Clara de Asís, Santa
Memoria Litúrgica, 11 de agosto
Virgen y Fundadora
Martirologio Romano: Memoria de santa Clara, virgen, que, como primer ejemplo de las Damas Pobres de la Orden de los Hermanos Menores, siguió a san Francisco, llevando una áspera vida en Asís, en la Umbría, pero, en cambio, rica en obras de caridad y de piedad. Enamorada de verdad por la pobreza, no consintió ser apartada de la misma ni siquiera en la extrema indigencia y enfermedad († 1253).
Breve Biografía
Nació en Asís el año 1193. Fue conciudadana, contemporánea y discípula de San Francisco y quiso seguir el camino de austeridad señalado por él a pesar de la durísima oposición familiar.
Si retrocedemos en la historia, vemos a la puerta de la iglesia de Santa María de los Ángeles (llamada también de la Porciúncula), distante un kilómetro y medio de la ciudad de Asís, a Clara Favarone, joven de dieciocho años, perteneciente a la familia del opulento conde de Sasso Rosso.
En la noche del domingo de ramos, Clara había abandonado su casa, el palacio de sus padres, y estaba allí, en la iglesia de Santa María de los Ángeles. La aguardaban san Francisco y varios sacerdotes, con cirios encendidos, entonando el Veni Creátor Spíritus.
Dentro del templo, Clara cambia su ropa de terciopelo y brocado por el hábito que recibe de las manos de Francisco, que corta sus hermosas trenzas rubias y cubre la cabeza de la joven con un velo negro. A la mañana siguiente, familiares y amigos invaden el templo. Ruegan y amenazan. Piensan que la joven debería regresar a la casa paterna. Grita y se lamenta el padre. La madre llora y exclama: «Está embrujada». Era el 18 de marzo de 1212.
Cuando Francisco de Asís abandonó la casa de su padre, el rico comerciante Bernardone, Clara era una niña de once años. Siguió paso a paso esa vida de renunciamiento y amor al prójimo. Y con esa admiración fue creciendo el deseo de imitarlo.
Clara despertó la vocación de su hermana Inés y, con otras dieciséis jóvenes parientas, se dispuso a fundar una comunidad.
La hija de Favarone, caballero feudal de Asís, daba el ejemplo en todo. Cuidaba a los enfermos en los hospitales; dentro del convento realizaba los más humildes quehaceres. Pedía limosnas, pues esa era una de las normas de la institución. Las monjas debían vivir dependientes de la providencia divina: la limosna y el trabajo.
Corrieron los años. En el estío de 1253, en la iglesia de San Damián de Asís, el papa Inocencio IV la visitó en su lecho de muerte. Unidas las manos, tuvo fuerzas para pedirle su bendición, con la indulgencia plenaria. El Papa contestó, sollozando: «Quiera Dios, hija mía, que no necesite yo más que tú de la misericordia divina».
Lloran las monjas la agonía de Clara. Todo es silencio. Sólo un murmullo brota de los labios de la santa.
– Oh Señor, te alabo, te glorifico, por haberme creado.
Una de las monjas le preguntó:
– ¿Con quién hablas?
Ella contestó recitando el salmo.
– Preciosa es en presencia del Señor la muerte de sus santos.
Y expiró. Era el 11 de agosto de 1253. Fue canonizada dos años más tarde, el 15 de agosto de 1255, por el papa Alejandro IV, quien en la bula correspondiente declaró que ella «fue alto candelabro de santidad», a cuya luz «acudieron y acuden muchas vírgenes para encender sus lámparas».
Santa Clara fundó la Orden de Damas Pobres de San Damián (hoy llamada Orden de las hermanas pobres de Santa Clara), llamadas normalmente Clarisas, rama femenina de los franciscanos, a la que gobernó con fidelidad exquisita al espíritu franciscano hasta su muerte y desde hace siete siglos reposa en la iglesia de las clarisas de Asís.
De ella dijo su biógrafo Tomás Celano: «Clara por su nombre; más clara por su vida; clarísima por su muerte».
