TOQUES DE HOY
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Reflexiones diarias del Evangelio
Referencias Bíblicas
• Mark 7:1-13
• Obispo Robert Barron
Amigos, en el Evangelio de hoy Jesús llama hipócritas a los fariseos porque “dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres”.
Por ejemplo: “Si uno dice a su padre o a su madre: ‘Lo que de mí podrías recibir como ayuda lo declaro corbán’ —es decir: ofrenda sagrada— en ese caso, le permiten no hacer más nada por su padre o por su madre”. Si dices ser una persona centrada en el amor, pero no honras a tus padres, algo está muy mal. Así, la hipocresía de los fariseos es desatender el amor.
El amor es, en esencia, un acto de la voluntad, más precisamente desear el bien del otro como otro. Amar es realmente querer lo que es bueno para otra persona y luego actuar según ese deseo.
El verdadero amor es un salto fuera de los estrechos límites de mis necesidades y deseos, y un abrazar el bien del otro por el bien del otro en sí mismo. Es escapar del agujero negro del ego, que tiende a llevar todo a su alrededor.
Nuestra Señora de Lourdes
Memoria Litúrgica, 11 de febrero
Por: P. Felipe Santos |
Advocación Mariana
Martirologio Romano: Memoria de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes. Cuatro años después de la proclamación de su Inmaculada Concepción, la Santísima Virgen se apareció en repetidas ocasiones a la humilde joven santa María Bernarda Soubirous en los montes Pirineos, junto al río Gave, en la gruta de Massabielle, de la población de Lourdes, y desde entonces aquel lugar es frecuentado por muchos cristianos, que acuden devotamente a rezar.
Breve Reseña
Bernardita de Soubirous fue la elegida por Dios para ser testigo y mensajera de tan extraordinaria iniciativa del Creador. La Madre de Jesús, nuestra Madre también, supo como siempre enamorar a las multitudes y convocar a los pueblos de las naciones alrededor de la majestuosa imagen que de Ella se difundió.
Lourdes ha sido fuente de sanación física para mucha gente, y quizás ha sido este el milagro más visible que Dios ha realizado para confirmar y sostener la fe en la obra. Pero sin dudas que la sanación espiritual, la conversión de las almas, ha sido el fruto más extraordinario que las generaciones han manifestado como evidencia de la potencia de los actos de Dios en esta tierra.
Bernardita fue también instrumento de confirmación del Dogma de la Inmaculada Concepción, para alegría de los que amamos la pureza de María, reconocida de este modo en las propias palabras de la Reina del Cielo: “Yo soy la Inmaculada Concepción”. Hoy, después de 150 años, las palabras de María resuenan en nuestros oídos con la misma fuerza, como un cristal puro que resuena y sacude con su timbre los tímpanos del mundo.
Gloria a Dios por Su Amor manifestado en regalo tan extraordinario. Nuestra Señora de Lourdes renueve nuestros corazones y nuestras mentes, para que emerja sonriente y esplendorosa nuestra propia conversión.
www.reinadelcielo.org
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Las dos veces que he visitado Lourdes, mi alma se ha sentido feliz. Con una felicidad que sobrepasa todos los límites de lo espiritual y trascendente.
He visitado todo lo ha habido y por haber en la gruta de las apariciones. Incluso un antiguo alumno, que pasa allá sus vacaciones haciendo el bien a la gente como camillero, me ha contado que ha visto con sus propios ojos los milagros maravillosos que hace cada día la Madre de Dios.
Fue el 11 de febrero cuando la Virgen se le apareció a Bernardita, una joven de 14 años en la gruta de Massabielle. Vio una nube dorada y a la Virgen vestida de blanco con un rosario en la mano.
Esta aparición se repitió 18 veces. El 25 de febrero fue cuando la chica escarbó en el suelo y salió un manantial de agua. Le dijo la Virgen que levantaran un templo y que rezara el rosario por los pecadores.
Comenzó a acudir mucha gente. Las autoridades eclesiásticas, comenzando por el párroco, no le daban crédito a la joven.
Era impensable que a su edad y dada su falta de cultura, supiera algo acerca del misterio del dogma de la Inmaculada Concepción, declarado así por el Papa Pío IX en 1854.
