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Referencias Bíblicas
• Matthew 19:23-30
• Obispo Robert Barron

 

Amigos, en el Evangelio de hoy, el Señor nos explica porque es difícil para una persona rica entrar al reino de los cielos. No pensemos en términos de una medida específica de riqueza. Pensemos más bien en una disposición mental. Una persona rica está convencida que la alegría viene de satisfacer el ego.



Entonces Pedro preguntó: “Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?”. Y Jesús respondió: “El que a causa de mi nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la vida eterna”. Es muy importante tener en cuenta que esto no es una especie de cálculo capitalista: Haz una buena inversión y obtendrás un retorno espectacular; tendrás todas las casas y el dinero que quieras.Una vez que sueltas el mundo con espíritu de desapego, una vez que dejas de aferrarte a las cosas de este mundo y las ves sin distorsión, realmente las tendrás. Aparecerán como son, como Dios las ha querido. Ya no serán objetos para tu manipulación o posesión, sino realidades hermosas en sí mismas.

 

 

León XIV visita el Santuario de la Madonna delle Grazie en Mentorella

 

 

El Papa se trasladó esta mañana a la localidad de Guadagnolo, en Capranica, dentro de la diócesis de Palestrina, para rezar en un lugar que en el pasado fue especialmente querido por San Juan Pablo II. Se reunió con los religiosos Resurreccionistas polacos, quienes animan el Santuario, y luego regresó a Castel Gandolfo, desde donde partirá esta noche de regreso al Vaticano.

Vatican News

León XIV se trasladó esta mañana, 19 de agosto, en visita privada al Santuario de la Madonna delle Grazie en Mentorella, en la localidad de Guadagnolo, Capranica, dentro de la diócesis de Palestrina. Después de rezar y visitar el Santuario, el Pontífice se reunió con los religiosos Resurreccionistas polacos, responsables de este lugar, y posteriormente regresó a Castel Gandolfo. Se espera que esta noche el Papa regrese al Vaticano tras permanecer seis días en la residencia de verano.

 

 

El Santuario

El Santuario, enclavado entre escarpadas rocas, se encuentra en la vertiente oriental de los Montes Prenestinos, sobre un risco que cae casi en picado sobre el verde valle de Giovenzano. En la cima del monte Guadagnolo, el punto habitado más alto del Lacio (1.218 metros), se alza majestuosa la mole del Monumento al Redentor, erigido a finales del siglo XIX por León XIII, dominando el panorama del valle del Tíber. Antiguas leyendas atribuyen la fundación del santuario a la época del emperador Constantino. Fue lugar de oración de San Benito, de quien aún se conserva la cueva que habitó, y de San Gregorio Magno.

 

 

Los Resurreccionistas

Varios Papas han visitado el Santuario, entre ellos San Juan Pablo II y el Papa Inocencio XIII. Wojtyla, primero como cardenal y luego como Papa, lo visitó en varias ocasiones, considerándolo un lugar de especial devoción. En recuerdo de su frecuente presencia en este lugar, existe un sendero dedicado a él. La congregación de los Resurreccionistas, fundada para llevar a cabo labores de apostolado entre los numerosos exiliados y refugiados polacos que llegaron a Francia tras el fracaso de la insurrección de 1830-1831 contra el dominio ruso, se dedica hoy a la pastoral parroquial y educativa. Con presencia internacional, han establecido precisamente en el Santuario de Mentorella el centro espiritual de la comunidad.

 

 

Ezequiel Moreno y Díaz, Santo

Memoria Litúrgica, 19 de agosto

Por: P. José López
Fuente: Catholic.net
Obispo

Martirologio Romano: En Monteagudo, de Navarra, en España, tránsito de san Ezequiel Moreno Díaz, obispo de Pasto, en Colombia, de la Orden de los Recoletos de San Agustín, que dedicó toda su vida a anunciar el Evangelio, tanto en las Islas Filipinas como en América del Sur, y falleció en Monteagudo, lugar de Navarra, en España († 1906).



Fecha de canonización: Juan Pablo II lo canonizó en la ciudad de Santo Domingo el 11 de octubre de 1992, presentándolo al mundo como ejemplo de pastor y de misionero en el V Centenario de la evangelización de América.

Breve Biografía

Ezequiel Moreno nació en Alfaro (La Rioja, España), el 9 de abril de 1848. Siguiendo el ejemplo de su hermano Eustaquio, el 21 de septiembre de 1864 vistió el hábito en el convento de los agustinos recoletos de Monteagudo (Navarra) y tomó el nombre de fray Ezequiel de la Virgen del Rosario.