Condición para la corrección: el amor
Santo Evangelio según san Mateo 18, 15-20. Miércoles XIX del Tiempo Ordinario
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, te agradezco por este nuevo día de vida que me concedes, gracias por todos los dones espirituales y materiales que me das. Gracias, incluso, por aquellas gracias que me han pasado desapercibidas en mi vida. Gracias por tu presencia y tu acción en mi día a día. Ayúdame a creer en ti con más firmeza, a esperar con más confianza y a amarte con más pasión. Te renuevo mi deseo de seguirte y de jamás abandonarte.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Mateo 18, 15-20
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Si tu hermano comete un pecado, ve y amonéstalo a solas. Si te escucha, habrás salvado a tu hermano».
Si no te hace caso, hazte acompañar de una o dos personas, para que todo lo que se diga conste por boca de dos o tres testigos. Pero si ni así te hace caso, díselo a la comunidad; y si ni a la comunidad le hace caso, apártate de él como de un pagano o de un publicano.
Yo les aseguro que todo lo que aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo.
Yo les aseguro también que si dos de ustedes se ponen de acuerdo para pedir algo, sea lo que fuere, mi Padre celestial se lo concederá; pues donde dos o tres se reúnen en mi nombre, ahí estoy yo en medio de ellos”.
Palabra del Señor.
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Las correcciones son un tema que desde niños no nos agradan. Muchas veces en la vida he tenido que escuchar las correcciones de mis padres, de mis maestros, de mis entrenadores, de mis jefes de trabajo, de mi pareja, incluso de mis amigos. Hasta las de mi propia conciencia. Escuchar que otro me tenga que corregir no es lo más agradable, pero sí es bastante saludable. Poniendo una imagen a esto, es como los vegetales para ciertos niños: desagradables, pero saludables.
Como sabías esto, en este pasaje lanzas la invitación a aceptar las correcciones y ayudarnos unos a otros a crecer en el camino de la vida cristiana. Sabes bien que nadie es buen juez de su propia causa y, por ello, los demás pueden ser de gran ayuda en el camino de la santidad. Corregir y ser corregido requiere de humildad, de respeto, de comprensión, pero sobre todo de amor.
Sin amor es mejor no corregir, porque hace mal a los dos. Es como comer un vegetal en mal estado. Ya no es saludable y menos aún agradable al gusto. En el caso de mis padres puedo descubrir un verdadero ejemplo de corrección cristiana: una corrección hecha por amor, porque se busca el beneficio del otro; que no es vengativa; que no busca quedar bien sino de verdad ayudar; servir, iluminar, guiar. Ayúdame, Señor, a saber escuchar las correcciones de mis hermanos, a agradecerlas y ponerlas en práctica. Que sepa discernir cuando pueda ayudar a otro con una corrección, pero siempre motivada de la pureza de intención, de la humildad, del cariño, del amor.
«El Espíritu de perdón, que conduce todo a la armonía, nos empuja a rechazar otras vías: esas precipitadas de quien juzga, las que no tienen salida propia del que cierra todas las puertas, las de sentido único de quien critica a los demás. El Espíritu en cambio nos insta a recorrer la vía de doble sentido del perdón ofrecido y del perdón recibido, de la misericordia divina que se hace amor al prójimo, de la caridad que “ha de ser en todo momento lo que nos induzca a obrar o a dejar de obrar, a cambiar las cosas o a dejarlas como están”. Pidamos la gracia de que, renovándonos con el perdón y corrigiéndonos, hagamos que el rostro de nuestra Madre la Iglesia sea cada vez más hermoso: sólo entonces podremos corregir a los demás en la caridad».
(Homilía de S.S. Francisco, 4 de junio de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Recibiré con humildad las correcciones que pueda recibir este día y procuraré hacer con delicadeza las que tenga que hacer.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
El deseo de permanecer
Anhelos que de algún modo manifiestan los deseos más profundos del corazón humano
¿Quién no ha dicho tantas veces en la vida: “Quisiera que ese momento no terminara…”, “que no te fueras de mi vida”, “que se congelara ese instante”, “que esta experiencia no se acabara”, “que ese amor permaneciera por siempre”?
Anhelos que de algún modo manifiestan los deseos más profundos del corazón humano.
