuosas: en el espíritu de disciplina se aprenden y se practican la obediencia, la humildad, la renuncia: en las relaciones de equipos y de competencias, la caridad, el amor de fraternidad, el respeto reciproco, la magnanimidad, a veces también el perdón; en las firmes leyes del rendimiento físico, la castidad, la modestia, la templanza, la prudencia.8

Sin duda, este es un campo grandísimo donde la Iglesia, puede y debe a través de sus escuelas, parroquias, y asociaciones deportivas, cosechar buenos frutos. ¡Cuánto tiempo pasan los jóvenes cada semana con un entrenador deportivo, comparado con las pocas horas que pasan los jóvenes en una lección de catequesis! Hay mucha oportunidad aquí para aprovechar la potencialidad “formativa” de estas actividades deportivas.

deportistasMas allá de las virtudes humanas, viene a la luz este fin de perfeccionar al hombre a través del deporte. Juan XXIII veía la posibilidad de que el deporte pudiera conducir el hombre hasta las perfecciones interiores, cuando notaba: “Estas competencias deportivas y los motivos que congregan e inspiran estas grandes masas de jóvenes proclaman a la faz del mundo, no solamente el honor rendido a los valores físicos y a la armonía de los miembros del cuerpo, sino también el servicio que estos valores físicos pueden y deben rendir a las más altas aspiraciones del hombre hacia la perfección y la belleza interior, hacia la emulación reciproca, serena y alegre, hacia la fraternidad universal.”9

Aquí se abre, además del nivel individual y personal, un nivel comunitario, es decir el aspecto social del deporte. De hecho, Juan XXIII ha notado y valorado “La extensión alcanzada por el deporte y la prensa deportiva ocupa un puesto de primer plano y constituye uno de los fenómenos más vivos e interesantes de la cultura contemporánea.10

En este contexto de la cultura, los padres del Concilio Vaticano II debatieron también sobre el deporte. Notando la capacidad del deporte sea a nivel individual que comunitario, en el numero 61 de Guadium et Spes se dice: “Pues con la disminución ya generalizada del tiempo de trabajo aumentan para muchos hombres las posibilidades. Empléense los descansos oportunamente para distracción del ánimo y para consolidar la salud del espíritu y del cuerpo, …con ejercicios y manifestaciones deportivas, que ayudan a conservar el equilibrio espiritual, incluso en la comunidad, y a establecer relaciones fraternas entre los hombres de todas las clases, naciones y razas.11

Después del concilio, este segundo aspecto de “establecer relaciones fraternas entre los hombres de todas las clases, naciones y razas” ha sido ampliamente desarrollado. Con su lenguaje universal, el deporte tiene la capacidad de aglomerar personas de diverso países, culturas, razas y lenguas. Pablo VI, por ejemplo, en un saludo a los atletas de la XIX Olimpiada, notaba: “Procedéis de tantos países, representáis ambientes y culturas, pero os une un idéntico ideal: vincular a todos los hombres con la amistad, la comprensión y la reciproca estima. Esto prueba que vuestra meta final es algo más elevada: la paz universal. Vuestra tarea es contribuir a que los campos de batalla se transformen en palestras y que al odio suceda el amor.12

ciclistasAdemás de este bien de promover la comunión entre la humanidad, ¿cómo es posible que el deporte realiza el último fin mencionado por Pío XII, el de acercar el hombre a Dios? Con los papas Pablo VI y Juan Pablo II sobre todo, podemos constatar un incremento en las audiencias de los atletas con el Pontífice. En un discurso a las ciclistas del “Giro d’Italia”, Pablo VI respondía a la pregunta: ¿porqué los deportistas quieren ver el Papa? Tocando el motivo más profundo, decía: “Porque el deporte es símbolo de una realidad espiritual aunque escondida, que constituye la trama de nuestra vida.”13Luego continuaba: “La vida es un esfuerzo, la vida es una competencia, la vida es un riesgo, la vida es una carrera; la vida es una esperanza hacia la meta final, una meta que trasciende la escena de la experiencia común, y que el alma entreve y la religión nos presenta.”14

¡Qué hermosas y verdaderas son estas palabras del Papa! La vida realmente es un esfuerzo. Y el deporte nos ayuda a vivir mejor esto esfuerzo. Muchos papas han subrayado el aspecto ascético del deporte, a la luz de las palabras del San Pablo. Muchas veces, hacían referencia a la carta a Timoteo: “He competido en la noble competición, he llegado a la meta en la carrera, he conservado la fe. Y desde ahora me aguarda la corona de la justicia” (2 Tim 4,7-8). Pero el texto por excelencia es 1 Cor 9, 24-27. Refriéndose a este pasaje del Apóstol, Pablo VI decía: “El deportista ofrece a San Pablo un argumento, que del campo físico pasa al espiritual, y que por lo tanto puede refluir desde el campo práctico de la vida vivida: ‘Todos los atletas se imponen una rigorosa abstinencia…’(1Cor9,24-27). Las cosas fuertes, las cosas grandes, las cosas bellas, las cosas perfectas son difíciles, y exigen una renuncia, un esfuerzo, un compromiso, una paciencia, un sacrifico.15