En 1869, después de sus estudios de teología, fue enviado a las islas Filipinas, tierras de sus sueños, con 17 hermanos. Llegó a Manila el 10 de febrero de 1870. Recibió la ordenación sacerdotal el 3 de junio de 1871 y fue destinado enseguida a la isla de Mindoro, con su hermano Eustaquio. Como capellán demostró su celo apostólico en la colonia militar y sus anhelos misioneros en la búsqueda de pueblos que no conocían a Dios. Las fiebres le obligaron a volver a Manila. Poco después fue nombrado párroco de Calapan y vicario provincial de los agustinos recoletos de la isla de Mindoro; de 1876 a 1880 ocupó los cargos de párroco de Las Piñas y de Santo Tomás en Batangas y de 1880 a 1885 ejerció los oficios de predicador del convento de Manila, párroco de Santa Cruz y administrador de la casahacienda de Imus.

El capítulo provincial de 1885 nombró a fray Ezequiel prior del convento de Monteagudo, donde se modelaban les conciencias de los futuros misioneros. Terminado su mandato de superior de ese convento, se ofreció como voluntario para restaurar la orden en Colombia. Nombrado jefe de una expedición, partió de España a finales de 1888 con otros seis religiosos voluntarios, llegando a Bogotá el 2 de enero de 1889. Su primer objetivo fue restablecer la observancia religiosa en las comunidades.

En 1893 fray Ezequiel fue nombrado obispo titular de Pinara y vicario apostólico de Casanare; recibió la ordenación episcopal en mayo de 1894. Habría preferido acabar sus días en medio de sufrimientos y privaciones—como manifiesta en una de sus cartas—, pero Dios lo había destinado a una misión más ardua y delicada. En 1895 fue nombrado obispo de Pasto. Cuando se le comunicó la noticia, le vino a la mente una pregunta angustiante: “¿Me habré hecho indigno de sufrir por Dios, mi Señor?”. En su nueva misión le esperaban situaciones mucho más difíciles y amargas: humillaciones, burlas, calumnias, persecuciones e incluso el abandono de parte de sus superiores inmediatos.

En 1905 se vio afectado por una grave enfermedad—cáncer en la nariz—, que le hizo saborear hasta la última gota el cáliz del dolor. Los médicos le animaron a volver a Europa para operarle, pero él se negaba a abandonar su grey. Aconsejado por los fieles y los sacerdotes, en diciembre de aquel mismo año regresó a España para someterse a varias operaciones. Con el fin de conformarse más con Cristo, rechazó la anestesia. Soportó las dolorosas operaciones sin un lamento y con una fortaleza tan heroica que conmovió al quirurgo y a sus asistentes.

Sabiendo que estaba herido de muerte, quiso pasar los últimos días de su vida en el convento de Monteagudo, junto a la Virgen. El 19 de agosto de 1906, después de haber padecido acérrimos dolores, con los ojos clavados en el crucifijo, entregó su alma al Señor. Fue beatificado por Pablo VI el 1 de noviembre de 1975.

 

 

Los ricos y Dios

Santo Evangelio según San Mateo 19, 23-30.

Martes 20ª semana del Tiempo Ordinario.
Por: H. José Romero, L.C.
Fuente: missionkits.org

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!

Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)

Señor, concédeme poder comprenderte mejor, para así amarte más.

Evangelio del día (para orientar tu meditación)

Del santo Evangelio según san Mateo 19, 23-30

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo les aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los cielos. Se lo repito: es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los cielos».

Al oír esto, los discípulos se quedaron asombrados y exclamaron: «Entonces ¿quién podrá salvarse?» Pero Jesús, mirándolos fijamente, les respondió: «Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible».

Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo a Jesús: «Señor, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué nos va a tocar?». Jesús les dijo: «Yo les aseguro que en la vida nueva, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, los que me han seguido, se sentarán también en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.

Y todo aquel que por mí haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o esposa o hijos, o propiedades, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. Y muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros».

Palabra de Dios.

Medita lo que Dios te dice en el Evangelio

 

Hace poco leí una noticia de una mujer política que comentaba que ser rico es bueno, que todo ser humano debería apuntar a tener esto como una meta, como algo que se debe obtener. Esta idea parece contradictoria con el Evangelio de hoy, ya que nuestro Señor dice que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos. Pero algo que aclara esta política es que la riqueza no es algo puramente material, que ser rico no es solamente tener dinero o bienes sino es algo más, es también poseer, de manera sobreabundante, bienes espirituales.