Aunque nos encontremos en una cultura donde lo “express” se cuela por todas partes, la búsqueda por lo permanente está sutilmente infiltrado en todo lo que realizamos; deseamos que nuestras iniciativas permanezcan, que nuestra creatividad impregne su marca en el mundo, que nuestras ideas de alguna manera influyan y provoquen un cambio…sin embrago, toleramos (no sin cierto grado de frustración) que nuestras iniciativas, proyectos e ideas puedan fracasar, lo que no toleramos tan fácilmente es que el amor, cuando se trata de un verdadero amor, no permanece…
De hecho, creo que muchos hemos experimentado ansiedades frente a todo aquello que se relacione con la palabra “abandono”. Una palabra que genera miedo e inseguridad.
En el horizonte del amor, el abandono es una amenaza que nos atemoriza profundamente.
Deseamos permanecer en el corazón de las personas que amamos. Es la garantía que quisiéramos tener de nuestros seres más queridos, permanecer en el corazón de nuestros padres, de nuestros hermanos, amigos, novio(a), esposo(a), hijos…que nada pudiera separarnos, ni las propias limitaciones, ni los malos momentos, tampoco nuestros fallos…que pudiéramos ser tan libres en ser lo que verdaderamente somos, con la total seguridad que no hay nada, NADA, que pudiéramos hacer para que nos amaran menos. Un amor incondicional es lo que todos deseamos.
Ese mismo deseo, está también presente en el corazón de Dios: “Permanezcan en mí”, y a su vez, nos ofrece su garantía: “ y yo en ustedes”. Él quiere una relación de permanencia, porque es la característica propia del que ama. Hemos escuchado muchas veces, tal vez incluso como un eslogan: “Dios es Amor”. Si esa es su definición por excelencia, podemos decir que Dios es Permanencia. Siempre está y su manera de estar es amando. Por lo mismo, encontramos estas palabras tan reveladoras del corazón de Dios en Isaías 49, 15:
“ ¿Acaso una madre olvida o deja de amar a su propio hijo? Pues aunque ella lo olvide, yo no te olvidaré.”
Nuestros deseos de permanecer en el amor, manifiestan verdades profundas de nuestra esencia como seres humanos: Estamos hechos para un AMOR que permanece eternamente y que somos AMADOS de manera incondicional, puesto que no hay nada que podamos hacer para que Dios nos ame menos… “¡Yo no te olvidaré!”.
Me pregunto: ¿Qué pasaría si pusiéramos menos condiciones para amar de verdad? Tal vez esa sea una de las fuentes principales de nuestras “frustraciones”. Una vez escuché a un sacerdote que decía: “Las expectativas son semillas de frustraciones”. Descargamos nuestras expectativas en las personas que amamos y terminamos siendo victimas de las expectativas que nos hemos fabricado sobre ellas.
De hecho, Dios no tiene expectativas puestas en nosotros…tiene Esperanzas. Si depositáramos más la esperanza en los que amamos, se abriría un camino muy amplio para peregrinar sobre la senda del verdadero amor, que es aquel que todo lo espera.
Si deseamos permanecer en el amor, permanezcamos en el deseo de amar.
Un sacerdote asesinado en Francia
Solidaridad de Macron con los católicos.
El padre Olivier Maire, superior provincial de la Congregación de los Montfortianos, fue asesinado en la Vendée, en Saint-Laurent-Sur-Sevre. Su cuerpo fue encontrado por la policía tras la denuncia de un hombre que se presentó a la gendarmería confesando el asesinato del sacerdote.
De 40 años, nacido en Ruanda, Emmanuel Abayisenga es el principal sospechoso del incendio provocado en la catedral de Nantes en julio de 2020. Acusado del crimen, había sido puesto en libertad bajo supervisión judicial a principios de junio y había encontrado refugio en una comunidad religiosa -a la que pertenecía el sacerdote asesinado- mientras esperaba su juicio, previsto para 2022. Como ya había dicho su abogado, el hombre era «física y psicológicamente frágil». Los investigadores han descartado un móvil terrorista, pero han abierto una investigación por homicidio voluntario.