También, el Papa de los deportistas, Juan Pablo II, ha afirmado en tantas ocasiones que la practica del deporte en su sentido más noble y auténtico trae siempre a la memoria el ideal de virtudes humanas y cristianas que, no solamente contribuyen a la formación física y psíquica, sino que también inician y estimulan a la fuerza y a la grandeza espiritual.

deportePero, en el Jubileo Internacional de Deporte, durante el Año de la Redención 1984, Juan Pablo II ha visto todavía algo más en este celebre pasaje del San Pablo a los Corintios (1Cor 9,24.27): “El Apóstol de las gentes, ha reconocido, por tanto, la fundamental validez del deporte, considerándolo no solamente como término de comparación para ilustrar un superior ideal ético y ascético, sino también en su intrínseca realidad de coadyuvante para la formación del hombre y de componente de su cultura y de su civilización.»16

Siguiendo el ejemplo del Apóstol, Juan Pablo II no dudaba en incluir el deporte entre el conjunto de los valores humanos, pues representa un beneficio para la promoción y formación humana. Y comentando el mismo pasaje de San Pablo, añade: “Encontramos en estas palabras los elementos para delinear no solo un antropología sino una ética del deporte y también una teología, que haga resaltar todo su valor.”17

El deporte, cuando es visto y practicado en una manera no banal, es decir, cuando es practicado a la luz de estos cuatro fines numerados por Pío XII, entonces brilla su validez fundamental y todo su valor. Por eso, la perspectiva cristiana del deporte no se limita a enumerar algunos principios éticos que deben ser aplicados al deporte come si fueran algo extraño al deporte mismo. Tampoco basta introducir algún acto religioso en la práctica deportiva casi como algo forzado e incompatible con el mismo. No, la perspectiva cristiana es mucho más amplia y connatural con la esencia de las actividades deportivas y busca resaltar y vivir la verdad cristiana sobre lo que es el hombre y la sociedad.

“Aunque el deporte tiene este valor en sí mismo, estos valores –como Juan Pablo II señaló a los presidentes de la UEFA– non son garantizados…ellos deben ser purificados y renovados continuamente.”18

Juan Pablo IIPor eso, durante el Jubileo del Deporte del año 2000, Juan Pablo II pidió hacer un “examen de conciencia” sobre el deporte, para que éste pudiera “responder a las exigencias de nuestro tiempo” y “superar cualquier desviación que pudiera producirse en él.”19

Dentro del horizonte de los cuatro fines de deporte, nace una programa pastoral para el mundo del deporte. Se trata a la vez de recuperar, salvaguardar, y poner en evidencia estos cuatro fines en manera tal que “el deporte esté siempre al servicio del hombre, y no el hombre al servicio del deporte.”20

En cuanto al aspecto educativo del deporte, sobre todo con los jóvenes, Juan Pablo II advirtió que la Iglesia “tiene que estar en primera fila para elaborar una pastoral adecuada a las cuestiones de los deportistas y promover un deporte con el que favorezca una vida llena de esperanza.”?”21

También el Papa Benedicto XVI ve la importancia del deporte, “disciplina que, si se practica respetando las reglas, se convierte en instrumento educativo y vehículo de importantes valores humanos y espirituales.”22 Y sobre todo, ve la necesidad de que esta actividad sea siempre iluminada por la luz de Cristo. Con ocasión de las Olimpiadas invernales en Turín, El Papa afirmó que la luz de la antorcha olímpica, para los cristianos, “remite al Verbo encarnado, luz del mundo que ilumina al hombre en todas sus dimensiones, incluida la deportiva.”23

El Santo Padre continuó diciendo: “No hay nada humano, excepto el pecado, que el Hijo de Dios, al encarnarse, no haya valorizado […] Entre las diferentes actividades humanas, está la deportiva, que también debe ser iluminada por Dios, mediante Cristo, para que los valores que expresa se purifiquen y eleven, tanto en el ámbito individual como colectivo.”24

El deporte es una grande frontera, un campo, que espera la luz de Cristo, la nueva evangelización. Precisamente, en el intento de hacer sentir la preocupación de la Santa Sede hacia el deporte, el Siervo de Dios Juan Pablo II instituyó en el año 2004, dentro del Consejo Pontificio para los Laicos, una nueva Sección bajo el nombre de “Iglesia y deporte”. Entre los objetivos, la nueva sección busca ser en la Iglesia punto de referencia para el deporte, favorecer una cultura del deporte come medio de crecimiento integral de la persona, y sensibilizar a las Iglesias locales sobre la importancia del trabajo pastoral en los ambientes deportivos.