Nosotros, hombres débiles, estamos acostumbrados a ver como una persona rica a aquella que tiene muchos bienes materiales. Por esto Jesús, al hablar de un rico, se refiere no a las personas que tienen muchos bienes materiales sino a las personas que consideran solamente los bienes materiales como su riqueza. A estas personas les será difícil entrar al Reino de los Cielos porque lo que preocupa a su corazón, su meta personal es lo material y no lo espiritual. No hay una contradicción entre ser rico y el Cielo.Es completamente bueno ser rico, es necesario para todo hombre conseguir en sobreabundancia bienes espirituales y conseguir lo necesario para vivir dignamente en la vida material.

Ciertamente, nuestro Señor, llama a algunos a vivir nuestra riqueza únicamente en la forma inmaterial y desapegarnos de las preocupaciones de lo material para así poder vivir en esta vida los bienes inmateriales.Pero todo cristiano está llamado a darle más importancia a los bienes inmateriales que a los materiales, a vivir este mundo como lo que es, un paso para la eternidad. Sin duda alguna concuerdo con que ser rico es muy bueno y ayuda para ser feliz, pero tener el Cielo es lo que todo hombre necesita.

Este pasaje del Evangelio Lucas (12, 13-21) comienza con un pleito por una herencia y termina con otro pleito, cuando vengan los nietos y todos: nosotros sabemos qué sucede. Pero es Dios el que pone el límite a este apego al dinero. Que el hombre se vuelve esclavo del dinero no es una fábula que Jesús inventa: esta es la realidad de hoy. Tantos hombres que viven para adorar el dinero, para hacer del dinero su propio dios: tantas personas que viven solo para esto y la vida no tiene sentido. Así es el que atesora riquezas para sí -dice el Señor- y no se enriquece en orden a Dios. En realidad no saben qué es enriquecerse en orden a Dios.
(Homilía de S.S. Francisco 23 de octubre de 2017, en santa Marta).

Diálogo con Cristo

Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.

Propósito

Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.

Preocuparme por tener bienes espirituales y desprenderme hoy de alguna cosa material, de mi propiedad, para ayudar a un necesitado.

 

 

Despedida

Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!

Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

 

 

Ser justo significa ajustarse a la voluntad de Dios

 

 

El santo Evangelio describe a san José como «hombre justo», porque no quiso poner en evidencia a su santísima esposa, sino hacer la voluntad de Dios

Las palabras pueden tener muchos significados; sin embargo, el contexto les da sentido y nos ayuda a entender la realidad. Este es el caso del término «justo», muy utilizado y que proviene de «ajustar». De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española, se refiere a adaptar, encajar o acomodar algo a otra cosa para que no haya discrepancia entre ellas.

Esto viene muy bien cuando se habla de la voluntad divina. Cuando una persona quiere adaptarse a lo que Dios le manda, se está «ajustando» a Él, pues sabe que nadie mejor que el Señor para mostrarle el camino que le conviene. Así lo afirma constantemente el padre Rubén Darío García, sacerdote colombiano, durante el rezo diario de las laudes en su canal de YouTube.

San José era un hombre justo

 

 

Ahora bien, hacer esta afirmación es bastante simple, pero en realidad se requiere de una fe profundísima y una vida espiritual colmada de Dios, porque se trata de dejar verdaderamente todo en las manos de Dios. Ajustarse entonces a Él, si lo vemos desde el punto de vista mundano, no es sencillo. Cualquiera puede pensar en su propia vida y analizar cuántas veces ha hecho lo que Dios quiere, sin protestar. La respuesta es personal.

Sin embargo, el Evangelio nos habla de san José, un hombre justo, que estaba comprometido con María, una joven virgen, y que, antes de vivir juntos, supo que ella estaba embarazada. La suerte que le esperaba, según las leyes judías, era la muerte. Él, no queriendo exponerla, quiso abandonarla en secreto.

La narración del evangelista Mateo (cap. 1) continúa diciendo que un ángel le dice en sueños que no tema recibir a su esposa porque ha engendrado por obra del Espíritu Santo. Él, entonces, se ajusta a la voluntad de Dios, y se lleva a María a su casa.

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Aprendamos a ser justos

 

 

Esta justicia se refiere, entonces, a apegarse a la voluntad de Dios, por amor a Él. Por eso, el mejor modelo es san José, cuyo amor a Dios y a María lo hicieron confiar y creer en que la misión que el Señor le encomendaba era proteger a su Hijo, formando una Sagrada Familia con ellos.

¡Qué enorme fe, qué inmenso amor, cuánta fidelidad! Es indescriptible lo que vivió este magnífico hombre, ejemplo para todos nosotros. Pidamos al señor san José que nos ayude para alcanzar la perfección como él lo hizo, creyendo firmemente que Dios da todo lo necesario a aquel que decide ajustarse a su voluntad.

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