El dolor de la Iglesia de Francia
El presidente de los obispos franceses, monseñor Éric de Moulins-Beaufort, ha tuiteado su dolor personal y la cercanía de la Iglesia de Francia a la familia del sacerdote y a su congregación. Vivió -escribió- siguiendo a Cristo hasta el final, en la acogida incondicional de todos. Rezo por su familia, sus hermanos y por todas las personas traumatizadas por esta tragedia, incluido su asesino. El padre Santino Brembilla, superior general de los monfortianos, habló del padre Olivier Maire como «un religioso, un sacerdote y un misionero de gran valor, un especialista en la espiritualidad monfortiana que acompañó a toda su comunidad en la comprensión profunda del mensaje de su fundador, Louis-Marie Grignion de Montfort».
Las palabras del presidente Macron y del gobierno
El presidente Emmanuel Macron y el primer ministro Jean Castex también expresaron su solidaridad con todos los católicos de Francia y con la Congregación de Montfort, y dijeron estar profundamente conmocionados por lo ocurrido. «Llevaba la generosidad y el amor al prójimo hasta en sus rasgos faciales», tuiteó el presidente, añadiendo que «proteger a los que creen es una prioridad». «Queremos que se aclare este acto odioso: desquitarse con un sacerdote, con un hombre de la Iglesia, es desquitarse con el alma de Francia». Así lo ha manifestado el ministro del Interior, Gérald Darmanin, en una rueda de prensa celebrada esta tarde al término de su encuentro con los miembros de la congregación de Montfort. Gérald Darmanin rechazó entonces cualquier polémica con la líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, que afirmó que el sospechoso ruandés no había sido expulsado tras el incendio de Nantes. El Ministro del Interior dijo que el ruandés no podía ser deportado porque estaba bajo supervisión a la espera de una decisión judicial.
Sacerdotes y víctimas religiosas en Francia
En Francia se han producido varias tragedias en las que han sido víctimas sacerdotes y religiosos, lo que ha despertado fuertes emociones. Del asesinato del padre Jacques Hamel el 26 de julio de 2016, el primero que se produce durante la celebración de la Eucaristía desde la Revolución Francesa. Más atrás en el tiempo, recordamos al padre Jean-Luc Cabes, de la diócesis de Tarbes y Lourdes, asesinado en Tarbes durante la noche del 10 al 11 de mayo de 1991. La diócesis de Tulle recuerda también al padre Louis Jousseaume, párroco de Égletons, en Corrèze, asesinado en su presbiterio el 26 de octubre de 2009. El 16 de agosto de 2005, los peregrinos que rezaban para las vísperas se vieron sacudidos por el asesinato del fundador de la comunidad de Taizé, el hermano Roger Schutz, en la iglesia de la Reconciliación, dentro de la comunidad ecuménica.
Sobre la música
¿Por qué la música ocupa un lugar destacado en nuestras vidas?
Miles de músicas a lo largo de la historia han acompañado a los seres humanos. En las llanuras y en las montañas, entre cabañas y rascacielos, melodías y letras han estado siempre presentes.
¿Por qué la música ocupa un lugar destacado en nuestras vidas? Porque la música llega hasta lo más íntimo del corazón. Consuela o entristece. Anima o desalienta. Educa o deforma.
Los ritmos y las armonías influyen, consciente o inconscientemente, en cada uno. A veces suscitan una emoción serena, confortante. Otras veces provocan un extraño sentimiento de inquietud o pasiones incontroladas.
- Esto es la Biblia: Episodio 9 – Génesis 9 y 10. Los hijos d
Las letras también entran en las mentes de las personas. Con ellas se promueve la bondad o se exalta la vileza, se defienden las virtudes o se difunden los vicios.
Por eso las familias y los educadores necesitan tomar conciencia de la importancia de la música, para resaltar aquella que promueva el bien y para denunciar la que lleve hacia el desorden y la injusticia.
Por desgracia, en muchos lugares la música se ha convertido en un medio para fomentar el odio, la sensualidad, la avaricia, la sed de venganza. Duele, por indicar solo un ejemplo, ver a miles de personas cantar a gritos un himno lleno de rabia y desprecio hacia personas o pueblos vistos como “enemigos”.