Italia 90Antes de concluir, quisiera llamar la atención acerca de un ultimo punto, que también es uno de los objetivos de la Sección “Iglesia y deporte” y que mira hacia la pastoral de los deportistas. Con el Mundial de Fútbol, hemos visto la grande atención que reciben los jugadores profesionales de fútbol de parte de los medias de comunicación. Es importante notar la insistencia con la cual Juan Pablo II ha llamada la atención a los jugadores profesionales sobre la responsabilidad que ellos tienen, sobre todo, hacia los jóvenes. Con la ocasión del Mundial en Italia en 1990, el Papa dijo estas palabras a los futbolistas: “A vosotros, (atletas) miran los deportistas de todo el mundo. ¡Sed conscientes de vuestra responsabilidad! No sólo el campeón en el estadio; también el hombre con toda su persona ha de convertirse en un modelo para millones de jóvenes que tienen necesidad de “líderes” y no de “ídolos”. Tienen necesidad de hombres que sepan comunicarles el gusto de lo arduo, el sentido de la disciplina, el valor de la honradez y la alegría del altruismo. Vuestro testimonio, coherente y generoso, puede impulsarlos a afrontar los problemas de la vida con igual empeño y entusiasmo.”25

Los deportistas tienen necesidad de un guía, de modelos para su vida, para que ellos puedan ser modelos para los jóvenes. En su homilía del Jubileo del deporte, Juan Pablo II puso a Nuestro Señor Jesucristo como este modelo. Como dice el Papa: “Él es el verdadero atleta de Dios, Cristo es el hombre ‘más fuerte’(Cf. Mc 1:7), que por nosotros afrontó y venció al ‘adversario’, Satanás, con la fuerza del Espíritu Santo, inaugurando el reino deDios.”26

Después de este breve recorrido por el último siglo de los papas, tenemos una respuesta al menos a la pregunta: “¿Qué dice los papas sobre el deporte?” Podemos también constatar que efectivamente la Iglesia tiene interés en el deporte y ha dirigido en el ultimo siglo más de una palabra hacia el mundo deportivo. La Iglesia como maestra en humanidad, muestra
su solicitud para con todos los aspectos de la vida del hombre, incluyendo el deporte. Pero esto no basta.

Sin duda, vemos el espacio cada vez más amplio que ocupa el deporte en la vida de nuestra sociedad. Al mismo tiempo, vemos tantas jóvenes que se alejan más y más de Cristo. Podemos ver también que la practica de las diversas disciplinas, sobre todo a niveles profesionales, tiende a alejarse cada vez más de los ideales originales del deporte. Considerando todo esto y las enseñanzas del Magisterio, es urgente la necesidad en la Iglesia – es decir, en cada uno de nosotros en la medida de lo posible– de bajar al campo y entrar en este “areópago” de la nueva evangelización que nos espera.

Tenemos que comenzar con el trabajo arduo pero esencial de devolver los valores fundamentales al deporte. Quizás en la historia de la humanidad jamás como hoy ha tenido el deporte tanta importancia. ¿Cómo vamos a aprovechar esta ocasión? La Iglesia, ya desde hace tiempo, está formando un equipo. Hay un entrenador excepcional –Jesucristo, hay un estrategia magnifico– el evangelio, y hay tantas almas que nos esperan… pero hace falta jugadores…. “La mies de este campo es abundante, pero los obreros son pocos…” ¿Está usted dispuesto a ser uno de los jugadores?
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Notas