El mismo Papa le dio el nombre de Basílica al templo levantado en honor de las apariciones. Estas, por fin, fueron declaradas auténticas y no pura fantasía de una adolescente ignorante.
¿Cuál es la síntesis del mensaje de Lourdes?
En primer lugar, se trata de un acto de gratitud por la definición del dogma, que se había declarado oficialmente cuatro años antes. En segundo lugar, exaltar la pobreza y la humildad, virtudes eminentemente cristianas. En tercer lugar, la importancia de la Cruz como camino para ser feliz aquí y en el más allá. Y en cuarto lugar, la clave para llevar una vida cristiana auténtica, es la oración, sintetizada en el rezo del santo rosario.
Pero lo importante, además de las curaciones físicas, es que todo el mundo sale curado en lo espiritual, siempre y cuando se vaya de buena fe.
¡Felicidades a las Lourdes!
Consulta también: La aparición de Nuestra Señora de Lourdes
Pon el corazón en todo
Santo Evangelio según san Marcos 7, 1-13.
Martes V del Tiempo Ordinario
Por: Abraham Cortés Ceja, LC
Fuente: somosrc.mx
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
Cristo, Rey nuestro.
¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Señor, te pido me concedas el don de la unidad en mi vida. Que en mi corazón no exista la división, sino la presencia de tu amor, que me da paz y libertad.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)
Del santo Evangelio según san Marcos 7, 1-13
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén. Viendo que algunos de los discípulos de Jesús comían con las manos impuras, es decir, sin habérselas lavado, los fariseos y los escribas le preguntaron: “¿Por qué tus discípulos comen con manos impuras y no siguen la tradición de nuestros mayores?” (Los fariseos y los judíos, en general, no comen sin lavarse antes las manos hasta el codo, siguiendo la tradición de sus mayores; al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones, y observan muchas otras cosas por tradición, como purificar los vasos, las jarras y las ollas). Jesús les contestó: “Qué bien profetizó Isaías sobre ustedes, hipócritas, cuando escribió: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mi. Es inútil el culto que me rinden, porque enseñan doctrinas que no son sino preceptos humanos. Ustedes dejan a un lado el mandamiento de Dios, para aferrarse a las tradiciones de los hombres”. Después añadió: “De veras son ustedes muy hábiles para violar el mandamiento de Dios y conservar su tradición. Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre. y: El que maldiga su padre o a su madre, morirá. Pero ustedes dicen: ‘Si uno dice a su padre o a su madre: Todo aquello con que yo te podría ayudar es corbán (es decir, ofrenda para el templo), ya no puede hacer nada por su padre o por su madre’. Así anulan la palabra de Dios con esa tradición que se han transmitido. Y hacen muchas cosas semejantes a ésta”.
Palabra del Señor
Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
En el Evangelio de hoy podemos aprender que todo acto exterior que realizamos debe ser impulsado y movido por nuestro corazón. Un corazón que se encuentra unido a Dios, que escucha sus palabras y desea vivir sus mandamientos por amor. Si nuestro corazón no está unido a Él, si no es guiado y sostenido por Él, nuestras acciones serán realizadas por nuestro egoísmo.
El Señor nos hace ver que debe existir una unidad y coherencia en nuestra vida, entre nuestro interior y lo que hacemos exteriormente, entre lo que somos y como vivimos. Nuestras obras exteriores deben de ser reflejo de nuestro interior y Cristo mismo nos da ejemplo de ello. Al leer el Evangelio y contemplar la vida del Señor, podemos ver cómo su corazón estaba unido a su Padre, cómo estaba lleno de amor y cómo sus obras lo reflejaban. Al vivir en la unidad, recibimos el don de la libertad y de la paz, descubrimos nuestra verdadera identidad de ser hijos de Dios y experimentamos el gozo de vivir como sus hijos. Nuestro Señor fija su mirada en nuestro interior y en lo que somos para Él. Lo que a Él importa es nuestro corazón, el núcleo de nuestra vida, donde se encuentran todas nuestras convicciones y emociones, nuestros deseos y esperanzas, nuestros miedos e inquietudes. Sus palabras y acciones van dirigidas a transformar nuestro corazón, para que nuestras obras sean guiadas por amor, hacia la verdad y plenitud de nuestra vida, es decir, hacia la felicidad.