Al revés, resulta confortante encontrar tantas otras músicas que defienden principios buenos y virtudes sólidas, que alaban la belleza del matrimonio y la familia, que invitan a una vida solidaria y llena del amor verdadero.
La música tiene, además, una rica dimensión religiosa. Por eso numerosos grupos de creyentes le han dado un especial relieve en sus ritos y ceremonias.
También la Iglesia católica ha promovido, desde sus primeros siglos, melodías y canciones para acercar el alma de los bautizados a Dios y para recordar los grandes hechos de la historia salvífica.
La música, bien dosificada, es una gran ayuda en el camino de los pueblos. Por lo mismo, vale la pena una reflexión serena que permite dejar a un lado canciones que dañan, y que promueva y fomente tantas otras melodías que conducen suavemente los corazones hacia la bondad, la justicia, la belleza, la entrega generosa a los demás seres humanos.
Espiritualidad sin religión
Hoy se ha puesto de moda declararse espiritual pero no religioso, cláusula que sirve para atribuirse lo que da buena imagen a la fe sentimientos filantrópicos-
Hoy se ha puesto de moda declararse espiritual pero no religioso, cláusula que sirve para atribuirse lo que da buena imagen a la fe sentimientos filantrópicos, tolerancia universal, sin los inconvenientes de la religión organizada dogmas, preceptos, exclusividad. Pero unas creencias blandas no nos sostendrán cuando necesitemos agarrarnos a algo firme, como advierte el autor de este artículo.
La afirmación de que uno es espiritual pero no religioso constituye una colosal e interesada jerigonza que oímos de labios de casi todos los que hablan de religión en público, excepción hecha de aquellos a quienes el mundo define como fundamentalistas (yo, probablemente usted, Joseph Bottum, David Goldman, Benedicto XVI, los judíos hasídicos, los musulmanes devotos o las familias creyentes que tienen más de cuatro hijos).
Es una de esas frases sencillas de recordar que funciona como una cédula de excarcelación para cualquiera que tenga la sensación de que ha de explicar su falta de práctica religiosa; y como reivindicación de excelencia para los preocupados por ser superiores a los que practican una religión establecida. Es el equivalente religioso de yo ya hice una donación en la oficina o me llaman por la otra línea o yo no como carne.
Así, descubrimos a Lady Gaga revelando a un reportero de The Times, justo antes de salir con el periodista a pasar una velada en un club erótico de Berlín, que ella tiene una nueva espiritualidad. A la pregunta Usted se crió como católica; luego cuando usted dice Dios, ¿se refiere al Dios católico o a un sentido diferente, quizá más espiritual, de Dios?, respondió: Más espiritual… No existe en realidad religión alguna que no odie o condene a un determinado tipo de personas, y yo creo por completo en el amor y el perdón universal, y sin excluir a nadie.
Materialismo con esmoquin
¿Ven ustedes lo que quiero decir? Ser verdaderamente espiritual en una escala en la que el Dios católico parece atascado en el medio significa, según las apariencias, ser indiferentemente incluyente o (dicho de otra forma) adogmático.
No creo que la señorita Gaga o cualquier otra persona que hable de esa forma lo haya pensado a conciencia. Ese Dios que perdona a todos y no excluye a nadie no pone objeción a las orgías en clubes eróticos de Berlín. Un tanto a su favor, desde un punto de vista. Pero entonces tampoco pone objeción a los asesinos, ni a los torturadores ni a los banqueros corruptos. Un tanto a su favor desde el punto de vista de nadie.
Ni siquiera los académicos ven el problema. Hace algunos años, un estudio sobre la práctica religiosa de los estudiantes universitarios, que alcanzó enorme difusión, reveló que se transforman en más espirituales a medida que declina la práctica de la fe de su infancia. Los investigadores definieron lo espiritual como el desarrollo de la autocomprensión, la preocupación por los demás, la transformación en alguien más cosmopolita y la aceptación de otros que pertenecen a confesiones distintas. Lisa y llanamente, disfrazaron las actitudes de las que eran partidarios denominándolas espirituales. Esa clase de espiritualidad, separada de cualquier cosa específicamente religiosa, no es más que materialismo con esmoquin.