sociale, “Insegnamenti” IV (1966), 204.
2 Ibíd., 205.
3 Cfr. PIUS XII, Il contributo della cultura fisica per la elevazione della Gioventù,
“Discorsi e Radiomessaggi” VII (1945), 57-58.
4 Cfr. C. MAZZA, “Lo sport alle luce del magistero della Chiesa” en Il Mondo dello
sport oggi: campo d’impegno cristiano, Editrice Vaticana 2006, 48-62. Otros libros
que recogen los textos de los padas son: G.B. Gandolfo-L. Vassallo, Lo sport
nei documenti pontifici, Brescia, ed. La Scuola, 1994; R. Feeney, The Catholic
Ideal: Exercise and Sports, Aquinas Press, 2005; y L. A. DUQUE-SALAS, El valor
humano y cristiano del Deporte según el Magisterio Pontificio, Thesis ad Doctoratum,
Pontificium Athenaeum Sanctae Crucis, Roma 1997.
5 PIO XII, Il contributo della cultura fisica per la elevazione della gioventù, “Discorsi
e Radiomessaggi” VII (1945), 57.
6 Cfr. PIO XII, Sport dinanzi alla coscienza, alla religione e alla morale, “Discorsi
e Radiomessaggi” XIV(1952), 381-390.
7 PIO XII, Sport at the service of the Spirit, “Discorsi e Radiomessagi” VII (1945),
129
8 JUAN XXIII, Rallegramenti per il Centro Sportivo Italiano, “Discorsi, Messaggi,
Colloqui” I (1959), 280.
9 JUAN XXIII, Al comitato Internazionale Olimpico, “Discorsi, Messaggi, Colloqui”
II (1960), 462.
10 JUAN XXIII, Congresso della Stampa Sportiva, “Discorsi, Messaggi, Colloqui” II
(1960), 276.
11 CONCILIO ECUMENICO VATICANO II, Constitución Pastoral Gaudium et Spes, n. 61.
12 PABLO VI, Discorso ai partecipanti ai XIX Olimpiade, 12-X-68, “Insegnamenti”

VI (1968), 520.
13 PABLO VI, Discorso ai ciclisti del Giro d’Italia, “Insegnamenti” II (1964), 894.
14 Ibid.
15 PABLO VI, Unicità e splendore del Nostro umanesimo, “Insegnamenti” VI
(1968), 783-784.
16 JUAN PABLO II, Giubileo dello sport, (IGP 2 VII,1 (1984), 1008).
17 Ibid. 1009.
18 JUAN PABLO II, Audiencia a los presidentes de la U.E.F.A., 20 Junio, 1980, Insegnamenti
di G. P. II, 1980, Vol. III, 1, p. 1786.
19 JUAN PABLO II, Homilia durante la misa del Jubileo de los deportistas, Osservatore
Romano, 3 nov 2000, p. 5.
20 Cfr. JUAN PABLO II, Jubileo del deporte, …1984.
21 GIOVANNI PAOLO II, Discorso al Convegno sullo Sport dalla CEI, “Insegnamenti
di G.P. II” XII, 2 (1989), p. 1346.
22 BENEDICTO XVI, Saludo a una delegación del Comité ejecutivo de la UEFA,
“L’Osservatore Romano”, ed it. 22 sett 2005, p. 4.
23 BENEDETTO XVI, Messaggio in occasione della XX edizione dei Giochi Olimpici
Invernali, “L’Osservatore Romano”, ed. it. 22 gennaio 2006, p. 5.
24 Ibid.
25 JUAN PABLO II, Discurso durante la bendición del estadio Olímpico en Roma,
L’Osservatore Romano, Esp. 10 de junio 1990, p. 4.
26 JUAN PABLO II, Homilía durante la misa del Jubileo de los deportistas, L’ Osservatore
Romano, 3 nov 2000, p. 7.

La Salve

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia…

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve.
A ti llamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este
valle de lágrimas.

Ea pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre.
¡Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María!
Ruega por nosotros para que seamos dignos de alcanzar las divinas gracias y promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Amén.

Explicación del Salve Regina
Meditación de cada frase del Salve Regina

Papa Francisco: Apacentar no es dominar sino servir

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«El único Señor es Jesús, nosotros somos siervos”, recuerda en su homilía en Santa Marta

Jesús confía sus ovejas a Pedro, el más pecador, y lo invita a apacentar el Pueblo de Dios con humildad y amor, también en medio de sus errores y sus pecados: así lo dijo el Papa en la misa de este viernes en la Casa Santa Marta del Vaticano.

En su homilía, Francisco comentó el Evangelio del día (Jn 21, 15-19), en el que Jesús resucitado conversa con Pedro en la orilla del lago, en el mismo lugar donde el apóstol fue llamado.

Es un diálogo tranquilo, sereno, entre amigos, destacó Francisco, en la atmósfera de la Resurrección del Señor.

Jesús confía sus ovejas a Pedro, planteándole tres preguntas, preguntándole si lo ama:

“Jesús elige al más pecador de los apóstoles, los demás escaparon, este lo negó: ‘No lo conozco’. Y Jesús le pregunta: ‘¿Me amas más que estos?’. Jesús elige al más pecador”.

Apacentar con humildad y amor

Y fue elegido, por tanto, “el más pecador” para “apacentar al pueblo de Dios. Esto da que pensar, observó Francisco.