«El sello del bautismo no se pierde nunca. “Padre, pero si una persona se convierte en un bandido, de los más famosos, que mata a gente, que comete injusticias, ¿el sello no se borra?”. No. Para su propia vergüenza el hijo de Dios que es aquel hombre hace estas cosas, pero el sello no se borra. Y continúa siendo hijo de Dios, que va en contra de Dios, pero Dios nunca reniega de sus hijos. ¿Habéis entendido esto último? Dios nunca reniega de sus hijos. ¿Lo repetimos todos juntos? “Dios nunca reniega de sus hijos”». (Audiencia de S.S. Francisco, 9 de mayo de 2018).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Buscar que mis obras sean realizadas por amor a Dios y a los demás.
Despedida
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.
¿Cómo fue la vida de Bernadette después de las apariciones de Lourdes?
Bernadette Soubirous se hizo monja con las Hijas de la Caridad y se enfrentó a grandes sufrimientos y humillaciones, que aceptó con paciencia y dulzura
El 30 de octubre de 1867, en el convento de las Hijas de la Caridad de Nevers, cuarenta y cuatro novicias emiten sus votos solemnes. Estas jóvenes se convertirían en miembros profesos de la comunidad, luego recibirían sus destinos y serían dispersadas entre las casas de la congregación. El obispo las llama una a una. Solo una candidata permaneció fija en su asiento: había sido olvidada o algo peor…
Monseñor Forcade se inclinó hacia la Superiora General y le preguntó: «¿Y nuestra hermana Marie-Bernard?» «¡Su Excelencia, ella no sirve para nada!». Un silencio glacial flotaba en el aire; la hermana Marie-Bernard se puso en pie, escarlata. Arrodillada ante el obispo, oyó que le asignaban esta extravagante tarea: a ninguna parte.
«Bueno para nada»
El obispo se inclinó y preguntó: «¿Es verdad, mi pobre niña, que no sirves para nada?». «Sí, Excelencia». Entonces, su voz se quebró al decir: «Se lo dije en Lourdes, y usted me dijo que no importaba».
Molesta porque ni el obispo ni la joven desempeñaban el papel que ella les había asignado, la Madre Josefina dijo: «Excelencia, si quiere, podemos tenerla aquí en la Casa Madre por caridad, y emplearla en la enfermería, para limpiar y hacer tisanas. Como siempre está enferma, ¡será justo lo que necesita!»
Monseñor Forcade se volvió hacia la joven religiosa y le dijo con dulzura: «Por mi parte, hermana, le encomiendo la tarea de la oración».
Sor Marie-Bernard se retiró, sin haber entendido nada mejor que las demás monjas acerca de la humillación pública que acababan de sufrir. Aparte de sus superioras, nadie sabía que se trataba en realidad de un honor excepcional. Era una forma de retenerla en la Casa Madre. Esto era contrario a la costumbre, ya que estar en la sede del gobierno de la comunidad solía ser la coronación de toda una vida de servicio. Así pues, era una prueba del interés mostrado por esta pequeña mujer de apenas 1,80 m de estatura.
Enferma pero espiritualmente dotada
¿La hermana Marie-Bernard no servía para nada? Por supuesto, era asmática desde la infancia, enfermedad que hasta los últimos meses ocultaba la tuberculosis que la corroía, y se pasaba el tiempo en la enfermería. Hace apenas un año, sus superiores habían pensado que un ataque más grave iba a acabar con ella. Presas del pánico ante la idea de perderla sin haber ratificado su pertenencia a la congregación, se apresuraron a admitirla como profesa in articulo mortis. Al día siguiente, sin embargo, al constatar su recuperación, le retiraron el velo negro de estameña y la cruz de profesión, como exigía la regla.