Creencias de peluche
La palabra espiritual carece de significado útil si no se refiere a una relación con un espíritu real, con algo procedente de un mundo que no es el nuestro, con algo sobrenatural, con algo o alguien que nos dice cosas que no sabemos, que juzga nuestras faltas y que nos da ideales por los que esforzarnos y quizá ayuda para alcanzarlos. No es una palabra útil si significa una inclinación general, o una estructura mental, o un patrón emocional, o un conjunto de actitudes o una colección de valores. No existe razón para definir nada de ello como espiritual.
Salvo que, naturalmente, a uno le guste esa leve sensación de importancia y ese reconfortante sentido de la aprobación social que nuestra sociedad sigue otorgando a las cosas espirituales, aunque no a las religiosas. Es una palabra cálida y difusa. Es una palabra monísima, como un conejito de peluche. No es nada parecido a religión, palabra fría y áspera, más propia de un predicador que aúlla y al que le huele el aliento.
Sin embargo, no se quiere una mejor definición. En el mismo momento en el que uno reconoce a un espíritu verdadero hacia el que se orienta la espiritualidad y por el que ésta es orientada, por distante y ajeno a todo compromiso que ese espíritu resulte, uno tiene una religión. Está ligado a alguien. Tiene instrucciones imperativas. Tiene que preguntar lo que el espíritu quiere y lo que exige y lo que dice.
Tal y como lo expresó el escritor Malcolm Muggeridge, converso él mismo de una vaporosa especie de religión, ansiamos un cristianismo sin lágrimas… un idilio más que un drama, que tenga un final feliz en lugar de esa descarnada cruz que se alza tan inexorablemente contra el cielo. El espíritu puede resultar ser un puritano. Puede decir algo sobre tomar una cruz. Es mejor ser espiritual sin espíritu y confiar en que nadie se dé cuenta.
La desesperación domesticada
Pero, ¿por qué molestarse en ser espiritual? ¿Por qué no ser al menos agnóstico? Ser espiritual es una especie de posición natural por defecto. Espiritual pero no religioso brinda un compromiso llevadero entre ambos lados de nuestra naturaleza: nuestro deseo de Dios y el de ser nosotros mismos Dios.
Queremos lo espiritualoide porque Dios nos hizo quererle; pero no queremos quererle y no le queremos en las condiciones que Él fija. Si nuestros corazones están inquietos sin Dios, como dijo san Agustín, pueden tranquilizarse con sucedáneos, entre los que la espiritualidad resulta más fácil de hallar y mucho menos costosa que las alternativas. Las drogas y la bebida son dañinas; la riqueza y el sexo son difíciles de conseguir y el éxito exige trabajo.
Vivimos inmersos en una falta de creencias, aunque ésta sea señalada y torcidamente espiritual, observó la escritora católica Flannery OConnor. Hay algo en nosotros… que exige el acto redentor, que clama por que lo que se venga abajo tenga al menos la oportunidad de ser restaurado. El hombre moderno busca este gesto, y con toda la razón, pero lo que ha olvidado es el coste que tiene. Su sentido del mal está diluido o falta por completo; por lo tanto, ha olvidado el precio de la rehabilitación.
En su aspecto más negativo, concluía OConnor, la nuestra es una época que ha domesticado la desesperación y ha aprendido a vivir felizmente con ella. Con mucha frecuencia, a mi parecer, lo que distingue lo espiritual de lo religioso, una vez vaciado lo primero de todo significado, es la ideología, la justificación de la desesperación domesticada. Es una forma de sentirse mejor estando solo en el universo, reivindicando una cierta relación con algo que nos supera, aunque no sabemos qué es. El marxismo está muerto como fuente de esperanza humana, pero permanece con nosotros el intento de hallar esperanza en una abstracción que se mantenga lejos de nosotros, a buen recaudo. El libertino que proclama ser espiritual me recuerda a los académicos que solían ser conocidos como marxistas a la Gucci, que predicaban la revolución y cuyo radicalismo les llevaba a sentirse muy satisfechos de sí mismos, pero que llevaban la vida más sibarítica y lujosa que quepa imaginar, y se justificaban pensando que la revolución no había llegado.