Jesús pide a Pedro que apaciente sus ovejas con amor: “No apacentar con la cabeza levantada, como un dominador, no: apacentar con humildad, con amor, como hizo Jesús».

«Esta es la misión que da Jesús a Pedro, sí, con los pecados, con los errores. Tanto es así que en el mismo diálogo, Pedro comete un error, tentado por la curiosidad y le pregunta al Señor: “Ese discípulo ¿dónde irá? ¿qué hará?”.

Pero con amor, en medio de sus errores, sus pecados… con amor: ‘Porque estas ovejas no son sus ovejas, son las mías’ dice el Señor. ‘Ama. Si eres amigo mío, debes ser amigo de estos’”.

Siervo, no señor

El Papa recordó cuando Pedro renegó de Jesús delante de la sierva del sumo sacerdote: estaba seguro cuando renegó del Señor, tan seguro como cuando confesó: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”.

Recordó la mirada de Jesús que se cruzó con la de Pedro, cuando lo acababa de negar. Y el Apóstol “se echa a llorar amargamente”.

“Y después toda la vida al servicio del Señor, termina como la del Señor: en cruz. Pero no se envanece: ‘¡Termino como mi Señor!’. No, pide: ‘Por favor, ponme en la cruz con la cabeza boca abajo, para que al menos se vea que no soy el Señor, soy el siervo’. Esto es lo que podemos tomar de este diálogo tan bello, tan sereno, tan amistoso», añadió el Papa.

Y concluyó con una petición:

«Que el Señor nos dé siempre la gracia de ir por la vida con la cabeza baja baja, la cabeza levantada por la dignidad que Dios nos da, pero agachada sabiendo que somos pecadores y que el único Señor es Jesús, nosotros somos siervos”.

La historia detrás de la Virgen de las Nieves

Virgen de las Nieves

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Cuando la nieve cae milagrosamente en agosto en Roma, es construida una iglesia para conmemorar el evento

El retablo del altar honra el papel que juega la nieve en la fundación de Santa Maria la Mayor, una de las más importantes iglesias católicas de Roma.

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La nieve es rara en Roma en invierno, mucho más en verano. Según la tradición, sin embargo, la fundación de una de las iglesias católicas más importantes de la ciudad tuvo lugar durante una extraordinaria nevada llevada a cabo en agosto del 352.

El 5 de agosto de ese año, un rico noble romano y el papa Liberio soñaron que la nieve caía sobre el Esquilino, una de las siete colinas de Roma. Los dos hombres decidieron visitar el lugar del extraordinario evento, se toparon el uno con el otro y dieron testimonio de la insólita nevada.

El noble buscaba una manera para dar parte de sus posesiones a la Iglesia católica, y decidió construir un espléndido lugar de adoración en la colina sobre la que había caído la nieve milagrosa.

El papa Liberio empezó a trazar el perímetro de la futura iglesia moviendo un palo sobre la espesa capa blanca. Desde entonces, Santa María la Mayor se ha vuelto uno de los lugares de adoración más importantes para los católicos, y el principal lugar de culto mariano de Roma.

Basílica de Santa María

Giovanni Paolo Panini | Public Domain

Miles de años después del  evento, Ludovica Bertini, una mecenas acomodada de las artes de Siena, encargó un retablo para la catedral de su ciudad para conmemorar el milagro de la nieve.

La obra fue dividida en dos partes. La parte superior está estructurada en siete subdivisiones, cada una de las cuales representa un pasaje en la historia de la fundación de Santa Maria la Mayor. Se puede admirar un retrato de la Virgen, sentada en el trono que sostiene al Niño Jesús, coronada por dos ángeles. Uno tiene en la mano una bandeja llena de nieve, mientras otro hace bolas de nieve – un tributo a la nevada milagrosa del 352.

A los lados, el artista Stefano di Giovanni puso a los santos Pedro y Pablo (de pie) y los santos Juan Bautista y Francisco. En el caso de este último se trata de un tributo a la cliente, quien entró en la orden franciscana tras la muerte de su marido.

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Este gran retablo, que mide 2 por 2,5 metros, es uno de los ejemplos más importantes del arte renacentista de Siena, y muestra elementos del arte gótico, como el tríptico tradicional, y el arte renacentista, así como la naturaleza realista de figuras que se representan allí.

Desde su colocación original dentro de la catedral de Siena, la obra se ha trasladado a varios lugares, hasta que fue comprada por la familia Contini Bonacossi en 1936. Actualmente se conserva en la sala dedicada a Andrea del Castagno en la Galería degli Uffizi en Florencia.