Nadie -y ella era la única que no lo sabía- la echaría, aunque la recibieran «sin dote», «por caridad», como diría la madre Josefina. De hecho, todas las congregaciones se habían disputado la gloria de recibirla…
Intimidaciones y reproches
La hermana Marie-Bernard era Bernadette Soubirous, que había visto a la Virgen María dieciocho veces entre el 11 de febrero y el 16 de julio de 1858. Las apariciones de Lourdes eran tan famosas, y la peregrinación tan popular, que tener a Bernadette en la comunidad «no sería sin beneficio», para usar las palabras de la Madre Josefina poco antes, cuando temía que los rivales «vinieran a robarle» a su novicia privilegiada.
Pero, una vez convencidas de que Bernadette se quedaría con ellas, las superioras no parecen infligirle más que vejaciones y reproches. Al parecer, para mortificarla y ayudarla a santificarse, todo ello en conciencia, sin duda… Pero el trato que se le daba también se debía probablemente al hecho de que esta muchacha de francés vacilante (su lengua materna era el occitano), que apenas sabía leer y escribir, y que tenía un carácter fuerte, no encajaba en la idea que estas mujeres de clase media tenían de una confidente de Nuestra Señora… ¿Por qué la Santísima Virgen cayó tan bajo como para elegir a esta campesina ruda e inculta, cuando había tantas religiosas «sabias y virtuosas»? Ciertamente da que pensar…
El trato que Bernadette recibió de sus superiores no fue porque les decepcionara. Los superiores eran lo suficientemente inteligentes como para apreciar la virtud, la piedad y la aceptación silenciosa de las cruces y el sufrimiento que la caracterizaban. Era principalmente porque no la comprendían y, con el paso del tiempo, tendrían cada vez menos deseos de comprenderla.
Un día, después de la muerte de sor Marie-Bernard, cuando se empezó a hablar de iniciar su causa de beatificación, su antigua maestra de novicias, que insistía en describirla como «una monja ordinaria», intentó interponerse murmurando: «Al menos esperad a que muera».
El diablo merodea pero es vencido
¿Cómo era la vida de Bernadette en Nevers? «Humillaciones y mortificaciones» resumen bastante bien su vida cotidiana… Pero desde el momento en que entró en el convento, que prefirió al mundo exterior, e incluso al matrimonio, eligió la cruz y sus penas, que soportó, diciendo que las soportaba «por la gran pecadora».
Esto no le impidió santificarse, sino todo lo contrario. Asignada a la enfermería, tenía una compasión y una dulzura maravillosas. Curaba las heridas sin repugnancia, asistía a los moribundos y limpiaba los cuerpos de los difuntos, al menos mientras tuvo fuerzas.
En 1875, la tuberculosis invadió sus huesos. Le causó un sufrimiento atroz y la condenó a permanecer postrada en cama, inútil: su pesadilla. Las úlceras de decúbito se sumaron a su calvario. A principios de 1879, pide que le quiten las imágenes piadosas que adornan su alcoba y alimentan sus meditaciones. Para explicarlo, señala su crucifijo: «Con éste me basta».
A los dolores físicos se añaden los espirituales. A Bernardita le dijeron tantas veces que había respondido mal a las gracias recibidas, que llegó a convencerse de su indignidad, y casi de su condenación… «¡Tengo miedo, tengo tanto miedo! He recibido tantas gracias y las he aprovechado tan poco», se quejaba.
El demonio merodeaba, pero no podía prevalecer contra la increíble resistencia de esta diminuta mujer. La Inmaculada no le dejaría triunfar sobre su confidente. «Estoy molida como un grano de trigo», suspiró la hija del molinero del Moulin Boly. Pero si el grano no muere, no puede dar fruto, y Bernadette lo comprendía.
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Sus últimas palabras
Hacia el mediodía del 16 de abril de 1879, la comunidad vio que su muerte era inminente. A la hermana que le sugirió que pidiera «consuelos» a la Virgen, ella respondió: «No, consuelos no. Sino fuerza y paciencia». Murió a las 15 horas del Miércoles Santo. Sus últimas palabras recuerdan las del Cristo crucificado que tanto amaba: «Tengo sed…»
«No prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el otro», le había dicho una vez la Virgen. Ahora, por toda la eternidad, Bernadette la ve cara a cara.
Conoce a Santa Bernardita con estas imágenes:
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