A la hora de la verdad
Ser espiritual no nos hace ningún bien. Recordando lo que he escrito recientemente en otro lugar, funciona bastante bien cuando se goza de salud y se dispone de suficiente dinero para disfrutar de la vida, y cuando lo único que uno quiere de su espiritualidad es la sensación de que todo está bien en el universo, especialmente en el rincón que uno habita. Pero no es de gran ayuda cuando las cosas se ponen mal.
El hombre que se consume víctima del cáncer de páncreas no recibirá ayuda ni consuelo de lo espiritual, que le parecerá mucho menos cordial y reconfortante cuando sienta un dolor que la morfina no pueda erradicar. No tiene a nadie a quien pedir ayuda; a nadie a quien suplicar que le consuele; a nadie que le acompañe; a nadie con quien encontrarse cuando traspase los límites de este mundo y se adentre en el otro. Él quiere lo que la religión promete.
Y tiene razón al quererlo. El hombre moribundo es el hombre verdadero en el sentido de que él es quien nos revela lo que esencialmente somos. Yacemos en nuestro lecho de muerte desde el día en que venimos al mundo. Parafraseando a Pascal, los moribundos no quieren al Dios de la espiritualidad sino al Dios de Abraham, Isaac y Jacob.
Los masones: lobos con piel de oveja
Para algunos es una asociación cristiana, pero los masones de grados superiores saben que es algo muy diferente
«La masonería es una asociación libre de hombres que sólo depende de su conciencia y que tiene como objetivo el perfeccionamiento moral de la humanidad». Es éste uno de los postulados que proclama abiertamente la masonería y que, en principio, puede parecer de la más alta nobleza. Pero he aquí un poco de historia sobre tal sociedad secreta, tan secreta hasta para la gran mayoría de sus miembros.
Aparece formalmente en Inglaterra en 1717 como una de las doctrinas del Nuevo Orden Mundial (NOM). Hay antecedentes de su operación y códigos dos siglos atrás en Escocia. Tales registros históricos fueron destruidos por ellos mismos.
Los Papas condenaron esta secta desde 1738. El primero que lo hizo fue Clemente XIII, luego Benedicto XIV, Pio VI, León XIII, Pio X y Pio XI; y desde entonces cada uno de los Pontífices hasta la actualidad. La constante en sus condenas es afirmar que UN CATÓLICO NO PUEDE SER MASÓN por ser la por ser la masonería, «el enemigo capital de la Iglesia Católica
En el año 1776, el 1° de mayo, en Suiza se funda la orden Rosacruz masónica de los Illuminati (Novus Ordo Sæculorum) por Adam Weishaupt. Esta logia lanzó la idea de establecer el Nuevo Orden Mundial, basado en la rebeldía contra Dios y su Iglesia, quitando primero las potencias cristianas que la protegían: «Primero el trono, luego el altar», reza su lema. Los Illuminati fundan y animan iglesias satánicas por todo el mundo, como: el Templo de Set, el Amanecer Dorado, la Orden del Templo de Oriente, entre otras.
En 1844 se pone en marcha el «Máster Plan» para destruir la Iglesia desde dentro. Dice Nubius, jefe de la secta de los Carbonari en Italia: «Para lograr el triunfo de la Revolución por un Papa, no es de un día ni de un siglo. Hay que formar una generación de sacerdotes que marchen bajo nuestro estandarte y luego prediquen las doctrinas masónicas, así harán creer que el cristianismo es una doctrina esencialmente democrática» (Cfr. L ´Eglise Romaine et la Revolution, edi cerde del a renaissance francaise, 1976).
Hacer «mejores» a los hombres buenos
Éste es otro de sus principios doctrinales. La masonería pretende trabajar por el bien de la humanidad y la unificación del género humano, pero ofreciendo sus propios argumentos pseudo-morales y pseudo-éticos para lograrlo. Públicamente proclama el laicismo, entendido como el separar la fe religiosa de la vida personal y su expresión en público. Proclama la libertad de conciencia (la que no es objeto de debate moral). La igualdad de todos los individuos. La fraternidad universal. Todas estas cosas aparentemente son de los más altos estándares éticos y morales, pero en sus fundamentos muestran su verdadera razón de ser.
Reconoce la armonía de los mundos, sostenida por el Gran Arquitecto del Universo, que no es el Dios Trinitario manifestado al ser humano a través de la Revelación Divina y del uso recto de la razón iluminado por la fe.
La masonería, una secta satánica
Sin disimular ya sus propósitos, la masonería lucha contra la majestad de Dios Padre revelado por Nuestro Señor Jesucristo; maquina abiertamente y en público la ruina de la Santa Iglesia Católica con el propósito de despojar, si pudiese, enteramente a los pueblos cristianos de los beneficios otorgados por Nuestro Señor Jesucristo con su Pasión, Muerte y Resurrección.
Su finalidad última es destruir a Cristo y a su Iglesia. Borrar y eliminar todo lo que a Dios se refiera. Es uno de los principales instrumentos del Mal para crear un nuevo mundo a la medida del Maligno.
La Nueva Era la toma como base de su doctrina secreta. Está prohibida por la Iglesia Católica. El canon n. 2335 anuncia la excomunión a los que se inscriban en esta secta, pena canónica grave que persiste hasta el día de hoy.
«Si se toma en cuenta el inmenso desarrollo que las sociedades secretas han alcanzado, la cantidad de tiempo que han perseverado en su vigor, su agresividad furiosa, la tenacidad con la que sus miembros se aferran a la asociación de los falsos principios que profesan, la perseverante cooperación mutua de tantos tipos diferentes de hombres en la promoción del mal; difícilmente puede negarse que el Supremo Arquitecto de estas asociaciones (en vista de que la causa debe ser proporcional al efecto) no puede ser otro que el que en las Sagradas Escrituras tipifican como el Príncipe del Mundo, y que el mismo Satanás incluso con su cooperación física, dirige e inspira a los dirigentes de estos organismos cooperantes físicamente con ellos».
(Papa Pío IX, Acta Sanctæ Sedis, v. 1, p. 293, 13 de julio 1865)
Papa Francisco: La ley no puede ser la base de la vida cristiana
AFP
Catequesis del Papa hoy durante la audiencia general
La «novedad radical de la vida cristiana» es que «los que tienen fe están llamados a vivir en el Espíritu Santo, que los libera de la Ley y al mismo tiempo la cumple según el mandamiento del amor». Así lo enseñó el Papa Francisco durante el audiencia general el 11 de agosto de 2021. «Esto no significa que no debamos guardar los mandamientos», matizó el pontífice, pero estos son «un camino» que conduce a Jesús.
El pontífice reanudó su enseñanza sobre la Epístola de San Pablo a los Gálatas, insistiendo en la relación que el apóstol de los gentiles tiene con la Torá.
Pablo «no está en contra de la ley mosaica», asegura el obispo de Roma, y »apoya su origen divino» porque para él «tiene un papel muy preciso en la historia de la Salvación».
La ley es un regalo de Dios
Sin embargo, Pablo muestra que la Ley es primero «la expresión de que un pueblo está en alianza con Dios», subrayó el jefe de la Iglesia Católica».
Se ofreció al pueblo judío, asegura, como «un regalo de Dios» para ayudarlo a combatir «el paganismo, la idolatría» que prevalecía en ese momento.
El Papa Francisco subraya que San Pablo considera que Abraham, el Padre de la fe judía, «comenzó a caminar ante la Ley» porque su alianza con Dios «se basa en la fe, no en la observancia de la ley».
Asimismo, los cristianos están llamados a caminar para seguir la “promesa” hecha por Dios. Y «si la herencia se obtiene por ley, ya no es una promesa».
Porque la Ley «no es la base de la alianza» entre Dios y su pueblo, insistió el pontífice, «no debemos dejar el primado a la Ley olvidándonos de Jesús», como según el Papa, hacen ciertos «misioneros fundamentalistas a los que les gusta desorientar”.
La Ley, en cambio, es «maestra» para todo cristiano en la medida en que «lo lleva a Jesús».